Está en la página 1de 1

Anotaciones sobre una estética cristiana (I).

Por xiscobernal@gmail.com
Solo a partir del siglo VIII el concilio de Nicea aprueba la posibilidad de una estética cristiana.
En torno al 734 de nuestra era, la institución religiosa, que se ocupa de la moral y del arte, da
luz verde a la realización del arte cristiano (1,1118). Y ello todavía en medio de la polémica
iconoclasta.

No hemos prestado la atención que se merece a esta polémica


iconoclasta. Hubieron monjes que aceptaron el martirio por esconder y
proteger las imágenes sagradas cristianas. En los monasterios, centros
que fueron siempre de cultura, se mantuvo protegido algo del arte
sagrado cristiano. Las luchas entre partidarios de admitir la veneración
de las imágenes de los santos, de la Virgen María y de Jesucristo y
detractores fueron feroces y sangrientas. En realidad, aunque no se
manifestara directamente así, la lucha era entre los preceptos de
Moisés de no reproducir nada de los creado y la belleza de la escultura
griega. Profundizando un poco más, la lucha se dirimía entre la
negación a la insinuación de la belleza y la sensualidad que propugnan
las religiones semíticas monoteístas : judíos, árabes y cristianos. Pero el
concilio de Nicea aceptó que existía un camino que conducía de la realidad material al espíritu
y a la divinidad. Un camino abierto nada menos que por la encarnación humana del Hijo de
Dios.
Esto se admitió, sin embargo, cuando todo el arte y la cultura pagana había sido
completamente destruida. Desaparición de los dibujos de la obra de Vitrubio “De architectura”
custodiada en los monasterios (1,759).

Hemos mencionado el Renacimiento. Pero ¿dónde queda el Arte


Paleocristiano? Ese arte que según los manuales de Historia del
Arte llega hasta el Románico. Sencillamente, yo no lo encuentro. A
través del Arte Paleocristiano me encuentro algún pez o pavo real.
O malas imitaciones paganas en los sarcófagos o en las
catacumbas. Sin embargo, no estaría de más investigar algo más
sobre esa extraña y primigenia escultura romana de Jesucristo con
apariencia de joven filósofo socrático, tan poco estudiada como
silenciada. O esta otra, la escultura del Buen Pastor. Ambas
esculturas realizadas en el siglo IV.
Bibliografía.-
1. Diccionario de Iconografía y Arte Cristiano, AA.VV:, 2012, Editorial San Pablo.

También podría gustarte