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¿Hay una teoria de la institución? Ciertamente no. La teoria (mirada que se situa frente a algo
y lo examina, no puede situarse frente a la institución y examinarla porque los mismos medios
de que disponemos forman parte de la institución.
Este mismo lenguaje es una institución, quizás la más primera e importante. Yo puedo
elucidar mi relación con la lengua, pero no puedo hacer abstracción de mi mismo y mirar esta
relación, o construirla desde el exterior.
No puedo hacer una teoria de la institución porque estoy dentro de ella, salvo en un punto
límite, donde soy un fragmento itinerante de la institución de la sociedad.
El cuestionamiento de la institución implica una enorme ruptura historica. Esta solo la
encontramos dos veces en la historia humana: en la Grecia antigua primero, y en Europa
occidental desde el final de la edad media. Los mismos individuos que habian sido fabricados
por la sociedad, pudieron transformarse esencialmente a sí mismos.
La institución de una sociedad hace posible la creación de individuos que ya no ven en ella algo
intocable, sino que consiguen cuestionarla, mediante la palabra, la accion o ambos, lo que yo
denomino proyecto de autonomia social y de autonomia individual.
Autonomia no es hacer lo que apetece: Auto: si mismo; nomos, ley. Pero esto es totalmente
difícil. Para que un individuo se de a si mismo su ley, es necesario que pueda enfrentarse a la
totalidad de las convenciones, creencias, modas, medios de comunicacion, doctos y silencio de
los demas.
Y para una sociedad, darse a si misma su ley significa aceptar la idea de que es ella la que
crea su propia institución, y que lo hace sin poder apelar a ningun fundamento extrasocial
(heteronomia).
Nomos hace referencia a aquello que es especifico de cada sociedad o etnia, su
institución/convencion, lo que se opone al orden natural de las cosas, physis.
Nomos es la ley, aquello sin lo cual los seres humanos no pueden existir como tales.
Nomos es siempre la institución convencion de una sociedad determinada; es al mismo tiempo
el requisito transhistorico para que haya sociedad. Sin comprender esas 2 cosas no puede
haber democracia.
Democracia significa el poder del pueblo, que hace sus leyes. Esto implica que no existe
ningun rasero extrasocial de las leyes. Es la dimensión tragica y tambien de la libertad radical
de la democracia: es el limite de la autolimitación.
Alguien decía: el nacimineot de las instituciones plantea una cuestion de facil respuesta, lo
difícil es comprender su desaparición. Yo sonreía para mis adentros, pues resulta sorpredente
escuchar que el nacimiento del lenguaje, de la filosofia, plantea una cuestion facil.
Contraria es la posición filosófica tradicional, en esta, como en el prejuicio popular, que las
cosas acaben, se corrompan, mueran o pasen, es algo obvio que apenas requiere explicación.
Lo que es motivo de escandalo es la creación.
Pero, en verdad, las dos cuestiones, enigmas, son simétricos. La muerte de las formas plantea
un problema tan grande como su surgimiento.
Si actualmente hay una verdadera politica, es aquella que intenta preservar y desarrollar esos
germenes de autonomia. Y si la practica psicoanalitica tiene un sentido politico, es unicamente
en la medida posible en que intenta tornar al individuo autonomo, es decir, lucido respecto de
su deseo y a la realidad, y responsable de sus actos.
Lo que en el individuo no es social, lo que se halla en lo más recondito de la psique, es
violentamente asocial, y en modo alguno coincide con el “deseo”: cuando se habla de “deseo”
siempre se hace referencia algo que puede, sino decirse, sí al menos articularse
(presuponiendo una serie de separaciones ya efectuadas) Ahora bien, el nucleo psiquico es una
monada caracterizada por la imaginación radical, cuyo rasgo es inicialmente la total
indiferenciacion. La aparicion de la especuie humana como especie viva esta determinada por
la aparciion de la imaginación mas alla de toda medida. Esto es la causa de ese rasgo humano:
la sustitución del placer de organo por el placer de representación.
Hay desfuncionalizacion entre la representación y desfuncionalizacion de placer: para el ser
humano, el placer es un fin en sí mismo. Solo logra vivir creando la sociedad, las SIS y las
instituciones.
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La sociedad está ahí para hominizar a ese monstruo llorón que viene al mundo y volverlo apto
para la vida. Esto ha de causar una ruptura en la monada psiquica: haciendole reconocer que
la omnipotencia del pensamiento solo es tal en el nivel fantasmatico, que fuera de si misma
existen otros seres humanos, que existe cierta organización del mundo, que la obtención de
placer real ha de servirse de una serie de mediaciones reales la mayoria de las veces
desagradables. De este modo, la institución de la sociedad ha de insertar a este ser
egocentrico que solo piensa en si mismo. Y asi, procura a la psique otra fuente de sentido: la
SIS, sustituir el placer de organo por el de representación, la que es aquí la vertiente subjetiva
de las SIS de las que la institución es portadora.
La institución primera de la sociedad es el hecho de que la sociedad se crea a si misma como
tal. Y esta institución primera se articula en y se sirve de las instituciones segundas (no por
ello secundarias). Algunas de ellas son transhistoricas, po ej, el lenguaje, el individuo. E
instituciones especificas de determinadas sociedades, que cumplen en ellas un papel
primordial, en tanto portadoras de sus SIS.
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-Usted habla de estratificación, de diferentes etapas que van desde la monáda psiquica hasta
el individuo social, pasando por una fase triadica, que desemboca en la posibilidad de una
subjetividad autonoma y reflexiva.
El sentido general de esta perspectiva está fundado sobre el hecho de que todos los
fenómenos psiquicos los remitimos a un punto de origen, al que llamo monada psiquica, lo que
Freud llama omnipotencia del pensamiento. Nada existe para el sujeto fuera del mismo, que se
vive como fuente de placer y como capaz de realizar ese placer. Es el reino de la satisfacción
ilimitada.
La monada organiza la experiencia del placer, no con un objeto sino como experiencia total de
un estado. Esta experiencia orientara para siempre al psiquismo, cuyo objeto de deseo, cuya
busqueda, serpa la recuperacion de este estado y el retorno a él. Es más un deseo de estado
que de objeto.
Este estado se prolonga en lo que Freud llama satisfacción alucinatoria de deseo: el bebé es
capaz de actualizar el objeto que no está. Pero no será tanto el hambre sino el displacer lo que
romperá la clausura de la monada.
¿Qué relación podemos establecer entre la fase monadica y el narcicismo primario? Son muy
cercanos. Durante la etapa monadica, no hay otro ni objeto. Soy mi objeto, soy el pecho.
Clausura sobre sí mismo, la ignorancia total del otro. Pero este otro es biologica y
psíquicamente esencial para el sujeto, pero él mismo no se inscribe desde el principio en su
psique.
El otro no existe como tal. Cuando aparece el bebé lo considera como un objeto decisivo para
su satisfacción.
Es lo que llamo fase triadica, definida por la instalación de un juego, una puesta en relación
entre el infants, la madre y el pecho. El infans se creía omnipotente y descubre que no lo es y
transfiere esta omnipotencia a su madre. Pero no se trata aún de un mundo abierto.
La imposición de la socialización a la psique es esencialmente imposición de la separación, en
un sentido amplio y profundo. Para la monada psiquica, equivale a uan ruptura violenta.
Mientras la monada tiende siempre a encerrarse sobre si misma, esta ruptura es constitutiva
de lo que será o podrá ser el individuo social.
Es una sucesión de rupturas infligidas a la monada psiquica a traves de las cuales se
constituye el individuo social, como sujeto dividido entre un polo monadico, que tiende siempre
a una nueva clausura, y lo que el organizo e integro poco a poco en sus diversas síntesis.
EL recien nacido vivencia a la madre según el esquema de la omnipotencia. Esta omnipotencia
de la madre es una proyeccion; el otro sera potencialmente un factor de alienación. Pero
simultáneamente hay procesos de introyección. Sin ella, el sujeto queda encerrado en el
solipsismo. La introyección constituye la base de la socialización; toda comunicación implica
recibir e incorporar palabras, sentido, significaciones que provienen del otro. Pero me referí a
la primacía de la proyección, fijense en la transferencia.
En esta fase lo esencial es la función de l madre en calidad de dueña de significación, de
atribución de sentido.
La socialización empieza en la fase triadica porque es la madre la primera que dice no. Luego
viene la apertura a los otros, al padre y lo social, al individuo social.
Se sale de este mundo cerrado a partir de la ruptura de la monada. Esta primera salida es
falsa, en la media que la omnipotencia se transfiere a otro, y que se puede quedar encerrado
con la madre.
Resulta necesario que el infans pueda desplazar a la madre de su lugar omnipotente. Esto
acontece efectivamente en el Edipo. La madre no aparece omnipotente, como la unica q ue
tiene poder; se la reconoce incompleta, tomada en su deseo por el otro, el padre. Y cuando
cae la figura de la madre omnipotente, se produce una apertura socializante.
Pero la aparición del padre no basta para romper la clausura. Es necesario que este sea
reconocido como tal entre otros padres, que aparezca no siendo el mismo la fuente de la ley,
sino portavoz de ella, sometido a ella.
El proceso de socialización se juega en este proceso de significación y a través de él. La
socialización no es otra cosa que la entrada y el funcionamiento en este magma instituido de
significaciones sociales.
El aspecto negativo es la represión, lo que está negado o quitado al sujeto. El positivo es que
la sociedad otorga sentido al sujeto, a su psique.
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Lo social es espacio y proceso de creación. No habría historia veridica sin cambio, ruptura y
creación. Lo sociohistórico es emergencia de nuevas SIS. Lo instituyente es la imaginación
radical.
La sociedad no existe ni se constituye solamente con prohibiciones, a pesar de Totem y tabu.
La prohibición no puede crear nada; puede apenas regular algo. En la creación hay un
contenido infinito. Si la psique no encuentra en lo social un sentido capaz de reemplazar el
sentido originario, monadico, no podrá salir de la clausura. La sociedad no puede dejar de
proporcionarle sentido a la psique.
Apenas el niño empieza a hablar, está sublimando. Todo aquello que es investidura de objetos
que no son objetos pulsionales, lo considero actividad sublimatoria. Esta tiene como condición,
o apoyo, que la psique experimente placer en la representación. Este también está en el
interior de los fantasmas diurnos, pero en el caso de la sublimación se trata de investidura de
objetos socialmente valorizados.
Subjetividad reflexiva y deliberante: un sujeto capaz de cuestionar las SIS, sus instituciones.
Se trata de un sujeto que no está simplemente arrastrado por su inconsciente, sino que es
capaz de ser lucido en relacion con sus deseos, conectarse y ser permeable a ellos, y de poder
filtrarlos; de decidir lo que va a llevar a cabo con sus deseos y lo que no, y de actuar en
consecuencia.
La finalidad del analisis, en el mejor de los casos, consiste en ayudar al paciente a convertirse
en un sujeto autonomo. O por lo menos, de ayudar al paciente a pasar del sufrimiento
neurotico al infortunio humano banal.
Figuras de lo pensable
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viviente como tal, aun cuando adquieren contenidos completamente diferentes en el campo
sociohistórico. LO sociohistórico es la especificidad fenomenologica de las formas que crea y
atraves de las cuales existe: las instituciones, encarnaciones de las significaciones imaginarias
sociales, y su producto concreto, su portador y reproductor, el individuo viviente en su
condicion de forma sociohistorica.
Algo más importante: lo sociohistórico es la forma ontologica que puede cuestionarse a si
misma y alterarse explícitamente.
No estamos hablando de una posibilidad inmanente de lo sociohistórico. La democracia y la
filosofia no son tendencias naturales de la sociedad, son creaciones y conllevan una ruptura
radical con el estado de cosas anteriormente instituido. Ambas son aspectos del proyecto de
autonomia.
Este rasgo esencial de lo sociohistórico pone al desnudo, para nosotros, la cuestino insondable
del acceso a su conocimiento. Toda sociedad crea su propio mundo, que es al mismo tiempo
tan natural como humano. En este mundo, otras sociedades ocupan un lugar, una significacio
y un rol generalmente restringidos y definidos. Lo que sabemos al respecto es pobre,
esencialmente pragmatico y del orden mitico religioso.
De acuerdo con lo que sabemos, solo dos sociedades, la grecia antigua y la Europa occidental,
desarrollaron un autentico interes por los otros en su calidad de otros e intentaron acceder a
un conocimiento y a una comprensión de sus formas de ser.
Podemos acumular cierto conocimiento sobre los otros para, p. ej, explotarlos, dominarlos,
convertirlos. A traves de nuestros esfuerzos para conocer a los otros, independientemente de
toda conseidracion de itneres practico, vamos mas alla de la clausura de significación de
nuestra propia institución. Ya no dividimos el mundo humano enter nosotros y ellos. Ya no
consideramos nuestra propia institución de la sociedad como al unica buena, razonable,
humana, y las insituciones de lso otros como curiosidades, aberraciones, absurdidades.
Dejamos de considerar nuestra representación del mundo como la unica llena de sentiido. Sin
abandonar nuestras instituciones podemos adoptar una posición critica sobre ellas: podemos
descrubirar que las instituciones y las representaciones pertenecen al nomos y no a la phusis,
que son creaciones humanas, y no otorgadas por dios o la naturaleza. Esto abre
inmediatamente la posibilidad de cuestionar nuestra propia institucion y de actuar con respecto
a la misma.
En cada sociedad debe haber algun tipo de verdad, pero que deberiamos llamar, mas bien,
corrección: la conformidad estereotipada de los enunciados y de las representaciones con la
que el mundo instituido y clausurado de las significaciones de la sociedad establecio el estado
real de las cosas, y el criiterio instituido a traves del cual esta conformidad es juzgada.
Lo que nosotros conocemos esta ampliamente, quiza totalmente, condicionado por lo que
somos en nuestra condicion de individuos sociales educados y fabricados por esta sociedad
particular, la nuestra. Somos lo que somos porque compartimos un mundo que esta creado
por nuestra propia sociedad.
La primera presuposición consiste en cuestionar la institución que nos hizo lo que somos y que
nos dio nuestras maneras de pensar. Esto tiene solamente un valor negativo.
La primera tarea consiste en empezar a indagar nuestra pretendida racionalidad; sería la
primera tarea racional que permanece de hecho incompleta e imposible de completar.
Existen universales sociohistoricos limitados y siempre problematicos. Remiten a dos grandes
classes.
1. Dimension conjuntista identitaria (ensidica) de la institución de cada sociedad. Dado lo
que somos y lo que sabemos, podemos deducirlos casi a priori. P ej: un lenguaje que
permita juicios predicativos, division de enunciados en V y F; aritmética y geometria,
clasificaciones y descripciones adecuadas del mundo fisico y biologico.
Todos los humanos comparten la misma constitución biologica y el mismo mundo fisico, y
conocen algo de sus propiedades. Para perdurar, una sociedad debe funcionar adecuadamente
–mantenerse y reproducirse- y debe construir su mundo en cierta consonancia con algunas
exigencias de la logica ensidica.
Todos los seres humanos, cada sociedad, si debe mantenerse y reproducirse, deberá proveer a
su reproducción material y sexual. Deberá crear algunos fragmentos coherentes de lógica
ensídica y de conocimiento aplicable sobre este mundo.
La construcción de su mundo propio por parte de cada sociedad, es la creación de un mundo
de significaciones, SIS, que organizan el mundo natural, instauran un mundo social propio
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para cada sociedad, establecen las maneras en que los individuos deben ser fabricados e
instituyen los motivos, valores y jerarquías de la vida humana social.
La psique debe renunciar a su egocentrismo absoluto y a la omnipotencia de su imaginación,
reconocer la realidad y la existencia de los otros, subordinar sus deseos a reglas de conducta y
aceptar satisfacciones sublimadas, e incluso, la muerte en nombre de fines sociales. De esta
manera, la sociedad alcanza en un grado increible a derivar, orientar y canalizar las pulsiones
y los impulsos egocentrismo, asociales, hacia actividades sociales coherentes, hacia un
pensamiento diurno mas o menos lógico.
Pero la psique impone una exigencia esencial a la institución social: debe proveerla de sentido.
El proceso por el cual la psique abandona (nunca totalmente) sus vias y objetos primordiales e
inviste las maneras de comportarse, los motivos y objetos socialmente significativos consiste
en la sublimación; considerada desde la sociedad, se trata de la fabricación social del
individuo. Se crea un nuevo eidos, diferente en cada sociedad: el individuo portador concreto
efectivo de las instituciones de la sociedad.
La tarea del conocimiento de otra sociedad queda asi remitida al intento de penetrar, tornar
accesible y reconstituir el mundo, con sus SIS. Estas construyen el mundo de la sociedad
considerada. Sin embargo, a traves de un mismo movimiento, llevna a cabo algo más
importante: determinan las representaciones, los afectos y las intenciones dominantes de una
sociedad.
Estas distinciones corresponden a los modos de ser fundamentales de toda entidad que se
constituye para sí. Toda sociedad postula las intenciones importantes y dominantes que les son
propias. Ella crea sus afectos.
Luego de la descripción exterior de una sociedad, debemos intentar aprehender su eidos
particular, lo que implica penetrar y comprende el magma de sus SIS.
EN las verdaderas sociedades cristianas, las intenciones estan tan intimamente mezcladas con
las significaciones o representaciones, por un lado, y con los afectos, por otro, que nuestra
comprensión a menudo corre el riesgo de seguir siendo exterior, o simplemente verbal.
No solo el componente del comportamiento (su dimensión instrumental o funcional) es el
menos importante para nosotros; sino que es una creación de la sociedad y está
profundamene impregnado con las SIS. La universalidad misma de las determinaciones
puramente instrumentales y racionales es a la vez un dato y una pregunta.
Toda reconstrucción del comportamiento individual comprensible a partir de realidades sociales
observables debe reconocer las exigencias fundamentales de coherencia, complementaridad y
completad (ideal). Los tipos ideales deben conectarse de manera interna y referirse unos a
otros, y todos a la institución de la sociedad y sus SIS.
La tarea mas difícil, en ppio inaccesible, consiste en la reconstrucción del vector afectivo. Nadie
podrá estar nunca en condiciones de decir de qué manera los driegos vivian su religión.
PSIQUE Y SOCIEDAD
La psique y lo historico-social son irreductibles el uno al otro. La sociedad no puede hacer con
el psiquismo, salvo introduciendosela antes en forma de lenguaje. El inconciente produce
fantasmas, no instituciones. Tampoco se puede producir la psique a partir de lo social, ni
reabsorber totalmente lo psiquico en lo social.
La psique no es socializable sin resto, ni el inconciente traducible sin resto en el lenguaje.
Para la psique primera, la sociedad es puro Ananke (inevitabilidad, la necesidad, la compulsión
y la ineludibilidad). Propio del hombre es la destrucción que sufren los dispositivos (ensidico y
socializad) mediante la aparicion de la psique en sentido estricto. El crecimiento canceroso de
la imaginación sin miramiento por la funcionalidad, quiebra dichos dispositivos sometiendo sus
restos a la no-funcionalidad (con el placer de representación predominante sobre el placer de
organo).
Esos restos se convierten a partir de ahí en los documentos o materiales con cuya ayuda la
institución construira un entendimiento, una percepción, y una socializacion humana.
Hay sociedad alli donde las significaciones son constitutivas del ser-conjunto del estar juntos,
simbolizadas por y encarnadas en una red de instituciones.
Que hay de comun entonces entre psique y sociedad? Para ambos hay y debe haber sentido no
funcional. Ese sentido es de dinstinta naturaleza en ambos casos. La psique pide sentido, la
sociedad le ahce renunciar (nunca del todo) a lo que para la psiqeu es sentido propio,
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imponiéndole encontrarlo en las SIS e instituciones. La madre es la sociedad más 3 millones de
años de hominización.
Todo esto muestra que si bien el modo de ser del inconciente es el de un magma, plasticidad
ilimitada de la psique, que significa que el objeto considerado no es ni reductible a esas
organizaciones ensidicas ni agotable por ellas.
La psique no renuncia a la satisfacción alucinatoria. Si el lactante no puede experimentar
satisfacciones a la vez alucinatorias y reales, muere de inanición. El cuerpo es fuente de
placer, pero que debe ser revestido de representación.
Los saberes son ellos mismos instituciones, y esto nos lleva a cuestionar, resistir los
encasillamientos, ismos que aplastan la singularidad, el acontecimiento. Pensar es
experimentar, problematizar, experimentar, arriesgarse a decir algo distinto; encontrar el
propio limite y simultáneamente dejar que algo del afuera sacuda ese limite y nos conmueva.
El trabajo con instituciones nos jaquea con interrogantes permanentemente, y nos plantea un
transito por diferentes saberes, la transdisciplinariedad.
Transa está asociado con transversalidades y transgresiones, animandonos a producir nuevos
cruces discursivos, dominios de conocimiento ya instituidos, a pensar de otro modo, que es
como logramos expandir nuestro campo de analisis en la perspectiva de que algo nuevo surja.
Nuevos sentidos.
Todas nuestras intervenciones institucionales operan intentando provocar minimas fisuras alli
donde hay demasiada captura de sentido en lo instituido.
La misma intervención institucional funda, instituye, a la vez que está inscrpita en los procesos
de institucionalización. Debe por lo tanto ella misma ser analizada, lo que en el límite resulta
imposible.
Es importante delimitar un campo de analisis y de intervención. La idea es potenciar el deseo
de transformación implicito en la demanda.
Polemizando la noción de “función”, de la visión funcionalista-estructural, que hace de la idea
de funciones de la institución su leitmotiv, decimos con Castoriadis que es innegable que las
instituciones cumplan funciones. Pero seria absurdo pretender explicar la institución por su
funcion en la sociedad. Ambas no se reducen a esta funcionalidad,a esa correspondencia con
las necesidades reales.
Son las sociedades que inventan y definene para si tantos modos de responder a sus
necesidades como necesidades. Porque lo real de las necesidades, como lo real de los actos
humanos, se dan siempre en una red simbolica.
Asi como en el pasaje de lo somatico a lo psiquico, hay emergencia de otro nivel y otro modo
de ser, en el pasaje de lo natural a lo social hay emergencia de otro nivel; nada es historico-
social si no es significación.
Uno de los supuestos que caen bajo el analisis institucional es la antinomia inviduo-sociedad.
La sociedad y sus instituciones no son exteriores al individuo. No son el medio en que este se
desarrolla. La idea misma de influencia supone una existencia separada de estas dos
realidades.
No hay individuo-sociedad, ni exterioridad, sino producción social-historica de individuos,
creación inacabada de sociedades. El individuo es creación social y por lo tanto historica.
Castoriadis señala, de totem y tabu, la importancia en la construccion de ese mito el pacto de
los hermanos, el renunciamiento de todos los vivientes a ejercer una dominacion real y su
compromiso a aliarse contra quien lo pretendiese.
Deleuze y Guatari, en el anti Edipo, postulan la coexistencia del campo social y del deseo. “La
producción social es tan solo la propia producino deseante en condiciones determinadas. Solo
hay el deseo y lo social.”
“El polo revolucionario del fantasma de grupo aparece en el poder vivir las propias
instituciones como mortales, en el poder destruirlas o cambiarlas según las articulaciones del
deseo y lo social, al convertir la pulsion de muerte en una verdadera creatividad institucional.”
Inmersos en nuestras propias instituciones, tendemos a naturalizarlas, a creer que son eso
instituido. Y la sociedad no esta instituida de una vez por todas, es una sociedad que se
autoaltera. La dimension instituyente permite entender que haya diferentes sociedades.
La nocion de imaginario social, solidaria de las nociones de imaginación radical y de sociead
instituyente, apuntan a pensar el hacer humano en y de sus instituciones.
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Poder: afectar, ser afectado. Ser afectado no como reverso pasivo del afectar, sino en el
sentido de que la fuerza afectada tiene a la vez capacidad de afectar.
El poder es relacion de fuerzas (Foucault). De modo que nunca la fuerza está en singular, ya
que no es más que ese poder de afectar a otras.
El poder se ejerce más que se posee: el panóptico puede funcionar en realción al educar, al
producir, al castigar o al cuidar.
El poder es más productivo que represivo, pasa tanto por dominados como por dominantes, en
relaciones microfisicas, moleculares.
El poder hace ver y hablar; produce lo verdadero como problema, produce verdad.
En suma, las vias del deseo, el poder y el imaginario social son las que articulas esta
introducción a la problemática institucional.
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UNIDAD 2: EL IMAGINARIO SOCIAL Y LA INSTITUCION
La institución y lo simbólico
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funcionales. Pero esta implicación real o lógica no viene dada de una vez por todas, y no es
automáticamente homogénea a la lógica simbólica del sistema.
Lo racional de las instituciones puede ayudar a lo funcional; puede también serle adverso. Si le
es violenta y directamente adverso, la institución se derrumbaría. Pero puede serlo de manera
insinuante, lenta, y el conflicto aparece más tarde (La crisis de superproducción del
capitalismo, p.ej)
Pero el caso más significativo es en el que la racionalidad del sistema es indiferente en cuanto
a su funcionalidad.
Nada permite determinar a priori el lugar por el que pasara la frontera de lo simbólico, el
punto a partir del cual el simbolismo se desborda en lo funcional. No puede fijarse ni el grado
general de simbolización, variable según las culturas, ni los factores que hacen que la
simbolización afecte con una intensidad particular sobre tal aspecto de la vida de la sociedad.
La idea de que el simbolismo institucional seria una expresión neutra o adecuada de la
funcionalidad de las relaciones subyacentes es inaceptable. Esta idea está desprovista de
sentido. Postula que estaría preconstituida tal sustancia en relación con las instituciones; que
la vida social tiene algo que expresar, ya plenamente real antes de la lengua en la cual será
expresado. Pero es imposible captar un contenido de la vida social que sería primero y se daria
en expresión en las instituciones independientemente de ellas.
Las relaciones sociales reales de las que se trata son siempre instituidas porque fueron
planteadas como maneras de hacer universales, simbolizadas y sancionadas. Esto vale para las
infraestructuras de las relaciones de producción. La relación amo esclavo ya es una institución.
En el marxismo hay una ambigüedad en que el concepto de institución no es elucidado. Las
instituciones pertenecen a la superestructura. Esta visión es insostenible. Si se aceptase
deberia verse las instituciones como formas que servirían y expresarían un contenido o una
sustancia de la vida social, estructurado antes ya de estas instituciones. Esta seria la
infraestructura que, como la palabra indica, ya está estructurada. ¿Cómo puede estarlo si no
está instituida?
Pero unas relaciones de producción articuladas a escala social significan una red a la vez real y
simbólica que se sanciona ella misma, una institución.
El problema del simbolismo institucional y de su relativa autonomía, en relación a las funciones
de la institución, aparece ya en el nivel de las relaciones de producción, aun mas en el de la
economía, y ya a este nivel es insostenible una visión simplemente funcionalista.
Tampoco puede decirse que el simbolismo institucional determine el contenido de la vida
social. Hay aquí una relación específica, sui generis, que se desconoce y se deforma al querer
captarla como pura causación o encadenamiento de sentido, como racionalidad transparente o
secuencia de hechos en bruto.
La sociedad constituye su simbolismo pero no en total libertad. El simbolismo se agarra a lo
natural, y a lo histórico (que ya estaba ahí) finalmente en lo racional.
Jamás podemos salir del lenguaje, pero nuestra movilidad en él no tiene límites, y nos permite
ponerlo todo en cuestión, incluso el lenguaje y nuestra relación con él. Lo mismo con el
simbolismo institucional. Nada de lo que pertenece propiamente al simbolismo impone
indefectiblemente la dominación de un simbolismo autonomizado de las instituciones sobre la
vida social.
Un simbolismo es dominable, salvo en la medida en que remite, en ultima instancia, a algo que
no es simbólico. Lo que supera el simple progreso en la racionalidad, lo que permite al
simbolismo institucional no desviarse pasajeramente sino autonomizarse, lo que le proporciona
su suplemento esencial de determinación y de especificación no es muestra de lo simbólico.
Lo simbólico y lo imaginario
Lo imaginario debe utilizar lo simbólico no solo para expresarse, sino para existir, para pasar
de lo virtual a otra cosa. Estas imágenes están ahí como representante de otra cosa; tienen
pues función simbólica. Inversamente, el simbolismo presupone la capacidad imaginaria. Es
finalmente la capacidad elemental e irreductible de evocar una imagen.
El simbolismo supone la capacidad de poner entre dos términos un vínculo permanente de
manera que uno represente al otro. Lo simbólico comporta casi siempre un componente
racional-real: lo que representa lo real, o lo indispensable para pensarlo o actuarlo. Pero este
componente está inextricablemente tejido con el componente imaginario.
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El etnologo intentará en cada caso aportar una interpretación de la ceremonia en todos sus
elementos. Se evidencia que no puede intepretarse la ceremonia mediante la reducción al
aspecto funcional. La función es poco más o menos la misma en todas partes, incapaz por lo
tanto de explicar la inverosímil abundancia de detalles y complicaciones.
Estas sucesivas reducciones se encuentran tarde o temprano con su limite bajo dos formas: los
elementos ultimos son símbolos, de cuya constitución el imaginario no puede separarse ni
aislarse; las sucesivas síntesis de elementos poseen a su vez un sentido indivisible, como si
procediese de una operación originaria que la planteó de entrada. Se sitúa a otro nivel que el
de cualquier determinación funcional.
Esta doble acción se revela con mayor facilidad en las culturas más integradas. Se revela en el
totemismo, en el que un simbolo elemental es al mismo tiempo principio de organización del
mundo y fundamento de la existencia de la tribu. Se revela en la cultura griega, en la que la
religión confiere en el mismo acto un sentido global al universo y al lugar de los hombres en
éste. Se refiere a lo que puede llamarse imaginario central de cada cultura.
Una bandera es un simulo con funcion racional, signo de reconocimiento y de reunion, que se
convierte rápidamente en aquello por lo cual puede y debe perderse la vida.
La visión moderna de la institución, que reduce su significación a lo funcional, no es sino
parcialmente correcta. En la medida en que se presenta como la verdad sobre el problema de
la institución no es más que proyección, de lo que este mundo quisiera que fuesen sus
instituciones.
Las instituciones encontraron su fuente en lo imaginario social. Este imaginario debe
entrecruzarse con lo simbólico, de lo contrario la sociedad no hubiese podido reunirse, y con lo
económico-funcional, para sobrevivir.
Hay una función de lo imaginario de la institución, aunque se constate que el efecto de lo
imaginario supera a su función, no es el factor ultimo, pero sin el, la determinación tanto de lo
simbólico como de lo funcional permanecen incompletos e incomprensibles.
La alienación y lo imaginario
Las SIS
Las instituciones son ciertamente funcionales en tanto que deben asegurar la supervivencia de
la sociedad. Pero ya lo que llamamos supervivencia tiene un contenido diferente según la
sociedad considerada.
Tampoco puede comprenderse las instituciones como una red simbólica. Estas forman parte de
tal red, pero esta remite a otra cosa que al simbolismo. ¿Por qué este sistma de símbolos y no
otro? Cuando se dice del totemismo que tales especies animales están investidas
totemicamente, no porque sean buenas para ser comidas, sino porque son buenas para ser
pensadas, se desvela una verdad importante.
Comprender el simbolismo de una sociedad es captar las significaciones que conlleva.
Los hombres se hacen la pregunta ¿qué es el mundo humano? Y responden mediante un mito:
es aquél que hace sufrir una transformación a los datos naturales; es finalmente una respuesta
racional, dad en lo imaginario, por medios simbolicos.
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Hay un sentido que jamas puede ser dado independientemente de todo signo, pero que
distinto a la oposición de signos, y que no está forzosamente vinculado a una estructura
significante particular, puesto que es lo que permanece invariable cuando un mensaje es
traducido de un código a otro.
Es imposible sostener que el sentido es simplemente lo que resulta de la combinación de los
signos. Puede decirse igualmente que la combinación de los signos resulta del sentido.
Hay significaciones relativamente independientes de los significados que las llevan y que
desempeñan un papel en la elección y en la organización de estos significantes. Estas
significaciones pueden corresponder a lo percibido, a lo racional o a lo imaginario.
Un esclavo es visto como animal, el obrero como tuerca de una maquina. ¿Cuál es la
naturalezade esta significación? Un esclavo no es un animal, un obrero no es una cosa; pero la
reificación no es ni una falsa percepción de lo real, ni un error lógico, y tampoco se la puede
convertir en un momento dialéctico. La reificación es una significación imaginaria. Desde el
punto de vista estrictamente simbolico, o linguistico, aparece como un deplazamiento de
sentido, como aun combinación de metafora y de metonimia. El esclavo no puede ser un
animal mas que metafóricamente.
Aquello de lo que se trata en la reificación es la instauración de una nueva significación
operante. Es una creación imaginaria de la cual ni la realidad, ni la racionalidad, ni las leyes del
simbolismo pueden dar cuenta.
La escena consiste en imágenes en el sentido mas amplio. Estas están hechas del mimo
material que pueden hacerse los símbolos; ¿son símbolos? En la conciencia explicita del sujeto,
no; no están ahí por otra cosa, son vividas por ellas mismas (el esclavo es visto como animal,
no lo representa ni es representado por él).
En un fantasma inconsciente, la imagen es simbolo, pero de qué. Para saberlo hay que
penetrar en los dedalos de la elaboración simbolica de lo imaginario en el inconsciente.
Qué hay ahí? Algo que no está para representar otra cosa, es más bien condicion operante de
toda representación ulterior, pero que existe ya él mismo en modo de representación. Su
esquema organizador-organizado que se imagina y existe en la presentificación imaginaria
plantea, separa y une interior y exterior, fuente de la significancia simbólica ulterior.
En el plano individual, la producción de este fantasma fundamental depende de lo que
llamamos imaginario radical y es primera significación y nucleo de significaciones ulteriores.
Cuando se trata de la sociedad volvemos a encontrar esta dificultad en un grado doble.
Llegamos a unas significaciones que no están ahí para representar otra cosa, que son como las
articulaciones ultimas que la sociedad impuso al mundo, a sí misma y a sus necesidades, los
esquemas organizadores que son condición de representabilidad de todo lo que esta sociedad
puede darse.
Pero por su propia naturaleza, estos esquemas no existen bajo el modo de una representación.
Las SIS no existen en el modo de una representación. No pueden ser captadas más que de
manera derivada y oblicua, imposible de delimitar exactamente entre una vida y organización
efectiva de una sociedad y la organización funcional racional; como una deformación coherente
del sistema de los sujetos, los objetos y sus relaciones; como el cemento invisible que
mantiene conglomerado este inmenso batiburrillo de real, racional y simbolico que constituye
toda sociedad.
Es incontestable que una SIS debe encontrar puntos de apoyo en el inconsciente de los
individuos, pero esta condicion no es suficiente. Lo que el individuo puede producir no son
instituciones, son fantasmas privados. La conjunción se opera a veces entre los fundadores de
religión y algunos otros individuos excepcionales, cuyo fantasma privado viene a colmar, alli
donde hace falta y en el momento oportuno, el agujero del inconsciente de los demás y posee
suficiente coherencia funcional y racional para resultar viable una vez simbolizado e
institucionalizado.
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objetos que contiene, sus necesidades y sus deseos. Sin la repuesta estas preguntas no hay
mundo humano, ni sociedad, ni cultura. El papel de las significaciones imaginarias es
proporcionar a estas preguntas una respuesta, que ni la realidad ni la racionalidad pueden
proporcionar.
No se trata de preguntas y respuestas planteadas explícitamente. Es en el hacer de cada
colectividad donde aparece como sentido encarnado la respuesta a estas preguntas, es ese
hacer social que no se deja comprender más que como respuesta a cuestiones que él mismo
plantea implícitamente.
El ser del grupo y de la colectividad se define y es definido por los demás en relación a un
nosotros. Es ante todo un simbolo, las señas de existencia que siempre intercambió cada tribu,
cada ciudad. Es ante todo seguro que es un nombre, convencional y arbitrario. Este
significante remite a dos significados a los que une indisociablemente. Designa la colectividad
de la que se trata, pero no sólo como extensión, sino como comprensión
Si este nombre fuese simbolo con función exclusivamente racional, seria signo puro, y
denotaria los que pertenecen a tal colectividad por caracteristicas desprovistas de ambigüedad
(los habitantes del Brillante, San José, 2010).
Se comprueba que el nombre no se limitó a denotarlas, sino que al mismo tiempo las connotó.
Esta connotación remite a un significado que no es ni puede ser real, ni racional, sino
imaginario.
Esta imagen, visión mas o menos estructurada del conjunto de la experiencia humana dispone,
utiliza cada vez las nervaduras racionales de lo dado, pero las dispone según y las subordina a
significaciones que no se desprenden de lo real, sino de lo imaginario. E incluso el racionalismo
extremo de las sociedades modernas no escapa del todo a esta perspectiva.
Todo se ha hecho ya, y no podemos saber ni como ni por qué se ha hecho. Pero esta
imposibilidad de comprender los orígenes de las clases no nos deja desarmados ante el
problema de la existencia de las clases como problema actual y practico. No más de lo que en
psicoanálisis la imposibilidad de albanar un origen no impide comprender en lo actual aquello
de lo que se trata, ni de relativizas, desamarrar, desacralizar las significaciones constitutivas
del sujeto enfermo.
Llega un momento en que el sujeto, no porque encontró la escena primitiva o detectó la
envidia del pene en su abuela, sino porque gracias a su lucha en la vida efectiva y a fuerza de
repetición, desentierra el significante central de su neurosis y lo mira finalmente en su
contingencia, su pobreza e insignificancia.
La puesta en cuestión de esta significación, la decantación de este imaginario, abre una nueva
fase de la existencia de las sociedades: la protesta, la oposición al interior de la misma
sociedad. Lo que era hasta entonces reabsorción inmediata de la colectividad en sus
instituciones se convierte en totalidad desgarrada; el interior de la sociedad se le hace
exterior, en la medida en que el distanciamiento y la crítica de lo instituido es la primera
emergencia de la autonomía, la primera grieta de lo imaginario.
El mundo moderno se presenta como el que empujo la racionalizacion hasta su limite y que se
permite despreciar las extrañas costumbres y las representaciones de las sociedades
precedentes. Pero esta racionalización extrema responde tanto a lo imaginario como cualquiera
de las culturas arcaicas.
La pseudo racionalidad es arbitraria en sus fines ultimos, en la medida en que estos no
responden a razon alguna, y es arbitraria cuando se propone a si misma como fin, apuntar a
otra cosa que a una racionalización formal y vacia.
La economía pasa por ser la expresión por excelencia de la racionalidad del capitalismo. Pero
es la economia la que exhibe de la manera mas impresionante el dominio de lo imaginario en
todos los niveles.
El lo que sucede con la definición de las necesidades a las que se supone que ella sirve.
Más que en ninguna otra sociedad, el carácter arbitrario, no natural, no funcional de la
definición social de las necesidades aparece en la sociedad moderna.
Esta pretendida organización racional exhibe todas las caracteristica de un delirio sistematico.
Tratar a un hombre como cosa o como puro sistema mecanico no es meno, sino más
imaginario que pretender ver en él a un buho. Las sociedades arcaicas parecen siempre
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conservar cierta duplicidad en estas asimilaciones; pero la sociedad moderna las toma al pie
de la letra, de la manera mas salvaje.
Se ve en acción esa forma de lo imaginario que es la identificación del sujeto con el objeto.
Pero el fetichismo capitalista determina la vida real del mundo social. El universo burocrático
está poblado de imaginario de un extremo al otro.
El fantasma de la organización como máquina bien aceitada cede su lugar al fantasma de la
organización como máquina autorreformadora y autoexpansiva. La visión del hombre en el
universo burocrático tiende a evolucionar, paso de la imagen del autómata, de la maquina
parcial, a la imagen de la personalidad bien integrada en un grupo, de los valores de
rendimiento a los valores de ajuste.
La seudo racionalidad analítica y reificante tiende a ceder su lugar a una seudo racionalidad
totalizante y socializante no menos imaginaria.
En el límite, lo verdadero no es nada y sólo el documento es verdadero. Y aquí aparece el
rasgo específico de lo imaginario moderno. No tiene carne propia, toma prestada su materia a
otra cosa, es catexis fantasmatica, valoración y autonomización de elementos que, por si
mismos, no responden a lo imaginario: lo racional limitado del entendimiento y lo simbólico. El
mundo burocratico autonomiza la racionalidad en uno de sus momentos parciales, el del
entendimiento, que no se preocupa sino de la corrección de las conexiones parciales e ignora
las cuestiones de fundamento, de conjunto. Y vive en un universo de símbolos que ni
representan lo real, ni son necesarios para pensarlo o manipularlo: es el que realiza hasta el
extremo la autonomización del puro simbolismo.
Imaginario y racional
No podemos comprender una sociedad sin un factor unificante que proporcione un contenido
significado y lo teja con las estructuras simbolicas. Este factor no es lo real, cada sociedad
constituyó su real; tampoco es lo racional. Si la historia contiene la progresión en la
racionalidad no puede ser reducida a ella.
Es la creación imaginaria propia de la historia aquello en y por lo que la historia se constituye
para empezar. Este imaginario no desempeña solamente una función de lo racional: ya es una
forma de éste, lo contiene.
Hemos definido lo simbolico-racional como lo que representa lo real, lo indispensable para
pensarlo o actuarlo. ¿No es evidente que este papel tambien es desempeñado, en todas las
sociedades, por unas significaciones imaginarias? Lo real para cada sociedad ¿no comprende a
caso inseparablemente este componente imaginario tanto para lo que es de la naturaleza como
para lo que es del mundo humano? Lo real de la naturaleza no puede ser captado fuera de un
marco categorial, de principios de organización de lo sensible, y estos no son nunca –ni si
quiera en nuestra sociedad- equivalentes a las categorías lógicas.
Lo que nos interesa en la historia es nuestra alteridad autentica, los demas posibles del
hombre en su singularidad absoluta. Pero, en tanto que absoluta, esta singularidad se diluye
necesariamente en el momento en que intentamos captarla.
Lo que aparece como una antinomia insuperable para la razón cambia de sentido cuando se
reintegra la consideración de la historia en nuestro proyecto de elucidación teórica del mundo,
cuando se ve en él parte de nuestro intento de interpretar el mundo para transformarlo,
estableciendo explícitamente la unidad articulada entre elucidación y actividad, entre teoria y
practica, para dar su plena realidad nuestra vida en tanto que hacer autonomo, a saber
actividad creadora lúdica.
El punto ultimo de conjuncion de estos dos proyectos (comprender-transformar) no puede
encontrarse cada vez sino en el presente vivo de la historia. El que no podamos comprender el
otro lugar de la humanidad revierte estas categorías, las relativiza y nos ayuda a superar la
servidumbre a nuestras propias formas de imaginario e incluso de racionalidad. Pues no
estamos aquí para decir lo que es, sino para hacer ser lo que no es (a lo cual el decir de lo que
es pertenece como momento).
Nuestro proyecto de elucidación de las formas pasadas de la existencia de la humanidad no
adquiere su sentido pleno sino como momento del proyecto de elucidación de nuestra
existencia, a su vez inseparable de nuestro hacer actual. Estamos ya comprometidos en una
transformación de esta existencia con respecto a la cual la única elección que tenemos consiste
en sufrir o hacer, en confusión o lucidez.
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HECHO Y POR HACER. EL IMAGINARIO SOCIAL INSTITUYENTE
La idea de imaginario social instituyente parece difícil de aceptar. Lo mismo ocurre cuando se
habla de potencialidad, potencia. Porque solo conocemos manifestaciones, efectos, productos,
pero no aquello de lo que son manifestaciones.
La inmediata familiaridad con ese flujo suspende el asombro ante su existencia misma y su
extraña capacidad de crear discontinuidades y al mismo tiempo ignorarlas pasando por encima
de ellas.
Se entiende que sea justamente en este último aspecto, el salto, lo inesperado, lo discontinuo,
por donde se acuñe la potencia creadora de la imaginación, que permanece inasible. Ese
mismo aspecto de saltos, rupturas y discontinuidades es el que durante siglos los hombres le
endilgaron a la intervención de algún espíritu o deidad.
Se alzan los hombros ante la idea de un campo de creación histórico social. La idea de una
fuente de creación en los colectivos humanos parece inaceptable cuando no absurda.
La sociedad es creación, y creación de sí misma: autocreación. Es surgimiento de una nueva
forma ontológica –eidos. Es una casi totalidad que se mantiene unida por instituciones y por
las significaciones que encarnan.
La sociedad es siempre autoinstitucion, aunque esta haya quedado oculta tras la propia
institución de la sociedad.
Las instituciones y las SIS de cada sociedad son creaciones libres e inmotivadas del colectivo
anonimo, creaciones bajo coacción. Existen condicionamientos externos, los que pone el
primer estrato natural. La institución social está obligada a reconstituir y recrear siempre una
lógica lo suficientemente acorde a esa ensídica, y que a su vez permite crear un mundo dotado
de sentido, distinto cada vez.
Esa lógica ensídica social, igual que las SIS, le son impuestas a la psique durante el largo y
penoso proceso de fabricación del individuo social. La dimensión ensídica está a su vez
presente también en el lenguaje.
A esas coacciones externas corresponde la funcionalidad de las instituciones, referidas a la
producción de la vida material y sexual.
Existen condicionamientos internos, provenientes de la psique. Esta debe ser socializada, y
para ello debe abandonar su mundo propio, sus objetos de investidura, e investir objetos
socialmente valorados. Debe abandonar su tiempo propio e insertarse en el tiempo y mundo
público.
La sociedad pueda hacer lo que quiera con la psique, siempre y cuando la provea de sentido,
para su vida y para su muerte. Esto se cumple por las SIS.
Hay condicionamientos históricos. Ninguna sociedad surge in vacuo.
Autonomia: la politica
Defini la politica como aquello que crea instituciones que tras ser interiorizadas por los
individuos les facilitan el mejor acceso a la autonomia individual y la posibilidad de
participación efectiva en todo poder explicito existente en la sociedad.
Parece también que la autonomia es autolimitación.
Podemos distinguir tres esferas donde se juegan las relaciones de individuos y colectividad
enter si y con su institución politica:
La privada (oikos)
La público/privada (agora
La pública (ecclesia)
La primera condición para que exista una sociedad autónoma (democrática) es que la esfera
publica se torne efectivamente publica, que se convierta en ecclesia y no en objeto de
apropiación privada por parte de grupos particulares.
Una sociedad autónoma tendrá que garantizar la intangibilidad de la esfera privada cuando no
se infrinjan leyes penales. También del lado de la educación, una sociedad autónoma deberá
garantizar la mayor libertad posible del agora (mercado), articulándolo con la ecclesia.
Las relaciones entre las 3 esferas no tienen nada de natural, están siempre instituidas. En la
mayoría de los casos, de manera implícita. Una sociedad autónoma se autoinstituye explicita y
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lucidamente. No hay sociedad autónoma sin individuos autónomos. Esto implica que la ecclesia
garantice y promueva la mayor esfera posible de actividad real autónoma tanto de los
individuos como de los grupos que ellos formen.
La perversión del liberalismo y de la filosofía política esta en no ver en la esfera publica más
que sus relaciones con la esfera privada o publica privada. Pero en una sociedad autónoma, la
esfera pública siempre ha sido y debe ser el terreno donde se discuten y deciden las obras y
empresas que concierne a la colectividad en su conjunto.
Una sociedad autónoma deberá no solo garantizar, sino promover activamente la mayor
autonomía posible de la esfera pública privada: la esfera donde los individuos se encuentran y
agrupan, no para tratar solo asuntos políticos, sino para entregarse a las actividades e
intercambios que les plazca.
Una sociedad autónoma instaurará un verdadero mercado definido por la soberanía, y no la
mera libertad, de los consumidores.
Hoy
El capitalismo parece haber logrado fabricar al fin el tipo de individuo que le corresponde: uno
perpetuamente distraído y haciendo zapping de un goce a otro, sin memoria ni proyecto. Estos
individuos que fabrica la sociedad, a la larga, no pueden reproducirla. La riqueza capitalista se
compró con la ya irreversible y acelerada destrucción de los recursos bioesfericos acumulados
durante tres mil millones de años.
Una sociedad autonoma solo puede instaurarse mediante la actividad autonoma de la
colectividad. Presupone que la pasion por la democracia, la libertad y los asuntos comunes
ocupe el lugar de la distracción, el cinismo, el conformismo; lo económico deja de ser el valor
dominante o excluyente. El precio por la libertad es la destrucción de lo económico como valor
central y único.
Las incontables repseustas a estas preguntas en el pensamiento heredado son agrupadas por
castoriadis en 2 tipos esenciales:
Fisicalista; que de manera inmediata reduce a la sociedad y la historia a la naturaleza. El
representante mas puro es el funcionalismo, que supone necesidades humanas fijas y explica
la organización social como el conjunto de funciones que tienden a satisfacerlas.
Falta un punto estable al cual poder referir las funciones a las que la organización social
serviria. Por lo tano suele recurrirse a un nucleo ficticio o inalterable de necesidades
abstractas. Se encubre el hecho esencial de que las necesidades humanas son instituidas cada
vez, por la sociedad.
La historia deviene invariablemente causalismo, lo que equivale a borrar la historia.
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Logística; deviene estructuralismo. Operaciones logicas que combinan una cantidad finita de
elementos predeterminados que daria cuenta de la totalidad de las diferentes formas de
sociedad como simples variantes combinatorias.
El logicismo se convierte en finalismo racionalista. El núcleo de la lógica ontológica heredada
es la lógica identitaria o de conjunto, lógica de la determinación.
La lógica conjuntista identitaria no es rechazada de plano sino en su ambición totalitaria. Es
reconocida la pertinencia de ésta para un estrato primero del ser, el cual se presta a una
organización tal. Pero esta es solo una de las dos logicas ontologicas posibles. La otra,
indisociable de la primera, es la lógica es los magmas.
Sociedad e historia no existen por separado. Lo social es autoalteración, y sólo se da como
historia. Del mismo modo lo histórico es sociedad, la emergencia de la institución, por
excelencia; emergencia de alteridad, de lo que no era, de lo nuevo.
Cada sociedad constituye como tal al instituir un magma de SIS. Este constituye a la sociedad
como un todo en sí misma, con una identidad, en tanto fundamento en y por sí mismo, sin
otro fundamento, causa, razón de ser y finalidad que sí mismo.
Estas significaciones sociales son el ser de lo social historico. Nada existe ni puede existir si no
es mediante su significación, su puesta de sentido. SIS como posición primera, inaugural,
irreductible, de lo historico social y de lo imaginario social.
Toda sociedad es un sistema de interpretación de un mundo, que a su vez es creado por ella
misma a partir de significaciones nuevas cuya fuente es el imaginario social, en tanto
dimensión colectiva de la imaginación radical.
En el hacer de la burguesia que engendra una nueva definición de la realidad, es este hacer,
institución de una nueva realidad, de u nuevo mundo, y de un nuevo modo de existencia
historicosocial. Esta institución es creación. Ningun analisis causal podría predecirla a partir del
estado precedente, ni tampoco podría producírsela lógicamente a partir de conceptos. Surge
condicionada pero solo podrá comprendérsela en relación a la significación imaginaria central
que la burguesia en y por su hacer aporta e impone al mundo: “el desarrollo ilimitado de las
fuerzas productivas”.
El hacer social no es reductible a una instancia meramente “material”. Lo que este hacer es “lo
es mediante su referencia a todo lo que no es: es lo que es por su significación”.
La creación como obra de lo imaginario social es el modo de ser de lo historico social. La
sociedad es autocreación que se despliega como historia. Lo que responde a cómo surgen
nuevas formas sociales.
La institución de la sociedad y las SIS incorporadas a ella se despliegan siempre en dos
dimensiones indisociables: la conjuntista identitaria y la imaginaria.
Imaginario significa: producto de la imaginación, irreductible a lo real o lo racional;
representación y la significación se dan bajo una organización absolutamente original: el
magma. El magma es aquello de lo cual se puede extraer o construir una cantidad indefinida
de operaciones conjuntistas, pero que jamás puede ser reconstruido por composición
conjuntista de esas organizaciones. Un magma es una organización irreductible a la lógica de
conjuntos: no posee elementos discretos ni hay relación de identidad.
Las significaciones imaginarias, las creaciones de la imaginación radical se dan como magma.
Se dan como una organización abierta, cuyos componentes se relacionan por remisión de
forma multivoca. La significación es descrita como un haz indefinido de remisiones
interminables a otra cosa que a sí, cosas que siempre son significaciones y no significaciones
simultáneamente.
La dimensión conjuntista identitaria se da en la doble dimensión de: Legein; esquema
organizardor/posibilitador de toda operación de distinción-elección, designación, Que hace
posible el hacer-representar social.
El Teukhein está ligado a la techné y significa reunir-adaptar-fabricar-construir, siendo su
esquema la relación de finalidad o instrumentalizado.
En y por medio de Legein y Teukhein se instrumenta la institución global de la sociedad,
presentificacion del magma de significaciones.
Lo imaginario radical es, como historico social, un rio abierto del colectivo anonimo. Como
psique soma, el flujo de representaciones-afectos-intenciones, nucleo del Inconsciente.
La autoalteración perpetua de las sociedades es su ser mismo.
La historia es definida como genesis ontologica, como creación, o perpetua alteración. La
sociedad es creación de significacinoes imaginarias, autoinstitucion de lo historico social.
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UNIDAD 3: EL PODER, LO POLITICO, LA POLITICA
Es una vergonzosa hipocresia decir hoy que hay algun pais en este planeta en que el pueblo
tiene el poder. Si miramos el funcionamiento real de las sociedades politicas, son regimenes de
oligarquias liberales, oligarquia que esta obligada a aceptar algunos limites a sus poderes,
dejando algunas libertades al ciudadano.
¿Quiénes son los portadores de estas oligarquias politicas? La burocracia de los partidos
politicos, la cima del aparato del estado, los dirigentes economicos y los grandes propietarios,
el managment de las grandes firmas y los dirigentes de los medios de comunicación.
Estas categorías están muy interconectadas, para participar de estas capas no es condición
suficiente poseer capitales en el sentido tradicional. No se trata del capitalismo clásico, éste ha
ido cambiando.
¿Quién es soberano realmente? Como máximo, unas cuarenta mil personas (en Francia). Es el
número de diputados, miembros de partidos, del aparato dirigente de los partidos, los grandes
burócratas del Estado, grandes empresarios, etc.
En los paises democraticos se habla de igualdad política del ciudadano. Pero es obvio que no
puede haber igualdad politica si existe una inmensa desigualdad económica. Porque vivimos en
una sociedad cuyo centro es la economía. Evidentemente el poder economico se traduce en
poder politico.
Es cierto que hay ciertas libertades, como la que nos permite criticar a éste régimen.
Son libertades parciales y defensivas o negativas. Retomo la gran cuestión de la filosofía
política: cómo puedo ser libre si, viviendo en sociedad, estoy sometido a las leyes de la misma.
Esta cuestión no es paradójica ni metafísica, ha conducido a muchos pensadores anarquistas a
decir que no se puede ser libre en sociedad. Pero debe haber otra respuesta. Y pienso que es
clara:
Vivo necesariamente en sociedad; por lo tanto vivo necesariamente bajo leyes, y debo
aobedecer a la decisión de la mayoría. Soy libre si puedo participar efectivamente en todas las
tomas de decisión.
Es decir que la libertad es la participacón efectiva en el funcionamiento y los actos de las
instancias plíticas. Eso el gran pensador de la antigüedad lo sabía bien (Aristóteles), puesto
que definía al ciudadano como aquel que es capaz de gobernar y ser gobernado.
Idiota viene del griego idiotis, que queire decir individuo limitado a lo privado. Para los
antiguos griegos era un imbécil aquel que no era capaz de ocuparse de otra cosa que no
fueron sus asuntos.
Actualmente se nos habla del individualismo, se dice que es el triunfo de la libertad del inviduo
y esa es la gran reivindicación moderna. Pero no puede haber libertad en lo abstracto. ¿Cuál es
el individuo hoy libre? El que quiere consumir, quedarse en su casa, no ocuparse de asuntos
comunes. El contenido y uso que hace de la libertad no lo eligió él, le fue impuesto.
Así las cosas… cómo y por qué deberia seguir habiendo empresarios capitalistas en el sentido
tradicional, gente que busque mejorar la producción con invención técnica, cuando se puede
hacer más $$ especulando.
Los tipos antropológicos humanos que hicieron funcionar al sistema capitalista ya no pueden
ser reproducidos por la sociedad.
Esta crisis antropologica implica un grave limite interno para la evolucion y autoreproducción
del sistema. Pero tambien hay limites externos, el más importante y dramático es el que
impone el medio ambiente.
¿Cuál sería el consumo de recursos naturales si toda la humanidad que actualmente vive en
condiciones de pobreza llegara al nivel de, por ej. Portugal?
Hay un problema de los paises del tercer mundo, un nuevo y enorme movimiento migratorio
de los pueblos. En Europa, hay una presión de migraciones que vienen del sur como del este,
que los gobiernos no son capaces de controlar. Pero eso sería el fin de la sociedad seudo
democrática.
La respuesta es la institución de una sociedad autónoma, de una sociedad que se
autogobierne, la idea de la democracia llevada hasta el final.
Esto implica el deseo de los pueblos de salir del sistema presente. Pienso que uno de los
factores que actualmente inhiben esta posibilidad es la de que no hay otra solución.
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Pero es importante mostrar que ese dilema es mistificador y falaz. La democracia directa será
posible si hay una muy importante descentralización; al máximo. En esta scolectividades las
cosas podrían ser definidas por asamblea general. Y esas asambleas podrían ser continuadas
por consejos de delegados revocables en todo momento.
Luego, habría una coordinación entre las unidades políticas de base, mediante delegados
elegidos revocables. Todas las decisiones importantes serían tomadas por referéndums del
pueblo luego de una discusión suficiente y de una información suficiente.
Ahí tocamos otro aspecto de la política actual. No tiene sentido someter a referendum
decisiones sobre la cual la gente no puede decidir con conocimiento porque no está informada.
Las decisiones que se toman actualmente están motivadas por razones ocultas. Los poderes
públicos viven en un mundo privado.
La educación para la libertad no puede hacerse sino mediante el ejercicio de la misma. La
educación en una democracia debe generar todas las ocasiones para ejercerla. Para gobernar
es necesaria la participación de todos, en todas las instancias que se ejerce el poder.
Hay 2 factores-obstáculos que me parecen importantes y nuevos:
1° Que la evolución de las sociedades modernas tiende a destruir todas las oportunidades de
socialización significativa. Destruye los barrios, la empresa, la ciudad. La suma de zonas de
comercios, zonas residenciales y los guetos no hacen una ciudad.
2° Apatía actual, el giro hacia el consumo. Las sociedaes occidentales contemporaneas son las
primeras en la historia en que la religión no juega rol central. Estas jugaron un rol fundamental
en la institución de las sociedades.
El hombre es un animal que busca sentido, vive bajo él. El consumo, la tv, etc, son agentes de
compensaciones con respecto al vacío de sentido de la vida contemporánea. Para que haya un
cambio en las actitudes politicas, es necesario que la gente reconozca el vacio de esta puesta
de sentido y que descubra que poseen la capacidad de darle ellos mismos el sentido a su vida.
Cuál será el sentido que el darán a su vida las futuras colectividades, es algo que no podemos
decir en su lugar. Pero al menos yo sé lo que yo querría que fuera. Sería la creación de seres
humanos que amen la sabiduria, la belleza y el bien común.
Definimos Poder como la capacidad de una instancia de llevar a hacer, o no, lo que no se
habría hecho necesariamente. Así, es evidente que el mayor poder concebible es el de
preformar a alguien de suerte que por sí mismo haga lo que se quería que hiciese sin
necesidad de dominación o de poder explicito. Estamos ante la heteronomía más total posible.
Anterior a todo poder explicito, a toda dominación, la institución de la sociedad ejerce un Infra
poder radical sobre todos los individuos que produce. Este no es localizable. Es ejercido por
la sociedad instituida, y desde que la institución se establece, lo instituyente se distancia.
El Infra poder es el poder instituyente, el del imaginario instituyente, el poder del campo
histórico social mismo. Poder de nadie.
El Infra poder instituyente ejercido por la institución debería ser absoluto, y formar a los
individuos de manera que estos la reprodujesen eternamente. En tanto que absoluto y total, el
Infra poder de la sociedad instituida está abocado al fracaso. Cuatro factores intervienen:
1) La sociedad crea su mundo, le concede sentido y hace provisión de significación, destinada
a cubrir todo cuanto pueda presentarse. La institución de la sociedad siempre dispone de
defensas, la omnipotencia de su magma de significaciones. A las irrupciones del mundo bruto
les serán atribuidos signos, interpretados y exorcizados.
Pero también el mundo, en tanto que pre-social, está siempre ahí, como provision inabarcable
de alteridad, como riesgo siempre inminente de desgarrar el tejido de significaciones con el
cual la sociedad lo ah revestido. El sinsentido del mundo representa siempre una amenaza
posible para el sentido de la sociedad.
2) Cualquiera que sea la cerrazón del tipo de individuo que en la sociedad se transforme, el ser
propio e irreductible de la psique singular se manifiesta siempre –sueño, fallido, enfermedad,
trasgresión- pero también como contribución singular a la hiper lenta alteración de las
maneras de hacer y de representar sociales.
3) La sociedad se encuentra que existe una pluralidad indefinida de sociedades humanas, que
coexisten. La institución de los otros y sus significaciones son una amenaza para los otros, y
nuestro sentido les resulta sinsentido.
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4) Posiblemente la sociedad nunca pueda escapar a sí misma. La sociedad instituida es
siempre trabajada por la sociedad instituyente, bajo el imaginario social corre el imaginario
radical. Pero éste es el punto en que las defensas de la sociedad instituida serán más débiles,
su propio imaginario instituyente. También éste es el punto en el que ha sido inventada la
defensa más fuerte.
El hecho de que todas estas defensas puedan fracasar, y ocurrir crímenes, conflictos, crisis,
constituye una de las fuentes de poder explicito (en lo instituido) encargado de restablecer el
orden, asegurar la vida y la operación de la sociedad contra lo que la ponga en peligro.
La sociedad se instituye en y por las tres dimensiones indisociables: de la representación, del
afecto y de la intención. Estas son otra fuente, tanto o más importante que la anterior, de
poder explícito. Éste aparece así enraizado en la necesidad de decisión en cuanto a eso que
queda por hacer en el seno de los fines y que el empuje (hacia la promesa) de la sociedad se
da como objetivo.
Siempre habrá poder explicito, a menos que la sociedad consiga transformar sus individuos en
autómatas, interiorizando completamente el orden instituido, y recubriendo todo el porvenir,
misión imposible.
Esta dimensión de la institución de la sociedad, de poder explicito, o de instancias que puedan
emitir imperativos sancionables, es lo político. Es la negación y ocultación de la dimensión
instituyente de la sociedad lo que conduce a una fuente extra social (heterónoma).
>Tres confusiones:
El poder explicito no es el Estado, éste es una institución secundaria, separada de la
colectividad e instituida de tal manera que asegure constantemente esta separación.
La segunda dimensión del poder explicito alude a la confusión de lo político con la institución
conjunta de la sociedad.
La raiz de esa confusion se encuentra, quizas en la tercera: que los griegos crearon la politica.
Los griegos no inventaron lo político en el sentido del poder explicito, han creado la politica.
Esta, como tal, ha comportado la puesta en tela de juicio de la institución de la sociedad. Los
griegos crean la verdad como movimiento interminable del pensamiento. La politica puede ser
definida como la actividad colectiva explicita queriendo ser lucida, reflexiva y deliberativa.
La creación de la politica tiene lugar debido a que la institución de la sociedad es puesta en
duda, a partir de que una relacion otra, inedita hasta entonces, se crea entre instituyente e
instituido. La creación de la democracia y de la filosofia es la creación del movimiento historico
en su origen.
La autonomia surge como germen desde que la pregunta explicita e ilimitada estalla, haciendo
hincapie sobre las SIS y su fundamento posible.
La autonomia, individual o social, es un proyecto; es el actuar reflexivo de una razon que se
crea en un movimiento sin fin.
¿Cómo un individuo puede ser autónomo? Llegamos al doble aspecto de la política
propiamente dicha:
Del individuo y su psique. Conssite en que establece otra relacion enter la instancia
reflexiva y las demás instancias psiquicas, asi como enter su presente y la historia mediante la
cual el se hace como es, escapando de la servidumbre de la repetición, guiado por la intencion
de la verdad y la elucidación de su deseo.
La formación de una instancia reflexiva y deliberante, de la verdadera subjetividad, libera la
imaginación radical como fuente de creación y alteración y le permite alcanzar una libertad
efectiva, que presupone la indeterminación del mundo psiquico y la permieabilidad en su seno.
Existe elección del sentido no dictado con anterioridad. Se ha investido psiquicamente la
libertad y pretensión de verdad.
De lo socio histórico. No se puede ser libre solo, para investir la libertad y la verdad es
necesario que estas hayan aparecido como significaciones iamginarias sociales. Es preciso que
lo socio historico se haya autoalterado de manera que permita abrir una interrogación sin
límites que conduzca a la autonomía. Es necesario que la institución permita su puesta en tela
de juicio por la colectividad que ella hace y por los individuos que a ella pertenecen.
La política es proyecto de autonomía. ¿Puede y debe permanecer así? No. Toda institución
surge del imaginario instituyente, que no es formalizable ni localizable, pero sucede siempre
en una historia ya dada. Se encontrará que deberá utilizar lo ya existente. El presente es
siempre interpretación del pasado, o sea pasado-presente.
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La autonomía es autolimitación. La formulación es “crear instituciones que, interiorizadas por
los individuos, faciliten lo más posible el acceso a su autonomía individual, y su posibilidad de
participación efectiva en todo poder explícito existente en la sociedad”.
El castigo ha cesado poco a poco de ser teatro. Y todo lo que podía llevar consigo de
espectáculo se encontrará en adelante afectado de un índice negativo.
Casi sin tocar el cuerpo, la guillotina suprime la vida, del mismo modo que la prisión quita la
libertad, o una multa descuenta bienes. Se supone que aplica la ley menos a un cuerpo
real capaz de dolor, que a un sujeto jurídico, poseedor, entre otros derechos, del de
existir. La guillotina había de tener la abstracción de la propia ley.
El castigo tenderá, pues, a convertirse en la parte más oculta del proceso penal. Lo
cual lleva consigo varias consecuencias: la de que abandona el dominio de la percepción casi
cotidiana, para entrar en el de la conciencia abstracta; se pide su eficacia a su fatalidad, no a
su intensidad visible; es la certidumbre de ser castigado, y no ya el teatro abominable, lo que
debe apartar del crimen; la mecánica ejemplar del castigo cambia sus engranajes.
Se entra en la era de la sobriedad punitiva. Esta desaparición de los suplicios se puede
considerar casi como conseguida alrededor de los años 1830-1848. Naturalmente, esta
afirmación global exige paliativos. En primer lugar, las trasformaciones no se realizan en
bloque ni según un proceso único. Ha habido demoras.
En el castigo-espectáculo, un horror confuso brotaba del cadalso, horror que envolvía a la vez
al verdugo y al condenado, y que si bien estaba siempre dispuesto a convertir en compasión o
en admiración la vergüenza infligida al supliciado, convertía regularmente en infamia la vio-
lencia legal del verdugo.
lo esencial de la pena que nosotros, los jueces, infligimos, no crean ustedes que consiste en
castigar; trata de corregir, reformar, "curar"; una técnica del mejoramiento rechaza, en la
pena, la estricta expiación del mal, y libera a los magistrados de la fea misión de castigar.
Se dirá: la prisión, la reclusión, los trabajos forzados, el presidio, la interdicción de residencia,
la deportación —que han ocupado lugar tan importante en los sistemas penales modernos—
son realmente penas "físicas"; a diferencia de la multa, recaen, y directamente, sobre el
cuerpo. Pero la relación castigo-cuerpo no es en ellas idéntica a lo que era en los suplicios. El
cuerpo se encuentra aquí en situación de instrumento o de intermediario; si se interviene
sobre él encerrándolo o haciéndolo trabajar, es para privar al individuo de una libertad
considerada a la vez como un derecho y un bien
Como efecto de esta nueva circunspección, un ejército entero de técnicos ha venido a relevar
al verdugo, anatomista inmediato del sufrimiento: los vigilantes, los médicos, los capellanes,
los psiquiatras, los psicólogos, los educadores.
hoy, un médico debe establecer una vigilancia sobre los condenados a muerte, y hasta el
último momento, yuxtaponiéndose así como encargado del bienestar, como agente del no
sufrimiento, a los funcionarios que, éstos sí, tienen la misión de suprimir la vida. Cuando se
acerca el momento de la ejecución, se pone a los pacientes inyecciones de tranquilizantes.
Utopía del pudor judicial: quitar la existencia evitando sentir el daño, privar de todos los
derechos sin hacer sufrir, imponer penas liberadas de dolor.
Pero un castigo como los trabajos forzados o incluso como la prisión —mera privación de
libertad—, no ha funcionado jamás sin cierto suplemento punitivo que concierne realmente al
cuerpo mismo: racionamiento alimenticio, privación sexual, golpes, celda.
Mantiénese, pues, un fondo "supliciante" en los mecanismos modernos de la justicia
criminal, un fondo que no está por completo dominado, sino que se halla envuelto,
cada vez más ampliamente, por una penalidad de lo no corporal.
Si no es ya el cuerpo el objeto de la penalidad en sus formas más severas, ¿sobre qué
establece su presa? Puesto que ya no es el cuerpo, es el alma. A la expiación que causa
estragos en el cuerpo debe suceder un castigo que actúe en profundidad sobre el corazón, el
pensamiento, la voluntad, las disposiciones.
La división entre lo permitido y lo prohibido ha conservado, de un siglo a otro, cierta
constancia. En cambio, el objeto "crimen", aquello sobre lo que se ejerce la práctica
penal, ha sido profundamente modificado: la calidad, el carácter, la sustancia en cierto
modo de que está hecha la infracción.
21
Bajo el nombre de crímenes y de delitos, se siguen juzgando efectivamente objetos jurídicos
definidos por el Código, pero se juzga a la vez pasiones, instintos, anomalías, achaques,
inadaptaciones, efectos de medio o de herencia; se castigan las agresiones, pero a través de
ellas las agresividades; las violaciones, pero a la vez, las perversiones; los asesinatos que son
también pulsiones y deseos.
Desde que la Edad Media construyó, no sin dificultad y con lentitud, el gran procedimiento de
la información judicial, juzgar era establecer la verdad de un delito, era determinar su
autor, era aplicarle una sanción legal. Conocimiento de la infracción, conocimiento
del responsable, conocimiento de la ley.
Ahora bien, he aquí que en el curso del juicio penal, se encuentra inscrita hoy en día
una cuestión relativa a la verdad, muy distinta.
Todo un conjunto de juicios apreciativos, diagnósticos, pronósticos, normativos,
referentes al individuo delincuente han venido a alojarse en la armazón del juicio
penal. Que hacen de la afirmación de culpabilidad un extraño complejo científico-
jurídico.
Según el Código francés de 1810, no se planteaba la locura hasta el final del artículo
64. Este dice que no hay ni crimen ni delito, si el infractor se hallaba en estado de
demencia en el momento del acto.
La posibilidad de asignar la locura era, por lo tanto, exclusiva de la calificación de un acto
como delito: si el autor estaba loco, no era la gravedad de su acción la que se modificaba, ni
su pena la que debía atenuarse, era el delito mismo el que desaparecía.
Han admitido que se podía ser culpable y loco; tanto menos culpable cuanto un poco más loco;
culpable indudablemente, pero para encerrarlo y cuidarlo más que para castigarlo; culpable
peligroso ya que se hallaba manifiestamente enfermo, etc.
En lugar de que la locura anule el delito en el sentido prístino del artículo 64, todo
delito ahora, y en el límite, toda infracción, llevan en sí mismos como una sospecha
legítima, pero también como un derecho que pueden reivindicar, la hipótesis de la
locura; digamos en todo caso de la anomalía.
Y la sentencia que condena o absuelve no es simplemente un juicio de culpabilidad, una
decisión legal que sanciona; lleva en sí una apreciación de normalidad y una prescripción
técnica para una normalización posible.
El juez de nuestros días —magistrado o jurado— hace algo muy distinto que "juzgar". Y no es
el único que juzga.
Desde que funciona el nuevo sistema penal —el definido por los grandes códigos de los siglos
XVIII y XIX—, un proceso global ha conducido a los jueces a juzgar otra cosa que los
delitos; han sido conducidos en sus sentencias a hacer otra cosa que juzgar; y el
poder de juzgar ha sido trasferido, por una parte, a otras instancias que los jueces de
la infracción. La operación penal entera se ha cargado de elementos y de personajes
extra-jurídicos.
Es para evitar que esta operación sea pura y simplemente un castigo legal; es para disculpar al
juez de ser pura y simplemente el que castiga: "Castigamos, pero es como si dijéramos que
queremos obtener una curación."
La justicia criminal no funciona hoy ni se justifica sino por esta perpetua referencia a
algo distinto de sí misma, por esta incesante reinscripción en sistemas no jurídicos y
ha de tender a esta recalificación por el saber.
Un saber, unas técnicas, unos discursos "científicos" se forman y se entrelazan con
la práctica del poder de castigar.
Pero el cuerpo está también directamente inmerso en un campo político; las
relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, lo
doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas
ceremonias, exigen de él unos signos. Este cerco político del cuerpo va unido a la
utilización económica del cuerpo; el cuerpo, en una buena parte, está imbuido de
relaciones de poder y de dominación, como fuerza de producción; pero en cambio, su
constitución como fuerza de trabajo sólo es posible si se halla prendido en un sistema de
sujeción (en el que la necesidad es también un instrumento político cuidadosamente dispuesto,
calculado y utilizado). El cuerpo sólo se convierte en fuerza útil cuando es a la vez
cuerpo productivo y cuerpo sometido. Pero este sometimiento no se obtiene por los
únicos instrumentos ya sean de la violencia, ya de la ideología; puede muy bien ser
directo, físico, emplear la fuerza contra la fuerza, obrar sobre elementos materiales,
22
y a pesar de todo esto no ser violento; puede ser calculado, organizado, téc-
nicamente reflexivo, puede ser sutil, sin hacer uso ni de las armas ni del terror, y sin
embargo permanecer dentro del orden físico.
Este saber y este dominio constituyen lo que podría llamarse la tecnología política
del cuerpo.
Este poder se ejerce más que se posee, no es el "privilegio" adquirido o conservado de la
clase dominante, sino el efecto de conjunto de sus posiciones estratégicas, efecto que
manifiesta y a veces acompaña la posición de aquellos que son dominados.
Este poder, por otra parte, no se aplica pura y simplemente como una obligación o una
prohibición, a quienes "no lo tienen"; los invade, pasa por ellos y a través de ellos; se apoya
sobre ellos, del mismo modo que ellos mismos, en su lucha contra él, se apoyan a su vez en
las presas que ejerce sobre ellos.
Hay que admitir más bien que el poder produce saber; poder y saber se implican
directamente el uno al otro; que no existe relación de poder sin constitución correlativa de
un campo de saber, ni de saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo unas
relaciones de poder.
No es la actividad del sujeto de conocimiento lo que produciría un saber, útil o reacio al poder,
sino que el poder-saber, los procesos y las luchas que lo atraviesan y que lo constituyen, son
los que determinan las formas, así como también los dominios posibles del conocimiento.
En la región más oscura del campo político, el condenado dibuja la figura simétrica e invertida
del rey.
Esta alma real e incorpórea no es en absoluto sustancia; es el elemento en el que se articulan
los efectos de determinado tipo de poder y la referencia de un saber, el engranaje por el cual
las relaciones de saber dan lugar a un saber posible, y el saber prolonga y refuerza los efectos
del poder.
El alma, efecto e instrumento de una anatomía política; el alma, prisión del cuerpo
El suplicio es una técnica y no debe asimilarse a lo extremado de un furor sin ley. El
suplicio pone en correlación el tipo de perjuicio corporal, la calidad, la intensidad, la
duración de los sufrimientos con la gravedad del delito, la persona del delincuente y
la categoría de sus víctimas. Existe un código jurídico del dolor; la pena, cuando es
supliciante, no cae al azar o de una vez sobre el cuerpo, sino que está calculada de
acuerdo con reglas escrupulosas.
El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada
de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la
manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que,
olvidándose de sus principios, pierde toda moderación.
En el interior del crimen reconstituido por escrito, el criminal que confiesa viene a
desempeñar el papel de verdad viva. La confesión, acto del sujeto delincuente,
responsable y parlante, es un documento complementario de una instrucción escrita y secreta.
De ahí la importancia que todo este procedimiento de tipo inquisitivo concede a la
confesión.
Tampoco la confesión puede conseguir por sí sola la condena, sino que debe ir acompañada de
indicios anejos y de presunciones. Pero, por otra parte, la confesión aventaja a cualquier otra
prueba.
La técnica de la tortura tiene su lugar estricto en un mecanismo penal complejo en el que
va lastrado de elementos del sistema acusatorio; en el que la demostración escrita necesita de
un correlato oral; en el que las técnicas de la prueba administrada por los magistrados van
mezcladas con los procedimientos de las torturas por las cuales se desafiaba al acusado a
mentir; de hacer producir la verdad por un mecanismo de dos elementos, el de la
investigación llevada secretamente por la autoridad judicial y el del acto realizado
ritualmente por el acusado. El cuerpo del acusado —cuerpo parlante y, de ser necesario,
sufriente— asegura el engranaje de esos dos mecanismos.
Entre el juez que ordena el tormento y el sospechoso a quien se tortura, existe también como
una especie de justa; sométese al "paciente"a una serie de pruebas, graduadas en severidad y
de las cuales triunfa "resistiendo", o ante las cuales fracasa confesando.
Pero el juez no impone la tortura sin aceptar riesgos; porque la regla impone que, si
el acusado "resiste" y no confiesa, se vea el magistrado obligado a abandonar los
cargos. El supliciado ha ganado.
23
No se declaraba inocente al sospechoso por su resistencia, pero al menos debía a su
victoria el no poder ser condenado a muerte.
En la tortura van también mezclados un acto de información y un elemento de
castigo. ¿Cómo puede emplearse una pena como un medio? Las diferentes partes de la
prueba no constituían otros tantos elementos neutros; no aguardaban a estar reunidos en un
haz único para aportar la certidumbre final de la culpabilidad. Cada indicio aportaba consigo
un grado de abominación.
Cuando se había llegado a cierto grado de presunción se podía, por lo tanto, poner en
juego legítimamente una práctica que tenía doble papel: comenzar a castigar en
virtud de las indicaciones ya reunidas, y servirse de este comienzo de pena para
arrancar el resto de verdad que todavía faltaba.
este engranaje de los dos rituales a través del cuerpo prosigue, una vez hecha la prueba y
formulada la sentencia, en la ejecución misma de la pena. Y el cuerpo del condenado es de
nuevo una pieza esencial en el ceremonial del castigo público. Corresponde al culpable
manifestar a la luz del día su condena y la verdad del crimen que ha cometido. En él, sobre él,
el acto de justicia debe llegar a ser legible por todos. Esto adopta varios aspectos:
Hacer del culpable el pregonero de su propia condena;
Agregar a la confesión forzada de la retractación pública, un reconocimiento espontáneo y
público. Estaba previsto igualmente que en el momento de subir al cadalso el condenado
podía solicitar una tregua para hacer nuevas revelaciones. El público aguardaba esta
nueva peripecia de la verdad.
Utilización de suplicios "simbólicos" en los que la forma de la ejecución remite a la índole
del crimen: se taladra la lengua de los blasfemos, se quema a los impuros, se corta la mano
que dio muerte;
Como toda agonía, la que tiene lugar sobre el cadalso expresa cierta verdad: pero
con más intensidad, en la medida en que el dolor la apremia; con más rigor puesto que es
exactamente el punto de confluencia entre el juicio de los hombres y el de Dios; con más
resonancia ya que se desarrolla en público.
Los sufrimientos del suplicio prolongan los de la tortura preparatoria; en ésta, sin embargo,
nada estaba aún decidido y se podía salvar la vida; ahora la muerte es segura, y se trata de
salvar el alma.
Pero todavía puede decirse: ¿unos sufrimientos tan vivos no son el signo de que Dios ha
abandonado al culpable en manos de los hombres? Ambigüedad, pues, de este sufrimiento,
que lo mismo puede significar la verdad del crimen o el error de los jueces, la bondad o la
perversidad del criminal, la coincidencia o la divergencia entre el juicio de los hombres y el de
Dios.
Se cierra el círculo: del tormento a la ejecución, el cuerpo ha producido y reproducido la
verdad del crimen.
El suplicio desempeña, pues, una función jurídico-política. Se trata de un ceremonial
que tiene por objeto reconstituir la soberanía por un instante ultrajada: la restaura
manifestándola en todo su esplendor.
Todas estas razones hacen de la ejecución pública, más que una obra de justicia, una
manifestación de fuerza; o más bien, es la justicia como fuerza física, material y terrible del
soberano la que en ella se despliega. La ceremonia del suplicio pone de manifiesto a la luz del
día la relación de fuerzas que da su poder a la ley.
El verdugo no es simplemente aquel que aplica la ley, sino el que despliega la fuerza;
es el agente de una violencia que se aplica, para dominarla, a la violencia del crimen.
De ese crimen, el verdugo es materialmente, físicamente, el adversario. Adversario a veces
compasivo y a veces encarnizado.
El poder soberano que le ordenaba matar y que por medio de él mataba, no estaba
presente en el verdugo; este poder no se identificaba con su encarnizamiento. Y
precisamente jamás aparecía tal poder con más esplendor que cuando interrumpía el gesto del
verdugo por un mensaje de indulto.
El soberano está presente en la ejecución no sólo como el poder que venga la ley,
sino como el que puede suspender la ley y la venganza. Sin duda, la lentitud del
desarrollo de la ceremonia estaba calculada para dar lugar a tal eventualidad.
La existencia de los suplicios tiene razón de ser en un régimen de producción en el
que las fuerzas de trabajo, y por ende el cuerpo humano, no tienen la utilidad ni el
valor comercial que habría de serles conferido en una economía de tipo industrial.
24
El "menosprecio" del cuerpo se refiere a una actitud general respecto de la muerte; y
en esta actitud se podría descifrar tanto los valores propios del cristianismo como
una situación demográfica y en cierto modo biológica: los estragos de la enfermedad
y del hambre, las mortandades periódicas de las epidemias, la formidable mortalidad
de los niños, lo precario de los equilibrios bioeconómicos, todo esto hacía que la
muerte fuera familiar y suscitaba en torno suyo hechos rituales para integrarla,
hacerla aceptable y dar un sentido a su permanente agresión
El cuerpo está imbuido de relaciones de poder y de dominación, como fuerza de producción; pero en
cambio, su constitución como fuerza de trabajo sólo es posible si se halla prendido en un sistema de
sujeción. El cuerpo sólo se convierte en fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y
cuerpo sometido.
Este sometimiento no se obtiene únicamente utilizando la violencia y la ideología; puede ser directo,
físico, emplear la fuerza contra la fuerza, obrar sobre elementos materiales, y a pesar de todo esto
no ser violento; puede ser calculado, organizado, sutil, sin hacer uso ni de las armas ni del terror, y
sin embargo permanecer dentro del orden físico. Es decir que puede existir un “saber” del cuerpo
que no es exactamente la ciencia de su funcionamiento, y un dominio de sus fuerzas que es más
que la capacidad de vencerlas: este saber y este dominio constituyen lo que podría llamarse la
tecnología política del cuerpo. Esta es difusa, rara vez formulada en discursos continuos y
sistemáticos; se compone a menudo de elementos y fragmentos. A pesar de la coherencia de sus
resultados, no suele ser sino una instrumentación multiforme. No es posible localizarla ni en un tipo
definido de institución, ni en un aparato estatal, pero éstos recurren a ella. Se trata en cierto modo
de una microfísica del poder que los aparatos y las instituciones ponen en juego.
El estudio de esta microfísica supone que el poder que en ella se ejerce no se conciba como
una propiedad, sino como una estrategia, que sus efectos de dominación no sean
atribuidos a una “apropiación”, sino a unas maniobras, a unas tácticas; que se descifre en él
una red de relaciones siempre tensas, siempre activas; que se le dé como modelo la batalla
perpetua más que el contrato que opera una cesión o la conquista que se apodera de un territorio.
En suma este poder se ejerce más que se posee.
Analizar el cerco político del cuerpo y la microfísica del poder implica, por lo tanto, que se
renuncie a la oposición violencia-ideología, a la metáfora de la propiedad, al modelo del contrato o
al de la conquista; en lo que concierne al saber, que se renuncie a la oposición de lo que es
“interesado” y de lo que es “desinteresado”, al modelo del conocimiento y a la primacía del sujeto.
Podríamos soñar con una “anatomía” política. No sería el estudio de un Estado tomado como un
“cuerpo”, tampoco el estudio del cuerpo como un pequeño Estado. Se trataría en él del “cuerpo
político” como conjunto de los elementos materiales y de las técnicas que sirven de
armas, de relevos, de vías de comunicación y de puntos de apoyo a las relaciones de
poder y de saber que cercan los cuerpos humanos y los dominan haciendo de ellos unos
objetos de saber.
Se trata de reincorporar las técnicas punitivas –bien se apoderen del cuerpo en el ritual de los
suplicios, bien del alma– a la historia de ese cuerpo político. Considerar las prácticas
penales menos como una consecuencia de las teorías jurídicas que como un capítulo de la
anatomía política.
El poder excedente que se ejerce sobre el cuerpo sometido del condenado ha suscitado un tipo de
desdoblamiento. El de un incorpóreo, de un “alma”. La historia de esta “microfísica” del poder
punitivo sería entonces una pieza para una genealogía del “alma” moderna. En esta alma,
hay que reconocer el correlato actual de cierta tecnología del poder sobre el cuerpo. No se debería
decir que el alma es una ilusión, o un efecto ideológico. Pero sí que existe, que tiene una
realidad, que está producida permanentemente en la superficie y en el interior del cuerpo
por el funcionamiento de un poder que se ejerce sobre aquellos a quienes se castiga, de
una manera más general sobre aquellos a quienes se vigila, se educa y corrige, sobre
aquellos a quienes se sujeta a un aparato de producción. Realidad histórica de esa alma, que
a diferencia del alma representada por la teología cristiana, no nace culpable y castigable, sino que
nace más bien de procedimientos de castigo, de vigilancia, de pena y de coacción. Esta
alma real e incorpórea no es en absoluto sustancia; es el elemento en el que se articulan
los efectos de determinado tipo de poder y la referencia de un saber, el engranaje por el
25
cual las relaciones de saber dan lugar a un saber posible, y el saber prolonga y refuerza los efectos
del poder. Sobre esta realidad se han construido conceptos diversos: psique, subjetividad,
personalidad, conciencia, etc.; sobre ella se han edificado técnicas y discursos científicos.
No se ha sustituido el alma, ilusión de los teólogos, por un hombre real, objeto de saber, de
reflexión filosófica o de intervención técnica. El hombre de que se nos habla y que se nos invita a
liberar es ya en sí el efecto de un sometimiento mucho más profundo que él mismo. Un “alma” lo
habita y lo conduce a la existencia, que es una pieza en el dominio que el poder ejerce sobre el
cuerpo. El alma, efecto e instrumento de una anatomía política; el alma, prisión del
cuerpo.
Ha habido en el curso de la edad clásica un descubrimiento del cuerpo como objeto y blanco de
poder. Cuerpo que se manipula, que se da forma, que se educa, que obedece. El gran libro del
Hombre-máquina ha sido escrito en dos registros:
el anátomo-metafísico, del que Descartes había compuesto las primeras páginas, y que
médicos y filósofos continuaron (óptica médica y filosófica). Se trata aquí de
funcionamiento y explicación; de un cuerpo analizable.
el técnico-político, que estuvo constituido por reglamentos (militares, escolares,
hospitalarios) y por procedimientos empíricos y reflexivos. Se trata aquí de sumisión y
utilización; de un cuerpo manipulable.
Estos dos registros se hallan unidos por la noción de docilidad. Es dócil un cuerpo que puede ser
sometido, utilizado, transformado y perfeccionado. Estos esquemas de docilidad, de tanto interés
para el S XVIII, no son los primeros en plantear el cuerpo como objeto de intereses, pero hay cosas
nuevas en estas técnicas.
En primer lugar, la escala de control: no se trata al cuerpo como unidad indisociable, sino que se
lo trabaja en sus partes, se ejerce sobre él una coerción (sujeción) débil.
En segundo lugar, el objeto de control: ya no los elementos significantes de la conducta o el
lenguaje del cuerpo, sino la economía, la eficacia de los movimientos, su organización interna. En
fin, la modalidad implica una coerción constante que vela sobre los procesos de la actividad
más que sobre su resultado.
Por lo tanto, llamamos DISCIPLINAS a estos métodos que permiten el control minucioso de
las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les
imponen una relación de docilidad-utilidad. Estas han llegado a ser, en el transcurso de los S
XVII y XVIII fórmulas generales de dominación. Se diferencian:
de la esclavitud (no se fundan en una relación de apropiación de los cuerpos),
de la domesticidad (que es una relación de dominación constante, masiva, no analítica,
ilimitada y establecida bajo el “capricho” del amo),
del vasallaje o feudalismo (relación de sumisión extremadamente codificada que atañe más a
los productos del trabajo que a las operaciones del cuerpo),
del ascetismo y de las “disciplinas” de tipo monástico (que garantizan renunciaciones más
que aumentos de utilidad y que, si bien implican la obediencia a otro, tienen por objeto
principal un aumento del dominio de uno sobre su propio cuerpo).
El momento histórico de la disciplina es cuando nace un arte del cuerpo humano pensado como
cuanto más obediente, más útil. El cuerpo humano entra en un mecanismo de poder que lo
desarticula y lo recompone. Una “anatomía política”, una “mecánica del poder” está naciendo,
definiendo cómo se puede hacer que los cuerpos operen como se quiere. La disciplina fabrica así
cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos “dóciles”. La disciplina disocia el poder del cuerpo,
hace de este poder una “aptitud”, una “capacidad” que trata de aumentar la potencia,
convirtiéndola en una relación de sujeción estricta.
Esta nueva anatomía política como una multiplicidad de procesos con frecuencia menores y de
localización diseminada. Se los encuentra actuando en colegios, en escuelas elementales, en
hospitales, en el ejército. Casi siempre se han impuesto para responder a exigencias de coyuntura.
(Foucault no hará una historia de las instituciones disciplinarias, sino que señalará algunos ejemplos
para teorizar en base a ellos).
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minuciosa del detalle, y una consideración política de estas pequeñas cosas, para el control y la
utilización de los hombres, se abre paso a través de la época clásica, llevando consigo un conjunto
de técnicas, un corpus de procedimientos y de saber, de descripciones, y de datos. Y de estas
fruslerías (cosas de poco valor) ha nacido el hombre del humanismo moderno.
EL ARTE DE LAS DISTRIBUCIONES
4. El rango. En la disciplina los elementos son intercambiables, puesto que cada uno se define por
el lugar que ocupa en una serie, y por la distancia que lo separa de los otros. La unidad en ella no
es pues ni el territorio (unidad de dominación), ni el lugar (unidad de residencia), sino el rango: el
lugar que se ocupa en una clasificación. La disciplina, arte del rango y técnica para la
transformación de las combinaciones. Individualiza los cuerpos por una localización que no los
implanta, pero los distribuye y los hace circular en un sistema de relaciones. Ejemplo: el “rango”, en
el S XVIII, comienza a definir la gran forma de distribución de los individuos en el orden escolar:
hileras de alumnos en clase, en los pasillos y los estudios; alineamiento de los grupos de edad unos
a continuación de los otros; sucesión de las materias enseñadas según un orden de dificultad
creciente. Y en estos alineamientos obligatorios, cada alumno de acuerdo a su edad, a sus
adelantos y a su conducta, ocupa un orden determinado, un rango. Movimiento perpetuo en el que
los individuos sustituyen unos a otros en un espacio ritmado por intervalos alineados.
La organización de un espacio serial fue una de las grandes mutaciones técnicas de la enseñanza
elemental. Permitió sobrepasar el sistema tradicional (un alumno que trabaja unos minutos con el
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maestro, mientras el grupo permanece ocioso y sin vigilancia). Al asignar lugares individuales ha
organizado una nueva economía del tiempo de aprendizaje. El espacio escolar como una máquina
de aprender, pero también de vigilar.
Al organizar las “celdas”, los “lugares” y los “rangos”, fabrican las disciplinas espacios complejos:
arquitectónicos, funcionales y jerárquicos a la vez. Recortan segmentos individuales e instauran
relaciones operatorias. Espacios mixtos: reales (rigen la disposición de pabellones, salas,
mobiliarios), pero ideales (se proyectan sobre la ordenación de las caracterizaciones, de las
jerarquías). La primera de las grandes operaciones de la disciplina es pues la constitución
de “cuadros vivos” que transforman las multitudes confusas, inútiles o peligrosas, en
multiplicidades ordenadas. Esta constitución ha sido uno de los grandes problemas de la
tecnología científica, política y económica del S XVIII: controlar, regularizar la circulación de las
mercancías y de la moneda, inspeccionar a los hombres, distribuir los enfermos y clasificar las
enfermedades: operaciones en que los dos constituyentes –distribución y análisis, control e
inteligibilidad– son solidarios el uno con el otro. El cuadro en el S XVIII es una técnica de
poder y un procedimiento de saber. Se trata de organizar lo múltiple.
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4) La articulación cuerpo-objeto. La disciplina define cada una de las relaciones que el cuerpo
debe mantener con el objeto que manipula. (Aquí Foucault da el ejemplo de la división en tres
tiempos que se debe seguir para el manejo de un arma, según una ordenanza de 1766). Este
ejemplo consiste en una descomposición del gesto global en dos series: la de los elementos del
cuerpo que hay que poner en juego, y la de los elementos del objeto que se manipula; después
pone en correlación los unos con los otros según ciertos gestos simples. El poder viene a
deslizarse sobre toda la superficie de contacto entre el cuerpo y el objeto que manipula;
los amarra el uno al otro. Constituye un complejo cuerpo-arma, cuerpo-instrumento, cuerpo-
máquina. Se está lejos de aquellas formas de sujeción que no pedían al cuerpo otra cosa que signos
o productos, formas de expresión o el resultado del trabajo. La reglamentación impuesta por el
poder es al mismo tiempo la ley de construcción de la operación. Este carácter del poder
disciplinario tiene una función de síntesis, de vínculo coercitivo (que sujeta, que contiene) con el
aparato de producción.
5) La utilización exhaustiva. El principio subyacente en el empleo del tiempo en su forma
tradicional era esencialmente negativo; principio de no ociosidad (no derrochar el tiempo). La
disciplina procura una economía positiva; plantea el principio de una utilización teóricamente
creciente siempre del tiempo: agotamiento más que empleo. Hay que tratar de intensificar el
uso del menor instante, como si pudiera unirse el máximo de rapidez con el máximo de eficacia.
Cuanto más se descompone el tiempo, mejor se lo desarticula desplegando sus elementos internos
bajo una mirada que los controla, más se puede acelerar entonces una operación. Ejemplo: la
escuela de enseñanza mutua como aparato para intensificar la utilización del tiempo; su
organización permitía eludir el carácter lineal y sucesivo de la enseñanza del maestro. Cada instante
estaba lleno de actividades múltiples, pero ordenadas, y el ritmo estaba regido por señales; imponía
a todos unas normas temporales que debían acelerar el proceso de aprendizaje y enseñar la rapidez
como virtud.
A través de esta técnica de sujeción, se está formando un nuevo objeto; lentamente, va ocupando
el puesto del cuerpo mecánico. Este objeto nuevo es el cuerpo natural, el cuerpo susceptible de
operaciones especificadas, que tienen su orden, su tiempo, sus condiciones internas, sus elementos
constitutivos. El cuerpo, al convertirse en blanco para nuevos mecanismos del poder, se ofrece
a nuevas formas de saber. Cuerpo del ejercicio, cuerpo manipulado por la autoridad, del
encauzamiento útil, pero en el cual se anunciará cierto número de exigencias de naturaleza y de
coacciones funcionales. En el ejercicio que se le impone y al que resiste, el cuerpo rechaza
espontáneamente lo incompatible: “Éntrese en la mayoría de nuestras escuelas de ejercicio, y
se verá a los soldados en actitudes violentas y forzadas, se verán todos sus músculos contraídos, la
circulación de la sangre interrumpida...” (de un Ensayo general de táctica escrito en 1772).
Hemos visto cómo los procedimientos de la distribución disciplinaria tenían su lugar entre las
técnicas contemporáneas de clasificación y de disposición en cuadro; pero cómo introducían el
problema específico de los individuos y de la multiplicidad.
Los controles disciplinarios de la actividad se sitúan entre todas las investigaciones sobre la
maquinaría natural de los cuerpos; el comportamiento y sus exigencias orgánicas van a sustituir
poco a poco la simple física del movimiento. El cuerpo, al que se pide ser dócil, hasta en sus
menores operaciones, opone y muestra condiciones de funcionamiento propias de un organismo. El
poder disciplinario tiene como correlato una individualidad no sólo analítica y “celular”,
sino natural y “orgánica”.
29
poder y de una nueva manera de administrar el tiempo y hacerlo útil al segmentarlo. Una
macro y una microfísica de poder han permitido la integración de una dimensión temporal,
unitaria, continua, acumulativa en el ejercicio de los controles y la práctica de las
dominaciones. La historicidad “evolutiva” tal como se constituye entonces está vinculada
a un modo de funcionamiento del poder. Con las nuevas técnicas de sometimiento, la
“dinámica” de las evoluciones continuas tiende a reemplazar la “dinástica” de los
acontecimientos solemnes.
LA COMPOSICIÓN DE FUERZAS
Desde fines S XVII el problema técnico de la infantería ha sido el de liberarse del modelo físico
de la masa. Se busca hacer útil a cada individuo y rentable la formación de las tropas. Pero
estas razones económicas han llegado a ser determinantes a partir de la invención del fusil:
permitía explotar la potencia de fuego al nivel individual; e inversamente, hacía de todo
soldado un blanco posible, exigiendo por ello una mayor movilidad.
Aparece así una exigencia nueva para la disciplina: construir una máquina cuyo efecto
se llevará al máximo por la articulación concertada de las piezas elementales de que
está compuesta. La disciplina no es ya simplemente un arte de distribuir cuerpos, de extraer
de ellos y de acumular tiempo, sino de componer unas fuerzas para obtener un aparato
eficaz. Esta exigencia se traduce de diversas maneras.
1. El cuerpo singular se convierte en un elemento que se puede colocar, mover, articular sobre
otros (combinación de los cuerpos). Su fuerza no es ya la variable principal que lo define, sino
el lugar que ocupa, la regularidad. El hombre de tropa es un fragmento de espacio móvil, antes de
ser una valentía o un honor. Reducción funcional del cuerpo, pero también inserción de este
cuerpo-segmento en un conjunto sobre el cual se articula. El cuerpo se constituye como pieza de
una máquina multisegmentaria.
2. Piezas igualmente, las diversas series cronológicas que la disciplina debe combinar para
formar un tiempo compuesto, de manera que la cantidad máxima de fuerzas pueda ser
extraída de cada cual y combinada en un resultado óptimo. Ejemplo: se apela en los grandes
talleres a niños y ancianos como mano de obra barata. También se ha comenzado por confiar a
los escolares mayores tareas de simple vigilancia, después de control del trabajo, y más tarde de
enseñanza: todo el tiempo de los alumnos ha quedado ocupado en enseñar o en ser enseñado,
contribuyendo así al proceso general de enseñanza.
3. Esta combinación cuidadosamente medida de las fuerzas exige un sistema preciso de
mando. Toda la actividad del individuo disciplinado debe ser sostenida por órdenes terminantes
cuya eficacia reposa en la brevedad y la claridad; la orden es precisa y basta que provoque el
comportamiento deseado. Ejemplo: entre el maestro que impone la disciplina y aquel que le está
sometido, la relación es de señalización: se trata no de comprender la orden, sino de percibir la
señal. Situar los cuerpos en un mundo se señales a cada una de las cuales está adscrita una
respuesta obligada. El soldado disciplinado comienza a obedecer mándesele lo que se le mande.
La educación de los escolares debe hacerse de la misma manera: pocas palabras, ninguna
30
educación. El alumno deberá aprender el código de señales y responder automáticamente a cada
una de ellas.
En resumen, puede decirse que la disciplina fabrica a partir de los cuerpos que controla cuatro
tipo de individualidad, o más bien, una individualidad dotada de cuatro características: es
celular (por el juego de la distribución espacial), es orgánica (por el cifrado de las actividades),
es genética (por la acumulación del tiempo), es combinatoria (por la composición de fuerzas).
Y para ello utiliza cuatro grandes técnicas: construye cuadros; prescribe maniobras; impone
ejercicios; en fin, para garantizar la combinación de las fuerzas, dispone “tácticas”. La táctica,
arte de construir, con los cuerpos localizados, las actividades codificadas y las aptitudes formadas,
unos aparatos donde el producto de las fuerzas diversas se encuentra aumentado por su
combinación calculada, es la forma más elevada de la práctica disciplinaria. En este saber, los
teóricos del S XVIII veían el fundamente general de la práctica militar.
Es posible que la guerra como estrategia sea la continuación de la política. La “política” ha sido la
continuación del modelo militar como medio fundamental para prevenir la alteración civil. La
política ha tratado de utilizar el dispositivo del ejército perfecto, de la masa disciplinada. Si hay
una serie política-guerra que pasa por la estrategia, hay una serie ejército-política que pasa por la
táctica. Es la estrategia la que permite comprender la guerra como una manera de conducir la
política entre los Estados; es la táctica la que permite comprender el ejército como un principio
para mantener la ausencia de guerra en la sociedad civil. Los historiadores de las ideas atribuyen
fácilmente a filósofos y juristas del S XVIII el sueño de una sociedad perfecta; pero ha habido
también un sueño militar de la sociedad; su referencia fundamental se hallaba no en el estado de
naturaleza, sino en los engranajes cuidadosamente subordinados de una máquina, en las
coerciones permanentes, en la educación y formación indefinidamente progresivos, no en la
voluntad general, sino en la docilidad automática. Los militares y los técnicos de la disciplina,
elaboraban los procedimientos para la coerción individual y colectiva de los cuerpos.
El poder disciplinario tiene como función principal “enderezar conductas”. No encadena las
fuerzas para reducirlas; lo hace para multiplicarlas y usarlas. Lleva sus procedimientos de
descomposición hasta las singularidades. “Encauza” las multitudes móviles, confusas,
inútiles de cuerpos y de fuerzas en una multiplicidad de elementos individuales –
pequeñas células separadas, autonomías orgánicas, identidades y continuidades genéticas,
segmentos combinatorios. La disciplina “fabrica” individuos como objetos y como
instrumentos de su ejercicio. No es un poder triunfante, es un poder modesto que
funciona según el modelo de una economía calculada y permanente. El éxito del poder
disciplinario se debe al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica, la
sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento específico: el examen.
LA VIGILANCIA JERÁRQUICA
El ejercicio de la disciplina supone un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen
efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de coerción hacen visibles aquellos sobre quienes
se aplican. En el transcurso de la época clásica, vemos construirse esos “observatorios” de la
multiplicidad humana. Al lado de la gran tecnología de los anteojos, de las lentes, ha habido las
pequeñas técnicas de las vigilancias múltiples, miradas ven sin ser vistas.
Estos observatorios tienen un modelo casi ideal: el campamento militar, como ciudad apresurada y
artificial. El viejo y tradicional plano cuadrado ha sido afinado de acuerdo con innumerables
esquemas. Se dibuja la red de las miradas que se controlan unas a otras. El campamento es el
diagrama de un poder que actúa por el efecto de una visibilidad general. Durante mucho tiempo se
encontrará en el urbanismo, en la construcción de ciudades obreras, de hospitales, de asilos, de
prisiones, este modelo del campamento o al menos el principio subyacente: el encaje espacial
de las vigilancias jerarquizadas.
Una arquitectura que ya no está hecha simplemente para ser vista, sino para permitir un control
interior, articulado y detallado. El viejo esquema simple del encierro y de la clausura –del muro
grueso, de la puerta sólida– comienza a ser sustituido por el cálculo de las aberturas, de los pasos y
de las trasparencias. Así se organiza poco a poco el hospital-edificio como instrumento de acción
médica: debe permitir observar bien a los enfermos, debe impedir los contagios. El hospital ya no
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simplemente como lugar para la miseria y la muerte cercana, sino como operador terapéutico.
Igualmente la escuela-edificio debe ser un operador de encauzamiento de la conducta (ej. de la
escuela militar). Las instituciones disciplinarias han secretado una maquinaria de control que ha
funcionado como un microscopio de la conducta; las divisiones tenues y analíticas que han realizado
han llegado a formar un aparato de observación, de registro y de encauzamiento de la conducta.
El aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente: ojo al
cual nada se sustrae y centro hacia el cual están vueltas todas las miradas.
Necesita descomponer sus instancias, pero para aumentar su función productora. Especificar la
vigilancia y hacerla funcional. Es el problema de los grandes talleres y fábricas, donde se organiza
un nuevo tipo de vigilancia, diferente del que en los regímenes de las manufacturas realizaban
desde el exterior los inspectores. Se trata ahora de un control intenso, continuo, a lo largo de todo
el proceso de trabajo; no recae solamente sobre la producción, sino que toma en cuenta la
actividad de los hombres, distinta del control doméstico del amo, ya que se efectúa por empleados,
vigilantes, contralores y contramaestres. A medida que aumentan el número de obreros y la
división del trabajo, las tareas de control se hacen más necesarias y más difíciles. Vigilar pasa a ser
una función definida, integrante del proceso de producción. Se hace indispensable un personal
especializado, constantemente presente y distintos de los obreros La vigilancia pasa a ser un
operador económico decisivo, a la vez una pieza interna en el aparato de producción y un engranaje
del poder disciplinario.
SANCIÓN NORMALIZADORA
1. En el centro de todo sistema disciplinario funciona un pequeño mecanismo penal. Las
disciplinas establecen una “infra-penalidad”; reticulan un espacio que las leyes dejan vacío al
reprimir conductas que su relativa indiferencia hacía sustraerse a los grandes sistemas de castigo.
En el taller, en la escuela, en el ejército, reina una verdadera micropenalidad del tiempo (retrasos,
ausencias, interrupciones de tareas), de la actividad (falta de atención, descuido), de la manera de
ser (descortesía, desobediencia), de la palabra (charla, insolencia), del cuerpo (actitudes
“incorrectas”, gestos impertinentes, suciedad), de la sexualidad (falta de recato, indecencia). Al
mismo tiempo se utiliza, como castigos, una serie de procedimientos sutiles, que van desde el
castigo físico leve, a privaciones menores y a pequeñas humillaciones. Se trata de hacer penables
las fracciones más pequeñas de la conducta, que cada sujeto se encuentre prendido en una
universalidad castigable-castigante.
2. Pero la disciplina lleva consigo una manera específica de castigar, y que no es únicamente un
modelo reducido del tribunal. Lo que compete a la penalidad disciplinaria es la inobservancia, todo
lo que no se ajusta a la regla: el soldado comete una “falta” siempre que no alcanza el nivel
requerido; la “falta” del alumno es una ineptitud para cumplir sus tareas.
El orden que los castigos disciplinarios deben hacer respetar es de índole mixta: es un orden
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“artificial”, dispuesto por una ley, un reglamento, pero también definido por procesos naturales y
observables: la duración de un aprendizaje, el tiempo de un ejercicio, que es también una regla.
Los alumnos de las escuelas no son colocados ante una “lección” de la que no son todavía capaces.
3. El castigo disciplinario tiene por función ser correctivo, reduciendo las desviaciones. Al
lado de los castigos tomados directamente del modelo judicial (multas, látigo, calabozo), los
sistemas disciplinarios dan privilegio a los castigos del orden del ejercicio –del aprendizaje
intensificado, varias veces repetido. El castigo disciplinario es en buena parte isomorfo a la
obligación misma; es menos la venganza de la ley ultrajada que su repetición. El efecto correctivo
esperado pasa accesoriamente por la expiación y el arrepentimiento; se obtienen directamente por
el mecanismo de un encauzamiento de la conducta. Castigar es ejercitar.
4. El castigo disciplinario es un elemento de un sistema doble: gratificación-sanción. “El
maestro debe evitar usar de castigos; por el contrario, debe tratar de hacer que las recompensas
sean más frecuentes que las penas” (de un reglamento escolar de 1716). Este mecanismo de dos
elementos permite cierto número de operaciones características de la penalidad disciplinaria. La
calificación de las conductas y de las cualidades a partir de dos valores opuestos del bien y del mal;
se tiene una distribución entre polo positivo y polo negativo; toda la conducta cae en el campo de
las buenas y de las malas notas, de los buenos y de los malos puntos. Una contabilidad penal
permite obtener el balance punitivo de cada cual. La “justicia” escolar ha llevado muy lejos este
sistema. Y así los aparatos disciplinarios jerarquizan a las “buenas” y a las “malas” personas. La
disciplina, al sancionar los actos con exactitud, calibra los individuos “en verdad”.
5. La distribución según los rangos o los grados tiene un doble papel: señalar las
desviaciones, jerarquizar las cualidades, competencias y aptitudes; pero también castigar y
recompensar. La disciplina recompensa por los ascensos; castiga haciendo retroceder y
degradando. El rango por sí mismo equivale a recompensa o castigo. Un ejemplo en una
escuela militar muestra el doble efecto de esta penalidad jerarquizante: distribuir los alumnos de
acuerdo con sus aptitudes y su conducta; someterlos todos al mismo modelo, para que estén
obligados todos juntos a la docilidad.
En suma, el arte de castigar, en el régimen del poder disciplinario no tiende ni a la
expiación ni a la represión.
Utiliza cinco operaciones distintas:
referir los actos, los hechos extraordinarios, las conductas similares a un conjunto que es a la vez
campo de comparación, espacio de diferenciación y principio de una regla que seguir.
Diferenciar a los individuos en función de esta regla de conjunto.
Medir en términos cuantitativos y jerarquizar en términos de valor las capacidades, el nivel, la
“naturaleza” de los individuos.
Hacer que juegue, a través de esta medida “valorizante”, la coacción de una conformidad que
realizar.
La penalidad perfecta que atraviesa todos los puntos, y controla todos los instantes de las
instituciones disciplinarias, compara, diferencia, jerarquiza, homogeniza, excluye. En una palabra,
normaliza.
Se opone, por tanto, a una penalidad judicial, que tiene por función esencial la de referirse, no a
fenómenos observables, sino a un corpus de leyes y de textos; no la de diferenciar a unos
individuos, sino de especificar unos actos bajo cierto número de categorías generales; no la de
jerarquizar sino la de hacer jugar pura y simplemente la oposición binaria de lo permitido y de lo
prohibido; no la de homogenizar, sino la de operar la división de la condena. Los dispositivos
disciplinarios han secretado una “penalidad de la norma”, irreductible a la penalidad
tradicional de la ley. Las disciplinas han fabricado un nuevo funcionamiento punitivo, y es éste el
que poco a poco ha revestido el gran aparato exterior que parecía reproducir modesta o
irónicamente. El funcionamiento jurídico-antropológico que se revela en toda la historia de la
penalidad moderna tiene su punto de formación en la técnica disciplinaria que ha hecho jugar esos
nuevos mecanismos de sanción normalizadora.
Aparece el poder de la Norma, que desde el S XVIII se ha agregado a otros poderes obligándolos
a nuevas delimitaciones, el de la Ley, el de la Palabra y del Texto, el de la Tradición. Lo Normal se
establece como principio de coerción en la enseñanza con la instauración de una educación
estandarizada y el establecimiento de las escuelas normales; en el esfuerzo por organizar un
cuerpo médico y un encuadramiento hospitalario capaces de hacer funcionar unas normas
generales de salubridad. Como la vigilancia, y con ella la normalización, se torna uno de los
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grandes instrumentos de poder al final de la época clásica. El poder de normalización
obliga a la homogeneidad; pero individualiza al permitir las desviaciones, determinar los niveles,
fijar las especialidades y hacer útiles las diferencias ajustando unas a otras. El poder de la norma
en el interior de una homogeneidad que es la regla, introduce, como un imperativo útil y el
resultado de una medida, las diferencias individuales.
El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que
normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y
castigar. En todos los dispositivos de disciplina el examen se halla altamente ritualizado.
Manifiesta el sometimiento de aquellos que están sometidos. La superposición de las
relaciones de poder y de las relaciones de saber adquiere en el examen toda su
notoriedad visible.
Una de las condiciones esenciales para el desbloqueo epistemológico de la medicina a fines del S
XVIII fue la organización del hospital como aparato de “examinar”. El ritual de la visita médica es su
forma más llamativa. Una observación regular que pone al enfermo en situación de examen. Dos
consecuencias: en la jerarquía interna, el médico, elemento ahora externo, comienza a adquirir
preminencia sobre el personal religioso. Aparece la categoría del “enfermero”. El hospital bien
“disciplinado” constituirá el lugar adecuado de la “disciplina” médica; ésta podrá entonces perder su
carácter textual, y tomar sus referencias en un dominio de objetos ofrecidos al examen.
De la misma manera, la escuela pasa a ser una especie de aparato de examen ininterrumpido que
acompaña en toda su longitud la operación de enseñanza. Se tratará de una comparación perpetua
que permite medir y sancionar. El examen en la escuela crea un constante intercambio de saberes
entre el maestro y el discípulo. La escuela pasa a ser el lugar de elaboración de la pedagogía. Y así
como el procedimiento del examen hospitalario ha permitido el desbloqueo
epistemológico de la medicina, la época de la escuela “examinatoria” ha marcado el
comienzo de una pedagogía que funciona como ciencia.
El examen lleva consigo todo un mecanismo que une cierta forma de ejercicio del poder
con cierto tipo de formación de saber.
Hasta aquí el papel de la ceremonia política había sido dar lugar a la manifestación excesiva y
regulada de poder. La ceremonia se aparejaba siempre al triunfo. En cuanto a la disciplina, tiene su
propio tipo de ceremonia: el “desfile”, forma fastuosa de examen. Los “súbditos” son ofrecidos en él
como “objetos” a la observación de un poder que no se manifiesta sino tan sólo por su mirada. No
reciben directamente la imagen del poder soberano. La visibilidad apenas soportable del monarca se
vuelve visibilidad inevitable de los súbditos. Y esta inversión de visibilidad en el funcionamiento de
las disciplinas es lo que garantizará el ejercicio del poder. Entramos en la época del examen infinito
y de la observación coactiva.
34
cada cual, situar su nivel y su capacidad.
De ahí la formación de toda una serie de códigos de la individualidad disciplinaria que permiten
transcribir homogeneizando los rasgos individuales establecidos por el examen: código físico de la
señalización, código médico de los síntomas, código escolar o militar de las conductas. Estos
códigos marcan el momento de una “formalización” inicial de lo individual en el interior de las
relaciones de poder.
Gracias a todo este aparato de escritura que lo acompaña, el examen abre dos posibilidades
correlativas:
la constitución del individuo como objeto descriptible, analizable; en modo alguno para
reducirlo a rasgos “específicos” como hacen los naturalistas con los seres vivos, sino para
mantenerlo en sus rasgos singulares bajo la mirada de un saber permanente;
la constitución de un sistema comparativo que permite la medida de fenómenos globales,
la descripción de grupos, la caracterización de hechos colectivos, la estimación de las desviaciones.
Esas pequeñas técnicas de notación, de registro, que han permitido el desbloqueo epistemológico
de las ciencias del individuo. Pero está el pequeño problema histórico de la emergencia, a fines del
S XVIII, de lo que se podría colocar bajo la sigla de ciencias “clínicas”; problema de la entrada del
individuo (y no ya de la especie) en el campo del saber; problema de la entrada de la descripción
singular en el funcionamiento general del discurso científico. A esta simple cuestión corresponde
una respuesta sin grandeza: hay que mirar del lado de esos procedimientos de escritura y registro,
del lado de los mecanismos de examen, del lado de la formación de los dispositivos de disciplina, y
de la formación de un nuevo tipo de poder sobre los cuerpos. ¿El nacimiento de las ciencias del
hombre? Hay que buscarlo en esos archivos donde se elaboró el juego moderno de las coerciones
sobre cuerpos, gestos, comportamientos.
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pueden caracterizar diciendo que son una modalidad de poder para el que la diferencia individual es
pertinenete.
Las disciplinas marcan el momento en que se efectúa la inversión del eje político de la
individualización. En sociedades con régimen feudal la individualización es máxima del lado en que
se ejerce la soberanía y en las regiones superiores del poder. Cuanto mayor cantidad de poderío
más marcado se está como individuo: una individualización “ascendente”. En cambio, en un
régimen disciplinario la individualización es en cambio “descendente”: a medida que el
poder se vuelve más anónimo y más funcional, aquellos sobre los que se ejerce tienden a estar más
fuertemente individualizados; y por vigilancias más que por ceremonias, por observaciones más
que por relatos conmemorativos, por medidas comparativas que tienen la “norma” por referencia, y
no por genealogías que dan los antepasados como punto de mira; por “desviaciones” más que por
hechos señalados. En un sistema de disciplina, el niño está más individualizado que el adulto, el
enfermo más que el hombre sano, el loco más que el normal. Es hacia los primeros a los que se
dirigen en nuestra civilización todos los mecanismos individualizantes; y cuando se quiere
individualizar al adulto sano es siempre buscando lo que hay en él todavía de niño, la locura secreta
que lo habita, el crimen fundamental que ha querido cometer. Todas las ciencias, análisis o
prácticas con raíz “psico-” tienen su lugar en esta inversión histórica de los procedimientos de
individualización.
Esta vigilancia es apoyada por un sistema de registro permanente (informe de los síndicos a los
intendentes); al comienzo del “encierro”, se establece, uno por uno, el papel de todos los vecinos
presentes en la ciudad. De todo lo q’ se advierte en el curso de las visitas, se toma nota y se
transmite a los intendentes y magistrados. Estos tiene autoridad sobre los cuidados médicos de las
persona. El registro de lo patológico debe ser constante y centralizado. La relación de cada cual con
su enfermedad y su muerte pasa por las instancias de poder, el registro a q’ estas la someten y las
decisiones q’ toman.
Cinco o seis días después del comienzo de la cuarentena se procede con la purificación de las casa.
Este espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el q’ los individuos están insertos
en un lugar fijo, en los q’ los menores movimientos se hallan controlados [...] en el q’ el poder se
ejerce de acuerdo con una figura jerárquica [...] constituye un modelo compacto del dispositivo
disciplinario. A la peste responde el orden. Contra la peste q’ es mezcla, la disciplina hace valer su
poder q’ es análisis. La peste como forma a la vez real e imaginaria del desorden tiene como
correlato medico y político la disciplina.
Si bien la lepra a suscitado rituales de exclusión y encierro, la peste ha suscitado esquemas
disciplinarios. Más q’ la división masiva y binaria entre los unos y los otros, apela a separaciones
múltiples, a distribuciones individualizantes, a una organización en profundidades de las vigilancias
y de los controles, a una intensificación y ramificación del poder. El leprosos esta prendido en una
práctica del rechazo, del exilio-clausura. El gran encierro de una parte, el gran encauzamiento de la
conducta por la otra. La lepra y su división, la peste y su reticulado. La una esta marcada, al otra
analizada, y repartida. El exilio del leproso y la detención de la peste no llevan con sigo el mismo
sueño político. El uno es el de una comunidad pura, el otro el de una sociedad disciplinada. Dos
maneras diferentes de ejercer el poder sobre los hombres.
La peste es la prueba en le curso de la cual se puede definir idealmente el ejercicio del poder
disciplinario. En le fondo de los esquemas disciplinarios la imagen de la peste vale por todas las
confusiones y desordenes; del mismo modo que la imagen de la lepra, del contacto que cortar, se
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halla en el fondo de los esquemas de exclusión.
Lentamente, se le ve aproximarse, y corresponde al S XiX haber aplicado al espacio de la exclusión
cuyo habitante simbólico era el leproso, la técnica del poder propia del reticulado disciplinario.
Tratar a los “leprosos” como “apestados”; servirse de los procedimientos de individualización para
marcar exclusiones – esto es lo que ha sido llevado a cabo regularmente por el poder disciplinario
desde los comienzos del S XIX.
Todas las instancias de control individual funcionan de doble modo: el de la división binaria y la
marcación; y el de la marcación coercitiva, la distribución diferencial. De una lado, se “apesta” a los
leprosos; se impone a los excluidos la táctica de las disciplinas individualizantes; y, de otra parte, la
universalidad de los controles disciplinarios permite marcar quien es “leproso” y hacer jugar contra
él los mecanismos dualistas de la exclusión.
Cada cual en su lugar, está bien encerrado. Es visto, pero él no ve, objeto de una información,
jamás sujeto en una comunicación. La disposición de su aposento, frente a la torre central, le
impone una visibilidad axial; peor las divisiones del anillo, las celdas bien separadas implican una
invisibilidad lateral. Y está es garantía del orden (no hay peligros de revueltas ni de contagios). La
multitud, masa compacta, lugar de intercambios múltiples, individualidades que se funden, efecto
colectivo, se anula en beneficio de una colección de individualidades separadas.
De ahí el efecto mayor del panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de
visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. Hacer que la vigilancia sea
permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción. Este aparato e una maquina de
crear y sostener una relación de poder independiente de aquel que lo ejerce.
Una sujeción real nace mecánicamente de una relación ficticia. La eficacia del poder esta del lado
de su aplicación. El que está sometido a un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce por su
cuenta las coacciones del poder, las hace jugar espontáneamente sobre si mismo, inscribe en si
mismo la relación de poder en la cual se juega simultáneamente los dos papeles; se convierte en el
principio de su propio sometimiento, sin necesidad de medios de fuerzas para inducirle buena
conducta. Se encuentra en el programa del panóptico la preocupación de la observación
individualizadotes, de la caracterización y de la individualización, de la disposición analítica del
espacio. El panóptico hace obra de naturalista; permite establecer las diferencias, notar los hechos
singulares, notar las aptitudes de cada uno. En cuanto al aspecto de laboratorio el panóptico puede
ser utilizado como maquina de hacer experiencias, de modificar el comportamiento, de encauzar o
reeducar la conducta de los individuos. Experimentar medicamentos y verificar sus efectos. Probar
castigos. Intentar experiencias pedagógicas.
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El panóptico es un lugar privilegiado para hacer posible la experimentación sobre los hombres, y
para analizar con toda certidumbre las transformaciones que se pueden obtener en ellos. Puede
constituir una especie de control sobre sus propios mecanismos (“vigilantes que’ vigilan y son
vigilados”.) Funciona como aun especie de laboratorio de poder. Gracias a sus mecanismos de
control gana en eficacia y en capacidad de penetración en el comportamiento de los hombres: una
aumento de saber viene a establecerse sobre todas las avanzadas del poder, y descubre objetos
por conocer sobre todas las superficies en las que este viene a ejercerse.
El panóptico debe ser comprendido como un modelo generalizable de funcionamiento:; una manera
de definir las relaciones del poder con la vida cotidiana de los hombres. El panóptico se considera
jaula cruel y sabia. El panóptico es el diagrama de un mecanismo de poder referido a su forma
ideal, su funcionamiento, abstraído de todo obstáculo, asistencias o razonamiento, puede muy bien
ser representado como in puro sistema arquitectónico y óptico; es de hecho una figura de
tecnología políticas que se puede y que se debe desprender de todo su uso especifico.
La disposición de esta maquina es tal que su cierre no excluye una presencia permanente del
exterior: cualquiera puede venir a ejercer en la torre central las funciones de la vigilancia, y al
hacerlo puede adivinar la manera en que la vigilancia se ejerce.
El esquema, sin anularse ni perder ningunas de sus propiedades, esta destinado a difundirse en el
cuerpo social; su vocación es volverse en é una función generalizada.
¿Cómo al aumentar sus fuerzas, podrá el poder acrecentar las de la sociedad en lugar de
confiscarlas o de frenarlas? La solución del panóptico a este problema es que el aumento productivo
del poder no puede ser garantizado más que si de una parte tiene la posibilidad de ejercerse de
manera continua, en los basamentos de la sociedad; y si, por otra parte, funciona al margen de
esas formas repentinas, violentas, discontinuas, que están vinculadas al ejercicio de la soberanía. El
dominio del panóptico es una nueva física del poder, la de los cuerpos irregulares, con sus detalles,
sus movimientos múltiples, sus relaciones espaciales. Se trata de mecanismos que analizan
distribuciones, desviaciones, series, combinaciones, y que utilizan instrumentos para hacer visible,
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registrar, diferenciar y comparar: física de un poder relacional y múltiple, que tiene su intensidad
máxima no en la persona del rey (soberano), sino en los cuerpos que esas relaciones permiten
individualizar.
El panoptismo es el principio general de una nueva “anatomía política” cuyo objeto y fin no es la
relación de soberanía sino las relaciones de disciplinas.
El panóptico trata de proyectar una institución disciplinaria perfecta, pero trata también de
demostrar como se puede “desencerrar” las disciplinas y hacerlas funcionar de manera difusa,
múltiple, polivalente en le cuerpo social.
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La antigüedad tiene un predominio sobre la vida publica; quiere hacer accesible a la multitud de los
hombres un pequeño numero de objetos. La edad moderna plantea el problema inverso: Procurar a
uno solo objeto la visión instantánea de una multitud. Una sociedad donde los elementos
principales no son ya la comunidad y la vida publica, sino los individuos privados de una parte y el
Estado de la otra.
Nuestra sociedad es la de la vigilancia, bajo la superficie de las imágenes, se llega a los cuerpos en
profundidad, detrás de la gran abstracción del cambio, se persigue el adiestramiento minucioso y
concreto de las fuerzas útiles. El individuo se halla cuidadosamente fabricado, de acuerdo con toda
una táctica de las fuerzas y de los cuerpos.
La formación de la sociedad disciplinaria remite a cierto número de procesos históricos:
1. Puede decirse que las disciplinas son unas técnicas para garantizar la ordenación de las
multiplicidades humanas. Lo propio es que intentan definir respecto de las multiplicidades una
táctica de poder que responde a tres criterios: hacer el ejercicio del poder lo menos costoso
posible; hacer que los efectos de este poder social alcancen su máximo de intensidad y se
extiendan lo más lejos posible, sin fracaso ni laguna; aumentar a la vez la docilidad y la utilidad de
todos los elementos del sistema. Este triple objetivo responde a una coyuntura histórica: el gran
impulso demográfico del S. XVII (un cambio de escala de los grupos que se trata de manipular o
controlar) . Y el crecimiento del aparato de la producción, cada vez más extenso, complejo, costoso
y cuya rentabilidad se trata de hacer crecer. El desarrollo de los procedimientos disciplinario
responde a estos dos procesos, o más bien, sin duda, a la necesidad de ajustar su correlación.
Las disciplinas sustituyen al viejo principio “exacción-violencia” (ß¿K?) que regia la economía del
poder, por el principio “suavidad-producción-provecho”. Técnicas que permiten ajustar, según este
principio, la multiplicidad del os hombres y la multiplicación de los aparatos de producción
(económica, de saber, de aptitudes.)
La disciplina tiene que resolver cierto numero de problemas para los cuales la antigua economía del
poder no estaba lo suficientemente armada. Dominar todas las fuerzas que se forman a partir de la
multiplicación organizada. Debe neutralizar los efectos de contrapoder que surgen de ella y que
forman resistencias al poder que quiere dominar. Debe igualmente hacer que crezca la utilidad
singular de cada elemento de la multiplicidad pero por unos medios que sean los mas rápidos y los
menos costosos, es decir utilizando la propia multiplicidad como instrumento de este crecimiento.
Es necesario que hagan crecer la utilidad de las multiplicidades y que se vuelvan cada una de ellas
mas útiles que la simple suma de lo s elementos.
Define unas tácticas de distribución, de ajuste reciproco de los cuerpos, de los gestos y los ritmos,
de diferenciación de capacidades; la disciplina tiene que hacer jugar las relaciones de poder no por
encima, sino en le sentido mismo de la multiplicidad. De la manera más discreta que se pueda.
A estos objetivos responden unos instrumentos de poder anónimos y coextensivos a la multiplicidad
que regimientan, como la vigilancia jerárquica, el registro extensivo, etc. Sustituye un poder que se
manifiesta por el esplendor de los que lo ejercen, por un poder que objetiva insidiosamente
aquellos a quiénes se aplica: fundar un saber a propósito de estos, mas que desplegar los signos
fastuoso de la soberanía.
Son el conjunto de minúsculas invenciones técnicas que han permitido hacer que crezca la
magnitud útil de las multiplicidades haciendo decrecer los inconvenientes del poder que las rige. Es
el procedimiento técnico unitario por el cual la fuerza del cuerpo esta con el menor gasto reducida
como fuerza política, y maximizada como fuerza útil. El crecimiento de una economía capitalista a
exigido la modalidad especifica del poder disciplinario, cuyas formulas generales, la “anatomía
política” puede ser puesta en acción por los regímenes políticos.
2. La modalidad panóptica del poder no esta bajo la dependencia inmediata ni en la prolongación
directa de las grandes estructuras jurídico-políticas de una sociedad; no es, sin embargo,
absolutamente independiente. El desarrollo y la generalización de los dispositivos disciplinarios han
sido una vertiente oscura de los procesos por los cuales la burguesía a llegado a ser en el cursos del
S XVIII la clase políticamente dominante.
De una manera formal, el régimen representativo permite que directa o indirectamente, con o sin
enlaces, la voluntad de todos forme instancia fundamental de la soberanía; las disciplinas dan, en la
base, garantía de la sumisión de las fuerzas y de los cuerpos. Han constituido el subsuelo de las
libertades formales y jurídicas. El “panoptismo”, elemento universal de coerción, no ha cesado de
trabajar en profundidad las estructuras jurídicas de la sociedad para hacer funcionar los
mecanismos efectivos del poder en oposición a los marcos formales que se había procurado.
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Las disciplinas no constituyen más que un infra-derecho. Desempeñan el papel preciso de introducir
unas disimetrías insuperables y de excluir reciprocidades. Porque la disciplina crea entre los
individuos un vinculo “privado”, una relación de coacciones enteramente diferentes de la obligación
contractural. Además, en tanto que los sistemas jurídicos califican a los sujetos de derecho según
unas normas universales, las disciplinas caracterizan, clasifican, especializan, distribuyen a lo largo
de una escala, reparten en torno de una norma, jerarquizan recíprocamente los cuerpos; y en el
limite, descalifican e invalidan. Las disciplinas (el panoptismo) refleja la genealogía de la sociedad
moderna, con la dominación de clase que la atraviesa, la contrapartida política de las normas
jurídicas según las cuales se redistribuía el poder.
Y para volver al problema de los castigos legales, la prisión, con toda la tecnología
correctiva de que va acompañada, hay que colocarla ahí: en el punto en que se realiza la
torsión del poder codificado de castigar, en un poder disciplinario de vigilar. Lo que
generaliza entonces el poder de castigar no es la conciencia universal de la ley en cada uno de los
sujetos de derecho, es la extensión de regular, es la trama infinitamente tupida de los
procedimiento panópticos.
3. Estos procedimientos alcanzan, desde el S XVIII un nivel en el que formación del saber y aumento
de poder se refuerzan regularmente según un proceso circular. Las disciplinas franquean entonces
el umbral “tecnológico”. Hay un doble proceso: desbloqueo epistemológico a partir de un
afinamiento de las relaciones de poder; multiplicación de los efectos de poder gracias a la
formación y a la acumulación de conocimientos nuevos.
El S. XVIII invento las técnicas de las disciplinas y el examen, un poco sin duda, como la Edad
Media invento la investigación Judicial. La investigación era el poder soberano arrogándose el
derecho de establecer la verdad por medio de cierto numero de técnicas reguladas. La
investigación, en efecto, a sido la pieza rudimentaria, pero fundamental para la constitución de las
ciencias empíricas; ha sido la matriz jurídico-política de este saber experimental. Lo que esta
investigación fue para las ciencias de la naturaleza, el análisis disciplinario lo ha sido para las
ciencias del hombre. Estas ciencias con las que nuestra “humanidad” se encanta desde hace más de
un siglo tiene su matriz técnica en la pequeñez puntillosa y perversa de las disciplinas y de sus
investigaciones. “Otro poder, otro saber”. Si bien es cierto que la investigación, al convertirse en
una técnica para las ciencias empíricas, se ha desprendido del procedimiento inquisitorial (de
inquisición) en que históricamente enraizaba, en cuanto al examen, ha quedado muy cerca del
poder disciplinario que lo formo. Es todavía y siempre una pieza intrínseca de las disciplinas. Estas
técnicas no hacen sino remitir a los individuos de una instancia disciplinaria a otra, y reproducen el
esquema de poder-saber propio de toda disciplina. El examen sigue inserto en la tecnología
disciplinaria.
Lo que en adelante se impone en las justicia penal como su punto de aplicación, su objeto “útil”, no
será ya el cuerpo del culpable contra el cuerpo del rey, el punto ideal de la penalidad hoy día sería
la disciplina indefinida: un interrogatorio que no tuviera termino.
El sometimiento a “observación” prolonga naturalmente una justicia invadida por los métodos
disciplinarios y los procedimientos de examen.
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METODO (HISTORIA DE LA SEXUALIDAD) - FOUCAULT
Por poder hay que comprender una multiplicidad de las relaciones de fuerza inmanentes y
propias del dominio que se ejercen, constitutivas de su organización; las estrategias que las
tornan efectivas, cuya cristalización institucional toma forma en los aparatos estatales, en la
formulación de la ley, en las hegemonías sociales.
La condición de posibilidad de poder no debe ser buscada en la existencia primera de un punto
central del cual irradia. El poder está en todas partes, es el nombre que se presta a una
situación estratégica en una sociedad dada.
Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad respecto a otras relaciones, son
inmanentes; constituyen los efectos inmediatos de las particiones, desigualdades,
desequilibrios, son las condiciones internas de tales diferenciaciones.
La relaciones de poder son a la vez intencionales y no subjetivas, no hay poder que se ejerza
sin una serie de miras y objetivos. Donde hay poder hay resistencia y por lo mismo, esta
nunca es exterior respecto del poder. Las resistencias constituyen el otro termino de las
relaciones de poder; en ellas se inscriben como el irreducible elemento enfrentador.
Omnipresencia del poder: no porque tenga el privilegio de reagruparlo todo bajo su invencible
unidad, sino porque se está produciendo a cada instante, en todos los puntos, o más bien en
toda relación de un punto.
El poder es una situación estratégica compleja. Esa multiplicidad de las relaciones de fuerza
pueden ser cifradas, ya sea en forma de guerra, o de politica.
El poder no es algo que se adquiera. Se ejerce a partir de innumerables puntos, en el juego de
relaciones moviles y no igualitarias.
Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad respecto de otros tipos de
relaciones (economicos, de conocimiento, sexuales). Desempeñan alli donde actuan un papel
directamente productor.
El poder viene de abajo, no hay en el principio de las relaciones de poder, una oposición
binaria entre dominadores y dominados. Las relaciones de fuerza multiples que se forman
sirven de soporte a amplios efectos de escision que recorren el cuerpo social. Forman una linea
de fuerza general que atraviesa los enfrentamientos locales y los vincula.
Las relaciones de poder son a la vez intencionales y no subjetivas: no hay poder que se ejerza
sin una serie de miras y objetivos.
La racionalidad del poder es la de las tacticas que dibujan finalmente dispositivos de conjunto,
de lógica clara, descifrable, pero sin nadie que las conciba y formule, estrategias anonimas.
Donde hay poder hay resistencia y esta nunca está en exterioridad respecto del poder. Las
relaciones de poder no pueden existir más que en función de una multiplicidad de puntos de
resistencia, que están en todas partes dentro de la red de poder.
Las resistencias constituyen el otro término en las relaciones de poder, en ellas se inscriben
como el irreductible elemento enfrentador. Es la codificación estratégica de esos puntos de
resistencia lo que torna posible una revolución.
Reglas:
1- Inmanencia: No existe exterioridad entre técnica de saber y estrategias de poder, incluso si
poseen su papel especifico y se articulan a partir de su diferencia. Se partirá pues de “focos
locales” de poder-saber.
2- De variaciones continuas: No buscar quien pose el poder, sino las modificaciones que las
relaciones de fuerza implican. Las distribuciones de poder o apropiaciones de saber nunca
presentan más que cortes instantáneos de ciertos procesos. No son formas establecidas de
repartición sino matrices de procesos.
3- Doble condicionamiento: Toda estrategia debe apoyarse en relaciones precisas y tenues que
le sirven de soporte y anclaje. Hay que pensar en el doble condicionamiento por la
especificidad de las tácticas posibles y de las tácticas por la envoltura estratégica.
4- Polivalencia táctica de los discursos: Poder y saber se articulan en el discurso, como una
serie de segmentos discontinuos cuya función táctica no es uniforme ni estable. Hay que
imaginar una multiplicidad de elementos discursivos que pueden actuar en estrategias
diferentes. El discurso puede ser instrumento y efecto de poder, pero tambien obstaculo,
resistencia y partida de una resistencia opuesta.
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MICROFÍSICA DE PODER: LA GENEALOGÍA
Para la genealogía, una tarea indispensable es percibir la singularidad de los sucesos, fuera de
toda finalidad monótona; encontrarlos donde menos se espera y en aquello que pasa
desapercibido, por no tener nada de historia –los sentimientos, el amor, la conciencia, los
instintos- incluso el punto de su ausencia, en el que no han tenido lugar.
La genealogía se opone a la historia en el despliegue metahistorico de las significaciones
ideales y de los indefinidos teleológicos. Se opone a la búsqueda del origen .
Nietzsche genealogista rechaza la búsqueda del origen porque ésta se esfuerza por recoger la
esencia exacta de la cosa, su más pura posibilidad, su identidad reglada sobre sí misma, su
forma móvil y anterior a todo aquello externo, accidental y sucesivo.
Buscar tal origen es intentar encontrar lo que estaba ya dado, para encontrar una primera
identidad. Pero si el genealogista se ocupa es escuchar la historia más que de alimentar la fe
en la metafísica, aprende que detrás de la cosa no hay esencia. Lo que se encuentra al
comienzo histórico de las cosas no es la identidad preservada de su origen, es la discordia de
las otras cosas.
El comienzo histórico es bajo, irrisorio, irónico. “Se buscaba hacer despertar el sentimiento de
la soberanía del hombre mostrando su nacimiento divino: esto se convirtió ahora en un camino
prohibido, pues a la puerta del hombre está el mono (Aurora)”.
El origen, como lugar de la verdad, es un punto retrotraído, anterior a todo conocimiento
positivo, que hará posible un saber que lo recubre y no cesa de desconocerlo.
La <fuente>, la <procedencia> (Herkunft), indican mejor que el <origen> el objeto propio del
a genealogía. Estas hacen intervenir a la raza o al tipo social, percibiendo todas las marcas
sutiles, subindividuales, diferentes en cada conciencia.
Allí donde el alma pretende unificarse, donde el yo se inventa una identidad o coherencia, el
genealogista parte a la búsqueda del comienzo, al análisis de la procedencia, la cual permite
encontrar bajo el aspecto único de un concepto, la proliferación de sucesos a través de los
cuales se ha formado. Su objetivo no es mostrar que el pasado está vivo en el presente, es
mantener lo que pasó en la dispersión, percibir los accidentes y desviaciones, descubrir que en
la raíz de lo que conocemos y de lo que somos no están la verdad ni el ser, sino la exterioridad
del accidente.
La búsqueda de la procedencia no funda, sino que remueve aquello que se percibía inmóvil;
fragmenta lo que estaba unido, muestra la heterogeneidad.
Entstehung designa la emergencia, el punto de surgimiento. Esta se produce siempre en un
determinado estado de fuerzas, que luchan unas contra otras y contra sí mismas.
Mientras que la procedencia designa la cualidad de un instinto y la marca que éste deja en el
cuerpo, la emergencia designa un lugar de enfrentamiento por pura distancia, por pura
diferencia.
Las diferentes emergencias no son figuras sucesivas de una misma significación; son efectos
de sustituciones, emplazamientos y desplazamientos. La genealogía debe ser la historia de
aquellas diferentes interpretaciones, ideales, morales, metafísicas.
El sentido histórico (wirkliche historie) reintroduce en el devenir todo aquello que se habia
creido inmortal en el hombre, pues nada en él es lo suficientemente fijo para comprender a los
otros hombres y reconocerse en ellos.
Las fuerzas presentes en la historia no obedecen a un destino ni a una mecánica, sino al azar
de la lucha. En este sentido, la historia tiene algo mejor que contar el nacimiento de la verdad
y el valor, puede ser el conocimiento diferencial de los altos y los bajos.
Así, sin basarse en ninguna filosofía de la historia, se puede hacer de ésta un uso genealógico,
liberándose de toda verdad suprahistórica.
El sentido histórico conlleva 3 usos que se oponen a las modalidades platónicas de la historia:
-El uso de la parodia y destructor de realidad, que se opone a la reminiscencia y al
reconocimiento, a la historia monumental, a su veneración al devenir, a las obras y las
acciones, que borran el camino de las intensidades actuales de la vida. Se trata de parodiarla
para hacer resaltar que no es en sí más que una parodia.
-El uso disociativo y destructor de identidad, que se opone a la continuidad y la tradición. Pues
la identidad es una parodia, y la genealogía tiene por fin reconstruir las raices que la
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constituyen pero para disiparlas; Intenta hacer aparecer todas las discontinuidades que nos
atraviesan, los sistemas heterogéneos que nos prohíben toda identidad.
-El uso sacrificial y destructor de verdad, que se opone al conocimiento. Hace aparecer que no
hay conocimiento que no descanse en la injusticia, ya que no existe en él un derecho a la
verdad o fundamento de lo verdadero. El querer saber no acerca a una verdad universal, sino
que multiplica los riesgos y deshace la unidad del sujeto. Exige su sacrificio.
CONVERSACIONES- DELEUZE
POLITICA
Una sociedad no se define tanto por sus contradicciones como por sus lineas de fuga, se fuga
por todas partes. Es menester considerar ya no las lineas de fuga en lugar de las
contradicciones, sino las minorias en lugar de las clases.
Una tercera orientación consistirá en dar un estatuto a las “maquinas de guerra”, que se
definiria por cierta manera de ocupar, de llenar el espacio tiempo o de inventar nuevos
espaciotiempos: los movimientos revolucionarios y tambien los artisticos son maquinas de
guerra.
Lo que define una mayoria es un modelo al que hay que conformarse: el europeo, el adulto, el
masculino… Las minorias carecen de modelo, son un devenir, un proceso.
Estamos entrando en sociedades de control, que ya no son exactamente disciplinarias. Ya no
funcionan mediante el encierro, sino mediante un control continuo y una comunicación
instantanea. Es previsible que la educación mute en una terrible formación permanente. Nada
se termina nunca.
Puede buscarse la correspondencia entre un tipo de sociedad y un tipo de maquina: las
maquinas simples de las sociedades de soberania, las maquinas energeticas de las sociedades
disciplinarias, las maquinas ciberneticas de las sociedades de control.
Puede hablarse de procesos de subjetivación cuando se consideran las diversas maneras en
que los individuos y colectividades se constituyen como sujetos. Estos procesos soo valen en la
medida que escapen de los saberes constituidos y de los poderes dominantes. Aunque ellos se
prolonguen en nuevos poderes o provoquen nuevos saberes, tienen en su momento una
espontaneidad rebelde. No se trata de un retorno al sujeto, una instancia dotada de deberes,
saberes y poderes.
Más que de procesos de subjetivación habría que hablar de acontecimientos que no se pueden
explicar por los estados de cosas que los suscitan o en los que desembocan. Se alzan por un
instante, y este momento es el importante, es la oportunidad que hay que aprovechar.
Lo que más falta nos hace es creer en el mundo, así como suscitar acontecimientos que
escapen al control, nuevos espacio-tiempo, por más mínimos que sean.
HISTORIA
Foucault situó las sociedades disciplinarias en los siglos 18 y 19, alcanzando su apogeo en el
20. Operan mediante la organización de grandes centros de encierro. EL individuo pasa
sucesivamente de un circulo cerrado a otro: la familia, la escuela, el cuartel, la fabrica, el
hospital, la carcel.
Foucault ve el ideal de los centros de encierros: concentrar, repartir en el espacio, componer
en el espacio tiempo una fuerza productiva cuyo efecto debe superar la suma de las fuerzas
componentes.
Este modelo fue el sucesor de las sociedades de soberania, cuyos fines eran más gravar la
producción que organizarla, decidir la muerte más que administrar la vida.
También las disciplinas entraron en crisis, en provecho de nuevas fuerzas, que se precipitaron
después de la SGM. Se trata de las Sociedades de Control.
No hay lugar para el temor ni la esperanza, sólo cabe buscar nuevas armas.
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El lenguaje comun a todos los centros de encierro es un lenguaje analógico; el control
constituye un lenguaje numérico.
Los encierros son moldes, los controles modulan a cada instante.
La fábrica era un cuerpo cuyas fuerzas interiores, vigiladas por el patrón o movilizadas por el
sindicato, debian alcanzar un equilibrio; en una sociedad de control, la fábrica es reemplazada
por la empresa, que es un alma, etérea. Instituye entre los individuos una rivalidad a modo de
sana competición, dividiéndoles interiormente.
La formación permanente tiende a sustituir a la escuela, el control continuo al examen. Lo que
es el medio más seguro para poner la escuela en manos de la empresa.
En las disciplinarias siempre había que volver a empezar, en las de control nunca se termina
nada. Las disciplinarias presentan 2 polos o consignas, la marca que identifica al individuo y la
matrícula de su posición en la masa. Ambas no son incompatibles, el poder es al mismo tiempo
masificador e individuante. En las de control lo esencial es una cifra, una contraseña, que
marca o prohibe el acceso a la información.
No es solamente una evolución tecnologica, es una mutación profunda del capitalismo, que ya
no se concentra en la producción (relegada al 3er mundo) sino que vende servicios, compra
acciones. El departamento de ventas se ha convertido en el alma, el instrumento de control en
el marketing.
El control se ejerce a corto plazo, rotación rápida, pero de forma continua e ilimitada. La
disciplina tenia una larga duración, infinita y discontinua.
El hombre no está encerrado, está endeudado. Nos hallamos en el inicio de algo:
En el régimen carcelario, la búsqueda de penas sustitutorias, para delitos menores.
En el régimen escolar, formas de control continuo y accion de formación permanente, la
introducción de la empresa en todos los niveles.
En el régimen hospitalario, la nueva medicina sin medicos ni enfermos, que localiza enfermos
potenciales, grupos de riesgo y que en absoluto indica un progreso de la individuación, sino
que sustituye el cuerpo individual por una materia dividual.
En el régimen empresarial, nuevos modos de tratar el dinero, los productos y a los hombres.
Individuos o grupos estamos hechos de lineas de diversa naturaleza. Un primer tipo de línea
serían segmentarias, duras, bien determinadas, en todas direcciones, cortándonos en todos
los sentidos: familia-trabajo, trabajo-vacaciones, la familia, la escuela, el trabajo, el ejército.
Los segmentos dependen de máquinas binarias, de clases sociales, sexos, edades: niño-
adulto, rico-pobre, hombre-mujer, público-privado. Maquinas binarias complejas, que se
chocan unas con otras y nos cortan en todos los sentidos. Maquinas binarias no
necesariamente dualistas, sino dicotómicas (si no eres A ni B, eres C) que producen elementos
que no entraban en el primer corte.
Los segmentos implican también dispositivos de poder, fijando cada uno el código y
territorio del segmento correspondiente. Este dispositivo no se confunde con el Estado, el cual
sería un agenciamiento concreto que efectua la maquina de sobrecodificacion de una sociedad.
La maquina organiza los enunciados dominantes y el orden establecido de una sociedad, las
lenguas y saberes, las acciones y sentimientos adecuados a dicho orden, los segmentos que
prevalecen.
La maquina abstracta de sobrecodificacion asegura la homogeneidad de los diferentes
segmentos, su convertibilidad. No depende del Estado más que en su eficacia, y del
agenciamiento que la efectua en un campo social (el banco central, las leyes, p. ej).
Así pues en la linea de segmentaridad dura debemos distinguir los dispositivos de poder,
que codifican los diversos segmentos, la máquina abstracta que los sobre codifica y regula
sus relaciones, y el aparato de Estado que efectúa dicha máquina.
Toda segmentaridad dura implica finalmente un plano de organización trascendente que
dispone de la sobre codificación como suplemento, así, cuando un contorno se pone a temblar,
o un segmento vacila, se recurre a la terrible lente cortadora, al laser que reordena las formas
y pone a los sujetos en su sitio.
Habría otro tipo de lineas de segmentariedad más flexible, moleculares, que trazan pequeñas
modificaciones, se desvían, esbozan, sin ser menos precisas. Son flujos moleculares por
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umbrales, o quanta. Franquean umbrales que no coinciden forzosamente con segmentos de las
líneas visibles.
En este segundo tipo de lineas, devenires, suceden muchas cosas, a otro nivel que en los
puntos de referencia, las historias familiariares, las rememoraciones. UN oficio, profesor, juez,
criada, es un segmento duro, pero también es muchas cosas más ¿cuántas conexiones,
atracciones, repulsiones se producen en él que no coinciden con los segmentos?
Aquí las maquinas abstractas son mutantes y no sobrecodificantes. El plano de
consistencia o inmanencia arranca particulas a las formas, y afectos a los sujetos. Las
líneas moleculares hacen pasar entre los sgmentos flujos de destorrialización, que ya no
pertenecen ni a un segmento ni a otro, pero que constituyen su devenir asimétrico: masas
moleculares que no posen límites de clase, sexualidad que no es la del hombre o mujer.
Se trata de un tercero que no es una síntesis de los primeros dos, sino que procede de otra
parte y descompone la binariedad de los dos, no se inscribe ni en oposición ni en
complementariedad con aquellos. No agrega un segmento a la línea, sino que traza otra linea
en medio de la segmentaria.
Las grandes rupturas, oposiciones, siempre son negociables; la pequeña fisura imperceptible
no.
Aún queda un tercer tipo de línea: que nos arrastra a través de nuestros segmentos,
umbrales, hacia un destino desconocido. Es la línea de gravedad o celeridad, la linea de fuga y
de mayor pendiente. Esta linea está presente desde siempre, sería más bien la primera,
aunque muchos vivan en las primeras dos, o sólo en la primera.
No hay dualismo entre las líneas duras y las moleculares. El dualismo se ha desplazado como
una carga. No hay dualismo entre las máquinas abstractas y las de mutación: estas se
encuentran segmentarizadas, organizadas, sobre codificacdas por las primeras, pero al mismo
tiempo las minan.
Tampoco hay dualismo entre el plano de organización trascendente y la inmanente: este
ultimo no cesa de arrancar particulas a las formas y sujetos del primero, pero al mismo tiempo
el primero se construye sobre este plano para bloquear los movimientos, fijar los afectos,
organizar las formas y sujetos.
Nosotros llamamos agenciamiento a la multiplicidad. Esta incluye lineas de segmentariedad
dura binaria y lineas moleculares, de fuga.
Los dispositivos de poder no constituyen los agenciamientos, sino que forman parte de ellos.
No hablamos de un dualismo entre dos tipo de cosas, sino de una multiplicidad de
dimensiones, de líneas, de direcciones en el seno de un agenciamiento. Los poderes que
aplastan o reprimen el deseo ya forman parte de los mismos agenciamientos de deseo, basta
con que el deseo siga esa linea, con que quede atrapado. Ni hay deseo de revolución, ni de
poder, son líneas de un agenciamiento dado. Se trazan, se componen, inmanentes unas de
otras, unas en otras. Eso es lo esencial de la política, una experimentación activa, que nadie
sabe de antemano donde va a llevar esa línea.
Lo que habría que comparar en cada caso son los movimientos de desterritorialización y re
territorialización que aparecen en un agenciamiento.
Así, en una sociedad lo primero son las líneas, los movimientos de fuga que, lejos de ser una
huida fuera de lo social, de ser utópicos o ideologicos, son constitutivos del campo social,
trazan su pendiente y sus fronteras, todo el devenir. (instituyente?)
Esta primacía de líneas no hay que entenderla cronológicamente, sino en lo intempestivo,
semejante a un viento que se levanta. Y en la medida que se produce una acumulación de
todas estas re territorializaciones, se perfial una clase que se beneficia de ellas, y que es capa
de homogeneizar y de sobre codiciar todos los segmentos (instituir?)
Tres líneas: la linea de fuga o ruptura (nómada), que conjuga todos los movimientos de
desterritorialización, precipita los quanta, arranca particulas aceleradas que entran en
vecindad, lleva a formar parte de un plano de consistencia o de una máquina mutante;
La molecular (migrante), en la que las desterritorializaciones sólo son relativas, puesto que
siempre estan compensadas por re territorializaciones que les imponene giros y desvios como
equilibrios y estabilizaciones.
Por ultimo, la linea molar (sedentaria), con segmentos bien determinados, en la que las re
territorializacinoes se acumulan para constituir un plano de organizacion y pasar a formar
parte de una maquina de sobre codificacion.
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La linea molecular (migrante) apareceria unicamente como oscilando entre los dos extremos,
llevadas unas veces por la conjugacion de los flujos de desterritorializacion, traida otras por la
acumulación de re territorializacion.
Los Estados oscilan entre dos polos: el Liberal, donde es sólo un aparato que orienta la
efectuación de la máquina abstracta; Totalitario, donde toma a su cargo la máquina y tiende a
confundirse con ella.
Cada una de las líneas tiene su peligro. La segmentariedad dura conciercne a nuestras
relaciones con el Estado, y a todos los dispositivos de poder que trabajan nuestros cuerpos,
maquinas binarias que nos cortan, maquians abstractas que nos sobre codifican. Estos
segmentos están marcados por una rigidez que al mismo tiempo que nos tranquiliza, nos da
miedo. Y nos preguntámos hasta qué punto necesitamos de tal segmentariedad. La prudencia
con la que debemos tratarla da cuenta del trabajo que se hace contra el Estado y los poderes,
pero al mismo tiempo también directamente con uno mismo.
El peligro de la linea molecular es el fenómeno del agujero negro: un umbral franqueado
demasiado rápido, una intensidad que se ha vuelto peligrosa porque no se puede soportar, de
la que no se puede salir. Régimen en el que cada uno se hunde y se vuelve peligroso, pues
adquiere una seguridad sobre su caso, su papel y misión mucho más inquietante que la
primera línea: Stalin de partiduchos, justicieros de barrio, fascismo de banda.
Las lineas de fuga no solo corren el riesgo de ser interceptadas, segmentarizadas, precipitadas
en agujeros negros, sino que ademas tienen un riesgo particular: convertirse en lineas de
destrucción. Si las lineas de fuga acaban mal, no es porque sean imaginarias, es porque son
reales.
Así, estamos de acuerdo con Felix en que la máquina de guerra tiene una naturaleza y origen
distinto al del Estado. Este es sedentario, se basa en organización cerrada, en segmentos
duros. La guerra sigue las lineas de fuga y de mayor pendiente.
En esas condiciones uno de los problemas más grandes del Estado es integrar la maquina de
guerra bajo la forma del ejercito. Siempre existira una tension enter el Estado, con su
exigencia de propia conservación, y la maquina de guerra, con su empresa de destruir el
Estado e incluso a sí misma a lo largo de la linea de fuga. Ahí es donde radica el peligro
especifico de este tipo de linea.
El Estado más centralizado no es en absoluto dueño de sus planes, también es
experimentador. Lo que caracteriza nuestra situación actual está más allá y más acá del
Estado.
Más allá: el desarrollo del mercado mundial, el poder de las multinacionales, el esbozote una
organización planetaria, una gran máquina abstracta que sobrecodifica la economía, la
industria, la tecnología, los medios de comuicación, y de vigilancia.
El Estado ya no dispone de medios políticos, institucionales o financieros que le permitan hacer
frent a los contragolpes de la máquina, es dudoso que pueda apoyarse en viejas fórmulas
como la policía, el ejercito, la burocracia, la escuela, la familia.
Más acá: enormes fisuras siguiendo las lineas de fuga que afectan a:
el control del territorio,
los mecanismos de sometimiento económico (nuevas modalidades de paro, de inflación),
los encuadramientos reglamentarios (crisis de la escuela, el ejército, el sindicato)
la naturaleza de las reivindicaciones cualitativas (calidad de vida en vez de nivel de vida)
Todo esto constituye lo que podríamos llamar un derecho al deseo. No sorprende que resurjan
cuestiones minoritarias, étnicas, regionales, sexistas, juvenistas, bajo formas revolucionaras
que cuestionan la máquina y el Estado. Por qué no pensar un nuevo tipo de revolución está
deviniendo posible? Ni el mundo ni sus Estados son dueños de su plan, ni los revolucionarios.
Todo se juega en la mayor incertidumbre. La cuestión del futuro de la revolución es una mala
cuestión, en tanto que uno se la plantea hay muchas personas que no devienen
revolucionarias. Está hecha precisamente para eso, para impedir el devenir revolucionario a
todos los niveles.
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UNIDAD 4: EL APARATO PSIQUICO FREUDIANO Y EL ACONTECER HISTORICO SOCIAL
Existen actualmente hombres a los que consideramos muchos más proximos a los primitivos
de lo que nosotros lo estamos. Tal es el juicio que merecen los pueblos llamados salvajes, cuya
vida psiquica adquiere para nosotros interes cuando vemos en ella una fase anterior, bien
conservada, de nuestro propio desarrollo.
Los aborígenes de Australia son considerados como una raza aparte. No construyen casas ni
cabañas solidas, no cultivan el suelo, no poseen animales domesticos. Se alimentan
exclusivamente de la carne de toda clase de animales y de raices. NO tienen reyes ni jefes, los
asuntos de la tribu son resultos por asambleas de hombres adultos.
No podemos esperar que estos observen una moral sexual proxima a la nuestra o impongan a
sus instintos sexuales restricciones my severas. Sin embargo, averiguamos que se imponene
la más rigurosa interdicción de las relaciones sexuales incestuosas. Parece incluso que toda su
organización social se halla subordinada a esta intención. Las tribus australianas se dividen en
grupos mpas pequeños –clanes- cada uno de los cuales lleva el nombre de su totem, por lo
general, un animal comestible. Más raramente una planta o una fuerza natural.
El totem es primero, el antepasado del clan, y segundo, su espíritu protector. Los individuos
que poseen el mismo totem se hallan sometido a la sagrada obligación de respetar su vida y
abstenerse de comerlo. El carácter totemico no es inherente a un animal particular, sino a
todos los individuos que pertenecen a su especie.
Los miembros de un unico y mismo totem no deben entrar en relaciones sexuales, ni casarse
enter si. Esta ley de exogamia es inseparable del sistema totemico.
Las relaciones sexuales con una persona de un clan prohibido son regularmente castigadas con
la muerte. Las aventuras amorosas no seguidas de procreación son idénticamente castigadas,
con lo que la prohibición no se inspira en razones prácticas.
La ley prohibe al hombre la unión sexual con cualquier mujer de su grupo, mujeres a las que
no se halla en lazado por relación de consaguinidad, pero que es considerada como
consanguínea.
Las designaciones de parentesco no se refieren a las relaciones entre dos individuos, sino entre
un individuo y un grupo. Forman tales designaciones un sistema clasificador. Un individuo
llama padre no solamente al que le ha engendrado, sino tambien a todos aquellos que habrían
podido desposar a su madre; y madre a toda mujer que cumpla el mismo requisito. Lo mismo
refiere a los hermanos y hermanas.
Sustituyendo el matrimonio individual por el de grupo, se hace comprensible el rigor de la
prohibición del incesto en estos pueblos. Vemos que tales instituciones persiguen el fin de la
exogamia totémica. Pero mientras que aquella presenta todas las apariencias de una
institución sagrada, la complicada institución de clases matrimoniales parece ser el producto
de una legislación consciente e intencional que se hubiera propuesto reforzar la prohibición del
incesto.
A B
FRATRIAS
C D E F
1 2 3 4 5 6 7 8
El temor al incesto constituye un rasgo infantil y concuerda con lo que sabemos de la vida
psiquica de los neuroticos
El tabú presenta dos significaciones opuestas: la de lo sagrado y la de lo peligroso, prohibido o
impuro. Las restricciones tabu son distintas de las morales o religiosas. NO emanan de ningun
mandamiento divino, sino que extraen de si su propia autoridad. Carecen de fundamento, su
origen es desconocido.
Tabu designa las 3 nociones siguientes:
el carácter (sagrado o prohibido)
la naturaleza de la prohibición que emana del carácter
la santidad o impurificacion resultante de la violación de la misma.
48
El castigo de la violación quedaba abandonado priomitivamente au n fuerza interior que habria
de actuar automáticamente. Más tarde, cuando empezo a constituirse la representación de
seres superiores demoniacos o divinos, se enlazo a ella el tabu del castigo del culpable. Luego
tomo a su cargo la sociedad el castigo sobre la persona, cuya falta traia el peligro sobre sus
semejantes. Los primeros sistemas penales de la humanidad resultan enlazados con el tabu.
Esta fuerza es inherente a todas las personas que presentan alguna particularidad –reyes,
sacerdotes, recién nacidos- y también a todos los estados excepcionales –menstruación, el
parto, pubertad- o misteriosos –enfermedad, muerte.
Son calificados de tabu los lugares, personas, objetos y estados que entrañan la propiedad o
son fuente de ella.
Pero las fuentes verdaderas del tabu nacen en el lugar de origen de los instintos mas
primitivos y duraderos del hombre, en el temor a la acción de fuerzas demoniacas, siendo una
objetivación del temor al poder demoniaco que suponia oculto en el objeto tabu, prohibe el
tabu irritar a dicha potencia.
Esta significación de lo demoniaco es la que mejor se adapta, pues hace resaltar un carácter
comun a lo sagrado y lo prohibido: el temor a su contacto.
La primera analogia que con el tabu presentan las prohibiciones obsesivas en los neuroticos es
la carencia de toda motivación y el enigma del origen. La prohibición principal de esta neurosis
es precisamente el contacto, pero no sólo fisico, sino a todo lo que oriente las ideas del sujeto
hacia lo prohibido.
Algunas de estas prohibiciones pueden ser levantadas merced a la realización de determinados
actos ceremoniales, emanados de la prohibición misma.
El psicoanálisis ha descubierto el mecanismo de la neurosis obsesiva: en la más temprana
infancia del sujeto se manifestó un intenso placer tactil. A este no tardó en oponerse, desde el
exterior, una prohibición. Pero esta no consiguó suprimir la tendencia. SU resultado fue el de
reprimirla y confiar el placer táctil en lo inconsciente. Pero tanto la prohibición como las
tendencias continuaron subsistiendo. De este modo quedó creada una situación intencionada,
una fijación psiquica, y todo el desarrollo ulterior de la neurosis deriva de este conflicto ante la
tendencia y la prohibición.
Podriamos llamar esto último “actitud ambivalente” respecto del objeto. Experimenta de
continuo el deseo de realizar dicho acto, pero le retiene siempre el horror que el mismo le
inspira. La tendencia prohibida se desplaza de continuo para escapar a la interdicción que
sobre ella pesa e intenta reemplazar lo que le está vedado por objetos y actos sustitutivos.
Pero la prohibición persigue estos desplazamientos. Tales actos obsesivos van entrando cada
vez más al servicio de deseo y aproximandose al acto prohibido.
Desde la neurosis obsesiva, podriamos reconstruir la historia del tabú: serían prohibiciones
antiquisimas impuestas a una generación de hombre primitivos por una generación anterior.
Estas prohibiciones recayeron sobre actividades a cuya realización tendia intensamente el
individuo, y se mantuvieron luego quizás unicamente por medio de la tradición transmitida por
la autoridad paterna y social. De la conservación del tabu hemos de deducir que la primitiva
tendencia perdura hoy en los pueblos primitivos, que han adoptado ante sus prohibiciones una
actitud ambivalente. Desearían su violación, pero al mismo tiempo le temen.
Las dos prohibiciones tabu mas antiguas e importantes aparecen en el totemismo: respetar al
animal totem y evitar las relaciones sexuales con los individuos del mismo totem.
La conciencia tabu constituye probablemente la forma más antigua de la conciencia moral. La
conciencia es la percepción interna de la repulsa de determinados deseos, sin invocar razones,
poseyendo plena seguridad de si misma. Este carácter resalta con claridad en la conciencia de
culpabilidad. Esto es lo que caracteriza la actitud del salvaje respecto del tabu, como la del
neurotico obsesivo.
Sin embargo, la trasgresión de un castigo tiene para el salvaje por sanción un castigo,
enfermedad o muerte, impuesto sólo a aquel que es culpable. En la neurosis obsesiva, en
cambio, cuando el enfermo se halla a punto de llevar a cabo algo que le está prohibido, teme
el castigo, pero para otra persona, siempre próxima y querida. Hallamos al principio un deseo
de muerte hacia dicha persona, pero este deseo es reprimido por una prohibición, que queda
enlazada a una amenaza de muerte. Luego, el proceso muta en el temor por la muerte de la
persona querida.
49
El predominio de las tendencias sexuales sobre las sociales constituye un rasgo caracteristico
de las neurosis; pero estas mismas tendencias sociales no han nacido sino de la mezcla de
elementos egoístas y eroticos.
La actitud del niño con los animales presenta numerosas analogias con la del primitivo. No
traza como el adulto una linea de demarcacion entre él y los animales. Considera a estos como
iguales suyos, inclusive más próximos a él que los adultos.
Pero en este acuerdo entre animal y niño, surge a veces un infundado miedo de éste último
por el primero. El análisis descubre los trayectos asociativos. EL odio nacido de la rivalidad con
el padre no ha podido desarrollarse libremente en la vida del niño, por oponerse a él el cariño
y admiración. El niño se encuentra en una disposición afectiva ambivalente con su padre, y
mitiga el conflicto desplazando sus sentimientos hostiles y temerosos sobre un subrogado, un
animal. Encontramos interesantes coincidencias de este caso con el totemismo: la completa
identificación con el animal totemico, y la actitud ambivalente respecto a él. Por lo que
estamos autorizados a sustituir en la fórmula del totemismo, al animal totem por el padre.
Si el totem es el padre, resultará que los dos mandamientos capitales del totemismo, matar al
totem y realizar el coito con una mujer del mismo totem, coincidirán con los dos crímenes del
Edipo, matar al padre y casarse con la madre. Esto explica la contradicción de que estando
prohibida la muerte del totem en epoca normal, se celebre como una fiesta su sacrificio, y que
luego se lamente y llore su muerte.
Confrontamos ahora la concepción psicoanalitica con la hipótesis darviniana del estado
primitivo de la sociedad humana. Esta última no concede atención al totemismo, todo lo que
supone es la existencia de un padre violento y celoso que se reserva para si todas las hembras
y expulsa a sus hijos conforme van creciendo.
Este estado social no ha sido observado en parte alguna, la organización más primitiva que
conocemos consiste en asociaciones de hombres que gozan de iguales derechos y se hallan
sometidos a las limitaciones del sistema totémico. ¿Cómo puede provenir esta organización de
la hipótesis de Darwin?
Basandonos en la fiesta de la comida totemica, respondemos: los hermanos expulsados se
reunieron un dia, mataron al padre, devoraron su cadáver, poniendo fin a la existencia de la
horda paterna. Unidos, emprendieron lo que individualmente hubiera resultado imposible. La
comida totemica seria la reproducción conmemorativa de este acto criminal, que constituyo el
punto de partida de las organizaciones sociales, las restricciones morales y la religión. Basta
admitir que la horda fraterna sentía por el padre los mismos sentimientos ambivalentes que el
niño y los neuróticos.
A consecuencia de estos afectos surgió el remordimiento y nació la conciencia de culpabilidad,
y el padre muerte adquirió un poder mayor del que había poseido en vida. Lo que él habia
prohibido se lo impidieron luego los hijos a si mismos, renunciando al contacto sexual con las
mujeres accesibles. Asi la conciencia de culpabilidad del hijo engendro los dos tabues del
totemismo, los que coinciden con los deseos reprimidos del complejo de Edipo.
Ambos tabues no poseen igual valor psicologico. EL respeto al animal reposa sobre moviles
afectivos; la prohibición del incesto presenta importancia práctica: la necesidad sexual divide a
los hombres. Los hermanos asociados para matar al padre hubieran querido tener las mujeres
todas para si, y eso hubiera acarriado su mutua rivalidad. Asi no hubo otra solucion que
instituir la prohibición del incesto. Nadie debia ya alcanzar nunca la omnipotencia del padre,
objeto de deseos de todos.
De este modo, la hostilidad contra el padre mutó en la disposición a someterse a él.
El tabu de la proteccion de la vida del totem se enlaza a la aspiración religiosa del totemismo.
El totem se presenta al espiritu de los hijos como la sustitución del padre que respondía a una
necesidad de apaciguar el sentimiento de culpa. EL sistema totemico era como un contrato
otorgado con el padre, por el que este prometia lo que puede esperar un niño de su persona,
proteccion y cariño. Este proceso dio nacimiento a rasgos que hallamos luego como
determinantes en la religión.
En la escena del sacrificio ofrecido al totem de la tribu se halla presente el padre a doble titulo:
como dios y como victima del sacrificio.
Mas tarde pierde el animal su carácter sagrado y desaparecen las relaciones entre el sacrificio
y la fiesta totémica. El sacrificio se convierte en ofrenda a la divinidad, en un acto de
desinterés. Dios aparece ya tan por encima de los hombres que estos no pueden comunicar
con él sino por mediación de sus sacerdotes. EL padre restablecido en sus derechos se venga
de su derrota, elevando al maximo el poder de la autoridad. Los hijos aprovechan para eludir
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su responsabilidad por el crimen cometido; no son ellos responsables del sacrificio, es dios
quien lo exige.
La sociedad reposa entonces sobre la responsabilidad comun del crimen colectivo, la religión
sobre la conciencia de culpabilidad y remordimiento, y la moral sobre las necesidades de la
nueva sociedad y expiación exigida por la conciencia de culpa. El psicoanalisis revela una
intima conexión entre totemismo y exogamia, y asigna a ambos un origen simultáneo.
La transformación de la actitud con el padre no se limitó al orden religioso, sino que se
extendió a la organización social. La familia pasó a constituir una reproducción de la horda
primitiva y devolvió al padre en parte sus antiguos derechos.
Postulamos la existencia de un alma colectiva en la que se desarrollan los mismos procesos
que en el alma individual.
Sin ella no podria existir la psicologia de los pueblos, ni la continuidad de la vida afectiva de los
hombres, por fuera de su existencia individual.
Si los procesos psiquicos de una generacion no prosiguieran desarrollandose en la siguiente,
cada una se veria obligada a comenzar desde un principio el aprendizaje de la vida.
El hombre posee en su actividad inconsciente un aparato que le permite interpretar las
reacciones de los demás, rectificar y corregir las deformaciones que sus semejantes imprimen
a la expresión de sus impulsos afectivos. Merced a esta comprensión de todas las costumbres
respecto al padre, es quiza como las generaciones ulteriores han conseguido asimilar la
herencia afectiva de las que le precedieron.
En la vida animica individual aparece integrado siempre el otro, como modelo, objeto, auxiliar
o adversario, y de este modo, la psicologia individual es al mismo tiempo y desde un principio
psicologia social.
Le Bon: “cualesquiera que sean los individuos que compoenen nua masa, el solo hecho de
hallarse en una multitud les dota de una especie de alma colectiva. Este alma les hace sentir,
pensar y obrar de una manera distinta de cómo sentiria, pensaria y obraria cada uno de ellos
aisladamente.”
SI los individuos forman parte de una multitud se hallan fundidos en uan unidad, tiene que
existir algo que enlace unos a otros. La superestructura psiquica, tan diversamente
desarrollada en cada individuo, queda destruida, apareciendo desnuda la uniforme base
inconsciente comun a todos.
El individuo que entra a formar parte de una multitud se situa en condiciones que le permiten
suprimir las represiones de sus tendencias inconscientes. EL nodulo de lo que denominamos
conciencia moral era la angustia social.
El individuo sumido en el seno de una multitud activa cae pronto en un estado particular,
semejante al estado de fascinación del hipnotizado. Por sugestión y contagio, perdidos todos
sus rasgos personales, pasa a convertirse en un autómata sin voluntad.
La multitud es impulsiva, versátil e irritable y se deja guiar casi exclusivamente por lo
inconsciente. Nada en ella es premeditado. No tolera el aplazamiento entre el deseo y la
realización. Abriga un sentimiento de omnipotencia. La noción de lo imposible no existe para el
individuo que la forma.
La multitud es influenciable y crédula. Carece de sentido crítico y lo inverosímil no existe para
ella. Sus sentimientos son simples y exaltados. Está justificada la identificación del alma de la
multitud con la de los primitivos, los niños y neuróticos. En las masas, las ideas más opuestas
pueden coexistir sin estorbarse.
Además, la multitud es muy accesible al poder mágico de las palabras, para violentarlas o
devolverles la calma.
Pero si la multitud necesita un jefe, es preciso que el mismo posea determinadas aptitudes.
Deberá hallarse también fascinado por una intensa fe en una idea para poder hacer surgir la fe
en la multitud. Deberá poseer una voluntad potente e imperiosa, susceptible de animar a la
masa, carente por sí misma de voluntad.
En la esencia del alma colectiva existen también relaciones amorosas, lazos afectivos.
En la iglesia católica y en el ejército reina una mima ilusión: la presencia visible o no de un jefe
(cristo, el general) que ama por igual a todos los miembros. De esta ilusion depende todo, ya
que con su desvanecimiento traeria la disgregación.
51
El pánico se produce cuando la multitud comienzan a disgregarse los lazos libidinosos
existentes en ella. Rotos así, surge un miedo inmenso.
Cuando el individuo integrado en una masa comienza a no pensar más que en sí mismo,
demuestra haberse dado cuenta del desgarramiento de los lazos afectivos que disminuian el
peligro. El caso ejemplar es el de un cuerpo de ejerctio invadido por el pánico ante un peligro
que no supera la medida ordinaria y que ha sido afrontado otras veces con perfecta serenidad.
El caso del miedo por la ruptura de lazos afectivos es el de la angustia neurotica.
En el curso de la descomposición de la masa religiosa no es el miedo, sino impulsos egoistas y
hostiles que el amor comun de cristo habia impedido manifestarse. En el fondo, toda religión
es una religión de amor para sus fieles, y en cambio cruel e intolerable para los que no la
reconocen.
La identificación es la manifestación mas temprana de un enlace afectivo a otra persona, y
desempeña un importante papel en la prehistoria del complejo de Edipo. El niño expresa un
especial interes por su padre, quiere ser como el y reemplazarlo. Su padre es su ideal, es lo
que quisiera ser y tener.
La identificación es siempre posible antes de toda elección de objeto, aspira a conformar el
propio yo análogamente al otro tomado como modelo.
Puede surgir identificación siempre que el sujeto descubre en si un rasgo comun con otra
persona que no es objeto de sus instintos sexuales. Cuanto mas importante sea tal comunidad,
mas perfecta y completa podra llegar a ser la identificación parcial y constituir el principio de
un nuevo enlace. Sospechamos que el enlace reciproco de los individuos de una masa es de la
naturaleza de tal identificación.
Los numerosos lazos afectivos dados en la masa bastan para explicarnos uno de sus
caracteres: la falta de independencia e iniciativa del individuo, la identidad de su reaccion con
la de los demás. Pero la multitud presenta otros caracteres: disminución de la actividad
intelectual, la afectividad exenta de todo freno, la incapacidad de moderarse y retenerse, la
tendencia a transgredir todo límite.
Este instinto gregario es una analogia de la estructura policelular de los organismos superiores,
y desde la teoria de la libido, una tendencia libidinosa de todos los seres homogenos a reunirse
en unidades más amplias. Pero esto no explica la necesidad del caudillo.
Asi, el miedo que el niño experimenta cuando está solo es susceptible de otra interpretación.
Es la expresión de un deseo insatisfecho, cuyo objeto es la madre, deseo que el niño
transforma en angustia, y que lejos de ser apaciguada por cualquier persona del rebaño, es
intensificada por la vista de uno tal.
52
El niño no muestra durante mucho tiempo signo de un instinto gregario. Inclusive demuestra
envidia y celos ante la llegada de un hermano. Pero ante el hecho de que ambos son
igualmente amados por los padres, el pequeño se ve obligado a identificarse con los demas
niños. Esta es la primera exigencia de justicia y trato igual para todos, que se manifiesta en la
escuela.
Todas aquellas manifestaciones que luego encontramos en la sociedad se derivan de la envidia
primitiva. Nadie debe querer sobre salir. EL sentimiento social reposa en la transformación de
un sentimiento primitivamente hostil en un enlace positivo del tipo identificatorio. Más que
animal gregario, el hombre es animal de horda, conducida por un jefe.
Las masas humanas nos muestan neuvamenet el cuadro del individuo dotado de un poder
extraordinario y dominado a una multitud de invidudos iguales entre si, cuadro que
corresponde con el de la horda primitiva.
Desde un principio debio haber una psicologia de los individuos de la masa y la del padre o
jefe.
Los individuos se hallaban enlazados unos a otros ne la misma forma que hoy, mas el padre de
la horda permanecia libre. Su voluntad no precisaba ser reforzada por la de otros. Su yo no se
encontraba muy ligado por lazos libidinosos y, amándose a sí mismo, sólo amaba a los otros
en cuanto le servian para su satisfacción.
Los individuos de la masa precisan todavía actualmente de la ilusion de que el jefe los ama a
todos equitativamente, mientras que el jefe mismo no necesita amar a nadie, absolutamente
narcicista. Sabemos ya que el narcisismo limita el amor.
El padre primitivo impedia a sus hijos la satisfacción de sus tendencias sexuales directas; les
imponia abstinencia y a titulo de derivación, el establecimiento de lazos afectivos que los
ligaban a el, y luego unos a otros.
Esta referencia de la masa a la horda ha de explicarnos los conceptos de hipnosis y sugestión.
La hipnosis es un estado inducido, fuerza misteriosa que debe ser la misma que trasciende de
los reyes y de los jefes.
Mientras que el hipnotizado sustrae su interes e intenciones conscientes del mundo, dicho
interes se deposita en el hipnotizador, entrando en transferencia con él. Pues este despierta la
idea del padre, personalidad omnipotente y peligrosa, con la cual no cabia observar sino una
actitud pasiva. Tal hubo de ser la actitud del individuo frente al padre de la horda.
El padre primitivo es el ideal de la masa, y este ideal domina al individuo, sustituyendo su ideal
del yo. Es necesario que el individuo posea un convencimiento no basado en la percepción ni el
razonamiento, sino en un lazo erótico.
Para cada uno de los hijos de la horda, el padre constituyó un ideal, temido y venerado. Un dia
se asociaron, mataron al padre y le despedazaron. Ninguno de ellos pudo ocupar su puesto,
entonces constituyeron la comunidad fraternal totemica, cuyos miembros gozaban todos de los
mismos derechos y prohibiciones.
Este orden de cosas provoco el descontento general, del cual surgio otra evolucion. Poco a
poco, los miembros del a masa fraternal se aproximaron al restablecimiento del estado
antiguo. EL hombre asumio otra vez la jefatura, pero solo la de una familia.
Sin embargo la nueva familia fue una sombra de laantigua, pues siendo muchos los padres,
quedaba la libertad de cada uno limitada por los derechos de los demás.
El descontento provocado por estas nuevas privaciones decidio a un individuo a separarse de
la masa y asumir el papel de padre. Fue el poeta epico, que lo realizo en su fantasia. Inventó
asi el mito heroico. El heroe era aquel que sin auxilio habia matado al padre, el cual aparece
en el mito como un monstruo totemico. Creo asi el primer ideal del yo, el heroe que suprime y
reemplaza al padre.
53
En qué consiste la diferencia animalidad-humanidad, Freud toma el nacimiento de las
instituciones en el sentido de la prohibición del incesto y la prohibición del asesinato intra
clanico.
La existencia de dichas prohibiciones en los humanos, su ausencia en las especies animales, es
para el la cuestion central y la respuesta esta en buscar el acontecimiento que los ha
provocado.
Freud retoma la idea de una horda primitiva en la que los homínidos vivirian bajo la
dominacion de un macho poderoso que poseeria a todas las hembras y expulsaría, castraria o
mataria a los muchachos llegados a la madurez.
Los hermanos excluidos llegarian a formar una coalición teñida de homosexualidad y matarian
al padre. Procederian al a ingestión canibalistica del cuerpo, incorporación imaginaria de su
potencia.
Los hermanos renunciarian a la posesion de las hmebras del clan, asi como al asesinato intra
clanico. Los hermanos odiaban al padre despotico y tambien le habian temido, venerado y
amado. Entonces erigieron en su lugar a un animal, como totem de su clan, cuyo asesinato y
consumo estaban prohibidos, salvo en las fiestas periodicas, en conmemoración del asesinato
fundador. Este seria el origen de la prohibición del incesto y de las primeras instituciones
religiosas, totemismo y tabu.
Las huellas mnemicas dejadas, trasmitidas a lo largo de las generaciones, constituirían el
fundamento tanto del horror al incesto como de la ambivalencia respecto de la figura paterna.
Las principales objeticiones a este mito cientifico vienen del hecho que presupone aquello de lo
cual quiere explicar el nacimiento. La coalición de los hermanos con fines no biológicos ya es
una suerte de institución, y presupone la institución del lenguaje.
La ambivalencia de los hermanos con respecto al padre asesinado es un rasgo psiquico
esencialmente humano; la hominización se presupone en lo que debe explicar su
advenimiento.
Esto no impide a la idea de Freud aportar una gran claridad en cuanto a las tendencias de la
psique que constituyen el apuntalamiento de la socialización. La introyección de las imagos
parentales, la identificación, y la constitución del inconsciente, una instancia superyoica o ideal
del yo, que prohibe-exhorta.
El mito de totem y tabu adquiere la significación de una elucidación de los procesos psiquicos
que condicionan la interiorización que hace el ser humano singular, en su situación infantil, de
las instituciones y las significaciones sociales.
A otro nivel, Freud aporta implícitamente uno de los elementos que permiten describir la
alteridad radical entre humanidad y animalidad a nivel del psiquismo; alteridad como
determinada por la labilidad de los representantes psiquicos de las pulsiones en los humanos,
en oposición a la rigidez de esta ligazón en el animal.
Freud da respuestas diferentes a las de Totem… en El Porvernir… donde el principal factor es la
acción civilizadora de las minorias que imponene las prohibiciones y las instituciones a masas
humanas que siempre están en guerra contra la civilización. Guerra justificada a ojos de Freud
por el excesivo precio que las masas pagan por pertenecer a la sociedad civilizada en terminos
de privaciones reales y de frustraciones pulsionales.
En el Malestar... estas pulsiones ya no son solamente sexuales sino tambien y sobre todo
agresivas, dirigidas hacia la destrucción del otro tanto como del propio sujeto,
reemplazando las oposiciones placer/realidad o pulsiones libidinales/de auto conservación por
la dualidad Eros/thanatos, los adversarios inmortales.
Freud invoca una pulsion de saber, arraigada en la curiosidad infantil, ligada a la pulsion de
dominio. No hay nada que permita aclarar el origen de estas pulsiones, sin soporte biologico o
somatico.
El pasaje de la democracia primitiva de los hermanos a sociedades divididas de manera
asimetrica y antagonica, nacimiento y persistencia de la dominacion, permanecen en Freud
enigmaticas.
Mas ricos y discutibles son los aportes de la diferencia y desigualdad instituida de los sexos, de
la organización patriarcal comprobada prácticamente en todas las sociedades conocidas. Mas el
sexo anatomico puede dar cuenta de la diferencia instituida de los generos, pero no de la
dominación.
El niño debe abandonar a la madre como obejto de amor y el deseo correspondiente de
eliminar al padre, ante lo que vive como una amenaza de castración, y se refugia en la
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esperanza de que algun dia podra transformarse en padre. Nada especifico se dice de la niña.
La situación patriarcal debe ser postulada ya existente y simplemente condenada a
reproducirse.
Freud se ve llevado a reformular su concepción en “algunas consecuencias de la diferencia
anatomica de los sexos”. Primero, reconcoer el papel de la madre como primer objeto de amor
libidinal para los niños de los dos sexos. Segundo, la posición central dada pro ambos al
descubrimiento de que la niña esta castrada, y el desprecio que sufre en consecuencia por el
muchacho como de si misma (envidia del pene).
La caracteristica decisiva del patriarcado es la contradicción en una sola persona de cuatro
roles: genitor biologico, objeto de deseo de la madre, modelo identificatorio para el varón,
instancia de poder y representante de la ley.
No puede haber duda en cuanto al sesgo patriarcal de Freud mismo, expresado en su juicio de
que las mujeres son menos capaces de sublimar que los hombres, en el mito de Totem y tabu
(donde las mujeres no tienen rol).
Mas solida es la interpretación de la religión que da en El porvenir… La religión es una ilusión,
no solamente una creencia erronea, sino una creencia sostenida por un deseo. Socialmente
constituye la piedra angular del edificio represivo de las pulsiones construidos por las
instituciones. Psíquicamente, ella trabaja por la humanizacion del mundo, uno se siente como
en su casa en lo extraño.
Antropomorfiza el universo y se apoya en proyecciones infantiles, de la imago paterna
omnipotente. Alli su capacidad de satisfacer varias necesidades psiquicas: responde al deseo
de saber, protege el sentimiento de si amenazado por el mundo, consuelo de las miserias
reales de la vida y la cultura, solucion al problema de la mortalidad.
Seria injusto exigir al psicoanalisis una teoria de la sociedad y la historia. Sin embargo, Freud
mismo legitima tales exigencias, en su afirmación repetida de que no existe distinción entre un
inconsciente individual y uno colectivo, y del humano. Uno puede preguntarse ¿qué ocurre con
la inmensa cantidades de sociedades y culturas?
Una respuesta sería ver alli el efecto de la historia y de etapas diferentes de la misma en las
que se encontraria cada sociedad. Esta respuesta remitiria a otra pregunta ¿qué es lo que hace
que haya historia cuando el psicoanalissi conduce a considerar la repetición y reproducion de lo
existente, asegurados por la naturaleza del proceso de socializacion en la sociedad humana? La
inmanencia de un factor de progresión, en el dominio de la realidad natural y del saber
cientifico. Se hace difícil la comprensión de momentos de ruptura. Ahora bien, por momentos
hay momentos fundadores.
Freud tuvo una actitud critica con las instituciones de su epoca. Condeno la hipocrita moral
sexual, el exceso de represion pulsional, las grandes desigualdades economicas. Tiene la
esperanza de la superacion del infantilismo de la ilusion religiosa, y espera un sobresalto de
Eros contra Thanatos.
El mito totemico se resuelve por medio de la isntauracino de una institución igualitaria. Pero
esta democracia esta sostenida por la totemizacion del padre asesinado, artefacto imaginario
instituido, instancia imaginaria garante de la institución. Las esperanzas expresadas en El
porvenir y en El malestar implican la superacion de esta totemizacion-alienacion.
Otro factor sale en El Malestar: la pulsión de muerte, hetero y auto destructiva; la agresividad
ilimitada de los humanos y su compulsión a la repetición. La segunda utilizada por la sociedad
para asegurar la conservación de las instituciones. La primera mantenida bajo control siendo
canalizada hacia el exterior, aprovechando el narcisismo de las pequeñas diferencias.
Es incuestionable que un minimo irredicible de represión de las pulsinoes es el requisito de
toda socialización. Pero en una formulación más radical, existe una hostilidad infranqueable del
nucleo psiquico al proceso de socializacion, al cual debe estar sometido bajo pena de muerte.
Se plantea así un limite a lso estados posibles de la sociedad humana: la naturaleza del alma
excluye para siempre la realización de una sociedad perfecta.
Pero verdadera cuestión esla posibilidad de una sociedad que no totemice a sus instituciones,
que facilite a los individuos el acceso a un estado de lucidez y reflexividad que logre derivar los
impulsos polimorfos del caos psiquico hacia vias compatibles con una vida civilizada a escala
humana entera.
La destotemización de las instituciones fue realizada en parte en atenas y en el occidente
moderno. La interrogación mas densa se refiere a la posible superadcion de las identificaciones
narcisistas tribales. Freud postula la posibilidad de uan fusion de las culturas humanas en una
cultura de la humanidad. Surge una antimonia: parece imposible concebir una cultura que no
55
esté caracterizada por una intenesa particularidad, en tanto que no se puede pensar una
cultura de la humanidad sino como universal.
Sus formulaciones mas fuertes (recuperacion de la capacidad de trabajar y amar, donde ello
era yo debo advenir) asignan al psicoanalisis como fin un proyecto de autonomia del sujeto
encarnado en la capacidad de elucidación de las pulsiones inconscientes.
El proyecto psicoanalitico, si es aceptado, induce una norma para juzgar a las instituciones,
según faciliten o no el acceso a los sujetos a su autonomia y según sean capaces de conciliarla
con la de la colectividad.
La intervención psicoanalitica
Vinculo social y libidinal según Freud. Loureau
Homogenas/no homogeneas
Naturales/artificiales
Primitivas/altamente organizadas
Sin lideres/dirigidas por lideres
Estructura libidinal: ilusion de la presencia de un jefe que ama por igual a todos, e
identificación de individuos entre si.
La organización: coercitiva y diferenciada, que permite controlar afiliación y expulsión.
La ideología: contribuye a la cohesión, vencer la no homogeneidad
La estructura libidinal es primaria con respecto a los otros dos componentes de la multitud
convencional: organización e ideologia.
La existencia oculta del sentido nunca se manifiesta con tanta claridad como en la perdida del
sentido. ASi queda expuesta la causa eficiente de la guerra: los soldados no combaten contra
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el enemigo (nivel ideologico) sino por su jefe (nivel libidinal). Mientras que el ejercito no sea
puesto a prueba, su cohesión se alimenta de la rutina de la organización. AL comenzar el
combate las ideas de patria, gloria, honor, deber, refuerzan la cohesión que la sola
organización no podría mantener.
La actitud de la multitud respecto del lider recuerda la producida por la hipnosis: Una multitud
primaria, reunion de individuos que han reemplazado su ideal del yo por el mismo objeto,
consecuencia de lo cual ha sido la identificación de su propio yo.
El enigma de la multitud, al que llama sugestion recíproca, actua no de lider al iderado, sino de
individuo a individuo.
EL sentimiento social se apoya entonces en la transformación de un sentimiento
primitivamente hostil en un vinculo positivo que, en el fondo, no es mas que una identificación.
El lider de la multitud encarna siempre al padre primitivo.
En la multitud convencional reconocemos lo que más se asemeja a una institución:
-No homogeneidad
-Composición artificial debida a coerción exterior
-Diferenciación, alto grado de organización
-Existencia del lideres visibles o no
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del yo, trocandolo por el ideal de la masa, encarnado en el jefe. Aunque este divorcio es en
muchos individuos poco marcado”.
Se menciona el renunciamiento del individuo a su ideal del yo a favor del ideal colectivo. Pese
a todas las privaciones y restricciones que se imponen al individuo, la violación periodica de las
prohibiciones constituye la regla, prueba de ello es la fiesta.
Para ser soportada, la separacion exige una suma enorme de energia, y en el limite, no es
soportable sino a condicion de ser suspendida periódicamente.
La idea de periocidad se vincula con lo que designamos “institucional”, en el sentido de division
del tiempo-espacio por acontecimientos producidos en una estructura.
La instituciones lo que designa el poder de dividir el tiempo y espacio, de hacer que los actos
sean posibles, deseables o recomendables. En esto reside la gran diferencia entre el plano
juridico e institucional. Lo que esta instituido en la fiesta es la posibilidad de transgredir las
leyes habituales, no la obligación de hacerlo.
Si la cotidianidad regida por la norma es analoga a la melancolia, la fiesta, como suspensión de
la norma, es analoga a la mania.
El acontecimiento instituido, la fiesta, como los pequeños actos de la vida cotidiana y todo lo
que ocurre, esta inscripto de antemano en la estructura de las relaciones sociales. Esta
inscripción en la estructura social es la institución.
En el sistema de referencias institucional no existe delito, sino solo acting out. La dificultad
consiste en trazar fronteras entre lo juridico y lo institucional.
Si la institución no tiene sentido en si misma, tal vez sea porque crea sentido, crea lo
significante.
La institución no se confunde con el sentido que le asignan las demas instituciones, sino que es
ella la que en todo momento produce sentido. Asi como la institución del lenguaje deja al uso a
la educación o a la burocracia el cuidado de vigilar sus fronteras, tambien la institución familiar
deja al derecho y a las relaciones de producción el cuidado.
El arbol genealogico no equivale al organigrama de una empresa. La especificidad del concepto
de institución queda aquí nitidamente marcada con respecto al concepto de organización.
Si se quiere dar cuenta del vinculo social que asegura la permanencia de los agregados
sociales no se deben separar los conceptos de organización y de ideologia del de estructura
libidinal. Solo las multitudes o masa efimeras se constituyen bajo el efecto de la emoción,
mediante la mera potencia libidinal de la identificación y la respectiva sustitución del ideal.
El enfoque de Freud permite entonces proporcionar una base para la teoria moderna de grupos
y aproximarse al concepto de institución.
La importancia de la separación entre el yo y el ideal se halla presente en la estructura del yo
tanto como en la estructura de las relaciones sociales. Por su intermedio se dividen el tiempo y
espacio social, se produce el sentido, y las cosas comienzan. La fase instituyente completa
aquí a la instituida.
Lo instituyente, que da comienzo, distribuye la consigna para convertirla en un lenguaje, es
por excelencia la operación del significante; aquello por lo que algo acontece, tiene lugar y
origina sentido.
Freud demuestra que la oposición entre una clínica individual y otra social es falsa, y que en
realidad la oposición reside en la propia estructura del inconsciente, en la separación entre el
yo y el ideal.
58
Para él, la clinica hace surgir una instancia denominada grupo básico, que es el conjunto de
las virtualidades de asociación contenidas en todo agregado de personas. Estas virtualidades
constituyen la valencia, facultad de los individuos de combinarse de manera espontanea e
involuntaria para actuar de acuerdo con una hipótesis basica que comparten. La valencia se
refiere a la existtencia de una estructura libidinal, a uan pulsion que lleva a los individuos a
identificarse e introyectar un objeto exterior que sustituye a su ideal.
La hipótesis basica se refiere a la potencialidad par ael grupo de ir mas alla de la
combinación y de transformarse en grupo de trabajo. La función de éste se manifiesta
siempre en relacion con una hipótesis basica, solo una. Si bien la función del grupo permanece
inalterada, la hipótesis basica que la acompaña puede cambiar.
Si la HB cambia con frecuencia, manteniendose unica, es porque se diversifica en 3:
3°) el análisis institucional comienza cuando los materiales reunidos en la primera fase,
confrontada con las HB, pueden ser inyectados en el grupo para hacer que este alcance un
saber sobre sí mismo, que las HB le ocultaban: se pone al grupo en camino de saber que su
existencia como tal es una ilusión, que su ser es falso, el de ser un sujeto al que se atribuye
un saber. Es el momento en que el análisis se desliza entre la demanda de analisis y las HB, a
favor de la espontaneidad, en contra del analisis.
La segunda hipótesis concierne a la función del analista, o del staff analitico. El momento de
la presentación de las HB descubre el lugar que el grupo asigna en la estructura libidinal al
staff analitico, en el sistema de parentesco simbolico recien instaurado mediante el acto de
invtervención.
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El grupo supone una desestructuración y reestructuración libidinal, y produce a medida que su
analisis avanza un sistema de parentesco simbolico cada vez menos asintotico con respecto al
sistema simbolico de parentesco de la familia.
Este sistema se erige mediante y contra la estructura de los vinculos familiares. La
intervención introduce en la estructura una nueva relacion, con los analistas.
Estos no pueden instituir el analisis sino deslizandose en un lugar siempre libre en el sistema
de parentesco simbolico del grupo, lugar no asimilable a priori a una de las instancias
parentales.
A_ Periodo de la guerra, de 1939/40: Toma de conciencia que el contexto social político suscitó
sobre la opresión de nuestros enfermos, las condiciones inhumanas que a menudo sufrían.
Nuestra primera revolución entraño una nueva actitud con respecto a los enfermos: respeto,
solicitud, interés, reconocerlos como personas.
Las vias de esta revolución fueron empiricas, conduciendo a una transformación material como
en el plano de las relaciones humanas.
Esta fase empirica es una fase ideologica. Muchos psiquiatras de esta generacion son
marxistas. Para ellos, las acepciones de alineación clinica y politica son semejantes. Esto
explica la entrada a la fase ideológica.
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El concepto de institución en el ámbito hospitalario.
1- El conjunto ecologico administrativo pasa a ser un elemento del contexto, lo real social, la
socialización ya no constituyen el conjunto del contexto.
2/3- Los instrumentos de socialización aparecen como soportes de fantasias y acting out, como
lugares y momentos de transferencia y contratransferencia; ya no tienen propiedades
curativas en si mismos; la actividad instituyente de los enfermos es un soporte más entre
otros.
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una fragmentación del status médico, una distribución de la función medica en multiples
intervenciones, que recaen sobre diferentes tipos de grupos y personas.
La cura, en lugar de tener como unico soporte y simbolo el poder del medico, se distribuye por
transferencia en diversos tipos de instituciones, relevos y delegaciones de poder. Reaparece la
contratransferencia institucional como nuevo soporte de la cura, sustituyendo la antigua
función totemica del medico.
El totemismo consistia, para el grupo sometido de los enfermos, en tomar como símbolo
natural de salud a quien tiene como función devolver la salud.
Un grupo que acepta afrontar su dimensión de transversalidad, en vez de verticalidad u
horizontalidad, está en camino de verse ante el absurdo, la muerte y la alteridad.
La demanda exige ser tomada como objeto de analisis institucional: al mismo tiempo, se
valoriza la función de la contratransferencia institucional en cuanto es la respuesta permanente
a la demanda.
La diferencia entre contratransferencia dual e institucional no se halla en la dimensión colectiva
de esta, sino en la transversalidad.
El totemismo consistia, para el grupo sometido de los enfermos, en tomar como símbolo
natural de salud a quien tiene como función devolver la salud.
Muy poco podría decirse del efecto de la palabra materna y paterna si no se tuviese en cuenta
la ley a la que están sometidas y que el discurso impone. El contrato narcisista nos confronta
con un factor que interviene en el modo de catectizacion del hijo por parte de la pareja.
Queremos mostrar que:
La relacion que mantiene la pareja parental con el niño lleva siempre la huella de la relacion de
la pareja con el medio social.
El discurso social proyecta sobre el infans la misma anticipación que caracteriza al discurso
parental.
El sujeto busca y debe encontrar en ese discurso referencias que le permitan proyectarse hacia
un futuro, para que su alejamiento del primer soporte constituido por la pareja no se traduzca
en la perdida de todo soporte identificatorio.
El conflicto que quizás exista en la pareja y su medio puede confirmar ante la psique infantil la
identidad entre lo que transcurre en la escena exterior y su representación fantaseada. La
opresión de realidad social sobre la pareja, o la posición dominante de esta sobre aquella,
desempeñara un papel en el modo en que el niño elaborara sus enunciados identificatorios.
Representaremos al grupo social como el conjunto de las voces presentes. Este conjunto
puede pronunciar un número indeterminado de enunciados: la realidad del mundo, la razon de
ser del grupo, el origen de sus modelos, etc. Esta serie comprende asi el conjunto de los
enunciados cuyo objeto es el propio grupo, son los enunciados del fundamento.
Según el tipo de cultura, esta serie esta consituida por enunciados miticos, sagrados o
cientificos. Estos comparten una misma exigencia: su funcion de fundamento para que se
preserve una concordancia entre el campo social y el campo linguistico.
Cualquiera que sea el grupo que defiende, propone o impone un modelo social, este modelo
concordara siempre con los ideales de quienes lo defienden. Y esto determinara que todo
subgrupo en conflicto con el modelo dominante se constituya alrededor del modelo propio.
El discurso sagrado comporta siempre enunciados referidos al origen del modelo, origen que
implica a su vez una definición de lo que deberia ser el objetivo hacia el cual tiende el modelo.
EL modelo del origen plantea implícitamente el modelo del objetivo que se procura, lo que
determina que todo cambio en el objetivo buscado entraña un cambio del primero.
A partir del momento en que desaparecio la creencia de un fundador mitico, surgio el mito del
hombre mono. Este discurso cientifico comporta dos rasgos comunes con el sagrado: preservar
una certeza del origen; la idealización de un saber (cientifico) que permitiria prever el curso
posible de la evolucion y actuar sobre él.
En el discurso de lo sagrado se muestra patente lo que en el discurso cientifico se preserva y
oculta: que la voz originaria enuncia lo eternamente verdadero y constituye un sector de
certeza absoluta en el registro del discurso.
Ella le asegura al yo la existencia de una serie de enunciados, que certifican identidad entre el
yo enunciante y el yo que garantiza la verdad de este discurso (dios, ciencia).
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Cuando el yo repite el discurso sagrado, se concede el derecho de reivindicar a priori el
reconocimiento por parte del grupo de su verdad y de excluir al contradictor que rechaza una
certeza compartida por el conjunto.
Un grupo X implica que la mayor parte de los sujetos, salvo durante periodos muy breves de
su historia, acepten como verdadero un discurso que afirma lo bien fundado de las leyes que
rigen su funcionamiento, define el objetivo buscado y lo impone.
Al adherir al campo social, el sujeto se apropia de uan serie de enunciados que su voz repite;
esta repetición le aporta la certeza de la existencia de un discurso en el que la verdad acerca
del pasado, y el proyecto del futuro, están garantizados.
La relación del sujeto con el conjunto depende de su cactetización de los enunciados del
fundamento.
El enunciado de los fundamento vuelve al sujeto como enunciado fundador de su posición en el
conjunto. Esta designacion debe ser separada del registro identificatorio: ella es coextensa son
el, pero no se confunde.
Esta designacion define en el sujeto lo que trasciende la singularidad caracteristica de la
relación imaginaria entre 2 locutores; privilegia los atributos compartidos por el conjunto,
indicando en cada voz los enunciados que cada una tiene derecho a repetir y afirmar como
verdaderos. La mayor parte de los sujetos catectizan un mismo conjunto ideal, un conjunto en
el que el sujeto puede proyectarse en el lugar de un sujeto ideal.
El sujeto ideal no es idéntico al ideal del yo, refiere al sujeto del grupo, a la idea de él mismo
que el sujeto demanda al grupo, como concepto, como elemento que pertenece a un todo que
reconoce en él una parte homogénea.
Se instaura así un pacto de intercambio: el grupo garantiza la trasferencia sobre el nuevo
miembro; el nuevo miembro se compromete, a través de la voz de los otros, padrinos sociales,
a repetir el mismo fragmento de discurso. EL sujeto ve en el conjunto al soporte ofrecido a una
parte de su libido narcicista.
Por ello, hace de su voz el elemento que se añade al coro que comenta el origen de la pieza y
anuncia el objeto al que apunta. EL grupo reconoce que sólo puede existir gracias a lo que la
voz repite; trasforma la repetición en creación continua de lo que es, y solo puede persistir a
ese precio.
El contrato narcisista se instaura gracias a la precatectizacion por parte del conjunto del infans
como voz futura que ocupará el lugar que se le designa.
La existencia del conjunto presupone que la mayor parte de sus elementos consideran que si
fuesen integramente respetadas las exigencias, permitirían alcanzar el conjunto ideal. La
creencia en este ideal se acompaña con la esperanza en la permanencia y perennidad del
conjunto.
Sin lograrlo nunca por completo, el sujeto podrá establecer una identidad etnre posibilidad de
perennidad del conjunto y deseo de perennidad del individuo.
En la cactetización del modelo ideal se nota la presencia primitiva de un deseo de inmortalidad
ante el cual esta catectización se ofrece como sustituto.
Independientemente de la función que puede cumplir el lider del grupo y el yo ideal (Freud) es
condición necesaria la presencia de un modelo ideal que atraiga a si una parte de la libido
narcisista de los sujetos.
El contrato narcisista tiene como signatarios al niño y al grupo. La cactetizacion del niño por
parte del grupo anticipa la del grupo por parte del niño. El grupo cactetiza al infans como voz
futura a la que solicitara que repita los enunciados de una voz muerta y que garantice asi la
permanencia de un cuerpo que se autorregenerara de forma continua.
En cuanto al niño, como contrapartida, demandará que se le asegure el derecho a ocupar un
lugar independiente del exclusivo veredicto parental, que se le ofrezca un modelo ideal que los
otros no pueden rechazar, sin rechazar las leyes del conjunto, que se le permita conservar la
ilusión de una persistencia atemporal proyectada sobre el conjunto.
La calidad e intensidad de la cactetizacion presente en el contrato que une a la pareja parental
con el conjunto, intervendrán de 2 modos en el espacio al que el yo del niño debe advenir:
1. Los emblemas y los roles valorizados por la pareja, que logra así el acuerdo y la complicidad
de los otros sujetos del conjunto, pueden permitir a los padres y al niño disfrazar un deseo que
logra el complemento en el registro del bien, lo licito, la etica.
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2. Ellos imponen al yo del niño su primer conocimiento de la relación que mantienen los dos
elementos de la pareja con el campo social, y de la relación de los otros frente a la posición
ocupada por la pareja.
1. Aquella en la que, de la madre o del padre, existe una negativa total a comprometerse
en este contrato; descatectización que por si sola marca una falla en su estructura
psiquica y revela un nucleo psicotico mas o menos compensado, mientras se puede
evitar todo enfrentamiento directo con el discurso del conjunto.
2. Igual de importante, pero mas difícil de delimitar, es la situación originada en una
ruptura de contrato en la que el conjunto es responsable. Rechazamos concepciones
sociogenicas de la psicosis, pero creemos en el papel de la realidad social. Esta tiene
peso en acontecimientos que pueden afectar al cuerpo, al niño como excluido,
explotado, etc.
En toda ocasión en que la realidad historica de la vida infantil se potencia con una construccion
fantaseada de su percepción del mundo (o viceversa), su colusion puede determinar la
imposibilidad de sustituir la fantasía mediante una puesta de sentido que la relativice.
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UNIDAD 5: ANÁLISIS E INTERVENCION INSTITUCIONAL
El origen y sentido de lo que ocurre en los grupos humanos no es cosa que se deba buscar tan
solo en aquello que aparece en el nivel visible de lo que se llama dinámica de grupo. Hay una
dimensión oculta, no analizada y determinante: la dimensión institucional.
Un grupo, u organización social, se halal siempre sobredeterminado por instituciones. Existe
una relacion de interdependencia entre los conceptos grupo, organización e institución.
El primer nivel es del grupo, de la base y vida diaria. La unidad básica es el taller, familia,
oficina, aula. En este nivel se situa la practica socioanalitica. Ya hay institución: horarios,
cadencias, normas de trabajo, sistemas de control, estatutos y funciones cuya finalidad
cnosiste en mantener el orden y organizar el aprendizaje y la producción.
El segundo nivel es el de la organización, la fábrica en su totalidad, la universidad. Lleva a
cabo la mediación entre la base y el Estado. Aquí las instituciones adquieren formas juridicas.
El tercer nivel es el de la institución, al nivel juridico y politico. Pero la sociologia clasica define
todo aquello que está establecido, el conjunto de lo instituido. Es el nivel del Estado, que hace
la Ley, que da a las instituciones fuerza de ley.
Lo instituyente se halla del lado del Estado, en la cumbre del sistema. En cambio, la base del
mismo está instituida, por la cumbre.
En el camino del analisis institucional encontramos el Estado clasista y la estructura de clase
de una determinada formación social. La institución no es una superestructura. Lo que se
encuentra en la superestructura de un sistema no es más que el aspecto institucionalizado de
la institución.
También está aquello que ha sido instituido, que no es visible de modo inmediato y que forma
parte de la institución. Como principio, la institución no es un nivel o una instancia de la
formación social, sino un producto del cruce de los niveles o las instancias. Este producto esta
sobredeterminado por el conjunto del sistema a traves de la mediación del Estado.
Las clases dominantes cambian al mismo tiempo que los Estados. Pero la postura de la clase
dominante es siempre el control del aparato estatal.
Se puede proceder a un analisis del grupo, descubrir los lideres, situar los rechazos, los
subgrupos y las redes. El sociodrama es la representación graafica de esa organización interna
del grupo. La exploracion sociometrica revela otras jerarquias y otros sistemas de poder y de
dependencia.
Moreno asigna al psicodrama la mision de restaurar la esponaneidad perdida. Espontaneidad
de los origenes, de la infancia: en la escena psicodramatica, los encargados del drama
recuperan un estado de gracia analogo al del nacimiento, tal cual lo comprende moreno:
nacimiento de un ser inacabado y creativo, creativo en razon misma de ese inacabamiento. El
psicodrama es descosificacion de los papeles sociales petrificados, recuperado impulso creador.
La revolución sociometrica de Moreno expresa la idea de una revolucion permanente en el
interior de la revolucion social, y la exigencia de no dejar que las sociedades nuevas se
burocraticen, abandonen el impulso que produce los cambios, echen abajo las viejas
estructuras y encuentren la espontaneidad creadora de grupos sociales. La sociometria se
presenta como una tecnica del cambio social.
La solicitud dirigida a psicosociologos por organizaciones industriales y luego por el conjunto de
la sociedad se explica, para nosotros, por dificultades de mando, comunicación,
funcionamiento y burocracia. La tarea del psicosociologo consiste en encontrar el vinculo entre
lo formal y lo informal, entre la organización y la motivación; en desburocratizar la
organización, o modernizar la burocracia.
Carl Rogers introdujo en psicologia el concepto de no directividad. Evoca la incondicional
mirada positiva del terapeuta, su comprensión empatica, es decir, una relación con el prójimo
que implica una relación de poder. La neutralidad no directiva pretende ser la neutralidad de
un rompimiento de compromiso, de un presunto apoliticismo, que viene a ser una opcion
politica no declara ni explicitada. No aporta directivas ni juicios de valor, no juzga, no aprueba
ni desaprueba; trata de comprender y ayudar al grupo.
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Grupos.
Todo grupo se distribuye tareas y elige responsabilidades para asumir determinadas funciones.
Todo grupo humano se organiza, sea cual sea su finalidad. Un grupo esta constituido por un
conjunto de personas en interrelaciones.
En una primera etapa, el giro “dinamica de grupos” (K. Lewin) designo una ciencia
experimental, practicada en laboratorio y en grupos artificiales, obedeciendo a reglas de toda
investigación: control de variables, cuantificacion de observaciones. Su objeto es el
funcionamiento del grupo, la cohesión y las comunicaciones, la creatividad, el mando.
En una segunda etapa, el mismo giro designo al trabajo del dinamista de grupo, quien se
ocupara de la resolucion de los conflictos sociales, conoce al grupo organizandolo, y a la
sociedad modificandola. Su conocimiento cientifico se establece a partir de una practica social,
su laboratorio son los grupos reales.
La intervención psicosociológica
Significa acción dentro de una organización social, a solicitud de esta y con miras a facilitar
ciertos cambios. Proceden primero a entrevistas individuales y luego a una síntesis que
comunican al conjunto (feedback).
Comienza una segunda fase de trabajos en comisión, con un equipo de encuesta que reune a
psicosociologos y responsables de la empresa.
LA intervención prosigue a traves de las reuniones de equipos. Progresivamente se asiste al
deshielo de las comunicaciones. Se necesita que la direccion sea capaz de asumir tambien ella
los cambios y las tensiones que suscita la socioterapia.
Tal es el horizonte ultimo y verdadero horizonte de la intervención, no el privilegio del grupo,
sino la autogestión de todos los grupos de las organizaciones de la sociedad en su conjunto.
Una intervención se desarrolla por:
la fase de toma de conciencia; localizar dificultades sociales desconocidas
la de diagnostico; el grupo descubre la existencia de una red de causas que dificultan
la de acción; se fija la empresa nuevos objetivos, se reforma el organigrama, se establecen
comites de vinculacion.
La intervención supone técnicas: encuestas, investigaciones sobre las comunicaciones y
estructuras, organización de reuniones para examinar resultados de una encuesta-
participación.
66
SOCIOANALISIS Y POTENCIAL HUMANO - LAPASSADE
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El nivel de la organización, concierne a la gestión, la distribución de las tareas, estatutos y
papeles, empleados para alcanzar los objetivos de la formación.
El nivel institucional, aparece cuando se descubre cierto deslinde y cuantificación del tiempo
social; un deslinde del saber; una relación implicita entre Saber y Poder; una escuela que sirve
de modelo estructural para la formación; una relación de clientela empresa-analistas.
LA CORRIENTE INSTITUCIONALISTA
EL socioanalisis es el analisis institucional en situación intervención
El desarrollo de la analisis institucional ha pasado hasta ahora por tres fases:
En la primera, el acento recae sobre el concepto de institución: 1942, el nacimiento de las
practicas de psicoterapia institucional. 1962 nace el analisis institucional, la pedagogia
autogestionaria (con la psicosociologia) y terapeutica (contra la psicosociologia).
1965 Castoriadis sienta las bases teóricas de la corriente institucionalista, pero el concepto de
institución sigue mal elucidado.
En la tercera tienden a pasar a primer plano los problemas de la implicación, que reemplaza a
la contratransferencia. La implicación es política más que emocional.
EL objeto del analisis institucional es, antes que el sistema de las instituciones sociales, la
institución en sentido activo, originario y fundador; no tanto lo instituido como lo instituyente,
así como el conflicto entre ambas instancias.
El libro no es una imagen del mundo y menos aun un significante. No es una bella totalidad
orgánica, no es tampoco una unidad de sentido. Para Foucault, un libro es una caja de
herramientas.
En un libro no hay nada que comprender. Sí mucho de qué aprovecharse. Nada a interpretar,
pero mucho a experimentar. El libro no es árbol-raíz, sino pieza de un rizoma, planicie de un
rizoma para el lector al que conviene. Las combinaciones, permutaciones, utilizaciones no son
nunca interiores al libro, sino que dependen de las conexiones con tal o cual exterior.
¡No seas uno ni múltiple, has la línea y jamás el punto, la velocidad transforma el punto en
línea! Un libro no tiene objeto ni sujeto, está elaborado de materias distintas, de fechas y
velocidades muy diferentes. Un libro no existe más que por lo exterior y en el exterior.
Un primer tiempo del libro es el libro-raíz. Es el libro clásico, como bella interioridad orgánica.
Éste libro imita al mundo, como el arte a la naturaleza. La ley del libro es aquella de la
reflexión: el uno que se torna dos, el dos cuatro, cinco, pero se requiere siempre de una fuente
de unidad primordial (el uno, pto de partida). Eso es no comprender la multiplicidad.
Un segundo tiempo del libro es el sistema raíz. La raiz primordial (el Uno) ha abortado o bien
se destruye hacia su extremidad, sobre ella se va injertando una multiplicidad inmediata. Su
unidad subsiste como pasado o futuro, como posible. En este sentido, la obra más parcelaria,
más fragmentada, puede ser también presentada como “obra total”.
No rompen la unidad lineal de la palabra, ni de la lengua, más que estableciendo una unidad
cíclica del saber. Un nuevo tipo de unidad triunfa en el sujeto.
El sujeto ya no puede dicotomizar; el mundo ha perdido su pivote, es un caos. Pero el libro
permanece como imagen del mundo.
(En fin) no basta prorrumpir en “viva lo múltiple”, lo múltiple hay que hacerlo. No
precisamente añadiendo siempre una dimensión superior, sino al contrario, al nivel de las
dimensiones de que se dispone. A este sistema se le podría llamar Rizoma, como tronco
subterraneo que se distingue de las raíces. Este conecta un punto cualquiera con otro punto
cualquiera (planicie), trazos que no remiten necesariamente a trazos de la misma naturaleza;
pone en juego regimenes de signos muy diferentes, e incluso estados de no-signo. El rizoma
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no se compone de unidades sino de dimensiones, de multiplicidades lineales sin objeto ni
sujeto, siempre sustrayendose al Uno. Se trata de un sistema acentrado, no jerarquico y no
significante, definido unicamente por una circulación de “estados” (no en el sentido
institucional).
Jugando ahora con éste sentido… El poder del Estado es arborescente, con pretensión de ser la
imagen interiorizada de un orden del mundo, y de enraizar al hombre. Y ¿Qué es lo que hacen
los nómadas? Ellos han inventado la maquina de guerra contra el aparato del Estado,
totalmente diferente de él, que hace que el pensamiento mismo se vuelva nómada, y el libro
una pieza para todas las máquinas móviles, un tallo para un rizoma.
El rizoma está compuesto sólo de líneas, algunas cristalizadas, segmentarizadas o
estratificadas, y otras de fuga o desterritorialización.
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Se trata del modelo que no cesa de erigirse y de desmoronarse y del proceso que no deja de
alargarse, romperse y recomenzar. La inexactitud no es una aproximación sino, al contrario, es
el paso exacto de lo que se hace.
Rizoma sería una manera de llamar a las líneas de fuga que se producen a toda escala de
fenómenos. Se trata de lo inasible, lo indeterminable, que a su vez produce múltiples
determinaciones. Puede entenderse como lo revolucionario y, aún más, aquello que lo precede,
las causas de la revolución, sea ésta de cualquier índole.
¿Cómo aplicar éste concepto indeterminado, quizás no-conceptual en su totalidad, en los
hechos, en la práctica? Quizás circunscribiendo sus efectos, situando sus causas en estado
naciente, procurando no suturar ni subyugar el fenómeno rizomático, sino dejándolo
desenvolverse y acompañarlo en su movimiento, en su cambio, transformándonos con él. Pero
también será importante no dejar reinar sus lineas de fuga, cuando éstas nos conduzcan a
situaciones o estratificaciones perjudiciales, dañinas o irreversibles. Cabe la necesidad de
saber dejar ser al rizoma, pero también de pivotearlo, acompañarlo con una barra-guía para
que no produzca efectos destructivos y contraproducentes. En fin, direccionarlo hacia un
terreno más o menos saludable y productivo (“La cuestión es producir el inconsciente, y con el
nuevos enunciados, otros deseos: el rizoma es esta producción del inconsciente mismo”).
Se trataría de una manera de teoría y de práctica, fundamentada en una teoría de la práctica.
Es decir, no en una no-teoría, sino en una teoría abierta, y no cerrada como sistema.
La forma edipica de constitución de los sujetos no es s ino una de las formas de ocultamiento
de la dimension social, economica, politica, historica y sexual. Asi, percibimos al grupo como
un campo de apertura que posibilita al individuo sentir, pensar y actuar dentro de las
dimensiones citadas.
El grupo es percibido como un lugar imaginario, como un lugar de evitacion de lo simbolico. Lo
que nos interesa es propiciar una estrategia para que ese grupo no sea solo un momento
transitorio para su individualización, sino un momento transitorio y espontáneo para la
inserción y la articulación con otros grupos, que escapen al o familiar, lo conocido, lo
repetitivo.
ANÁLISIS INSTITUCIONAL
El grupo sujeto se esfuerza en influir sobre su conducta, intenta elucidar su objeto. Es oido y
oyente, y por esto opera el desprendimiento de una jerarquización de las estructuras que le
permitira abrirse hacia un mas alla de los intereses del grupo.
70
El grupo sometido no tiene tal perspectiva; soporta su jerarquización, recibe pasivamente sus
determinaciones del exterior y se protege de un sin sentido experimentado como externo,
rechazando toda posibilidad de enriquecimiento dialéctico.
El grupo sujeto enuncia algo; para el grupo sometido su causa es oida. Cualquier grupo tiende
a oscilar entre estas dos posiciones.
El fantasma de grupo es por esencia simbolico. La fantasmatizacion individual se niega a
respetar tal especificidad. Busca por el contrario incorporar y ahcer suyo los datos imaginarios
que se esconden naturalmente en los diferentes roles, estructurados por el colectivo. Esta
corporizacion imagiaria, bajo pretextos de organización, de eficacia, de prestigio o de
incapacidad, hace cristalizar el conjunto de la estructura, traba sus capacidades de
modificación, limita las posibilidades de dialogo con lo que tendiera a cuestionar sus reglas del
juego, reune las condiciones del grupo sometido.
La transversalidad es una dimension que pretende superar la pura verticalidad y la simple
horizontalidad; tiende a realizarse cuando una comunicación maxima se efectua entre los
diferentes niveles y sentidos.
EL sujeto de la institución, el sujeto inconsciente, el que posee el poder real, no seta dado de
una vez por todas. La tarea del analisis institucional consiste en apoderarse de la palabra,
posibilidad de intervención creadora que dependerá de la capacidad de asumir cierto modo de
castración. Esa es la real posibilidad de los individuos de servirse del grupo a modo de espejo.
Las cuestiones clave se plantean antes de la cristalizacion de las constelaciones, de las
repulsiones y atracciones, en el nivel de una creatividad posible del grupo.
La transversalidad es el lugar del sujeto inconsciente del grupo, el soporte de deseo del grupo,
más allá de las leyes objetivas que lo fundan.
LA INTERVENCIÓN PSICOANALITICA
VINCULO SOCIAL Y LIBIDINAL SEGÚN FREUD. LOUREAU
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