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Margaret Atwood
reescribe la "Odisea" de
Homero, con minúsculas
y según Penélope
La escritora canadiense Margaret Atwood, doble ganadora del Booker y eterna candidata al
Nobel Crédito: Penguin Random House
Dolores Graña
18 de mayo de 2020 • 13:46
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por el heroísmo, es una odisea con minúsculas, inmóvil como su
protagonista en el palacio, esperando el regreso de un esposo poco
confiable al que ama sin reservas y disimulando tanto su temor
como su inteligencia. Y mientras tanto, va urdiendo un plan frente
a los pretendientes que han tomado su casa y pretenden hacer
otro tanto con el trono de Ítaca.
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El libro de la autora canadiense se publica en castellano por Editorial Salamandra Crédito:
Penguin Random House
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criadas - como las otras, más famosas, de Gileád, que en 2005 aún
no habían sido convertidas en símbolo de la lucha por la igualdad
de género - son las encargadas de introducir las preocupaciones
clásicas de la autora acerca del poder de las historias para
equilibrar la misoginia y el silencio al que fue confinada durante
milenios la experiencia femenina. En ese sentido, Penélope y las
doce criadas está en magnífica sintonía con dos lanzamientos
recientes que buscan dotar de perspectiva de género a lo que
llamamos "el mundo clásico": el ensayo Mujeres y poder: un
manifiesto , de Mary Beard, y la novela Circe , de Madeline Miller.
En la conferencia antropológica que cierra la historia -que
probablemente enviará a sus lectores a buscar más información,
dada la densidad de sus escuetas 176 páginas- se recobran las
teorías de Robert Graves en Los mitos griegos sobre la posibilidad
de que las criadas fueran en realidad sacerdotisas de Artemisa,
con la propia Penélope como avatar de la ubicua Diosa Blanca, y
su muerte una señal del paso de una sociedad matrilineal a una
patriarcal, con los engaños y la violencia de Odiseo y sobre todo de
Telémaco como agorera señal de lo que vendría a continuación.
Pero, símbolo o no, la muerte de las doce mujeres sigue
sosteniéndose por sí misma, explica la autora, y la sangre
derramada no se borra con siglos: "No es necesario que piensen en
nosotras como muchachas de carne y hueso, que sufrieron de
verdad, que de verdad fueron víctimas de una injusticia: eso
resultaría demasiado turbador. Olviden los detalles sórdidos -
recitan las criadas-. Considérennos puro símbolo. No somos más
reales que el dinero". Por: Dolores Graña