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“PERDER O GANAR”

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un


hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra
aquel campo. MATEO 13:44

TEMA: El reino de los cielos.

IDEA PRINCIPAL: El valor incalculable del Reino de los cielos.

El señor Jesús solía enseñar por parábolas y unos versículos antes (Mateo 13:34-35) Mateo
explica que a través de ellas el maestro daba a conocer cosas escondidas desde la fundación del
mundo (Salmos 78:2)

El término parábola viene del griego parabole, y este del verbo parabalo que se traduce como
“comparar”, o “comparación”. Una parábola compara una realidad de la vida cotidiana con una
verdad espiritual. Las parábolas nos enseñan realidades del Reino: lo que es, su valor, cómo
entrar, y de qué manera viven sus ciudadanos. No hay que intentar enfatizar demasiado en los
detalles de las parábolas porque siempre suelen tener un solo significado o tema principal.

Veremos entonces que es lo que Jesús nos dice del reino de los cielos a partir de la parábola del
tesoro escondido:

EL REINO DE LOS CIELOS: El reino de los cielos es el reino de Dios y no es un lugar, sino un reino,
el gobierno de Dios. Este reino es eterno y no es de este mundo, sino espiritual (Juan 18:36)
Comenzó cuando Jesús vino al mundo (Mateo 3:2), cuando el ascendió al cielo fue coronado y
gobierna ahora sobre todos aquellos que lo han recibido como su salvador. Reconocer que
hemos pecado, arrepentirnos, confesar que Cristo es el hijo de Dios que vino al mundo para
morir en nuestro lugar y así poder ser salvos, confesar que él ha resucitado y ahora está a la
diestra de Dios, es el inicio de nuestra ciudadanía en el reino de los cielos. Aquellos que
encuentran este tesoro escondido, han encontrado vida, han encontrado lo más valioso.

EL GOZO: Este aspecto es muy importante. Aquel que ha encontrado un tesoro invaluable no
puede estar triste (no por nada cantamos esa canción “no puede estar triste un corazón que
tiene a Cristo”) ¿Acaso lloramos cuando recibimos un regalo? ¿Acaso lloramos cuando
caminando por la calle de pronto encontramos una moneda? ¿Acaso lloramos cuando un ser
amado llega a este mundo? ¿hay en nosotros alguna tristeza al saber que aquello por lo que
tanto pedíamos ahora es nuestro? ¿Hay tristeza en una boda? ¿No sería absurdo solo imaginar
eso? Así de absurdo es sentir tristeza al encontrar a Cristo, su maravillosa obra, su salvación, ser
partícipes de su gracia y tener parte en su reino.

VALORAR, NO COMPRAR: Una cosa que debemos entender es que el punto principal no es la
venta todo lo que uno tiene por ese campo, porque nosotros sabemos que el precio no lo
pagamos nosotros, sino Cristo. El punto principal es el valor que tiene ese campo, un valor tan
grande que aquel hombre vendió todo lo que tenía, todo aquello que un día significó justamente
TODO para él, y eso es lo que debemos entender (Lucas 14:33) Pablo entendía muy bien esto
por eso dijo que estimaba todo lo que un día fue importante para él, como pérdida por el
conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8) Aun consideró todo como basura por esto.
MENSAJE DE LA PARÁBOLA: No existe algo más grande y valioso que el reino de los cielos y es
algo que como ciudadanos de ese reino nunca jamás debemos olvidar (Mateo 10:37-39) Por la
gracia de Dios hemos encontrado ese tesoro, y hemos dejado atrás todo aquello que antes
teníamos en alta estima, y lo hemos hecho llenos de gozo. Cada día es un regalo de Dios, cada
día disfrutamos de sus bendiciones, cada día disfrutamos de nuestros seres queridos, pero nada
de eso nunca va a poder compararse con la grandeza del reino de Dios. Por eso cuando damos
algo, lo hacemos con gozo porque no es el dinero o lo material lo que nos importa, por eso
cuando damos un abrazo o perdonamos lo hacemos con gozo porque no importamos nosotros
o nuestros deseos, sino seguir la voluntad de aquel que ahora gobierna sobre cada uno de
nosotros. Es muy difícil porque cada día es una batalla, pero también de eso hemos sido avisados
ya, que tendríamos que luchar, sufrir, llorar, y que incluso aquellos que amábamos podrían
traicionarnos, pero nada de eso importa porque somos de Cristo. El valor de aquello que hemos
recibido es tan grande que nuestra vida no tiene importancia si la perdemos en el camino. Dios
no es como los gobernadores que tenemos hoy, que dicen algo y nunca lo cumplen o lo hacen a
medias, todo aquello que prometió lo ha cumplido, prometió estar con nosotros y quién de
nosotros puede decir que no ha estado con él, ha prometido que volverá y estaremos con él
para siempre y que todo el dolor se acabará y lo hará, porque él es Dios. Grande, Poderoso,
Santo, Justo, él es verdad.

Por último, ser ciudadanos del reino de Dios y haber disfrutado y disfrutar cada día del gozo que
eso produce en nosotros, nos hace querer que otros gusten de ese gozo. Jesús dijo que estaría
con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y antes de eso también dijo que debíamos
predicar y ser sus testigos, entonces no nos quedemos durmiendo, y si lo estuvimos haciendo
es hora de despertar y predicar, sus misterios son grandes, pero nos los revela cada día. Si
creemos que somos pequeños, tartamudos, tímidos, y quizá sea cierto está bien, pero Dios
moldeó y preparó a muchos hombres de los que habla la biblia y puede hacer eso en nosotros,
porque no ha cambiado ni ha disminuido su poder. Santiago dice que si alguno tiene falta de
sabiduría debe pedírsela a Dios quien da a todos abundantemente y sin reproche (Santiago 1:5-
6) No tenemos excusa. Dediquemos todo al Señor y démosle la gloria cada día. Amen.

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