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El concepto de autorretrato a tomado gran relevancia dentro de la historia del arte y cuyos

parametros han cambiado radicalmente con la evolución de la sociedad y del arte mismo. El
autoretrato surge como una necesidad de que el propio artista muestre al mundo su rostro y en el
plasmar su mundo de ideas. En estos dos autores vemos no solo dos estilos completamente
diferentes, sino también dos personalidades y concepciones del mundo completamente distantes,
como si se tratase de dos universos paralelos, por un lado, tenemos a Albrecht Durer y por el otro
a Jean-Michel Basquiat. En uno tenemos un clasico figurativo en donde cada cosa y cada color
tienen un motivo y una razón de estar ahí, en donde la obra esta cuidada en detalle a cada
milímetro, algo que contrasta de manera directa con la expresividad y espontaneidad del
autorretrato de Basquiat, en donde los colores y la forma de la pintura son una forma convulsa y
directa de expresión del propio artista.

Para empezar este paralelismo entre estos dos artistas a través de sus autorretratos tenemos que
tener en cuenta los periodos de tiempo entre obras y como estos son productos propios de épocas
completamente distintas, y esto claramente influye en sus obras, la sociedad y el entorno siempre
han sido y serán tal vez el mayor molde de un artista y esto se ve reflejado sin ninguna duda en la
obra, ya no solo de los expuestos en este ensayo si no en general.

Durer fue un artista del renacimiento alemán, y uno de los mas influyentes para el conocido
movimiento renacentista italiano, admirado por artistas de la talla de Rafael y Tiziano. En su
obra podemos observar un gran cuidado de detalles y en donde cada cosa esta cuidada con gran
minuciosidad, cosa que también resalta Warburg “en su búsqueda de las proporciones ideales
del cuerpo humano siempre tuvo presente el Apolo † de Belvedere y midió la naturaleza con las
proporciones que daba Vitruvio” (Aby Warburg, La Antigüedad italiana en Alemania, 1905, p.
406) ejemplo claro de ello es la posición de las manos y la forma de su mirada, en el cuadro
numero 4. podemos identificar una mirada serena, que transmite tranquilidad y bondad, esto se
refuerza con ese fondo negro que algunos autores han descrito como un “silencio” que nos deja a
solas ante el y su expresión, que recuerda los retratos de Cristo. Curioso es este hecho, ya que es
bien sabido que en el renacimiento uno de los puntos principales es el hecho de que la gran
mayoría de obras estaban íntimamente relacionadas con la religión, entonces Durer nos plantea
esta encrucijada en la cual lo vemos a él, pero su gesticulación y su expresión son las del propio
Jesús así lo menciona el autor B. Zumthor “Es más inquietante y su misterio no se aclarará
probablemente jamás. Durero se representa frontalmente como una especie de Cristo surgido de
las tinieblas, en un despojamiento monumental, con largas tranzas doradas que provocaban el
sarcasmo de los venecianos. ¿Identificación del genio del artista con el genio creador divino,
profesión de fe en el clasicismo del Renacimiento, monumento idealizado de su propia gloria?
El problema sigue sin ser resuelto” (Zumthor, B., «Durero» Diccionario Larousse de la Pintura,
1987). En contra parte a esto podemos ver en el cuadro numero 5 en el cual se observa a un
Durer más humanizado con ojos agotados, y un escenario totalmente terrenal. Eso nos expone a
un Durer tal y como es; esta idea queda clara con la frase que está escrita al lado de su brazo
derecho "1498. Lo pinté a mi propia imagen. Tengo 26 años.". Y en este punto es importante
hablar de las letras dentro del propio cuadro, algo que en Basquiat se relaciona con el mundo del
grafiti; forma de arte que lo influencio de gran manera, y que tuvo gran relevancia en su contexto
social, recordemos que su ciudad natal fue New York, una ciudad llena de muralismo y grafiti.
Mientras que su contra parte, Durer, hacia uso del elemento del texto como una anotación dentro
del cuadro, en la cual nos dejaba un apunte claro y conciso sobre este mismo como ya vimos en
el ejemplo anterior.

Los autorretratos de Durer son algunas de sus obras mas conocidas, esto tiene que ver con el
hecho de que su primer autorretrato conocido es un dibujo de si mismo con 13 años (cuadro
numero 6), en el cual se nos presenta con una figura inocente y precoz, y una expresión en su
mano que apunta a algo que queda fuera del dibujo. No se sabe mucho de este autorretrato más
allá de un simple esbozo que el propio Durer escribió "la esencia espiritual del impulso creativo
del artista."; esto nos da una intencionalidad netamente creativa en el dibujo, en el cual
sencillamente quería mostrarse como se veía a si mismo, diferenciándose de sus dos posteriores
autorretratos, en los cuales vemos claramente una intención más allá de solo el hecho de
mostrarse físicamente.

El cuadro número 5 fue pintado con anterioridad al número 4 y podemos ver como hay una
evolución en la perspectiva personal del artista en cuanto a sí mismo. Vemos como pasa de un
plano totalmente terrenal y humano con claros rasgos de una vida con altos y bajos, a una imagen
casi divina, cuyos rasgos mundanos que se hayan en sus ropajes desgastados.
Con todo este contexto denotamos un cambio no solo en la obra sino en el pensar del artista,
manteniendo su propia estética, su especial cuidado y su rigurosidad a la hora de la ejecución.
Todo esto se enmarca en el contexto de una época y una zona del mundo (Alemania) en la que la
perfección y el arte estaban entrelazados. Caso totalmente opuesto a la época y al mundo artístico
que vio nacer a Basquiat, un mundo Norte Americano irreverente en donde la expresividad
instantánea y efímera de un desborde y desenfreno de emociones y sentimientos son la base
fundamental del arte.

El arte de Basquiat surge de una mezcla de dos factores fundamentales. El primero una mente a
contracorriente que gustaba de esa rebeldía adolescente, romper reglas y moldes establecidos. El
segundo factor es la gran influencia de este arte callejero, como lo son los grafitis y los panfletos.
Esta mezcla da como resultado este arte tan convulso y expresivo, en donde esta mentalidad y
forma de pensar del artista no se encuentra en los detalles y en la rigurosidad de la ejecución sino
en cómo un momento transitorio de exuberante emoción es plasmado en el lienzo.

En el cuadro numero 3 observamos uno de los primeros autorretratos de Basquiat, y en él a pesar


de su simpleza pictórica podemos encontrar un trasfondo cultural enorme; a lo que se quiere
llegar es como esta pintura se puede relacionar con una pintura tradicional africana, si a esto le
sumamos que fue el principal exponente afroamericano del arte podemos denotar un gran
sentimiento de arraigo por su cultura y sus orígenes.

En el cuadro número 2 observamos un rostro demacrado con grandes ojeras igual que en el
cuadro número 5 de Durer, con esto podemos establecer un paralelo directo entre una misma idea
de un hombre mundano aquejado por situaciones terrenales, pero concebidas técnicamente desde
dos puntos de vista complemente diferentes. Esta idea de paralelismo entre estos dos autores se
refuerza con el cuadro número 1 y número 4, en donde Durer se ve a sí mismo como un ser
tranquilo y sereno asemejando su imagen al mismo Cristo, mientras que Basquiat se ve a sí
mismo como un demonio lleno de caos, furia y expresividad, cosa que es fácil de entender si
tomamos en cuenta que dicho cuadro fue hecho en el momento en el que alcanzaba la gloria
como artista, pero que en su vida personal fue en donde más hubo excesos y caos. También la
idea de que este cuadro no tenga título muestra esta des personificación y cómo realmente la idea
de verse a sí mismo como un ser demoniaco era sublime y real.

La relación o distancia según se quiera ver entre estos dos artistas a través de sus autorretratos
nace de dos ideas completamente diferentes implantadas por medio de sus dos sociedades. Durer
un clásico alemán, cuya sociedad está impregnada de ideas muy firmes, duraderas, estrictas y
con especial atención a que cada cosa esté donde tiene que estar; opuesto a esto tenemos a un
artista norteamericano de finales del siglo XX, sociedad la cual está permeada por una vorágine
de consumo rápido y momentos efímeros que en el recuerdo se hacen eternos.

Con todos estos elementos podemos hablar de la misma idea de autorretrato en la cual el artista
se desnuda ante el espectador y se muestra como se ve a sí mismo, con carencias y virtudes en un
proceso de evolución personal. Dos mundos opuestos unidos por la idea de un autoconocimiento
a través del arte, cada uno a su modo, cada uno hijo de su tiempo y su sociedad, pero en el fondo
la misma idea.
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