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El Acuerdo del Pueblo fue elaborado por John Lilburne y demás lí-
deres del grupo de los Levellers o igualitarios que apoyaban la im-
plantación del sufragio universal de los varones y que hasta plantea-
ron la adopción de medidas cercanas a una revolución agraria (por
un argumento político dicho texto formalmente apareció redactado
por los representantes de los regimientos de infantería y caballería del
gobierno de Cronwell). Este documento fue desestimado por el Par-
lamento Largo. Su importancia radica en haber formulado una suerte
de declaración de derechos y de haber establecido supremacía nor-
mativa del texto sobre el statute law emanado del órgano legisferante.
El Instrumento de Gobierno que fue elaborado por el Consejo de Ofi-
ciales del Ejército de Oliverio Cronwell, es una Constitución escrita
de cuarenta y dos artículos y aplicada a Inglaterra, Escocia e Irlanda.
Estableció una magistratura ejecutiva bajo la denominación de Lord
protector; estableció un Consejo de auxilio al ente administrador; y
un Parlamento unicameral, con representantes elegidos por conda-
dos y sujetos a la acreditación de tenencia de doscientas libras en bie-
nes muebles o inmuebles. Rigió durante cuatro años (1653-1657).
De otro lado, el jurista y economista francés Jean Bodin (1530-1596)
llegó a plantear en su obra Los seis libros de la República la existencia
de ciertas leyes inderogables referidas al Estado y a la fundación del
reino; y que por tales significaban un límite al poder del monarca.
El filósofo y tratadista político inglés Thomas Hobbes (1588-1679)
afirmó en su obra El leviatán, que, el Estado surgido del contrato social
quedaría destruido si dicha convención fuese anulada.
A partir del siglo XVIII la palabra Constitución quedará entronca-
da con el origen mismo del poder. Como tal se cancelaba, en definiti-
va, aquella percepción vinculante con los sistemas de gobierno. Así,
el escritor angloamericano Thomas Paine (1737-1809) referirá en su
libro Los derechos del hombre, que la Constitución de un pueblo no es
fruto del acto de su gobierno, sino del pueblo mismo que instituye o
construye su gobierno. Por ende, la asociaba inescindiblemente con la
legitimidad democrática.
La Constitución será invocada como una exigencia ético-política
para determinar el origen del poder, para legitimar la finalidad del
Estado y para limitar las relaciones de mando y obediencia a favor del
resguardo de los derechos de la persona.
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c) La noción política
Aquí se hace hincapié en el concepto de Estado en cuanto alude
a la organización basada en determinados principios de orientación
política. Se plantea la Constitución como la explicitación de algunas
pautas basilares fundamentales operantes de la unidad política.
Ferdinand LaSalle [¿Qué es la Constitución? Bogotá: Temis, 1997]
ha señalado que la Constitución de un país es la suma de los factores
reales de poder, expresados por escrito en instituciones jurídicas. A lo
que habría que agregar que tras dichos factores aparecen los signos
ideológicos y doctrinarios que dan rumbo a la acción del Estado.
d) La noción jurídica
Aquí se hace hincapié en el concepto de Constitución en cuanto
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pible relación telúrica que surge del medio ambiente y el grupo social
que lo ocupa.
El continente geográfico y el grupo social se influencian mutua y
recíprocamente, de lo cual se erige un proceso simultáneamente po-
lítico, cultural y jurídico que necesariamente encierra una conciencia
social que deja constancia de una percepción particular de las reglas
de relación convivencial.
El engarce entre el espacio geográfico y el grupo social lleva a que
este último perciba psicológicamente la existencia de un tiempo subje-
tivo (Ivch Zeit). Este se forma frente a cada espacio geográfico y a las
condiciones de la vida comunitaria que en dicho territorio se produ-
ce; es decir, frente al específico grado de desarrollo económico, social
y político en el que se asienta.
Este tiempo subjetivo de la colectividad política se extrae de su fue-
ro interno; se fija con relación a la cadencia de la evolución histórica
que marca las condiciones de vida de una sociedad. Esta percepción
psicológica del tiempo por parte del grupo social, tiene que ver con el
grado de su desarrollo político, social, económico y cultural.
Este “lapso histórico” implica en sí mismo el ritmo o la cadencia
social que surge de la trama de relaciones entre el grupo humano y el
espacio que condiciona su grado de conciencia política.
Los grados de ese tiempo histórico se miden por la evolución y desa-
rrollo de las relaciones interindividuales, los cuales tienen mucho que
ver con la capacidad de dominio sobre la naturaleza y la aptitud para
satisfacer necesidades colectivas, sean estas naturales o espirituales.
El tiempo histórico no se mide por relojes, vale decir, por el lapso en
su longitud. Así, la distancia espacial directa entre Lima y Caracas es
mayor que la que existe entre nuestra ciudad capital y Tahuamanu
(Madre de Dios); empero, considerada como distancia en la historia o
lapso de evolución, Tahuamanu se encuentra más lejana de Lima que
la capital de la República de Venezuela.
En ese orden de ideas aparece el denominado escenario-tiempo
constitucional; el cual expresa la conciencia político-social del proce-
so político-cultural del pueblo de un Estado. Este deja constancia del
vínculo irrompible forjado entre un grupo social, su medio ambiente
y el grado de desarrollo alcanzado basándose en el dominio del há-
bitat, lo que promueve un proceso político-cultural con una forma
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específica de constitucionalización.
Ahora bien, el tiempo es inseparable del escenario; se trata de un
continuo indesligable, cuya conformación unitaria se genera a través
de la conciencia histórica.
Es evidente que el tiempo no es universal y sincrónico –no ocurre al
mismo momento– para todos los grupos sociales instalados en un es-
cenario histórico de constitucionalidad. En ese contexto, es claro que
la noción del tiempo histórico es diversa y variable según la trama de
relaciones políticas.
Cada escenario de constitucionalidad se basa en la relación consciente
del grupo humano con el espacio que ocupa, su tiempo subjetivo y el
histórico, los que son inseparables de su peculiar proceso político y
cultural. Esta relación consciente es el resultado de una prolongada
acción recíproca, cuya mayor o menor profundidad determina el su-
perior o ínfimo sentimiento de respeto de la Constitución.
Ahora bien, el espíritu constitucional se forja de la ligazón entre el
grupo social y el espacio geográfico del Estado, lugar donde se existe
y coexiste política y socialmente. Este implica la toma de conciencia
de la comunidad política, de integrar y reunir a los detentadores y
destinatarios del poder político en el marco de un orden comunitario
vinculante in totum, aun por encima de los antagonismos y tensiones
existentes derivadas de factores económicos, religiosos, políticos, etc.
Este “espíritu” lleva a internalizar el conjunto de normas, principios y
prácticas en el seno de la comunidad política.
En nuestro país, dicho “espíritu” tiene sus peculiaridades; y es, en
lo genérico, débil y hasta inconsistente. Así, los peruanos nos hemos
inclinado ya sea por estructuras políticas autoritarias o paternalistas,
o por ambas en una rara simbiosis, o hemos practicado el transplante
de instituciones foráneas, fruto de un deslumbramiento por Europa.
De otro lado, la esfera constitucional incluye la conducta políti-
co-jurídica de los gobernantes y gobernados en lo relativo al cumpli-
miento o desobediencia de las normas del plexo constitucional.
Esta interrelación entre conducta gubernamental o ciudadanía y
norma constitucional en sentido lato, es vital para la continuidad del
proyecto constitucional; máxime cuando el desacatamiento por su
grado de extensión, profundidad y continuidad en el tiempo genera-
ría la denominada “fábula de la vida constitucional”; vale decir, hace
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co, todo ello dentro del hálito interno de la razón de justicia que
acompaña al ser humano.
Igualmente, en la esfera de lo constitucional se hace imprescindi-
ble el estudio exhaustivo de las normas.
En ese sentido, la norma constitucional es aquella regla de conduc-
ta dictada en un tiempo y lugar determinado, y, que, con vocación de
plasmar valores de naturaleza político jurídica, señala la obligación
de hacer o no hacer algo u otorga la facultad de decidir sobre ello.
La norma constitucional enuncia algo que debe ser, en virtud de
haber reconocido dentro de un espacio histórico un valor coexisten-
cial como determinante para el señalamiento de un comportamiento
específico de cumplimiento obligatorio.
Ahora bien, en relación a un espacio histórico determinado las
normas pueden presentarse eficaces o ineficaces en lo que respecta a
su cumplimiento.
Las conductas pueden develarse como constitucionales o in-
constitucionales en función a su contrastación con lo previsto en
una norma. Estas, asimismo pueden revelarse como legítimas o
ilegítimas en función a su conformidad con los valores que ema-
nan de la Constitución.
3.- LOS ORÍGENES DEL CONSTITUCIONALISMO
En la historia del derecho se conoce con la denominación de cons-
titucionalismo inicial a aquel movimiento político-jurídico gestado
desde el siglo XIII hasta parte del siglo XIX; y, que, finalmente logró
consagrar para los estados el sancionamiento de una ley fundamental
llamada Constitución.
Dicho proceso tuvo como égida el paulatino proceso de sacraliza-
ción del ideario liberal-burgués y el secuencial destierro de cualquier
manifestación política o jurídica que emanase del orden caduco del
monarquismo absolutista.
El constitucionalismo inicial aparece como la partida de defunción
de un orden caracterizado por el poder omnímodo, la estamentaliza-
ción de la sociedad, y la cosificación de la persona humana; en cambio
se presenta como el receptáculo normativo de la libertad, la igualdad
ante la ley y la fraternidad como expresión de virtud cívica.
Desde una perspectiva teórica los postulados del constitucio-
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francesa respectivamente.
Recibe tal denominación por haber establecido alguna de las prin-
cipales características constitutivas del fenómeno constitucional; así
como haberse procesado al influjo del ideario liberal-burgués.
La Revolución Inglesa aportó el Acuerdo del Pueblo (1647) y el Ins-
trumento de Gobierno (1658); igualmente incorporó la Carta Magna
(1215), la Petición de Derechos (1620), la Declaración de Derechos (1689), y
el Acta de Establecimiento (1701).
La Revolución Norteamericana produjo la Constitución de Virgi-
nia –la primera Constitución propiamente dicha de la historia– (1776),
la Constitución de los Estados Unidos (1787), y las diez primeras en-
miendas constitucionales (1791).
La Revolución Francesa estableció la Declaración de los Dere-
chos del Hombre y del Ciudadano (1789) y las constituciones de
1791, 1793 y 1795.
Como puede observarse dicha etapa concluye con la consagración
de las constituciones escritas de corte liberal. Ellas instituyeron el re-
conocimiento formal de los derechos civiles y políticos, así como tam-
bién un modelo político-jurídico denominado de democracia liberal.
Entre los valores y principios rectores aparecen la libertad, la
igualdad y la legalidad. Esta última aseguró que los gobernantes y
gobernados quedaran sujetos a una sola y misma ley; el que los dere-
chos fundamentales solo pudieran ser limitados, restringidos o supri-
midos por imperio de la ley; así como el que nadie estuviera obligado
a hacer, ni privado de realizar aquello que la ley no prohíbe.
Entre sus principales características destacaron las nueve siguientes:
- Creó los elementos constitutivos del constitucionalismo.
- Reconoció y protegió los denominados derechos individuales de
carácter civil y político bajo la denominación de fundamentales
para la persona humana; aun cuando solo puso acentuado énfa-
sis en la vida, la libertad, la igualdad ante la ley y la propiedad.
- Estableció que la legitimidad para gobernar se sustentaba en la
soberana decisión del pueblo.
- Estableció el principio de legalidad como base y fundamento
para el ejercicio de las conductas coexistenciales.
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b) El constitucionalismo social
Dicha etapa embrionariamente aparece con la Segunda Revolu-
ción Republicano Francesa de 1848 y se concreta con la Revolución
Mexicana de 1910-1917, la Revolución Bolchevique de 1917-1918 y la
aparición de la primera experiencia republicana en la Alemania Uni-
ficada de 1919-1933. En puridad, puede afirmarse que dicho proceso
se gesta tras la finalización de la Primera Guerra Mundial.
Como bien expone Norberto Q. Martínez Delfa [ob. cit.]:
“Los acontecimientos políticos y sociales vividos en Occidente durante
el pasado siglo [se refiere al XIX] y las primeras décadas del presente [se
refiere al XX], mostraron la necesidad de recrear la concepción clásica
de los derechos, nutriéndola con el aporte de los aspectos sociales”.
El casi nulo énfasis puesto en las constituciones clásicas sobre las
cuestiones sociales registra su origen en una maniquea concepción de
la libertad individual. Esta tesis extrema es refutada solidariamente
por la Iglesia Católica y los movimientos políticos y sociales, lo que
provocará una re-creación del ideario liberal.
Como expone José cossío Díaz [Estado social y derechos de presta-
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d) La fórmula garantista
Hace referencia al conjunto de procesos constitucionales destina-
dos a defender el goce pleno de los derechos fundamentales, así como
la supremacía de la Constitución y la ley (Habeas Corpus, Acción de
Amparo, Acción de Inconstitucionalidad, Acción Popular, etc.).
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e) La fórmula económica
Hace referencia al conjunto de principios y normas destinadas a
fijar una ordenación económica; esto es, comprende los aspectos rela-
tivos al mercado.
f) La fórmula de revisión
Hace referencia al iter procedimental a seguirse para conseguir la
actualización de la Constitución; es decir, fija la ruta a seguir para
promover las reformas o enmiendas que permitan conciliar el texto
constitucional con la siempre dinámica realidad política.
g) La parte del apéndice
Hace referencia a aquello que se añade de manera accesoria o de-
pendiente. Esta parte está conformada por cláusulas complementa-
rias, reglas interpretativas, derogación expresa de normas infracons-
titucionales, disposiciones finales y/o transitorias, fecha de entrada
en vigencia y hasta la ratificación de los tratados internacionales.
En muchas ocasiones aparece como la “clave de bóveda” del trán-
sito de una Constitución a otra.
Por otro lado, en cuanto a la forma, la Constitución puede ser pre-
sentada de modos muy diversos, a saber:
- Por títulos, capítulos, artículos e incisos (Perú).
- Por partes, secciones, capítulos, artículos e incisos (Argentina).
- Por títulos, artículos e incisos (Mónaco).
- Por orden alfabético (Noruega).
Debe advertirse que los artículos usualmente se señalan por nú-
meros arábigos, aunque algunos países mantienen la tradición de uti-
lizar la numeración romana. En cuanto a los incisos, pueden expresar-
se por números o letras.
En algunos países, las reformas constitucionales se declaran a tra-
vés de los agregados bis, ter, quater, quinquies (es el caso de la Consti-
tución suiza).
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a) Constituciones morfológicas
- Constituciones rígidas y flexibles.
- Constituciones escritas y consuetudinarias.
- Constituciones formales y materiales.
- Constituciones codificadas y dispersas.
- Constituciones principistas y reglamentaristas.
- Constituciones unitarias y complejas.
- Constituciones otorgadas, pactadas y democráticas.
b) Constituciones ontológicas
- Constituciones originarias y derivadas.
- Constituciones normativas, nominales y semánticas.
- Constituciones ideológicas y utilitarias.
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necesidad de realización.
La comprensión global de la materia legislable consiste en promover
una normatividad constitucional asentada en el conocimiento de la
realidad social y de las categorías, ficciones, presunciones, conceptos,
instituciones, construcciones jurídicas vinculadas a la materia objeto
de regulación; así como información precisa de su utilización en otras
experiencias político-jurídicas.
La perfección de adaptación consiste en buscar la adaptación de las
normas constitucionales a la vida social; por ende, no debe promo-
verse una legislación que resulte impracticable por razón de su inade-
cuación con la realidad.
La necesidad de realización consiste en aspirar a plasmar claridad en
la determinación de los casos legislados, así como certeza de las con-
secuencias jurídicas derivadas de la norma elaborada.
b) Las reglas de lenguaje y estilo
El lenguaje tiene importancia capital en la Constitución, porque
esta debe ser inteligible y comprensible para los operadores y ciuda-
danos vinculados con ella.
En doctrina se recomienda el uso de un vocabulario de acceso
frecuente, y, por consiguiente, el rechazo de expresiones oscuras o
ambiguas. La utilización de expresiones técnicas es laudable única-
mente cuando ellas devienen en imprescindibles e insoslayables. Es
evidente, por otro lado, que deben aplicarse en grado sumo las reglas
de sintaxis establecidas por la Academia de la Lengua respectiva.
El lenguaje constitucional adopta una pluralidad de estilos, a sa-
ber: descriptivo, expresivo o directivo.
Al respecto, veamos lo siguiente:
El lenguaje descriptivo define los hechos, sucesos o acontecimientos
de naturaleza constitucional, por sus predicados no esenciales. Con
este estilo se pretende trazar, delinear o informar una realidad.
El lenguaje expresivo expone los sentimientos o invocaciones vincu-
lantes a los miembros de la comunidad política.
El lenguaje directivo promueve la manifestación de comportamien-
tos político-jurídicos activos o pasivos, en el seno de la comunidad
política.
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SuPrANAcIONALES dIctAdAS POr LA cOrtE Idh vS. EL PErú
RESUMEN
Todo Estado parte del Sistema Interamericano de Derechos Humanos tiene que acatar los fallos
que dicta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), porque estos son definitivos
e inapelables (artículo 67 de la Convención Americana),1 teniendo en cuenta que son los Estados
quienes firman y ratifican dichos tratados y convenciones de manera voluntaria, lo hacen
ejerciendo esa libertad de permanecer en ella y seguir las reglas que enmarcan la Convención
Americana de Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, de 1948,2 entre otros instrumentos internacionales, cuyo objetivo es tutelar los
derechos fundamentales del ser humano.
ABSTRACT
Each State leaves to the Inter-American System of Human Rights has to abide by the rulings
dictating Inter-American Court of Human Rights (IACHR), because these are final (Article 67
of the American Convention), taking into account that States that sign and ratify these treaties
and conventions voluntarily make exercising that freedom to stay on it and follow the rules that
frame the American Convention on Human Rights, the American Declaration of the Rights
and Duties of Man, 1948, among other international organisms, which aims to protect the
fundamental rights of human beings.
Key words: human rights, Inter-American Human Rights, system supranational sentences, final,
repairs, enforcement of judgments.
1
En caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de
cualquiera de las partes, siempre que dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a partir de
la fecha de la notificación del fallo.
2
Fue adoptada por la Novena Conferencia Internacional Americana (Bogotá, 1948), en virtud de una
resolución tomada por la propia Conferencia.
I. INTRODUCCIÓN
El Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas de 1945 se abre con la afirmación hecha
por los pueblos de las Naciones Unidas de que ellos están “Resueltos... a reafirmar la fe en
los derechos fundamentales del hombre, en la igualdad y el valor de la persona humana, en
la igualdad de derechos de hombres y mujeres...”. Desde entonces muchos son los logros
alcanzados y los fracasos en la búsqueda de eficaz protección internacional de tales valores y
derechos”.3 Al empezar nuestro análisis debemos enmarcarnos dentro del cumplimiento de
los tratados internacionales a que están obligados todos los Estados,4 y en especial el Estado
Peruano, en cumplimiento de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de
19695.
Este instrumento internacional reconoce la importancia de los tratados como fuente
del Derecho Internacional, advirtiendo los principios de la buena fe y la norma pacta sunt
servanda, que está universalmente reconocida en el Derecho Internacional. En este contexto, la
importancia del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos,6 se circunscribe
no solo a la labor de la Comisión y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en lo
sucesivo en esta propuesta nos referiremos a las relaciones del Estado peruano con la Corte y
la Comisión Interamericana).
3
Fernando Mariño Menéndez (edición). “La Protección Internacional de los Derechos de la Mujer tras la Conferencia de
Pekín de 1995”. Boletín Oficial del Estado.
4
Artículo 2.a de la Convención de Viena. “Tratado” un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido
por El Derecho Internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que
sea su denominación particular.
5
Convención de Viena sobre el derecho de los tratados. U.N. Doc A/CONF.39/27 (1969).
6
El Sistema Interamericano tiene la peculiaridad que tiene un sistema dual, con dos regímenes distintos, no solo en
cuanto a los derechos protegidos sino respecto a los órganos y procedimientos de protección. El primer sistema es el
aplicable a los Estados miembros de la OEA que no hayan ratificado la Convención Americana, y el otro es exclusivo
para los Estados que sí la han ratificado (Estados parte en la Convención).
7
El Perú firma la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica, el 27 de julio de
1977, y ratificó su adhesión el 7 de diciembre de 1978. El depósito lo realiza el 07 de agosto de 1978 RA ante la Secretaría
General de la OEA, aceptando la competencia de la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde el
21 de enero de 1981.
8
Constitución Política Peruana de 1993. Capítulo II. De los Tratados, Artículo 55.
9
Es parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y responde a la internacionalización de iniciativas de
promover y proteger derechos de las personas.
10
Este instrumento fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), en París,
el 10 de diciembre de 1948. Incorporación a la legislación peruana: El Perú lo aprobó por Resolución Legislativa Nº
13282 del 09 de diciembre de 1959.
11
El Pacto fue adoptado en la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 2200 A (XXI), el 16 de diciembre
de 1966. Entró en vigor el 23 de marzo de 1976. El Perú lo firmó el 11 de agosto de 1977. Incorporación a la legislación
peruana: aprobado por Decreto Ley Nº 22128 de 28 de marzo de 1978. Se encuentra vigente para el Perú desde el 28
de julio de 1978.
12
El Protocolo Facultativo fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 16 de diciembre de 1966. El
Perú lo firmó el 11 de agosto de 1977. Incorporación a la legislación peruana: aprobado por el Título VIII Disposición
General y Transitoria XVI de agosto de 1977. Incorporación a la legislación peruana: aprobado por el Título VIII
Disposición General y Transitoria XVI de la Constitución Política del Perú. Se encuentra vigente para el Perú a partir del
03 de enero de 1981.
13
El Pacto Internacional fue adoptado en Nueva York por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de
diciembre de 1966. Entró en vigor el 3 de enero de 1976. El Perú lo firmó el 11 de agosto de 1977. Incorporación a la
legislación peruana: aprobado por Decreto Ley Nº 22129 de 28 de marzo de 1978. Se encuentra vigente para el Perú
desde el 28 de julio de 1978.
14
Llamado también Pacto de San José. Adoptado durante la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos
Humanos, realizada en San José, Costa Rica, del 7 al 22 de noviembre de 1969. Incorporación a la legislación peruana:
el Perú lo suscribió el 27 de julio de 1977. Se aprobó por Decreto Ley Nº 22231 de 11 de julio de 1978 y se encuentra
en vigencia para el Perú a partir del 28 de julio de 1978.
15
Adoptado en San Salvador, El Salvador, el 17 de noviembre de 1998, en el decimoctavo periodo ordinario de sesiones de
la Asamblea General de la OEA. Incorporación a la legislación peruana: aprobado por Resolución Legislativa N° 26448
de 28 de abril de 1995. Se encuentra vigente para el Perú a partir del 16 de noviembre de 1999.
16
Entre estas tenemos: 1) Convención Internacional sobre Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial,
2) Convención Contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, 3) Protocolo Facultativo
de la Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, 4) Convención sobre
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), 5) Protocolo Facultativo de la
Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, 6) Convención Sobre los
Derechos del Niño (ONU), 7) Protocolos Facultativos a la Convención Sobre los Derechos del Niño relativos a la
Participación de Niños en los Conflictos Armados, y la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños
en la Pornografía, 8) Convención Internacional Sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios
y sus Familiares, 9) Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer,
Convención de Belem do Para, 10) Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, 11) Convención
Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Personas con Discapacidad, 12)
Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, 13) Convenio Internacional para la Represión de la
Trata de Mujeres y Niños, 14) Convención Interamericana Sobre la Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer, 15)
Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, 16) Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del
Crimen de Apartheid, 17) Convención Internacional contra el Apartheid en los Deportes. 18) Convención Relativa a
la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza, 19) Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas.
1. Caso “J”. Sentencia El Estado debe iniciar y conducir eficazmente la investigación penal de
de Excepción los actos violatorios de la integridad personal cometidos en contra de la
Preliminar, Fondo, señora J., para determinar las eventuales responsabilidades penales y, en
Reparaciones y Costas su caso, aplicar efectivamente las sanciones y consecuencias que la ley
del 26 de noviembre prevea, tomando en cuenta lo dispuesto en los párrafos 391 y 392 de esta
de 2013. Sentencia (punto resolutivo N°15).
17
Cfr. Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de
2006. Serie C No. 160, párr. 405.
18
http://www.corteidh.or.cr/index.php/es/jurisprudencia
11. Caso Huilca Tecse. Investigar efectivamente los hechos del […] caso con el fin de identificar,
Resolución de juzgar y sancionar a los autores materiales e intelectuales de la ejecución
Supervisión de extrajudicial del señor Pedro Huilca Tecse. El resultado del proceso
7 de febrero de deberá ser públicamente divulgado, en los términos de los párrafos 107
2008. y 108 de la […] Sentencia.
12. Caso Gómez
Palomino. Investigar efectivamente los hechos denunciados, así como identificar,
Resolución de juzgar y, en su caso, sancionar a los responsables de las violaciones
Supervisión de 5 declaradas (punto resolutivo séptimo de la Sentencia).
de julio de 2011.
Emprender, con plena observación a las garantías judiciales y en un plazo
13. Caso Baldeón
razonable, todas las acciones necesarias para identificar, juzgar y sancionar
García. Resolución
a todos los autores materiales e intelectuales de las violaciones cometidas
de Supervisión de
en perjuicio del señor Bernabé Baldeón García (punto resolutivo octavo
3 de abril de 2011.
de la Sentencia).
Realizar inmediatamente las debidas diligencias para completar
14. Caso La Cantuta. eficazmente y llevar a término, en un plazo razonable, las investigaciones
Resolución de abiertas y los procesos penales incoados en la jurisdicción penal común,
Supervisión de 20 así como activar, en su caso, los que sean necesarios, para determinar las
de noviembre de correspondientes responsabilidades penales de todos los autores de los
2011. hechos cometidos en perjuicio de las víctimas del presente caso (punto
resolutivo noveno y párrafos 224 a 228 de la Sentencia).
El Estado debe, en un plazo razonable, investigar efectivamente los hechos
denunciados en el presente caso, identificar y, en su caso, sancionar a los
responsables, para lo cual debe abrir los procesos pertinentes y conducir
15. Caso Castro
eficazmente los procesos penales que se encuentran en trámite así como
Castro. Resolución
los que se llegaren a abrir, adoptar todas las medidas necesarias que
de Supervisión de
permitan el esclarecimiento de todos los hechos del presente caso, con
21 de diciembre de
el propósito de determinar la responsabilidad intelectual y material de
2011.
quienes participaron en dichas violaciones, y divulgar públicamente los
resultados de estos procesos penales, en los términos de los párrafos 436
a 442 y 460 de la presente Sentencia.
Investigar inmediatamente los hechos que generaron las violaciones
16. Caso Cantoral
del presente caso, e identificar, juzgar y, en su caso, sancionar a los
Huamaní y García
responsables, en los términos de los párrafos 189 a 191 de la Sentencia.
Santa Cruz.
El resultado del proceso deberá ser públicamente divulgado para que
Resolución de
la sociedad peruana pueda conocer la determinación judicial de los
Supervisión de 22
hechos y sus responsables en el presente caso (punto resolutivo noveno de
de febrero de 2011.
la Sentencia).
órgano competente que formula recomendaciones a los gobiernos de los Estados Miembros
para que adopten medidas progresivas a favor de los derechos humanos dentro del marco
de sus leyes internas y sus preceptos constitucionales.20 En el Sistema Interamericano, se
ha implementado el mecanismo de los Informes,21 Recomendaciones y Observaciones22
que se implementan desde el Sistema Regional, basado e inspirado en el Sistema Universal
—ONU—.23 En concreto, al someternos a la Competencia de la Corte y de la Comisión
Interamericana,24 se hace como expresión del principio democrático y en vigencia del Estado
20
A nivel de la Comisión Interamericana podemos destacar dos Peticiones con Informe de Admisibilidad y Fondo, como
es el Caso Trabajadores de Petróleos del Perú (…) y SEDAPAL - Sifuse. Es en el caso Petroperú, de fecha 27.04.2001,
a solicitud de la Comisión Interamericana, que se nombra una Comisión Especializada para revisar los ceses colectivos.
Para que se informe como fue el Procedimiento de terminación del vínculo laboral por excedencia establecido en el
artículo 7 de Decreto Ley Nº 26120 que vulneró el debido proceso, como es el derecho de contradicción como un medio
de defensa por parte del trabajador. En el 121º período de Sesiones (26.10.2004) ante la CIDH, el Estado Peruano
asumió un compromiso, donde se compromete a informar ante la CIDH la posición que tomará hasta el 26.02.05. Y
el (28.01.2005), en el 122º período de sesiones, se da una reunión de trabajo donde se le pide al Estado Peruano una
posición estableciendo como fecha límite el 26.02.05. Son estos actos públicos realizados por el Estado donde asume su
responsabilidad y su compromiso internacional de reparar a las víctimas por la vulneración de sus derechos. En el caso
SIFUSE, el Estado reconoció su responsabilidad internacional por la violación del derecho a la protección, debido a que
las autoridades judiciales no proveyeron un recurso efectivo para asegurar la aplicación de la garantía constitucional de
irretroactividad de las leyes. Frente a ambas posiciones de las partes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
mediante informe Nº 8/09 de fecha 17 de marzo de 2009, determinó que la petición es ADMISIBLE y que el Estado
Peruano violó, en perjuicio de los peticionantes, el derecho de la protección judicial consagrado en el artículo 25º de la
Convención Americana sobre Derechos.
21
Todos los Estados que han ratificado el Pacto (o cualquier tratado internacional) deben presentar ante el Comité informes
periódicos a través de los que este controla el cumplimiento por los Estados de sus obligaciones. Las observaciones
generales número 1 y 2 detallan de qué forma debe darse cumplimiento a esta obligación. La presentación de informes
es obligatoria. Los Estados deben presentar un informe inicial antes de un año tras su adhesión al Pacto. Luego deberán
presentar un nuevo informe cada cuatro años, aproximadamente, o antes si así lo solicita el Comité.
22
Las observaciones generales son comentarios que recogen la interpretación autorizada que el Comité de Derechos
Humanos realiza del Pacto (sucede igual en el mecanismo regional). Una interpretación autorizada no es vinculante,
como sí lo es la interpretación auténtica: no obstante, los Estados suelen acatar las interpretaciones del Comité. Las
observaciones generales pueden tratar sobre un derecho en concreto, desarrollando su contenido, o sobre cuestiones de
procedimiento o de cualquier otra índole. El Comité ha publicado treinta y una observaciones generales, siendo la última
de 2004.
23
Es así que para asegurar el cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el “Comité” realiza tres
tipos de tareas. Redacta “observaciones generales”, en las que recoge su interpretación del Pacto; examina los informes
que cada cuatro años envían los Estados que han ratificado el Pacto y en el que explican las medidas adoptadas para hacer
efectivos los derechos reconocidos; finalmente, conoce de casos concretos, bien denunciados por otros Estados parte, bien
por personas que se consideren víctimas por la violación de su derecho.
24
El Perú reconoce la competencia de la Corte y la Comisión Interamericana desde el 21 de enero de 1981. El Perú presentó
en la Secretaría de la OEA un instrumento emanado del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República del Perú, con
fecha 20 de octubre de 1980, manifestándose que: “…De acuerdo con lo estipulado en el parágrafo 1º del Artículo 45
de la Convención sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica (ratificado por el Perú el 9 de setiembre de
1980), el Gobierno del Perú reconoce la competencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para recibir
y examinar las comunicaciones en que un Estado parte alegue que otro Estado parte ha incurrido en violación de los
derechos humanos establecidos en la citada Convención, en los términos previstos en el parágrafo 2º de dicho Artículo.
Este reconocimiento de competencia se hace por tiempo indefinido y bajo condición de reciprocidad. De acuerdo a
con lo prescrito en el parágrafo 1º del Artículo 62 de la Convención, el Gobierno del Perú declara que reconoce como
obligatoria de pleno derecho y sin convención especial la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación de la Convención. Este reconocimiento de competencia se
hace por plazo indeterminado y bajo condición de reciprocidad…”.
25
Las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son actos jurisdiccionales emanados de ese tribunal
internacional, cuya jurisdicción y competencia ha sido reconocida expresamente por los estados en el momento del
depósito de su instrumento de ratificación o adhesión de la Convención Americana, o en cualquier momento posterior,
mediante una declaración en la cual reconocen como obligatoria de pleno derecho y sin convención especial, la
competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación de dicha Convención ( Art.
62.1,CADH).
26
Artículo 67. CADH.
de las sentencias internacionales que provienen de la Corte IDH (artículo 2).27 En segundo
lugar, está el Decreto Legislativo N° 1068 de fecha 28 de junio de 2008 y su Reglamento
del Decreto Legislativo N° 1068 de fecha 05 de diciembre de 2008, del Sistema de Defensa
Jurídica del Estado. Esta normativa genera confusión al interior del Estado. Hay mucha
dificultad en su ejecución e implementación de las obligaciones pendientes de cumplimiento
(bajo el amparo de que norma), al menos el más crítico es el relacionado con la reparación
por los daños causados. A diciembre de 2013 estaban pendientes de pago por daño material
e inmaterial los siguientes casos:
Nombre del Caso Año de la sentencia
“J”. 2013
Osorio Rivera y familiares. 2013
Anzualdo Castro. 2009
Cantoral Huamaní y García Santa Cruz. 2007
Trabajadores Cesados del Congreso. 2006
La Cantuta. 2006
27
Son las siguientes: a) Competencia, b) Procedimiento para la ejecución de resolución que ordena el pago de suma
determinada, c) Procedimiento para el pago de suma por determinar, d) Proceso para fijar la responsabilidad patrimonial
y el monto indemnizatorio, y e) Ejecución de medidas provisionales.
28
Son los siguientes: 1) Neira Alegría, 2) Castillo Páez, 3) Loayza Tamayo, 4) Castillo Petruzzi y otros, 5) Cesti Hurtado, 6)
Durand y Ugarte, 7) Ivcher Bronstein, 8) Tribunal Constitucional del Perú, 9) Cinco Pensionistas, 10) Hermanos Gómez
Paquiyauri, 11) De la Cruz Flores, 12) Lori Berenson Mejía, 13) Gómez Palomino, 14) García Asto y Ramírez Rojas,
15) Acevedo Jaramillo y otros, 16) Baldeón García, 17) Penal Miguel Castro Castro, 18) Cantoral Huamaní y García
Santa, 19) Acevedo Buendía y otros, 20) Anzualdo Castro, 21) Abrill Alosilla, 22) Barrios Altos, 23) La Cantuta, 24)
Trabajadores Cesados del Congreso, 25) Cantoral Benavides, 26) Cantoral Benavides, 27) Caso “J”, 28) Jeremías Osorio.
Ensayando números podríamos tener a finales del año 2014 o inicios de 2015 unos 32 a 34
casos en contra (Corte IDH vs. el Estado peruano). Lo que nos coloca ante los ojos de la
comunidad internacional como un Estado vulnerador de los derechos humanos.
En ese sentido, como podemos ver en materia de reparaciones, se puede observar conforme
a la reiterada jurisprudencia de la Corte IDH, que las reparaciones no solo comprenden la
indemnización por el daño, material y moral, sino que además comprenden otras reparaciones,
como la invalidez del proceso y realización de un nuevo juicio, entre otras medidas. Los
Estados y sus funcionarios deben ponderar el principio Pro Hominis, esto es, deben cumplir
los mandatos que impone la Corte IDH, por encima de toda discrepancia, deben buscar
reparar el daño causado y revalorar al ser humano.
La propuesta concreta busca que la ejecución de sentencias supranacionales sean parte de
la agenda nacional en materia de derechos humanos, teniendo en cuenta el rol que juegan
los derechos humanos en la sociedad peruana y en la comunidad internacional, sin perder la
perspectiva de que en estos tiempos hablar de los derechos humanos es observarlos en todos
los ámbitos, como la cultura, la filosofía, la ética, la política, la historia, las artes, la economía,
la sociología, la antropología, la educación, la arquitectura, la medicina, la psicología, etc. Por
ende no hay razones por las cuales no se cuente con políticas públicas orientadas a ejecutar las
sentencias supranacionales en los plazos establecidos en las propias sentencias internacionales.
Consideramos que ciertamente deben estar presentes en tres aspectos: a) en primer lugar, tener
políticas públicas con perspectiva o enfoque de derechos humanos enfatizando la obligación
internacional del Estado peruano en materia de ejecución de sentencias supranacionales; y b)
tener programas de promoción y protección de los derechos humanos, enfocados a capacitar
a los funcionarios estatales (que son el quiebre en el proceso de ejecución de las sentencias
supranacionales); y c) que debe ser el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos el único
órgano encargado de reparar en todos los extremos, asumir en íntegro todas las reparaciones
fijadas en las sentencias supranacionales, para evitar comunicaciones inútiles entre los sectores,
que da la impresión de que solo dilatan el tiempo y juegan al desgaste respecto a la espera de
las víctimas, y toda esta inacción se observa y es expresión de la burocracia estatal y la falta
de voluntad en el cumplimiento de sentencias internacionales por parte de las autoridades
nacionales. Cómo no mirar con preocupación, si somos el país que encabeza el primer lugar
en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos que tiene 28 sentencias en contra.
En ese sentido, es importante diseñar e implementar una medida URGENTE
TRANSVERSAL a nivel de todos los sectores del ESTADO PERUANO en materia de
ejecución de sentencias supranacionales que haga viable y más ligero el cumplimiento, y en
este proceso como ente articulador debe intervenir el órgano rector en derechos humanos con
funcionarios que crean en los derechos humanos como valor, como principio. Asimismo, se
debe identificar qué tipo de funcionarios queremos en la administración pública, para evitar
3. Se debe cumplir con las obligaciones internacionales fijadas por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos en materia de salud y educación, asegurando el cumplimiento de
dichas medidas, que se encuentran consagradas en instrumentos interamericanos y universales.
A diciembre de 2013, el Perú tenía pendiente cumplir con las siguientes medidas:
Caso García Asto y […] proporcionar atención gratuita médica y psicológica al señor
Ramírez. Resolución de Wilson García Asto mediante sus servicios de salud, incluyendo la
Supervisión de 1 de julio provisión gratuita de medicinas, en los términos del párrafo 280 de
de 2011. la […] Sentencia.
El Estado debe brindar gratuitamente, a través de sus instituciones de
Caso Castro Castro. salud especializadas, el tratamiento médico y psicológico requerido
Resolución de Supervisión por las víctimas y los familiares, incluyendo los medicamentos que
de 21 de diciembre de estos requieran, tomando en consideración los padecimientos de cada
2010. uno de ellos después de una evaluación individual, en los términos de
los párrafos 449 y 461 de la [...] Sentencia.
VI. REFERENCIAS
- Convención de Viena sobre el derecho de los tratados. U.N. Doc A/CONF.39/27 (1969).
- Fernando Mariño Menéndez (edición). “La Protección Internacional de los Derechos de
la Mujer tras la Conferencia de Pekín de 1995”. Boletín Oficial del Estado.
10. Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución del Presidente en ejercicio de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 07 de agosto de 2013. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/
docs/supervisiones/castro_07_08_13.pdf.
11. Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución del Presidente en ejercicio de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 29 de julio de 2013. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/
asuntos/castro_fv_13.pdf.
12. Corte IDH. Caso Abrill Alosilla y otros Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 22 de mayo
de 2013. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/abrill_22_05_13.pdf.
13. Corte IDH. Caso Gómez Palomino Vs. Perú . Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 13 de febrero
de 2013. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/gomez_13_02_13.pdf.
14. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 7 de septiembre de
2012. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/barrios_07_09_12.pdf.
15. Corte IDH. Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 20 de junio
de 2012. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/lori_20_06_12.pdf.
16. Corte IDH. Caso Cinco Pensionistas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 30 de noviembre de 2011.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/Pensionistas_30_11_11.pdf.
17. Corte IDH. Caso Gómez Palomino Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 05 de julio de 2011.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/gomez_05_07_11.pdf.
18. Corte IDH. Caso Acevedo Buendía y otros (“Cesantes y Jubilados de la Contraloría”) Vs.
Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos 01 de julio de 2011. . Disponible en http://www.corteidh.or.cr/
docs/supervisiones/acevedobuendia_01_07_11.pdf.
19. Corte IDH. Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 1
de julio de 2011. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
castillopetruzzi_01_07_11.pdf.
20. Corte IDH. Caso García Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 01 de julio
de 2011. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/garcia_01_06_11.
pdf.
21. Corte IDH. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 19 de mayo de 2011..
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/castillo_19_05_11.pdf.
22. Corte IDH. Caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz Vs. Perú. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos 22 de febrero de 2011. Disponible en http://www.corteidh .or.cr/docs/
supervisiones/cantoral_22_02_11.pdf.
23. Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución del Presidente en ejercicio de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos 21 de diciembre de 2010. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/
docs/supervisiones/castro_21_12_10.pdf.
24. Corte IDH. Caso Gómez Palomino Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en ejercicio
para el presente caso de 21 de diciembre de 2010. Disponible en http://www.corteidh.
or.cr/docs/supervisiones/gomez_%2021_12_10.pdf.
25. Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú.
Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos 24 de noviembre de 2010. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/
docs/supervisiones/trabajadores_24_11_10.pdf.
26. Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 14 de noviembre
de 2010. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/cantoral_14_11_10.
pdf.
27. Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 01 de septiembre de 2010.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/cruz_01_09_10.pdf.
28. Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 27 de agosto de 2010. .
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/ivcher_27_08_101.pdf.
29. Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 4 de febrero de 2010.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/cesti_04_02_10.pdf.
30. Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Supervisión Cumplimiento Sentencia.
Resolución de la Presidenta de Corte Interamericana de Derechos Humanos de 21
de diciembre de 2009. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
cruz_21_12_09.pdf.
31. Corte IDH. Caso Acevedo Jaramillo y otros Vs. Perú. Supervisión Cumplimiento
Sentencia. Resolución de la Presidenta de Corte Interamericana de Derechos Humanos
de 18 de diciembre de 2009. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
acevedo_18_12_09.pdf.
32. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión Cumplimiento Sentencia. Resolución
de la Presidenta de Corte Interamericana de Derechos Humanos de 7 de diciembre de
2009..Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/barrios_7_12_09.pdf.
33. Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Presidenta de Corte Interamericana de Derechos Humanos de 7
de diciembre de 2009. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
cesti_7_12_09.pdf.
34. Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 24 de noviembre de
2009. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/ivcher_24_11_09.pdf.
35. Corte IDH. Caso “Cinco Pensionistas” Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 24
de noviembre de 2009. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
pensionistas_24_11_09.pdf.
36. Corte IDH. Caso La Cantuta Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 20 de noviembre de
2009. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/cantuta_20_11_09.pdf.
37. Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 20
de noviembre de 2009. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
cantoral_20_11_09.pdf.
38. Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros). Vs. Perú.
48. Corte IDH. Caso Cinco Pensionistas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Presidenta de Corte Interamericana de Derechos Humanos
de 03 de diciembre de 2008. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
Pensionistas_03_12_08.pdf.
49. Corte IDH. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 05 de Agosto de 2008.
Disponible en http://corteidh.or.cr/docs/supervisiones/durand_05_08_08.pdf.
50. Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 05 de
agosto de 2008. Disponible en http://corteidh.or.cr/docs/supervisiones/tribunal_05_08_08.
pdf.
51. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 04 de agosto de 2008.
Disponible en http://corteidh.or.cr/docs/supervisiones/barrios_04_08_08.pdf.
52. Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 04 de agosto de 2008.
Disponible en http://corteidh.or.cr/docs/supervisiones/cesti_4_08_08.pdf.
53. Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 03 mayo de 2008. Disponible en http://corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
gomez_%2003_05_08.pdf.
54. Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 07 febrero
de 2008. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/cantoral_07_02_08.
pdf.
55. Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 07 febrero de 2008.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/huilca_07_02_08.pdf.
56. Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 07 febrero de 2008.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/baldeon_07_02_08.pdf.
57. Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 06 febrero de 2008.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/loayza_06_02_08.pdf.
58. Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
de 14 de Diciembre de 2007. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
cantoral_14_12_07.pdf.
59. Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 13
de Diciembre de 2007. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
loaiza_13_12_07.pdf.
60. Corte IDH. Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23 de Noviembre de
2007. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/cruz_23_11_07.pdf.
61. Corte IDH. Caso Gómez Palomino Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 18 de octubre de 2007..
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/gomez_18_10_07.pdf.
62. Corte IDH. Caso García Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 12 julio
de 2007..Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/garcia_12_07_07.pdf.
63. Corte IDH. Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 22
de septiembre de 2006. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/
lori_22_09_06.pdf.
64. Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 22 de septiembre de 2006. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/
supervisiones/gomez_22_09_06.pdf.
65. Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 22 de septiembre de
2006. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/huilca_22_09_06.pdf.
66. Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 22 de septiembre de
2006. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/loayza_22_09_06.pdf.
67. Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 22 de septiembre de
2006. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/cesti_22_09_06.pdf.
68. Corte IDH. Caso Cinco Pensionistas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 4 julio de
2006. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/Pensionistas_04_07_06.
pdf.
69. Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 7 de febrero
de 2006. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/tribunal_07_02_06_
ing.pdf.
70. Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 17 de noviembre de 2005. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/
supervisiones/gomez_17_11_05.pdf.
71. Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 21 de septiembre de
2005. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/ivcher_21_09_05.pdf.
72. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 22 de septiembre de
2005. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/barrios_22_09_05.pdf.
73. Corte IDH. Caso Cinco Pensionistas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 12 de septiembre de
2005. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/pensionistas_12_09_05.
pdf.
74. Corte IDH. Aplicabilidad del artículo 65 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 29 junio de 2005. http://www.corteidh.or.cr/
docs/supervisiones/general_29_06_05.pdf.
75. Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 03 de marzo de 2005.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/loayza_03_03_05.pdf.
76. Corte IDH. Caso Cinco Pensionistas Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 17 noviembre de 2004.
Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/Pensionistas_17_11_04.pdf.
77. Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de
87. Corte IDH. Caso Durand y Ugarte Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 27 de Noviembre de
2002. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/durand_27_11_02.pdf.
88. Corte IDH. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 27 de noviembre de
2002. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/castillo_27-11-02.pdf.
89. Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 27 de noviembre de
2002. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/loayza_27_11_02.pdf.
90. Corte IDH. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 22 de noviembre de
2002. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/barrios_22_11_02.pdf.
91. Corte IDH. Caso Castillo Páez, Loayza Tamayo, Castillo Petruzzi y otros, Ivcher Bronstein
y del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
Resolución de la Corte de 1 junio de 2001. Disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/
supervisiones/castillo_01_06_01.pdf.
Recibido: 02/10/14
Aprobado: 22/10/14
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Canadá:
En el siglo XVI, Francia establece una colonia en Quebec. Entre
1756 y 1763 se produce la histórica “Guerra de los Siete Años” entre
dicho país e Inglaterra. A través del Tratado de París suscrito en 1763,
el rey Jorge III consolida la conquista de Canadá.
El 20 de marzo de 1867, el Parlamento británico mediante la famo-
sa Acta de Constitución de la América Británica del Norte, establece
la confederación canadiense.
Australia:
En 1770, Inglaterra establece colonias penitenciarias al sudoeste
de Asia.
El 1 de enero de 1901, a las colonias de Nueva Gales del Sur, Aus-
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Japón:
En 1945, los Estados Unidos lanzan bombas atómicas sobre las
ciudades de Hiroshima y Nagasaki, en los estertores de la Segunda
Guerra Mundial. Como consecuencia de ello, Japón capitula y su te-
rritorio es ocupado por las fuerzas aliadas.
En 1946, bajo impulso del general Douglas Mac Arthur y de la Su-
prema Comandancia de las Fuerzas Aliadas (SCAP), el Japón aprue-
ba una Constitución inspirada en la ideología liberal-democrática.
Al respecto, Giuseppe De Vergottini [Derecho constitucional com-
parado. Madrid: Espasa-Calpe, 1985] señala que el borrador de dicha
Constitución fue elaborado por los asesores del Comando Supremo
de las Fuerzas Aliadas de Ocupación en el Japón.
Filipinas:
En 1898, Estados Unidos derrota a España, la cual se ve obligada
a firmar un tratado donde cede el archipiélago situado al sudeste del
continente asiático (Filipinas).
En 1946, Filipinas proclama su independencia y dicta su Constitu-
ción bajo la tutela norteamericana.
Islas Marshall:
En 1947, la Organización de las Naciones Unidas reconoce la con-
dición de territorio tutelado de esta isla del Pacífico, bajo la adminis-
tración de Estados Unidos.
En 1979 se establece la independencia política de la isla y se aprue-
ba una Constitución vía referéndum. La elaboración de su texto es-
tuvo sujeta a una evidente influencia política de los Estados Unidos.
c) El poder constituyente monocrático
Este modelo se caracteriza por el hecho político de que el ejercien-
te u operador del poder constituyente originario es una sola persona.
Pueden citarse los casos siguientes:
Mónaco:
En 1308, la familia Grimaldi –de origen genovés– compra el peque-
ño principado de Mónaco a la República de Génova. Desde entonces,
dicha familia ha continuado reinando casi ininterrumpidamente en
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dicho Estado (con excepción del breve período de 1793 a 1815, en que
Francia lo anexionó).
La actual Constitución de Mónaco data de 1962, fruto de la deci-
sión del príncipe Rainiero III.
Al respecto, en la fórmula de promulgación de dicho texto, apare-
ce lo siguiente:
“Rainiero III, por la Gracia de Dios, Príncipe Soberano de Mónaco.
Considerando que las instituciones del Principado deben ser perfeccio-
nadas tanto para responder a las necesidades de una buena administra-
ción del país como para satisfacer las nuevas necesidades suscitadas por
la evolución social de su población. He acordado dotar al Estado de una
nueva Constitución, la cual, por ser esta MI Voluntad Soberana, será
considerada en lo sucesivo como Ley Fundamental del Estado y solo
podrá ser modificada en las formas que he decretado”.
Bahrein:
Entre 1507 y 1622, Portugal ocupa el archipiélago de Bahrein (su-
doeste asiático, frente a las costas de la península arábiga). Posterior-
mente es ocupado por Irán y Arabia.
En 1861, deviene en protectorado británico. En 1971, Inglaterra re-
conoce la independencia de Bahrein, imponiéndose la casa real de los
Sahman Al Califa.
En 1973, el emir Al Califa dicta la Constitución del país.
Kuwait:
En 1576 se funda una comunidad política ubicada en el noreste de
la península arábiga y al noroeste del golfo Pérsico.
En 1898, deviene en protectorado británico. En 1961, Kuwait al-
canzará su independencia política, reconociéndose como familia mo-
nárquica a la casa real de Al Sabah (cuya presencia histórica data del
siglo XVIII).
En 1962, esta casa real dicta la Constitución fundacional de Kuwait.
Libia:
En 1951, –luego de la segunda guerra mundial y de un período
de administración francesa– Libia proclama su independencia bajo el
mandato del soberano Mohamed Idriss Senoussi.
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d) La cuarta etapa
Dicho proceso se gestará a raíz de la conclusión de la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945) con la victoria de las Fuerzas Aliadas
(Francia, Inglaterra, Estados Unidos). Ello promoverá la lucha abierta
entre las ideas democráticas y el auge del marxismo leninismo.
Los horrores del nazismo motivaran el reconocimiento y la protec-
ción de los derechos humanos; se afirmará el rol tuitivo del Estado; y
se gestarán los procesos de descolonización tras el principio de libre
determinación de los pueblos.
Los países derrotados refundarán sus estados y se consolidarán
las denominadas democracias populares.
Son expresiones de este período en la Europa Occidental, las cons-
tituciones de Francia (1946 y 1958), Italia (1947), Alemania Federal
(1949), Yugoslavia (1953 y 1963), Polonia (1952) y Hungría (1949).
En el África se aprobarán las constituciones de Marruecos (1972),
Argelia (1963), Tunicia (1957), Senegal (1963), Gambia (1970), etc.
En el Asia se aprobarán las constituciones de Vietnam (1955), Laos
(1949) y Singapur (1965).
e) La quinta etapa
Dicho proceso se gestará en el último cuarto del siglo XX a raíz
de la disolución de los regímenes autocráticos en Europa y Améri-
ca Latina. Asimismo tiene especial relevancia la “Caída del Muro
de Berlín” y con ello la hegemonía comunista en la Europa Central.
Asimismo, es importante destacar la aparición del fundamenta-
lismo islámico de clara tendencia antioccidental. Añádase que los
enfrentamientos interétnicos promoverán una diáspora estatalista
en la Europa Balcánica.
Son expresiones de este período en la Europa Occidental, las
constituciones de Portugal (1975), Turquía (1982), Grecia (1975)
y España (1978).
En la Europa Central y Oriental se aprobarán las constitucio-
nes de la República Checa (1992), Eslovenia (1991), Estonia (1992),
Lituania (1992), Eslovaquia (1992), Rumania (1991), Rusia (1993)
y Kazajstán (1993).
En la Europa Balcánica se aprobarán las constituciones de Croacia
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efectuadas a lo largo de dos siglos, que son las que han permitido
encontrar adaptabilidad a las condiciones sociales imperantes a lo
largo de dicho tiempo.
La robustez de la Constitución americana no proviene del texto
de 1787; ella es la emanación de otra fuente que nosotros conocemos
con el nombre de reforma. Este poder se mueve al interior del orden
jurídico preexistente, opera dentro de una legalidad constitucional, y
es oriundo de un derecho ya establecido. Su adecuación deviene de
su validez y eficacia.
3.2.- Las características del poder constituyente derivado
Entre las principales notas connotativas que presenta el poder
constituyente derivado o instituido, como ente con capacidad de re-
formar el texto fundamental, están las tres siguientes: la legitimación,
la limitación y la eficacia.
Al respecto, veamos lo siguiente:
a) La legitimación
El accionar de dicho poder deriva de la misma Constitución que
habrá de reformar. Esta es la base de su propia fundamentación y
consentimiento político.
Paolo Biscaretti di Ruffia [Derecho constitucional. Madrid: Tec-
nos, 1984] señala que se trata de una actitud normativa que se
despliega sobre la del particular procedimiento establecido por
la propia Constitución.
b) La limitación
El accionar de dicho poder parte de presupuestos establecidos por
el poder constituyente originario; es decir, se encuentra subordinado
al orden establecido en cuanto a su actuación y alcances de su labor.
Pedro de Vega [ob. cit.] señala que “el poder de reforma, en la me-
dida que aparece reglado y ordenado en la Constitución se convierte
en un poder limitado, lo que quiere decir que la actividad en revisión
no puede ser entendida como una actividad soberana y libre”.
Dicha limitación establece la distancia que separa la acción legal
de la acción revolucionaria.
Gonzalo Ramírez Cleves [Límite de la reforma constitucional en Co-
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La Constitución
Sesión 1 semana 3
Etimología y definción de la Constitución
La palabra Constitución proviene del latín constiture que
significa instituir o fundar. Asimismo es asociada a la voz
stature o statum, que indica conformación o estructura
esencial de un ente u organismo.
5. La fórmula económica.
Hace referencia al conjunto de principios y normas destinadas a fijar una
ordenación económica; esto es, comprende los aspectos relativos al mercado.
Partes de la Constitución
6 . La fórmula de revisión: Hace referencia al iter procedimental a seguirse
para conseguir la actualización de la Constitución; es decir, fija la ruta a seguir
para promover las reformas o enmiendas que permitan conciliar el texto
constitucional con la siempre dinámica realidad política.
7. La parte del apéndice: Hace referencia a aquello que se añade de manera
accesoria o dependiente. Esta parte está conformada por cláusulas
complementarias, reglas interpretativas, derogación expresa de normas
infraconstitucionales, disposiciones finales y/o transitorias, fecha de entrada
en vigencia y hasta la ratificación de los tratados internacionales. Puede ser
presentada Por títulos, capítulos, artículos e incisos (Perú). Por partes,
secciones, capítulos, artículos e incisos (Argentina). Por títulos, artículos e
incisos (Mónaco). Por orden alfabético (Noruega).
Clasificación de la Constitución Según su
Tipología
• a) Constituciones morfológicas • b) Constituciones ontológicas
• Constituciones rígidas y flexibles. • Constituciones originarias y derivadas.
• Constituciones escritas y consuetudinarias • Constituciones normativas, nominales y
• Constituciones formales y materiales. semánticas.
• Constituciones codificadas y dispersas. • Constituciones ideológicas y utilitarias.
• Constituciones principistas, reglamentarias
• Constituciones unitarias y complejas.
• Constituciones otorgadas, pactadas y
democráticas.
Constituciones Morfológicas
Aluden a la importancia que se asigna al tipo de
estructuración y forma en que aparece el texto
fundamental. En ese sentido, se presentan las siete
clasificaciones siguientes:
Resumen
En este artículo se explicará en qué consiste la acción de inconstitucionalidad, precisando
con cierto detalle cada uno de los elementos que la integran. Asimismo, se definirá a la
acción de inconstitucionalidad en su concreta configuración constitucional y legal en el Perú.
Palabras clave: Acción de inconstitucionalidad. Derecho procesal constitucional. Proceso
de inconstitucionalidad.
Sumilla
I. Introducción
II. Naturaleza de la acción de inconstitucionalidad y modo de examen
III. Competencia
IV. Legitimación activa
1. Panorámica del derecho comparado
2. Perú
V. Legitimación pasiva
VI. Objeto
VII. Parámetro
VIIII. Plazo de ejercicio
IX. Procedimiento
X. Sentencia
1. Sentencias estimatorias y sentencias desestimatorias: mayoría cualificada exigida para
declarar la inconstitucionalidad de las leyes
2. Posibilidad de sentencias atípicas
3. Efectos de las sentencias estimatorias
4. Nulidad por conexión o consecuencia
5. Publicación
XI. Palabras finales
I. Introducción
En primer lugar, nos hallamos ante una acción y no ante un recurso, pues tiene
por objeto el inicio de un proceso nuevo, la provocación de la jurisdicción y no la
impugnación de la resolución emitida con anterioridad por un órgano jurisdiccional
en un proceso ya iniciado, como es propio de los recursos.
Por otra parte, se trata de un mecanismo procesal-constitucional para el control nor-
mativo «abstracto» de la constitucionalidad. Que el control sea abstracto significa
que se realiza con independencia de la aplicación concreta en la realidad, en los casos
particulares, de la norma sujeta a examen, aplicación concreta que puede existir o
no. Con ello, este control, este modo de examen, se contrapone, antes que nada,
al control difuso (concreto), pero también al control que es propio del recurso de
amparo en España o instrumentos funcionalmente análogos en otros países (juicio
Joaquín Brage Camazano. La acción peruana de inconstitucionalidad 209
III. Competencia
2. Perú
En el Perú, la legitimación activa aparece regulada en el artículo 203 de la Consti-
tución, que dice que están facultados para interponer la acción de inconstitucio-
nalidad: a) el presidente de la República; b) el fiscal de la Nación; c) el defensor
del pueblo; d) el 25% del número legal de congresistas; e) cinco mil ciudadanos
con firmas comprobadas por el Jurado Nacional de Elecciones, si bien bastará con
Joaquín Brage Camazano. La acción peruana de inconstitucionalidad 211
Por último, nos parece que es irrelevante que todos o alguno de los integrantes de
la minoría parlamentaria impugnante de la ley haya votado a favor de la propia
ley impugnada, o que pertenezcan a uno o varios grupos parlamentarios diversos
(por su propia naturaleza, se trata de una agrupación «ocasional»), como también
lo es que se produzca la pérdida sobrevenida de la condición de parlamentario,
como ha reconocido el Tribunal Constitucional español, ya que si los legitimados
activamente para plantear una acción de inconstitucionalidad la plantean «están
poniendo de manifiesto la existencia de un interés público objetivo en que el
Tribunal Constitucional desarrolle su función de garantizar la supremacía de la
Constitución mediante el enjuiciamiento de la Ley impugnada», interés público
objetivo que subsiste al margen de la circunstancia subjetiva de que uno o varios
de los impugnantes pierda la condición en virtud de la cual gozaba de la legiti-
mación (STC 86/1982, de 23 de diciembre, FJ 2); el desistimiento en este tipo
de procesos, en fin, tampoco debe surtir efecto alguno, como ha reconocido el
Tribunal Constitucional peruano, siguiendo la doctrina de su homólogo español.
V. Legitimación pasiva
VI. Objeto
la eficacia, vigencia y obligatoriedad de la norma: «Una ley que no haya sido publi-
cada, sencillamente es ineficaz, pues no ha cobrado vigencia. Y sobre aquello que
no ha cobrado vigencia, no es posible ejercer un juicio de validez en un proceso de
inconstitucionalidad, pues no será posible expulsar del ordenamiento aquello que
nunca perteneció a él» (Sentencia constitucional de 24 de junio de 2004).
La regulación del CPC del objeto de la acción de inconstitucionalidad ha de
entenderse atinada, por otro lado, en cuanto que comprende no solo a las normas
parlamentarias, sino, en general, también a las normas con rango de ley que
excepcionalmente puede aprobar el Ejecutivo en ciertas situaciones y a los tratados
internacionales celebrados sin intervención parlamentaria. Y es que si hasta las
propias leyes parlamentarias se sujetan a esta vía de control, ello, desde la lógica
democrática, debe operar con mayor razón frente a normas que gozan del mismo
rango de la ley parlamentaria (o el tratado internacional celebrado con el concurso
del Parlamento), pero no han sido aprobadas con las garantías democráticas propias
de la tramitación parlamentaria, sino que son realmente normas reglamentarias
aprobadas por el Ejecutivo pero que gozan de la fuerza y el rango de ley (o, en
su caso, tratados internacionales del mismo valor y fuerza que los celebrados con
intervención del Parlamento). En el caso de los tratados internacionales, el control
tanto de los aprobados por el Ejecutivo como de los que requieren el consentimiento
parlamentario se justificaba en la exposición de motivos del Proyecto de CPC
porque «en ambos casos se obliga internacionalmente al Perú» y ello es lo relevante.
Además, «todas las normas con rango de ley» pueden ser objeto de control por
medio de la acción de inconstitucionalidad, sin exclusión de materia alguna. No
obstante, tiene especial interés referirse a dos de estas normas, dada la singularidad
de su control: los tratados internacionales y las reformas constitucionales, así como
al control de las omisiones legislativas.
En cuanto a los «tratados internacionales», habría sido deseable y aconsejable,
en atención a su naturaleza específica, la instauración de un control previo de
constitucionalidad de los mismos tal como el que fue previsto por la Constitución
irlandesa de 1937 (artículo 26) y la francesa de 1958 (artículo 54) y como el que
ya se propusiera por la doctrina (incluida la española) con anterioridad, así como
por uno de los miembros de la Comisión Jurídica Asesora encargada de elaborar
el anteproyecto de la que sería la Constitución de la Segunda República española
(1931). Y es que si, en general, el control preventivo de la constitucionalidad no
parece ofrecer demasiadas ventajas respecto de las leyes, sino más bien muy serios
y graves inconvenientes, el juicio ha de ser enteramente distinto respecto de los
tratados internacionales, y ello en razón de que, como se sabe, la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 23 de mayo de 1969, establece en su
216 Pensamiento Constitucional N° 19, 2014 / ISSN 1027-6769
artículo 26 que «todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por
ellas de buena fe» y no solo eso sino que, además, contempla expresamente la posi-
bilidad de contradicción del tratado con las normas internas del país de que se trate,
y resuelve la cuestión de manera tajante en favor de la primacía incondicional de
los Tratados, en cuanto que ninguna de las partes podrá «invocar las disposiciones
de Derecho interno como justificación del incumplimiento de un Tratado».
De ello se desprende que, para los países adheridos a la Convención de Viena citada
—y entre ellos se cuentan tanto España como el Perú—, cualquier Tratado que cele-
bren es vinculante «en términos de Derecho Internacional», incluso en el caso de que
sea contrario a la Constitución del Estado de que se trate y así lo declare su Tribunal
Constitucional, pues no es admisible la invocación de «disposiciones de Derecho
interno» y entre ellas se encuentra la propia Constitución, como lo ha reconocido
la jurisprudencia de los tribunales internacionales. Es decir, una vez ratificado el
Tratado Internacional, no hay forma de destruir ni la vinculación internacional del
propio Estado, ni tampoco la consiguiente responsabilidad por incumplimiento,
incluso en el caso de que el órgano competente para ello declare inconstitucional tal
Tratado, con la sola excepción de que lo haga por motivos de falta de competencia,
pues la única excepción que la Convención citada admite respecto de la regla de no
invocación de normas internas, es la referida a aquellas normas internas que regulen
la competencia para celebrar Tratados, pero incluso en tal caso la violación de tales
normas ha de ser manifiesta y afectar a una norma de importancia fundamental en
Derecho interno, estableciendo el artículo 46.2 CV que una obligación es mani-
fiesta «si resulta objetivamente evidente para cualquier Estado que proceda en la
materia conforme a la práctica usual y de buena fe». Fuera de este caso, y siempre
que no se concierte con la otra parte para dar por terminado o suspendido (total o
parcialmente) el Tratado o modificarlo en el punto en cuestión, el incumplimiento
de un tratado internacional por inconstitucional generará siempre responsabilidad
internacional del Estado.
Por otra parte, hay que referirse a las «reformas constitucionales». En muchos
países, se manifiesta una resistencia a aceptar el control de la constitucionalidad
de las reformas a la Constitución, por considerar que las reformas forman parte
de la Constitución. Por el contrario, entendemos que ese rechazo estaría consa-
grando la existencia de una laguna en la supremacía constitucional, un verdadero
«Caballo de Troya» dentro de la Constitución, un genuino «fraude de Constitución»
(Liet-Veaux), ya que la primera disposición que ha de ser observada de una Carta
Magna, si nos tomamos su valor «normativo» mínimamente en serio, es la relativa
al procedimiento de reforma y los límites sustantivos incluso que, en algunos casos,
la Constitución fija (ya sea expresamente, mediante cláusulas de intangibilidad; o
mediantes límites tácitos o inmanentes).
Joaquín Brage Camazano. La acción peruana de inconstitucionalidad 217
IX. Procedimiento
Una vez admitida la demanda, el proceso solo puede terminar por sentencia
(artículo 106 CPC), que el Tribunal dicta dentro de los treinta días posteriores de
producida la vista de la causa.
***
Para terminar, y a modo de reflexión global sobre el procedimiento en materia de
control normativo abstracto de la constitucionalidad, diríamos que la propia ter-
minología empleada en el CPC y la regulación procedimental, se ajustan mucho,
quizás demasiado, a los procesos ordinarios, cuando lo cierto es que, como se reco-
noce en la doctrina y la jurisprudencia europeas, en el proceso de control abstracto
de normas no hay propiamente partes (demandante y demandada) con contrapo-
sición de intereses propios, sino más bien un proceso objetivo de depuración del
ordenamiento de normas contrarias a la Constitución; y el proceso constitucional,
y singularmente uno de este tipo, debe configurarse con ciertas peculiaridades que
permitan, entre otras cosas, que, al menos en ciertos casos, la «sociedad abierta
de intérpretes de la Constitución» se manifieste ante el Tribunal Constitucional
y sea escuchada por este en tanto «órgano de clausura» (García Belaunde) que ha
de llevar a cabo la interpretación, si no última, sí vinculante «frente a todos» en
materia de constitucionalidad.
No obstante, los artículos III y IX del CPC dejan un margen importante para
dotar al proceso de constitucionalidad de ciertas singularidades, pues el primero de
los preceptos citados establece que el Tribunal Constitucional «debe [...] adecuar
la exigencia de las formalidades previstas en este Código al logro de los fines de
los procesos constitucionales», fin que, en el caso de la acción de inconstitucio-
nalidad, es «la defensa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía
normativa», ya sea la infracción «directa o indirecta, de carácter total o parcial y
tanto por la forma como por el fondo»; y el segundo de los preceptos citados, prevé
la aplicación supletoria, en caso de «vacío o defecto» del CPC, de «los Códigos
Procesales afines a la materia discutida, siempre que no contradigan los fines de los
procesos constitucionales y los ayuden a su mejor desarrollo. En defecto de las normas
supletorias citadas, el Juez podrá recurrir a la jurisprudencia, a los principios gene-
rales del Derecho procesal y a la doctrina» (énfasis nuestro). Sea como sea, lo que
es claro es que, a diferencia de lo que ocurre en el derecho procesal civil o penal,
en el derecho procesal constitucional no hay un procedimiento o proceso «común»
(propios) ni nada que se le parezca, y eso, que es así, así también debe ser, pues
se trata de una razonable característica singular de este sector del ordenamiento
procesal, también en Perú.
224 Pensamiento Constitucional N° 19, 2014 / ISSN 1027-6769
X. Sentencia
Como se ha dicho, una vez admitida la demanda, el proceso solo puede acabar
por medio de sentencia, que se dicta dentro de los treinta días siguientes a la vista
de la causa.
La sentencia, nos dice García Belaunde, debería ser «autosuficiente [...], en el sentido
de que debe [...] explicar qué es lo qué pasa, qué es lo que se pide, qué es lo que se
ha decidido, cuáles son los fundamentos»; «en principio, deben ser concretas, no
hace falta utilizar muchas hojas de papel para decir lo mismo, ni formular votos
singulares que a veces son redundantes o innecesarios».
esto es, se exige la unanimidad si solo están reunidos cinco de los siete magistrados
(quórum legal mínimo) o una mayoría calificada del 83,33% o el 71,42% (según
estén presentes seis o siete magistrados).
La exigencia de unas mayorías reforzadas, y sobre todo tan reforzadas como estas
(que van desde casi los dos tercios hasta la unanimidad), resulta completamente
desatinada, desde nuestro punto de vista, pues desacertada es también la traslación
del juego de las mayorías y las minorías a un órgano jurisdiccional, juego que tiene
su razón de ser en un órgano parlamentario pero no desde luego en uno jurisdic-
cional como el Tribunal Constitucional, que no resuelve ni ha de resolver por la
sola fuerza de la mayoría, sino por la fuerza de la razón, por lo que la exigencia de
una mayoría calificada carece por completo de sentido.
ni puede significar que el legislador sea absolutamente libre para establecer los
efectos de la declaración de inconstitucionalidad, ya que ha de entenderse como
constitucionalmente vedado, al menos, establecer una eficacia diferida por un plazo
irrazonable; la regla general ha de ser, al menos, la eficacia inmediata tras la publica-
ción de la sentencia, si es que no se establece una eficacia retroactiva; la publicación
de la sentencia no puede, en todo, caso diferirse irrazonablemente y el Tribunal ha
de tener facultades propias para ordenar su publicación; la eficacia ha de ser general
y sin excepciones en cuanto a los órganos públicos vinculados, etc. Es decir, aun
cuando la Constitución se remita a la ley, existen límites o barreras que el legislador
no puede traspasar al regular la eficacia de la declaración de inconstitucionalidad,
pues así se deriva del propio instituto de la acción de inconstitucionalidad y su
propia funcionalidad, y de su propia regulación constitucional (artículo 103 de la
Constitución: «La ley se deroga solo por otra ley. “También queda sin efecto por
sentencia que declara su inconstitucionalidad”»).
La regulación en el CPC es, desde esta perspectiva, razonable y no cabe tildarla de
inconstitucional en absoluto, si bien con ciertos matices que luego se harán y, desde
luego, son constitucionalmente posibles otras soluciones. En efecto, el artículo 81
CPC establece que las sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucio-
nalidad «dejan sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen alcances
generales y carecen de efectos retroactivos. Se publican íntegramente en el Diario
Oficial El Peruano y producen efectos desde el día siguiente de su publicación [ ]
Cuando se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias por violación del
artículo 74 de la Constitución, el Tribunal debe determinar de manera expresa en la
sentencia los efectos de su decisión en el tiempo. Asimismo, resuelve lo pertinente
respecto de las situaciones jurídicas producidas mientras estuvo en vigencia».
Y el artículo 82 CPC, por su parte, preceptúa:
Las sentencias del Tribunal Constitucional en los procesos de inconstitucionalidad
[...] tienen autoridad de cosa juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes
públicos y producen efectos generales desde el día siguiente a la fecha de su publica-
ción [ ] Tiene la misma autoridad el auto que declara la prescripción de la pretensión
en el caso previsto en el inciso 1) del artículo 104.
Aquí es obligado diferenciar entre: a) la cosa juzgada formal, que tienen desde
luego estas sentencias al no caber recurso alguno frente a ellas (salvo la aclaración,
o el recurso a tribunales u organismos internacionales reconocidos por el Perú,
nada de lo cual afecta formalmente al principio de que el Tribunal Constitucional
superior non recognoscens: artículo 121 CPC); y b) la cosa juzgada material, que
no puede ni debería extenderse a las sentencias desestimatorias o a las sentencias
que no llegan a entrar al fondo por apreciar la improcedencia de la acción no
Joaquín Brage Camazano. La acción peruana de inconstitucionalidad 227
liminarmente (hipótesis que nos parece posible a partir del artículo 104, pese al
título aparentemente delimitador de su epígrafe no plasmado en su contenido, por
relación al 106, párrafo segundo; en contraste, véase el artículo 6, no aplicable aquí,
sin embargo). Por su parte, los decretos y autos, salvo el que aprecie la prescripción
de la pretensión (artículo 82, segundo párrafo CPC) o el que resuelve un recurso
de reposición (artículo 121 CPC), no producen ese efecto de cosa juzgada formal
ni material (artículo 82, párrafo segundo, interpretado a contrario sensu, y artículo
121, párrafo tercero CPC).
En lo que respecta a los efectos personales, en realidad, aunque el CPC parezca
pretender que la cosa juzgada conlleve una eficacia general («tienen alcances gene-
rales») desde la fecha de su publicación («por lo que ...»), ello es un efecto añadido
a la cosa juzgada (y diverso de esta), pues la cosa juzgada en sí misma solo vincula
a las partes en el proceso y significa que: a) contra la sentencia «no cabe impug-
nación alguna» (artículo 121 CPC), aunque sí sea posible la aclaración, de oficio
o a instancia de parte, aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material
u omisión en que hubiese incurrido en los dos días siguientes a su publicación
(cosa juzgada formal); b) no es posible plantear una nueva acción con identidad
de partes, objeto y causa de pedir (cosa juzgada material). Por ello, la sentencia
«estimatoria» en materia de acción de inconstitucionalidad tiene un efecto de cosa
juzgada y, «además», un efecto (complementario) general, estableciendo el CPC
el dies a quo de dicho efecto en el día siguiente a la publicación de la sentencia.
No es propiamente una excepción a esa eficacia de cosa juzgada la prevista en el
CPC en el sentido de que «la declaratoria de inconstitucionalidad [...] de una
norma impugnada por vicios formales no obsta para que esta sea demandada
ulteriormente por razones de fondo, siempre que se interponga dentro del plazo
señalado en el presente Código», pues la cosa juzgada veda todo proceso ulterior
sobre la misma norma basada en iguales motivos de inconstitucionalidad, pero
no por motivos de inconstitucionalidad diversos. A contrario sensu, se deduce que
la declaración de inconstitucionalidad de una norma impugnada por motivos de
fondo sí impide su impugnación ulterior por razones de forma. Parece que lo
más apropiado sería, en todo caso, que se estableciera que la mera impugnación
por motivos formales de una ley (y no su declaración de inconstitucionalidad tras
una impugnación por motivos formales) no obsta a su impugnación posterior
por razones de fondo.
Parece, por otro lado, que esa eficacia «frente a todos los poderes públicos», sin
excepción alguna, ha de incluir al propio Tribunal Constitucional, aunque solo
relativamente. Es aquí aplicable lo dispuesto por el artículo VII del Título Preli-
minar del CPC:
228 Pensamiento Constitucional N° 19, 2014 / ISSN 1027-6769
Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa juz-
gada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando
el extremo de su efecto normativo. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva
apartándose del precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y de Derecho
que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se aparta del precedente.
Esta disposición, en lo relativo a que el Tribunal especifique que la sentencia
constituye «precedente vinculante» y concrete además «el extremo de su efecto
normativo» y a que la separación por el Tribunal de un precedente sea expreso y
fundamentado, resulta ser un tanto ingenua, y parte de una concepción positivista
de la función del Tribunal Constitucional, y del papel de la jurisprudencia constitu-
cional (hasta el punto de que se habla de su «efecto normativo»), que no podemos
compartir y que, sobre todo, no se va a corresponder a la realidad. Si el Tribunal
Constitucional declara una ley contraria a la Constitución tendrá que ser sobre la
base de argumentos explícitos y suficientes y el efecto de la inconstitucionalidad
no podrá separarse razonablemente de las razones de la decisión, máxime si se tiene
presente que un Tribunal Constitucional no «decide» por la fuerza de la mayoría
(como puede hacerlo un Parlamento), sino por la autoridad de lo justo y apoyado
siempre en la lógica jurídica y la razón, por lo que sus «decisiones» y la vinculato-
riedad de las mismas no pueden separarse de los argumentos vertidos para llegar a
las mismas. La cuestión estriba en la separación y diferenciación, nada fácil, entre
la ratio decidendi (razonamientos determinantes de la decisión) y los obiter dicta
(argumentos «dichos por el camino», por el iter decisionis), pero, a nuestro modesto
entender, difícilmente puede exigirse a un Tribunal, como pretende la regulación
comentada, que determine con exactitud qué argumentos, en un caso concreto,
son de un tipo o de otro y, en todo caso, esa calificación difícilmente evitará que
la verdadera ratio decidendi de una sentencia despliegue los efectos de precedente
vinculante incluso si el propio Tribunal no le atribuye tal condición expresamente,
aunque, claro, para ello las sentencias han de ser conocidas previamente por los
distintos operadores jurídicos y especialmente los jueces. Se trata de una facultad,
a nuestro modo de ver, disfuncional, apegada a un positivismo superado y que
solo puede llevar a una confusión mayor de lo necesario.
La obligación de que cuando el Tribunal se aparte de un procedimiento lo haga
de modo expreso y exteriorizando además las razones para ello, nos parece una
regulación encomiable y atinada, si bien hay que señalar que, por lo general, los
tribunales constitucionales son muy reacios a modificar su doctrina, por más
cambios que se produzcan en su integración, y que, cuando lo hacen, raras veces
lo hacen de modo expreso y explicitado, como en principio debería ser, existiendo
también razones plausibles para ese modus operandi (la necesaria estabilidad de
su jurisprudencia, que es un valor por sí misma, y la apariencia de estabilidad).
Joaquín Brage Camazano. La acción peruana de inconstitucionalidad 229
Pero precisamente cuando ese cambio o giro del rumbo jurisprudencial no sea
expreso, los votos particulares podrían jugar un relevante papel, al poner de
relieve que se está dando ese giro, por así decirlo, «encubierto» en la doctrina
jurisprudencial (otra función importante de estos votos particulares o reservados
que habla a su favor).
Por otro lado, y en lo relativo ya a la eficacia en el tiempo de las sentencias dictadas
en los procesos promovidos a través de la acción de inconstitucionalidad, el propio
CPC establece expresamente que dichas sentencias no tendrán efecto retroactivo,
sino que surtirán efecto a partir del día siguiente a la fecha de la publicación oficial
de la sentencia. En particular, se prescribe que «las sentencias declaratorias de [...]
inconstitucionalidad no conceden derecho a reabrir procesos concluidos en los que
se hayan aplicado las normas declaradas inconstitucionales, salvo en las materias
previstas en el segundo párrafo del artículo 103 y último párrafo del artículo 74 de
la Constitución» (artículo 83), esto es, en materia penal (si favorece al reo) y tribu-
taria. La retroactividad de las sentencias que declaren la inconstitucionalidad de una
ley penal con un efecto favorable al reo es una exigencia a escala internacional y se
impone «incluso» a los procesos fenecidos con fuerza de cosa juzgada (retroactividad
fuerte o máxima), si bien el carácter favorable puede resultar controvertido en cada
caso. Es discutible si tal principio no debería extenderse también a los procesos
sancionadores (lo que requeriría una interpretación amplia de la «materia penal»).
Se excluye todo efecto suspensivo de la vigencia de la ley impugnada como medida
cautelar (artículo 105 CPC), algo por lo demás enteramente congruente con la
irretroactividad general de la declaración de inconstitucionalidad.
tan estrecha que estemos forzados a hacerlo, ni se aumentaría con ello la adecuación
a la Constitución de nuestro sistema de jurisdicción de menores, que, por el contrario,
podría verse imposibilitada para cualquier género de actuación» (Fundamento Jurídico
Cuarto, énfasis nuestro).
5. Publicación
La sentencia debe remitirse, dentro del plazo de cuarenta y ocho horas siguientes a
la fecha de su expedición, al Diario Oficial El Peruano para su publicación gratuita
junto con aquellas «piezas del expediente que sean necesarias para comprender
el derecho invocado y las razones que tuvo el Juez para conceder o denegar la
pretensión», si bien esto último no debería ser preciso si la sentencia estuviera
correctamente formulada. La sentencia habrá de publicarse en el Diario Oficial
«dentro de los tres días siguientes al de la recepción de la transcripción remitida por
el órgano correspondiente. En su defecto, el presidente del Tribunal ordena que se
publique en uno de los diarios de mayor circulación nacional, sin perjuicio de las
responsabilidades a que hubiere lugar». Además, si las normas impugnadas hubieran
sido regionales o municipales, el Tribunal ordenará también la «publicación en el
Diario donde se publican los avisos judiciales de la respectiva circunscripción» o,
de no existir tal Diario, la sentencia habrá de darse a conocer también «mediante
carteles fijados en lugares públicos» (Disposición Final Quinta). Además, con
independencia de lo anterior, la sentencia habrá de publicarse, en todo caso, en
la «Gaceta Constitucional» como «órgano oficial del Tribunal Constitucional» de
publicación periódica, y ello sin perjuicio de otras compilaciones oficiales y de su
publicación electrónica (Disposición Final Séptima).
De lege ferenda, y para acabar, nos parece que sería más aconsejable establecer como
regla general la eficacia retroactiva de las sentencias declaratorias de la inconstitu-
cionalidad; admitir, con carácter igualmente excepcional, el efecto suspensivo de
la vigencia de la ley tras la admisión de la demanda en casos de eventuales daños
graves e irreparables, previa ponderación por el Tribunal de los valores constitucio-
nales enfrentados; permitir excepcionalmente una eficacia irretroactiva, o incluso
diferida hasta un plazo máximo de 12 o 18 meses, de la declaración de inconsti-
tucionalidad cuando la ponderación de los valores constitucionales en juego por el
Tribunal Constitucional excepcionalmente así lo aconseje. Es inexcusable suprimir
la exigencia de mayoría reforzada o calificada para declarar la inconstitucionalidad
de una ley, que a nuestro juicio resulta inconstitucional.
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nes, lo cual quiere decir que existen preceptos que no son materia
reformable.
Este tipo de disposiciones apoya lógicamente la imposibilidad de
realizar una reforma total. Ellas son el resguardo de la legitimidad
constitucional, ya que preservan los supuestos ideológicos y valorati-
vos en que descansa el régimen político.
Este tipo de normas puede ser de dos clases:
e.1) Las disposiciones de intangibilidad articulada
Son las que se sustraen expresamente a cualquier enmienda, por
medio de su prohibición constitucional. En verdad, se trata de medi-
das concretas y explícitas para proteger instituciones inscritas en el
magno texto.
La doctrina ha establecido que están referidas básicamente a la
inderogabilidad de la declaración de derechos, la división de los ór-
ganos del poder estatal y la irreversibilidad de la forma de gobierno y
del telos de la Constitución. Así, en la parte in fine del artículo 84 de la
Constitución francesa de 1958 se dispone:
“La forma republicana de Gobierno no puede ser objeto de revisión”.
Una disposición análoga se encuentra en el artículo 139 de la Cons-
titución italiana de 1947.
A mayor abundamiento, presentamos un sintético cuadro ilustrativo:
- Inderogabilidad de la declaración de derechos: Las constituciones de
Alemania Federal 1949, Puerto Rico 1952, Brasil 1988, Rumania
1991, Ucrania 1996.
- Irreversibilidad de la forma de gobierno: Las constituciones de Ale-
mania Federal 1949, Grecia 1952, Brasil 1988, Marruecos 1996.
- Inalterabilidad de los principios fundamentales o del espíritu de la
Constitución: Las constituciones de Alemania Federal 1949, Gre-
cia 1952, Camboya 1993.
En el ordenamiento constitucional peruano, las encontramos en
el artículo 12 de la Constitución de Cádiz (1812), que estableció que
la religión de la nación fuese perpetuamente la católica, apostólica
y romana; y en el artículo 183 de la Constitución de 1839, que fijó la
inalterabilidad la forma de gobierno popular representativa fundada
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tencia de una facultad para la reforma total. Más bien, ello indicaría
que el órgano legislador reformador y el de control de la constitu-
cionalidad asumen de consuno la responsabilidad de interpretar y
señalar por vía objetiva las normas que aluden a la fórmula basilar
y a los valores, los que, por ende, no pueden ser objeto de reforma.
Debe decirse que existen constituciones donde el legislador
constituyente ha declarado expresamente las zonas prohibidas de re-
forma; en tanto que en otras se ha establecido tácita y doctrina-
riamente que corresponde resolver –de conformidad con la legi-
timidad que subyace en el texto fundamental– al legislador y al
contralor constitucional la ubicación de dichas zonas. Empero, esta
demarcación se encuentra tácitamente inmersa en el seno mismo
de la Constitución.
Como bien expone Roberto Rodríguez Gaona [El control cons-
titucional de la reforma a la Constitución. Madrid: Dykinson, 2006]
existen ciertos contenidos que definen la obra de ingeniería consti-
tucional forjada por el poder constituyente originario; estos devie-
nen en los límites infranqueables al poder constituyente derivado.
Así, “la Constitución posee partes que […] en la praxis de la re-
gularidad jurídica no pueden alterarse o sustituirse, bajo pena de
producir un cambio de Carta”.
William Marbury [The limitation upon the amending power. Har-
vard: Law Review, 1919-1920] sostiene que el poder de reforma
tiene competencia para modificar la Constitución, lo que no posee
es competencia para destruirla.
Ahora bien, la única forma posible de eliminar las cláusulas de
intangibilidad es mediante la acción directa del poder constituy-
ente originario.
En ese contexto, es dable señalar que siguiendo a Ignacio de
Otto [ob. cit.] consideramos que el poder constituyente derivado
no puede autoreformarse. Es decir, que la norma que confiere un
poder de reforma no puede servir de fundamento para el estab-
lecimiento de un precepto modificador del proceso de enmienda.
Para tal efecto, debe recordarse que los alcances de dicha norma
no son aplicables a ella misma. De allí que aun cuando una Constitu-
ción pueda ser objeto de una reforma en razón de existir un precepto
que la permita y regule, en cambio este último no se encuentra sujeto
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a) Límites formales
Estos se encuentran referidos a los requisitos objetivamente reco-
nocidos por la Constitución para otorgar validez a la reforma. Entre
estos aparecen el órgano investido con la capacidad para ejercer la
potestad modificatoria y el íter legislativo.
b) Límites materiales
Estos se encuentran referidos a los contenidos de la Constitución:
es decir, implican el resguardo de los parámetros de identidad o esen-
cia constitucional, inmunes a toda posibilidad de reforma. Entre estos
aparecen las disposiciones de intangibilidad articulada y las disposi-
ciones de intangibilidad implícita.
El primer caso de control de la reforma de la Constitución fue el
Hollingsworth vs. Virginia (Corte Suprema de los Estados Unidos,
1798), en donde se declaró que la undécima enmienda era conforme
a la Constitución.
Esta enmienda había sido imputada por una supuesta infracción
formal consistente en no haber sido aprobada por el Presidente de la
República en los términos del artículo I, sección 7 de la Constitución.
Posteriormente han existido pronunciamientos en los casos Hawke
vs. Smith (enmienda decimoctava, 1920) y Leser vs. Garret (enmienda
decimonovena, 1922).
La Corte Suprema de la India en el caso Indira Gandhi vs. Shi Ray
Narain, anuló una enmienda constitucional (1976); y en el caso Mine-
ría Mills vs. Union of India, impidió la modificación de la fórmula de
revisión de la Constitución (1980).
En Colombia, es citable el caso Carlos Moreno Novoa y Álvaro
Echeverri Uruburu contra el Acto Legislativo Nº 2. Allí, la Corte Su-
prema en 1978, declaró la inconstitucionalidad de la convocatoria del
Congreso de la república, a una Asamblea Constituyente por vicio
de forma.
Posteriormente, la Corte Constitucional entre 1992 y el 2003 esta-
blecerá un control a los límites formales. Luego accederá al control
sobre los límites materiales, tal y conforme aparece de lo resuelto en
el caso reelección presidencial inmediata (2006).
En la Argentina, la Corte Suprema admitió a trámite el control de
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1861, que era muy buena, me la metí en este bolsillo; y la de 1868, que
es mejor, según estos doctores, ya me la metí en este otro”.
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Violación Constitucional
Sesión 1 semana 4
Mgtr. Martín Horna Monzón
Violación por Normas Jurídicas
Inconstitucionales
Aquel instrumento procesal constitucional por virtud del cual determinadas
personas físicas o jurídicas pueden plantear, dentro de un plazo determinado y
con arreglo a las formalidades establecidas, al Tribunal Constitucional del Perú
(«competencia») si determinadas normas jurídicas aprobadas por
determinados poderes públicos dotados de poder normativo son, o no,
compatibles con la Constitución («parámetro») para que dicho Tribunal, tras la
tramitación procesal correspondiente, resuelva al respecto de manera
vinculante y con efectos generales, decretando en su caso la
inconstitucionalidad hacia el futuro (salvo la retroactividad benigna) de la
norma.
Acción de Inconstitucionalidad
El proceso iniciado por la acción de
inconstitucionalidad es, como se reconoce en
España o Alemania, un proceso objetivo sin partes
que actúen en defensa de intereses propios, sino
que los intervinientes actúan para defender la
supremacía constitucional como interés general. el
Tribunal Constitucional peruano se ha considerado
competente para juzgar la constitucionalidad
sustantiva.
Acción de Inconstitucionalidad
Contravenir el artículo 106 de la Constitución,
se puede demandar la inconstitucionalidad,
total o parcial, de un decreto legislativo,
decreto de urgencia o ley que no haya sido
aprobada como orgánica, si dichas
disposiciones hubieren regulado materias
reservadas a ley orgánica o impliquen
modificación o derogación de una ley
aprobada como tal.
Acción de Inconstitucionalidad
La demanda en la que se plantee la inconstitucionalidad ha de ser interpuesta por
alguno de los legitimados activamente. Se interpone ante el Tribunal Constitucional y
ha de contener, al menos, los siguientes datos y anexos (artículo 101):
1. La identidad de los órganos o personas que interponen la demanda y su
domicilio legal y procesal.
2. La indicación de la norma que se impugna en forma precisa.
3. Los fundamentos en que se sustenta la pretensión.
4. La relación numerada de los documentos que se acompañan.
5. La designación del apoderado si lo hubiere.
6. Copia simple de la norma objeto de la demanda, precisándose el día, mes y año
de su publicación.
Acción de Inconstitucionalidad
• En el Perú, la legitimación activa aparece regulada en el artículo 203 de la
Constitución, que dice que están facultados para interponer la acción de
inconstitucionalidad:
• a) El presidente de la República;
• b) El fiscal de la Nación;
• c) El defensor del pueblo;
• d) El 25% del número legal de congresistas;
• e) Cinco mil ciudadanos con firmas comprobadas por el Jurado Nacional de
Elecciones
• f ) Los presidentes de región.
• g) Los colegios profesionales.
Acción de Amparo
Sesión 2 semana 4
Mgtr. Martín Horna Monzón
Antecedentes Acción de Amparo
La “acción de amparo” nace con tal denominación
en la Constitución de 1979. No obstante, podemos
encontrar antecedentes nacionales: (i) en la Ley
2223 (1916), pues permitía la tutela de derechos
distintos a la libertad individual; (ii) en el hábeas
corpus de la Constitución de 1933, similar por su
amplitud al juicio de amparo mexicano; y, (iii) en el
Decreto Ley 17083, que fijó un trámite especial- en
la vía civil para el hábeas corpus, que también
protegía los demás derechos individuales y sociales
Antecedentes Acción de Amparo
El 31 de mayo de 2004 se publicó la Ley 28237,
que aprobó el primer Código Procesal
Constitucional peruano. Posteriormente, el 23 de
julio del mismo año se publicó la nueva Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, Ley 28301,
la cual comenzó a regir cuando entró en vigencia
el Código Procesal Constitucional.
Reforma de la Acción de Amparo
Una primera reforma la introdujo la Ley 28642, que trató de impedir el
cuestionamiento de las decisiones del Jurado Nacional de Elecciones. El
referido dispositivo modificó el inciso 8 del artículo 5 del Código Procesal
Constitucional con la finalidad de impedir el cuestionamiento de las decisiones
de dicho organismo electoral, lo cual, a nuestro juicio, constituye una limitación
desproporcionada. Dicha ley fue objeto de una demanda de
inconstitucionalidad, declarada fundada por el Tribunal Constitucional. La
última reforma fue la Ley 29639, que estableció un procedimiento especial
cuando la medida cautelar solicitada pueda afectar derechos administrativos
referidos al uso, aprovechamiento, extracción o explotación de recursos
naturales hidrobiológicos.
Caso de Acción de Amparo
https://gestion.pe/peru/pico-y-placa-alcalde-de-la-molina-presenta-accion-
de-amparo-para-dejar-sin-efecto-restriccion-vehicular-en-su-distrito-noticia/
https://elcomercio.pe/lima/transporte/pico-placa-alcalde-molina-presenta-
accion-amparo-restriccion-noticia-665370-noticia/
Reforma Constitucional
Sesión 3 semana 4
Mgtr. Martín Horna Monzón
Reforma Constitucional
• La atribución de la reforma es
expresión de una competencia
extraordinaria o excepcional, en el
sentido de que puede modificar o
redistribuir las demás competencias
ordinarias del Estado.
El proceso de reforma constitucional
La posibilidad de la dación de una nueva
Constitución por la vía del proceso de reforma
constitucional, solo es posible cuando el propio
poder constituyente originario de manera expresa
autoriza al legislador ordinario a convertirse en
recreador del orden constitucional. Al respecto,
son citables los casos establecidos en las
constituciones de Suiza, España, Austria,
Argentina, Nicaragua, Uruguay, Venezuela, Cuba y
Mónaco.
La inconstitucionalidad de la reforma
constitucional
El Tribunal Constitucional en el caso Colegio de Abogados del Cusco
(Expediente Nº 0014-2002-AI/TC) ha señalado que “el poder de reforma de
la Constitución, por muy especial y singular que sea su condición, no deja de
ser un auténtico poder constituido y, por lo tanto limitado”. Más aún, dicho
colegiado estableció que le corresponde velar porque la norma suprema no
sea en sí misma vulnerada a través de normas modificatorias que puedan
atentar, tanto contra los principios jurídicos y valores democráticos como
sobre los procedimientos establecidos para una reforma constitucional.
La inconstitucionalidad de la reforma
constitucional
• a) Límites formales: Estos se encuentran referidos a los requisitos
objetivamente reconocidos por la Constitución para otorgar validez a la
reforma. Entre estos aparecen el órgano investido con la capacidad para
ejercer la potestad modificatoria y el íter legislativo.
• b) Límites materiales: Estos se encuentran referidos a los contenidos de la
Constitución: es decir, implican el resguardo de los parámetros de
identidad o esencia constitucional, inmunes a toda posibilidad de
reforma. Entre estos aparecen las disposiciones de intangibilidad
articulada y las disposiciones de intangibilidad implícita.
Proceso de Reforma Constitucional
Artículo 206.-Toda reforma constitucional debe ser aprobada por el Congreso
con mayoría absoluta del número legal de sus miembros, y ratificada mediante
referéndum. Puede omitirse el referéndum cuando el acuerdo del Congreso se
obtiene en dos legislaturas ordinarias sucesivas con una votación favorable, en
cada caso, superior a los dos tercios del número legal de congresistas. La ley
de reforma constitucional no puede ser observada por el Presidente de la
República.
La iniciativa de reforma constitucional corresponde al Presidente de la
República, con aprobación del Consejo de Ministros; a los congresistas; y a un
número de ciudadanos equivalente al cero punto tres por ciento (0.3%) de la
población electoral, con firmas comprobadas por la autoridad electoral.