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Desde fines del siglo xx, la globalización ha impactado en el movimiento obrero argentino, impulsando la
actividad sindical internacional, en organizaciones sindicales regionales y globales.
Índice
Luchas laborales anteriores al sindicalismo
Del primer sindicato a la primera central
Contexto económico (1850-1930)
Primeras organizaciones (1850-1887)
La mujer dentro del movimiento obrero
Trabajo Infantil
El 90: un año clave [53]
Los primeros y fallidos intentos de crear una central sindical: 1891-1900
De la primera central a la primera democracia
FORA y UGT-CORA (1901-1909)
El Derecho del Trabajo
La masacre del 1º de mayo de 1909
Decadencia del anarquismo
Democracia, negociación colectiva y masacres obreras
Dos FORAs: hegemonía del sindicalismo revolucionario
Voto secreto, democracia y sindicalismo
Crecimiento del movimiento sindical
La Revolución rusa y la corriente sindical comunista
Escándalo en la creación de la OIT
Masacres obreras
Semana trágica
Patagonia rebelde
La Forestal
Masacre de Napalpí
Crisis sindical y nuevo sindicalismo: Unión Ferroviaria, USA y COA
De 1930 a 1943
Contexto: un nuevo modelo
Aparece la CGT
Sindicalismo unitario, nacionalismo y obra social
CGT, uniones y federaciones
Nacionalismo
Las obras sociales
El «sábado inglés» y la ley 11729
El 1 de mayo de 1936
Reaparición de la USA y CGTs N.º 1 y N.º 2
El Peronismo 1943-1955
Los sindicatos llegan al poder (1943-1945)
Antiperonismo primero, peronismo después
El 17 de octubre
Campaña y elecciones
El movimiento sindical y el gobierno peronista (1946-1955)
Primera presidencia de Perón
La Constitución de 1949
Huelgas durante el primer peronismo
Candidatura a vicepresidenta de Eva Perón
Atentado terrorista en acto de la CGT en 1953
Bombardeo de Plaza de Mayo
Resistencia, proscripciones y dictaduras (1955-1983)
La autodenominada "Revolución Libertadora"
Ocupación de los sindicatos por los "comandos civiles"
Intervención militar de los sindicatos
El papel del delegado
Frustrado Congreso de Normalización de la CGT de 1957
Programa de La Falda
Plan CONINTES de Frondizi
El vandorismo
Triunfo electoral de Framini
Programa de Huerta Grande
Recuperación de la CGT y gobierno de Illia
Los asesinatos de Mussy, Méndez y Retamar
Perón vs. Vandor: división de las 62 Organizaciones
Revolución Argentina (1966-1973)
Tercer peronismo (1973-1976)
Última dictadura cívico-militar (1976-1983)
Terrorismo de Estado y «reorganización» social
Resistencia sindical
Guerra de Malvinas
Desbande de la dictadura
La reconquista de la democracia
1983-1989 (Alfonsín)
Tres centrales (1989-2001)
Marco sociopolítico
Menemismo y división de la CGT
CGT (San Martín) y CGT (Azopardo)
La acción sindical y la protesta social durante el menemismo
Actualidad
Movimiento obrero argentino y Mercosur
Notas
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Diversos investigadores sostienen que los indígenas, gauchos y afroargentinos que poblaban el país fueron
objeto de sendos genocidios.18 Los gauchos y sus luchas generaron la literatura gauchesca, un excepcional
caso de "poesía social de una clase desheredada",19 con obras como El gaucho Martín Fierro y Juan
Moreira, que constituyen verdaderos manifiestos de denuncia de la injusticia social, que han persistido en la
memoria popular.20
Tanto el anarquismo como el peronismo tomarían el Martín Fierro como ejemplo de la tradición de lucha
del pueblo argentino.3 Uno de sus más destacados exponentes, Alberto Ghiraldo, creó la revista Martín
Fierro -distribuida junto al periódico anarquista La Protesta, integrando "cierta cultura gauchesca a la
visión propia del anarquismo: la rebeldía del gaucho en contra de los símbolos del poder opresor".3 Juan
Domingo Perón por su parte decía:
Martín Fierro es el símbolo de la hora presente. José Hernández cantó las necesidades del
pueblo que vive adherido a la tierra
(…) Nosotros, criollos, profundamente criollos, no
tenemos otra aspiración que la del Martín Fierro.
Juan Domingo Perón, 194421
Desde una postura antiperonista Jorge Luis Borges reconocía que Martín Fierro «sería, si viviera en el
contexto del peronismo, otro peronista más».22 Por su contenido social el historiador Eduardo Astesano
sostiene que el Martín Fierro es el primer manifiesto revolucionario del movimiento obrero argentino.2
Luego de las guerras civiles (1820-1868) y tras una etapa de organización del Estado (1853-1880),
Argentina terminó de definir un modelo económico agroexportador dominado por los grandes estancieros y
el capital inglés, como proveedor de lana para la industria textil y alimentos (carne y cereales) para los
obreros industriales de Gran Bretaña, que por entonces se había constituido en la primera potencia global,
luego de vencer a China en las Guerras del Opio,23 e imponer un esquema de división internacional del
trabajo que reservó a Europa la producción industrial y asignó al resto del mundo un papel periférico de
proveedor de materias primas.24 La economía agroexportadora argentina creció de la mano de la
expansión mundial del Imperio Británico.25
Desde la segunda mitad del siglo XIX se formó un amplio mercado de trabajo asalariado para sostener la
producción de bienes y servicios que exigía el modelo agroexportador hacia Inglaterra, principalmente la
producción agro-ganadera en la región pampeana, los ferrocarriles, frigoríficos, el puerto de Buenos Aires,
el transporte marítimo, los bancos y las casas de comercio. Más de seis millones de trabajadores inmigrantes
mayoritariamente varones, provenientes en primer lugar de Italia y en segundo lugar de España, ingresaron
a la Argentina entre 1870 y 1930. En el curso de unas pocas décadas el país multiplicó por cuatro su
población, que pasó de 1,8 millones en 1869 a 7,9 millones en 1914. La población argentina, que
representaba el 0,12% de la población mundial en el siglo XIX, pasó a representar el 0,57% de la
humanidad en el siglo XX. Buenos Aires pasó de ser "la gran aldea" de la década de 1870 a ser una de las
ciudades más grandes del mundo, nexo entre la Argentina y el Imperio Británico, mientras que el censo de
1914 registraba que por primera vez la población urbana (52,7%) superaba a la población rural.26
Las grandes transformaciones económicas y laborales sucedidas en Argentina desde la segunda mitad del
siglo XIX, abrieron también nuevas brechas y discriminaciones al interior de la población trabajadora. En
primer lugar se produjo una fuerte masculinización del mundo del trabajo asalariado, ubicando al trabajo
femenino en una posición subordinada, mayoritariamente limitado a la crianza de los niños y las tareas
hogareñas, desvalorizado hasta el punto de no ser considerado como trabajo, estereotipado con la frase
clásica "mi mujer no trabaja".27 28
En segundo lugar se produjo una fuerte discriminación étnica entre
trabajadores de origen inmigrante y trabajadores "criollos" (más adelante llamados "cabecitas negras"). Ya
en 1897 el sindicalista socialista Adrián Patroni decía que "el más explotado es el hijo del país, el
criollo".29
El primer paso en la organización del trabajo en la Argentina fue la creación de sociedades de socorros
mutuos o mutualidades. A partir de 1850 la comunidad afroargentina y las diversas comunidades de
inmigrantes que ingresaban al país, fundaron sociedades de socorros mutuos para socorrerse solidariamente
frente a desgracias como la enfermedad y la muerte.
En algunos casos las mutuales fueron organizadas según la comunidad
de pertenencia de sus miembros (Hospital Italiano, Hospital Alemán,
Centro Gallego, etc.), pero en otros casos fueron organizadas por
oficios (tipógrafos, zapateros, sastres), dando así origen a asociaciones
civiles de trabajadores con un interés en común. En 1857 se crea en
Buenos Aires la primera organización obrera del país, la Sociedad
Tipográfica Bonaerense. Otras mutuales por oficio creadas en esos
años fueron la Sociedad San Crispín de zapateros y la Sociedad de
Socorros Mutuos de Sastres.
En 1873 se produjo la primera crisis económica mundial del nuevo sistema capitalista en formación, que se
extendió hasta el fin de la década y amenazó la posibilidad de que el Estado argentino pudiera pagar los
intereses de su deuda externa. Ante esa posibilidad, el 1 de mayo de 1876 el presidente Avellaneda hizo un
famoso discurso de apertura de las sesiones del Congreso Nacional en el que anunciaba la prioridad del
pago de la deuda externa, aunque ello significara condenar al "hambre y la sed" a la totalidad del pueblo
argentino. Avellaneda graficaba con su discurso la crueldad y el grado de violencia que podía alcanzar el
conflicto social:
Hay dos millones de argentinos que econonomizarían hasta sobre su hambre y sobre su sed,
para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública en los
mercados extranjeros.
Nicolás Avellaneda, 187633 34
Para entonces los sectores patronales habían creado sus propias organizaciones gremiales: los estancieros la
Sociedad Rural Argentina en 1866 y los industriales el Club Industrial en 1875, renombrado en la década
siguiente como Unión Industrial Argentina. Los estancieros en particular, se habían fortalecido con la
victoria en la larga guerra contra el gaucho y se preparaban para financiar "la guerra contra el indio" (1878-
1885), por medio de la cual el Ejército Argentino aniquilaría a los pueblos indígenas que habitaban la
pampa y la Patagonia, confiscando 10 millones de hectáreas (un territorio casi igual a Bélgica, Holanda y
Dinamarca juntas) que fueron entregadas a 344 estancieros, a un promedio de 31.000 hectáreas por
estanciero. Semejante poder se traduciría en el control completo del poder político por parte de los
estancieros y el capital inglés, sobre todo a partir de 1880, con la instauración de un régimen oligárquico
conocido como roquismo, de partido virtualmente único y sostenido en el fraude que permitía el voto
cantado, que se mantendría en el poder hasta 1916.
En esas condiciones se crea el primer sindicato argentino y estalla la primera huelga organizada
sindicalmente (la historia registra numerosas huelgas anteriores protagonizadas por trabajadores de
saladeros entrerrianos,35 trabajadoras domésticas, aguateros, etc.). La decisión del gobierno y los sectores
patronales de transferir los costos de la crisis económica a la población trabajadora, hizo evidente las
limitaciones de las sociedades de socorro mutuo, debido a que ya no era uno que otro trabajador o
trabajadora quienes sufrían una tragedia puntual, sino que la rebaja de salarios y la desocupación afectaba a
todos. Apareció la necesidad colectiva de resistir creando, organizaciones que llevaron -precisamente- el
nombre de "sociedades de resistencia" o "sindicatos".
El primer sindicato argentino apareció en el seno de la que también había sido la primera organización
obrera argentina, la Sociedad Tipográfica Bonaerense. En 1877, un grupo de miembros de la mutual
decidió crear un sindicato, con el fin de negociar salarios y condiciones de trabajo con los dueños de los
periódicos de Buenos Aires. Tomó el nombre de Unión Tipográfica (antecesora directa de la actual
Federación Gráfica Bonaerense).36 Al año siguiente (1879) la Unión Tipográfica declara la primera huelga
sindicalmente organizada, contra la reducción de salarios. La huelga sorprendió a las empresas periodísticas
que intentaron romperla mediante amenazas de despidos en masa y trayendo tipógrafos desde Montevideo,
intento este último que fracasó por la solidaridad de la sociedad tipográfica montevideana con los
huelguistas argentinos. Finalmente los diarios fueron aceptando las peticiones obreras: aumento de salarios,
reducción de la jornada a 12 horas y exclusión de los niños menores de doce años. Sin embargo, al poco
tiempo varios de los principales periódicos despidieron masivamente a los tipógrafos huelguistas,
reimplantando las viejas condiciones de trabajo y causando la desaparición del sindicato.37
A partir de entonces comienzan a organizarse sindicatos por oficios (empleados de comercio, albañiles,
yeseros, panaderos, cocheros, sastres, etc.) En la década de 1880 se crean 19 sindicatos en Buenos Aires,
todos ellos de alcance local, con la única excepción de La Fraternidad de Maquinistas y Fogoneros de
Locomotoras (1887), un sindicato estratégico por su capacidad de paralizar el transporte ferroviario, que
aún continúa existiendo en la actualidad.38
La historiografía clásica sobre el movimiento obrero argentina (Marota, Oddone, Abad de Santillán, Íscaro,
Godio) prácticamente no registra la participación femenina en las luchas sindicales. Desde los años 1980,
surgieron varias investigadoras (Barrancos,39 40 Lobato,41 etc.) que comenzaron a revelar la amplia
actuación femenina en el sindicalismo argentino, así como las características especiales del trabajo realizado
por mujeres (crianza, "amas de casa", trabajo a domicilio, docencia, etc.) y los mecanismos de
discriminación de género en el mundo del trabajo (invisibilización, desvalorización, acoso sexual, brecha
salarial, doble jornada familiar-laboral, etc.).42 43
41
44
Entre 1895 y 1914 la cantidad de mujeres empleadas en la industria fue de 15,7% y 14,5%
respectivamente, predominando claramente en las industrias textil y de indumentaria -donde superaban la
mitad-, en las industrias cigarrera y frigorífica, y en oficios puntuales como los servicios telefónicos y venta
en las casas de comercio.45 También predominaban en el trabajo en casas particulares o la docencia, y en
modalidades precarias como el trabajo a domicilio.42
La mujer estuvo presente en el movimiento sindical desde sus mismos inicios. Las fotografías históricas
revelan su presencia en las manifestaciones, las asambleas, los actos, los comités de huelga, los periódicos
obreros e incluso en las comisiones directivas de los sindicatos. Algunos sindicatos fueron exclusivamente
femeninos.46 También hubo publicaciones obreras exclusivamente femeninas, como La Voz de la Mujer
(1896-1899), dirigido por la anarcosindicalista Virginia Bolten, que tenía el lema de “Ni dios, ni patrón, ni
marido”.47
En la década de 1880 se destacaron dos huelgas organizadas
por mujeres. En 1881 las maestras puntanas lideradas por
Enriqueta Lucero de Lallemant realizaron una huelga por falta
de pago durante ocho meses de sus salarios en el la Escuela
Graduada y Superior de la provincia de San Luis, que
constituye una de las primeras huelgas docentes del mundo:48
La prohibición del trabajo infantil tiene una genealogía precisa que Bandera de No Trabajo Infantil
culmina en 1907, con la sanción de la Ley 5.29151 o Ley Palacios,
que tiene varios antecedentes:
1890: Petición del Comité Internacional Obrero a la Cámara de Diputados para que se
incluyera la abolición del trabajo nocturno de la mujer y de los obreros menores de 18 años.
1902: Proyecto de Gabriela Laperriere (1866–1897), profesora normal, inspectora municipal
y una de las fundadoras de la UGT (Unión General de Trabajadores). La ley se basó sobre
este texto.
La Ley Palacios prohibió el empleo de menores de 14 años, que no supieran leer ni escribir. Socialistas y
anarquistas se opusieron a la existencia del trabajo infantil con argumentos diferentes. El socialismo pugnó
por la escolarización del niño obrero, mientras que el anarquismo propuso un niño como sujeto político con
derecho a no ser sujetado ni por el Estado ni por sus padres. Asimismo, esta legislación exigió un
certificado médico de aptitud física, limitó la jornada de 6 horas para los varones menores de 16 años y
mujeres menores de 18, y prohibió la enseñanza manual a menores de 12 años en orfanatos o instituciones
de beneficencia.
La aplicación de esta ley se concentraba en la Capital Federal únicamente. Por ende, no se tenía en cuenta a
los niños menores de 14 años de las zonas rurales.
Con posterioridad a la sanción de la ley,Carolina Muzzilli, inspectora del DNT y militante del feminismo
socialista, denunció por medio de sus escritos sobre el menor obrero, que el trabajo infantil no había
decrecido.
El trabajo infantil fue el tema central de la agenda feminista socialista hasta 1930.52
1890 fue un año clave para la historia argentina porque ese mismo año, con diferencia de meses, se produjo
la primera acción conjunta del sindicalismo que fue la celebración del Día Internacional de los Trabajadores
-primera vez en el mundo- y la Revolución del Parque, que dio inicio a la lucha por elecciones libres y
democráticas. La lucha sindical y la lucha política se mantuvieron considerablemente separadas hasta la
década de 1940, en parte porque una gran cantidad de trabajadores eran inmigrantes y no tenían derecho a
votar y en parte porque el anarquismo -y luego el sindicalismo revolucionario-, rechazaban la acción
política, mientras que el socialismo jamás llegó a constituir una fuerza política capaz de ganar una elección
presidencial.54
A partir de 1888 se había desatado una nueva crisis económica. Los salarios bajaron abruptamente y la
desocupación creció. En esos tres años se declararon 36 huelgas, el triple de todas las producidas los siete
años anteriores. La aparición de gran cantidad de sindicatos de oficio y la multiplicación de las huelgas
llevó rápidamente a los primeros intentos de coordinación inter-sindical y ello implicaba acuerdos entre
socialistas y anarquistas. El 3 de diciembre de 1888 se realizó la primera reunión de este tipo. En ella
participaron el famoso anarco-comunista italiano Errico Malatesta y Zacarías Rabassa por los anarquistas, y
Joseph Winiger y August Kühn, por los socialistas.55
Simultáneamente en 1889 se fundó en París la Segunda Internacional. El movimiento obrero argentino, que
ya había alcanzado un cierto nivel de organización con decenas de sindicatos y varios agrupaciones
socialistas, estableció contacto a través del Club Vorwärts con el poderoso Partido Socialdemócrata alemán
y logró que el destacado dirigente socialista Wilhelm Liebknecht representara a la Argentina en el congreso
internacional. Una de las decisiones más audaces del congreso de París fue convocar a una movilización
simultánea en todo el mundo cada 1 de mayo.55
Siguiendo el mandato de la Segunda Internacional, el club socialista alemán Vorwärts, convocó en Buenos
Aires a una reunión intersindical para organizar el acto del 1.º de mayo de 1890, convocando también a los
anarquistas. Se formó entonces un Comité Internacional Obrero para organizar el acto y difundir el
manifiesto fundador de la Segunda Internacional, siendo elegido presidente el socialista alemán Joseph
Winiger, pero los anarquistas se retiraron y decidieron concurrir al acto con sus propias consignas.55
El 1 de mayo de 1890 se realizó el acto en Buenos Aires (en el Prado Español), Rosario, Bahía Blanca y
Chivilcoy, bajo la bandera de las "ocho horas de trabajo".55 El manifiesto aprobado en Buenos Aires
expresaba:
El pueblo trabajador de la Argentina, levanta por primera vez su potente voz compuesta de
millares de desheredados, en demanda de la protección legislativa al trabajo y a los obreros...
Unámonos al fin, levantemos en masa nuestra voz... Esta petición debe ser el primer paso
eficaz en la unión de nuestras fuerzas.55
El mitin obrero consideró que era necesario organizar una Federación Obrera de la que dependiera un
periódico sindical, y aprobó un Petitorio de 12 puntos al Congreso Nacional, que firmaron 7.422 obreros,
solicitando la sanción de una lista de "leyes protectoras de la clase obrera". Allí se encuentran sintetizadas
las bases de lo que luego será el Derecho del Trabajo, también denominado derecho laboral, derecho
obrero, o nuevo derecho de los trabajadores. La postura antiestatista de los anarquistas rechazaba toda
legislación laboral y no apoyaron el petitorio.55
1. Jornada de 8 horas
2. Prohibición del trabajo de los menores de 14 años
3. Abolición del trabajo nocturno, con excepción de las industrias que no lo permitan
4. Prohibición del trabajo para la mujer cuya naturaleza afecte su salud
5. Abolición del trabajo nocturno para mujeres y menores de 18
6. Descanso no interrumpido para todos los trabajadores de 36 horas semanales
7. Prohibición de trabajos y sistemas de fabricación perjudiciales para la salud
8. Prohibición del trabajo a destajo o por subasta
9. Inspección de los talleres y fábricas por delegados remunerados por el Estado
10. Inspección sanitaria de las habitaciones, vigilancia sobre la fabricación y venta de bebidas
y alimentos, castigando a los falsificadores
11. Seguro obligatorio para los obreros contra los accidentes a cargo exclusivo de los
empresarios y el Estado
12. Creación de tribunales integrados por obreros y patronos, para la solución pronta y gratuita
de los diferendos entre unos y otros.55
El Congreso Nacional nunca considerará el Petitorio del 1.º de Mayo, y habrá que esperar a que el
socialista Alfredo Palacios sea elegido diputado en 1904 para que las leyes obreras comiencen a ser
consideradas en el Parlamento.
Dos meses después, el 29 de junio de 1890, se crea la Federación de Trabajadores de la Región Argentina,
primera central obrera de América Latina, con representantes de Buenos Aires, Rosario, Santa Fe,
Mendoza y Chascomús. Su órgano oficial será el periódico El Obrero que dirigía el socialista Germán Avé
Lallemant. La constitución de esta central y la movilización del 1.º de Mayo, colocaron al movimiento
obrero argentino a la altura de los más importantes del mundo.
El auge del movimiento obrero coincide la sangrienta y fallida Revolución del Parque -en la que el
movimiento obrero no participa-, organizada por la Unión Cívica, una heterogénea alianza que comenzaba
a exigir reformas políticas democráticas. De este movimiento emergerá al año siguiente la Unión Cívica
Radical.
La primera central obrera no pudo sostenerse y dos años después ya no existía. Otros tres intentos de
establecer una central se realizaron durante la década de 1890, pero tampoco prosperaron. Un manifiesto
del intento de 1894 daba cuenta del valor que aquellos primeros organizadores del movimiento obrero, le
asignaban a la unidad de los trabajadores:
En 1894 Juan B. Justo fundó el periódico socialista La Vanguardia y dos años después lideró la fundación
del Partido Socialista. En 1897 el obrero carpintero catalán Gregorio Inglán Lafarga fundó La Protesta
Humana, periódico anarquista de gran importancia en el movimiento obrero.
En los últimos tres años del siglo no se realizó ninguna huelga, afectado el movimiento sindical por el
aumento de la desocupación, que generó incluso un movimiento de desocupados.59 Simultáneamente los
empleadores fortalecieron sus organizaciones patronales, creando cámaras sectoriales con el fin de combatir
los sindicatos y crear listas negras para reprimir las huelgas. Un reglamento de la Unión de Fabricantes de
Fideos disponía por entonces:
6. Ninguna de las fábricas asociadas, admitirá reclamación que venga por la sociedad de
obreros o por imposiciones en masa de sus operarios y solo atenderá reclamos hechos
individualmente.
En 1902 fue sancionada la Ley Cané o ley 4.144 de Residencia que permitió y habilitó al gobierno a
expulsar a inmigrantes sin juicio previo. La ley fue utilizada por sucesivos gobiernos argentinos para
reprimir la organización sindical de los trabajadores, expulsando principalmente anarquistas y socialistas.
Surgió a partir de un pedido formulado por la Unión Industrial Argentina al Poder Ejecutivo Nacional en
1899, a raíz del cual el senador Miguel Cané presentó ante el Congreso de la Nación el proyecto de
expulsión de extranjeros. La Ley de Residencia se insertó dentro de una serie de medidas represivas
promovidas por los sectores terratenientes e industriales entonces en el gobierno en la figura del Partido
Autonomista Nacional y llevadas a cabo por medio del Estado contra anarquistas, socialistas y activistas
obreros en general. Las mismas incluyeron el estado de sitio, allanamiento de locales de la Federación
Obrera Regional Argentina y del Partido Socialista, incautamiento de periódicos obreros como La
Vanguardia y La Protesta, represión de huelgas y manifestaciones mediante arrestos, deportaciones y hasta
el asesinato de activistas.
Pero el salto dado por el movimiento sindical al organizarse en centrales también desencadenó un nivel de
violencia en la represión que antes no estaba presente. Ya en octubre de 1901 se produjo la muerte del
obrero Cosme Budislavich en Rosario (llamada "la Barcelona argentina" por la gran influencia anarquista),
primer mártir del movimiento obrero argentino. Al año siguiente el ministro Miguel Cané -célebre autor de
Juvenilia- logró que el Congreso aprobara su proyecto para reprimir el sindicalismo que autorizaba al Poder
Ejecutivo a expulsar del país a inmigrantes sin juicio. La ley tomó el número 4144 y fue conocida Ley de
Residencia o Ley Cané. El tango "Al pie de la santa cruz", cantado por Carlos Gardel, refleja el odio
popular contra una de las herramientas represivas más duraderas y más cuestionadas de la historia
argentina:
Declaran la huelga,
es mucho el trabajo
y poco el jornal;
y en ese entrevero
de lucha sangrienta,
se venga de un hombre
la Ley Patronal.
"Al pie de la santa cruz" de Enrique Delfino/Mario Battistella
La represión del movimiento obrero se intensificó: los locales sindicales se allanaban cotidianamente, miles
de dirigentes fueron expulsados del país, mientras los asesinatos se multiplicaban. El 1 de mayo de 1904 la
policía baleó la manifestación de la FORA matando al marinero Juan Ocampo y causando la reacción
armada de los militantes anarquistas.63 A fin de año una nueva represión en Rosario contra la Sociedad de
Dependientes de Comercio causa la muerte del joven Jesús Pereyra de 19 años, desencadenando una
huelga general que también fue reprimida causando nuevos muertos.64 Otra masacre se produjo el 21 de
mayo de 1905 en la Plaza Lavalle de Buenos Aires, en el primer acto organizado por ambas centrales -con
presencia multitudinaria-65 que dejó un saldo de dos manifestantes muertos y decenas de heridos.66 El 23
de julio de 1907 la Subprefectura Marítima atacó una asamblea de remachadores en Ingeniero White,
matando a seis trabajadores, incluyendo un niño de doce años.67
A pesar de la división FORA-UGT, la unidad sindical será una preocupación permanente del movimiento
obrero argentino, sobre todo a partir de la conformación de la corriente sindicalista revolucionaria en 1905.
Todos los congresos sindicales registran en el primer lugar de los temarios el problema de la unidad. Los
hechos mismos ponían en evidencia la importancia de la unidad de las centrales. De las 14 huelgas
generales que declararon ambas centrales entre 1900 y 1914, solo tuvieron éxito las cuatro que fueron
declaradas conjuntamente, en 1904, 1907, 1909 y 1910.54
En 1907 fracasó el primer intento de unificar las centrales obreras debido a la intransigencia de la mayoría
de los sindicatos anarquistas. En esa oportunidad el destacado anarquista italiano Luigi Fabbri escribió un
artículo en el periódico La Vita Operaia de Ancona, criticando duramente la postura "sectaria" del
anarquismo argentino:
En septiembre de 1909 un segundo congreso de unificación tampoco lograría su objetivo, pero en este
último, la UGT socialista se disuelve y se forma la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA). La
CORA marca la organización formal en Argentina de una tercera corriente sindical: el sindicalismo
revolucionario. El sindicalismo revolucionario había aparecido en Francia en el seno de la Confederación
General del Trabajo con el fin de evitar tanto la violencia que solía caracterizar las acciones del anarquismo
(que por entonces también empezó a incluir el terrorismo), como de los compromisos políticos que exigía el
Partido Socialista. En Argentina el sindicalismo revolucionario había surgido en 1905 como línea interna
del socialismo y se caracterizó por darle máxima importancia a la unidad sindical, proponiendo una acción
estrictamente sindical. A mediados de la segunda década del siglo XX se convertiría en la corriente
mayoritaria del movimiento obrero argentino, bajo el liderazgo de Sebastián Marotta -autor de uno de los
libros clásicos de historia del movimiento obrero argentino-, y se mantendría como una de las mayoritarias -
junto al socialismo- hasta que de sus propias filas se organizara el Partido Laborista en 1945, para impulsar
la candidatura de Juan Domingo Perón.
Mientras tanto en esta década, varios sindicatos iniciaron
procesos de unificación a nivel nacional. En 1902 se
constituyeron cuatro federaciones nacionales: la Federación
Nacional de Obreros Portuarios, la Federación de Obreros
Albañiles, la Federación de Obreros Rurales y la Federación
del Rodado.61 Estas federaciones nacionales buscaban
superar la debilidad de la acción dispersa en sindicatos locales
y anticiparon una de las dos modalidades principales que
tomaría la organización sindical en la Argentina: la federación,
como modalidad diferenciada de la unión, tal como aparecería
Comisión de huelga de la Sociedad de
dos décadas después a partir del modelo de la Unión
Cigarreros y Cigarreras de Buenos Aires,
Ferroviaria fundada en 1922.
1904. Al fondo puede observarse un
retrato de Karl Marx.
Entre las acciones obreras llevadas adelante principalmente por mujeres se destaca la huelga de inquilinos
de 1907, también conocida como "la rebelión de las escobas" que se extendió entre agosto y noviembre de
ese año. Se trató de un enorme movimiento contra el aumento desmedido de los alquileres, las pésimas
condiciones de los conventillos y los abusos de los caseros, durante el cual los inquilinos se declararon en
huelga y tomaron la decisión de no pagar. Participaron más de 140 000 personas en 2400 conventillos de
Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca. En dichas ciudades la represión por parte de la Policía, bomberos y
otras fuerzas comenzó al mismo tiempo que los desalojos. La huelga no obtuvo su objetivo pero llamó la
atención sobre las pésimas condiciones de vivienda. Uno de los momentos culminantes de la protesta fue la
Marcha de las Escobas, liderada por mujeres y niños, bajo el lema de "barramos a los caseros".69 70 En
relación a la problemática de la vivienda obrera y el consumo popular, el Partido Socialista había creado en
1905 la cooperativa El Hogar Obrero, que se mantendría durante décadas hasta su quiebra en la década de
1990, como consecuencia de uno de los ajustes realizado por el gobierno.
Pese a la represión, los últimos años de la primera década del siglo registraron un gran aumento de la
cantidad de huelgas, bajo la hegemonía anarcosindicalista, que combinaba la potencialidad insurreccional
de las huelgas con actos de terrorismo, como el fallido atentado contra la vida del presidente Quintana
realizado por Salvador Planas.71 Si en el cuatrienio 1901-1904 hubo 168 huelgas, en el cuatrienio 1907-
1910 hubo 785.72 De aquella etapa queda como testimonio la denominación que el sindicato de panaderos
-dominado por los anarquistas- le dio a las facturas, durante el curso de la huelga de 1902: "cañoncitos",
"bombas de crema", "vigilantes" y "bolas de fraile/suspiros de monja".73
El Derecho del Trabajo
Simultáneamente con la acción parlamentaria del Partido Socialista algunos sectores del roquismo,
preocupados por la modernización del régimen, impulsan investigaciones, proyectos e instituciones
relacionadas con los derechos de los trabajadores. Entre estas iniciativas se destacan el Informe sobre el
estado de las clases obreras argentinas (1904) realizado por el socialista Juan Bialet Massé, por encargo
del ministro Joaquín V. González, que dio lugar a la elaboración de un proyecto de Código de Trabajo, y la
creación del Departamento Nacional del Trabajo en 1907, organismo a cargo del cual será designado Perón
en 1943 y que luego será convertido primero en Secretaría y luego en Ministerio de Trabajo y Previsión.
La aparición del Derecho del Trabajo daría lugar a una problemática a la que el sindicalismo argentino
prestaría mucha atención: la aplicación efectiva de las leyes laborales. Desde 1905 y sobre todo desde 1916
-con la llegada del primer gobierno democrático-, socialistas y radicales lograron sancionar una
considerable cantidad de leyes laborales, pero su aplicación efectiva fue muy escasa.[cita requerida] Años
después el histórico dirigente sindical municipal socialista Francisco Pérez Leirós denunciaba la falta de
aplicación crónica de las leyes laborales:
Se ha revelado en la práctica que las leyes son completamente ineficaces cuando no hay un
poder encargado de hacerlas cumplir y de vigilar ese cumplimiento con energía y lealtad...
¿Cómo van a tener esos trabajadores un criterio favorable a las medidas legislativas que
cuando se sancionan no se cumplen?
Francisco Pérez Leirós75
La cuestión puso en juego un aspecto tan o más importante que la ley misma, relacionado con los
mecanismos necesarios para hacerla cumplir: policía del trabajo, el rol y el nivel jerárquico de la repartición
pública encargada de atender las demandas del trabajo y la previsión social, la justicia laboral, la autonomía
académica del Derecho del Trabajo, y el papel de los sindicatos en el control de las obligaciones
patronales.76 77 La crónica falta de cumplimiento de las leyes laborales se vio potenciada por una cultura
empresarial que consideró que "la legislación laboral constituía una intrusión de los organismos
estatales".78
La masacre del 1º de mayo de 1909
En respuesta a la masacre, la FORA y la UGT, con el apoyo del PS, llaman a la huelga general por tiempo
indeterminado, que tuvo una adhesión total por parte de los trabajadores. Buenos Aires y varias ciudades
quedaron completamente paralizadas durante una semana.
El 4 de mayo se realiza el entierro de los muertos con una movilización de 300 000 personas, reprimidas
nuevamente con un saldo de otro muerto más y decenas de heridos. En el cementerio hablaron las tres
corrientes: el anarquista Juan Bianchi (FORA), el diputado socialista Alfredo Palacios (PS) y el sindicalista
revolucionario Luis Lotito (UGT).
El día 8 de mayo la huelga sigue y el gobierno acepta negociar con el Comité de Huelga (FORA, UGT y
PS), llegándose al siguiente acuerdo: abolición del Código Municipal de Penalidades, libertad de todos los
presos por causa de huelgas, reapertura de los locales obreros. Por primera vez en la historia de las huelgas
generales un gobierno pactaba con los obreros.
Los asesinatos no fueron investigados y Ramón Falcón fue felicitado por el presidente José Figueroa
Alcorta, en un acto del que también participaron los ejecutivos de la Bolsa de Comercio.79
El año 1910 fue el año del Centenario de la Revolución del 25 de mayo de 1810 y la élite argentina había
decidido aprovechar la oportunidad de las fastuosas celebraciones, con presencia de gobernantes y
personalidades de todo el mundo, para acallar las protestas sociales y políticas crecientes contra el régimen
oligárquico y fraudulento.83
Pero el movimiento sindical había decidido hacer sentir su presencia declarando ambas centrales (FORA y
CORA) la huelga general para el 18 de mayo, apenas cinco días antes del momento culminante de los
festejos oficiales. El gobierno respondió declarando el estado de sitio, encarcelando a miles de militantes,
clausurando los periódicos y locales sindicales y permitiendo que fuerzas parapoliciales de asalto, lideradas
por diputados conservadores como Pedro Luro, quemaran los talleres de La Vanguardia, La Prensa y La
Batalla. La represión obligó a las centrales a levantar la huelga el 21 de mayo, pero los festejos se vieron
seriamente afectados y tuvieron que realizarse bajo el estado de sitio.84
El golpe al movimiento sindical fue violento: había presentado una batalla frontal solo y sin
aliados, pues tanto el Partido Socialista como la Unión Cívica Radical no le prestaron apoyo.
El estado de sitio fue levantado en octubre, pero las organizaciones sindicales estaban
desmanteladas. Especialmente la F.O.R.A., que recién se recuperará para mediados de la
segunda década, pero ahora, bajo la hegemonía sindicalista. Como reconoce Diego Abad de
Santillán: “Aquí culmina un capítulo inolvidable de la historia del anarquismo en Argentina”.
Julio Godio85
Sin embargo la unidad sindical duró pocos días ya que al mes siguientes 21 sindicatos decidieron
desconocer el 9º Congreso y organizarse como central aparte, siguiendo los estatutos aprobados en el 5º
Congreso, que establecía la adhesión de la central al anarquismo.88 Desde entonces la central que reunía a
sindicalistas revolucionarios (mayoría), socialistas y a partir de 1918 también comunistas, será conocida con
el nombre de FORA del IX Congreso, mientras que la central anarquista sería conocida como FORA del V
Congreso o FORA Quintista.
La FORA del 9º Congreso contaba en sus filas con dos poderosas federaciones nacionales recién creadas
en dos ramas estratégicas para el modelo agroexportador: la Federación Obrera Marítima (FOM) fundada
en 1910 y la Federación Obrera Ferrocarrilera (FOF) fundada en 1912.89
El voto secreto y obligatorio para varones tuvo una gran importancia tanto para aumentar la cantidad de
votantes (en las once elecciones presidenciales entre 1853 y 1910 el promedio de participación electoral fue
del 1,7% de la población total)90 como para liberar el voto de los trabajadores, en particular de los
trabajadores rurales que por entonces aún superaban la mitad de la población, cautivo hasta allí de la
voluntad de los estancieros. Desde puntos de vista opuestos, el estanciero y diputado conservador Carlos
Rodríguez Larreta y el escritor radical Ricardo Rojas, coinciden en señalar la relación entre el sistema de
voto y el sistema de relaciones laborales:
Si mi peón hubiera tenido la misma acción que yo para resolver los problemas económicos
internacionales, o políticos del país, habríamos estado viviendo bajo un régimen absurdo. No
ha sido así, gracias a Dios, porque yo he dirigido a mi peón. Pero el voto secreto lo
independiza, al privarlo de una influencia saludable y legítima... Y lo malo es que, a menudo
no tenemos un solo peón sino varios, y que algunos tienen muchos.
Carlos Rodríguez Larreta91
El odio a la ley Sáenz Peña proviene de que ya no se puede arriar votantes como acémilas...
En los valles de Humahuaca, se canta, por ejemplo, que recuerdo ahora:
En el cuarto oscuro,
vidalitá
no manda el patrón,
cada ciudadano,
vidalitá,
tiene su opinión.
Claro es que esto no les gusta a ciertos patrones; pero el pueblo sabe, sin embargo, cuál es
camino.
Ricardo Rojas92
Debido a la ley de voto secreto y obligatorio los resultados electorales modificaron completamente el signo
que habían tenido los últimos 60 años. Eso se haría evidente en las relaciones laborales y el movimiento
sindical.
Crecimiento del movimiento sindical
De la mano de las libertades democráticas y la política tolerante del gobierno frente a los sindicatos y las
huelgas,94 el sindicalismo se expandió en forma exponencial durante el primer gobierno de Yrigoyen.98
Mientras que al finalizar 1915 la FORA tenía 51 sindicatos con 20 000 cotizantes anuales, en diciembre de
1920 el número había subido a 734 sindicatos, y los cotizantes a 700 000 por año.98
Crecimiento de la FORA IX
1915-1920
Año Sindicatos Cotizantes anuales99
1915 51 20 521
1916 70 39 504
1917 199 143 928
1918 350 421 182
1919 530 488 549
1920 734 700 000
Fuente: Palacios (1960:226-227).98
En diciembre de 1919 la FORA contaba con 118 200
miembros, la mitad de los cuales cotizaba mensualmente y la
otra mitad lo hacía al menos una vez al año.100
En el poder y la extensión geográfica que adquirió la FORA y con ella el sindicalismo en Argentina, hay
que señalar el papel jugado por las federaciones sindicales marítima (FOM) y ferroviaria (FOF), que
utilizaban los barcos y los trenes como herramienta de difusión sindical y organización de los trabajadores
de las distintas regiones del país.
En Argentina el Partido Socialista sufrió una fractura de la que emergerá en enero de 1918 el Partido
Socialista Internacional, que luego cambiará su nombre a Partido Comunista de la Argentina. En el
sindicalismo, la corriente comunista se hará fuerte en la década de 1930 sobre todo en varios sindicatos
industriales (carne, textil, vestido, construcción), sin llegar nunca a ser mayoritaria.106
El gobierno de Yrigoyen, en lugar de convocar a la FORA que era indudablemente la central obrera más
representativa del país, decide unilateralmente encargar al sindicato ferroviario La Fraternidad, la
representación del movimiento sindical argentino en la conferencia de creación de la OIT. La Fraternidad
era un sindicato autónomo de la FORA, con mejores relaciones con el gobierno radical y eligió a Américo
Baliño para esa responsabilidad, quien tuvo una buena participación en la Conferencia. El hecho generó un
escándalo internacional, porque Léon Jouhaux, en nombre de la Federación Sindical Internacional
cuestionó la falta de representatividad de La Fraternidad, y el delegado obrero argentino estuvo a punto de
quedar fuera de la Conferencia. Finalmente, el delegado argentino fue aceptado gracias al voto de los
gobiernos y empleadores, pero con el voto en contra de prácticamente todos los delegados obreros.107 En
el futuro el gobierno argentino consultará previamente con la FORA antes de designar al delegado obrero a
la Conferencia anual de la OIT.
Masacres obreras
Durante los gobiernos radicales se produjeron las mayores matanzas obreras de la historia argentina. Miles
de obreros resultaron asesinados, fusilados, torturados y desaparecidos en varias jornadas represivas. El
radicalismo combinó una novedosa política de mediación para promover la negociación colectiva entre
empleadores y sindicatos para resolver los conflictos laborales, con una política represiva, que incluyó
asesinatos masivos y la actuación de organizaciones parapoliciales terroristas de extrema derecha como la
Liga Patriótica Argentina, liderada por el dirigente radical Manuel Carlés y la Asociación Nacional del
Trabajo.108 109
110
111
112
113
Semana trágica
En diciembre de 1918 había empezado una huelga en la fábrica metalúrgica Vasena, ubicada en el barrio de
San Cristóbal en Buenos Aires. El gobierno tomó intervención y propuso un acuerdo que reunía la mayor
parte de los reclamos obreros, pero la empresa se mostró extremadamente intransigente y apostó a desgastar
a los huelguistas. Sin embargo la huelga se extendió apoyada en la solidaridad del barrio. Durante todo un
mes la tensión fue creciendo, con enfrentamientos, intentos de asesinato de los delegados y varios
heridos.114
El sindicato metalúrgico pertenecía a la FORA anarquista,
frontalmente opuesta al “democratismo” y el diálogo social
yrigoyenista, a la espera de un estallido social que derrumbara
al capitalismo. El gobierno negociaría durante el conflicto con
la FORA IX, de tendencia sindicalista revolucionaria y
cercana al gobierno, pero esta central mayoritaria no tenía
afiliados en Vasena.115 Cañones en la esquina del Congreso,
durante la Semana Trágica de enero de
El 7 de enero de 1919 un grupo de rompehuelgas, custodiado 1919.
por más de cien policías, se enfrentó con el piquete huelguista
que bloqueaban la entrada a la fábrica, y la policía
desencadenó un pandemónium, descargando más de dos mil balas en dos horas, que dejó cinco personas
muertas y más de 40 heridas. Tres de los muertos estaban en sus casas. El parte policial informaba que solo
cuatro policías habían resultado heridos: un teniente con “herida punzante”, un cadete con “contusión en
dedo del pie”, un agente con “mordisco en el dedo meñique” y otro agente con “contusión en la
frente”.116
Ante la masacre, la FORA del V Congreso declaró la huelga general a la que adhirieron sindicatos de
ambas centrales y la ciudad quedó paralizada.117 El 9 de enero decenas de miles de personas se reunieron
para enterrar a sus muertos en el Cementerio de la Chacarita. El cortejo fue atacado varias veces en el
camino y al llegar al cementerio la policía disparó a mansalva sobre la multitud, matando a 50 personas e
hiriendo a cuatrocientas. La indignación por la matanza produjo una insurrección popular que expulsó a la
policía de los barrios obreros.118
Esa misma noche Yrigoyen ordenó al Ejército recuperar el control de la ciudad, bajo el mando del general
Luis Dellepiane, un militar incondicional de Yrigoyen que había participado en la Revolución radical de
1905.119 Durante tres días Buenos Aires sería zona liberada para la acción homicida del Ejército, la policía
y grupos de civiles armados y "guardias cívicas radicales",120 que unos días después se organizarían bajo
el nombre de Liga Patriótica Argentina.121 Fueron arrasados los barrios obreros, incluyendo el barrio judío
del Once, donde las fuerzas represivas produjeron el único pogrom (matanza de judíos) que se haya
realizado en el continente americano, convocando a “cazar rusos”. En medio de la masacre apareció la frase
“yo, argentino”, utilizada como salvoconducto para salvar la vida.122 El saldo fue de unos 800 muertos
nunca identificados: ancianos, mujeres, niños, hombres. Hubo también decenas de desaparecidos, miles de
heridos, y más de 50 000 detenidos.123 Fueron quemadas viviendas obreras, sinagogas, locales sindicales
y partidarios, periódicos, bibliotecas populares y judías, cooperativas. El gobierno detuvo y torturó a miles
de ciudadanos, como el inmigrante judío Pinie Wald al que acusó falsamente de ser el líder de una
revolución judeo-comunista y facilitó a los grupos parapoliciales las comisarías donde establecieron sus
bases operativas. Una vez liberado Pinie Wald relató las torturas y ultrajes sufridos en el libro Koschmar
(Pesadilla), escrito en idish y traducida al español recién en 1987.124 125
Los dos FORAs fueron incapaces de operar en algún sentido para frenar la matanza. La FORA anarquista
porque se oponía a todo contacto con el gobierno o los diputados y simplemente se limitó a promover la
insurrección, y la FORA IX porque se mostró dubitativa y sin control de los sindicatos ni influencia sobre
los huelguistas.
La responsabilidad de Yrigoyen ha tratado de ser explicada o atenuada por la historiografía radical. Hay
consenso entre los estudiosos en considerar que Yrigoyen fue superado por los sectores más duros y
criminales que actuaban dentro y fuera del radicalismo. Pero también hay consenso en considerar que
Yrigoyen se encontraba al mando de las fuerzas represivas y que fue responsable tanto por las decisiones
que tomó, como por las que no tomó, entre ellas el encubrimiento de los hechos y la impunidad de los
asesinos.108 110
Un historiador radical como Gabriel del Mazo le atribuye responsabilidad a "la oligarquía
política y plutocrática en acecho, cuya aspiración enderezó a derribar el gobierno constitucional mediante
una operación militar y so pretexto de restablecer el orden alterado".126 Otro historiador radical, como
Félix Luna afirma genéricamente que "Yrigoyen se vio obligado a tomar medidas enérgicas para garantizar
la tranquilidad de la población".127 Luego de la masacre, el gobierno felicitó públicamente a las tropas que
ejecutaron la represión y la alta sociedad organizó una colecta para premiarlos con dinero.
A casi cien años de la masacre, las víctimas siguen sin ser oficialmente recordadas. En 1972 Julio Godio
escribió un libro titulado La semana trágica, recuperando el hecho para la memoria colectiva.108 Más
recientemente un documental de Herman Szwarcbart, Un pogrom en Buenos Aires (2007), registró
testimonios del grado de barbarie, odio de clase y racismo de aquella acción.128 La fábrica Vasena fue
demolida en 1940 y allí se creó un espacio al que se le puso el nombre de Plaza Martín Fierro.129
Patagonia rebelde
La huelga era conducida principalmente desde la Sociedad Obreros en huelga durante la Patagonia
Obrera de Río Gallegos, creada en 1918. Su secretario general rebelde.
era Antonio "el Gallego" Soto, un anarquista español que
pertenecía a la FORA anarquista (FORA V). Con la extensión
del conflicto, se sumaron a la huelga otras sociedades obreras
instaladas en las demás ciudades santacruceñas. Tres corrientes
sindicales (anarquistas, socialistas y sindicalistas
revolucionarios) entraron en conflicto entre sí, pero la
preeminencia la tuvieron los anarquistas de la FORA V. El
conflicto estuvo plagado de hechos violentos, desde golpizas,
torturas y asesinatos de sindicalistas por parte de la policía y el
grupo parapolicial Liga Patriótica Argentina, hasta la toma de
estancias y de rehenes por parte de los huelguistas.130 131
132
Inmediatamente después de que se retiraran las tropas, los Monumento a José Font (Facón Grande),
estancieros desconocieron el acuerdo y tomaron represalias uno de los líderes de las huelgas
utilizando a los grupos parapoliciales. En octubre se inicia una patagónicas, levantado en el lugar en que
nueva ola de tomas de estancias, pueblos y fue fusilado por las fuerzas del gobierno.
rehenes.130 131
132
En noviembre Yrigoyen volvió a mandar al coronel Varela al mando de 200 soldados, esta vez con la orden
de “pacificar” la Patagonia otorgándole el bando de pena de muerte para aplicar a los huelguistas por
subversión. Entre el 11 de noviembre de 1921 y el 10 de enero de 1922 el Ejército procedería a detener y
fusilar a cientos de huelguistas, que Osvaldo Bayer estima llegaron a 1500. Los cadáveres fueron
quemados y enterrados sin marcas. El gobierno de Yrigoyen nunca dio una lista de las personas ejecutadas
ni realizó ningún informe de las operaciones.130 131
132
Los fusilamientos de la Patagonia fueron intencionalmente olvidados, a excepción de un libro del radical
yrigoyenista José María Borrero, titulado La Patagonia trágica, que pasó desapercibido. Cincuenta años
después de las matanzas, Osvaldo Bayer publicó La Patagonia Rebelde, que a su vez sirvió de libro para la
película del mismo nombre, dirigida por Héctor Olivera con Luis Brandoni, Federico Luppi y Pepe Soriano
representando a los líderes sindicales de la huelga. Estrenada en 1974 fue inmediatamente censurada hasta
1984.
Recién en 2014, noventa y tres años después, el Estado argentino inició la búsqueda de los restos de los
trabajadores fusilados en la Patagonia, para darles adecuada sepultura y rendirles memoria. El 26 de enero
de 2015 se encontraron los primeros restos en la estancia La Anita, propiedad de la familia Braun, donde se
produjo una de las mayores matanzas.133
La Forestal
Entre 1919 los trabajadores y trabajadoras de la empresa inglesa La Forestal, productora de quebracho y
tanino en el norte de la provincia de Santa Fe construyeron una sólida organización sindical afiliada a la
FORA del 9º Congreso y declararon una huelga general que finalizó con la firma de un avanzado convenio
colectivo.109
En los dos años siguientes la empresa incumplió el convenio y logró que el gobierno radical de Santa Fe
creara una fuerza policial financiada por la empresa para cuidar sus intereses, denominada Gendarmería
Volante. Simultáneamente la organización parapolicial Liga Patriótica Argentina se instaló en la zona, en
tanto que el movimiento sindical se dividía en luchas intestinas entre las FORAs noventista y quintista.109
En esas condiciones en diciembre de 1920 La Forestal inició un lock out prolongado, cerrando sus fábricas
y despidiendo a miles de trabajadores, exponiendo a la inanición a varias poblaciones (Villa Guillermina,
La Gallareta, Villa Ana, Tartagal, etc.). El 29 de enero de 1921 se produjo un estallido social generalizado
en la región, con decenas de enfrentamientos armados en los pueblos y bosques durante tres meses. El
estallido fue salvajemente reprimido por la Gendarmería Volante y el grupo parapolicial Legión Patriótica,
causando el asesinato de unos 600 obreros y obreras, torturas, violaciones y quema de viviendas. Recién en
noviembre de 1922 La Forestal reabrió sus fábricas. Para entonces el Sindicato del Tanino y todo asomo de
organización sindical en los trabajadores y trabajadoras del quebracho había desaparecido.109
Tres décadas después, con los quebrachales talados, La Forestal cerraría definitivamente sus plantas en
Argentina, causando el mayor desastre social y ecológico que una empresa haya podido generar en la
historia argentina.
Esta masacre que había sido difundida por la película Quebracho (1974), de Ricardo Wüllicher, ha sido
recientemente estudiada en detalle por Alejandro Jalinski en el libro Revuelta obrera y masacre en La
Forestal: sindicalismo y violencia empresaria en tiempos de Yrigoyen.109
Masacre de Napalpí
El Territorio Nacional del Chaco se perfilaba como el primer productor nacional de algodón, Alvear
nombra como gobernador del Territorio Nacional del Chaco al estanciero algodonero y político radical
Fernando Centeno
La Reducción Aborigen de Napalpí era un obraje donde los indígenas eran obligados a trabajar en
condiciones de semiesclavitud. -En julio de 1924, los indígenas qom y mocoví se declararon en huelga.
Denunciaban los maltratos y la explotación de los terratenientes. Y planeaban marchar a los ingenios
azucareros de Salta y Jujuy. Pero el gobernador Fernando Centeno les prohibió abandonar Chaco y, ante la
persistencia indígena, ordenó la represión.134
En 1924 se produjo una gran protesta laboral de indígenas tobas y mocovíes en la localidad de Napalpí, en
el entonces territorio nacional del Chaco, por las condiciones indignas de la producción algodonera. La
protesta fue reprimida por la policía, asesinando a unas 200 personas. Esto aconteció durante la presidencia
de Marcelo T. de Alvear, pero como en los demás casos no se abrió una investigación ni se dio a conocer
una lista de damnificados.
El impacto de las masacres obreras con miles de trabajadores y trabajadoras muertas, llevó a una crisis del
sindicalismo en la década de 1920, tal como venía desarrollándose en las décadas anteriores. La democracia
instalada con el voto secreto y obligatorio, había abierto las puertas a un sindicalismo de masas orientado a
la negociación colectiva, muy diferente del sindicalismo militante semiclandestino que se había desarrollado
durante el régimen oligárquico.135 136
En la década de 1920 aparece un nuevo tipo de organización sindical: la unión sindical por rama de ámbito
nacional. En 1922 se creó la primera unión, la Unión Ferroviaria (UF), que sirvió de modelo para otros
importantes sindicatos argentinos: en 1924 la Asociación Bancaria, en 1925 la Asociación de Trabajadores
del Estado (ATE) y en 1928 se reorganiza la Unión Tranviarios siguiendo el mismo modelo centralista.138
La unión por rama nacional se diferenció de la federación nacional por rama, por establecer una
organización de primer grado más centralizada y mejor financiada, y menos sujeta también a las fracturas y
divisiones de una federación de sindicatos (segundo grado).139 La unión nacional no reemplazó a las
federaciones y confederaciones nacionales de rama y ambas formas convivieron y siguen conviviendo en el
sindicalismo argentino. De hecho a comienzos de la década de 1930 se crearía la Confederación de
Empleados de Comercio, que se convertiría junto a la UF en una de las organizaciones sindicales más
poderosas de las siguientes décadas. Ambas formas (la unión y la federación nacionales) fueron
predominando sobre el sindicato por oficios -modalidad que se volvió minoritaria-, y desplazaron
completamente al sindicato por empresa que nunca tuvo un desarrollo importante.139
La nueva organización sindical centralizada y vertical, especialmente la unión por rama nacional del que la
Unión Ferroviaria fue el modelo madre, se correspondía con la nueva organización empresarial verticalista
que generalizó la empresa estadounidense Ford Motor Company y que por eso recibió el nombre de
fordismo:
En 1922 fracasa un nuevo intento de unidad entre las dos centrales sindicales y poco después la FORA del
IX decide disolverse. Los sindicatos pertenecientes a la corriente sindicalista revolucionaria deciden
entonces formar una central que adhiera a esa ideología y crean la Unión Sindical Argentina (USA). La
USA se integraría a la CGT en 1930, reaparecería en 1935 y volvería a integrarse a la CGT en 1945. Su
estructura tendrá gran importancia en la conformación del Partido Laborista en 1945 que llevó como
candidato presidencial a Juan D. Perón, al punto que su primer presidente fue el último secretario general
de la USA, Luis Gay.141
La definición de la USA como central sindicalista revolucionaria llevó a que los sindicatos socialistas,
comunistas y autónomos abandonaran progresivamente la central.136 En 1926 varios de esos sindicatos,
liderados por la Unión Ferroviaria, crearon la Confederación Obrera Argentina (COA), que adoptó un
principio de organización de gran importancia, y que la hacía diferir totalmente de la FORA y de la USA:
la forma básica de la organización sindical debía ser la unión o federación por rama nacional. El
sindicalismo argentino comenzaba a preparar grandes estructuras sindicales capaces de negociar con las
grandes empresas, las organizaciones empresariales y el gobierno.
De 1930 a 1943
La crisis económica mundial de 1929, la era del petróleo, el ascenso de Estados Unidos como potencia
mundial y el golpe de estado cívico-militar de 1930 que derrocó al presidente constitucional Hipólito
Yrigoyen, abrieron la puerta a un cambio completo del modelo político-económico de Argentina, que
tendrá consecuencias profundas para el movimiento obrero y el sistema de relaciones laborales. Fue el
primero de una serie de golpes de estado que impedirían la consolidación de la democracia en Argentina
hasta 1983.
La dictadura provisional de Uriburu, surgida del golpe, se continuó con un régimen fraudulento conocido
como la Década infame (1930-1943), controlado por una alianza del conservadurismo con un sector del
radicalismo denominado Unión Cívica Radical Antipersonalista y un sector del socialismo denominado
Partido Socialista Independiente, que adoptó el nombre de la Concordancia. La Concordancia preservó la
actividad agro-ganadera dependiente de la exportación hacia el Reino Unido, mediante el Pacto Roca-
Runciman, que fue cuestionado por algunos sectores, en el área industrial aumentó el proteccionismo, lo
que produjo un nuevo esquema de sustitución de importaciones que generó un extenso sector industrial con
mayor utilización de mano de obra asalariada y estableció una mayor regulación de la actividad económica
por parte del Estado mediante agencias estatales (Banco Central, Junta Nacional de Granos, Junta Nacional
de Carnes, Corporación Argentina de Productores, etc. creadas al efecto). La Década infame finalizaría con
el derrocamiento del gobierno fraudulento de la Concordancia mediante el golpe de estado de 1943, en
cuyo curso surgiría el peronismo.
Aparece la CGT
Pocos días después del golpe militar, el 27 de septiembre de 1930 se
fundó la Confederación General del Trabajo (CGT). Sin embargo,
habría que esperar aún seis años más para que la misma se organizara
formalmente con su Congreso Constituyente desarrollado entre el 31
de marzo y el 2 de abril de 1936. Hasta entonces la CGT actuará
mediante sencillos mecanismos de articulación sindical.
La USA (sindicalista) y la COA (socialistas) aceptan la fusión, en tanto que la FORA (anarquista) la
rechaza. Por su parte los sindicalistas comunistas se oponen a los términos de la unidad sindical, y prefieren
orientarse a la creación de sindicatos y una central claramente alineada con el comunismo. Un sector del
socialismo (Pérez Leirós) también se opuso a la unidad, lo que llevará al retiro de La Fraternidad del
proceso de unidad. Pero la Unión Ferroviaria, liderada por socialistas cercanos a los sindicalistas, presionó
agresivamente y finalmente logró el consenso suficiente para crear una central pluralista, la CGT.
El golpe de estado militar del 6 de septiembre de 1930, la inmediata ilegalización de la FORA anarquista y
el comienzo de la represión al conjunto del movimiento obrero precipitaron la unidad. El 27 de septiembre
de 1930 se determinó el nombre de la organización, tomado de su homónima francesa de tendencia
sindicalista revolucionaria, y se elige a su primera conducción:
En ese momento la CGT representaba 124.500 miembros (la COA aportaba 90.000 y la USA 14.000;
poco después se suman los tranviarios con 10 000, telefónicos con 2.000 y ATE con 7.500), una cantidad
aproximadamente igual a la que ya había alcanzado la FORA IX una década atrás.
El hecho de que ninguno de los diez miembros de la primera Comisión Directiva de la CGT fuera mujer,
señala una fuerte tendencia de discriminación por género, significando incluso un retroceso antes centrales
anteriores como la FORA y la UGT que habían incluido mujeres en la conducción.144 Pocos años antes,
en el 2º Congreso de la USA de 1926, la delegada Berta Mateucci había denunciado que "los dirigentes de
la central no le prestaban la suficiente atención a las dificultades que tenían las mujeres" para participar en
la organización gremial.145 El fordismo, con su estructura vertical de poder y su tendencia extrema a
homogeneizar a las personas, agravó los mecanismos de exclusión patriarcal y heteronormativos.146 Las
luchas feministas ya en ese momento en marcha, y LGBT desde la década de 1960, comenzarían a abrir
camino a un sindicalismo más igualitario desde el punto de vista de género, pero para ello habrá que esperar
hasta el siglo XXI.
El investigador Oscar Cornblit destaca el nuevo sindicalismo de negociación que implicaba la creación de
la CGT:
La creación de la CGT es un acto de gran trascendencia en la vida política de Argentina, porque preparaba
las condiciones para que la clase obrera argentina dejara de ser un actor marginal del proceso histórico, para
convertirse en un protagonista decisivo.
Siguiendo la línea de renovación sindical insinuada en la década anterior, el sindicalismo argentino cambió
notablemente durante la década de 1930. Los aspectos más destacados de esa transformación fue la
generalización del sindicalismo unitario por rama nacional, un nuevo enfoque nacionalista y el desarrollo de
la obra social (salud y turismo social) por parte de los sindicatos.
La vocación por el unitarismo sindical (sindicatos únicos y central única) es una característica constante del
sindicalismo argentino desde los primeros intentos de coordinación en la década de 1890. Si bien las pujas
entre las corrientes sindicales (anarquista, socialista, sindicalista revolucionaria y comunista) llevó a la
división en dos y hasta tres centrales sindicales, la voluntad de establecer una central unitaria estuvo
siempre presente de manera explícita en todas ellas.
Por otra parte, solo excepcional y transitoriamente las diversas corrientes crearon sindicatos paralelos. La
regla fue que cada sindicato decidía a qué central deseaba pertenecer. De este modo, por ejemplo, no había
varios sindicatos ferroviarios paralelos, cada uno de ellos adscripto a una corriente sindical diferente, sino
uno solo que decidía por mayoría a qué central adherir. La unidad sindical se preservó estrictamente al nivel
de los sindicatos y federaciones de rama u oficio, donde las diferentes corrientes convivían.
La CGT fue el resultado de tres décadas de acercamientos, diálogos e intentos de las diversas corrientes
sindicales por alcanzar una central unitaria. En la misma confluyeron en 1930 las corrientes sindicalista
revolucionaria, socialista y comunista. La corriente anarquista se negó a integrar la CGT, pero su notable
retroceso a partir de 1930, hizo de la CGT una central virtualmente única. Ello no impidió que
esporádicamente, la CGT se dividiera (CGTs 1 y 2 en los '40, CGT de los Argentinos en los '60, CGTs
Azopardo y Brasil en los '80, CGTs Oficial y Disidente en los '90) e incluso se formaran otras centrales
(USA entre 1935-1945 y CTA desde 1995). Pese a ello y aún en los períodos de división, la CGT se
mantendrá en el centro del sistema sindical argentino.
La CGT promovió fuertemente la organización sindical nacional por rama de producción. De este modo se
modificó totalmente el panorama sindical. Los sindicatos aparecieron con un número menor y más
cohesionados, a diferencia de la gran cantidad de organizaciones dispersas que caracterizaba hasta entonces
al sindicalismo por oficio y por especialidad que era la base de la FORA. El número absoluto de sindicatos
existentes disminuyó, pero se verificó un aumento de la potencia de la clase trabajadora como conjunto.
El caso del sindicato de la construcción es útil para comprender el proceso. Los trabajadores de la
construcción crearon un sindicato único en esa década uniendo a catorce sindicatos que antes estaban
separados: pintores, albañiles, yeseros, parqueteros, marmolistas, escultores, modeladores, carpinteros,
aserradores, colocadores de mosaicos, colocadores de vidrios, electricistas, calefaccionistas y picapedreros.
Al estar organizados por rama industrial y no por oficio, el sindicato adquirió un poder estructural que antes
no tenía.148 149
No solo porque con este tipo de organización el sindicato podía paralizar efectivamente la
producción mediante una huelga (un sindicato de oficio solo puede interrumpir las tareas de los trabajadores
de ese oficio, pero no todas las tareas), sino también porque le permitió conocer y controlar los
encadenamientos productivos y tecnológicos de cada sector.
El 70% de los sindicatos de la CGT estaban organizados por rama de industria o actividad.
Nacionalismo
El enfoque nacionalista también caracterizó al sindicalismo argentino de la década de 1930. En los actos
sindicales aparecieron las banderas argentinas y el himno nacional, acompañando e incluso reemplazando a
las banderas rojas y La Internacional.
Si usted consulta los periódicos sindicales de la época va a encontrar que la mayoría de los
sindicatos —y por cierto la CGT— izaban en sus plenarios la Bandera argentina junto a la roja
de los socialistas o a la negra de los anarquistas... En la década del 30, debido al problema del
fascismo y a la presencia de los capitales ingleses en la Argentina, de antecedentes como el
Tratado Roca—Runciman, aparece por otra parte la conciencia nacional. Para eliminar el
predominio británico en la industria del transporte ya entonces los obreros hacían
movimientos callejeros. Poco a poco los obreros estaban entrando en el terreno político,
abandonando la postura anterior de prescindencia.
Hiroshi Matsushita150
En el acto del 1 de mayo de 1936 la CGT cantó por primera vez el himno nacional, invitando a hablar a los
dirigentes políticos de los partidos populares: Arturo Frondizi por la UCR, Mario Bravo por el PS y
Lisandro de la Torre por el PDP. El pensamiento nacionalista que comenzó a desarrollar el sindicalismo, se
alimentaba también de una postura antiimperialista, muy crítica de los "monopolios extranjeros" y la
"oligarquía", reclamando la nacionalización de los servicios básicos y empresas estratégicas. Matsushita cita
como ejemplo del pensamiento nacionalista revolucionario que estaba desarrollando la CGT, la
convocatoria que realizaba en 1936 el dirigente ferroviario socialista Luis Girola, en el periódico de la
central:
Los historiadores Samuel Baily (1967) e Hiroshi Matsushita (1983) han estudiado detalladamente el
desarrollo dentro del sindicalismo argentino de una "conciencia nacional" y un "nacionalismo popular", a
partir del gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen y sobre todo en la década de 1930, como expresión
de una búsqueda del movimiento obrero de relacionarse con el Estado y llegar al poder político.152 153
El nacionalismo sindical argentino se correspondía con una tendencia nacionalista-antiimperialista más
amplia, que venía desarrollándose desde movimientos como la Reforma Universitaria de 1918, la visión de
América Latina como "Patria Grande" impulsada por socialistas como Manuel Ugarte, la crítica del
"coloniaje" que realizaba el grupo radical FORJA ("Somos una Argentina colonial, queremos ser una
Argentina libre"), las denuncias del demócrata progresista Lisandro de la Torre de las maniobras
monopólicas de los frigoríficos ingleses contra el interés nacional, o el nacionalismo yrigoyenista que
Moisés Lebensohn difundía entre la juventud radical,154 que anticipaban la teoría latinoamericana de la
dependencia -con su noción de centro y periferia en el orden mundial- que comenzaría a tomar forma desde
fines de la década de 1940.
La tercera característica de los años 1930 fue la franca orientación de muchos sindicatos hacia la prestación
a sus afiliados de servicios principalmente de salud y turismo social, conocidos en la jerga argentina como
"obra social". En 1935 el sindicato de obreros municipales de Buenos Aires (UOM), instaló una colonia de
vacaciones en las sierras de Córdoba, algo que también haría entre 1937 y 1943 la Asociación
Bancaria.155 Ese fue el paso inicial para que las sierras de Córdoba se convirtieran en las décadas
siguientes en el principal centro del turismo sindical.
La Unión Ferroviaria por su parte abrió salas de cine en todo el país, conocidos como cines Unión, y junto
con La Fraternidad acordó con el Estado la creación de un Hospital Ferroviario inaugurado en 1940 en la
ciudad de Buenos Aires, consultorios externos en Rosario vinculados por convenio con el Hospital Italiano
de esa ciudad para los casos de urgencia, y acuerdos con clínicas privadas para tratar los casos pulmonares
en Córdoba.156
La XX Asamblea de la Unión Ferroviaria llevada a cabo en 1943 daba cuenta de la importancia creciente
de la atención directa de la salud de los trabajadores en el modelo sindical argentino:
El gremio ferroviario tenía necesidad imperiosa de poseer un instituto propio para la atención
de la salud física de sus componentes y para la prevención de las enfermedades…
XX Asamblea de la Unión Ferroviaria, 1943156
La atención de la salud de los trabajadores en Argentina siguió un camino similar al que siguió la atención
de la vejez y el fallecimiento, por medio de las jubilaciones y pensiones. Ante la ausencia de un seguro de
salud universal, los colectivos mejor organizados (ferroviarios, estatales, bancarios) fueron obteniendo
sistemas cada vez más amplios de atención de la salud para sus afiliados. Con el tiempo esos sistemas
tomaron el nombre de obras sociales. El sistema de obras sociales, que se desarrollaría entre los años 1950
y 1970, había tenido sus primer antecedente durante el gobierno de Yrigoyen, cuando el gobierno acordó
con los gremios ferroviarios apoyar la acción mutualista creando en 1919 la Caja de Jubilaciones
ferroviarias (ley 10650) y en 1923 un fondo para viviendas llamado el Hogar Ferroviario (ley 11173).
[cita requerida]
Lo distintivo de esta norma es que establecía una retención de aportes de los asociados por
parte de las patronales ferroviarias para su derivación posterior al gremio, lo que transformó
sustancialmente la modalidad recaudadora de la primera etapa del sindicalismo, tan irregular
como deficiente en la percepción de las cotizaciones.156
Progresivamente los sindicatos argentinos fueron haciéndose cargo de atender la salud de los trabajadores y
sus familias, para resolver la insuficiencia del Estado, afectado por un sistema tributario en el que los
sectores altos y medios prácticamente no pagaban impuestos y a cambio, se hacían cargo de su salud
encomendándola a empresas privadas.157
El «sábado inglés» y la ley 11729
El éxito de haber obtenido la sanción de las leyes 11 640 y 11 729 promovió a Ángel Borlenghi al primer
plano del movimiento sindical argentino, y a dirigir la CGT. A partir de 1945 Borlenghi adherirá al
peronismo y será Ministro del Interior del gobierno de Perón, el segundo hombre en importancia hasta junio
de 1955.
El 1 de mayo de 1936
En marzo de 1936 se desarrolla finalmente el demorado Congreso Constituyente de la CGT, elaborando
sus estatutos definitivos. Allí se puntualizaron las fallas del sindicalismo argentino y su gravitación en el
desarrollo nacional. La declaración emitida en aquella ocasión preanuncia con claridad el papel que el
movimiento obrero argentino habría de desempeñar en los años siguientes:
La notable transformación que estaba produciendo el movimiento obrero argentino en la década del 30, se
hará evidente en la organización del Acto del 1 de mayo de 1936. En un gesto sin precedentes, la CGT
asume entonces la misión de unir alrededor suyo a los demás sectores populares, convocando a los partidos
socialista, radical, demócrata progresista y comunista, y al movimiento estudiantil, a compartir el acto y la
tribuna. El resultado fue una manifestación sin precedentes en la historia argentina, que convocó a más de
160.000 personas. En el acto hablaron José Domenech (CGT), el expresidente Marcelo T. de Alvear y
Arturo Frondizi por la UCR, Lisandro de la Torre por el Partido Demócrata Progresista, Mario Bravo y
Nicolás Repetto por el Partido Socialista, y Paulino González Alberdi por el Partido Comunista. Por
primera vez en un acto del 1 de mayo se entonó el himno nacional.
En su discurso frente a la multitud, el senador demócrata progresista Lisandro de la Torre, definía el sentido
del acto diciendo:
Por su parte, y como cierre del acto, el senador socialista Mario Bravo, dijo:
Como homenaje a la Nación entera y como explicación de la conjunción de fuerzas que aquí
se realiza, ha sido ejecutado el himno nacional, porque el movimiento que se inicia en la fecha
no puede tener otro destino que la defensa de la Nación, de sus intereses, sus riquezas y sus
principios hoy alterados. La unión solidaria de las fuerzas aquí presentes, la reunión de
hombres que han sido adversarios, es indispensable para impedir una nueva invasión inglesa.
Pero para esta empresa no basta reunirse en la plaza o levantar el puño: es necesario crear
fuerza, afianzar los sindicatos, crear los organismos de lucha eficientes.
Mario Bravo
[cita requerida]
La magnitud de la convocatoria política y social, estaba situando al movimiento obrero argentino, por
primera vez, como protagonista de la historia argentina. La llamada historia «chica» del sindicalismo había
crecido hasta mezclarse con la historia «grande» del país.
Según los datos de la Departamento Nacional del Trabajo la CGT —que en 1930 se había fundado con
sindicatos que afiliaban a 124 000 trabajadores—, reunía en 1936 sindicatos con 262 630 afiliados y en
1940 la cantidad de 311 076.160
Por entonces la composición de la clase trabajadora estaba cambiando aceleradamente. la Gran Depresión
de 1929 había limitado la corriente migratoria europea, de modo tal que una nueva corriente de migraciones
internas estaba transformando por completo, cuantitativa y culturalmente, a la clase obrera. En 1936 el
36 % de la población de la Ciudad de Buenos Aires era extranjera y solo un 12 % provenía el interior del
país (zonas rurales y pequeñas ciudades). Pero diez años después los extranjeros se habrían reducido al
26 % y los migrantes internos se habían duplicado alcanzando el 29 %.161
Entre 1896-1936 el promedio
anual de provincianos que llegaban a Buenos Aires era de 8000; ese promedio ascendió a 72 000 entre
1936-1943 y ascendería aún más entre 1943-1947, llegando a 117 000 personas por año.161
La propia clase obrera crecería cuantitativamente con la instalación de fábricas productoras de los bienes
que ya no se importaban. En 1941 la clase obrera industrial llegaría a 677 517 y en 1946 a 938 387
trabajadores.162 Las fábricas se concentraron principalmente en el área urbana de Buenos Aires.163
En 1935 se produjo un violento enfrentamiento entre las corrientes socialista y sindicalista revolucionaria
por el control del edificio en el que funcionaba la CGT. El hecho produjo la ruptura de la central,
denominándose primero según la calle en que cada grupo estaba ubicado: la CGT-Independencia reunió a
los socialistas y comunistas, y la CGT-Catamarca reunió a los sindicalistas revolucionarios.
Dos años después la CGT-Catamarca decidió refundar la Unión Sindical Argentina (USA), siendo sus
secretarios generales primero Fortunato Marinelli (1937-1939) y luego el telefónico Luis Gay (1939-1945).
En 1942 se realizó un nuevo congreso de la CGT, en el que se presentaron dos listas, una apoyando la
reelección de Domenech (Lista N.º 1) u otra apoyando la elección del socialista municipal Francisco Pérez
Leirós (Lista N.º 2), apoyado también por la corriente comunista. La elección fue ganada por la Lista N.º 1
por un solo voto, luego de que uno de los congresales cambiara su voto, razón por la cual la Lista N.º 2
desconoció la elección y se organizó de forma paralela. Ambas CGTs tomaron el nombre de las respectivas
listas: CGT N.º 1 (socialistas) y CGT N.º 2 (socialistas y comunistas). La CGT N.º 1 fue conducida por
José Domenech, como secretario general y la CGT N.º 2 por Francisco Pérez Leirós, primero y Ángel
Borlenghi, después. Entre 1943 y 1945 las tres centrales se fusionarían en la CGT.
El Peronismo 1943-1955
La emergencia de un movimiento de base sindical y obrera a partir de 1943 que tomaría el nombre de
peronismo, reconfiguró completamente el movimiento obrero argentino, sobre todo a partir del hecho
histórico de la llegada de los sindicatos al poder, algo que hasta ese momento había sucedido en muy pocos
países del mundo.164 165
El peronismo es un hecho histórico complejo, consecuencia directa de las características inusuales en las
que se ha desarrollado la Argentina,166 en el que se combinarán el sindicalismo anterior a 1943
(anarquistas, socialistas, sindicalistas revolucionarios y comunistas) impulsado por la gran ola de
inmigración ultramarina, las nuevas migraciones internas del siglo XX, el industrialismo (sustitución de
importaciones) desarrollado ampliamente a partir de 1930, el auge de las empresas estatales desarrolladas
desde la década de 1920, el "nacionalismo obrero" y el nacionalismo económico yrigoyenista, que venían
evolucionando desde la década de 1910, así como el humanismo cristiano y la doctrina social de la Iglesia
católica.152 153
El 4 de junio de 1943 militares nacionalistas que se oponían a un alineamiento con los países aliados en
beligerancia en la Segunda Guerra Mundial, dirigidos por el general Arturo Rawson, con participación de
civiles como el dirigente radical Ernesto Sammartino,167 desplazan por medio de un golpe de estado al
presidente Ramón S. Castillo, último presidente de la llamada "Década Infame" una línea de gobiernos
acusados de corruptos y que habían impuesto el llamado fraude patriótico desde el golpe militar de 1930.
Ello llevó a varios de los sindicatos que la integraban a volver a la CGT N.º 1 (secretario general José
Domenech). Poco después el gobierno sancionó una legislación muy represiva sobre sindicatos y acto
seguido hizo uso de esa ley para intervenir los poderosos sindicatos ferroviarios y corazón de la CGT, la
Unión Ferroviaria y La Fraternidad. En octubre una serie de huelgas fueron respondidas con el arresto de
decenas de dirigentes obreros. Pronto resultó evidente que el gobierno militar estaba integrado por
influyentes sectores anti-sindicales.173
Las primeras reuniones entre ese grupo de sindicalistas con Mercante y Perón se realizaron entre julio y
agosto. Los sindicalistas le propusieron a los militares hacerse cargo del Departamento Nacional de Trabajo
y elevarlo al nivel de Secretaría para llevar adelante una estricta política de inspecciones que garantizara el
cumplimiento de las leyes laborales vigentes, fortalecer la CGT, sancionar algunas de leyes laborales
inclusivas faltantes y promover la negociación colectiva.174
El 2 de noviembre de 1943 la alianza entre sindicalistas y militares
daba sus primeros frutos y lograba que el gobierno militar designara a
Perón como Director del Departamento de Trabajo, un organismo de
menor jerarquía política. Un mes después, 2 de diciembre de 1943,
consiguen elevar la jerarquía del organismo a secretaría de Estado, con
el nombre de Secretaría de Trabajo y Previsión (STYP).175 Una de
sus primeras medidas fue suspender el decreto fascista 2669/43 con el
que el ministro del Interior Gilbert pretendía controlar a los
sindicatos.176 Perón nombraró varios dirigentes sindicales para
conducir las principales áreas de la STP, algo que sucedía por primera
vez en la historia argentina. Entre ellos se destacó el abogado socialista
Juan Atilio Bramuglia, proveniente de la Unión Ferroviaria, que
asumió como Director del Departamento de Previsión Social, un
campo en el que dejó su impronta y en el que venía destacándose Con el peronismo los sindicatos
desde comienzos de la década de 1930.177 Bramuglia sería luego llegaron al poder. El abogado
interventor de la Provincia de Buenos Aires y Coordinador nacional socialista Juan Atilio Bramuglia
de los tres partidos políticos que sostendrían la candidatura el Perón en de la Unión Ferroviaria, fue el
las elecciones de 1946.177 Ya en el gobierno de Perón, Bramuglia primero de los dirigentes de
origen sindical en ocupar altos
sería designado Ministro de Relaciones Exteriores, cargo desde el cual
cargos en el Estado. Dejó su
cumpliría un papel decisivo en la elaboración de la doctrina de la
impronta en la fuerte política de
tercera posición peronista.177 Otros sindicalistas designados en cargos previsión social del peronismo y
estratégicos de la STP fueron Hugo Mercante (ferroviarios) -hermano
en la doctrina de la tercera
de Domingo Mercante-, Luis Monzalvo (ferroviarios) y José María posición, que desarrollara cuando
Freire (vidrio).176 fue Ministro de Relaciones
Exteriores, ya en la presidencia
Desde la Secretaría de Trabajo, Perón, con el apoyo de los sindicatos de Perón.
empieza a desarrollar gran parte del programa sindical histórico: se
crearon los tribunales de trabajo;178 se sancionó el Decreto 33.302/43
extendiendo la indemnización por despido a todos los trabajadores; más de dos millones de personas fueron
beneficiados con la jubilación; se sancionó el Estatuto del Peón de Campo y el Estatuto del Periodista
Profesional; se crea el Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios; se prohíben las agencias privadas
de colocaciones; se crean las Escuelas Técnicas dirigidas a obreros; en 1944 se firmaron 123 convenios
colectivos de trabajo que alcanzaban a más de 1.400.000 obreros y empleados y en 1945 otros 347 para
2.186.868 trabajadores.
En ese marco los sindicatos comenzaron un período de gran crecimiento, y lo que fue aún más decisivo,
comenzaron a afiliar masivamente a los "nuevos" trabajadores, los que estaban migrando masivamente a la
ciudad desde el interior del país, los llamados "morochos", "grasas" y "cabecitas negras" por las clases
medias y altas, y los propios trabajadores "viejos" descendientes de la inmigración europea.
Poco después, algunos sindicatos que se habían mantenido alejados, la CGT Nº1, la USA y los gremios
autónomos, comienzan a unificarse en torno de la Secretaría de Trabajo. El apoyo sindical a la acción de la
Secretaría de Trabajo se expresó durante una asamblea de trabajadores ferroviarios realizada en Rosario el 9
de diciembre de 1943, en la que el secretario general de la CGT el ferroviario socialista José Domenech
presentó a Perón como "el primer trabajador":179
El antiperonismo surgió antes y en cierta medida impulsó a su vez el surgimiento del peronismo. La alianza
entre sindicatos y el grupo de jóvenes militares encabezados por Perón generó inmediatamente una fuerte
oposición de los sectores conservadores políticos, económicos y militares, con apoyo de la embajada de
Estados Unidos (Braden) y generó una alta polarización de la población que se extendería durante décadas,
tomando también un fuerte sesgo racista-clasista. Muchas de las donominaciones despectivas, como
"negro", "negra", "cabecita negra", "descamisados", "grasas", fueron resignificadas por el peronismo como
símbolos de dignidad de la clase obrera 184 La ofensiva conservadora iniciada el 16 de junio de 1945 con
el Manifiesto del Comercio y la Industria en el que 321 organizaciones patronales, lideradas por la Bolsa de
Comercio y la Cámara Argentina de Comercio cuestionaban duramente la política laboral argumentando
que se estaba creando «un clima de recelos, de provocación y de rebeldía, que estimula el resentimiento, y
un permanente espíritu de hostilidad y reivindicación».185 empujó al movimiento sindical a definir
masivamente su apoyo a Perón.
El movimiento sindical, en el que aún no predominaba el apoyo abierto a Perón,186 reaccionó rápidamente
en defensa de la política laboral y el 12 de julio la CGT organizó un multitudinario acto bajo el lema
«Contra la reacción capitalista».187 Al finalizar, la multitud de trabajadores comienzan a corear el nombre
de Perón y lo proclaman como candidato a presidente.188 Según el historiador radical Félix Luna esa fue
la primera vez que los trabajadores comenzaron a identificarse como «peronistas».189
El 17 de octubre
Al iniciarse el mes de octubre de 1945 el general y exdictador Rawson intentó un golpe de estado que
fracasó. Pocos días después, el 9 de octubre, fue el general Eduardo Ávalos, al mando del poderoso
regimiento de Campo de Mayo quien lidera un nuevo golpe de estado imponiendo la renuncia de Perón.
Al día siguiente Perón dejó su despacho y pronunció un famoso discurso ante la multitud que la CGT había
convocado en su apoyo en la esquina de las calles Perú y Alsina anunciando que dejaba firmado un decreto
con importantes conquistas laborales, entre ellas el "salario móvil, vital y básico" y la participación en las
ganancias:190 191
La detención de Perón fue recibida con júbilo por las clases medias y altas, y por el movimiento estudiantil,
que organizaron un acto masivo sin precedentes en la Plaza San Martín, frente al Círculo Militar. El Círculo
Militar (Palacio Paz) se convierte entonces en el centro político de los sectores más conservadores y de los
estudiantes. En un acto espontáneo se reclama el fusilamiento del Perón y se organiza una "partida" para
realizar la misión. Las calles de la ciudad son ocupadas desorganizadamente por las clases medias que
piden la cabeza de Perón.191
El país entró en un estado caótico y pre-revolucionario. En los días siguientes se anuncia en las fábricas que
los convenios colectivos quedaban sin efecto, y se despide a miles de delegados sindicales. El día 16 de
octubre la CGT convoca a una "huelga general revolucionaria" para el 18 de octubre. Ese mismo día debía
pagarse la quincena y en muchos casos se hizo evidente el revanchismo patronal:
Al ir a cobrar la quincena, los obreros se encontraron con que el salario del feriado 12 de
octubre no se pagaba, a pesar del decreto firmado días antes por Perón. Panaderos y textiles
fueron los más afectados por la reacción patronal. -¡Vayan a reclamarle a Perón!- era la
sarcástica respuesta.
Félix Luna192
Los primeros días de octubre al coronel Perón lo habían sacado del gobierno y se decía que
estaba preso en la isla Martín García; al cobrar, no nos pagaron el 12 de octubre, feriado legal,
y nos violentamos protestando frente a la prepotencia de los patrones.
Beba Gil193
Las bases obreras no esperaron a la huelga del 18 y el día 17 de octubre de 1945 se produce la
manifestación obrera más importante de la historia argentina. Cientos de miles de trabajadores, hombres y
mujeres, de las zonas marginales, invadieron la ciudad reclamando la libertad de Perón. La dictadura cortó
los puentes que separan la ciudad de las zonas fabriles (Avellaneda), pero la movilización fue indetenible y
tomó por sorpresa a los sectores medios y altos de Buenos Aires. La multitud ocupó la Plaza de Mayo y
obligó finalmente al gobierno militar a liberar a Perón esa noche, luego de considerar y desechar la
represión de los manifestantes con armas de fuego. Cerca de la medianoche Perón salió a uno de los
balcones de la Casa Rosada (que desde entonces se conocería como "el balcón de Perón"), y se dirigió a
los presentes destacando la importancia de la Secretaría de Trabajo y Previsión y la necesidad de no actuar
con violencia, sino "con inteligencia y organización".
Campaña y elecciones
La movilización del 17 de octubre de 1945 obligó al gobierno militar a llamar a elecciones, convocándolas
para cuatro meses después. Se trataba de un tiempo muy corto para los sindicatos y Perón, que no contaban
con ningún partido que los apoyara. Por esa razón los sindicatos organizaron rápidamente un partido
político al que llamaron Partido Laborista, inspirados en el reciente triunfo que habían tenido los sindicatos
ingleses. El presidente del partido fue el histórico dirigente telefónico sindicalista revolucionario Luis Gay.
Durante la campaña electoral los sindicatos lanzaron la lucha por la sanción definitiva del decreto que
Perón había dejado firmado cuando fue depuesto y detenido, con movilizaciones que incluyeron un gran
acto en Plaza de Mayo el 11 de diciembre. La presiones sindicales finalmente obligaron a la dictadura a
firmar el decreto el 20 de diciembre, llevando el n.º 33.302/45. Por dicho decreto se establecía en la
Argentina, para todos los trabajadores, el aguinaldo, el salario mínimo vital y móvil y el Instituto de las
Remuneraciones.194 Las cámaras empresariales y los partidos que integraban el frente electoral
antiperonista que tomó el nombre de Unión Democrática, se opusieron al aguinaldo y el salario mínimo,
lanzando los primeros un lockout. La presión sindical sin embargo pudo más y finalmente la CGT acordó
con las cámaras patronales el pago del aguinaldo en dos cuotas.194
Dos semanas antes de las elecciones el gobierno de Estados Unidos difundió un documento con el nombre
de Libro Azul, proponiendo la ocupación militar de Argentina. Perón respondió a su vez publicando el
Libro Azul y Blanco y denunciando que los autores del libelo eran el misterioso diplomático comunista
español-estadounidense Gustavo Durán y el exembajador Spruille Braden. Su lema de campaña en esas
últimas dos semanas fue "¡Braden o Perón!".195
Poco después de las elecciones que le dieron el triunfo a Perón, los diferentes partidos que integraban la
coalición que lo apoyó se disuelven para fusionarse en el Partido Peronista. De ese modo desaparece el
efímero Partido Laborista argentino. Solo Cipriano Reyes, uno de los principales dirigentes del sindicato de
la carne que jugó un papel decisivo en el 17 de octubre y el posterior triunfo electoral del peronismo,
intenta mantener el Partido Laborista, pero acusado como nazi-fascista por la oposición antiperonista y
enfrentado a su vez al nuevo Partido Peronista, quedó aislado.196 Detenido por haber conspirado para
asesinar a Perón y Eva Perón, fue condenado y luego liberado por la dictadura que derrocó al gobierno
peronista.196
El peronismo optó por organizarse como un movimiento dentro del cual el Partido Peronista era solo una de
las tres partes que lo componían, siendo las otras dos el Partido Peronista Femenino y el movimiento
sindical, considerado como la "columna vertebral" del Movimiento Peronista.197 La CGT unificada
adquirió un enorme poder. Sus afiliados pasaron de 80.000 en 1943, a 1.500.000 en 1947 y 4.000.000 en
1955. La CGT participaba de las reuniones de gabinete. En el Parlamento un tercio de los diputados
correspondía a la «rama sindical», que funcionaba como bloque.198 199
En la década de 1950 se reconocía
a la sindical como una de las tres ramas y, como tal, se le atribuía por tradición –sin norma escrita- el
derecho a contar con un tercio de las candidaturas, aunque su implementación era flexible.200
El Congreso Extraordinario de 1950 de la CGT procuró el aumento del control de los sindicatos por parte
de la entidad y aprobó una resolución encomendando “a las organizaciones afiliadas y a los trabajadores en
general, la eliminación de los elementos comunistas, francos o encubiertos, eliminándolos de los puestos de
conducción e impidiendo que puedan ejercer su perniciosa influencia en el medio obrero.201 El Congreso
modificó también el preámbulo del Estatuto de la CGT, incluyendo el texto siguiente: “…que la Doctrina
Peronista magistralmente expuesta por su creador el general Juan Perón, define y sintetiza las aspiraciones
fundamentales de los trabajadores argentinos, y les señala la verdadera doctrina con raíz y sentido nacional,
cuya amplia y leal aplicación ha de forjar una Patria justa, libre y soberana”.201
Cuando en 1952 se dictó la constitución de la provincia Presidente Perón, creada por ley el año anterior, la
misma se constituyó como un Estado sindical. Y cuando en 1951 el Congreso de la Nación expropió el
diario La Prensa por negarse a cumplir con las leyes laborales, el mismo fue entregado a la CGT. El 1952,
la sanción de la Ley 14.250 de Convenios Colectivos de Trabajo, consolidó el papel central de los
sindicatos al establecer que los convenios colectivos serían de aplicación obligatoria para todos los
trabajadores, afiliados y no afiliados. Se creó la Universidad Obrera Nacional (luego rebautizada
Universidad Tecnológica Nacional y se estableció la gratuidad de la enseñanza universitaria (Decreto N°
29.337/1949).
Una de las características del sindicalismo durante el peronismo, fue el gran desarrollo que tuvieron los
delegados y comisiones internas en los lugares de trabajo. Si bien este había sido un objetivo sindical desde
varias décadas atrás, es durante el peronismo que "se generalizan estas comisiones y crece su poder".202
La presencia sindical en los lugares de trabajo generó un fuerte rechazo del empresariado. El propietario de
Grimoldi, una de las principales fábricas de calzado, describe así la situación durante el peronismo:
Los sindicatos, eran tremendos. En toda las fábricas había delegados, sea grande, sea chica
había un delegado, un delegado por cada sección. Ellos mandaban. Había mucho sindicalismo,
que a este obrero se le paga poco, que a éste se le paga mucho. (...) Imagínese que los
delegados no trabajaban y estaban todo el día dando vuelta, que esto, que lo otro, que trabaja
mucho tiempo, que se le paga muy poco. No, no se podía trabajar, era demasiado.202
Por primera vez en la historia argentina la retribución del trabajo superó a la retribución del capital. Los
economistas Lucas Llach y Pablo Gerchunoff dan cuenta de ese logro:
El componente salarial del ingreso nacional superó, por primera vez en la historia, a la
retribución obtenida en concepto de ganancias, intereses y renta de la tierra. En 1948 aquel
ascendía a 53% contra 47% de este, lo que se comparaba favorablemente con la situación
imperante sólo un lustro atrás, cuando los trabajadores percibían 44,4% y los empresarios,
capitalistas y rentistas recibían 55,6%".
Lucas Llach y Pablo Gerchunoff203
La Constitución de 1949
En 1949 se realiza una reforma constitucional que incorporó a la Constitución argentina los derechos de los
trabajadores (constitucionalismo social) y la igualdad jurídica de la mujer y el hombre. La reforma
estableció también normas sobre la propiedad (función social de la propiedad) y el papel activo del Estado
en la economía, largamente reclamadas por el movimiento sindical. La reforma fue desconocida por un
sector de la oposición y sería abolida por una "proclama" militar de la dictadura instalada en 1955.
Los derechos laborales fueron incluidos en el art. 37 de la Constitución, conocido desde ese momento
como Decálogo del Trabajador, donde se detallaban 10 derechos laborales:
1. Derecho de trabajar
2. Derecho a una retribución justa
3. Derecho a la capacitación
4. Derecho a condiciones dignas de trabajo
5. Derecho a la preservación de la salud
6. Derecho al bienestar
7. Derecho a la seguridad social
8. Derecho a la protección de su familia
9. Derecho al mejoramiento económico
10. Derecho a la defensa de los intereses profesionales
La Constitución peronista -como fue llamada- no incluyó explícitamente el derecho de huelga. El tema fue
discutido por los convencionales presentándose dos puntos de vista. Por un lado, el ideólogo principal de la
Constitución Arturo Sampay, sostuvo que el derecho de huelga era un derecho natural, equivalente en el
mundo del trabajo al derecho de resistencia a la opresión en el mundo político. Sampay por ello sostenía
que no debía incluirse en la constitución escrita, sin perjuicio de que la ley ordinaria garantizara el derecho
de huelga "en los casos en que los patronos no se avienen a satisfacer reclamaciones legítimas de los
sindicatos obreros".204 205
La otra postura fue sostenida por el convencional y dirigente obrero Hilario
Salvo, quien sostuvo que "la huelga era un hecho más que un derecho y que, por lo tanto, los obreros que
tenemos conciencia de dirigentes... no necesitamos el derecho cuando nos disponemos a ese sacrificio:
vamos a los hechos y así triunfamos".205
La falta de mención del derecho de huelga en el texto constitucional, generó discusiones sobre la
legitimidad del derecho durante la vigencia de la Constitución de 1949. El destacado jurista laboralista
Mario Deveali sostenía por entonces en su Curso de Derecho Sindical que "a falta de una disposición
expresa la huelga debe ser considerada como uno de los medios de los que pueden servirse los trabajadores
a fin de ejercer el derecho".206
Una vez instalado el gobierno peronista, a partir del 4 de junio de 1946, hubo un aumento de la
conflictividad laboral "con el objeto de asegurar las reivindicaciones ya obtenidas y forzar a la patronal a
ampliar los beneficios", impulsando así el aumento del salario real que alcanzó su pico histórico en 1949.
Las principales huelgas fueron realizadas por gráficos, azucareros, frigoríficos, marítimos, bancarios,
comercio y ferroviarios.194 Los momentos de mayor conflictividad fueron el trienio 1946-1948 y los años
1950 y 1954:
Año Huelgas Huelguistas
1946 142 333.929
1947 67 541.377
1948 103 278.179
1949 36 29.164
1950 30 97.048
1951 23 16.356
1952 14 15.815
1953 40 5.506
1954 18 119.701
Fuente: L. Ceruti.194
Algunos de esos conflictos fueron reprimidos. En 1947 un acto del sindicato textil en el Luna Park fue
reprimido por la Policía Federal. La policía tucumana reprimió en 1949 una huelga declarada por la
FOTIA, resultando asesinado en su curso el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, tesorero del
sindicato de Mozos de Tucumán.194 207
Entre noviembre de 1950 y enero de 1951 se produjeron tres huelgas ferroviarias sucesivas, en la
recientemente creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos, declaradas por un comité paralelo a las
autoridades de la Unión Ferroviaria (UF). El 23 de enero de 1951 el Ministerio de Trabajo declaró la
ilegalidad de la huelga, y el 24 de enero intervino Perón en el conflicto, disponiendo la movilización militar
de los trabajadores ferroviarios, poniendo así fin al conflicto, con un resultado de gran cantidad de despidos
y detenciones.Nota 2 208
209
209
La candidatura tuvo un enorme apoyo popular, pero al mismo tiempo El 22 de agosto de 1951 la CGT
agudizó la resistencia de los sectores conservadores, en especial dentro organizó una manifestación
de las fuerzas armadas, incluso del ala peronista. Perón por su parte masiva para imponer la
consideraba que una candidatura integrada por él y su esposa, candidatura a vicepresidenta de
constituía un error estratégico, en momentos en que se incrementaban Eva Perón.
los planes golpistas.210
La CGT insistió y convocó el 22 de agosto de 1951 a un acto en el cruce de la Avenida 9 de Julio y la calle
Moreno, con el nombre de Cabildo Abierto del Justicialismo. El acto constituyó una de las más grandes
movilizaciones de la historia argentina. En su curso los manifestantes, en un inusual diálogo masivo, le
exigieron a Perón que "dejara hablar" a Evita, a quien a su vez le pidieron insistentemente que aceptara la
candidatura allí mismo. Finalmente Perón y Evita se retiraron del palco con la promesa de ella de responder
a través de la cadena nacional de radio. Nueve días después, Eva habló por radio para informar que había
decidido renunciar a la candidatura. El acontecimiento es conocido como Día del Renunciamiento. Más allá
de las presiones conservadoras, Eva Perón ya sufría en ese momento un avanzado cáncer de útero que le
provocaría la muerte menos de año después.
El 15 de abril de 1953 se produjo un atentado terrorista durante un acto de la CGT en Plaza de Mayo que
causó la muerte de seis manifestantes (Santa Festigiata D’ Amico, Mario Pérez, León David Roumeaux,
Osvaldo Mouché, Salvador Manes y José Ignacio Couta), la mutilación de diecinueve, quedando más de
noventa personas heridas.211
El atentado fue realizado por un comando civil antiperonista dirigido por el radical Roque Carranza, quien
durante el gobierno de Alfonsín sería nombrado Ministro de Obras y Servicios Públicos y de Defensa. El
crimen constituyó la mayor masacre obrera durante un acto sindical de la historia argentina.
Los aviones usados para cometer la masacre llevaban pintado el "Cristo Vence". Fracasado el golpe, varios
golpistas utilizaron los aviones para refugiarse en Uruguay, cuyo gobierno los amparó y se negó a
entregarlos a las autoridades argentinas. Los militares complotados que no pudieron huir fueron capturados
y condenados a penas de prisión.215 Pocos meses después la llamada según el bando Revolución
Libertadora o Fusiladora, liberaría a los criminales condenados.
La historia mundial no registra ningún antecedente en el que la propia fuerza área de un país haya
bombardeado a su población causando una masacre de cientos de personas.216 212 El bombardeo de Plaza
de Mayo es una de las grandes masacres obreras de la historia argentina, junto a la Semana Trágica (1919),
la Patagonia Rebelde (1922), los fusilamientos en La Forestal (1922) y la masacre de Napalpí (1924).
Juan Carlos Torre concluye que el objetivo que unificó a las fuerzas antiperonistas luego del golpe fue
revertir la distribución del ingreso y reducir la influencia política de los sindicatos.217 En los siguientes
dieciocho años se sucederían dictaduras o gobiernos no democráticos, que reprimieron y prohibieron al
peronismo y al comunismo; en algunos períodos también fueron prohibidos los demás partidos políticos.
Ese período es conocido en la historia del peronismo como período de la Resistencia peronista, en el que la
resistencia sindical ocupó un lugar central.
Pese a ello, durante los pocos días que gobernó el general Eduardo Lonardi, la CGT y los sindicatos no
fueron intervenidos. El gobierno militar designó como ministro de Trabajo al socialcristiano Luis Cerrutti
Costa, un abogado laboralista que había sido funcionario del gobierno peronista y asesor de la Unión
Obrera Metalúrgica. Por su parte, la conducción de la CGT, liderada por Héctor Hugo Di Pietro adoptó una
estrategia conciliadora con el fin de preservar las estructuras, renunciando a sus cargos en octubre de 1955
y designando un triunvirato integrado por Andrés Framini (textiles), Luis Natalini (Luz y Fuerza) y Dante
Viel (estatales), aunque este último sería vetado por el gobierno militar. El 6 de octubre el Ministerio de
Trabajo y la CGT firmaron un pacto comprometiéndose a nombrar interventores neutrales en los sindicatos
ocupados, realizar elecciones en todos los sindicatos dentro de los 120 días y luego de ello proceder a
"normalizar" la CGT.222
El 13 de noviembre de 1955 un golpe palaciego derrocó al general Lonardi. El poder fue tomando por el
ala liberal de la dictadura, férreamente antiperonista, liderada por el general Pedro Eugenio Aramburu,
secundado por el almirante Isaac Rojas y varios partidos políticos, como la Unión Cívica Radical y el
Partido Socialista, que buscaban legitimar las ocupaciones de sindicatos que habían realizado y desterrar el
sindicalismo peronista.222
Pese al entorno represivo, los sindicatos declararon varias huelgas sectoriales de importancia, entre las que
se destacaron la huelga metalúrgica de 1956,224 y la de los obreros navales (recordada en un documental
con el título de La huelga de los locos), que con 14 meses de duración resultó ser la huelga más larga de la
historia argentina y finalizó con la disolución del sindicato.225
En este período jugó un papel central el delegado y la delegada sindical. En Argentina, la figura del
delegado sindical estuvo presente desde comienzos del siglo XX. Se trata de un representante del personal
de un centro de trabajo, elegido democráticamente tanto por quienes están afiliados al sindicato como por
quienes no lo están. La figura se caracteriza por reunir una doble representatividad: de todo el personal de
un centro de trabajo ante el sindicato, y del sindicato ante el personal.
Con los sindicatos intervenidos por los militares y las huelgas limitadas por la represión, el movimiento
obrero se concentró en multiplicar los delegados y delegadas sindicales. De este modo, la protesta obrera se
reorganizó desde la base, recurriendo a todo tipo de medidas como el sabotaje y los reclamos puntuales
frente a los abusos.226
La importancia del delegado en el modelo sindical argentino se fortalecería aún más con la Ley Sindical N.º
14.455 sancionada por el presidente Arturo Frondizi (1958-1962), como consecuencia del acuerdo que
había realizado con Perón, para que el peronismo proscripto lo apoyara en las elecciones presidenciales de
1958. Dicha ley estableció por primera vez la prohibición absoluta de despedir a los delegados de personal,
anulando de ese modo el principal recurso de las empresas para impedir la presencia sindical en los lugares
de trabajo.
Las nuevas representaciones sindicales formaron primero una Comisión Intersindical, para dar al
movimiento obrero una conducción nacional provisoria, y convocó un Congreso Intersindical Nacional
Extraordinario, que se realizó en Córdoba entre el 18 y el 20 de abril. Con un perfil opositor a la dictadura,
"la Intersindical" , convocó una huelga general para el 12 de julio que tuvo una importante adhesión.227
los sindicatos conducidos por peronistas y comunistas crearon las 62 Organizaciones. Poco
después 19 sindicatos comunistas se separarían y terminarían formando el Movimiento de
Unidad y Coordinación Sindical (MUCS);
los sindicatos conducidos por antiperonistas e independientes crearon los 32 Gremios
Democráticos.229
La dictadura sancionó el decreto 10.596/57 reglamentando el derecho de huelga y declaró el estado de sitio,
pero las 62 Organizaciones respndieron con paro nacional el 27 de septiembre, reclamando la libertad de
los presos políticos y la derogación de las leyes represivas, un aumento salarial de emergencia con escala
móvil y el levantamiento del estado de sitio.227
Programa de La Falda
Luego de fracasar la normalización de la CGT, la regional Córdoba de la CGT, única que había podido ser
recuperada por los trabajadores luego del golpe militar, organizó un Plenario Nacional de Delegaciones
Regionales de la CGT, en ciudad de La Falda, en el Valle de Punilla, sede por entonces de gran cantidad de
hoteles sindicales. De hecho la reunión se realizó en el hotel del Sindicato de la Alimentación.230 La
regional Córdoba había sido normalizada el 1 de julio de 1957, ocasión en la que eligió como secretario
general a Atilio López,231 de la Unión Tranviarios Automotor (doce años después sería uno de los líderes
del Cordobazo).
El 30 de noviembre de 1957 el Plenario aprobó el histórico Programa de La Falda. Allí se definió el rol del
movimiento obrero mucho más ampliamente que en cualquier período anterior. El Programa de La Falda se
ubica en la creciente corriente antiimperialista, en la línea de los movimientos de liberación nacional que
caracterizaron la época y que estaban constituyendo el llamado Tercer Mundo (Movimiento de Países No
Alineados). El programa parte de la trilogía programática peronista incluida en el preámbulo de la
Constitución de 1949 ("constituir una Nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente
soberana"), proponiendo políticas precisas en cada uno de esos tres aspectos, que incluían el monopolio
estatal del comercio exterior, la nacionalización de las fuentes de energía, el control estatal del crédito, la
reforma agraria y el control obrero, orientado hacia un modelo industrialista basado en el consumo interno y
la integración latinoamericana.
El 1 de mayo de 1958 asumió la presidencia de la Nación Arturo Frondizi de la Unión Cívica Radical
Intransigente (UCRI) al mando de un régimen semidemocrático en el que estaba prohibido tanto el
peronismo, como el comunismo, apoyados -sobre todo el primero- por un amplio sector de la ciudadanía.
Frondizi asumió apoyado por gran parte del electorado que apoyaba a Perón, debido a un pacto secreto
entre los líderes radical y peronista.
Como resultado del pacto radical-peronista, Frondizi elaboró una nueva ley sindical que fue aprobada por
el Congreso como Ley N.º 14.455, estableciendo la libre creación de sindicatos mediante una simple
inscripción, pero a la vez garantizando que el sindicato mayoritario tuviera la representación colectiva frente
al Estado y frente a las cámaras patronales en las negociaciones colectivas (personería gremial). La ley
frondizista estableció la elección de los delegados sindicales en los lugares de trabajo por todos los
trabajadores (afiliados y no afiliados), y la prohibición de que fueran despedidos sin causa (fuero sindical),
disposición que permitió una gran expansión de los delegados de base, uno de los elementos más
característicos del modelo sindical argentino.
En este período se formó una nueva generación de dirigentes sindicales que comienza a unir las demandas
económicas con los reclamos políticos. La organización sindical adquirió entonces, impulsada por su
funcionamiento semilegal, un carácter más colectivo, democrático y descentralizado, con un fuerte dominio
de la asamblea de delegados como órgano de conducción.
En 1958 fue creado por el presidente radical Arturo Frondizi el Plan CONINTES o estado conintes
(Conmoción Interna del Estado), un régimen represivo que permitía al gobierno perseguir y detener
opositores y sindicalistas sin cumplir con las garantías constitucionales, que se mantuvo en vigencia hasta el
1 de junio de 1961. Fue aprobado por el Decreto Secreto 9880/1958 del 14 de noviembre de 1958 y
comenzó a ser ejecutado mediante el Decreto 2628/1960, del 13 de marzo de 1960, firmado también por el
presidente Frondizi. El Decreto Secreto 9880/1958 facultó al presidente de la Nación a declarar el "estado
Conintes" y militarizar a la población. Reemplazó al Poder Judicial colocando a la ciudadanía bajo consejos
de guerra, que dictaban sus condenas en juicios sumarios que anulaban toda posibilidad de defensa y de
cumplimiento de la garantía constitucional a un "juicio justo", ya que los detenidos debían ser
obligatoriamente defendidos por un militar que no era abogado, y los plazos eran de tres horas para realizar
la defensa y una hora para apelar.235 236
El Plan Conintes permitía también declarar «zonas militarizadas» a los principales centros o ciudades
industriales y autorizaba a las Fuerzas Armadas a realizar allanamientos y detenciones, sin cumplir las
normas constitucionales. El régimen consistió en una serie de decretos y resoluciones secretas, mediante las
cuales el Poder Ejecutivo se atribuyó la facultad de suspender las garantías constitucionales para proceder al
reclutamiento militar obligatorio de la población, la detención de personas sin orden judicial, el
enjuiciamiento de civiles por consejos militares de guerra, la conformación de zonas bajo mando militar y la
subordinación de las policías provinciales y federal a las fuerzas armadas. Fue usado por Frondizi para
reprimir las huelgas y protestas obreras con las Fuerzas Armadas. Miles obreros fueron detenidos y al
menos 111 fueron condenadas en juicios sumarios realizados por consejos militares de guerra, a la vez que
los detenidos fueron sometidos sistemáticamente a torturas. En el mismo marco, decenas de miles de
trabajadores de los transportes y servicios públicos fueron incorporados forzadamente al servicio militar
para romper las huelgas y puestos bajo el mando de las Fuerzas Armadas. También fueron intervenidos
sindicatos y clausurados locales partidarios.237
El vandorismo
Augusto Timoteo Vandor fue un dirigente sindical que comenzó a destacarse en la Resistencia Peronista y
resultó elegido secretario general de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en 1959. A partir de la
década de 1960 y sobre todo desde el fracaso de la Operación Retorno de 1964, cuando el presidente Illia
recurrió a la dictadura brasileña para impedir el regreso de Perón, Vandor encabezó una corriente político-
sindical denominada «integracionista» y conocida como «vandorismo», que proponía organizar al
«peronismo sin Perón» y entablar un diálogo pragmático con el bloque militar-conservador que le
permitiera «integrarse» al sistema político.
El 18 de marzo de 1962 se realizaron elecciones legislativas en todo el país y para gobernador en algunas
provincias. Por entonces el peronismo estaba prohibido, pero a pesar de ello el peronismo presentó
candidatos utilizando partidos políticos alternativos. Uno de esos candidatos fue el dirigente sindical textil
Andrés Framini, quien se presentó para ser gobernador de la estratégica Provincia de Buenos Aires, la más
importante del país, donde se encuentra la principal concentración industrial y el mayor núcleo de la clase
obrera organizada. Framini pertenecía a la «línea dura» del peronismo, integraba la máxima conducción del
movimiento obrero argentino y consideraba que la vuelta de Perón era innegociable, lo que lo enfrentaba a
al dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor, quien lideraba un sector del sindicalismo peronista
partidario de un «peronismo sin Perón» (vandorismo).238
Framini ganó las elecciones por 42% contra 26% del candidato oficialista, dejando en evidencia la vigencia
del peronismo aun en condiciones de proscripción, así como el apoyo que contaba en la clase obrera. Ese
día el peronismo ganó en ocho provincias.241 242
243
En 1963 la CGT fue normalizada. En el Congreso Normalizador se aprueba un plan de lucha titulado El
cambio total de las estructuras, exigiendo una «real participación de los trabajadores en todos los órganos
de conducción de la vida económica de la Nación, poniendo sus riquezas y recursos al servicio del
pueblo».
En las elecciones presidenciales de 1963 ganó Arturo Illia de la Unión Cívica Radical del Pueblo
(balbinista), con una nueva proscripción de Perón y prohibición del peronismo, a la que se sumó el
encarcelamiento del expresidente Arturo Frondizi.
El gobierno radical tuvo una relación conflictiva con el movimiento obrero, debido por una parte a la
prohibición del peronismo y la prohibición de que Perón regresara al país, al intentó del gobierno de
cambiar la regulación legal de los sindicatos para eliminar la personería gremial reconocida al sindicato más
representativo, en contra de la postura de la CGT, y al desinterés mostrado por el gobierno en la
investigación de la desaparición del militante sindical Felipe Vallese, secuestrado por la policía. Sobre el
final de gobierno de Illia, en febrero de 1966, por primera vez desde 1955 el salario real dejó de descender.
En 1963 Illia no aceptó el reclamo de la Confederación General del Trabajo (CGT) de investigar la
desaparición del militante sindical metalúrgico Felipe Vallese.244
El Ministerio de Trabajo impuso multas y solicitó embargos sobre los bienes de varios dirigentes sindicales
debido a haber aprobado el Plan de Lucha de la CGT contra la política del gobierno.244 En 1965 prohibió
que se realizaran actos de homenaje a las personas asesinadas en los fusilamientos de 1956 y a Felipe
Vallese, y reprimió con la policía el intento de la oposición de realizar los actos, con numerosos heridos y
detenidos.244 Ese mismo año suspendió la personería gremial de los sindicatos del Calzado, la
Construcción, Sanidad y del Caucho.244
En 1966, sin consulta previa con las organizaciones sindicales, como lo sugería la recomendación n.º 113
de 1960 de la Organización Internacional del Trabajo, Illia estableció mediante el decreto 969/1963, una
reglamentación sindical prohibiendo las actividades políticas de los sindicatos, la ley establecía además que
los presupuestos de los sindicatos debían ser aprobados desde el Poder Ejecutivo, alterando la
independencia sindical y visto como herramienta para dificultar el accionar de los sindicatos opositores.
245
Néstor Méndez era un trabajador bancario, militante de la Federación Juvenil Comunista. La investigación
penal fue archivada 18066/65 sin condenas. Una placa con su nombre fue colocada en su memoria en la
Plaza La Roche de Morón.248
Ángel Retamar era un obrero metalúrgico, peronista, de la fábrica SIAM. Se dirigía hacia la plaza San Justo
en compañía del delegado de la fábrica, Amílcar Torres. Poco antes de llegar a la plaza se encontraron con
un grupo de manifestantes huyendo de la policía. Al huir resulta herido por una ráfaga de ametralladora, al
igual que Torres y otros dos manifestantes. Falleció de las heridas el 1 de noviembre de 1965. La
investigación judicial, estableció el nombre de los autores pero fue archivada sin juicio.249
Ni Illia, ni el gobernador de la Provincia de Buenos Aires a cargo del también radical Anselmo Marini,
pidieron la renuncia del jefe de Policía Bonaerense, comisario López Aguirre.249
En medio de un fuerte enfrentamiento con el Plan de Lucha impulsado por la CGT, y caracterizado por
cientos de tomas de empresas, el gobierno prohibió la actuación política de los sindicatos. Entre el 21 de
mayo y el 24 de junio los obreros ocuparon más de 11 000 establecimientos industriales.
La dictadura de Onganía obedecía a la doctrina de la seguridad nacional elaborada en esa década por
Estados Unidos para hacer frente a la Guerra Fría con la Unión Soviética, que promovía la instalación de
dictaduras militares permanentes en América Latina. Una de sus primeras medidas fue disolver los partidos
políticos. Una gran parte de la dirigencia sindical simpatizó o directamente aceptó colaborar (el sector
llamado «participacionista» liderado por Rogelio Coria) con el nuevo gobierno militar y varios de ellos
estuvieron presentes en el acto del juramento y asunción del cargo de Onganía. Ello no evitó que la
dictadura interviniera los gremios más importantes (UOM, textiles, ferroviarios, etc.), encarcelara dirigentes
sindicales, suprimiera el derecho de huelga estableciendo el arbitraje obligatorio y desarrollara políticas de
fragmentación sindical.
En 1968 la CGT se dividió. Un sector opuesto a las corrientes vandorista y colaboracionista creó la CGT
de los Argentinos, liderada por el peronista social-cristiano Raimundo Ongaro (gráficos), en la que se
alinearon también los sindicatos de sanidad, telefónicos (Julio Guillán), navales, empleados de farmacia
(Jorge Di Pascuale), etc. Por su parte Vandor (metalúrgicos), Coria (construcción), Alonso (vestido)
conformaron una dirección paralela conocida como
CGT Azopardo, en la que también se ubicaron otros
grandes sindicatos los de comercio, bancarios, Smata,
etc. El mensaje del 1.º de mayo de 1968 de la CGT de
los Argentinos dice:
La abolición de la política por el «onganiato» promovió que a partir de 1969 se generalizaran las
actividades insurreccionales que se manifestaron por la vía de organizaciones guerrilleras (como el ERP,
Montoneros, las FAR y las FAP) y en dos decenas de puebladas en varias ciudades que se extendieron
hasta 1972 (Correntinazo, Rosariazo, cordobazos, tucumanazos, etc.).251
Particularmente importantes para el movimiento obrero, por su actuación protagónica, fueron los dos
cordobazos. En 1969 se produce el Cordobazo, propiamente dicho. Iniciado el 29 de mayo como un «paro
activo» conducido por el secretario general de la CGT de los Argentinos de Córdoba, Miguel Ángel Correa
del gremio de la madera y el sindicato de los mecánicos (SMATA) con Elpidio Torres, recibe
inmediatamente la adhesión de estudiantes universitarios, jóvenes de los barrios y sectores de clase media.
La manifestación se trasforma en ocupación de la ciudad, que queda sin luz por la acción del Sindicato de
Luz y Fuerza. El ejército entra a la ciudad, sofocando el levantamiento al anochecer. Al día siguiente el
Cordobazo se fortalece, por la huelga general que declaran las dos CGT, y que tiene una adhesión total.
Las puebladas realizadas entre 1969 y 1972 y especialmente el Cordobazo, impulsaron fuertemente una
cultura contestataria en Argentina, que también se manifestó en el sindicalismo. Un aspecto de esa cultura
dio prioridad a lo que se denominó la «democracia en las calles», mediante la lucha directa, no electoral
sino de tipo insurreccional. La consigna «ni golpe ni elección, insurrección», expresaba aquella visión. En
ese contexto surgió una corriente sindical conocida como «clasista», que tuvo su expresión más
desarrollada en Córdoba (René Salamanca en SMATA, los sindicatos autónomos SITRAC-SITRAM,
Agustín Tosco en Luz y Fuerza), y en las ciudades industriales ubicadas sobre el Río Paraná (Villa
Constitución, San Nicolás de los Arroyos, Zárate y Campana).
En 1970 se reunifica la CGT, resultando elegido secretario general, con el apoyo decisivo de Perón, José
Ignacio Rucci, un dirigente sindical metalúrgico enfrentado al sector vandorista que conducía el gremio y
los principales sindicatos de la CGT. Rucci era de los pocos dirigentes sindicales que por entonces
consideraban prioritario luchar por la vuelta de Perón; la mayoría, sobre todo en los grandes sindicatos,
consideraba que la vuelta de Perón era políticamente inviable y había adoptado una postura pragmática
frente a la dictadura.252 253
254
El sindicalismo peronista quedó fuertemente influido por la doble experiencia de acceder al poder político
primero (1945-55) y luego de proscripción y persecución anti-sindical (1955-72). Particularmente exitosa
resultó la técnica de «golpear y luego negociar» que caracterizó al vandorismo. En esos años se afianza una
«cultura pragmática» de supervivencia en el sindicalismo peronista.
Inmediatamente después del Cordobazo, uno de los grupos guerrilleros peronistas que luego integrarían
Montoneros, había asesinado a Vandor y al año siguiente, ya formada la organización, asesinó a José
Alonso. El asesinato de ambos sindicalistas fue avalada a comienzos de 1971 por Perón.256 257
Los movimientos insurreccionales provocaron la caída del dictador Onganía el 8 de junio de 1970, para dar
paso a un proceso de "salida electoral" bajo control militar, que luego de un breve gobierno del general
Levingston, terminó recayendo en el hombre fuerte del Ejército, general Alejandro Agustín Lanusse.
Lanusse pretendía una salida electoral condicionada llamada Gran Acuerdo Nacional (GAN), sin la
presencia de Perón, que fue avalada por las corrientes sindicales vandorista y participacionista, instaladas en
los sindicatos más poderosos. En sentido contrario, Perón y la Juventud Peronista enrolada en Montoneros,
lograron masificar la consigna «Perón Vuelve» y desbaratar los planes de Lanusse. Por esa razón, pese a la
lealtad de Rucci hacia Perón, el grueso del sindicalismo peronista quedó al margen de la campaña para las
elecciones de marzo de 1973, que permitió la vuelta al poder del peronismo, luego de 18 años de
prohibición. Las tensiones entre la Juventud Peronista, Montoneros y el sindicalismo harían eclosión en el
período 1973-1975.252
Rucci, por su parte, desde la CGT, fue uno de los protagonistas decisivos del Pacto Social entre sindicatos
y empresas, cuyas bases se establecieron durante la campaña electoral, que constituyó una de las patas
centrales de la política peronista durante las presidencias de Cámpora, Lastiri y Perón.252
El 25 de mayo de 1973 el peronismo volvió al poder después de 18 años de prohibición, al ganar las
elecciones por amplio margen. Pocas semanas después, el presidente Cámpora renunció para dar paso a
una nueva elección en la que Perón pudo presentarse como candidato, triunfando por el margen más amplio
de la historia electoral argentina.
En este período se sancionó una Ley de Contrato de
Trabajo (Ley 20.744) -cuyo proyecto fue elaborado
por el abogado laboralista Norberto Centeno en
representación de la CGT- y una nueva Ley de
Asociaciones Profesionales, que expresamente
permitía la actuación política de los sindicatos, dejando
sin efecto las limitaciones establecidas por Illia. En
septiembre de 1974 el Congreso aprobó también la
Ley 20.748 estableciendo el Sistema Nacional
Integrado de Salud (SNIS), buscando optimizar las
desigualdades derivadas de la diversidad de sistemas
Placa en homenaje al abogado laboralista
de salud (estatal, sindical y comercial), pero no
peronista Norberto Centeno, autor de la Ley de
prosperó debido a la oposición sindical al mismo.258
Contrato de Trabajo 20.744, desaparecido durante
la dictadura en la Noche de las Corbatas.
El peronismo estableció también una política de
diálogo social y participación sindical, que tuvo su
centro en el Pacto Social entre sindicatos y empresas,
pero que también se expresó en la participación de la CGT en la dirección de diversos organismos estatales,
como la Dirección Nacional de Servicio de Empleo, el Instituto Nacional de Remuneraciones, la Comisión
Nacional de Trabajo Rural, la Comisión Nacional de Precios y Salarios, la Comisión de Cooperación
Económica, la Comisión Económica Consultiva, la Comisión de Emergencia Sanitaria, etc. Al mismo
período corresponde la experiencia de autogestión de la empresa estatal de electricidad Segba.259
Dos días después de las elecciones que consagraron a Perón como presidente, un comando asesinó al
secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, dañando severamente la estrategia gubernamental de
Perón, que contaba con Rucci y su posición de liderazgo en el movimiento obrero, como pieza central de
su política de concertación social. La mayoría de los investigadores y protagonistas de la época, sostienen
que el asesinato probablemente haya sido cometido por las FAR, por entonces en proceso de fusión con
Montoneros, aunque también existen indicios de que pudo haber sido cometido por la Triple A, bajo
órdenes de López Rega.Nota 3 260 261 Los análisis del crimen concuerdan en que se trató de un hecho
histórico decisivo, que perjudicó tanto a Perón -que perdió a su hombre de confianza dentro de un
movimiento sindical con el que no tenía una buena relación-, como a Montoneros y la Tendencia,
enfrentándola con Perón y aislándola del resto del peronismo.262 Montoneros sostenía públicamente que
Rucci había sido uno de los autores intelectuales de la Masacre de Ezeiza, lo consideraba un traidor y venía
promoviendo la consigna anticipando su muerte ("Rucci traidor, a vos te va a pasar lo que le pasó a
Vandor").263 264
El asesinato provocó una conmoción política. El sindicalismo ortodoxo y la CGT interpretaron este
atentado como una abierta declaración de guerra.265 Los autores del asesinato no pudieron ser
identificados, pero desde entonces las relaciones de Montoneros y la Tendencia Revolucionaria del
peronismo con Perón y el movimiento sindical, quedaron rotas.
El 1 de julio de 1974 murió de Perón y asumió la Presidencia la vicepresidenta María Estela Martínez de
Perón, quien encumbró como virtual primer ministro a José López Rega, miembro de la logia anticomunista
de extrema derecha Propaganda Due y jefe de la organización terrorista parapolicial Triple A, acompañado
de otros miembros clave de la logia, como el nuncio apostólico Pío Laghi y el almirante Emilio Eduardo
Massera -luego uno de los líderes del golpe de 1976.266 267 Si bien los dirigentes sindicales peronistas
incrementaron su poder político a través de las 62 Organizaciones, simultáneamente el nuevo gobierno
relegó el papel de las estructuras sindicales y en particular de la CGT, debilitada a partir del asesinato de
Rucci, al abandonar la política de concertación impulsada por Perón, fundada, socialmente en el Pacto
Social y políticamente en el acuerdo PJ-UCR, para establecer una política económica que deterioró los
salarios, especialmente con la designación como ministro de Economía de un hombre de López Rega,
Celestino Rodrigo, que implementó el primer plan de ajuste inspirado a las nuevas doctrinas neoliberales
generadas en la Escuela de Chicago.268
El 4 de junio de 1975 el ministro Rodrigo, con la conducción técnica de Ricardo Zinn -que en la dictadura
integraría el equipo de José Alfredo Martínez de Hoz-, dispuso una serie de medidas de shock, que
incluyeron una fuerte devaluación del peso, aumento de los servicios públicos, transporte y combustibles de
hasta el 180%,271 y topes a los aumentos salariales acordados en las negociaciones colectivas, con el fin
de retrasar considerablemente los salarios reales. Las medidas dispararon la inflación, que pasó del 24% en
1974 al 182% en 1975, dando inicio a una década y media de tasas de inflación superiores al cien por
ciento anual.272 Se produjo el desabastecimiento de gran cantidad de productos esenciales, entre ellos
alimentos, combustibles y otros insumos para transporte.
El «Rodrigazo» generó una fuerte oposición del movimiento obrero argentino, encabezado por la
Confederación General del Trabajo (CGT), que se concretó en una huelga general (la primera contra un
gobierno peronista) de 48 horas y grandes movilizaciones populares, que causaron la renuncia de los
ministros Rodrigo y López Rega y obligaron al gobierno de Isabel Perón a homologar los convenios
colectivos anulados.273
Tras la masiva movilización sindical que llevó a la renuncia de Rodrigo se puso en marcha el golpe de
Estado:
Tras ese breve ensayo los mismos grupos económicos que habían estado detrás de ¨El
Rodrigazo¨ llegaron a la conclusión de que la desintegración del sistema social argentino y la
construcción del nuevo orden no eran posibles bajo las formas de la democracia. El golpe era
indispensable como dijo Martínez de Hoz en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires poco
después. La nueva economía debía surgir de una dictadura sangrienta.
Fernando del Corro268
En reemplazo de Rodrigo fue designado Pedro Bonanni, quien fue rápidamente desplazado por intentar
elaborar un plan económico con las cámaras empresarias, sin consultar a los sindicatos.274
El 14 de agosto de 1975 asumió como ministro de Economía Antonio Cafiero, con apoyo del sindicalismo
y con la intención de restablecer la política de concertación económica y social entre los trabajadores y las
empresas.275 Ese mismo día se constituyó una Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias
(Apege) con el fin de «corregir el rumbo» contra «la insistencia oficial en actualizar las mismas argucias y
recetas que han motivado reducción del nivel de vida de la población», en oposición al proyecto de
Cafiero.275 La Asamblea fue conducida por la Sociedad Rural Argentina (Celedonio Pereda), la Cámara
Argentina de Comercio (Armando Braun), la Unión Comercial Argentina (Jorge Sabaté), CARBAP (Jorge
Aguado) y la Cámara de Sociedades Anónimas (Federico Peña). Varios de sus dirigentes serían
funcionarios de la dictadura que se instaló seis meses después.
En octubre de 1975 la Sociedad Rural Argentina y otras organizaciones rurales patronales, decretaron un
"durísimo paro agrario nacional" contra el gobierno, que duró once días. El paro produjo una reducción
considerable del área sembrada y desabastecimiento de varios productos rurales.276
En febrero de 1976 la APEGE lanzó un plan de lucha y declaró un lockout general para el 16 de febrero,
que ha sido generalizadamente considerado como uno de los antecedentes directos del golpe de Estado del
24 de marzo de 1976.277 Los empresarios convocaron «al País» a adherir al lockout con el lema «Porque
todos los argentinos son víctimas de un proceso que conduce inexorablemente a la disgregación y el
caos».275 Uno de los principales cuestionamientos de Asamblea empresarial se enfocó contra el
«constante aumento del poder sindical», «la desmedida influencia de una conducción sindical no
representativa» «(pseudorigentes)» y lo que consideraba una «entrega el país al sindicalismo continuando
su camino hacia el marxismo».275
El paro patronal fue severamente criticado por diversas organizaciones como las Juventudes Políticas, e
incluso algunas organizaciones empresarias, denunciando sus fines golpistas.275 En el movimiento obrero
varios sindicatos la cuestionaron, como la Uocra, que publicó un comunicado llamando a los trabajadores
«a no prestarse
al juego que, sustentado por un espíritu sectario, diversos sectores empresarios
instrumentaron con el propósito de sacudir los cimientos de la República, a través de una rotura del orden
constitucional».275 Las 62 Organizaciones, por su parte publicaron una solicitada en los diarios con el
título en mayúsculas de «NO AL LOCK-OUT
PATRONAL»:
Cabe destacar que, en esta emergencia, no son las entidades más o menos tradicionales de la
industria y el comercio las que lanzan la consigna del llamado “paro.” Asociaciones como la
Confederación General Económica, CGE, y Confederación de la Industria Argentina, CINA,
acaban de aclarar categóricamente que no se sumarán al inminente “lock out”. Las que lo
auspician son recientes, de escasa o discutible representatividad. Son las “formaciones
especiales” del gorilismo de extracción patronal. (…) En esas huestes que arden en deseos de
ensayar el drástico recurso obrero de la huelga, casi nunca empleado sino cuando no cabe otro,
predominan los fabricantes de vacas, actividad que –por respetable que puedan ser en general
–suelen confiar a la naturaleza, tan pródiga en nuestra tierra. Ese dato define, mejor que
cualquier otro, la composición social del comando huelguístico de la oligarquía (…) Figuran
también en esas filas los desubicados de siempre. ¿Qué esperan los almaceneros, por ejemplo,
de la Sociedad Rural? ¿Qué vincula a la Cámara de la Construcción con los distribuidores de
carne, frutas u hortalizas? Creemos saber que los une, en realidad: un común comando que
parece haber llegado a creer que una dictadura resolvería sus problemas.
Entre las últimas medidas del gobierno peronista el ministro de Economía presentó un proyecto de ley para
crear un Instituto Nacional de Remuneraciones, Productividad y Participación, que contemplaba la
participación de los trabajadores en la gestión de la empresa orientada a vincular productividad y salarios.
Los grupos empresariales rechazaron de plano el proyecto sosteniendo que era "sovietizante".278
El 24 de marzo de 1976 se produjo el golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional presidido por
María Estela Martínez de Perón iniciando el período más oscuro de la historia argentina bajo el nombre de
«Proceso de Reorganización Nacional». Una nueva categoría represiva, el «desaparecido», entró de lleno a
la historia mundial, como parte de una política sistemática de terrorismo de Estado. Miles de personas
«desaparecieron», fueron torturadas o debieron exiliarse, entre 1976 y 1983, la gran mayoría trabajadoras,
militantes y activistas sindicales.
El plan represivo estaba íntimamente ligado a un plan integral de reorganización económico-social dirigido
por el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, que tenía como uno de sus ejes reformular
completamente las relaciones de trabajo, mediante la reducción de los derechos laborales y el poder de
negociación sindical, con el fin de «disciplinar» a la sociedad en general y a la clase trabajadora en
particular.279 280
El plan de Martínez de Hoz, elaborado sobre los principios neoliberales que en ese momento comenzaba a
formular la Escuela de Chicago,282 buscó desmontar el Estado de Bienestar. Una de las primeras medidas
fue modificar la Ley de Contrato de Trabajo sancionada en 1974, eliminando muchos de los derechos que
consagraba, con el fin de «inspirar el trabajo y la organización de la empresa, en función del modelo
dictatorial que se imponía a la sociedad toda».283 Se instaló un sistema económico organizado alrededor
de un sistema financiero de tipo especulativo, conocido en la época como «plata dulce».284 La deuda
externa pasó de 7723 millones de dólares al iniciarse 1976 a 45 920 millones de dólares al finalizar 1983
(casi 600% de aumento en ocho años).285 En el bienio 1976/77 los salarios registraron la más abrupta
caída de la historia argentina, perdiendo en conjunto un 40% de su poder adquisitivo; en el sector industrial
privado, los salarios cayeron de un 55% de lo que se pagaba en Estados Unidos, a un 33%.286
Uno de los objetivos declarados del régimen militar fue limitar la capacidad de negociación económica y
política del movimiento obrero, utilizando la expresión «poder sindical» para referirse a la cuestión. El
objetivo ya había sido planteado antes del golpe por la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales
Empresarias (Apege).275 El dictador Jorge Rafael Videla explicitaba de este modo ese objetivo en un
Documento de Trabajo sobre las Bases Políticas para la Reorganización Nacional:
Se suspendió la negociación colectiva y los salarios fueron fijados por el gobierno militar,292 dejándolos
congelados por largos períodos con tasas de inflación récord que superaban el 100% anual.293 272 294
Se
suspendieron las elecciones y asambleas sindicales y se autorizó al gobierno militar a designar a los
delegados del personal en las empresas.295 Se aplicó una ley de prescindibilidad por «razones
subversivas» a millares de empleados públicos.296 Se indexaron los alquileres y los créditos hipotecarios.
En 1979 se sancionó una nueva Ley de Asociaciones Profesionales (Ley 22.105) que prohibía la
conformación de centrales sindicales y confederaciones de rama, la actividad política de los sindicatos y sus
dirigentes, la constitución sindicatos de primer grado (uniones) de ámbito nacional restrigiéndolos al ámbito
provincial, la participación en la administración de las obras sociales, estableciendo que los mandatos no
podían superar los tres años con una sola reelección inmediata, que los dirigentes no podían tener
antecedentes «policiales», que los delegados de personal debían ser elegidos por voto obligatorio de todos
los trabajadores de la empresa, y permitía despedir sin causa a los dirigentes y delegados sindicales pagando
una indemnización adicional.297
Resistencia sindical
El 27 de abril de 1979 se realizó la primera huelga general, organizada por la Comisión de los 25, liderada
por Roberto García (taxistas).301 302 303
Habían transcurrido tres años del golpe, un lapso
considerablemente menor que en las dictaduras coetáneas de Chile y Uruguay, donde las correspondientes
primera huelga general se concretaron en 1984, once años después de los respectivos golpes.304 305
Luego del golpe militar, con la CGT intervenida y luego disuelta, el movimiento obrero argentino se
organizó en varios grupos: la ya mencionada Comisión de los 25, liderada por Roberto García (taxistas), la
Comisión de Gestión y Trabajo, la Comisión de los 20 y otros. Sin límites fijos, se delinearon dos grandes
sectores: uno partidario de una postura más dura ante la dictadura («confrontacionistas») y otro partidario
de una postura más negociadora («dialoguistas»).306 La Comisión de los 25, enrolada en la postura
confrontacionista, fue reconocida por la CIOSL como representación provisoria del movimiento obrero
argentino.307
Por esos años el movimiento obrero argentino empieza a aceptar la importancia de vincularse a los demás
movimientos obreros del mundo. En 1975 la CGT se había afiliado a la CIOSL (Confederación
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres) de orientación socialdemócrata. En el exilio, en 1977 la
Federación Gráfica Bonaerense liderada por Raimundo Ongaro organizó el Centro Sindical (CS) y en 1979
se constituyó el colectivo de Trabajadores y Sindicalistas Argentinos en el exilio (TYSAE).270 Durante el
régimen militar tanto la CIOSL y las Federaciones Sindicales Internacionales (FSI) vinculadas a ella, de
orientación socialdemócrata, como la CMT (Confederación Mundial del Trabajo) de orientación
socialcristiana, desarrollaron una fuerte acción de solidaridad con el sindicalismo argentino, que se convirtió
en un serio problema para la Junta Militar; menos contundente fue la postura de la FSM (Federación
Sindical Mundial) que agrupaba a los sindicatos comunistas, como consecuencia de la estrecha relación
comercial que la Unión Soviética estableció con la dictadura militar durante los gobiernos de Videla y
Viola, bloqueando las sanciones que se solicitaban en los foros internacionales.308 309 310
311 Las
denuncias contra la dictadura argentina se concentraron en el caso 842 abierto ante el Comité de Libertad
Sindical de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que incluía la lista de sindicalistas detenidos y
desaparecidos.312
En septiembre de 1979 las diferentes corrientes sindicales lograron concretar, aunque por poco tiempo, una
central única llamada CUTA (Conducción Única de los Trabajadores Argentinos), que denunció ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su histórica visita de dicho año, los nombres de los
sindicalistas detenidos y desaparecidos y las reiteradas violaciones de derechos humanos en el ámbito
sindical y laboral.313 314
El 15 de noviembre el gobierno militar sancionó una nueva ley sindical (N.º
22.105) prohibiendo que los sindicatos formaran confederaciones y centrales sindicales y adoptaran
posturas políticas.
La CGT Brasil estableció un vínculo estrecho con el Equipo Pastoral Social de la Iglesia Católica,
encabezado por monseñor Justo Laguna, cuyas máximas jerarquías comenzaban a tomar distancia de la
dictadura, luego de darle su apoyo con el visto bueno del nuncio apostólico.316 Por su parte, las corrientes
dialoguistas crearon en abril la Intersectorial CNT-20.317
El 22 de julio de 1981 la CGT Brasil realizó la segunda huelga
general,318 y el 7 de agosto de 1981 una importante movilización a la
iglesia de San Cayetano, bajo el lema "Paz y trabajo", que se
constituyó en el primer reclamo masivo en el que se oyó un cántico
que se volvería habitual: «se va a acabar, la dictadura militar».318 319
Poco después un golpe palaciego hizo que fuera desplazado el general
Viola y reemplazado por el general Leopoldo Fortunato Galtieri, muy
cercano a los Estados Unidos en la Guerra Fría y crítico de la política
de buenas relaciones comerciales con la Unión Soviética, que la
dictadura había mantenido hasta ese momento.
El 30 de marzo de 1982 la CGT Brasil convoca a una gran Mariposa de la CGT en la Marcha
movilización a Plaza de Mayo y en varias ciudades del país bajo la de San Cayetano, septiembre de
317 1981.
consigna «La Patria convoca al Pueblo», que adquirió ribetes
insurreccionales y terminó con miles de detenidos, decenas de heridos
y el asesinato en Mendoza de dos militantes, entre ellos el secretario
general del sindicato minero, José Benedicto Ortiz, mientras que la conducción de la CGT Brasil fue
detenida e imputada de cometer delitos que contemplaban largos años de cárcel. La manifestación ha sido
considerada como «el comienzo del fin» de la dictadura.320 321 322
Esa noche, la CGT Brasil dio a
conocer su evaluación de la jornada afirmando que el régimen militar «está en desintegración y en
debande», para reclamar la formación de «un gobierno de transición cívico-militar hacia la
democracia».320
Guerra de Malvinas
Tres días después, el 2 de abril, las Fuerzas Armadas desembarcaron en las Islas Malvinas, recuperando un
territorio que había sido ocupado por el Imperio Británico en el siglo xxi, que constituye en Argentina una
causa nacional común a todos los sectores del país, contra una potencia considerada imperialista y
colonialista. Agotadas las negociaciones para impedir el enfrentamiento bélico el país se vio envuelto en la
Guerra de Malvinas, que obró como una tregua para el conflicto social interno.317 La CGT Brasil, bajo la
consigna «Primero la Patria», decidió hacer «un paréntesis en su plan de acción»,323 «con el propósito de
no perturbar la gesta de la recuperación soberana de las Malvinas y la lucha entre todos los frentes contra el
imperialismo» y destacó «el coraje y la valentía de los soldados que lucharon por las Malvinas y la firme
oposición argentina a las absurdas pretensiones del colonialismo caduco», pero sin apoyar la dictadura, a la
que contestaba que «Los subversivos de ayer somos los patriotas de hoy», en referencia a la convocatoria
del gobierno a la CGT para integrar la delegación de organizaciones civiles que se trasladó a las Islas
Malvinas, cuando tres días antes sostenía que la CGT había sido disuelta.317 Ricardo Pérez, secretario de
Prensa de la CGT, aclaraba de este modo la postura de la central sindical:
Deseamos aclarar que no estamos aquí para hacer más fuerte la posición del gobierno
argentino, que es una dictadura, que no es un gobierno elegido. Estamos aquí para explicar la
posición del pueblo argentino, que ha sentido por largo tiempo que los territorios perdidos
debían reconquistarse. Pero la reconquista de las Malvinas no modifica en modo alguno
nuestros
serios problemas internos.
Ricardo Pérez317
Durante la guerra, en el mes de mayo, los sectores dialoguistas reunidos en la Intersectorial CNT-20,
crearon la «CGT Azopardo» y se instalaron en el edificio histórico de la CGT ubicada en la calle
homónima, con la anuencia del gobierno militar. La dirección recayó en un cuarteto integrado por Jorge
Triaca y Ramón Baldassini por la CNT, y Jorge Luján y Luis Etchezar por la Comisión de los 20.317
La derrota en la guerra, formalizada en la rendición del 14 de junio, arrastró a las Fuerzas Armadas a un
colapso institucional, que causó la caída de Galtieri y el desbande desordenado de la dictadura. Con el
régimen en retroceso, se multiplicaron las huelgas, protestas y movilizaciones reclamando el retorno de la
democracia. El 17 de junio Roberto García (taxistas), de la CGT Brasil, declaró a la prensa:
Hay indudablemente una nueva etapa que indiscutible va a transitar el pueblo y uno de los
objetivos primordiales es la
vuelta a la democracia, a las instituciones del país.
Roberto García317
Desbande de la dictadura
El 22 de septiembre de 1982 la CGT Brasil convocó a una huelga general con movilización a Plaza de
Mayo bajo el lema «Paz, Pan, Trabajo», con alto acatamiento.324 El 6 de diciembre de 1982 las dos CGTs
realizaron una huelga general apoyada por la Multipartidaria, que tuvo acatamiento total.325 El 16 de
diciembre las CGT participaron en la Marcha de la Multipartidaria por la Democracia reclamando
elecciones, con la participación de más de cien mil personas, donde fue asesinado el obrero metalúrgico
Dalmiro Flores, afiliado a la UOM, a la vez que su asesino, un policía vestido de civil desde un Falcon
verde gritaba «¡Morite, peronista hijo de puta!».326 El 28 de marzo de 1983 la CGT Azopardo realizó un
nuevo paro general. El 22 de septiembre de 1983 la CGT Brasil participó en la III Marcha de la Resistencia
organizada por las Madres de Plaza de Mayo.
El 10 de diciembre de 1983, asumió un gobierno democrático presidido por Raúl Alfonsín de la UCR, con
la misión de consolidar la democracia manteniendo la continuidad constitucional en el tiempo, algo que
nunca se había logrado desde la sanción de la Ley Sáenz Peña de voto secreto y obligatorio en 1912.
La reconquista de la democracia
1983-1989 (Alfonsín)
Adicionalmente la reducción del salario real en un contexto de alta inflación, así como el aumento del
desempleo y del trabajo no registrado, en el marco de planes de ajuste diseñados por el Fondo Monetario
Internacional, crearon las condiciones de un grave conflicto social que se mantuvo durante la mayor parte
del gobierno alfonsinista. En 1986 la desocupación y subocupación sumadas llegaron al 12%, una cifra
nunca alcanzada antes en los registros oficiales del país,332 caracterizado históricamente por no estar
afectado por la desocupación estructural de masas.333
La CGT respondió a la política económica y sindical del gobierno con trece paros generales y grandes
movilizaciones, oponiéndose a la continuidad de la llamada «patria financiera» en perjuicio de la
producción y el trabajo, que en la mayoría de los casos tuvieron el apoyo de los partidos políticos
opositores y las organizaciones de derechos humanos.334 332 En los seis años del gobierno radical se
realizaron casi cuatro mil huelgas sectoriales y de empresa (67% en el sector público).335
En 1984 y 1985 se realizaron las elecciones sindicales para normalizar los sindicatos luego de casi una
década de suspensión legal de la actividad sindical. Existían por entonces 1171 sindicatos registrados. En el
70% de las elecciones, incluyendo los diez sindicatos más grandes, se presentaron dos listas o más -
ganando en las mitad de los casos la lista opositora-, mientras que las minorías lograron alguna
representación también en la mitad de los casos, mostrando así un cambio notable ante la tradición sindical
argentina de presentar «lista única».336 Al finalizar el proceso electoral quedaron delineados tres grandes
corrientes sindicales: la Comisión de los 25 (ahora reorganizada como Movimiento de Renovación Sindical
Peronista y que confrontaba con los dirigentes sindicales peronistas «ortodoxos» que habían conducido la
campaña electoral que finalizó con la derrota electoral del peronismo frente a Alfonsín), las 62
Organizaciones (dirigentes sindicales peronistas «ortodoxos») y el bloque del Grupo de Gestión y Trabajo
y la Comisión de los 20 (peronistas, socialistas, radicales).337
El 7 de noviembre de 1986 se realizó el Congreso Normalizador de la CGT, doce años después del
anterior. Participaron 1478 delegados, pertenecientes a 156 sindicatos o federaciones, que representaban a
unos 4 millones de trabajadores sindicalizados. El Congreso sesionó pocas horas y eligió por unanimidad
una conducción encabezada por Saúl Ubaldini.338
En marzo de 1987 Alfonsín cambió su táctica de confrontación con el movimiento obrero y ofrece el
Ministerio de Trabajo a uno de los principales dirigentes sindicales del país, Carlos Alderete, secretario
general de Luz y Fuerza y miembro del recién creado Grupo de los 15.339 Como resultado de este
acuerdo, se elabora una nueva Ley Sindical que fue aprobada en 1988 (Ley 23.551), con el apoyo unánime
de todos los sindicatos y parlamentarios de todos los partidos políticos, pero fue cuestionada ante la OIT
por la UIA, principal organización empresaria, de Argentina. Esta queja será continuada en los años 1990
por la CTA.
En marzo de 1988 el gobierno convocó a la CGT y la UIA a conformar el , Consejo del Salario Mínimo
Vital y Móvil, creado en 1964 por el presidente Illia, pero el sector empresarial se negó a participar.340 . El
gobierno insistió en su nueva política de diálogo social y convocó a «paritarias», para restablecer el sistema
de negociaciones colectivas, paralizado desde 1975. Como consecuencia se alcanzaron numerosos
convenios colectivos, aún reconocibles por la inclusión de la expresión «/89» luego de su número. Las
«paritarias» se verían nuevamente suspendidas durante la década de 1990, hasta 2002.
En noviembre de 1989, en un proceso que sorprendió a la Humanidad, cayó el Muro de Berlín, que dio la
victoria a los Estados Unidos y sus aliados en la Guerra Fría, completada con el colapso de la Unión
Soviética dos años después. El mismo año, se desató en Argentina un proceso hiperinflacionario, que la
prensa económica caracterizó como «golpe de mercado», llevando al gobierno de Alfonsín al colapso. En
esas condiciones la Unión Cívica Radical perdió las elecciones presidenciales de mayo ante el peronismo y
Alfonsín debió entregar el gobierno a su sucesor, seis meses antes de la finalización de su mandato a su
sucesor, Carlos Menem. Por primera vez desde que fuera elegido un presidente por la Ley Sáenz Peña de
voto secreto y obligatorio, un presidente constitucional transfirió el poder a otro presidente constitucional de
un partido distinto.
Marco sociopolítico
Durante este lapso se produjeron profundos cambios en el mapa sindical que tienen su correspondiente
relación con las mutaciones producidas en la estructura económica y la composición de los asalariados, en
el marco internacional de la globalización establecida por Estados Unidos luego de vencer en la Guerra
Fría, siguiendo las pautas del Consenso de Washington: privatizaciones, desguace de la infraestructura
ferroviaria y naviera,341 342
aparición del desempleo masivo,343 344 aumento constante del trabajo «en
negro» (no registrado), 344 disminución constante del número de obreros industriales, aumento de los
trabajadores ocupados en servicios y comercio, tercerización, cuentapropismo, concentración y
extranjerización de la riqueza y la propiedad de la tierra,345 etc.
La convertibilidad peso/dólar eliminó la inflación por primera vez en medio siglo. Simultáneamente de
produjo una pérdida de competitividad de la economía, empobrecimiento de la población y la destrucción
del tejido social, que se vio reflejada en el aumento exponencial de la criminalidad a partir de 199.346
En el segundo semestre de 1998 comenzó la peor recesión económica de la historia argentina, que se
extendería hasta 2002, causando la destrucción de una cuarta parte de la riqueza del país. En ese contexto el
desempleo aumentó sin parar: 13,8% en 1999, 14,7% en 2000 y 21,5% en 2001, el más alto de la
historia.344 Simultáneamente el trabajo no registrado (empleadores que no hacen los aportes jubilatorios y
al sistema de salud de sus trabajadores),344 la privatización de la seguridad social (AFJPs) y la reducción
de la cobertura social por parte del Estado, generó una enorme masa de excluidos, categoría que por su
importancia se agregó a la de pobreza.347
Hasta la derrota electoral de la UCR en las elecciones presidenciales de 1989, si bien existían corrientes
sindicales peronistas internas, la CGT conservó su unidad orgánica y su capacidad de liderar grandes
huelgas nacionales.
1. el sindicalismo de negociación,
2. el sindicalismo confrontativo peronista ortodoxo,
3. el sindicalismo peronista de perfil socialcristiano.
El acceso al poder de un gobierno peronista después de 13 años de persecución y oposición, abría grandes
expectativas en todos los sectores sindicales, frente al histórico hecho de que el sindicalismo era
considerado como columna vertebral del peronismo.
Sin embargo el gobierno de Carlos Menem modificó la tradicional relación del peronismo con los
sindicatos, apartándolos de los centros de poder y emprendiendo una serie de reformas económicas y
laborales, bajo el signo del Consenso de Washington, que impactarán negativamente sobre la situación del
trabajo.
Esto producirá una crisis del sindicalismo peronista debido a que cada uno de los sectores que lo integraban
emprenderán estrategias diferentes frente al menemismo.
Cada uno de estos sectores comenzó a actuar en forma independiente y a poco andar la CGT se fracturó.
Mientras tanto la CGT Oficial pasó a ser controlada por los sindicatos gordos, en detrimento del
sindicalismo menemista (Godio).
El 10 de octubre de 1989 se realizó el congreso de la CGT para elegir autoridades. Debido a las diferencias
que existían en el seno del movimiento obrero sobre el gobierno de Menem, no se alcanzó un acuerdo para
formar una lista de unidad. Se presentan entonces dos listas, con distintos candidatos a secretario general:
Guerino Andreoni (comercio). Apoyado por Luis Barrionuevo (gastronómicos), Delfor
Giménez (textiles), Carlos West Ocampo (sanidad), Jorge Triaca (plástico), Gerardo
Martínez (UOCRA), Juan José Zanola (bancarios), a los que se sumaban los ex
renovadores José Pedraza (Unión Ferroviaria), Roberto Digón (tabaco), José Rodríguez
(SMATA), Andrés Rodríguez (UPCN) y Oscar Lescano (Luz y Fuerza).
Saúl Ubaldini (cerveceros). Apoyado por Ricardo Pérez (camioneros), la Juan Manuel
Palacios (UTA), la Mary Sánchez (CTERA), Julio Piumato (judiciales), telefónicos, Diego
Ibáñez (petroleros), Rubén Pereyra (obras sanitarias), Víctor De Gennaro (ATE), papeleros,
Carlos Barbeito (molineros) y la UOM (Lorenzo Miguel).
La lista que apoyaba a Ubaldini impugnó el resultado y la CGT se dividió. Ubaldini declaró entonces que
cumpliría con su mandato que tenía fecha de finalización el 7 de noviembre de 1990, permaneciendo el la
sede de la CGT, razón por la cual se conoció como CGT-Azopardo. Los sindicatos que eligieron a
Andreoni adoptaron el nombre de CGT-San Martín.
Hasta 1995 Carlos Menem cuenta con un gran apoyo de la población, fundamentalmente a partir del hecho
de haber controlado la inflación; al principio de su gobierno, ese apoyo es más acentuado en los distritos
obreros. Las clases medias de tradición antiperonista, también lo apoyan por sus medida económicas, pero
hacia el final de su gobierno, desprestigiado con escándalos de corrupción, vuelven hacia una posición
opositora.
En 1997 se comienzan a evidenciar las dramáticas consecuencias sociales del abandono del Estado de
Bienestar y del proceso de privatizaciones que produjo el cierre de refinerías, plantas y minas, del 90% de
los ramales ferroviarios, al establecimientos de peajes, etc., afectando la supervivencia de ciudades enteras.
El 12 de abril de 1997 cientos de trabajadores desocupados de la ciudad neuquina de Cutral-Co, en su gran
mayoría ex obreros petroleros y de la construcción, surgen de la invisibilidad para formar piquetes y cortar
con la ruta 17. En la represión muere Teresa Rodríguez. Poco después los piquetes reaparecen en Salta
(Tartagal y Mosconi). Al mismo tiempo surgen los piquetes en el partido bonaerense de La Matanza. Fue
entonces que aparecen los empleos transitorios bajo el nombre de planes "Trabajar".
También en el crucial año de 1997, la CTA organizó la "Carpa Blanca Docente", instalada frente al
Congreso Nacional para exigir aumentos salariales y manifestar su oposición a la reforma educativa
impulsada por el gobierno menemista. La "Carpa Blanca" se convertirá en un centro de convocatoria de
rechazo a las políticas educativas y laborales del gobierno menemista, será un lugar de convocatoria amplia
a los partidos de oposición, movimientos de derechos humanos, organizaciones estudiantiles y culturales,
etc.
Los movimientos sindicales y sociales antigubernamentales fueron desde entonces constantes. En muchas
ocasiones liderados por empleados y trabajadores del sector público provincial (empleados y obreros de los
estados provinciales, municipios, trabajadores de la educación, etc.), coligados muchas veces con
Seccionales de uniones sindicales o sindicatos locales
del sector público, miembros de la CGT (como
UPCN, COEMA) y miembros de la CTA (ATE,
CTERA).
Las elecciones presidenciales de 1999, marcan la ruptura de la Mesa de Enlace. Tanto la CTA como el
MTA participaron activamente en apoyar a La Alianza (UCR, FREPASO, PS, etc.) y la candidatura de
Fernando de la Rúa contra la que presentaba el peronismo, representado por Eduardo Duhalde, mientras
que la CCC tomó partido por la abstención, el voto en blanco o nulo, en la lucha por un Argentinazo.
La Alianza ganó las elecciones con un programa de centro-izquierda, pero continuó aplicando las políticas
que caracterizaron al gobierno de Menem, inspiradas en el Consenso de Washington, con un protagonismo
importante del Fondo Monetario Internacional. El punto culminante de esta evolución fue la asunción de
Cavallo, padre de las transformaciones económicas del menemismo, como ministro de Economía de la
Alianza en 2001. La recesión económica comenzada a fines de 1998, agravada por la convertibilidad del
peso con el dólar, se irá agravando día tras día hasta explotar en 2001/2002.
En su primera semana en el gobierno La Alianza enfrentó una protesta de trabajadores estatales correntinos
que cortaron el estratégico puente Resistencia - Corrientes, recurriendo a la Gendarmería para desalojarlo
mediante una violenta represión que causó dos muertos.
En mayo de 2000, tras otra violenta represión de la Gendarmería y la policía local, se produjo una
sublevación de la población de Gral. Mosconi (Salta) destruyó y quemó las oficinas públicas. La CGT
convoca la primera huelga general contra La Alianza el 5 de mayo, realizando la segunda el 9 de junio y la
tercera los días 23 y 24 de noviembre.
En octubre de 2000 se realizó un paro patronal rural de 6 días organizada por la Federación Agraria,
Coninagro y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). En noviembre, una nueva acción de los
piqueteros en Gral. Mosconi, fue reprimida por la policía causando la muerte de Aníbal Verón.
Ya en 2001, el 21 de marzo, se produce el cuarto paro general (convocada por la CGT disidente y con la
adhesión de la CTA y la (Corriente Clasista y Combativa)), al tiempo que la Iglesia Católica comienza a
impulsar el diálogo entre la dirigencia política, empresarial y sindical, dando origen a una secuencia de
procesos de concertación y diálogo social, para intentar generar consensos fundamentales para salir de la
crisis.
En abril se desató la crisis de la privatizada Aerolíneas Argentinas, con el despido de 250 y el anuncio de
1.350 más, que desencadenó una muy importante y exitosa lucha sindical que se en la que los sindicatos de
las tres centrales y los autónomos actuaron con una estricta unidad. Después de que se dictara la
conciliación obligatoria, los despedidos fueron reincorporados y la SEPI emplazó a los siete gremios
involucrados en el conflicto a firmar un acuerdo para realizar un plan de ajuste con rebajas salariales y
nuevas condiciones laborales.
En la primera mitad del 2001 continúan los piquetes en el cordón del Gran Buenos Aires, que tienen su
punto máximo en el corte prolongado de La Matanza, cuando durante 18 días desocupados organizados en
la (Corriente Clasista y Combativa) y el FTV se mantienen en la ruta logrando arrancar al gobierno
importantes conquistas. Al mismo tiempo, se suceden los cortes de ruta en todo el país, y el 31 de julio se
realiza la primera marcha de desocupados a Plaza de Mayo.
En agosto los piqueteros organizan cortes de ruta de dos días en dos semanas consecutivas, y la CTA
declara un paro general en apoyo de los piqueteros. El 29 de agosto las dos CGT organizaron un
multitudinario acto en Plaza de Mayo, actuando en forma conjunta por primera vez desde 1996.
El 12 de diciembre se realiza el paro nacional activo convocado por las dos CGT, que para muchos es el
comienzo de las puebladas del 19 y 20 de diciembre. Los obreros de Terrabussi, Ford y Vollkswagen
cortan la Ruta Panamericana junto a desocupados y jubilados de la CCC (Corriente Clasista y Combativa),
en lo que fue el hecho más destacable de la jornada.
Actualidad
En julio de 2008, el polémico sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo, quien por falta de suficientes
apoyos, no pudo conformar ni presentar una lista opositora a Hugo Moyano para la candidatura a
Secretario General, fundó una agrupación política a la que denominó CGT Azul y Blanco, integrada por
unos sesenta sindicatos, en general pequeños, sobre unos 2000 que tienen personería gremial. La
agrupación pretendía ser considerada como una nueva central y anunció que solicitaría el reconocimiento
del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. No fue considerada su incorporación, tampoco
consiguió reconocimiento de la región latinoamericana como internacional
La creación de la agrupación, pretendió sin éxito ser una nueva central sindical a la que existen en el país
(las otras dos son la CGTRA y la CTA). En general no se le conocen decisiones de envergadura ni ostenta
una vida orgánica o periódica importante debido a que su criticado alineamiento con el diputado De
Narváez al que no se le reconoce origen peronista puso en dudas el futuro del emprendimiento.
La etapa 2004 - 2012 se caracterizó por la recuperación del poder de negociación económico-corporativo
del movimiento sindical, y su recomposición como actor sociopolítico,348 lo cual significó el retorno de
antiguas instituciones del mundo del trabajo, como las convenciones colectivas, de la mano del crecimiento
del empleo durante buena parte del periodo.349
Sin embargo, y a partir de una notable agilidad demostrada por el sindicalismo se fueron creando una serie
de organismos sociolaborales (OSL) que han ido conformando lo que puede denominarse el “modelo social
MERCOSUR”, de rasgos profundamente originales.
En este proceso hay que destacar la acción de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur
(CCSCS), y dentro de ella el papel desempeñado por la CGT argentina, la CUT brasileña, y el PIT-CNT
uruguayo, sumándose posteriormente la CTA. Creada en los años 1980 con el fin de responder a las
amenazas que emergían en contra de la democracia en la región, reapareció en los años 1990 para hacer
frente al desafío del MERCOSUR, con una gran vitalidad.
Notas
1. El artículo 5 de la Constitución de la OIT establece que "5. Los Miembros se obligan a
designar a los delegados y consejeros técnicos no gubernamentales de acuerdo con las
organizaciones profesionales más representativas de empleadores o de trabajadores,
según sea el caso, siempre que tales organizaciones existan en el país de que se trate".OIT
(1919). «Constitución de la OIT» (http://www.ilo.org/public/spanish/bureau/leg/download/con
stitution.pdf). Ginebra..
2. La primera huelga se inició el 19 de noviembre de 1950 y duró cinco días, hasta alcanzar un
rápido acuerdo en el que se establecía en 22% de aumento salarial. El 14 de diciembre de
1950, el comité paralelo declaró una segunda huelga, dejando sin efecto el acuerdo
alcanzado, durante la cual la empresa despidió huelguistas, la CGT intervino la UF y la
policía reprimió las manifestaciones, con gran cantidad de detenidos. Un nuevo acuerdo se
alcanzó seis días después, reponiendo el aumento concedido en el acuerdo anterior y
manteniendo el salario familiar determinado en la resolución que regía desde el 1° de
diciembre para los hijos hasta 15 años en lugar de los 18 años indicados en dicha
resolución. Un mes después el comité paralelo declaró una nueva huelga, con nuevas
exigencias, que se extendería por tres días. Esta última huelga fue repudiada por otros
sindicatos, aislando a los huelguistas; a poco, luego de denunciar la presencia de
funcionarios y empleados públicos reemplazando a los obreros huelguistas, la CEE reiteró
el pedido de intervención presidencial en el conflicto, expresando que con ello se pretendía
solucionar “con justicia las aspiraciones de los ferroviarios que se mantienen unidos y
decididos a la lucha, convencidos plenamente de la razón que los asiste, y confiando en la
decisión del general Perón". El 23 de enero de 1951 el Ministerio de Trabajo declaró la
ilegalidad de la huelga, y el 24 de enero intervino Perón en el conflicto, cuestionando
severamente a los huelguistas a quienes les imputó motivaciones partidarias y sancionó el
25 de enero un decreto disponiendo la movilización militar de los trabajadores ferroviarios,
poniendo así fin al conflicto. Cerca de dos mil trabajadores fueron detenidos, de los cuales
unos trescientos quedaron detenidos hasta el 20 de junio de 1951, cuando fueron
indultados, quedando detenidos 24. Un número idéntico fueron despedidos, entre ellos los
dirigentes del comité de huelga paralelo, quienes mayoritariamente pertenecían a las
corrientes socialista y comunista. Fuentes: Gambini 1999; Mengascini, Hugo (28-29 de
agosto de 2008). «Conflictos y huelgas ferroviarias durante el período peronista. El caso de
los trabajadores ferroviarios de Tandil (1946-1955)» (http://historiapolitica.com/datos/bibliote
ca/3jornadas/mengascini.pdf). 3ras Jornadas sobre la política en Buenos Aires en el siglo
XX (Universidad de La Plata).
3. Ninguna organización se atribuyó de inmediato el asesinato de Rucci, pero Montoneros se
la atribuyó dos años después en su órgano oficial, Evita Montonera No. 5, pag. 18. «Justicia
popular» (http://www.ruinasdigitales.com/revistas/Evita%20Montonera%2005.pdf). Evita
Montonera I (5): 18. junio-julio 1975. «JOSE RUCCI, ajusticiado por Montoneros el 23-9-
73.» Tiempo después, en 1984, Horacio Salvador Paino, asesor y funcionario del Ministerio
de Bienestar Social bajo la gestión de López Rega y miembro de la Triple A, publicó el libro
Historia de la Triple A, donde reconoce que el asesinato de Rucci fue cometido por la Triple
A. Ese mismo año Mario Firmenich, en un reportaje realizado por Jorge Asís y publicado en
la revista Libre el 13 de noviembre, declara que "nosotros no matamos a Rucci", pero diez
años después, en la revista Noticias del 28/2/2004, manifestó hablando sobre el crimen de
Rucci que "desde nuestro lado fue un error político... Pero me voy a guardar de dar mi
opinión porque la muerte de Rucci es más complicada y tengo mis dudas sobre algunos
implicados, algunos partícipes". El 29 de septiembre de 2003 Fernando Vaca Narvaja
afirmó en el programa televisivo Punto doc que "en el caso Rucci había una seria
confrontación intersindical muy fuerte... no fue solo un tema vinculado a Montoneros".
Repasando la documentación sobre el crimen, el historiador socialista Norberto Galasso
sostiene que "prevalece la opinión de que los responsables del operativo son los
Montoneros" y cita una frase de Aznares y Calistro del libro Lorenzo el padrino del poder
sindical: "aunque Montoneros nunca reivindicó oficialmente el asesinato, terminó
asumiéndolo en los corrillos de la organización". Galasso, Norberto (2005). Perón: Exilio,
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tenía diferentes posturas estratégicas y en completo de Firmenich» (http://www.ruinas
tal sentido el operativo para el asesinato de digitales.com/revistas/El%20Descamisad
Rucci fue una idea de algunos miembros o%2015.pdf). El Descamisado I (15). 28 de
que integraban las FAR (...) Ellos tenían agosto de 1973.
estudiado a Rucci, vieron donde 264. «El asesinato de Rucci» (https://www.elterri
descendía, lo tenían medido y empezaron torio.com.ar/el-asesinato-de-rucci-8517986
a analizar un atentado contra él. Para 879819155-et). El Territorio Misiones. 18
marzo de 1973, se integran las dos de septiembre de 2008.
conducciones nacionales, las de FAR y 265. Marcelo Larraquy (9 de julio de 2018).
Montoneros, si bien públicamente se « "La teoría del cerco": los deseos
fusionan en octubre de ese año (...) En ese imaginarios de Montoneros para negar al
momento Montoneros no estaba Perón real» (https://www.infobae.com/histor
convencido de atentar contra Rucci, pero ia/2018/07/09/la-teoria-del-cerco-los-deseo
en el ínterin ocurren los sucesos de Ezeiza s-imaginarios-de-montoneros-para-negar-a
donde se le atribuye parte de la l-peron-real/). Infobae.
responsabilidad al propio sindicalista y eso
empieza a inclinar la balanza de un sector. 266. Pavón, Héctor (14 de febrero de 2016).
De alguna manera gana consenso el tema «Entrevista a María Sáenz Quesada» (htt
de asesinarlo (...) Después de Ezeiza es p://www.clarin.com/cultura/isabelita-peron-
prácticamente donde ya el tema esta firme maria_saenz_quesada-biografia_0_B1Lgu
pero aún bajo discusión. La conducción 6dPXg.html). Clarín. «Perón muere, asume
nacional estaba bastante dividida al Isabel. Aparece un frecuente visitante de
respecto y su referente nacional que era Olivos, Emilio Eduardo Massera. –Massera
Carlos Hobert, tenía posturas era un gran seductor. Yo conversé con
movimientistas por lo cual no iba a armar el mujeres vinculadas a esta etapa, como la
operativo sin consenso. Sin embargo, con secretaria privada de Isabel, Dolores
el desconocimiento incluso de referentes Ayerbe, y veía que Massera tenía una
máximos, la operación se llevó adelante." imagen, entre ellas, de un protector, de un
«Testimonio de José Amorín» (https://web.a hombre galante que les daba seguridad.
Inclusive Isabel creyó que la Junta Militar la
rchive.org/web/20161018113657/http://ww
iba a fusilar, y que si eso no ocurrió fue
w.elortiba.org/amorin.html). El Ortiba.
gracias a Massera. En verdad, la Junta
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tenía un compromiso con el Nuncio papal y
tiba.org/amorin.html) el 18 de octubre de
con la Iglesia de que no se le iba a hacer
2016. La exmilitante montonera Alicia
Pierini desmiente que Montoneros pudiera daño. En 1983 Massera viaja a Madrid y se
haber estado involucrada en el atentado, teme que llegue a haber un
pero admite la posibilidad que hayan sido acompañamiento del peronismo isabelino
las FAR. Pierini, Alicia (13 de agosto de a la candidatura de Massera …».
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