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1.- Aumento del tiempo de reacción. Por ejemplo, en los accidentes con alcance
trasero, en una proporción importante, la somnolencia impide una reacción rápida con
la que se podría evitar el choque.
5.- Microsueños. Son momentos de escasos segundos de duración durante los que el
cerebro permanece ajeno a todo cuanto acontezca alrededor. Es una circunstancia
peligrosísima cuando se está conduciendo.
Eso pocos segundos es tiempo suficiente
para perder el control del vehículo y sufrir
un accidente muy grave.
- Haber dormido mal o tener algún trastorno crónico del sueño, como el
síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). Esta patología, que cuenta
con un tratamiento eficaz, es relativamente frecuente entre los conductores
profesionales.
- Monotonía en la carretera.
Algo que debe tener siempre muy claro el conductor es que, cuando aparece
somnolencia mientras se conduce, es inútil resistirse y combatirlo. Creer que se puede
vencer en esa disputa es ilusorio y seguir
conduciendo, temerario. Se puede eludir su
aparición evitando cometer errores antes del
comienzo del viaje, pero una vez que hace acto de
presencia, la somnolencia puede llegar a ser
invencible. Por eso lo mejor será parar de
inmediato en el primer lugar apropiado para ello y
dormir un rato. Una siesta de 30 minutos puede
ayudar mucho en esos momentos.
Cuando se tienen trastornos del sueño se debe contactar con el médico y seguir
sus instrucciones con respecto a la conducción en esas circunstancias. El insomnio
influirá sin duda en la conducción, por lo que merece la pena procurar reconducirlo. La
narcolepsia es otra alteración del sueño por la que el individuo se duerme en cualquier
momento por inconveniente que sea, sin poder remediarlo de ninguna manera. El
síndrome de apnea del sueño produce somnolencia diurna, malestar general,
despertares nocturnos con sobresalto, deterioro de la calidad del sueño, etc,
afectando a personas que roncan mucho y que suelen tener, aunque no es regla fija,
sobrepeso. Alguien que conduzca y tenga alguno de estos trastornos debería consultar
con su médico y, en lo que guarde relación con su actividad laboral, con el médico del
trabajo.
Otra precaución eficaz será evitar conducir en las horas que han demostrado
mayor incidencia de somnolencia en el conductor y que son entre las 3 y las 5 de la
mañana y entre las 2 y las 4 de la tarde.
El interior del coche debe estar bien ventilado y no deben fumar ni el conductor
ni sus acompañantes.
Las comidas antes y durante el viaje deben ser ligeras, de fácil digestión y es
bueno que contengan algún alimento integral, dado que su absorción es más lenta, lo
que evitará bajadas de glucosa en sangre, favorecedoras de cansancio y malestar.
Además, conviene ser moderados en el consumo de bebidas estimulantes (café, té,
red-bull, etc), porque a su efecto inicial estimulante, sigue un efecto depresor mayor
que el que se hubiera tenido sin tomarlas. No es un
problema tomar un café si se está acostumbrado. El
problema es tomar mucha cantidad, más todavía
cuando no se hace habitualmente.
Si, por algún motivo, se ha tenido un día duro y se está cansado y fatigado, lo
mejor será no asumir la conducción en un viaje sin haber descansado apropiadamente
antes. Los conductores mayores son más sensibles a los efectos del cansancio y, por
tanto, más propensos a sufrir somnolencia. Conviene que, quienes estén en este caso,
hagan paradas con más frecuencia y estén muy atentos a los primeros síntomas.
Hay que volver a insistir en la idea de que cuando aparece el sueño, se debe parar para
descansar lo antes posible. Los trucos no deben emplearse en esa circunstancia. No
cabe otra alternativa: hay que parar y dormir. Ahora bien, siempre se puede recurrir a
tretas o acciones que nos mantengan entretenidos mientras vamos conduciendo,
evitando así que haga acto de aparición la somnolencia, sin que por ello exista un
menoscabo de la seguridad.
Otros conductores, cuando viajan solos, llevan también una bolsa de snaks o
pipas abierta en el asiento del copiloto, de la que van
cogiendo de vez en cuando algunas unidades.