Está en la página 1de 27

TEMA 1: Bendiciones de Dios

 CHARLES STANLEY 206
Dios puede valerse de bendiciones abundantes y poco usuales para obtener nuestra
atención. Estas bendiciones pueden ser espirituales o materiales, o pueden, también,
tener algo que ver con el hogar o la vocación.

Él ve nuestro futuro y, también, nuestro presente.

Bendiciones de Dios

Una forma en que Dios habla es bendiciéndonos de modos sumamente inusuales. Este es


el tipo de método que me encanta como modo de lograr mi atención. Pablo lo ilustró en
Romanos 2.4 cuando escribió: «¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia
y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?»

Dios puede valerse de bendiciones abundantes y poco usuales para obtener nuestra


atención. Estas bendiciones pueden ser espirituales o materiales, o pueden, también,
tener algo que ver con el hogar o la vocación. Sean de la clase que fueren, pareciera que
Dios no hace más que apilarlas sobre nosotros.

Dios no puede emplear este método con todos, porque las personas egoístas no harían
sino volverse más independientes, más centradas en sí mismas, más ávidas de obtener
provecho para sí, ignorándolo totalmente a Él. Pero lo cierto es que logra atraer nuestra
atención con bendiciones porque el móvil oculto de sus métodos es el amor que nos tiene.

Él ve nuestro futuro y, también, nuestro presente. Ve sus planes para con nosotros e
igualmente, nuestros propios planes. Los ve encaminados al desastre, y cuando esto
ocurre, como expresión de su amor atrae nuestra atención a fin de que lo escuchemos y
seamos salvos de la ruina total.
¿Acaso no es esto justamente lo que hacemos por nuestros hijos? Si viésemos que están en
camino al desastre, ¿acaso no haríamos algo para impedirlo, movidos por el amor? ¿Acaso
no les ofreceríamos nuestras palabras de sabiduría para impedir que arruinen totalmente
su vida?

Por ejemplo, si usted supiera que su hijo ha comenzado a vincularse con un grupo de
muchachos conocidos por sus infracciones menores de la ley, ¿acaso no se sentaría con él
para hablarle y advertirle acerca de los peligros que corre?

¿Acaso no lo instaría a que se asegure de que sus amigos sean tales que puedan ejercer
influencia positiva sobre él, y no le haría ver que «las malas compañías corrompen la buena
moral»? Por supuesto que lo haría. Se esforzaría por proporcionarle a su hijo la orientación
adecuada para que pueda encauzar su vida por ella; y no es menos lo que hace Dios por
nosotros.
TEMA 2: Ser Como Niños
 JOYCE MEYER 179
Los atributos que definen a un niño, según la traducción de Mateo 18:3 de [La
Biblia amplificada] son: humildes, confian, son amorosos y perdonadores.

Los niños creen lo que se les dice.

Ser Como Niños

Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os


digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino
de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el
mayor en el reino de los cielos.
Mateo 18:2–4

En Lucas 18:17, Jesús expresó este mismo mensaje acerca de la


importancia espiritual de ser como niños cuando dijo: “De cierto os digo,
que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino
de los cielos”.

Los atributos que definen a un niño, según la traducción de Mateo 18:3 de


[La Biblia amplificada] son: confían, son humildes, amorosos y
perdonadores. Oh, cuánto más disfrutaríamos nuestra vida si operáramos
en estas cuatro virtudes.

Los niños creen lo que se les dice. Algunas personas dicen que los niños
son crédulos, con lo cual quieren decir que creen cualquier cosa sin
importar lo ridículo que suene. Pero los niños no son crédulos, confían. La
naturaleza de un niño es confiar a menos que ese niño o niña haya
experimentado algo que le haya enseñado lo contrario.
Algo que todos sabemos de los niños es que disfrutan la vida. Un niño
puede literalmente disfrutar cualquier cosa, e incluso convertir un trabajo en
un juego con el fin de disfrutarlo.

Recuerdo haberle pedido a mi hijo que barriera el patio cuando tenía unos
once o doce años. Miré afuera y lo vi bailando con la escoba al ritmo de la
música de los audífonos que llevaba.

Pensé: ¡Maravilloso! Ha convertido barrer en un juego. Si tenía que hacerlo,


tenía que disfrutarlo. Deberíamos tener esa actitud. Quizá no decidamos
bailar con la escoba, pero deberíamos escoger una actitud que nos permita
disfrutar todos los aspectos de la vida.
TEMA 3: Somos hijos de Dios
 JOYCE MEYER 244
Dios no es como la gente. Si la gente en su pasado lo ha lastimado no permita que eso
afecte su relación con el Señor. Usted puede confiar en Él. Dios cuidará de usted como
su Padre amoroso.

Los buenos padres prefieren sufrir ellos mismos que ver sufrir a sus hijos.

Somos hijos de Dios


¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de
su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
Isaías 49:15

Isaías 49:15 es otra escritura que revela que nuestro Padre celestial desea que
vengamos a Él como niños. En este versículo, el Señor usa el ejemplo de una
madre que amamanta y cuida con ternura de su hijo y tiene compasión de él y de
sus necesidades. Nuestro Padre celestial quiere que sepamos que somos sus
pequeñitos—sus hijos—y que cuando venimos a Él como tales, mostramos fe en
Él, lo cual lo libera para cuidar de nosotros.

Dios no es como la gente. Si la gente en su pasado lo ha lastimado no permita


que eso afecte su relación con el Señor. Usted puede confiar en Él. Dios cuidará
de usted como su Padre amoroso.

Cuando no recibimos el cuidado y el amor que debíamos haber recibido en


nuestra niñez, provoca temores que nunca estuvieron en el plan de Dios para
nosotros. Los padres deben ser un espejo en el plano físico de cómo debe ser
nuestra relación con Dios en el plano espiritual. Frecuentemente, cuando los
individuos son criados en hogares disfuncionales, provoca problemas en su
relación con el Señor.
Le pido a Dios que mientras usted lee estas palabras y medita en las escrituras
que estoy compartiendo, experimente sanidad en sus emociones que lo liberen
para ser un adulto responsable que puede acudir a su Padre celestial como un
niño—un adulto que sabe cómo trabajar duro cuando es tiempo de trabajar, y
cómo jugar libremente cuando es tiempo de jugar—uno que pueda mantener un
equilibrio santo entre ser serio y divertirse.

Debemos venir a Dios como niños o nunca caminaremos en obediencia (1


Pedro 1:14). Debemos depender de Él y continuamente pedir su ayuda. Todo lo
que Dios nos ha llamado a hacer, Él nos debe ayudar a hacerlo. Él está listo,
esperando y más que dispuesto. Pero necesitamos venir humildemente como
niños pequeños—sinceros, sin pretensiones, honestos, abiertos—sabiendo que
sin Él y su continua ayuda, nunca caminaremos en nuevos niveles de obediencia.

En 1 Juan 4:4 el apóstol escribió: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis
vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”.
La palabra griega traducida como hijitos en este versículo, así como en muchos
otros, es parcialmente definida como “primor”.2 Dios quiere que usted y yo
sepamos que somos sus pequeños primores.

En 1 Juan 4:4 el apóstol habla acerca de derrotar y vencer al enemigo.


Nuevamente, creo que necesitamos ver que esto solamente se logra cuando
venimos a Dios como niños pequeños: confiando en Él, dependiendo de Él,
contando con Él, creyendo en Él, etc. En Gálatas 4:19 el apóstol Pablo llamó a los
creyentes en Galacia: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,
hasta que Cristo sea formado en vosotros”.

Así como los padres amorosos están dispuestos a sufrir por sus hijos si fuera
necesario, Pablo estaba sufriendo persecución con el fin de predicarles el
evangelio a los que llamaba sus hijos. Ellos eran los que habían nacido en el
Reino de Dios por medio de la predicación de Pablo, y él anhelaba verlos crecer y
disfrutar todo por lo que Jesús murió para darles.

Al referirse a ellos como niños, Pablo les estaba dejando saber que estaba listo a
apoyarlos en lo que fuera necesario, incluyendo sufrir, con el fin de ver el
propósito de Dios cumplirse en su vida.

Los buenos padres prefieren sufrir ellos mismos que ver sufrir a sus hijos. Vemos
este “principio de paternidad” en operación cuando el Padre envió a Jesús a
morir por nosotros, sus hijos.
TEMA 4: El Don de la Salvación
 IVAN TAPIA 204
Es costumbre hacer un regalo al familiar querido o al amigo cuando cumple un
año más. Este obsequio, cuyo valor económico no importa, es una expresión de
amor, de puro afecto.

No hay más hermoso y grande don que el que hemos recibido en Cristo.

EL DON DE LA SALVACIÓN

4) Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, 5) aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente
con Cristo (por gracia sois salvos), 6) y juntamente con él nos resucitó, y
asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7)
para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia
en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

8) Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; 9) no por obras, para que nadie se gloríe. 10) Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios
2:4-10)

Es costumbre hacer un regalo al familiar querido o al amigo cuando


cumple un año más. Este obsequio, cuyo valor económico no importa, es
una expresión de amor, de puro afecto. Una madre regalará a su hijo lo
mejor de sí, pues le ama por el sólo hecho de ser carne de su carne, sangre
de su sangre.
Aún el hijo más malo obtendrá el cariño y los regalos de su madre. La
conducta de la persona que recibe el regalo no tiene importancia si ésta es
amada. Una dádiva es nada más que eso: un obsequio, a veces hasta un
favor inmerecido. Regalo, obsequio, presente, dádiva, son palabras
sinónimas y se refieren todas a una entrega gratuita a alguien amado. Los
regalos son para los hijos y los amados, nunca para los desconocidos.

EL DON DE LA SALCACIÓN

La Biblia llama a esto "don" o "gracia". Dios nos colma de sus beneficios
(Salmo 68:18); el alimento y todo lo que reporta nuestro trabajo es un don o
regalo del Señor (Eclesiastés 3:14); mas también Él nos da dones
espirituales (Romanos 12:6-8) que pueden ser ministrados por sus siervos
(Romanos 1:11). Un don no es algo que ganemos por nuestro esfuerzo
personal, sino un obsequio de Dios, un favor inmerecido. Es muy
importante entender esto para comprender y aquilatar el don de la
salvación.

No hay más hermoso y grande don que el que hemos recibido en Cristo.
Cuando nosotros vivíamos en pecado, sin creer en Él ni obedecerle; cuando
vivíamos en nuestras culpas y juzgábamos a nuestros prójimos sin
misericordia; cuando sólo nos amábamos a nosotros mismos y
vivíamos en el egoísmo y la indiferencia; cuando éramos ignorantes de
la esperanza de Jesucristo.

El se apareció a nosotros y nos trajo el regalo de Su salvación, no por obras


que nosotros hubiésemos hecho, sino por Su obra redentora en la
cruz (Efesios 2:4-10). "Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no
de vosotros, pues es don de Dios; No por obras, para que nadie se gloríe".
(Efesios 2:8,9).
TEMA5: Sentados en la Presencia
de Dios
 CHARLES STANLEY 443
En la actualidad su uso se ha limitado principalmente a la práctica de las religiones
orientales y así, para el cristiano, ha sido arrojada a una esfera casi obsoleta y
prohibida.

La meditación es la forma en que Dios corona nuestra vida del éxito suyo y da
prosperidad de alma, espíritu y cuerpo.

Sentados en la Presencia de Dios


La sola mención de la palabra meditación evoca diversas y variadas imágenes,
todas, en alguna medida extrañas a la mentalidad occidental. De algún modo u
otro, los creyentes contemporáneos han eliminado esta palabra del
vocabulario bíblico.

En la actualidad su uso se ha limitado principalmente a la práctica de las religiones


orientales y así, para el cristiano, ha sido arrojada a una esfera casi obsoleta y
prohibida. Este abandono del vocablo se ha hecho a costa de un gran peligro,
porque la meditación y su aplicación escritural son de inmenso valor si hemos
de escuchar acertadamente a Dios.

Tal vez nadie se haya ocupado de esta piadosa práctica más fervorosamente y
con mayor éxito que el rey David. Muchos de los salmos son producto de su
silenciosa reflexión y espera en Dios. Como «varón conforme al corazón de
Dios», David tenía que conocer antes que nada la mente y el corazón de Dios.
En gran medida lograba esto mediante la persistente práctica de la meditación
santa. Una ilustración gráfica podemos encontrarla en 2 Samuel 7.
En ese capítulo vemos que David ha alcanzado un lugar de reposo en su reino.
Sus campañas militares ya no figuran en su tablero de planeamiento, y ahora
considera la posibilidad de edificar un templo para el Señor. El profeta Natán da a
conocer un alentador mensaje acerca de la fidelidad de Dios para con David y el
plan del Señor de construir el templo.

La respuesta de David ante el comunicado de Natán se encuentra en 2 Samuel


7.18: «Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová,
¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?»
Notemos la frase «David[...] se puso delante de Jehová». Claro que no estaba
sentado en una silla, como quizás lo haríamos nosotros. Estaba arrodillado y
echado hacia atrás sobre sus calcañales, escuchando y hablando con el Señor.
David estaba meditando.

La meditación no era nada nuevo para David porque hacía mucho que sabía lo
que significaba. Leemos en los Salmos que con frecuencia escuchaba al Padre y
hablaba con Él en el campo. Incluso cuando escapaba de Saúl y esquivaba sus
lanzas, David se tomaba tiempo para meditar en Dios.

Dado que la meditación es la única actividad que debería constituir la prioridad


diaria de los creyentes, es justamente la única disciplina que Satanás procura
tenazmente impedir que cumplamos. Sin embargo, cuando examinamos las
recompensas y los resultados de la meditación, nos damos cuenta, muy pronto,
que no puede ocupar un lugar secundario. Tiene que ser lo primero.

Muchos creyentes piensan que la meditación es sólo para los pastores u


otros líderes espirituales. No ven su papel en un mundo secularizado donde
reinan las contiendas y la competencia. Parece algo extraño para quienes tienen
que levantarse y salir a la autopista a las siete de la mañana, estar en una ruidosa
oficina todo el día y luego luchar con el tránsito para volver a casa, donde
seguidamente tienen que ocuparse de los problemas domésticos.

No obstante, es en medio de ese constante tumulto donde el creyente se


encuentra sumamente necesitado de los efectos tranquilizadores de la meditación,
a fin de que pueda destilar la voz de Dios apartándola del fragor del diario
vivir. Dios concibió la práctica de la meditación no solamente para
predicadores, sino para todos sus hijos a fin de que nos relacionemos mejor
con El. La meditación personal y privada comienza cuando nos aislamos con el
Señor y estamos en silencio delante de Él.

Puede ser nada más que cinco minutos, treinta o incluso toda una hora. Lo
importante es que estemos a solas con el Señor para descubrir su dirección y su
propósito para nuestra vida.

La dirección personal y convincente es sólo uno de los beneficios de la


meditación. Salmo 119.97-100 enumera algunas de las otras recompensas de la
meditación, tales como la sabiduría, el discernimiento, una visión clara y una
obediencia agudizada.

Josué 1.8 es un maravilloso versículo de las Escrituras acerca de los benditos


beneficios del pensar concentradamente. «Nunca se apartará de tu boca este libro
de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien». La meditación es la forma en que Dios corona
nuestra vida del éxito suyo y da prosperidad de alma, espíritu y cuerpo. Es
también un catalizador para un vivir obediente.

Quiero señalar al lector cuatro principios que lo guiarán hacia una meditación
significativa. Estos constituirán verdades liberadoras que le harán oír la voz
de Dios de un modo nuevo y vigorizante.
TEMA 6: Se nos Manifestó la Vida
 IVAN TAPIA 246
A los apóstoles se les manifestó en Cristo la vida eterna. A nosotros en el
Espíritu Santo hemos podido ver y sentir a Jesucristo. ¡Alabado sea el Señor!
Amén.

Mientras más vivimos en Cristo mejor le conocemos.

SE NOS MANIFESTÓ LA VIDA

"porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os


anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó"
1 Juan 1:2

A los apóstoles se les manifestó en Cristo la vida eterna (Divina). A


nosotros en el Espíritu Santo hemos podido ver y sentir a Jesucristo.
¡Alabado sea el Señor! Amén.

Los hermanos Juan y Jacobo (Santiago) fueron llamados al discipulado por


Jesús siendo pescadores, con la promesa de que se convertirían en
pescadores de almas: "Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que
seáis pescadores de hombres." (Marcos 1:17)

Es probable que no hayan entendido la profundidad del llamado


de Jesucristo y que fueron movidos por la curiosidad y por la enorme
atracción de la personalidad de Jesús.

Hoy día se diría que tenía una personalidad carismática: "Y cuando terminó
Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas." (Mateo
7:28-29)

Pero paulatinamente el joven Juan, un muchacho al que Jesús prodigaba un


cariño casi paternal, "el discípulo amado", de poco fue comprendiendo
que Jesús era más que un líder que venía a liberar a Israel del yugo
opresor, que Jesús era más que un rabí, un maestro de Israel, hasta que le
fuese revelado, como a Pedro, que Él era el Hijo del Dios viviente: "El les
dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro,
dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." (Mateo 16:15-16)

Juan entendió que "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres."
(Juan 1:4)

Anciano ya, nos cuenta que esa vida sobrenatural, esa vida de lo alto, esa
vida que venía de Dios, esa vida de otro mundo se había manifestado a
ellos, los discípulos de Jesús.

Es interesante pensar que algo similar nos ha pasado a nosotros, aunque


no hemos conocido a Cristo físicamente sino espiritualmente.  Al principio
puede haber sido un cambio de religión o empezar a tener fe después de
haber sido agnóstico o seguir la tradición cristiana de la familia,

Mas a medida que fuimos creciendo en la fe y en el conocimiento de Dios


por medio de la oración y la lectura de la Palabra de Dios, se nos fue
revelando ese Señor del universo, ese Maestro de maestros,
nuestro Salvador Jesucristo.

Mientras más vivimos en Cristo mejor le conocemos. Con nuestras caídas


y Su perdón aprendemos a conocer la gran paciencia y sabiduría que Él
tiene. Con nuestros dolores y pérdidas aprendemos del sufrimiento, una
herramienta que Él utiliza no para torturarnos sino para darnos crecimiento
espiritual, para que veamos más allá de nuestros cuerpos y de la materia,
veamos Su eternidad y nos aferremos a Él.

Con aquello que llamamos "fracaso" pues siempre aspiramos al éxito,


aprendemos a ser humildes y a entregarnos a Su voluntad, renunciando a
nuestros sueños pues deben prevalecer no los nuestros sino Sus sueños,
Sus propósitos en nuestra vida.

Sí, la Vida fue manifestada, la Vida de lo alto y esa Vida nos tocó y nos
sigue tocando el alma y el espíritu. Ya nada nos puede separar de Su
amor y Su llamado. Esta vida es pasajera, la Vida que Él nos da es eterna
y muy superior.
TEMA 7: La Oración más Perfecta
y Sublime
 CHARLES SPURGEON 307
El que ha sido perdonado ansía no pecar más; la posesión de la justificación lo
lleva a desear la santificación. Perdónanos nuestras deudas: Esto es
justificación.

Este espíritu dócil percibe pronto la grandeza del Padre que está en los
cielos, y pasa a la fervorosa adoración.

La Oración más Perfecta y Sublime


Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos (Mateo
6:9)

Esta oración empieza donde deben empezar todas las verdaderas


oraciones, o sea, en el espíritu de adopción: «Padre nuestro ». La oración
no será aceptable hasta que digamos: «Me levantaré e iré a mi Padre ».

Este espíritu dócil percibe pronto la grandeza del Padre que está «en los
cielos », y pasa a la fervorosa adoración: «Santificado sea tu nombre ». El
balbuceo infantil: «Abba, Padre » se cambia en el clamor de los
querubines: «Santo, santo, santo ».

Hay solo un paso entre el culto inspirador y el ardiente espíritu misionero,


que es el seguro resultado del amor filial y la adoración reverente: «Venga
tu reino; sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra
».
A continuación dependencia tenemos la sentida expresión de nuestra
de Dios: «Danos hoy nuestro pan cotidiano ». Además, siendo iluminado
por el Espíritu, descubre que no solo es dependiente, sino pecador y
entonces implora misericordia: «Perdónanos nuestras deudas como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores ».

Tras haber sido perdonado, de obtener


la Justicia de Cristo y conocer que ha sido aceptado por Dios, pide
humilde al Señor que le dé perseverancia: «No nos metas en tentación ».

El que ha sido perdonado ansía no pecar más; la posesión de la


justificación lo lleva a desear la santificación. «Perdónanos nuestras deudas
»: esto es justificación. «No nos metas en tentación, mas líbranos del mal
«: esto es santificación en su forma positiva y negativa.

Como resultado de todo, sigue una triunfante alabanza: «Tuyo es el reino,


y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén ». Nos gozamos de que
nuestro Rey reine ejerciendo su providencia; y también de que reinará
manifestando su gracia «desde el río hasta los cabos de la tierra » y de su
reino no habrá fin. Este breve modelo de oración conduce al alma desde la
adopción a la comunión con Jesús.
Orar Como un Vencedor
 DAVID JEREMIAH 577
En Efesios 6, Pablo dice con toda claridad que nos hallamos en medio de una guerra
continua. Nuestro enemigo es Satanás, que ha usurpado el dominio sobre la tierra que
nos corresponde por derecho a nosotros.

La oración es nuestra línea de comunicación.

ORAR COMO UN VENCEDOR

A un pastor, predicar o enseñar acerca de la oración le puede resultar


atemorizante por diversas razones.

En primer lugar, tal vez el mismo pastor no se dé cuenta de que él no ora como
debería. En segundo lugar, está muy seguro de que la mayor parte de las
personas para las cuales está predicando tampoco oran como debieran.

Por tanto, dando por sentado que es probable que nuestra vida de oración sea
un aspecto en el cual todos nosotros podemos mejorar, unámonos en este
esfuerzo. En lugar de examinar lo que no hacemos, veamos lo que podemos
hacer por la gracia de Dios.

En este capítulo queremos analizar el texto de Efesios 6.18 en siete segmentos


ampliados con el fin de tener en cuenta las características críticas de la oración
que nos capacitan para ser Vencedores en nuestra guerra contra Satanás.
En Efesios 6.10-18, el pasaje que hemos estado estudiando a lo largo de todo
este libro, Pablo nos indica que nos revistamos de la armadura del Señor para que
nos podamos mantener firmes contra los engaños y las estrategias del enemigo.

Llegamos ahora a la posdata de esta famosa sección de las Escrituras: «Oren en


el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y
perseveren en oración por todos los santos» (v. 18).

En Efesios 6, Pablo dice con toda claridad que nos hallamos en medio de una
guerra continua. Nuestro enemigo es Satanás, que ha usurpado el dominio
sobre la tierra que nos corresponde por derecho a nosotros (Génesis 1.28) y
reclamado para sí el título de príncipe del mundo. Como consecuencia, nosotros
formamos ahora un movimiento de resistencia que vive en territorio ocupado por el
enemigo.

Pero el Señor y Comandante nuestro está decidido a guiarnos en la lucha por


recuperar lo que es nuestro por derecho. Esto significa que estamos en medio de
una titánica batalla contra poderes y principados invisibles que están decididos a
apartarnos de Dios y obligarnos a utilizar nuestros raquíticos recursos.

La oración es nuestra línea de comunicación, nuestra cuerda salvavidas que


nos conecta con nuestro Líder, dándonos su fortaleza y dirección día tras día. Esta
es la razón por la cual Pablo dedica un espacio especial a la oración después
de hablarnos de la armadura del creyente.

Describe todos estos instrumentos de guerra casi de pasada, con unas pocas
palabras o una sencilla frase. En cambio, ahora va más lento para presentarnos
una sólida doctrina sobre la oración en un total de veintiuna palabras.

Si tienes alguna duda acerca de lo importante que es la oración, te recomiendo


que tengas en cuenta el alto lugar que ocupaba en la vida y el ministerio del
Señor. He aquí la descripción que hace de ella S. D. Gordon:

La oración no solo era un hábito regular suyo, sino que recurría a ella en todas
las emergencias, tanto si eran de poca importancia como si eran graves. Cuando
se sentía perplejo, oraba. Cuando sentía la presión del trabajo, oraba. Cuando
tenía hambre de comunión, la encontraba en la oración.

Escogió a sus colaboradores y recibió sus mensajes de rodillas. Si era tentado,


oraba. Si lo criticaban, oraba. Si tenía fatiga en el cuerpo o tristeza en el espíritu,
recurría a su hábito continuo de orar.

La oración le daba un poder sin límites desde el principio, y se mantenía


fluyendo sin cesar y sin menguar. No había emergencia, dificultad, necesitad ni
tentación que no lo hiciera acudir a la oración [. . .] ¡Cuánto significaba la oración
para Jesús!

Aunque Jesús ya no está físicamente en la tierra, la oración es decir, la


comunicación con el Padre sigue siendo importante para Él. ¿Sabes lo que
está haciendo en este mismo momento en el cielo? ¡Está a la diestra
de Dios Padre intercediendo por nosotros! (Romanos 8.34).

Si el Señor Jesús consideraba tan importante para Él mismo la oración, y ha


estado intercediendo por nosotros en el trono de Dios durante los últimos dos mil
años, tal vez aquellos de nosotros que seamos menos que diligentes en nuestra
vida de oración, nos debamos detener para preguntarnos: ¿acaso no nos
estamos perdiendo algo?
TEMA8: Nuestra Raíz es Cristo Jesús
 CHARLES SPURGEON 614
La regeneración es obrada por el Espíritu Santo, que entra en el hombre y llega
a ser su vida. Esta vida divina en el creyente se nutre, después, de la carne y de
la sangre de Cristo...

Para poder ser árboles del Señor debe, en nosotros, haber vida, ese
principio vital que nos comunica el.

Nuestra raíz es Cristo Jesús

Se llenan de savia los árboles de Jehová (Salmos 104:16)

Sin savia, los árboles no pueden florecer, ni existir. La vitalidad es esencial


para el cristiano. Para poder ser árboles del Señor debe, en nosotros,
haber vida–ese principio vital que nos comunica el Espíritu Santo–.

El mero nombre de cristiano es solo cosa muerta; tenemos que estar llenos
del espíritu de la vida divina. Esta vida es misteriosa. No entendemos la
circulación de la fuerza por la cual asciende la savia; no conocemos la
fuerza por la cual asciende ni esa por la que desciende. También la vida
que está en nosotros es un sagrado misterio.

La regeneración es obrada por el Espíritu Santo, que entra en el hombre y


llega a ser su vida. Esta vida divina en el creyente se nutre, después, de la
carne y de la sangre de Cristo, y se sostiene así con alimento divino, pero
nadie puede explicarnos de dónde viene y adónde va.
¡Qué cosa secreta es la savia! Las raíces se introducen en el suelo con sus
fibras, pero no podemos verlas absorbiendo los diversos gases o
trasformando el mineral en vegetal.

Esta obra se realiza oculta bajo tierra. Nuestra raíz es Cristo Jesús, y
nuestra vida está escondida en Él; éste es el secreto del Señor. La raíz de
la vida cristiana es, como la vida misma un secreto.

¡Cuán permanentemente activa es la savia en el cedro! En el cristiano, la


vida divina está siempre llena de energía, pero esa energía no siempre lleva
fruto, si no obra interiormente. Los dones del creyente no están en
constante actividad, pero su vida interior nunca cesa de latir. El creyente no
siempre trabaja por el Señor, pero su corazón vive siempre en él.

Como la savia se manifiesta produciendo las hojas y los frutos del árbol, así
los dones de un verdadero cristiano se exteriorizan en su conducta y en
su conversación. Si hablas con él, no puede dejar de hablar de Jesús. Si
observas sus actos, verás que ha estado con Jesús. Tiene en su interior
tanta savia, que debe llenar con vida su conducta y conversación.
TEMA 9: Vencer la Tentación
 DAVIS JEREMIAH 623
A los Vencedores se nos ha advertido que estamos en una batalla espiritual que exige
un equipo especial. Y la exploración de Efesios, que hemos hecho ha revelado la forma
tan maravillosa en que Dios nos ha protegido.

El Señor también nos ha dado un arma ofensiva. Es la espada del Espíritu

VENCER LA TENTACIÓN

Tal como les dijo Pablo a los corintios, cuando nosotros estamos pasando por
una tentación, Dios siempre nos facilita una vía de escape; una salida. La
palabra «salida» traduce aquí una palabra griega que se refiere a un pasaje por el
cual se puede salir de un desfiladero.

Si vamos a parar a una quebrada y no podemos ver salida alguna, al principio es


posible que pensemos que estamos atrapados. Sin embargo, si buscamos
bien, por lo general encontraremos algún sendero en algún lugar; un camino de
salida. Nuestra mejor ruta de escape la hallaremos si nos mantenemos
deliberadamente cerca de Cristo. Él resistió ante las tentaciones. Él conoce la
salida del desfiladero.

A los Vencedores se nos ha advertido que estamos en una batalla espiritual que
exige un equipo especial. Y la exploración de Efesios, que hemos hecho ha
revelado la forma tan maravillosa en que Dios nos ha protegido, al darnos el
equipo exacto que necesitamos para pelear esta batalla.

Hemos sido bien provistos con el cinturón de la verdad. Estamos protegidos por la
coraza de justicia. Nuestros pies están calzados con la disposición de proclamar
el evangelio de la paz. Hemos tomado el escudo de la fe, con el cual podemos
apagar todas las flechas encendidas del maligno. Nos hemos puesto el casco
de la salvación, la sabiduría de Dios para todas las situaciones.

Todas estas piezas de la armadura tienen un aspecto en común: han sido


diseñadas para la defensa. Su razón de ser consiste en protegernos de los
ataques del maligno.

En este capítulo descubrimos que el Señor también nos ha dado un arma


ofensiva. Es «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efesios 6.17).
John MacArthur nos dice:

La palabra griega traducida como «espada» se refiere a una daga, la cual podía
tener entre quince y cuarenta y cinco centímetros de largo. El soldado la llevaba
en una vaina o funda a un costado y la usaba en el combate cuerpo a cuerpo.

La espada del Espíritu no es una espada ancha que se balancea o se agita


alrededor de uno en la esperanza de causar daño. Es incisiva; es necesario que
golpee un lugar vulnerable para que actúe con eficacia.

En el resto de este capítulo analizaremos y explicaremos la espada del Espíritu,


centrándonos en tres temas significativos que revelan plenamente su significado y
su razón de ser. En primer lugar, explicaré lo que es realmente esta espada y
cómo funciona.

Después, te revelaré el ejemplo de Uno que blandió esta espada con magistral
precisión. Y por último, exploraré las formas en que tú y yo nos podemos
beneficiar de «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios».
TEMA 10: Amor en la Familia de Dios
 IVAN TAPIA 472
No sé si tengo un amor tan intenso como el que sentía el Apóstol, pero sí
reconozco un gran afecto por muchos de mis hermanos en la fe. Acrecienta,
Señor, Tu Amor en mi. Amén.

Ahora, además de tener una familia natural, pertenecemos a una familia


sobrenatural.

AMOR EN LA FAMILIA DE DIOS


"Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido
entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias
vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos." 1 Tesalonicenses 2:8

No sé si tengo un amor tan intenso como el que sentía el Apóstol, pero sí


reconozco un gran afecto por muchos de mis hermanos en la fe.
Acrecienta, Señor, Tu Amor en mi. Amén.

La familia está formada por personas que tienen la misma sangre, que


proceden de la misma raíz genealógica. Por tanto es normal y natural que
los familiares se amen y comprendan, lo que no impide que a veces haya
alguna desavenencia. Pero es fácil entre familiares perdonarse,
aceptarse y quererse. Fuimos creados con este sentimiento para vivir en
familia.

En cambio en la Iglesia no somos propiamente familiares pues llegamos a


ella por medio de la fe. A todos nos une la creencia en Dios y en Su
Palabra, pero hay algo más profundo en la relación entre los creyentes y es
que en sus corazones habita el Espíritu Santo. Ese Espíritu nos unifica en
un solo sentimiento de amor hacia Dios y hacia el prójimo.
"Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean
judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un
mismo Espíritu." (1 Corintios 12:13)

Esta unidad y amor que se da entre personas que tienen la misma fe es tan
profunda que los hermana, porque todos ellos, los que creen en Jesús y
viven de acuerdo a Su Evangelio, forman una familia, una nueva familia que
no no es unida por la sangre de sus padres sino por la sangre de
Cristo. "Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos
de los santos, y miembros de la familia de Dios" (Efesios 2:19)

Por eso los cristianos nos tratamos de hermanos. Ahora, además de tener


una familia natural, pertenecemos a una familia sobrenatural, la familia de
Dios. En la medida que vayamos creciendo en la fe y el amor, estos
vínculos serán más intensos por eso el apóstol escribe:

"Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido


entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias
vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos." (1 Tesalonicenses
2:8)

Pertenecer a la Iglesia no es algo banal sino trascendental. Cuando nos


convertimos a Jesucristo somos injertados en el Cuerpo de Cristo que
es un Cuerpo Espiritual o Místico formado por todos los que creen en Él y le
obedecen."Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su
Salvador." (Efesios 5:23)

La comunidad cristiana o Iglesia local existe y es necesaria para el


desarrollo de sus miembros, guiada por los ministros de Dios. No
debemos eximirnos ni aislarnos de la comunidad cristiana, sino integrarnos
a ella porque en la asamblea se cumple la más importante función de la
Iglesia que es adorar a Dios en comunidad.

En la familia espiritual nos unimos los cristianos para evangelizar al


mundo y para servir a los necesitados. Por otra parte ¿Cómo creceremos en
el amor, aislados de nuestros hermanos y prójimos? Pablo pudo expresar
estos sentimientos de amor por sus hermanos porque estuvo involucrado
mental, emocional y espiritualmente con ellos.

https://www.sigueme.net/estudios-biblicos/

También podría gustarte