Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hoy en día vemos tanta anarquía por todo el mundo. Estamos viendo cómo la
sociedad se desmorona al ir tras la vanidad de su mente. Haciendo a un lado al
verdadero Dios, Creador del cielo y de la tierra, y cómo se han levantado altares
al egoísmo, al individualismo, al paganismo, al cientificismo, al hedonismo
pecaminoso, al materialismo y tantos ídolos más que el hombre mismo ha
generado en los más profundo de su corazón. Y nuevamente grita aquel lema que
movió a la revolución francesa: Sin Dios y sin amo. Notamos a una presente
sociedad con mayor libertinaje para hacer y deshacer pasando sobre toda
autoridad y poder que Dios mismo ha puesto como bases para la ley y el orden.
Esto pasa cuando se le da licencia al hombre, varón y mujer, para no respetar a
las autoridades puestas por Dios. Y aún más, ¿cuando las misma autoridades
permiten que todo esto vaya por una dirección contraria a la que Dios quiere y
ha ordenado en su sola Palabra? Y ¿A dónde nos está llevando todo esto?
Les invito a que juntos pensemos y meditemos, en el tema general: UNA IGLESIA
SEMEJANTE A JESÚS, con el subtitulo de hoy: RECONOCIENDO A LAS
AUTORIDADES INSTITUCIONALES DENTRO DEL REINO según Génesis 1:26-31 y
Romanos 13:1-10.
En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra y formó al hombre del
polvo de la tierra a su imagen y semejanza, lo colocó en un lugar de honor, pero
también de autoridad.
Leemos claramente lo que dice Génesis 1:26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces
del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal
que se arrastra sobre la tierra.”
Podemos notar que Dios está delegando toda autoridad al hombre sobre toda la
obra de sus manos, no dejando nada fuera de su dominio. Es por esa razón que el
texto nos va describiendo las áreas de su dominio: mar, cielos y tierra; y todo lo
que en ellos hay. Es decir, la totalidad de su creación.
En Génesis encontramos los principios establecidos por Dios para que el hombre
pueda desarrollar la creación y ejercer dominio sobre la obra de sus manos y así
llenar la tierra del conocimiento de Dios. El conocimiento de la voluntad de Dios
es una de las tareas de las autoridades institucionales. Ya que no puede ejercer
autoridad sin ese conocimiento. Si las autoridades institucionales no reconocer la
Palabra de Dios como la única fuente del conocimiento de la voluntad de Dios,
entonces su dirección cambiará y hará que todos los que estén bajo su gobierno
se desenfrenen.
Y aunque cada institución, por la caída, quedó afectada, cada institución aún
refleja la autoridad que Dios delegó a cada uno. Juan Calvino expresa que el
gobierno establecido por Dios en las instituciones, como el gobierno civil, es tan
necesario al hombre como lo son el pan, el agua, el sol y el aire. Ya que su función
es velar para que no se den ni se extiendan en la sociedad la idolatría, las
blasfemias contra el nombre de Dios y su verdad y cualquier otro escándalo
ligado a la religión.
Calvino hace notar tal importancia, ya que reconoce que toda autoridad viene de
Dios y es establecida por Dios y ha sido otorgada al hombre.
Por ejemplo: Cuando el hijo decide no obedecer a sus padres y se rebela contra la
autoridad que Dios mismo dejó en el núcleo familiar, lo que el hijo está haciendo
es revelarse contra la voluntad de Dios.
Dios instaló al hombre como el Virrey en la creación. Por lo que el hombre tiene
una autoridad derivada y no autónoma y no absoluta. Y aunque toda la creación
queda bajo el dominio del hombre, como autoridad representativa, el hombre
queda bajo la autoridad suprema y absoluta de Dios para dar cuentas de su
mayordomía por ser servidor de Dios en su mundo. Pues dice Génesis 1:27 y 28
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó. los bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las
bestias que se mueven sobre la tierra.”
El mandato cultural que encontramos aquí, el cual es para toda la humanidad y
está con vigencia hoy en día, no solo debe ser visto como la autoridad y el poder
delegados por Dios a la humanidad, sino también, como la encomienda de servir
a Dios y la de velar por la vida del prójimo, sea para reconocer al que hace el bien
o infundir temor al malvado; así como también la de ser mayordomo de todo lo
creado.
Romanos 13:3 sigue diciendo: “Porque los magistrados no están para infundir
temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz
haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios,
vengador para castigar al que hace lo malo.” El apóstol Pablo describe que toda
autoridad que se origina y se establece en y por Dios debe ser para bien. En otras
donde la maldad abunda. Esto nos enseña que las autoridades institucionales no
autoridad que se nos ha dado como padres debe ser para el bien de nuestro hijos.
La autoridad que se ha dado al Estado debe ser para el bien de los todos los
toda autoridad institucional. Pues dice el salmo 119:105 “Lámpara es a mis pies
El que el hombre: varón y mujer, fueran creados por voluntad de Dios, hace que
que también el hombre esté destinado para hacer la voluntad de Dios. Lo de ser
servidor no es iniciativa humana, sino que Dios mismo crea, prepara y dirige al
hombre, el cual es su imagen y semejanza, para desempeñar el papel de virrey,
sirviendo así de representante en toda obra de sus manos para la gloria del Rey.
Cada vez que cada autoridad institucional hace lo correcto, en este caso
castigando a los malhechores, está velando por la santidad de la sociedad en la
que vivimos y honra a Dios. Pero cada vez que las autoridades institucionales se
rebelan contra Dios, permiten que la sociedad se corrompa aún más.
Nuestro Señor Jesucristo al ser bautizado dijo a Juan el Bautista en Mateo 3:15
“...Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia...” Jesús no solo
nació bajo la ley, sino que se sujetó en obediencia a toda justicia. Esto quiere
decir que él reconoció a las autoridades institucionales y al aprender obediencia,
no solo mostró su humillación, sino que fue por esa obediencia que cumplió lo
que el primer Adán no cumplió y así ser nuestra perfecta justicia ante el Padre
para que se nos mostrase misericordia.
El plan original de Dios consiste en tener una sociedad justa, y aunque las
instituciones creadas para mantener esta justicia en la sociedad se vieron
afectadas por la caída, aún mantienen su función. A veces acertadamente y
muchas otras veces han cometido errores.
Confiemos en que Dios hace todo para su gloria, porque de él, por él y para él son
todas las cosas. Romanos 11:36. y que toda autoridad mantiene su permanencia
en Cristo Jesús pues dice porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay
en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean
dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y
para él. Col. 1:16.
Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino
también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos,
porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a
todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que
respeto, respeto; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos
a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Romanos 13:5-8.