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TRASTORNOS GRAVES DE CONDUCTA EN LA ETAPA INFANTIL

Los trastornos de salud mental (TSM) son muy comunes en la infancia e


incluyen el trastorno emocional-obsesivo-compulsivo (TOC), la ansiedad, la depresión,
los trastornos disruptivos: trastorno de oposición desafiante (TOD), el trastorno de
conducta (CD), el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o
trastornos del desarrollo (retraso del habla/lenguaje, discapacidad intelectual) o
trastornos generalizados (espectro autista) (Meléndez, 2019).
Si bien el comportamiento travieso, desafiante e impulsivo de baja intensidad de
vez en cuando, el perder los estribos, la destrucción de la propiedad y el engaño/robo en
los niños en edad preescolar se consideran comportamientos normales, extremadamente
difíciles y desafiantes fuera de la norma para la edad y el nivel de desarrollo, tales como
rabietas impredecibles, prolongadas y/o destructivas y arrebatos severos de pérdida de
temperamento se reconocen como trastornos del comportamiento.
Los problemas emocionales, como la ansiedad, la depresión y el trastorno de
estrés postraumático tienden a ocurrir en la niñez avanzada. A menudo, es difícil que los
padres u otros cuidadores los reconozcan temprano, ya que muchos niños no han
desarrollado el vocabulario y la comprensión adecuados para expresar sus emociones de
manera inteligible. A muchos médicos y cuidadores también les resulta difícil distinguir
entre las emociones normales del desarrollo (p. ej., miedos, llanto) de las angustias
emocionales graves y prolongadas que deberían considerarse trastornos.
Los problemas emocionales, incluidos los trastornos del comportamiento
alimentario y la baja autoimagen, a menudo se asocian con trastornos médicos crónicos
como la dermatitis atópica, la obesidad, la diabetes y el asma, que conducen a una mala
calidad de vida.
Desarrollo
Los problemas de comportamiento disruptivo (PCD) incluyen el trastorno por
déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno de oposición desafiante
(TOD) y el trastorno de conducta (DC). La evidencia reciente sugiere que los PDC
deben considerarse como un fenotipo multidimensional en lugar de comprender
subgrupos distintos (Baños & Baena-Extremera, 2019).
El TDAH es el trastorno neuroconductual más frecuente en niños y adolescentes,
con una prevalencia que oscila entre el 5 % y el 12 % en los países desarrollados. El
TDAH se caracteriza por niveles de hiperactividad, impulsividad y falta de atención que
son desproporcionadamente excesivos para la edad y el desarrollo del niño.
Los desórdenes de conducta (DC) se refieren a problemas de conducta graves,
caracterizados por manifestaciones repetitivas y persistentes de conductas agresivas o
no agresivas graves contra personas, animales o propiedades, como ser desafiante,
beligerante, destructivo, amenazante, físicamente cruel, engañoso, desobedientes o
deshonestos, peleas excesivas o intimidación, provocar incendios, robar, mentir
repetidamente, lesiones intencionales, actividad sexual forzada y ausentismo escolar
frecuente (Zambrano & Tomalá, 2022).
Los niños con desórdenes de conducta a menudo tienen problemas para entender
cómo piensan otras personas, a veces descritos como insensibles y sin emociones.
Pueden malinterpretar falsamente las intenciones de otras personas como malas. Pueden
tener habilidades lingüísticas inmaduras, carecer de las habilidades sociales adecuadas
para establecer y mantener amistades, lo que agrava sus sentimientos de tristeza,
frustración e ira (Milla, 2018).
El trastorno de oposición desafiante (TOD) se considera el más leve y común de
los problemas de comportamiento disruptivo, con estimaciones de prevalencia del 6% al
9% para niños en edad preescolar y niños que superan en número a las niñas en al
menos dos a uno.
La irritabilidad crónica en niños en edad preescolar, desórdenes de conducta
(DC) y trastorno de oposición desafiante (TOD) en niños mayores pueden predecir
cualquier ansiedad, depresión y manía, esquizofrenia, TOC, trastorno depresivo mayor y
trastorno de pánico (Bonachera, 2021).
La identificación de estrategias de tratamiento adecuadas depende de una
evaluación cuidadosa de los síntomas predominantes, las influencias de la familia y el
cuidador, el entorno socioeconómico más amplio, el nivel de desarrollo y la salud física
del niño. Requiere enfoques multidisciplinarios y de múltiples niveles que incluyan
profesionales como psicólogos, psiquiatras, analistas del comportamiento, enfermeras,
personal de atención social, terapeutas del habla y el lenguaje, personal educativo,
terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, pediatras y farmacéuticos. El uso de la
farmacoterapia generalmente se considera solo en combinación con intervenciones
psicológicas y ambientales. Las estrategias de manejo holístico incluirán varias
combinaciones de varias intervenciones, como estrategias psicológicas centradas en el
niño y la familia, incluida la terapia conductual cognitiva (TCC), modificación del
comportamiento y técnicas de mejora de la comunicación social, capacitación en
habilidades de crianza y psicofarmacología.
Estas estrategias pueden desempeñar un papel importante en el manejo de niños
con una amplia gama de trastornos emocionales, conductuales y de comunicación
social. También es necesario implementar procedimientos educativos alternativos
efectivos para los niños y adolescentes en edad escolar.
En la primera infancia, se ha encontrado que estrategias de crianza similares son
útiles para manejar varios problemas emocionales y de conducta aparentemente
diferentes (p. ej., problemas para dormir o alimentar al bebé, rabietas preescolares,
problemas emocionales disruptivos y diversos). Esto puede sugerir que existe un
mecanismo de mantenimiento común, que probablemente esté relacionado con
habilidades de autorregulación deficientes, que involucran la capacidad de controlar
impulsos y expresiones de emoción.
Conclusión
Se concluye que los problemas emocionales y de conducta infantiles tienen
impactos negativos significativos en la sociedad, en forma de consecuencias y costos
conductuales directos, y en el individuo, en forma de bajo funcionamiento académico,
ocupacional y psicosocial, y en la familia (Campo, 2020).
Los costos para la sociedad incluyen el trauma, la perturbación y los problemas
psicológicos causados a las víctimas o la agresión en los hogares, las escuelas y las
comunidades, junto con los costos financieros de los servicios para tratar a las personas
afectadas, incluidos los servicios de justicia, tribunales, servicios penitenciarios,
servicios sociales, hogares de acogida, servicios psiquiátricos, servicios de accidentes y
emergencias, servicios de abuso, además de desempleo y otros beneficios estatales
requeridos.
La prevención y el manejo de estos desordenes no es fácil y requiere un esfuerzo
multidisciplinario integrado por parte de los proveedores de atención médica en
diferentes niveles para involucrarse en la evaluación, prevención y manejo de las
personas afectadas, y también para brindar apoyo social, económico y psicoemocional a
los afectados (Campayo, 2019).
Hay una base de pruebas cada vez mayor para varias intervenciones
psicosociales, pero menos para el tratamiento farmacológico aparte del uso de
estimulantes para el TDAH. Las medidas preventivas que se han investigado para
controlar el riesgo de problemas emocionales y de comportamiento en la niñez incluyen
la lactancia materna, evitar la exposición al humo de segunda mano en jóvenes no
fumadores e intervenciones intensivas de crianza (Suárez & Espina, 2022).
BIBLIOGRAFÍA
Baños, R. F., & Baena-Extremera, A. (2019). Influencia de las competencias del
profesorado de secundaria en los comportamientos disruptivos en el aula.
Espiral. Cuadernos del Profesorado, 12(24), 3-10.

Bonachera, I. (2021). Análisis e intervención de las conductas disruptivas en Educación


Infantil y Primaria.

Campayo, P. (2019). Propuesta didáctica para trabajar los problemas de conducta en


Educación Infantil. UVA.

Campo, J. (2020). Intervención multimodal en el Trastorno por Déficit de Atención e


Hiperactividad. UVA.

Meléndez, E. (2019). Estigma estructural y orientacion sexual: La experiencia vinculada


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dissertation, University of Puerto Rico Medical Sciences (Puerto Rico).

Milla, M. (2018). Repercusiones del TDAH en el alumnado de Educación Infantil.


UJAEN.

Suárez, A., & Espina, C. (2022). Trastornos del comportamiento. . Pediatría Integral,
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Zambrano, W. U., & Tomalá, M. (2022). Conductas disruptivas en niños y niñas de


Educación Inicial. Doctoral dissertation, Corporación Universitaria MD.

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