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Anotaciones de un estudiante de Historia de la filosofía moderna (UNED) (I). (Français).

Por Xisco Bernal, xiscobernal@gmail.com.

“the whole of the history of Philosophy becomes a battlefield covered with the bones of the
dead; it is a kingdom not merely formed of dead and lifeless individuals, but of refuted and
spiritually dead systems, since each has killed and buried the other’ (LHP, 17).”(2).

“La historia de la Filosofía, por el contrario, no muestra ni la inmovilidad de un contenido


simple y completo, ni el movimiento continuo de una adición pacífica de nuevos tesoros a los
ya adquiridos. Simplemente parece ofrecer el espectáculo de cambios siempre recurrentes en el
todo, que finalmente ya no están ni siquiera conectados por el objetivo común.” (3).

“La  filosofía  gira en torno a los llamados  «problemas filosóficos», y la  historia de la filosofía  es
la historia de esos problemas: de cómo nacen y se les intenta dar respuesta, transformándose
por el camino e incluso desapareciendo –momentáneamente- (sepultados por otros) para
volver luego a reaparecer, bajo una nueva luz… Vista de este modo, la historia de la filosofía
es  una gigantesca discusión  en torno a un conjunto de problemas –relativamente idéntico y
estable-, a la que cada filósofo de la historia hace su aportación, con nuevos argumentos. “(4)

Es esencial es que no tengamos una idea de conjunto de la filosofía. Es decir, que no tengamos
un criterio sobre lo que la filosofía ha hecho por nosotros. Por ello la historia de la filosofía
insiste en los filósofos y no estudia los contextos. Ocurre con la historia de la filosofía como
con los malos libros de historia que cuentan las batallitas como si surgieran de la nada. Existe
por supuesto, y es una labor encomiable, la historia de las guerras en la que se estudian las
guerras independientemente de su contexto histórico. En esos tratados se estudian con detalle
el desarrollo y estrategia de las batallas consideradas individualmente. Pero eso no será nunca
una historia ni se podrá denominar como tal. Sin embargo, eso es lo que ocurre con la historia
de la filosofía. Al menos como me la presenta el programa de mi universidad, la UNED.

EL estudio de los filósofos no es la historia de la filosofía.

Pero no seamos ingenuos. Eso no ocurre por casualidad.

Lo que a mí se me ocurre ahora no es ningún descubrimiento. La


sede del conocimiento que es la universidad lo conoce y oculta
intencionadamente el discurso de la filosofía.

Cuando queremos conocer el discurso filosófico desde Platón


hasta Nietzsche no nos interesa una enumeración de los filósofos
que han existido. Esa lista, como la lista de los reyes godos, se estudia en el parvulario. Lo que
nos interesa de lo que ocurre desde Platón es cómo han evolucionado los temas esenciales de
la existencia humana. Cómo han sido tratados esos temas vitales en las diferentes épocas. ¿Y
cuáles son esos temas vitales? Por supuesto que son diferentes para cada cultura y época
histórica, pero nos ocuparemos de los temas que nos interesan a nosotros. Y estudiaremos
cómo los trataban los diferentes filósofos. Transversalidad, se llama la figura. ¿Porqué no
tratar de la historia de la Epistemología? ¿Por qué no de la historia de la ontología o de la
metafísica? El problema mente cuerpo que arrastramos durante siglos con las etiquetas de
monismo o dualismo. ¿Quién se ocupa de las relaciones entre las filosofías De Oriente y de
Occidente? ¿O de las relaciones entre los filósofos occidentales y los filósofos del Islam? ¿O de
las relaciones entre la filosofía y la ciencia?

¿No serían estas historias quiza más historia de la filosofía y menos historia de los filósofos? Yo
la llamaría historia de las filosofías, lo que hacemos hoy en día, más que historia de la filosofía.

Curiosamente uno de los temas más y mejor tratados en este sentido es la estética. Y digo
curiosa, por no decir extrañamente, pues es de los temas más difíciles de tratar si no se hace
desde una perspectiva político-ética. Lo que casi nunca se hace. Y resulta que tenemos una
historia de los estilos o del buen gusto en vez de una historia de la estética. No es conveniente
que aprendamos a pensar. Y en la universidades lo saben. Al menos en las universidades
españolas.

La historia de la filosofía no puede ser una historia fragmentada. Acabo de leer repasando la
primera filosofía presocrática que Tales concebía el alma como repartida por todas las cosas.
¿Quién no recuerda a Spinoza y su equivalencia entre Dios, el universo y las cosas y cómo en
ese momento que recoge la antorcha reciente de Giordano Bruno?

¿Porque no estudiar necesariamente en la historia de la filosofía la historia de la metafísica, de


la ontología, de la epistemología y del lenguaje?

¿Qué sentido tiene estudiar a Spinoza o al Giordano Bruno sin recordar a Tales? ¿Se puede
estudiar una historia de la filosofía moderna sin recordar continuamente la historia de la
filosofía presocrática de 1200 años antes?

Platón fue un racionalista no un idealista. Su idealismo es matemática. Es racionalista porque


coloca la razón – es decir los filósofos - en la cima de su pirámide del buen gobierno.

Aristóteles fue un científico empirismo pues afirma que sin la experiencia no se puede afirmar
ni negar nada.

No podemos dividir la historia de la filosofía en etapas históricas pues toda la historia de la


filosofía es unitaria y reflexiona sobre lo mismo. La aparente necesidad de dividir para facilitar
el aprendizaje no es sino la consecuencia de la estructura burocrática y departamental de la
universidad. Aquí está el origen de las divisiones en etapas y etiquetas que confunden más que
aclaran e impiden un estudio comprehensivo de la historia de la filosofía.

Traducción al francés.

“the whole of the history of Philosophy becomes a battleWeld covered with the bones of the
dead; it is a kingdom not merely formed of dead and lifeless individuals, but of refuted and
spiritually dead systems, since each has killed and buried the other’ (LHP, 17).”(2).

"L’histoire de la Philosophie, au contraire, ne montre ni l’immobilité d’un contenu simple et


complet, ni le mouvement continu d’une addition pacifique de nouveaux trésors à ceux déjà
acquis. Il semble simplement offrir le spectacle de changements toujours récurrents dans le
tout, qui finalement ne sont même plus connectés par l’objectif commun." (3).

“La philosophie tourne autour des «problèmes philosophiques», et l’histoire de la philosophie


est l’histoire de ces problèmes : de la façon dont ils naissent et on essaie d’y répondre, en se
transformant en chemin, voire en disparaissant momentanément (enterrés par d’autres) pour
réapparaître ensuite, sous un nouveau jour... Vue de cette façon, l’histoire de la philosophie est
une discussion gigantesque autour d’un ensemble de problèmes, relativement identique et
stable, auquel chaque philosophe de l’histoire apporte sa contribution, avec de nouveaux
arguments.”(4)

Il est essentiel que nous n’ayons pas une idée d’ensemble de la philosophie. Autrement dit,
nous n’avons pas de critère sur ce que la philosophie a fait pour nous. C’est pourquoi l’histoire
de la philosophie insiste sur les philosophes et n’étudie pas les contextes. Cela arrive avec
l’histoire de la philosophie comme avec les mauvais livres d’histoire que les bataillons
racontent comme s’ils venaient de nulle part. Bien sûr, et c’est un travail louable,

Il y a, bien sûr, et c’est là un travail louable, l’histoire des guerres où l’on étudie les guerres
indépendamment de leur contexte historique. Ces traités examinent en détail le déroulement
et la stratégie des batailles considérées individuellement. Mais cela ne sera jamais une histoire
et ne pourra jamais être qualifié comme telle. Mais c’est ce qui arrive à l’histoire de la
philosophie. Du moins, comme me le présente le programme de mon université, l’UNED.

L’étude des philosophes n’est pas l’histoire de la philosophie. Mais ne soyons pas naïfs. Cela
n’arrive pas par hasard. Ce à quoi je pense maintenant n’est pas une découverte. Le siège de la
connaissance qu’est l’université le connaît et occulte intentionnellement le discours de la
philosophie. Quand nous voulons connaître le discours philosophique de Platon à Nietzsche
nous ne sommes pas intéressés par une énumération des philosophes qui ont existé. Cette
liste, comme la liste des rois goths, est étudiée au jardin d’enfants. Ce qui nous intéresse dans
ce qui se passe depuis Platon, c’est l’évolution des thèmes essentiels de l’existence humaine.
Comment ces questions vitales ont-elles été traitées à différentes époques. Et quelles sont ces
questions vitales ? Bien sûr, ils sont différents pour chaque culture et l’époque historique, mais
nous nous occuperons des sujets qui nous intéressent. Et nous étudierons comment les
différents philosophes les traitaient. Transversalité, s’appelle la figure. Pourquoi ne pas traiter
de l’histoire de l’Épistémologie ? Pourquoi pas de l’histoire de l’ontologie ou de la
métaphysique ? Le problème de l’esprit corps que nous avons traîné pendant des siècles avec
des étiquettes de monisme ou de dualisme. Qui s’occupe des relations entre les philosophies
d’Orient et d’Occident ? Ou des relations entre les philosophes occidentaux et les philosophes
de l’islam? Ou des relations entre la philosophie et la science?

Ces histoires ne seraient-elles pas plus l’histoire de la philosophie et moins l’histoire des
philosophes ? J’appellerais cela l’histoire des philosophies, ce que nous faisons aujourd’hui,
plutôt que l’histoire de la philosophie.

Bibliografía.

1 Edith Hall, Kings College of London, This is Philosophy, Aristóteles, min. 19:12, video.

2 Hegel, Lectures on the History of Philosophy, trad. E. S. Haldane and F. H. Simpson, 1966, pg.
17.

3 Hegel, Lectures on the History of Philosophy, trad. E. S. Haldane and F. H. Simpson, 1966.

4 Gelbstein, J.L., La filosofía. De Descartes a Heidegger, Editorial Biblos, Buenos Aires, ISBN
978-987-691-619-6.

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