Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LA
HARDFACTS
7
DOMAR A LA BESTIA
Barba Azul y otros
Monstruos
Imagen no disponible
Imagen no disponible
Imagen no disponible
FIGURA 17. Otto Brausewetter nos muestra la reacción de la mujer de Barba Azul
ante
la escena de la carnicería tras la puerta prohibida.
se erige como ley general no escrita en un reino. "El gnomo" cuenta las
desventuras de tres princesas que prueban fruta prohibida en el jardín
de su padre. A veces, las prohibiciones adoptan una forma concreta,
como en "Rapunzel", donde la orden de no extraviarse se simboliza
con el encarcelamiento en una torre. Ocasionalmente, los cuentos de
hadas incluso invierten e l movimiento de la interdicción a la
violación sustituyéndola por una orden y su cumplimiento. Como ha
señalado Vladimir Propp "Si se insta a los niños a salir al campo o al
b o s q u e , el cumplimiento de esta orden tiene las mismas
consecuencias que la violación de una interdicción de no salir al
bosque o a l c a m p o ". Si reflexionamos sobre el modo en que una
interdicción ("No mires en esta habitación") se acerca peligrosamente a
una tentadora propuesta, enseguida queda claro por qué las funciones
emparejadas in- terdicción/violación y mandato/cumplimiento son
intercambiables.8
Es fácil tomar los cuentos de hadas que se basan en la
prohibición/violación
y convertirlos en cuentos con moraleja. La prohibición se traslada
simplemente de lo específico a lo general ("¡No mires en esta
h a b i t a c i ó n !" se convierte en "¡No seas curioso!"). Lo que
originalmente funcionaba como motor de la trama y como medio de
introducir villanías se convierte en una pauta general de
comportamiento. El hecho de que muchas prohibiciones sean emitidas
por villanos no ha disuadido a los críticos de reverenciarlas como
verdades universales. La orden de Barba Azul (que surge de la
necesidad de un asesino de ocultar las pruebas de sus crímenes) se
legitima; la curiosidad de su esposa se convierte en emblema de la
debilidad de las mujeres ante l a tentación. Es dudoso q u e alguien,
tras una cuidadosa reflexión, defienda la obediencia ciega a las
órdenes de Barba Azul. Sin embargo, su mandato de no mirar dentro
de la cámara prohibida sigue siendo la parte más memorable de la
historia y es repetidamente validado en moralejas sobre los males de la
curiosidad. Esa prohibición se apodera de nuestra imaginación incluso
con más fuerza que los horrores visuales tras el umbral d e l a puerta
de Barba Azul.
La prominencia de la secuencia prohibición/violación no
explican plenamente por qué la curiosidad de la mujer de Barba Azul es
tan ampliamente ase- gurada. El héroe de "Fiel Johannes", por ejemplo, no
se conforma con los muchos "tesoros y magníficas habitaciones" del
palacio que ha heredado; debe acceder a la única puerta que l e está
D O M A R A LA B E S T I A 167
vedada. Como le dice a su criado: "Si no entro, estoy seguro de que será el
fin de
l66 VILLANOS
tienen algo que ver con las sospechas de un niño de que los adultos
tienen "terribles secretos sexuales".13 No tenemos que reflexionar
mucho sobre los ingredientes clave del cuento de Perrault y de la
versión de los Grimm para darnos cuenta de que la curiosidad intensa, las
puertas cerradas y la percepción de la brutalidad sádica establecen una
cadena de asociaciones interesantes, asociaciones vinculadas a la escena
primitiva. Podría decirse que la cámara de Barba Azul, c o n su
aterradora exhibición de carnalidad, da forma vívida a lo que los niños
perciben como los aspectos de pesadilla de la sexualidad humana. Pero la
carnicería que se encuentra ante los ojos de la heroína t a m b i é n podría
ser vista como un horrible emblema de la mortalidad humana, en cuyo
c a s o la historia podría darnos el reconocimiento de la muerte por parte
de la heroína.14 Sin embargo, las lecturas psicosexuales d e " B a r b a
Azul" tienen la ventaja especial de motivar las graves consecuencias de la
curiosidad de la heroína: el castigo de la decapitación se ajusta
perfectamente a la lógica psicológica del texto. Tanto si leemos "Barba
Azul" en un plano literal como un en- cuentro con la muerte o en un plano
simbólico como una historia relacionada con el descubrimiento del
conocimiento carnal, muestra una capacidad especial para magnificar y
dramatizar los hechos y fantasías más profundamente perturbadores del
mundo mental de un n i ñ o .
La cadena de asociaciones que vinculan la carnicería con la car-
nal es mucho menos pronunciada en las variaciones de los cuentos de los
Grimm que presentan cámaras que sirven como lugar de asuntos tanto
prohibidos como prohibidos. Sólo "Barba Azul", el cuento que los
Grimm consideraban demasiado p a r e c i d o al de Perrault como para
incluirlo en su segunda edición de los Cuentos infantiles y domésticos,
y (en menor medida) " E l ave de Fowler" suscitan las mismas
asociaciones. "El niño de María", al sustituir a Barba Azul por la Virgen
María y el baño de sangre detrás de l a p u e r t a por la Trinidad, se
convierte en u n cuento de advertencia sobre los peligros de la
curiosidad excesiva. El hecho de que la Virgen M a r í a pudiera
e n c a j a r con facilidad en el lugar funcional que ocupaba Barba Azul es
revelador y explica en gran medida por qué a los reescritores y críticos del
cuento les resultó tan fácil dejar a Barba Azul fuera d e juego. En "El hijo
de María", la heroína es demasiado curiosa para su propio bien y sólo
escapa a la muerte admitiendo su "pecado" y mostrando implícitamente
remordimiento por él.
Los otros cuentos de los Grimm sobre cámaras prohibidas y sótanos.
170 VILLANOS