DIOS PROTEGE A SU PUEBLO. Génesis
19;
20.1-17
La Biblia es absolutamente imparcial al referir
las debilidades aun de los más notables
personajes. En los capítulos anteriores vimos
a Abraham interceder fervientemente por
aquellos que estaban bajo el juicio y el
castigo de Dios. Pero en Génesis 20 lo
encontramos tropezando de nuevo. Abraham
vuelve a negar que Sara es su esposa. Otra
vez la vuelve a exponer al peligro. Gracias a
la misericordia de Dios, todo sale bien al final.
Sin embargo, es muy probable que cualquier
otro hombre no habría sido mejor que
Abraham. Porque los humanos simplemente
somos así. Somos prontos para olvidar la
promesa de Dios. Seguramente después de
tanto tiempo, Abraham bien pudo pensar que
Jehová había olvidado Su promesa. Así que
vemos que su fe flaquea. Por el otro lado,
vemos que la fidelidad de Dios no cambia. Y
Sara es protegida por la gracia de Dios.
Porque Dios cumple la promesa del pacto. Él
no necesita de nadie para lograrlo. Lo hace
incluso sin la ayuda de Abraham. Abraham es
simplemente un instrumento para que Dios
cumpla Su promesa. De hecho, vemos que
Dios es bueno con Abraham aun cuando éste
merece castigo.
Vamos a dividir el pasaje en cuatro partes.
Primero, en los versículos 1 y 2 leemos
acerca del engaño de Abraham hacia
Abimelec. Luego en los versículos 3 al 7 Dios
habla a Abimelec en un sueño y le revela la
verdad. Tercero, en los versículos 8 al 13
Abimelec confronta a Abraham por su
pecado. Y finalmente, en los versículos 14 al
18 vemos que Abraham intercede por
Abimelec.
I. EL ENGAÑO DE ABRAHAM A ABIMELEC.
1-2
Es posible que el episodio que tenemos aquí
se relacione directamente con el castigo
sobre Sodoma. Puede ser que ese
acontecimiento diera pie para que Abraham
cambiase de lugar. Recordemos que en el
capítulo 18 leemos que Dios se le apareció a
Abraham cerca del bosque de Mamre. Mamre
era un lugar cerca de Hebrón (Gén 23.
35:27). Así que Abraham va de Mamre hasta
Gerar. Gerar era un lugar cerca de Gaza,
aquella gran ciudad filistea. Tal vez Abraham
quiso alejarse de este lugar que había
recibido el castido de Dios.
Ahora bien, es en Gerar donde Abraham
miente a Abimelec (1-2). Abimelec era un
título real, un título dinástico. Así que
Abimelec era el rey de Gerar. En el momento
en que escuchamos a Abraham decir que
Sara es su hermana comienza el suspenso. Y
cuando vemos que Sara es llevada al harén
de Abimelec, sabemos que algo serio está
sucediendo. De hecho, esta situación es aún
más grave que el primer acontecimiento
cuando Abraham también mintió en Egipto.
Es más grave porque ya se acerca el
nacimiento de Isaac. Falta muy poco para el
cumplimiento de la promesa de Dios y vemos
que la fe de Abraham está fallando.
Aparentemente era la costumbre de la época
que si a algun rey le gustaba cierta mujer, él
tenía derecho de reclamarla para su harén.
También era costumbre que si la mujer era
casada, entonces el esposo era asesinado
para que el rey se quedara con su esposa.
Comprender esto nos ayuda a ver de dónde
pudo haber surgido la estrategia de Abraham
de decir que Sara NO era su mujer. Sin
embargo, esto no justifica que su mentira
fuera buena. Esto nos enseña que no importa
la circunstancia, siempre debemos decir la
verdad. Sabemos que hay ocasiones en que
será difícil, pero hacer la voluntad de Dios
nunca será fácil. Además, aquí vemos que
Abraham era reincidente en el mismo
pecado, del cual ya había sido reprendido
anteriormente. Por tanto, debemos tener en
cuenta que los cristianos tenemos la
posibilidad, no sólo de caer en el pecado,
sino de recaer en el mismo varias veces. Esto
regularmente sucede a causa del ataque
imprevisto y de la fuerza con que la tentación
puede venir a nosotros. Además, también
debemos pedir el auxilio de Dios a causa de
la debilidad de nuestra carne. Cada día nos
enfrentamos a diferentes tentaciones y
necesitamos la ayuda de Dios para no caer.
En el versículo 13 se da explícitamente la
explicación de por qué Abraham habría hecho
esto dos veces. Aparentemente, cuando
Abraham y Sara salieron de Ur de los
caldeos, él le había pedido que dondequiera
que fueran le hiciera la bondad de afirmar ser
su hermana. En otras palabras, le pidio
mentir para protegerlo. Este era un plan que
se había inventado hacía muchos años.
Ahora bien, el punto de la historia aquí es que
Abraham, el padre de la fe, en circunstancias
difíciles no confía en Dios. Así que vemos
claramente que Abraham fue declarado justo,
NO porque fuera perfecto, sin pecado. No. Él
NO fue transformado por la declaración de
Dios. No. Abraham fue declarado justo por la
promesa del pacto que Jehová Dios hizo con
él. Aquí es muy interesante notar cómo la
Biblia es completamente realista incluso
acerca de los héroes de la fe. En otras
palabras, los autores de la Biblia no
esconden el pecado de Abraham. Como
tampoco escondieron el de David o el del
apóstol Pedro. Más bien hacen una
presentación realista de Abraham tanto en su
fuerza como en su debilidad, tanto en su fe
como en su temor, en su justicia y en su
pecado. Y así Abraham le proporciona a
Pablo el ejemplo perfecto de un pecador
salvo por gracia a través de la promesa de
Dios. Abraham es el ejemplo perfecto de la
justificación por fe. No es la justicia perfecta
de Abraham lo que lo acerca a Dios. Es su fe
la que es el instrumento de la declaración de
justicia de Dios sobre Abraham. Los
pecadores somos salvos por gracia. Y lo
somos sólo por la obra redentora de nuestro
Salvador Jesucristo.
II. DIOS REVELA LA VERDAD PARA
SALVAR A ABRAHAM. 3-7
En San Lucas 12.1-3 nuestro Señor
Jesucristo dijo a sus discípulos lo siguiente:
“Guardaos de la levadura de los fariseos, que
es la hipocresía. Porque nada hay encubierto,
que no haya de descubrirse; ni oculto, que no
haya de saberse. Por tanto, todo lo que
habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo
que habéis hablado al oído en los aposentos,
se proclamará en las azoteas”. Nosotros
sabemos que no existe ninguna cosa que
Dios no conozca. Todo lo que hacemos,
decimos e incluso lo que pensamos esta
desnudo ante los ojos de Dios. Abraham ha
mentido. Pero Dios, en su gracia, interviene
para salvarlo (3). Dios, en su gracia, a
menudo interviene a nuestro favor. Y lo hace
incluso cuando somos los causantes de
nuestro problema. Aquí Abraham mintió. Él
solo se metió en este problema, pero Dios lo
salva. Dios lo proteje. Porque Jehová es
nuestro Protector.
Vemos que cuando Dios le informa esto a
Abimelec, éste protesta inmediatamente (4-
5). Él no sabía lo que Abraham le había
hecho. Abimelec usa palabras como inocente,
sencillo y limpio. Con esto quería decir que
no era culpable. Estos términos se usan más
adelante en los Salmos cuando el salmista
protesta por su justicia o su inocencia. Pero
debemos notar que lo que Abimelec está
diciendo no es que él sea perfectamente
justo, perfectamente intachable,
perfectamente inocente, sino que fue llevado
involuntariamente a esta acción. Que no tuvo
malas intenciones en lo que hizo. Él es
inocente de los cargos. Así que el pasaje
proporciona un contraste entre el
comportamiento relativamente justo de
Abimelec y el comportamiento de Abraham.
El narrador pone en evidencia la conducta
personal irreprochable del rey pagano, para
gran vergüenza de Abraham. Pero Dios sabía
que Abimelec había obrado sin mala voluntad
(6). Y, sin embargo, Dios le dice a Abimelec
que Abraham es un profeta (7). En el
versículo 7 Abraham es llamado el profeta no
porque tenga poderes para predecir el futuro,
sino porque tiene una relación especial con
Dios. El pasaje considera a Abraham como
portador de un ministerio de mediación y
profecía, porque él goza de un especial
acceso a Dios. Y esto se destaca en su
intercesión al final del capítulo, que es la
razón por la cual en este pasaje se le llama
profeta.
Aquí es necesario mencionar que Dios muy
pocas veces dio a los israelitas mensajes por
medio de sueños. Pero a menudo leemos
que Dios daba mensajes a aquellos que no
eran israelitas por este medio. Por ejemplo, le
habló al Faraón o Nabucodonosor o aquí a
Abimelec en sueños. Dios se adaptaba a las
costumbres de las naciones para hacerse
escuchar. Pero lo más maravilloso es que
vemos a Dios interviniendo en favor de
Abraham a pesar de que el solo se metió en
este lío. Debido al amor de Dios, a veces
incluso cuando nos metemos en problemas,
Dios nos libra de las consecuencias que
merecen nuestras obras. Esto es
simplemente la fidelidad de Dios. Abraham no
merece ser salvado, pero Dios lo ayuda. Dios
lo protege. Eso mismo hace Dios con
nosotros. Porque Dios nos ama.
III. ABRAHAM ES CONFRONTADO CON SU
PECADO. 8-16
Abimelec confronta a Abraham acerca de su
pecado (8-10). Aquí vemos que Dios protege
a Abraham por Su gracia, pero también
expone su pecado. Abimelec es designado
por Dios para entregar este mensaje a
Abraham. Él hace tres preguntas con el fin de
resaltar el mal que Abraham ha hecho. Dios
usa a Abimelec como un instrumento para
exponer el pecado de Abraham. De esta
manera, él ya no pueda esconderse detrás de
sus explicaciones y excusas. Así que
Abraham es perseguido por Abimelec
pregunta tras pregunta (9-10). Estas tres
preguntas exponen que Abraham sólo
pensaba en sí mismo cuando actúo de esa
manera. Él estaba pensando en cómo podía
protegerse. No pensaba en qué
consecuencias traerían sus acciones a las
demás personas. Y lo que tenemos aquí es
que Jehová expone el pecado de Abraham.
En las excusas disfrazadas de explicaciones,
vemos que aunque Abraham afirmaba confiar
en el Dios Todopoderoso, cuando estaba en
una situación peligrosa, simplemente trató de
cuidarse a sí mismo.
Por tanto, las excusas de Abraham, por
piadosas que puedan parecer, y aunque sus
circunstancias eran peligrosas, eran
incorrectas porque abandonó su fe y su
confianza en Dios. Jehová que es Soberano
se preocupaba por Abraham, pero Abraham
no confió en Dios. Abraham pone tres
excusas a Abimelec. Primero apeló a la baja
opinión que le merecía el lugar (11):
“Ciertamente no hay temor de Dios en este
lugar, y me matarán”. Hay muchos lugares y
personas que tienen más temor de Dios del
que nosotros pensamos. Quizá no usan
nuestros emblemas, no se atienen a las
mismas rutinas que a nosotros nos parecen
tan importantes y, por ello, concluimos que no
tienen temor de Dios. Abraham temía la
maldad de los geraritas. Esa era una excusa
perfectamente creíble. Abraham había mirado
la impiedad de los habitantes de Sodoma y
Gomorra. Y era legítimo que temiera la
impiedad de los otros cananeos. Sin
embargo, él debió confiar en la promesa de
Dios de cuidarlo. El Dr. Gerhard Von Rad dice
en cuanto a este evento: “Resulta humillante
para Abraham el haberse dejado sobrepasar
en temor de Dios por aquel pagano”. Eso es
verdad. En este pasaje Abimelec resultó ser
más temeroso de Dios que Abraham.
En segundo lugar, Abraham se excusó de la
culpa de una mentira manifiesta, diciendo
que, al fin y al cabo, también era su hermana
(12). Quienes le oyeron decir: “Es mi
hermana”, entendieron que era sólo su
hermana, sin pensar que fuese también su
esposa. Así que fue una impresición, dicha
con clara intención de engañar. No hay
peores mentiras que las medias verdades. El
comentarista bíblico Mattew Henry dice que
“Satanás nunca es más peligroso que cuando
dice la verdad, porque la emplea para cubrir
la mentira, como se cubre el anzuelo con el
cebo. Es su media hermana. Pero la verdad a
medias, es una mentira”. Una verdad a
medias, es una mentira completa.
Finalmente, quiere quedar limpio de la culpa
de ultraje contra Abimelec y dice que era su
costumbre hacer esto. Que su mujer y él
habían acordado practicar esta estratagema
desde que salieron de Ur (13). Debemos
notar que de paso Abraham parece que culpa
de sus andanzas a Dios (“Dios me hizo salir
errante…”). Aquí tenemos un testimonio del
problema de un pecado habitual que lo ha
separado de su fe. Y así Dios reprende a
Abraham por medio de Abimelec. Dios, en su
gracia, usa a Abimelec para reprender a
Abraham. Y lo hace precisamente porque Él
lo ama. Por tanto, debemos recordar que si
Dios hizo eso con Abraham también lo hará
con nosotros si es necesario. Dios no
permitirá que nuestro pecado quede sin ser
expuesto porque quiere separarnos de lo que
nos destruye. Supongo que algunos de
nosotros podríamos dar testimonio del amor
de Dios que nos ha librado de esa manera.
Dios no permite que nuestro pecado pase
desapercibido y lo hace para salvarnos.
De paso notemos que Abimelec colma de
favores a Abraham y a Sara (14-16). Vemos
que le da rebaños, servidumbre, y la
invitación a que se queden a vivir en esa
región. Y sobre todo “la cobertura para los
ojos a Sara (16b). El Dr. Gerhard Von Rad
dice que “Esta extraña expresión procede
quizá del mundo del Derecho. Este don tenía
por efecto tapar los ojos a la crítica ajena,
para que no pudieran hacer conjeturas
acerca de Sara que le fueran desfavorable”.
Para que la gente no anduvieran sacando
conclusiones equivocadas. Así, Abimelec
hace todo cuanto está en su mano para
demostrar la honorabilidad de Abraham y
Sara.
IV. ABRAHAM INTERCEDE A FAVOR DE
ABIMELEC. 17-18
En la intercesión de Abraham por Abimelec,
vemos que Dios en Su gracia nos usa para
Su gloria a pesar de que no lo merecemos. El
gran apóstol san Pablo lo decía así: “Doy
gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me
fortaleció, porque me consideró fiel al
ponerme en el ministerio, aun cuando antes
yo había sido blasfemo, perseguidor e
injuriador…” (1 Tim. 1.12-13). Es
extraordinario que Abraham sea usado como
el instrumento de bendición para Abimelec.
Por la intercesión de Abraham se aleja la
maldición de esterilidad que pesaba sobre
todas las mujeres de la corte (17-18). Este es
un ejemplo de Dios en Su gracia usándonos
para Su gloria a pesar de nuestro pecado. Es
impresionante la forma en que Dios mostró
Su gracia para con Abraham. Dios lo hizo
cuando impidió que Abimelec tomara a Sara
como su esposa. Además, en las referencias
a Abraham que tenemos en el resto de la
Biblia, ni una sola vez se menciona este
incidente como para resaltar su fracaso. Todo
lo contrario, en la carta a los Hebreos,
Abraham es alabado con una fe que mostró
al salir de Ur. Quedarse en la tierra de
Canaán a pesar de la gran depravación y el
peligro que había. Creer que Dios podría
darle un hijo cuando él y Sara habían pasado
la edad de tener hijos. Pero además, estuvo
dispuesto a ofrecer a Isaac en sacrificio
creyendo que Dios podría resucitarlo de entre
los muertos. Así que ni una sola vez, Dios se
refiere al pecado de Abraham del pasado
como para avergonzarlo. Abraham fue
perdonado y Dios se olvidó de eso. Así es
Dios. Nos perdona y se olvida de nuestro
pecado. Es por ello que el profeta Miqueas
dice: “¿Qué otro Dios hay como tú, que
perdona la maldad y olvida el pecado del
remanente de su pueblo? Tú no guardas el
enojo todo el tiempo, porque te deleitas en la
misericordia. Tú volverás a tener misericordia
de nosotros, sepultarás nuestras iniquidades,
y arrojarás al mar profundo todos nuestros
pecados” (Miqueas 7.18-19).
Es bueno servir a un Dios así. Es bueno
saber que nuestro Dios es soberano incluso
cuando dudamos de Su capacidad para
cuidarnos. Es maravilloso servir a nuestro
Dios sabiendo que permanece misericordioso
incluso cuando pecamos. Servir a Jehová,
nuestro gran Dios, es la mayor felicidad y
oportunidad del mundo. Ser hijo del único
Dios verdadero es el mayor incentivo para
que siempre hagamos Su voluntad.