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En el conjuro de este libro se perciben expresiones de

dolor, pero las más de las veces se aprecian momentos


de calma que provienen de la fe más absoluta. Dentro
Infancia remota
del poemario se abre paso como una espiga la certeza
de que el pasado tiene oídos, y recibe los pensamientos Cristian Poot
felices de quien lo recuerda, pero sobretodo, despunta
la convicción de que cada una de las plantas de maíz
que se han sacrificado, regresan a nuestra milpa.

Rodrigo Quijano

C ristian P oot
I nfancia
remota

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ley aplicable y ante la autoridad competente.
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INFANCIA REMOTA
CRISTIAN POOT

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EDICIONES O

Primera edición: 2019

© Texto: Cristian Poot


© Arte de portada: Juan Jesús Andrade
D.R. © 2019 de la presente edición
D.R. Cristian Poot

Libro financiado por el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales


y Comunitarias (PACMyC).

D. R. © Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual


fuere el medio, sin la autorización por escrito del autor.

Impreso y hecho en México.

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PRÓLOGO
CAMPOS INTERIORES

Dicen los ancianos de esta tierra que el hombre es de Maíz,


quizá porque inevitablemente, el ser humano se sacrifica
para el sustento de los suyos. El niño, tierno elote, aprende
de la luna el oficio de crecer, sólo para convertirse en padre,
y alimentar la tierra con sus dientes. A su acecho, comales
y molinos aguardan el momento en el que sirvan para el
trabajo.

Lentamente se alejan los días en los que el cuerpo cabe en


la cuna de las hojas. La infancia, como acierta el título del
libro, se hace remota, pero la poesía está aquí para llevarnos
al punto donde podemos volver a recorrer el sak bej de la
vida. Como un J-men, Cristian invoca con su canto al Señor
del Tiempo. Como hijo del Maíz, su palabra se vuelve
ofrenda, Sakab para las almas afligidas por la edad adulta.

No es que el poeta regrese mazorcas a la vieja milpa, pero


sí que aplique un bálsamo literario sobre las heridas de los
tallos desprendidos ―medicina tradicional, como diría
Cristian. Es así como le habla a los frutos dispersos, las
cabezas de maíz que han parado en Cancún o Chetumal,
recordándoles el campo de donde proceden, siendo
alimento para la debilidad del cuerpo.

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Es cierto que se perciben expresiones de dolor en el
conjuro, pero las más de las veces se aprecian momentos
de calma que provienen de la fe más absoluta. Dentro del
libro se abre paso como una espiga la certeza de que el
pasado tiene oídos, y recibe los pensamientos felices de
quien lo recuerda, pero sobre todo, despunta la convicción
de que cada una de las plantas de maíz que se han
sacrificado regresan a nuestra milpa, como en
aquella remota infancia.

Rodrigo Quijano

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A mi padre, Marcelino Peña,
cuya sonrisa habita por siempre
en el semblante de mi madre
y en el de mis hermanos

A Mario Meza,
el señor abuelo

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un hombre mira hoy la inmensidad
y lejos de la orilla del abismo
recuerda, sin querer, aquel ayer

JUAN DOMINGO ARGÜELLES

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I
PARVULARIO

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Añoro a veces mi camisa con tirantes,
mi pantalón corto,
mi resortera, mis canicas
para golpear al espantajo

RAMÓN IVÁN SUÁREZ CAAMAL

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EPIFANÍA TEMPRANA

Tras el cansancio de recorrer la milpa,


inclinado en una sarteneja,
miro de reojo los árboles de fuego
y me pregunto si el sollozo de las nubes
acaso logra apaciguar
su fulgurante ardor.

¿Podré saciar mi sed


si me bebo toda el agua de la lluvia?,
me pregunto,
mientras miro sorprendido
el cielo que se rompe
a través del jaltun.

Yo observo en él
reflejado mi semblante:
por primera vez me reconozco.

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MEDICINA TRADICIONAL
Para Roberto Mercado

Para la fiebre,
ungüento de hojas en la frente.

Para la templanza,
fragancias de flores y canela.

Para la inocencia,
párvulos rostros en la arena.

Para la memoria,
la palabra que galopa.

Y para la vida,
la oración, la plegaria, el canto.

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PAISAJE INTERIOR

Cierro los ojos.


La lluvia me ofrece
húmedos astros.

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INDICIOS DE MAR
A la laguna de Bacalar

¿Es esto el mar


que miro azul, feroz,
junto al mangle?

¿Su rugir también habita en la laguna?

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MIEDO

Escucho un rugir de bestias


dentro de la caracola.
¿Padre,
estás seguro que es el mar?

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ABEJAS
Para Claudia Dayamanti

He atrapado en un contenedor
un par de abejas,
¿polinizarán las flores de mis sueños?

Si a este par
las libero encima del cabello de mi madre,
¿florecerán oníricos girasoles?

Si las libero dentro del solar


¿haremos fantásticas joyas
con las flores blancas del orégano?

Empezaré liberándolas dentro de la casa.

Siempre quise apreciar


el aroma de las flores
del fogón de mi madre.

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INFANCIA REMOTA
Para los niños de mi colonia

Los niños arrojan piedras a su infancia,


pero no consiguen sepultar la miseria.
Su antigua casa resiste los embates
y son los recuerdos
quienes
uno
a
uno
caen
como escombros.

Los niños saben


que es invulnerable el bahareque,
y exhaustos, reposan en la grava.

Tras el descanso,
los recuerdos malheridos se incorporan:
cada niño es una residencia llena de fantasmas.

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SÚPLICAS PARA QUEDARSE EN
CASA DE LA ABUELA

A Fernandita

Mamá, papá,
desde mi refugio
para que los monstruos no me vean,
les pregunto:
¿qué debo hacer
para quedarme en casa de la abuela?
Me terminé la cena, me comí toda la sopa.
Mientras patinaba
procuré menos dolor en mis caídas.
Para quedarme en casa de la abuela,
prometo ya no distraerme con canciones,
historias de terror o de piratas.
Prometo:
ya no correr,
ya no saltar,
ya no gritar,
ya no reír,
prometo…

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ELEGÍA A MI VIEJO RELOJ

Libre de engranajes
mi cuerpo luce más liviano
desde que las horas
ya no se concentran
en mi pulso.

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II
DÍAS POSTREROS

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Debí ser otro,
otra manera de morir desde la infancia

JAVIER ESPAÑA

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BOTÁNICA
Para mi madre

Las manos de mi madre


están llenas de lodo,
han construido un edén
con las cubetas viejas.
Por mi parte, he sembrado
en las mismas cubetas
sin que ella se entere
memorias de la infancia:
“casetes de corridos,
cuadernos de dibujo,
jamás florecerán”,
me digo, al aspirar
el vaho de la ruda.

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FOTOGRAFÍAS
Para Michelle Peña

Miro en mis fotografías.


No existe otra certeza
que lo vivido ayer:

la niña que yo fui


aguarda en el aliento

de una alegre melodía,


en medio del desastre.

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ATISBOS DE UNO MISMO
Para Alejandro Peñarrieta

Cuando tengo miedo


recito el padre nuestro de memoria
y basta con cerrar los ojos
para que la calma vuelva a mí.

En jornadas posteriores
emprendo la búsqueda de dios en los hierbajos
y en las cosas simples de la vida.

Uno de esos días me observo en el espejo


y encuentro una risotada.

No sé bien si terminó la búsqueda.

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TRAZOS
A José Armando Jiménez

Invento trazos
sobre la superficie del tedio.

Trazo con la vista una mirada,


la clorofila de los mares se desborda.

Señalo con mi mano izquierda una dirección,


arrecifes coralinos se yerguen en la selva.

La rutina de lo cotidiano
desluce el cuadro de mis días,

pero yo lucho en cada trazo


y cada trazo contiene lo imposible.

Entre líneas y trazos se dibujan mis jornadas.


Y llegada la hora de marcharme,

los seres que habitan el mural de los chicleros


me dicen, con sus gestos, adiós.

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CONTEMPLACIÓN

Frente a las ceibas y los ciricotes


en que me miro contemplar el día
varias veces vi nacer el mar
esta mañana.

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III
EXPIACIÓN

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Estamos condenados
a dejar el jardín:
delante de nosotros
está el mundo

OCTAVIO PAZ

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OMNIPRESENCIA

Dentro de un palo de lluvia


miro descender
semillas y cristales,
del espejo desprenderse
la hojarasca del tiempo,
consumirse los días
al lado de una ventana.

Soy testigo de las horas,


de su fatal transcurso,
de la prematura muerte
de oficinistas desdichados,
del enorme odio
estallando en la bahía.

Soy testigo
de la lluvia transparente
que no miro ni oigo caer;

de mi voz que aguarda


en algún sitio
–quizás el mar
o la muerte.

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CREDO

Busco a Dios
como mi padre lo llevaba en los bolsillos.
Creo en su existencia
como en la luz que brilla para uno con más
[ímpetu
en medio del naufragio interior.
Creo en la sonrisa infinita de mi padre.
En la mirada inocente de los niños que sonríen
[en un triciclo oxidado.
En la infancia perpetua:
el único deseo.

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EXPIACIÓN
Para don Benito García

I.
La vela encendida alumbra el camino de los
vivos hacia el umbral de la muerte. En mí
descansa una mariposa mientras en el cuarto
todos respiran mi partida. Como un martillo
golpea mi conciencia la imagen de mi figura
yerta y sé que en silencio todos se despiden,
pero en mi cuerpo yo no quiero abrir los ojos
ni decir adiós
ni pronunciar palabras.

II.
Abrir los ojos no es precisamente caer en cuenta
de las cosas. Abrir los ojos muchas veces
significa despertar. Otras, significa Nada.
Pero yo quiero despertar con la palabra.
Nombro cada uno de los elementos del
[mundo,
abro los ojos donde todo es oscuro:
los elementos aparecen.

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Prólogo 5

I. PARVULARIO
Epifanía temprana 16
Medicina tradicional 17
Paisaje interior 18
Indicios de mar 19
Miedo 20
Abejas 21
Infancia remota 22
Súplicas para quedarse en casa de la abuela 23
Elegía a mi viejo reloj 24

II. DÍAS POSTREROS


Botánica 30
Fotografías 31
Atisbos de uno mismo 32
Trazos 33
Contemplación 34

III. EXPIACIÓN
Omnipresencia 40
Credo 41
Expiación 42

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Cristian Poot. Poeta. Nació en Felipe Carrillo
Puerto, Quintana Roo, el 12 de noviembre de
1992. Autor del poemario “Nostalgia de
pájaros”, 2015. Cuenta con textos publicados
en la antología “Contramarea: breve antología
de poesía joven de Quintana Roo”, 2018. En
2015 obtuvo los siguientes logros: mención
honorífica del Premio Nacional de Cuento
Breve del Tecnológico Nacional de México;
becario del encuentro peninsular de escritores
Festival Cultural Interfaz del ISSSTE, “Los
Signos en Rotación”; y mención honorífica del
Premio Estatal de la Juventud de Quintana
Roo, categoría Expresiones Artísticas y Artes
Populares. Actualmente, es becario del
Programa de Estímulos a la Creación y
Desarrollo Artístico de Quintana Roo
(PECDA).

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INFANCIA REMOTA
de Cristian Poot
se terminó de imprimir en
Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, México,
en el mes de febrero de 2019
y consta de un tiraje de 1000 ejemplares.
Impreso en México/Printed in México.

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