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Tratado de

bioética aplicada

Frans Martínez Pintor


© FRANS MARTÍNEZ PINTOR
TRATADO DE BIOÉTICA APLICADA
ISBN: 9798837828768

Impreso en España
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CONTENIDO

Indice iii

1 Introito 1

2 Articulos revisionados 2

3 Ciencia humanista 23

4 Dialéctica entre código ético y juicio de hecho 57

5 Ética de mínimos y de máximos 67

6 Objeción y prescripción de conciencia 79

7 La última cruzada humanista 95

iii
INTROITO

En consideración a la Declaración Universal de Derechos


Humanos y a la necesidad de promover el progreso social, así
como elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio
de la libertad, daremos la mayor importancia para el pleno
cumplimiento de dicho compromiso.

Entendemos este ideal común por el que todos los pueblos


y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos
como las instituciones, inspirándose constantemente en ella,
promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a
estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas
de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y
aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los
Estados Miembros como entre los de los territorios colocados
bajo su jurisdicción.

El escepticismo y la relatividad con la que se ha intentado


aplicar cada uno de los puntos del cuerpo como entidad genuina
nos ha hecho reflexionar sobre la articulación legítima de lo que
debiera ser una correcta aplicación de los derechos humanos, y
para ello conviene ilustrar su magnificencia desde el punto de
vista de la bioética aplicada.

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2. ARTICULOS REVISIONADOS

Artículo 1

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos


y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.

Para ello, han de darse las circunstancias etocráticas que


permitan la emancipación de la persona bajo la ley natural,
erradicando por completo su deliberada dependencia de una ley
marítima, a todas luces obscena, satánica y maléfica. Una vez
devuelto el título de libertad personal se devolverán a cada
individuo los derechos constitucionales usurpados y que son
derechos inherentes desde su nacimiento. Las prácticas
discriminatorias a menudo se justifican al referirse a actitudes
tradicionales, históricas, religiosas y culturales, por lo que la
igualdad como una meta universal sigue siendo una quimera a
reivindicar contra toda discriminación que infrinja esta
susodicha Declaración y contra toda provocación a tal forma de
discriminación.

Entendemos como hecho generalizado que, desde los foros y


espacios educativos, han de tomarse por el pueblo mediante
mecanismos de participación y, sobre todo, de corrección. Es de
todos y para todos, el hecho de excluir la discriminación en todas
sus formas, promoviendo la plena integración social de todos, la
igualdad de todos ante la ley, el amparo jurídico generalizado, el
respeto a las minorías, el absoluto respeto y compromiso con los
Derechos Humanos.

2
Artículo 2

1. Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta


Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión,
opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición.

2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición


política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción
dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un
territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a
cualquier otra limitación de soberanía.

La dignidad es la base de todos los derechos humanos y es por


ello que cada miembro del grupo social, desde su legítima óptica
ideológica y personal cosmovisión, desde sus valores e ideales,
está obligado a aportar lo mejor de sí mismo en orden al
bienestar, la paz, el desarrollo comunitario y la felicidad de
todos. La dignidad supone, además, el derecho a ser nosotros
mismos y a sentirnos realizados, lo que se manifiesta en la
posibilidad de elegir una profesión, expresar nuestras ideas y
respetar a los demás. La educación juega también un papel
importante en cuanto a la promoción de la dignidad humana ya
que es a través del fomento de valores con base en el respeto, la
compasión y la empatía cómo se puede afirmar que la vida tiene
un valor fundamentado en el respeto a cualquier otro ser.

Pese a existir garantías internacionales y nacionales para


promover el respeto y goce de los derechos, la discriminación
infantil y en adolescentes es alarmante en el campo educativo.
La expresión dignidad humana hace referencia al valor
intrínseco, que forma parte de su ensencia o es en parte
fundamental e inalienable, no es posible transmitir o renunciar,
independientemente de su condición. Esta realidad obliga a
emplear instrumentos condenatorios de una serie de prácticas
directamente contrarias al valor inherente de la persona, tales

3
como cualquier clase de tortura, de esclavitud, sufrir penas
degradantes o condiciones inhumanas de trabajo, las
discriminaciones de todo tipo, etc.

Artículo 3

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad


de su persona.

Hablamos de una libertad genérica que no puede ser privativa,


en tanto que entraña el goce y preservación de sus dimensiones
físicas, psíquicas y morales. El derecho a la vida es un derecho
universal, significa tener la oportunidad de vivir nuestra propia
vida y, en consecuencia, crecer y desarrollarse en un ambiente
favorable. El derecho a la supervivencia no es suficiente, por lo
que el nivel de desarrollo humano en todos los países del mundo
ha de garantizar a los menores la seguridad de su entorno y la
protección de su vida.

Por una parte, la suspensión de las garantías individuales que


pueda causar deshonra, descrédito, perjuicio o ser molestado a
causa de sus opiniones, sería objeto de disuasión y reparación
inmediata. El sentido que confiere a la seguridad ciudadana debe
de ser protegidos por un régimen de Derecho asistencial, en
tanto se protege el libre ejercicio de los derechos y libertades. La
Seguridad Ciudadana es una reivindicación soberana que todo
país ético debe proporcionar en base a su fortaleza moral, siendo
un asunto de todos, tanto de instituciones y sociedad, como de
cada ciudadano y del tejido social.

Artículo 4

Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la


trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Se requiere abarcar todas las modalidades y fases del fenómeno


desde una perspectiva humanista, asumiendo que la

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fenomenología de la trata de seres humanos obliga a una persona
a trabajar sobre una tierra que no le pertenece sin remuneración
sobre determinados servicios. Esta circunstancia es un ejemplo
donde se están violando claramente los derechos humanos de
las personas que están estipulados en leyes internacionales, lo
que resulta intolerable y objeto de erradicación global.

Bajo tal normatividad no caben excepciones ni salvedades,


cuanto supondría o la pérdida de la personalidad de la víctima
valiéndose de la flaqueza que las reviste. Por consiguiente, la
esclavitud como una forma de sometimiento es una situación
que afecta directa y emocionalmente a la persona, añadiendo el
hecho de que no tiene una jurisprudencia establecida para su
reparación ante la justicia. En el marco del conflicto bioético, la
visibilización de este fenómeno dificulta su sistematización y
hace más controvertida la consecución de su erradicación, así
como una protección efectiva de las víctimas y de sus derechos
humanos.

Artículo 5

Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos


o degradantes.

La prohibición de la tortura es otro reflejo de la repulsión más


frecuente, incluyendo el monitoreo regular de los lugares de
detención por parte de mecanismos independientes, para que así
se eviten abusos. La Convención de los derechos humanos
reconoce a priori el derecho, en determinadas circunstancias, a
denunciar ante el Comité las transgresiones de un Estado, parte
de alguna de las disposiciones que no se ajusten a criterios éticos.

Ante tal grado de impunidad generalizada, se debe reforzar la


necesidad de que los delitos de lesa humanidad sean juzgados
por la corte penal internacional, so pena de abandonar a su
suerte y criterio a los órganos revestidos de potestad
jurisdiccional para revisar la constitucionalidad de las normas

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Artículo 6

Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su


personalidad jurídica.

La razón jurídica del derecho fundamental al reconocimiento de


la personalidad jurídica y universal, reconoce que estos derechos
se derivan de la dignidad inherente a la persona humana, por lo
que se hace necesario recurrir al análisis de los Instrumentos
Internacionales. Una persona debe ser reconocida como una
persona bajo la ley, en tanto en cuanto disuada toda forma de
resistencia por parte de quien intente oprimir o despojar al ser
humano de este particular.

La redacción del artículo alude a un derecho inalienable y se


acerca a la postura iusnaturalista, de manera que hay que tomar
conciencia de que la justicia no es igual para todos. Esto significa
que no se hará distinción alguna fundada en la condición
política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya
jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país
independiente, como de un territorio bajo administración
fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación
de soberanía.

Artículo 7

Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual
protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda
discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal
discriminación.

El principio pro persona se refiere a que en caso de que un juez


o autoridad tenga que elegir qué norma aplicar a un determinado
caso, deberá elegir la que más favorezca a la persona, sin
importar si se trata de la Constitución, un tratado internacional
o una ley. La interpretación conforme es una figura jurídica

6
hermenéutica que permite la materialización efectiva y expansiva
de los derechos fundamentales, y esto es posible hacerlo en toda
emisión de actos y atendiendo siempre el principio pro–
persona.

El principio pro persona es un criterio hermenéutico que rige al


derecho en materia de derechos humanos que consiste en
preferir la norma o criterio más amplio en la protección de
derechos humanos y la norma o criterio que menos restrinja el
goce de los mismos. La particularidad radica en la definición del
parámetro de la conformidad, es decir, de las normas a las cuales
deberán conformarse otras normas. Desde la presunción de
constitucionalidad se la presume a la persona que está acorde,
guarda concordancia y contribuye al ejercicio de la norma.

Artículo 8

Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales


nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.

Lo esencial de esta norma es que el derecho referido se establece


en base a una regla internacional y el derecho consuetudinario,
por lo que deben existir garantías suficientes y adecuadas contra
el abuso. Para obtener una reparación contra la injerencia
arbitraria se precisan recursos administrativos que impida la
injusticia en la práctica.

Los derechos subjetivos concedidos a los individuos oponen


y limitan el derecho objetivo de que hacen uso los poderes
estatales. Sin embargo, es necesaria la existencia de medios de
protección y defensa a los Derechos Humanos, a fin de que
exista la posibilidad de limitación del poder público. En
consecuencia, el derecho a un recurso efectivo constituye el
derecho humano para acceder a cualquier mecanismo
establecido en ley para la protección de los derechos o libertades
que se consideran violentados.

7
Artículo 9

Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se


presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad,
conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan
asegurado todas las garantías necesarias para su defensa. Toda
persona que sea privada de libertad tendrá derecho a recurrir
ante un tribunal a fin de que éste decida a la brevedad posible
sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad
si la privación de la libertad fuera ilegal.

La prisión preventiva de las personas que hayan de ser


juzgadas deben ser la excepción y no la regla general. El acto de
aprehender a una persona con motivo de la supuesta comisión
de un delito o por acto de autoridad, solo puede justificarse
cuando es tanto legítima como necesaria. Nadie, por tanto,
podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por
ley y con arreglo al procedimiento establecido en esta.

Artículo 10

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena


igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal
independiente e imparcial, para la determinación de sus
derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación
contra ella en materia penal.

Su lectura trasluce una realidad subyacente de desigualdad,


que incluso, en ocasiones, viene teñida de una cierta
discriminación. Dentro de la órbita de protección de un derecho
fundamental, inherente a la persona humana, la dimensión de
una desigualdad material o de trato obliga al Estado a medidas
positivas para superar las desigualdades de grupos que
históricamente han sido discriminados, y de aquellas personas

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que se encuentren en una situación de debilidad manifiesta , o
excepcionalmente, de personas naturales o jurídicas que bajo
circunstancias muy especiales, requieran del recurrente amparo
constitucional por el quebrantamiento del derecho a la igualdad.

Artículo 11

1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su


inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio
público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para
su defensa.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de
cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional.
Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la
comisión del delito.

Corresponde a toda autoridad administrativa o judicial,


garantizar el cumplimiento de las normas y los derechos de las
partes. Esta garantía del debido proceso responde al principio
de legalidad reconocido bajo el axioma de Nullum crimen sine
lege, Nulla poena sine lege, la misma que significa, que no existe
delito, si la conducta catalogada como delictiva, no se encuentra
previamente establecida en la ley, así como tampoco, no se
impondrá a una persona una pena, mientras no se establezca
mediante ley.

Lo sujetos procesales tienen derecho a actuar pruebas, siempre


y cuando se cumplan con el debido procedimiento previsto para
cada caso y en igualdad de condiciones, es decir, los sujetos
procesales solo podrán agregar carga probatoria, siempre y
cuando éstas, hayan sido debidamente anunciadas, practicadas y
sometidas al derecho de contradicción; caso contrario, adolecen
de validez probatoria, por lo que el servidor administrativo o
judicial, se abstendrá de valorarlas (Velecela, 2010, p.10) En caso
de duda sobre una norma que contenga sanciones, se aplicará en
el sentido más favorable a la persona infractora.

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Artículo 12

Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su


familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su
reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales
injerencias o ataques.

La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor


y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y ciudadanas
y el pleno ejercicio de sus derechos. En esta realidad nos
enfrentamos con el objetivo de proporcionar a la población civil
protección ante la violación masiva y sistemática de sus derechos
humanos.

La intervención humanitaria se define como la acción coercitiva,


incluida la utilización de la fuerza armada, que emprenden
determinados Estados en otro Estado sin el consentimiento del
gobierno de éste, con o sin la autorización del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, con el fin de prevenir o de
poner fin a la injerencia arbitraria.

Artículo 13

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir


su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país,
incluso del propio, y a regresar a su país.

El ejercicio de los derechos anteriores no puede ser restringido


sino en virtud de una ley, en la medida indispensable en una
sociedad democrática, para prevenir infracciones penales o para
proteger la seguridad nacional, la seguridad o el orden públicos,
la moral o la salud públicas o los derechos y libertades de los
demás. Pero cada restricción que se imponga provocará el
conflicto ético entre la garantista y la de control.

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Toda persona que se halle “legalmente” en el territorio de un
estado tendrá derecho a circular libremente por él y a escoger
libremente su residencia. Esto discrimina a quien se encuentra
ilegalmente, en tanto desea formalizar un cambio o proyecto de
vida, que por circunstancias no son conformes para la persona
demandante de asilo y de acogida. Este derecho de circulación
puede ser restringido si se cumplen los presupuestos de estado
de excepción y de situaciones complicadas, sobre lo que prima
la seguridad de la sociedad.

Artículo 14

1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y


a disfrutar de él, en cualquier país.
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial
realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos
y principios de las Naciones Unidas.

Para elegir otra alternativa, es menester fundarse en una


evaluación individual de la situación del solicitante de asilo y de
las condiciones locales. Los gobiernos pueden considerar
también las soluciones alternativas a la luz de los costos directos
e indirectos de cada una de ellas. La lista que figura a
continuación no es exhaustiva. Ofrece opciones que podrían
permitir a las autoridades conocer el lugar de residencia de los
solicitantes de asilo, garantizando a éstos, al mismo tiempo,
cierta libertad de circulación.

Asimismo, tampoco se puede aplicar mecánicamente ningún


límite de duración al concepto “sin demora”. Y ello porque los
solicitantes de asilo deben afrontar los efectos del trauma, los
problemas de comunicación, la falta de información, el temor o
la sospecha con respecto a las autoridades, la falta de medios de
subsistencia básicos y otras dificultades. La decisión de la
detención debe ser objeto de un examen automático ante una
instancia judicial o administrativa independiente.

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Artículo 15

1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.


2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho
a cambiar de nacionalidad.

Dado que el reconocimiento de la nacionalidad es la llave para


acceder a otros muchos derechos, y esto implica el conjunto de
derechos y deberes que tiene el ciudadano. El derecho de
nacionalidad, pues, no es más que la misma libertad del
individuo, ampliada al común desarrollo del agregado orgánico
de individuos que forman las naciones; la nacionalidad no es más
que la manifestación colectiva de la libertad, siendo tan santa y
divina como la libertad misma.

Así pues, se entiende que las personas que están amparadas


dentro de esos sistemas de protección tienen derecho a la
nacionalidad desde su nacimiento y no existen condiciones para
su obtención. La naturalización confiere la nacionalidad sólo a
la persona naturalizada, y la pérdida de la nacionalidad, sea cual
fuere la forma en que ocurra, afecta sólo a la persona que la ha
perdido. Se debe reforzar la idea que la nacionalidad es necesaria,
exclusiva y voluntaria.

Artículo 16

1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho,


sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse
y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al
matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos
podrá contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene
derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

La familia es una institución que existe por derecho natural, es

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el más natural y espontáneo de los grupos humanos, donde
principalmente se desarrollan las fuerzas morales y espirituales,
desde donde la sociedad puede restaurarse. El Estado debe
llevar a cabo acciones solidarias y subsidiarias en los aspectos de
educación, vivienda, seguridad social, salud, trabajo, etc. La
familia y la sociedad son interdependientes, por lo que todo lo
que afecte a la familia tarde o temprano repercute en la sociedad
y viceversa.

Es necesario, por tanto, que a partir de la esencia del hombre y


de la finalidad de la vida humana se redescubran las posibilidades
de la institución familiar, para que a partir de ello reforcemos a
la familia y restauremos a la sociedad. La declaración de los
derechos humanos determina que el matrimonio no puede
celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los
contrayentes.

Artículo 17

1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y


colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Los bienes, por su parte, pueden ser definidos como todas


aquellas cosas materiales o inmateriales apropiables, así como
todo derecho que pueda formar parte del patrimonio de una
persona; esto comprende todos los muebles e inmuebles, los
elementos corporales e incorporales y cualquier otro objeto
inmaterial susceptible de valor. La propiedad se considera como
un derecho real que implica el ejercicio de las facultades
jurídicas, y que está constituido por todos los bienes susceptibles
de apropiación.

La disposición del bien lo realiza un sujeto particular, privado


que puede ser físico o moral. La Función Social de la propiedad
siempre es un presupuesto esencial de la potestad expropiatoria,
cuya razón de ser solo puede ser prioritaria.

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Artículo 18

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia


y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de
creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia,
individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la
enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

La libertad de conciencia tiene por objeto el juicio de moralidad


y la actuación en consonancia con ese juicio, y la libertad
religiosa tiene por objeto la fe como acto y la fe como contenido
de dicho acto; ello implica todas sus manifestaciones. La
objeción de conciencia es entendida como el dictamen de la
razón que se manifiesta con el disentimiento, rehusando realizar
un acto o desobedeciendo un mandato imperativo.

La libertad de manifestar la propia religión y las propias


creencias está sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por
la ley y que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden,
la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de los
demás. Pero ese sistema de valores constituye en lo más íntimo
de cada ser humano su propia conciencia, en cuyas
profundidades no puede penetrar la acción del Estado, ni forma
alguna de coacción.

Artículo 19

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este


derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin
limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

La Libertad de Expresión es un derecho humano universal, lo


que nos hace a todos, migrantes en esencia e intérpretes de
nuestra propia verdad. Hablamos de que comprende la libertad
de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda

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índole, de estar informados por cualquier medio que
consideremos confiable. La posibilidad de hacer públicas las
ideas y manifestaciones del pensamiento es el fundamento del
derecho a la libertad de expresión. Reconocerlo en su carácter
democrático, es menester para conocer un poco acerca de qué
es este derecho.

Artículo 20

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación


pacíficas.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

Los organizadores y promotores podrán solicitar la presencia de


delegados de la autoridad gubernativa, con el fin de proteger las
reuniones y manifestaciones frente a quienes traten de
impedirlas; no podrán intervenir en las discusiones o debates, ni
podrán hacer uso de la palabra para advertir o corregir a los
participantes.

La capacidad de convocar y celebrar manifestaciones pacíficas,


así como la plena legitimidad de las organizaciones de la
sociedad civil para acceder a fuentes de financiamiento a través
de la cooperación internacional están plenamente reconocidas
como parte integrante del derecho a la libertad de asociación y
reunión pacíficas.

Artículo 21

1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de


su país, directamente o por medio de representantes libremente
escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones
de igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder
público; esta voluntad se expresará mediante elecciones
auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por

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sufragio universal e igual y por voto secreto u otro
procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Artículo 22

Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad


social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación
internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada
Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales,
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

El derecho de la seguridad social se funda en la necesidad de


la comunidad de alcanzar un pleno estado de justicia social, es
decir que no tiene un origen contractual. Asimismo, la doctrina
de los grandes pensadores del derecho por intermedio de sus
libros son materia de interpretación de las normas de la
seguridad social. Desde un enfoque multidimensional, el
desarrollo incluye aquello que en conjunto hace que las personas
vivan entre desarrollo, derechos, libertades y capacidades.

Artículo 23

1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo,


a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra
el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario
por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración
equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una
existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso
necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la
defensa de sus intereses.

El derecho de todas las personas para estar libres cualquier


tipo de discriminación en todas las áreas y niveles de educación
y acceso igualitario a una educación contínua y capacitación

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vocacional. La esencia de lo que la gente quiere permanece
constante, a través de las culturas y los niveles de desarrollo, pues
el trabajo es crucial para el ejercicio de opciones personales, para
el bienestar de la familia y para la estabilidad de la sociedad.

La denegación del derecho a la libertad sindical y de asociación,


la existencia del trabajo forzoso, del trabajo infanttil y la
discriminación, siguen presentes en el mundo de hoy. El
trabajador debe ser libre, sin más limitaciones que las
determinadas por la naturaleza, la moral, y el derecho, en el
ejercicio de la actividad que emprenda y que le genere recursos.

Artículo 24

Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a


una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas
pagadas.

Este derecho ayuda al bienestar emocional, las relaciones


interpersonales y a la inclusión en el propio entorno y propicia
el desarrollo de las personas, por lo que nadie puede ser privado
bajo ninguna circunstancia. La persona debe poder elegir qué
quiere hacer, cuya finalidad no necesariamente supone
desarrollar alguna habilidad o competencia. Los postulados
sobre el valor ético indican que ha de disponer del tiempo
suficiente para desarrollarse como persona libre y autónoma.

Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida


cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el
progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Se hace
vital y claro la necesidad de una dinámica en las diferentes
acciones y proyectos que implementa el ser humano, como es el
desarrollo de la creatividad y la relajación mental, sin olvidara
que para que este derecho tenga efecto, primero se ha de dar el
derecho al trabajo.

Artículo 25

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1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación,
el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios;
tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad,
invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia
por circunstancias independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia
especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio,
tienen derecho a igual protección social.

Este artículo mantiene una íntima relación con otros derechos


fundamentales, tales como el derecho a la vida, alimentación,
vestido, vivienda, educación y salud, pues es claro que para que
una persona se encuentre en condiciones de alcanzar un
determinado nivel de bienestar requiere que todas sus
necesidades básicas se encuentren adecuadamente satisfechas.
Es un derecho a una vida adecuada y a un nivel de vida digno
bajo las condiciones necesarias, solo así las personas puedan
vivir con una calidad adecuada en todos los aspectos.

El reconocimiento de este derecho exige al menos que todos los


seres humanos puedan acceder a los recursos indispensables de
subsistencia, es decir, a la alimentación, al vestido, la vivienda y
a los servicios de asistencia médica y social, de modo equitativo
y sin discriminación alguna. Por tanto, incluye asistencia médica
y los servicios sociales necesarios, además del derecho a los
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez,
vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad.

Artículo 26

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser


gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y
fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción
técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios

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superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad
humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la
amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y
promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación
que habrá de darse a sus hijos.

La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la


personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los
derechos humanos y a las libertades fundamentales, lo cual es un
derecho que permite a la educación ser algo más que palabras
escritas en instrumentos jurídicos. Es un deber moral en una
sociedad ética disponer de la obligación de garantizar el derecho
a la educación para todos, incluso mediante la adopción de
medidas especiales orientadas a los grupos marginados.

De forma similar al deber de alimentar el cuerpo, los padres


tienen el deber de alimentar la cabeza, la intelectualidad de sus
hijos. El deber derecho de los padres es anterior al Estado y en
ese sentido, los progenitores, a prioir, tienen el deber y por tanto
el derecho inalienable de decidir la formación y educación de sus
descendientes directos. La legislación positiva ha venido a
reconocer esta situación, pero por encima de eso, la libre
voluntad de las familias es una condición sagrada para alcanzar
esos mínimos bioéticos en la sociedad humanista.

Artículo 27

1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida


cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso
científico y en los beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y
materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas,
literarias o artísticas de que sea autora.

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Hay que trabajar en defensa del patrimonio cultural común, y
esto significa empoderar a la persona para que disponga de
conocimiento y estándares suficientes y d ecalidad intelectual.
Pero además de afectar el derecho de acceso a la cultura, la
disponibilidad y comunicaciones culturales representa una
garantía cívica frente a restricciones, carencia de recursos,
directrices y opciones de libre aceso a la información.

Reconoce este artículo en esencia que toda persona tiene


derecho a participar libremente en la cultura, a compartir
libremente (participar y a beneficiarse de) la ciencia y la
tecnología, y a la protección de la autoría. La cultura es un
beneficio que abarca el progreso científico y la calidad de la
enseñanza, así como la potenciación ética y moral de sus
contenidos.

Artículo 28

Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden


social e internacional en el que los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.

La tarea consiste en discernir sobre el derecho a un mundo


libre y sobre todo justo, donde los derechos que consideramos
fundamentales de los individuos y los derechos civiles y políticos
no sirvan de represalia ni actuación fiduciaria sometida a
cualquier otra limitación de soberanía. Este artículo viene a
enunciar con gran claridad un derecho moral que tienen todas
las personas, cuya satisfacción requiere un orden global nuevo y
cuya satisfacción es también condición necesaria de la justicia
global.

En este orden jurídico mundial la coherencia ética es inspirada


no sólo en la igualdad, sino además en la fraternidad universal,
de cuyo concepto parte el construir en términos de “auto-
limitación” y de “auto-obligación” la propia disposición de los

20
derechos fundamentales y de los límites a la actividad del Estado.
El paradigma de la soberanía transita de las personas al espacio
comunitario sobre el que la evolución del derecho internacional
se manifiesta a ytravés de la validez jurídica sustancial.

Artículo 29

1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo


en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda
persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con
el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y
libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del
orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos
en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus


libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones
establecidas por la ley con el único fin de asegurar el
reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los
demás. Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el
sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o
a una persona, para emprender y desarrollar actividades o
realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración.

El lenguaje se convierte además en la raíz de la moral y la


política, pues gracias a él podemos discutir aquello que nos
define y nos separa del resto de mentalidades, siendo una
condición indispensable de nuestra manera de vivir en sociedad.
Lo justo y lo injusto derivan fundamentalmente del lenguaje, de
nuestra capacidad de expresar ideas, sentimientos, argumentos.
Esto se caracteriza por contar con la sensibilidad, el deseo y la
facultad de juicio y acción soberana, que es principio de vida y
forma parte de la experiencia como conocimiento de la verdad.

21
Artículo 30

Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que


confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para
emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión
de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.

No se deben confundir los derechos humanos con el


derecho humanitario, ya que como personas libres que somos,
también vivimos como siervos de la justicia divina. El derecho
internacional humanitario y los derechos humanos tienen un
objetivo común: la protección de la persona humana y el respeto
de su dignidad. El deber de aplicar el DIH y el DIDH incumbe
el tomar medidas legales y prácticas, para promover y proteger
los derechos humanos y difundir los instrumentos y
documentos informativos de derechos humanos.

La norma jurídica sostiene que todos estamos en la


obligación de respetar el debido proceso de tal manera que
alguien que sea condenado, sea condenado de manera objetiva y
con pruebas. La vigencia y efectividad de los derechos humanos
se defienden en el ámbito interno, a través del ejercicio de
mecanismos jurídicos administrativos, tales como: peticiones,
quejas y recursos ante autoridades públicas; y judiciales: hábeas
corpus, acciones de tutela, acciones de cumplimiento, etc. Los
mecanismos de protección a tiene la competencia para juzgarlo
y determinar la existencia o no de la violación de un derecho o
libertad convencional y, en caso de considerarlo probado,
declarar la responsabilidad internacional del Estado y ordenar la
reparación integral, más conocida como “restitutio in integrum”
para garantizar el goce de los derechos y libertades que fueron
conculcados a la parte agravada.

22
3 CIENCIA HUMANISTA

Tras haber repasado la Declaración de Derechos Humanos


como base jurídica, seguimos incrementando los fundamentos
de la bioética en su aplicación instrumental y observancia de los
valores morales y universales, de cara a una nueva era humanista
o dorada, según se afirma en la directiva Gesara. En primer lugar,
comprobaremos si se puede favorecer en el sentido de una
mejora en la conciencia humana, la admisibilidad de la ciencia
metodológica como herramienta válida. Todo valor supone la
existencia de una filosofía humanista y en base a su repercusión
transcendental, compartiremos un desglose argumentativo
mediante el estudio científico del bien, la verdad, la virtud y la
felicidad. Si bien, los valores no tienen existencia real sino
adherida a los objetos que lo sostienen1, su campo de acción se
encuentra en el mundo sensible y objetivo, de tal manera que
debemos ponderar el lenguaje, inicialmente racional y a medida
que se profundiza, comprender que su grado de intelectualidad
se aproxima más a su estado de consciencia o nivel superior.

Aunque pareciera que la bioética plantea su naturaleza desde una


perspectiva idealista, ya que trabaja sobre objetivos de máximos,
el papel fundamental es afectivo y empático, por lo que se torna
prioritario en esta nueva era humanista. En consecuencia, cabe
añadir el constructo de ciencia aplicada, en tanto en cuanto,
requiere también un equilibrio y que cada uno de los valores,
tomado individualmente, sea el más efectivo y justo posible. Para

1 Prieto Figueroa, 1984.

23
ello contamos con variables al enfrentarnos a una nueva cultura,
a sus formas de comportamiento y en particular a su justo valor
y así rescatar a la sociedad y a la familia de la crisis de valores que
han ido degradando a la dignidad del ser humano en su
conjunto.

Partiendo de que la ciencia ha de estar al servicio de los seres


vivos y no al contrario, la reflexión bioética buscará alternativas
que sean éticamente válidas y que ofrezcan un camino para
seguir desarrollando la ciencia. Los valores determinan las
normas morales, que regulan la actuación del individuo en su
potestad de cumplir empíricamente con la sociedad, aun cuando
encontramos que la flexibilidad es una posibilidad de adaptarse
al cambio más importante que una directiva teórica. La cuestión
es encontrar la viabilidad de una verdad, que no es otra que la
capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones
afectan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar nuestros
valores como guía en el proceso de toma de decisiones.

Todo valor supone la existencia de vivir en armonía,


haciéndonos más humanos, con mayor calidad como personas
y respetando activamente todo cuanto nos rodea. Gracias a la
valorización del mundo de las ideas y de las cosas o causas
necesarias, el retorno a los principios fundamentales resulta
urgente. En su rescate está puesta incluso, la conquista de la
humanidad como inapreciable aval de salvación ante la ofensiva
tecnodegradante que ha campado a sus anchas por doquier.
Antes de que el transhumanismo siga una agenda diabólica
conviene replantear científicamente, más que un mensaje
facilista, una introspección con la realidad orgánica y un tiempo
necesario con la naturaleza.

Quiere decirse, desde un punto de vista pragmático que, para


realizar un proyecto de vida honorable, el modelo a seguir ha de
justificar nuestros procederes, sabiendo si es posible a ciencia
cierta si será correcto. Por otr aparte, el bioderecho se hace
patente con la bioética, ya que es imprescindible coordinar las

24
acciones con las actitudes, reacciones y aprendizaje, en tanto que
la dignidad depende de su desarrollo, plenitud y responsabilidad.
El conocimiento moral, en cambio, no es propiamente una
ciencia, pero se cuantifica en valor absoluto, porque experimenta
que depende de ella hacerlo o no. Su respuesta es libre y una
razón práctica a una llamada absoluta, es en definitiva una
respuesta personal que interpela y exige un deber.

La respuesta positiva al deber se encuentra entre la intelección


que el bien produce en nuestra conciencia, de manera que lo
debido en un primer nivel es obligatorio para todos, y el de lo
perfecto un nivel superior para los que “libremente” quieran
aspirar a la perfección moral. El pensamiento adquiere la
conciencia de su libertad y cree estar en condiciones favorables
para desarrollarse como objeto sagrado de realización.
Entonces, vamos a tratar de investigar juiciosamente la vida
moral desde la sindéresis como comienzo y culminación de la
razón argumentaría o práctica. En base a este propósito, este
capítulo se preceptúa atendiendo a la experiencia moral, pero
desde las Ciencias de la complejidad y su uso normativo.

Ante la posibilidad de reformular experiencialmente enunciados


morales, la ética científica y filosófica remite siempre a la
experiencia, específicamente adherida a la realidad existencial del
propio destinatario.2 La simple diversidad constituye una reserva
renovable para una investigación científica, que en este ámbito
bioético no constituye una novedad sustancial, hasta que se
termine de explicitar la verdadera consistencia y la solución más
apropiada del problema. No es que sea problemático el campo
de la bioética y por ello deje de ser teórica para centrarse como
fórmula práctica. Responde únicamente a la la complejidad de
los problemas que ha suscitado un procedimiento a partir de la
acción concreta que hay que ejecutar, pero en función de los
principios, universalmente reconocidos.

22 Privitera, S., Experiencia moral. Teología moral, SUMARIO: I. El problema.


II-III.

25
El contenido moral de esta investigación exige ser interpretado
siempre en su unidad con la verdad, en forma de enseñanza y de
exhortación sobre el modo de vivir las virtudes sobrenaturales y
humanas. Dejando en espera a la creencia de fe, nos centraremos
en el carácter razonable que concierne a la evidencia científica
sobre cuatro pilares éticos fundamentales, en tanto proponen
sustentar, principios generales de conducta cristiana como
enseñanzas y preceptos concretos. Del mismo modo, es preciso
un discernimiento3 sobre las consecuencias de la ley eterna bajo
estos cuatro poderes de la razón y su fundamento en la
dimensión personal de la sociabilidad.

Apología científica del bien

Hablamos de lo que supone el orden y fortalecimiento de una


conciencia ética en el campo de las ciencias biológicas y de la
vida, sintetizado en la bioética aplicada, para la conformación de
un ethos científico y poder reformular experiencialmente los
enunciados morales. Este propósito nos hace considerar el
verdadero conocimiento como manera de entender lo que
representa el bien, en concreto, el método científico es el legado
sofista de encontrar la verdad mediante el diálogo y sus pruebas.
Sócrates con su discurso demostró que valoraba más defender
sus principios filosóficos que conservar su propia vida, donde la
clave no es saber, sino aprender.

He aquí que nunca se deslegitima el bien, si el fin se considera


simplemente justo, no necesariamente legítimo pues, así como
el bien común repercute en el bienestar individual y viceversa,
su práctica fisiológica si se puede explicar científicamente. Para
ello, el mérito de la virtud nos hará distingir, preferir y escojer el
bien, siempre que sea posible. La bondad es algo altruista que
han estudiado biólogos evolutivos, subordinando a otras
especies en un acto de arrogancia. El estudio de la vida conlleva

3 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instr. Donum


vitae, 22-II1987; Instr. Donum veritatis, 24-V-1990, pág. 10.

26
apreciar respuestas sólidas a cuestiones afectivas, y en ese
sentido, claro que hay indinidad de casos en los que la naturaleza
demuestra que el compartir es parte del bien. El altruismo sería
la cara más visible de la empatía y el mejor ejemplo práctico a la
hora de verificar los resultados tan favorables para la sociedad.

Esta capacidad para experimentar las emociones y sentimientos


se encuentra por doquier, es una habilidad muy bien estudiada y
sobre la que conviene saber cómo aplicar el método científico
en la vida cotidiana. La tendencia al bien es la misma que a la
solución satisfactoria, lo es a modo de estímulo autosuficiente y
se puede cuantificar con la constancia. Empíricamente, la
bondad se aleja del error y se reconoce al lado de la verdad, pero
esto no quiere decir que se ajuste a la normativa vigente. La
bondad y su ajuste depende de lo próximos que estén los valores
estimados, en tanto puede decirse que, la bondad existe para
recordarnos la importancia e impacto de los pequeños gestos.

Racionalmente este asunto se puede entender como un evento


social y un gesto muy amable, ya que compartir es algo bueno
contribuye generosamente a las necesidades y problemas de los
demás. La respuesta amable desvía la ira, fomenta las virtudes
personales y refleja la esencia de su alma, mientras que la
filosofía entiende al bien como el valor que se le otorga a la
acción de una persona. Entonces, las bondades se pueden
transmitir mediante una pedagogía que cada quien guardará en
su quehacer ético, y cuya coherencia es la muestra máxima de la
plenitud en el ser humano.

Pero el bien es algo inductivo, científicamente irreprimible, ya


que toma una mayor validez al obtener un conocimiento nuevo.
Su forma de conducir la mirada es observando como se
manifiesta dicho conocimiento, pero será la unificación de ideas
lo que nos demuestra la veracidad de las cosas. Sin embargo, esto
no forzosamente indica que sea verdadero, por lo que conviene
contrastar todas las variables de un fenómeno específico. El
hecho de que no sea posible contrastar la teoría no ha de ser

27
admitida provisionalmente, sino compararla siendo flasable y así
llegar al convencimiento de nuestras decisiones.

Cuando el principio de beneficencia aplicada provoca una


respuesta afirmativa a la estabilidad y estructura de la sociedad,
el sentimiento elaborado obra en favor a una razón prescriptiva.
Comprensivamente la buena praxis solo se puede entender bajo
normas deontológicas y una educación en valores, que de
manera progresiva se ajustan a la realidad mas ecuánime. Este
principio benefactor es un valor moral positivo que busca
extraer consecuencias de las hipótesis con los datos disponibles
y de alguna forma, manteniendo su correspondencia con la
realidad cognoscible.

Para la ciencia, el bien puede ser un ingrediente activo difícil de


dosificar, si nos consideramos editores de ficción y no
restauramos una capacidad de diagnóstico crítico. Se requiere
voluntad, no una mente privilegiada y clínica, para ejercitar y
desarrollar el buen hacer, sin que parezca utopía. Lo que no cabe
es ninguna ambigüedad, o se obra bien o por error, éticamente
hablando. Nada de raro tendría ser el más prudente y benéfico
gobernante de una vida y temer al tempestuoso invierno, y eso
que mostrábase tan profundo conocedor de las costumbres.
Pareciese que no es ningún mal que entre las propias opiniones
se extienda la sombre de la duda, para probar su temple de alma.

La experiencia de un mundo virtual que pretende dejar atrás para


siempre la utopía, no solo se convierte en algo fallido, es una
evidencia que hay que tener en cuenta cuando hoy se propone
volver a dar a las palabras su capacidad de responder también a
la paradoja vinculada a esa dimensión. El pensamiento utópico
está vinculado precisamente a este heroísmo del espíritu que nos
incita a luchar contra el cansancio, ya que la conciencia impide
llegar al pesimismo absoluto, por lo que significan para la especie
los procesos productivos.4 El buen vivir aparece como una

4 Fernández, F., Utopía e ilusiones naturales (Ed. Viejo Topo, Barcelona, 2007)

28
categoría en la filosofía de vida de las sociedades indígenas
ancestrales, sin tener que estar a la espera de una felicidad
encomendada y que cuestiona la idea tradicional del progreso
material acumulativo e indefinido.

Tal como un sueño muy recurrente conmueve hasta al más rudo


y sin sentimiento de los mortales, la bondad tendrá un buen
final, allá donde el sueño consciente continuára, en un mundo
sin paraísos artificiales. Ya estamos en uno tan grande y
descabellado que merece una oda aferrada a una sociedad libre
y perfecta, tras tomar conciencia y asumir con lucidez que lo
primero que debemos hacer es celebrar el gran momento de la
revelación. La naturaleza humana sitúa al sujeto moral y a toda
su actividad en la línea de la aprehensión y realización del bien,
además del ámbito de las ciencias de la salud y de la vida.

La Ciencia Moral desfonda con el auxilio de la razón los actos


intencionados, sin necesidad de las ciencias especulativas que
reduce la experiencia al mero fenómeno, mientras que la
sumatoria aritmética de las voluntades se abre paso como
camino a la tolerancia. Las normas morales son fenómenos
psicológicos o sociales, que basan su apriorismo racionalista en
una tendencia a atribuir carácter científico, en tanto que
responda a la pregunta acerca de la normatividad intrínseca de
las propias normas. La Ética contempla al interrogante acerca
del bien y del mal moral, en cuyo marco ha tenido origen la
Bioética socavando sus fundamentos teóricos.

La tecnología ha contribuido a la prolongación de la eticidad,


prácticamente trasmutada en beneficio de la comunidad, cuya
suma o voluntad de todos se encuentra representada en la
bioética aplicada. De aquí que la ley natural se ve condicionada
a una libertad civil y a la libertad moral, de manera que su
conjunción compete a la voluntad general y sin imperativos
categóricos. En la perspectiva moral los principios de la ley
natural previenen de un conocimiento moral bajo la aprehensión
de la razón práctica, tras la recusación de una naturaleza

29
inmanente, pero no trascendnte. Fuera de la perspectiva moral,
no cabría aplicar sus principios bioéticos, ni establecer alguna
clave de unidad, dejando a la persona a su suerte y ajena a la
universalidad, o sea, propuesta conforme a sus propias potencias
y capacidades.

En esta nueva realidad el sujeto agente obra de acuerdo a su


naturaleza inmanente, en principio tendente al bien, puesto que
el mayor bien de un intelecto es la contemplación de la verdad.
Hoy se podría entender esta visión soberana de la vida moral
como la eudaimonía aristotélica, a modo de vida feliz cuya
posesión corona toda la actividad ética. Al final todas las ciencias
se dirigen a la perfección como perspectiva unitaria de la Ciencia
Moral, que subraya el fundamento de la subjetividad en una
existencia y una esencia constituidas en la unidad cuerpo-
espíritu.5 La Bioética contemporánea requiere para su viabilidad
científica, situarse en la perspectiva de una Ciencia Moral
fundada en la naturaleza humana y en el fin último, no finalista,
sino trascendente o incluso espiritual, lo que es perfectamente
compatible en esta nueva realidad “dorada” que se viene.

Prueba pericial de la verdad

La evidencia de la teoría y sometimiento de la misma estará


basada en el conocimiento científico que da lugar a la
admisibilidad de una justicia distributiva. En cualquier ámbito,
esta tasa de aceptación general, se aviene al cumplimiento de la
norma a través de hipótesis testables y testadas, árbitros bajo
condiciones de imparcialidad, la no permisividad errática y de la
evidencia como bien supremo de la ciencia del saber. Este
enfoque puede aceptar lo que moralmente se realiza bien, pero
también a declinar lo que podríamos acometer sesgadamente
por convicción. Al no aceptar ciegamente la verdad de la ciencia,
la razón, equivocadamente trata de alcanzar tecnológicamente el
estatuto epistemológico de verdad universal.

5 Cf. Elio Sgreccia, Manuale di Bioetica I, Milano, 1988, p. 87.

30
La ciencia en general desafía el conocimiento en cualquier área,
elude por completo la cuestión de la verdad a menudo, debido a
intereses espureos y, como sugerencia solo puede ser cierto para
nosotros individualmente. El problema de percibir la verdad
como relativa, es hacer predicciones observables que se corrigen
entre sí, pues tienen un estatus más hipotético o incluso son
meramente especulativos. En ciencia las viejas teorías rara vez
se descartan en su totalidad, incluso se avienen a padecer el
influjo de ciertas formas de imitación en la propagación de las
ideas y como éstas poseen factores que permiten incrementar su
impacto en la sociedad como es la novedad. El entorno nos hace
adoptar algún tipo de idea que, si bien es cierto, puede ser
aplicada parcialmente en una forma simplista o acomodaticia,
por lo que muchas partes de la ética son cuestiones no
verificables.

La espiritualidad no está reñida con las prácticas y creencias más


materialistas, siempre que el conocimiento sea perfeccionado o
reformulado. En este sentido, para conocer un fenómeno
solamente por el hecho de conocer, realmente es poco científico
y nada interesante. Se comprende que existe la posibilidad de
desvelar la verdad como tal, al centrar su búsqueda en el método
cartesiano, pero bajo esas coordenadas basadas en el sentido
común a partir del desarrollo de un lenguaje propio. Sin
embargo, para hablar de la verdad como prueba científica hemos
de considerar que, trascendiendo así al sentido común, se ha de
satisfacer una explicación galineana, lo cual no termina de
profundizar en la concepción de la verdad. A lo sumo estaríamos
sometiendo hipótesis causales de manera desprejuiciada y poco
convincente, de ahí que el desarrollo del pensamiento científico
no pueda estar ligado a los atributos de eternidad, por lo que no
se puede categorizar como verdad plena.

El conocimiento científico precisa siempre de concreción, no


superficialidad, de manera que una vez libre de erratas se le
permite especular o abstraer conclusiones sobre fenómenos

31
casuísticos. De facto, la modelación de las pruebas y datos que
instruyen con una explicación científica, nos permite solventar
cuestiones ontológicas para ejemplificar la realidad. Al fin y al
cabo, una demostración depende de una prespectiva y la verdad
de buenos observadores. La masa crítica considera la verdad
científica como una perene modificación aleatoria y expuesta a
todo tipo de censuras y vaguedades. La epistemología trabaja
con ideas inspiradas en hechos, mientras que los gnósticos y
afines a esa amplitud crítica se valen de contrapensamientos6 que
equilibran la verdad, así como un artista se vale del contraste en
sus formas y colores.

La verdad en la ciencia se encuentra entre la incertidumbre y la


contemplación estadística de la naturaleza, mientras que en toda
argumentación prima la solvencia epistémica y la búsqueda de
paradigmas en la fundamentación de sus formulaciones. Si el
punto de partida es la continuidad en el desarrollo del sistema
cognoscitivo, cada vez más impregnada de complejidad, a lo
largo de su disertación bioética apreciamos el proceso de
reequilibración de una estructura de orden superior. La ciencia
tiene que dejar de preocuparse por la jerarquía intelectualista, ya
que se ha centrado en justificar teorías susceptibles de ser
demostradas, sobre todo en base a la aceptación, más que en pro
de fundamentar su realidad sobre la experiencia. 7

Al experimentar conversamos con la realidad para tener el


conocimiento de parte, pero seguramente que la percepción
humana concibe el mundo como realidad de una ilusión. Es por
esta circunstancia que un axioma es una proposición verdadera
porque así lo decide alguien, sin más argumentos que una
deducción para llegar a una conclusión. Parece que esto nos deja
en una cierta indefensión no demostrable, con tal que no haya
contradicción entre la aceptación intuitiva y una aparente

6Bachelard, G., La formación del espíritu científico, ed. Argos, 2000, pág. 20
7 Pérez, Tamayo Ruy ¿Existe el método científico? Historia y realidad,
Colección La ciencia para todos, Segunda edición, Fondo de Cultura
Económica, México, 1998, pág. 219

32
realidad prolongada. Entonces, de repente se pronuncia el
principal argumento, si tiene utilidad se promociona, aunque no
sea del todo consistente, y esta aproximación a la verdad en
realidad es meramente aparente y falible. Necesitamos intervenir
en nombre de una bioética aplicada, dejando de lado los
intereses particulares y corporativos, que sólo llevan al
dogmatismo.

En medicina se habla de hechos, sabiendo que estos serán


cambiantes, dejando el concepto "verdad" para estudios más
filosóficos. Esta ciencia encerrada en tubos de ensayo, bien
podría justificar a la propia sociedad científica, que hay que
consolarse al saber que como decía Eduardo Punset: En ciencia
hay más verdades inciertas que en el resto del conocimiento. Así
como Arbesman termina apelando al sentido común para definir
a la ciencia como algo totalmente inexacta, explicando que el
objetivo no debe ser tanto el de "refutar", como el de "afinar"
teorías, puesto que cada vez tenemos más información. La
cantidad de exabytes de información se viene multiplicando
exponencialmente, pero para traducirla a conocimiento real se
vale de las teorías de la verdad ancladas en un empirismo
constructivo.8

La realidad científica analiza y salva al fenómeno mediante


representaciones formales, pero mezclando lo evidente, el
razonamiento y la experiencia sensible. Sustancialmente, la
ciencia actual ha consensuado que, para aceptar una teoría, al
menos, ésta debería ser aproximadamente verdadera o en su
caso, aproximarse a la verdad. El problema es que no hay
evidencia de la verdad y que, por tanto, ella gira en torno a
concepciones planas y a meras descripciones contingentes. En
bioética, la comprensión del mundo es una correspondencia de
las teorías con una representación nominal de la verdad
humanista. La lógica interviene propositivamente y lo hace por
necesidad y justificación humana, pero veamos como aplicarla.

8 VAN Fraassen, B., The scientific image, Clarendon Press, 1980.

33
a) Entre las teorías sustantivas, rescatamos la de coherencia y del
consenso en un sentido lógico, es decir, cuando hay
compatibilidad entre varias opciones. Esto significa que la
coherencia presupone la verdad de un enunciado y de juicio,
entrañados por la verdad de otros criterios. Pero para que tenga
validez ha de cumplirse lo que Blanshard afirma: la realidad es la
realización de un sistema máximamente completo y coherente
de proposiciones. Ha de contener todos los hechos conocidos
y, aun así, en la medida en que pertenezca a un sistema aceptable
y coherente estas proposiciones serían parcialmente verdaderas.

La noción de coherencia implica anclajes para integrarse en una


descripción completa de toda la realidad, y si se supone que ese
sistema consiste en todas las declaraciones verdaderas. Claro
que, si esta verdad última es totalitaria, contendría hasta lo falso
al mismo tiempo. Una vez más, lo vemos como un todo e
identificamos causas y efectos que tratan de explicar el origen de
un conlicto de intereses. Si el todo es la esencia que se realiza a
lo largo de su desarrollo, la metodología científica ayuda a
discernir el avance argumental, dando la sensación de unidad en
la causalidad de la acción. Esta cohesión lleva a un desenlace o
verosimilitud lógica, que para la bioética es consecuencia del
buen hacer en correspondencia con hechos objetivos.

La teoría del consenso tiene una amplia variedad de accesos para


la articulación de principios éticos y legales, ya que la adhesión a
valores en el sentido de no negación, abre la posibilidad a un
acuerdo de partida. A esto ayuda la racionalidad al ser legitimada
como garante epistemológico de las acciones teleológicas, pero
en el orden de la moralidad en su conjunto, actuaría como
mecanismo de reconocimiento. En estos momentos a la
universalidad se sigue reconociendo mediante causas finales o
eficientes, en tanto que, para satisfacer un fin u objetivo
específico, la naturaleza humana se hace valer de la racionalidad
instrumental, pues es algo confiable y nos vale como verdad.

34
Recordemos que hemos sido sometidos a un relativismo que nos
ha llevado a un escepticismo nihilista y a una comprensión de la
verdad cerrada a su propia trascendencia.9 Sin embargo, esta
aseveración no conlleva una falta de sentido ni una crisis d ela
verdad, ya que la auténtica búsqueda sigue siendo un referente
significativo de la vida, pero siempre y cuando ello lo pueda
determinar la persona misma. Por una parte, lo fáctico puede no
ser razonable, pero en esta comunidad global de conversación
que virtualiza todos los contenidos, portamos lo que sería una
verdad pseudocrítica e insuficiente, donde la retórica de la
imagen se entiende como unidad de la totalidad. En este totum
revolutum, ni siquiera se vuelve a afirmar la verdad, basta con
una simulación holográfica del espíritu racionalista.

Según plantea la historia, la hermenéutica alcanzó una auténtica


universalidad con la femenomenología, sin conseguir superar a
las ciencias del espíritu, lo vemos en el lenguaje como un intento
por responder a la verdad por sus condiciones y posibilidades.
El caso es que la verdad no acepta condicionamientos, es y está
al lado del comprender, por lo que se manifiesta universalmente
y con ello, hemos de sensibilizar a la conciencia para percibir el
carácter fundamentalmente interpretativo de nuestra experiencia
del mundo. Esta comprensión de la verdad es adecuada en su
ser mismo, habida cuenta que no es nada mecánica y se opone a
la negación de su finitud y de su idolatría cíclica.

La conversión forma parte de las virtudes de la humildad


sencilla, una verdad indómita para librar las mentes de intereses
mundanos, al pie de tribulaciones y de la última purificación. La
Sagrada Palabra referencia una necesidad de arrepentirse ante lo
despreciable o lo banal, pues el sufrimiento no es el camino en
su estado de confusión. La verdad no tiene cabida en quien
procesa excesos y placeres que los dejarán vacíos de corazón,
pero siempre hay otra oportunidad de redimir la culpa. Para ello
se nos revelará toda la maldad en carne propia, como paso

9 Juan Pablo II, Fides et ratio, n. 8.

35
previo a una eterna armonía o estado de conciencia. Al sonar de
las trompetas se romperán los sellos y las promesas vacías, y será
la última prueba.10

b) De las teorías deflacionarias nos llama la atención la teoría


performativa, no solo por las interpretaciones de una propuesta
ética vinculada a las diferentes formas performativas en que los
sujetos son inteligibles y reconocidos. Esta capacidad de acción
del lenguaje es una característica identitaria creada y constituida
a través de una repetición continuada, por una parte, producidos
por las normas y convenciones creadas y recreadas. Por otra
parte, las aseveraciones que predican la verdad serían aplicables
a distintos tipos de proposiciones. La teoría performativa acerca
de lo bueno tiene el efecto inmediato de guiar la decisión, eso sí,
bajo determinadas cualidades, de forma que debe dar cuenta de
todos los usos a como de lugar.

El giro performativo es habitable en la crítica de una realidad


que, ante todo se supone contextualizada, cuya argumentación
se fundamenta en la posibilidad razonable. En este orden de
ideas, la existencia de los ideales pugna fervientemente con
aquellas generalizaciones deflacionarias. La cuestión es presentar
propuestas para no conformarse solo con esa mera posibilidad
configurante. En tanto acto singular, exige colocar al pensador
en escena y asegurarse un eje horizontal de contigüidad y
desplazamiento.11 Decir que la personalidad es una extensión de
la vida es dotarla de características como constante actividad,
movimiento revolvente que se nutre a sí misma, manteniendo
un diálogo como experiencia filosofante.

Para llegar a esa distinción de las subjetividades vitalistas, la


filosofía del performance no es suficiente para ser crítica; nace y
muere en el mismo pensamiento como esencia, como identidad
sometida a los giros y a la profundidad incognoscible. De lo que

10Libro de la Verdad I, Parte I, pág. 89


11Peggy Phelan, Experimentación y giro performativo de la teoría, Library,
2011, pág. 103.

36
se trata es de hacer que los hechos, en su acontecer actual, no
pueda desvincularse de las diversas dimensiones que ocupa el
fenómeno moral, en el que se lleva a cabo una tarea crítica. La
performatividad abre el rango de interpretaciones posibles e
incluso verdaderas, en un ejercicio al que cabe significar como el
valor ético que requiere de fuerzas superiores del entendimiento.

El acto de representación creado a partir de la mirada de los


estudios culturales, advierte de la ambigüedad que abona la
multiplicación de percepciones, como indican las recreaciones
de la realidad evocada y las representaciones simbólicas. Que se
pueda advertir, donde haya que haya surgido, una atomización
de las divergencias frente a situarse dialécticamente sobre la
norma, no quita que ese ir y venir del mundo de acción cristalice
en la deconstrucción y reconstrucción de comportamientos
abstractos.12 Tal ejercicio predispone a la filosofía como valedor
prescindible de una ciencia al servicio de intereses institucionales
de dudosa finalidad y de esencia inmaterial.

En el contexto de la reflexión filosófica sobre lo científico, los


aportes de los estudios, apenasson capaces de producir
soluciones en función de la singularidad de los problemas. Sin
embargo, dada la consideración de la ciencia como actividad
inespecífica, deja atrás una bipolaridad del debate y lo solapa con
la reconstrucción racional, pero de una manera renovada.
Correlativamente, la cuestión de la relación antropológica con la
máquina no cesa de operar como la mala conciencia al servicio
de una mutua interferencia. Ante esta consideración de puras
relaciones potenciales, la ciencia no es la verdad y la referencia,
pues la finalidad y el significado componen el sentido, de
vincular un conjunto de singularidades a través de sus
diferencias.13

12 Deleuze consideraba el performance como parte y aumento de dimensiones


en la multiplicidad, cuya naturaleza es aumentada por sus conexiones (Deleuze,
Gilles, La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2, Buenos Aires: Paidós.2002,
pág. 14)
13 Martín, F., Deleuze y la filosofía de la ciencia, Filosofía UIS, 9, nº 1, p. 72.

37
c) De conformidad con otras teorías formales, la de Kripke
como teorema de completitud en lógica modal o de lógica
proposicional y semántica de mundos posibles. Dependiendo de
la posición filosófica que se defienda, una proposición intenta
capturar la idea de una descripción completa del mundo, otra
cosa es aquellas funciones que asignan valores de verdad a
proposiciones dentro de cada mundo posible. No hay
relativismo en términos de posibilidad, sino de evaluación de los
argumentos, tal como operen las condiciones de verdad.

La relación de consecuencia lógica atiende, en principio, a la


forma de las premisas y conclusión, pero también caracteriza de
un modo satisfactorio a la consecuencia lógica cuando nos
permite diferenciar lo correcto. La lógica debería estar en la
verdad y una interpretación en un mundo posible, preserva a ese
mundo de toda interpretación inconsecuente. El método
axiomático es una extensión modal, por lo que es evidente que
las condiciones de verdad varían la noción de necesidad. En este
sentido, la prognosis nos permite dilucidar una salida airosa a
partir de la observación.

La semántica de los mundos posibles constituye una verdadera


línea divisoria entre identidad y la noción de necesidad, donde
se interpreta el pensamiento del último cuantificador universal.
Supongamos que los enunciados singulares de existencia no son
funciones proposicionales, en todo caso aserciones de lo
auténtico y su consecuente. Expresamente, ningún tipo de
dependencia interna puede afirmar una relación entre valores
veritativos, salvo una relación de paralelismo o analogía de un
deber. Luego el fundamento de validez es verdadero porque la
realidad de la experiencia sensible lo confirma, porque la validez
de una norma asertiva es pensada como argumento ontológico.

Si la existencia es un atributo o una propiedad de propiedades,


la verdadera naturaleza de la moral puede ubicarse en cualquiera
de sus aplicaciones, de ahí que la bioética incluye expresiones

38
realizables en sentido amplio. Aplicando este sentido a la
juridicidad de un precepto moral, la obligatoriedad es una fuerza
vinculante que está operativa para producir efectos en virtud de
relaciones de validación. Quiere decirse que, entre todas las
consecuencias que se derivan de ella, la ausencia o pérdida de
valor repercute en una falta evolutiva y nos plantea un mundo
posible de igual manera.

En ese punto, cada elección conforma una proposición y al


referirnos a la teoría de los modelos, de primer orden
observamos como las estructuras infinitas constituyen las
extensiones directas de cuantificadores en una declaración
individual. Si comprendemos como una lógica infinitaria tiende
a la completitud, podemos identificarnos con esa finalidad, pues
nuestros procesos internos han de asociarse a la práctica.
Mientras que la teoría de los mundos posibles es deudora de la
ideología estética, la teoría de los modelos de mundo surge a
partir de una posición crítica, y todo ello se explica a través de la
bioética estética que fue planteada como tesina y en un ensayo
que me llevó a considerar las teorías de aprendizaje asociativo
como instrumento crítico.

No obstante, las formulaciones teóricas alternativas incluyen


solo los aspectos relevantes, pero puede haber casos en que los
modelos se producen antes que las teorías, y eso simplifica el
proceso y la causalidad como producto creativo. Los modelos se
definen como una representación física de una teoría, cuando
los comportamientos del modelo ideado, se nos revela próximo
y se originan en el mismo sentir para dar respuesta a las
necesidades planteadas en ese momento. La persona en su
angélica interpersonalidad debe ser lógica y relacionar conceptos
entre sí, formular hipótesis verificables y consistentes y tratar de
orientar y mejorar la práctica de su existencia. En realidad, a la
persona crítica le corresponde una visión global de lo que una
metateoría significa, de como le ayuda a conseguir el máximo
nivel de independencia posible.

39
Diagnosis social sobre el estado de la virtud

La virtud moral se funda en la racionalidad y las consideraciones


objetivas que, de manera libre y consciente y hasta con cierta
temeridad en su ser y su esencia. El deseo es un esfuerzo
consciente que determina en forma libre la conducta, y es a
través del pensamiento el individuo toma consciencia de las
causas que originan sus afecciones. Lo más digno para un ser
humano, antes que cualquier otra cosa de la realidad, resulta del
obrar en realción a sus pasiones y sobre todo de las acciones,
conforme a la capacidad de reorganización adecuada. Spinoza
nos hace parecer como una virtud lo que en realidad no es,
mientras que la virtud necesita tomar un modelo de conducta y
obligarse a seguirlo.

La conciencia humanista impone el valor de la obediencia y la


mera necesidad de mantener un cierto orden social, puesto que
transformar los valores establecidos pudieran enriquecer la ética
y la necesidad de liberación. Spinoza trata en su Ética que la
alegría es el tránsito del alma de un estado de perfección a otro
de mayor perfección, pero no se aparta de esa trayectoria que
corresponde a una virtud de la totalidad entre todas las
potencialidades humanas. Por ello, es importante saber describir
la dinámica del desarrollo ético, para aplicarse levemente o de
facto constituida en extrema necesidad espiritual. En este caso,
la justicia social tiene obligación de hacerlo en la medida de sus
posibilidades, y se encuentra, sobre todo, en el equilibrio y la
responsabilidad moral.

El beneficio es un servicio que puede vindicar las propias


posibilidades que recae directa y voluntariamente sobre quien lo
ejerce, así como a quien compete. No cabe duda que restablecer
la necesidad de conservar el orden es algo que mueve a practicar
el bien, creado para existir en plenitud. Hacemos un saludo
inverencial al universo mediante la vivencia de alegría
permanente, en tanto que surge de lo mas profundo de nuestra

40
verdadera esencia como seres superlativos. Seres en conciencia
que asistimos a momentos estelares, donde la espiritualidad
humanista va a jugar un papel revelador, entre el augusto tronar
del pensamiento y por derecho propio. Suenan las trompetas a
lo lejos y habrá que librar la batalla personal con sentido práctico
y elucidando con claridad meridiana.

Mas existe algo distinto a lo que hemos sido, por resistencia a lo


que somos, en el sentido más completo de la transformación
total, eso que llevamos dentro de nosotros mismos y que hay
que quebrantar mediante la disección del yo-persona. El litigio
condicionado entre la unicidad y la multiplicidad de yoes,
realmente nutre a ciertas subpersonalidades que le convierten en
títere de feria con mil caras. Pero no significa que suceda un caos
interior, sino una insoportable dependencia hilada a lo largo de
una vida, por lo que hay que acabar con las contradiciones
internas y la polarización. Al armonizar los opuestos se alienta la
antedicha virtud de la afabilidad, también para evitar lo venial y
en realidad, cuando se impugna la verdad la estulticia se opone
a la liberalidad.

La forma en que vivimos repercute en los otros y eso, surge de


la misma naturaleza humana, de modo que para que pueda
desarrollar la solidaridad moral, se ha de interpretar como un
deber y colaborar al bien general. Entonces, si cada persona es
un dador de toda la verdad, creadora de todas las realidades, y
quien dispensa las leyes dentro de su reino, el premio sería
obtener su libertad hacia la Luz, la verdad y la elevación de la
conciencia. Siendo sensibles a las indicaciones de la conciencia
moral en el obrar con rectitud, la búsqueda de la felicidad se
alcanza a partir de la justicia, la libertad y la igualdad, y es
entonces cuando se vuelve lógica. Esta noción aristotélica versa
sobre lo que queremos para poder determinar la virtud ética de
decidir bien y conforme a una regla.

Desde la óptica aplicada en bioética, la realización del saber


corresponde a garantizar el bien supremo como fruto de captar

41
la verdad a través de la demostración, tanto en su vida moral
como intelectual. Las relaciones que se establecen en una
comunicación veraz, no hacen más que reflejar las condiciones
reales con los demás, y para evitar la molestia de continuas
rectificaciones, es indispensable suponer el destino para que se
crearon. Se podría presumir de integración y de virtud en un
colectivo, si se dieran actuaciones que acaben liderando en el
buen sentido natural, siendo el diagnóstico de necesidades lo que
prime en virtud de iniciar un trabajo comunitario.

Cada persona es compatible para tener un derecho igual al más


amplio sistema total de libertades básicas, compatible con un
sistema similar de distribución de recursos que, en términos
éticos, sería el máximo natural. La libertad nunca puede ser
restringida en un estado de justicia ideal, donde la pluralidad de
modos de vida sintoniza en un abanico de capacidades de
comprensión. La ética suele ser modesta y no repara en la
posición original, ya que es la coherencia interna la que marca
ese código o pilar con el que argumentamos la dimensión de las
identidades y las decisiones. No podemos hablar de principio de
diferencia cuando vemos distintas formas de vida por alcanzar
la virtud, ya sea de igualdad o de movimiento, pues para
alcanzarla contamos ya con razones de legitimidad natural.

Recurriendo a un análisis con respecto a las expectativas y


asequibilidad de las libertades, no es justo cebarse en lo material
cuando al poner en práctica estas diferencias personales, la
tendencia hacia la justicia es vinculada con un velo de ignorancia.
Ciertamente, los principios morales se encuentran motivados
por la obtención de la equidad, pero partiendo de diferentes
talentos naturales, que es otra búsqueda del bien entre opuestos.
En cualquier caso, la no maleficencia o primun non nocere se
explica desde la distinción entre lo que se considera
directamente voluntario y lo indirectamente voluntario. Este
principio de doble efecto propicia insospechadas variables para
mediar con la realidad adversa o invasiva, razón por la cual hay
que considerar un factor adicional el contar con alguna virtud.

42
Así, es posible hablar de valores de diversa índole y forma que,
partiendo de mandatos generales y universales, no solo se
convierten en cualidades o atributos deseables en áreas tan
específicas como la cultura, de hecho, se transmiten con el
mismo valor a cada una de las partes del mismo objeto
existencial. Aun en condiciones de senescencia intelectual
inmunológica, se trata de mostrar que es posible la superación
de la unilateralidad, en el sentido de un amplio desarrollo
representativo, siempre que cumpla una función aventajada. El
rol social se fundamenta en un derecho igual a la más extensa
libertad básica compatible con la universalidad, y esto nos
presupone capacitados para el mayor beneficio humano y de los
menos aventajados. En esto reside el núcleo moral de una
exigencia ética que contribuya al bienestar colectivo igualmente,
lo que es una condición necesaria para asegurar las mejores
condiciones de igualdad en este despertar a la virtud distributiva.

Lo significativo podría no quedar identificado en su dimensión


procedimental, ya que lo relevante contiene sus leyes psíquicas y
se encuentra en la relación, esencialmente armoniosa, y esto
sumado al pensamiento luminoso. Ya Parménides pensaba que
despertar era un proceso profundamente sanador, lo cual
significa ver más allá de las apariencias y rescatar caminos de
libertad, sin tener que volverse todos idénticos entre sí. La
civilización se construye en el ámbito de la singularidad, y eso
no significa que la nueva realidad transformará la humanidad de
manera totalmente artificial. Con la “cuarta manzana” no se
entenderá nuestro destino final, por mucho que la consciencia
ya no fuere patrimonio exclusivo de la humanidad, no solo
acostumbrada a ir contracorriente.

La virtud, tal como la entendemos, no tiene un por qué


asegurarse la post-singularidad, ya que la esencia humana es en
sí misma ese punto de singularidad a superar, sin necesidad de
encuentros directos entre civilizaciones cósmicas. La historia es
lo suficientemente sacrificada como para no cumplir con esa

43
contención de agresión directa, pues desde que adquiere
conciencia ecológica el ser humano percibe un rol estructurador
significativo, cada vez de mayor complejidad.14 Sin embargo, una
supraconciencia como principio actuante, requiere de una
comprensión lúcida que no se aprecia por ahora, en tanto que
una comprensión súbita o artificial, sería una mera tentativa
provisoria de vida. Y es que hoy, más que nunca, como bien
asevera Silo: El ser humano no puede vivir con una conciencia
equilibrada en la medida en que no resuelva que va a pasar en su
futuro.

Mientras tanto, la única manera de ser justo es haciendo justicia,


de ser sabio y desarrollarse en el encomiable saber de la Virtud.
Cuando reordenamos aquellos hechos ejercidos en conciencia,
nos encontramos situados frente a la categorización de si es
noble o villana la disposición que restringe la virtud al ámbito de
las costumbres y la práctica moral. Aristóteles hablaba de una
segunda naturaleza al referirse a una práctica común, así como
destacaba por encima las virtudes que perfeccionan el intelecto
(dianoética) junto a la voluntad moral de perfección. Luego, de
proceder a la sabidurái desde la templanza, y así configurar
formas de perfección de la razón teórica, la razón práctica se
fundamenta en una justicia conmutativa, donde cada uno debe
recibir lo que ha dado o el equivalente.

La virtud es un hábito porque se puede aprender, y como no


depende de la naturaleza, esta no sería una disposición innata
sino propia del ejercicio de la libertad. La virtud moral se realiza
en un sujeto a partir de lo que su razón le enseña como bueno,
en tanto que cabe ponderar esta exigencia moral en lo que se
refiere a saber dar con el término medio entre dos extremos.15

14 Silo en su “Charla sobre la fe (1968) concluye que la diversidad interna


excedente del sistema, selecciona la respuesta adecuada a la crisis actual y se
convierte en un nuevo factor estructurador para la etapa de desarrollo
siguiente.
15 Para Aristóteles, si se vive la pasión o el sentimiento o se realiza la acción

«cuando es debido, entonces hay término medio y excelente, y en esto consiste

44
Partiendo de la realidad del ser, lo sustancial se modifica en
alguno de sus atributos, pero permanece siendo la misma, por lo
que una acción no puede desviarse de su original movimiento
hacia la virtud o la artificialidad. Causa, por tanto, es todo aquello
de lo que depende la existencia o motivo de una acción, y en su
materialidad se encuentra la gracia como principio servidor del
alma intelectiva. Desde el punto de vista natural, la inclinación u
ordenación del intelecto hasta es primaria, si no se ordena en su
trato con las cosas humanas.

Entendamos que, como agentes, somos cumplidores de nuestra


naturaleza virtuosa, que más que excelencia añadida a algo como
perfección, nos conforma para captar intuitivamente la verdad.
La virtud consiste en una sola e idéntica cosa para todos,
entendida como perfección de una disposición natural, pero lo
es cuando conoce la realidad más perfecta para sí mismos. De
aquí se sigue, que en tanto que el fundamento ontológico
participa igualmente en diversos grados de perfección, la idea del
Biena transmigra de cuerpo en cuerpo hasta que consigue
purificarse, mediante la virtud con su desarrollo perfecto. Con
lo cual, a la virtud, que se fundamenta en el desarrollo del bien
propio, le asignamos su función específica y patrimonial, es
decir, en el sentido más verdadero y completo.

La adquisición de la virtud es el único camino para ser


verdaderamente libres, también un modo de vida que identifica
a las personas su manera de ser y, en consecuencia, lucha por
adquirir ese hábito sagrado en el sentido más verdadero. Al tener
el deber de ser virtuosos se adquieren las virtudes gratificantes
frente a una bifurcación de sentidos cardinales. Entendemos que
las virtudes adquiridas, llamadas también virtudes morales, entre
las que destacan la prudencia, la justicia, la fortaleza y la
templanza, nos lleva a relacionar las verdades reveladas en la
Creación de este nuestro Universo. Esto significa que una
persona es libre para elegir en materia de situaciones más

la virtud.

45
difíciles para cambiarlas a su favor, y llevaría a mejorar
moralmente, tanto en la conducta como respecto a las virtudes
infusas. Si somos infundidos en el entendimiento y
espiritualmente, mediante el ejercicio del bien la virtud se
expresa en su aspecto más genérico, y en su aspecto diferencial
cabe definir que nuestra responsabilidad sería la causa eficiente.

Las virtudes adquiridas confrontan a las virtudes infusas, no solo


los hábitos entitativos, vienen a completar o perfeccionar una
potencialidad para facilitarle sus operaciones espirituales y
orgánicas. De manera que, propiamente el sujeto, en virtud de
su devenir puede aumentar también extensivamente la gracia, o
sea, las fuerzas del alma se ordenan a las buenas costumbres. Si
el entendimiento se reduce a lo especulativo, las conclusiones
que se derivan de los principios éticos conocidos se configuran,
no como supremas causas, sino como simples virtudes
intelectuales. En cualquier caso, la fortaleza de la virtud refuerza
a esas otras virtudes cardinales o secundarias, ya que en su acto
virtuoso la parte integral y la subjetiva son partes potenciales de
la justicia. En realidad, no deberíamos ocupar el recto orden de
la razón bajo ninguna temeridad, al menos en la disposición del
ánimo, para darnos cuenta de la naturaleza que obra en la línea
de tiempo capaz de unirse con el universo y así reflejar sus
cualidades.

La ética de la virtud evidencia un conjunto de cualidades para


percibir la realidad, y la razón también busca reconciliar las
posibilidades de adquirir conocimiento sin basarnos en las
experiencias, junto a una determinada relación a través de la
comprensión de los hechos. Esto significa que el conocimiento
condicionado por la experiencia, necesita de los sentidos para
formarse una imagen del orden y lo armonioso, que no significa
por otra parte, nada para quien no quiera ascender en conciencia.
No se necesita la lógica trascendental para percibir en el
pensamiento la categoría correcta, de una posibilidad absoluta
que se ocupa del origen, la causa y el objetivo del ser. Resulta
imprescindible, simplemente, la capacidad de usar el propio

46
entendimiento para recrear la realidad, no reproducirla con una
capacidad intelectual excepcional.

La ciencia parece lo más natural que tenemos frente al saber


cotidiano, de manera que hablar de la verdad no sería problema
para fundamentar las convicciones y afirmaciones sentidas. En
la idea de una sinceridad absoluta, el punto arquimédico de cada
realidad parece estar ligado a la justificación, más que a la
convicción y comprobabilidad de esa verdad. La certidumbre
retrae las convicciones sin que sea necesario tender a rechazar
ninguna alternativa. Por el contrario, el espíritu combativo del
pensamiento racional lleva a conclusiones deductivas, cuyos
argumentos garantizan la coherencia de sus postulados como
causa suí. No podemos pasar por alto ningún modelo de revelar
ese conocimiento, que para ello no solo identifica la
interpretación de la más diversa especie, es que, en forma
concisa, una teoría pura ampliará el concepto de significación,
como uno de los elementos primordiales para la transformación
o intervención sobre la materia prima.

La diversificación de la estructura se asume de forma lógica y


permite conexiones objetivas, o sea que un valor en sí encierra
un sistema de conceptos, los cuales interactúan configurando el
discurso semiótico, pero adquiere solo códigos de percepción.
Es a través del uso ético que se nos muestra al ser con
posibilidades sensibles, mirado como un producto cultural lleno
de significados desde su interpretación e interacción en el
contexto. En este orden de cosas, lo contrapuesto al sujeto fácil
es una manifestación de la cultura material que trasciende a las
necesidades significadas sobre el mundo objetual. Por ello,
surgen a partir de las diversas formas de creación todo tipo de
estructuras estéticas cargadas de significado y simbolismo,
donde la expresión y su deseo de representación vivencian las
impresiones de su creador.

Las acciones directas manejan la idea de que el cuerpo se ha


convertido en una realidad mutante, divergente y que trasciende

47
su experiencia y se eleva a la particularidad estética. La
sensibilidad espiritual forma parte de las particularidades
humanas con capacidades excepcionales, entre la individualidad
cotidiana y la personalidad creadora. El acto de crear supone
actuar en el plano espiritual hacia la libertad del individuo, de
manera que se vislumbra su idiosincrasia social, ya que la
relación afectiva se desprende de que el cuerpo reconoce formas
narrativas que se encaminan, a partir de la observación a la
sensopercepción. Esto quiere decir que una actitud de
profundización interior lleva a la búsqueda de la verdad de los
seres humanos y no de sus cuerpos ni de sus intelectos
independientemente. La reflexión corporal asume y aprueba la
necesidad de rescatar la mejor sabiduría, desde la totalidad de la
experiencia humana y esto forma parte de las funciones vitales y
del equilibrio natural del ser humano. La actitud creadora
responde a nuevas situaciones porque así debe ser, y en este
sentido nos preparamos para la elaboración de normas de nexo
de unión con la naturaleza.

48
El acceso a la libertad y a la felicidad

En la actualidad, el principio de autonomía se ha enmarañado


maliciosamente de universos complejos e incongruentes que,
siendo tergiversados bajo la imposibilidad de un conocimiento
de lo real y por consecuencia, una conformidad con los valores
que nos convienen, la fuente del saber se ha descentrado. La
felicidad requiere considerar las cosas en su aspecto más
completo, en tanto que la meta como una unidad universal
compensa la bondad de la existencia. La sustitución de la
realidad no place el éxito moral y en esta manifestación de
posible sabiduría, nuestras complejidades y contradicciones se
reconocen por su fragilidad inherente. Queda atemperar la
tensión entre la unidad esencial de su alma con el espíritu
universal.

Para comenzar a entender la felicidad en base a la naturaleza, se


vincula una conciencia a una satisfacción, que no pasa
inadvertida, pero que no basta con asumirla inconscientemente.
De hecho, hablamos de un bien material y afectivo, de relacionar
esta gracia con algo superior o si se quiere, sublimar la sensación
de determinar lo que sería especial y muy humano. Nuestra

49
disposición a ella, la felicidad como acceso a la libertad, ha de
estar inclinada hacia el acceso a la inteligencia perfecta. Es
bastante probable que incluso a veces, la fuente totalmente
original compara el contenido crítico con su propia experiencia,
aunque de esta evidencia empírica lo que serequiere es un
equilibrio exquisito entre dos necesidades encontradas.

Al formar una idea de felicidad nuestras acciones expresan en su


conjunto la racionalidad sensible sobre la base de la armonía, en
términos de sentimiento renovado. En adelante la idea de una
ley natural enlaza con la libre ordenación del ser humano hacia
su fin último, principio y sentido de todo bienestar, en tanto
parece ser algo interno al sujeto. A partir del fundamento de la
ley natural se habla de una virtud posible, cercana y en tod caso,
verdadera y canalizable como propusta de plenitud. De hecho,
la verdadera paz es consecuencia de estos nobles objetivos
finalistas, que no son otros desde su valor inconmensurable. La
vida sería un bien humano básico en el contexto de la filosofía
moral eudaimonista, reconociendo la dignidad, no como una
ensoñación inalcanzable, sino en armonía con una especie de
arcadia idílica en medio de la naturaleza.

Realmente, el progreso y la utopía forman una coalición


distópica, en tanto en cuanto avanza hacia un sueño común que
nos conmueve y no simposibilya al mismo tiempo. Convendrá
suponer que una vez en el paraíso virtual, la diversidad en tanto
pluralidad de formas de percibir la felicidad, en buen grado
afectaría su inmutabilidad primigenia. En toda organización la
carencia de individualidad es un objetivo principal, por lo que
conservar las ideas puede resultar conflictivo con la
conservación de una identidad autónoma.16 El ser
autorrestringido multiplica a una masa cooperativa y exuberante
respecto de sus propias asunciones, lo que privaría a la
personalidad humana total, no solo de emanciparse como

16 Maturana, H. (1993) El sentido de lo humano. Santiago de Chile: Dolmen.

50
tampoco generar una creatividad impredecible.17 El problema de
actuar decididamente bajo la utopía es permanecer en una
orientación de responsabilidad comunal, cuando un escenario
deseable predispone a la ecuación de transformar la ilusión en la
pirámide de potencia y fuerza.

El término "utopía" como sistema optimista aparece como


irrealizable ya desde el mismo momento de su formulación, pero
estimula el sentido crítico mediante una estética humanista que,
allá donde fuere dirigida, sin duda indagaría en sus
contradicciones y en sus circunstancias materiales. Sin embargo,
la utopía goza de una plusvalía especial para subsistir en la
memoria y ejercer su dominio sobre cualquier otra
consideración. Si la utopía aporta sentido a nuestra existencia
cuando la realidad no trasciende la superación, tampoco abarca
lo importante de su enunciación. Por otro lado, lo existente no
se encuentra en ningún lugar, que previamente se haya
concebido por su excesivo idealismo para juzgar con la mayor
integridad. De todas formas, con esta capacidad de imaginar no
se produce la pérdida definitiva de los valores morales y éticos
imperantes, y es por ello que ha de ser una herramienta
omnipresente frente al infértil y despiadado transhumanismo.

Desde que Maquiavelo consideró al sujeto plagado de avaricia,


vindicativo y receloso al mostrarse incapaz de dotar de un
sentido racional y concreto a sus fines, se ha caminado mucho.
Es cierto que se ha ido sustituyendo el idealismo utópico por un
candente realismo, ya tecnológico y que, si observamos con más
rigor la importancia de conservar el pensamiento utópico,
seguramente somos incapaces de ponernos límites. La libertad
de actuar aparece como trasfondo de todos los temas de que
trata la Ética, y no es porque recele de una libre disposición, sino
que vincula a la felicidad con la virtud, lo cual aleja al libertinaje
de la escena filosófica. Aunque resulte imprescindible, más que

17Vázquez M., Construcciones utópicas: tres tesis y una regla práctica, Polis
[En línea] 6 | 2003.

51
imposible,18 esta libertad, no incluye la felicidad perfecta por
ilógica, pero advierte de nuestra capacidad de pensar en
abstracto. Al fin y al cabo, este recurso se refiere al estado de
satisfacción que siente la persona en posesión de su propósito y
sin peaje alguno.

La felicidad es libre de expresarse y por consiguiente de


confrontar sus relaciones en momentos concretos, pues la
expresión se refiere a un instante sublime de estabilidad de la
felicidad poseída. Quiere esto decir que, la persona aspira a vivir
felizmente ante una cuestión tan trascendental como la
existencia, en forma tangible y unas cuantas almas yendo más
allá de la brevedad romántica programada. Al reducir nuestras
necesidades, podemos aprender a apreciar los placeres más
simples, según el lenguaje socrático, pero para una metaética
aplicada, conocerse bien a uno mismo puede revelar la verdadera
naturaleza de merecerla. Ya Bertrand Russell la veía como objeto
de conquista contra toda forma de servidumbre, para ser vivida
intensamente de principio a fin. Opone la belleza de la soledad
como contrapunto, pues al jugar a la vida se da cuenta de la
simplificación de la vida y del camino que nos lleva a perseguir
su esencia y sus placeres cotidianos.

De la felicidad se puede extraer que es una actividad virtuosa o


no carente de virtud, en su práctica conforme a la razón y si nos
vamos al conocimiento creativo, no existen criterios objetivos
que permitan su discernimiento. Podemos imaginar cuanto
queramos y no incurrimos en temer a ciertas actitudes hacia
nuestra vida, ya que la dignidad propia es compatible con la
teoría kantiana donde no cabe hablar de libertad, y sin ella, no
hay moralidad. El ser humano es libre con respecto al objeto de
la felicidad, así como el objeto material de la felicidad es el fin
último de la vida humanista. Entonces, la felicidad es una actitud
salvable de toda quema, que depende de lograr aquello que nos

18 Savater, F., El contenido de la felicidad, Madrid, Ediciones El País, 1986,


p. 9

52
ilumina, más que una satisfacción anhelada. Una vez fijada como
ideal propuesto, tiene un sentido evaluador en conciencia, de
cuya matriz surge una satisfacción acorde a la interpretación del
tema de la felicidad. La elección de una posibilidad19 es cuando
menos, una relación óptima en el ámbito de lo inesperado y de
lo deseado.

La razón deseable supone tener buena voluntad en relación a


haber logrado los fines importantes, y es en ese sentido que,
siendo hasta cierto punto moderados, no cabe reducción de la
misma felicidad. No hay por qué descartar su naturaleza
personal e interior, como tampoco es condición universal el
asumir el placer, aunque no esté estrechamente ligado a la vida
virtuosa. Se supone que para progresar en la evolución hay un
tránsito de acuerdo a la facultad del ser respecto al desarrollo
total y sus inclinaciones. Y es que las virtudes se distinguen de
las habilidades en su moralidad, exigiendo un compromiso
valioso e intransferible que conduce a vivir una vida plena, toda
vez que se haga el intento de superación mediante una función
correctiva.20 Aunque hubiere de considerar a la incertidumbre
como eslabón necesario, la finalidad de nuestro objetivos vitales
es algo que no se puede agotar en el camino; de lo contrario sería
una actividad no del todo virtuosa y si una aceptación limitada
de la finitud propia.

Pensamos y sentimos en función de como somos, se insiste de


hecho, en forzar un cierto grado de control respecto a los valores
y de las normas que la sociedad impone, cuando la forma de
materializar el buen comportamiento es algo natural. El tiempo
permite adquirir una razonable autonomía y hasta orienta sobre
la importancia de complementarla en conciencia y trascendencia,
y esto solo se entiende como materia de moralidad en bioética.
El buen juicio es afortunado de atender al cumplimiento de la
responsabilidad, haciendo frente a debilidades menos

19Spaemann, R., Felicidad y benevolencia; Madrid, Rialp, 1989.


20Wright, G. H., The Varieties of Goodness, London, Routledge and Kegan
Paul, 1963, cap. VII, apartado 6º

53
afortunadas, pero que también significan y computan en la
voluntad del ser. Adquirimos, en consecuencia, sabiduría
cuando corregimos el aprendizaje de la felicidad con talento y
moderación, pero hay que lidiar con las desavenencias del mal
gobierno de los demás, escudados como de costumbre en leyes
políticas y de dudoso calado ético mayormente.

Estaremos abiertos a la realidad cuando seamos libres de una


vez, no solo por la garantía que supone el conocimiento, es que
escoger entre diferentes alternativas no significa asumir
cualquier cosa mediática. La razón no entiende a la libertad
ontológica y su dimensionalidad, se ofusca cuando la educación
sólo puede ofrecer bases peregrinas para tal efecto. El uso de
esta libertad es una elección atractiva y conveniente para
alcanzar una personalidad moral de calidad, ya sea a través de
decisiones muy responsables, como de aciertos singulares
provenientes de la intuición. Somos seres naturalmente libres
porque en esencia o en teoría podemos elegir, y este punto
conceptual afecta a la capacidad de la voluntad respecto del
deber como referencia. Entonces, la clave moral para no anular
la libertad como fuente, se concentra en la determinación de las
acciones, no de un determinado modo, sino en función de la
verdad natural y que pudiera derivar de su iniciativa humanista.

No es libre quien subordina lo que le es más propio,21 si para


ello tiene que aparentar una exigencia significativa y descuida
algunas leyes de la naturaleza, que de lleno le responsabilizan en
su toma de indecisión. Tampoco es un hábito, sino una cualidad
con la que moralmente debemos defender esa libertad natural,
que a cada paso se nos coarta por intereses espureos sobre los
que hay que ejercer una resistencia deliberada. La sensación
interna de libertad aparece cuando se elige siguiendo las razones
egoícas, quizá en medio de circunstancias indeterministas, por lo
que cabe esperar serenamente la iluminación. De otra suerte, el
dejarse influir por limitaciones externas nos haría replegarnos a

21 Geymonat, L., La libertad: Barcelona, Crítica, 1991.

54
esa masa no crítica que considera que nos obliga una necesidad
que rige todo lo que existe. En razón de nuestra libertad natural
y dimensión social, somos protagonistas de la alegría moral con
la que podemos mejorar lo determinado por la herencia, y esto
no excluye rectificar en orden a los indicios de verdad y de
libertad.

Se busca la seguridad y la libertad en sí mismas, ya que vemos la


existencia como una prueba en conciencia y como un fenómeno
que la garantiza. El sentimiento de libertad ha de ser protegido
de acuerdo con aquellas convicciones saludables por su
capacidad de verdad, que sin duda nos haría diferenciar la
naturaleza humana del concepto de moralidad. De modo que la
voluntad de ser libres, más allá de su determinación, tiene a su
alcance escoger lo mejor entre lo posible. Hallamos que la
autodeterminación es parte de la voluntad y no se fundamenta
exclusivamente en el conocimiento, pues se halla integrada en la
naturaleza de los hechos y en la aceptación de la realidad. El
conocimiento descubre posibles formas de libertad que, para la
bioética aplicada, al igual que para Spinoza se identifican por la
sola necesidad de su naturaleza y están determinada a actuar por
sí solas.22 No olvidemos que la felicidad y la libertad son
antecedentes utópicos de razones consecuentes, que aparecen
antes del juicio racional y que se acomodan a una moralidad
virtuosa, exceptuando la práctica acrática en su zona de confort
y supeditada solo al deseo.

Los actos humanos habitualmente suelen ser voluntarios y de


una responsabilidad moral atenuada, por lo que apenas
intervienen en el proceso creativo de un acto moral. Ante esta
libertad pasiva, en la pedagogía del naturalismo surge la
necesidad de permitir que todas las tendencias del niño surjan
espontáneamente y contagien a sus progenitores, ya mermados
en su perspectiva autoritaria. En la práctica, la frontera se
encuentra irreconciliable, entre la aversión del alma que

22 Ética, primera parte, VII. Tr.O. Cohan, México, FCE, 1977.

55
promulgan los globalistas y luciferinos respecto del summum
bonum y, por otra parte, la gracia divina, que siempre acompaña
al esfuerzo humano de quienes operan soberanamente y
seguidores de una fe que libera al ser de la materia. En síntesis,
nada hace suponer que se pueda tapar la luz con inquietantes
perspectivas sombrías y la verdad será revelada en libertad.

56
4 DIALÉCTICA ENTRE CÓDIGO ÉTICO Y
JUICIO DE HECHO

El origen de la verdad más conveniente puede aplicarse en la


opción que más se adecúa con los valores morales de una
sociedad, pero sería ingenuo prestarle veracidad después de
verificar históricamente tantos comportamientos inapropiados y
nada ejemplificantes. Tomando en consideración las normas
sociales vigentes, se hace necesario desarrollar un compendio de
argumentos frente al relativismo subjetivo, así de paso,
esclareceremos posibles certezas o hipótesis que interactúan
constantemente en el día a día. Cada individuo abstrae una
porción de realidad y la confronta con valores y criterios
responsables, donde se trata de llegar a planteamientos
sistematizados y organizados, que no siempre le benefician. Este
tipo de juicio práctico guarda una estrecha relación con la
necesidad de tener una guía de vida y de asimilar códigos
sociales, que por definición incluso potencia su individualidad
protegida, no de conciencia. No debe confundirse un ideal de
vida con una respuesta inteligente cuando la personalidad ha
sido influida en la toma de decisiones, en tanto que la reflexión
filosófica apremia a intervenir con celeridad en base a una
atribución meta ética que esclarezca la misión de cada unidad.

El juicio ético instrumentaliza cuantos códigos considera


oportunos, se adecúa a la solución pertinente como juicio de
hecho o de facto, en tanto que trata de especificar una salida

57
ética y solventando las posibles consecuencias. Cada decisión
que hay que tomar implica estar frente a una realidad compleja,
por lo que resulta ser imprescindible el desarrollo del juicio ético
y este, si cabe solo se relaciona con habilidades como la
autocrítica. Esa y no otra razón, habrá de llevar la más avanzada
codificación, constituida en base a normas cuyo contenido se
articula en la propia práctica. La ética va cobrando auge por su
facultad sacramental, tal que las cualidades y el carácter de esas
normas y códigos van a manifestarse con todo su poder
genésico. De suerte que, para enjuiciar no se entiende
previamente la doble naturaleza en ciernes, de la diligencia y de
multitud de normas, ya que enredan al propio código ético. Pues
nada genera más confianza que preguntarse cómo es que
teniendo ya el derecho común, no tengamos contraprestación a
la ética.

La estructura normativa establece la ya consistente aprobación,


promulgación, interpretación, aplicación y ejecución del
ordenamiento jurídico. Lo hace ante obligaciones de necesario u
obligado cumplimiento, en teoría sin independencia del poder
público, solo sujeta a revisión profesional. A veces, el principio
de legalidad se queda en el fondo de esa estructura, quedando en
funciones como si se confundiera con el principio de reserva, y
al final la justicia deambula por aristas falaces y atávicas. El ser
libre no entiende bien la gestión o gerencia del Derecho, pero el
sentido común es reconocible en el campo ético, manteniendo
la conducción ordenada del pensamiento para la consecución de
una actuación deontológica. En definitiva, se trata de hacer
acopio de valores entre los que se encuentran los materiales
éticos que necesitamos para construir nuestro Código
Deontológico y su idoneidad específica. A la vista de los
preceptos del Código es inevitable y necesario respetar en su
redacción el principio de tipicidad de las normas éticas.

No vale ningún juicio de valor que contradiga a un juicio de


factibilidad, pues al distinguir sus reflexiones metodológicas, la
meta resultante sería como mezclar utopía y hechos de

58
contradicción. Pongamos por caso, la misma ciencia destruye lo
concreto al especular con datos refutables, utilizando un
argumento dialéctico que puede derivar en un estado
metodológico de confusión completa. En este estado de ánimo
hacemos responsable al comportamiento como una invocación
de justicia frente a la ignominia y el resentimiento. Quien es
jurídicamente libre da cuenta de una emocionalidad aceptable,
desde el comienzo mismo que es permitido el futuro como un
espacio de intervención o regenerador de posibilidades de
acción. Y es que entre lo fáctico y lo posible, en situación críticas,
la lógica muestra auto tolerancia y evita mucha frustración,
aceptando o motivando el cambio. De hecho, los juicios de
posibilidad se desarrollan en el contexto de una validación
pertinente, tal como se infiere desde la fase inicial de reflexión.

De acuerdo con la operatividad del constructo social, la


posibilidad de maximizar la racionalidad formal no conoce
ninguna obligación de fraternidad, salvo que recela de
convertirse en la ética de la despersonalización. A diferencia de
la negación existencial de Compte, la bioética aplicada propone
como objeto de estudio el comportamiento y de la acción ética,
lo que determina a su vez las manifestaciones posibles de su
individualidad. Cada individuo queda determinado socialmente
al obligársele a una determinada lógica, por lo que las acciones
prácticas reproducen, de alguna manera, las estructuras sociales.
Los presupuestos sociológicos constatan la experiencia de
acciones racionales y aquéllas conforme a fines introspectivos,
que constituyen la identidad, tanto compleja como fragmentada.
Paralelamente la ciencia no es que proporcione una imagen
permanente mejorada al no existir una realidad objetiva a la que
referirse, según Hübner frente a una posible verdad absoluta.23

La valoración social como juicio de hechos se construye a partir


de cualidades esenciales e interesadas, no tanto naturales, siendo
las transgresiones cada vez mas frecuentes y elaboradas por una

23 Hubner, K., Crítica de la razón científica, Alfa, Barcelona, 1981, 129.

59
ciencia vendida y encubridora de las mayores aberraciones. Es
imposible volver atrás en la civilización y obligatorio reaccionar
frente a esta conspiración elitista de ir contra el ser humano, de
cuyas políticas impositivas solo se desprende azufre metafísico.
La despersonalización del ambiente gira muy en torno a
concepciones tecnológicas que amenazan al propio sistema, a lo
largo y ancho y a modo de dispersión de unos valores
universales, ya contaminados por la mentira oficialista. Hoy el
código ético sufre una amputación severa por parte de juicios
factoriales, incapaces de poner orden y de consensuar el
intelecto, al prescindir de toda lógica conservadora. El cambio
acelerado es un estigma ético y una aberración de la naturaleza
humana, desde el momento que la individualidad ha perdido su
sentido ante la subordinación total a lo social. De no restaurar la
conciencia colectiva, buena parte del insumo ético solo se
orientaría por las acciones de los otros. Al carecer de una
naturaleza propia, las psiques individuales no estarán en
condiciones de libre elección, en todo caso adecuadas a las
interacciones sociales.

Entre la decadencia holista encontramos a Luhmann sin reparo


en reconocer la existencia de los individuos biológicos, a los que
no considera esenciales para pensar la teoría sociológica.24 Esto
es una media verdad en la actualidad, puesto que tenemos la
imagen de la conciencia como referente trnscendente y motor
de arranque, y que implica a todos los ámbitos del ser. La ciencia
tampoco se acerca a ninguna verdad absoluta, siendo fruto de
construcciones simbólicas a merced de poderes mercenarios y
de espaldas a la ética en muchos casos. Vemos que en un mundo
globalizado hay una tendencia a alejarse de la preocupación
original por el ser humano real y las sociedades concretas, al
tiempo que solapa una palpable decadencia de los principios y
pilares de la civilización y de la libertad. Parece que Schutz
pretende determinar cómo captamos la “cosa en sí” en nuestra

24Luhmann, N., Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general,


Anthropos, Barcelona, 1998, 236.

60
conciencia en la medida que está determinada por el marco
colectivo de la interacción. Pero esta manía de reducir la esencia
humana a resultados empíricos no corresponde a su significativa
cualidad natural, de modo que emplazamos a la corte
estructuralista a redimir a la persona y no adueñarse de su
destino, que sólo le corresponde a ella decidir.

El pensamiento dialéctico se relaciona con cada pensante y cada


forma de interpretar la realidad, de modo que este proceso
consiste en presentar una idea principal rebatible, en lugar de
buscar la verdad intuitivamente. La dialéctica como lógica
menor no se considera crítica ni de largo alcance, de manera que
una ética menor carecería de contraproposiciones relevantes. La
bioética aplicada como juicio de hecho ve a los códigos morales
en una posición sofística, no práctica. Desde este tratado
recatamos la lógica de la ilusión, no como afirmación vacía, sino
en función de una mayor búsqueda de la verdad. Sócrates
alcanzaría el verdadero conocimiento por el hecho de cambiar
sus propios puntos de vista para llegar a esa verdad. En este
sentido, la dialéctica es un proceso de indagación que zarandea
la hipótesis para comprender el proceso total de iluminación, y
como contraparte se define de manera provisoria. Acaso, la
naturaleza de la realidad se apropia del concepto de dialéctica
para la mediación en el camino hacia la plenitud.

Aproximadamente, una dialéctica de la existencia o hegeliana es


indistinguible y subjetiva, en la medida que excede de cierto
límite sin consecuencias, lo que no es una negación total de la
cualidad humanitaria. Imaginemos una ética de la existencia
sobre una base superior, sin rupturas en la continuidad y
próximo a un naturalismo dialéctico, más que por ecología social
si en aras de una mayor precisión como la elección de un método
acordado entre sabios idempotentes. El retorno a la dialéctica es
una forma de poner al límite a esa hiperinformación que es
venerada como conocimiento, siempre que en medio de la
confusión la naturaleza de la acción no sea por su cuenta la idea
finalista. Del mismo modo que se ha mantenido invariable el

61
principio bioético, el juicio de hecho nos autoriza a extraer los
resultados graduales de una lenta transformación de la
conciencia.

Finalmente, en el campo de la ética y la moral, el resultado de la


transición queda delineada en sus rasgos fundamentales, según
la cual, la naturaleza de los hechos cobra una forma mucho más
definida y clara. La nueva concepción de la naturaleza no es
tanto ecológica como humanista, ya que la degración de la moral
supera al expolio de las especies en general. A pesar de tener un
cerebro de dudosa plasticidad, la ciencia no ha hecho más que
confirmar su fracaso espectacular y que será revelada en toda su
degenrativa complacencia. Tras ver como se enjuicia al
desprotegido con impiedad, a los mafiosos cercanos al sistema
se les libera porque prescribe su fechoría y a la juventud se le
maleduca en una ficticia quimera tecnológica, se hace urgente un
movimiento ético de la materia. Aún no sabemos las
consecuencias correlativas de esta tendencia a la animalidad que
llaman producción cultural, envuelto en todo tipo de formas
estupefacientes y concurrencias inmorales. Sólo una
organización consciente en el campo de las relaciones sociales,
con arreglo a la responsabilidad alcanzará un auge que relegará a
la disociación química a ese tufo transhumanista.

Llegamos a la conclusión de que la principal dificultad para


ilustrar cuestiones éticas o teóricas, se pone de manifiesto la cosa
en sí eternamente incognoscible de una verdad notablemente
dialéctica. He aquí una de las razones que, a nuestro juicio,
resultan decisivas para la comprensión de su relevancia en la
medida en que vayamos avanzando. De este modo hemos de
seguir en la siguiente reflexión que versa sobre la aplicación de
una bioética realista y adherida a la verdad. La ética entonces, se
dice, es tal vez un asunto de lógica y de método, tal vez como
una vía posible de conciliar opuestos. Ahora bien, la idea de un
camino noble y recto que conduzca a un fin pleno, cumple la
función natural de la ciencia de las cosas divinas, como bien
aseveraba San Agustin, o sea, como tránsito esencial y liberador.

62
Desde este punto de vista, la ética podría saciar una sed de
sabiduría con naturalidad y elucubrando la verdad, mas es
porque realmente estuvo viva entre los sabios y en eso hemos
de convertirnos para alcanzarla.25

Por una parte, los sistemas de filosofía revestirían el carácter de


la omnisciencia porque la metafísica se encuentra en el conjunto,
no en el detalle. En cualquier caso, la unidad contiene los
principios originarios del cosmos y, en cualquier caso, la
revelación recae solo sobre aquel que desea ser instruido. Como
se ve, si los códigos son una de las muchas tergiversaciones de
las verdaderas enseñanzas, la ida y vuelta hacia la luz solo se
entiende desde la voluntad propia y el sentido que tiene
experimentar con la variedad de posibilidades para el
crecimiento personal. Siguiendo a la cualidad creativa con la cual
fuimos diseñados, entre los procesos naturales de aprendizaje
por los cuales atraviesa la consciencia humana de un planeta que
no deja salir nada que escape a su control, encontramos que la
repetición de códigos está predispuesta hacia la corriente de su
preferencia. La regulación que se fundamenta en el Código
Ético, puede amparar los principios de igualdad, mérito y
capacidad, toda vez que ha sido aplicada de manera razonable,
es decir, en base a principios de legalidad y neutralidad.

La sucesión de eufemismos en torno a conductas en pro de


defender determinados intereses, recuerda al conocimiento de
primera mano del comportamiento manipulado. En la esperada
armonía de la ética individual, no existe un código ético básico,
sino un conjunto de normas cuya aplicación, generalmente, no
está sujeta a procesos de verificación externos. La ética va más
allá de las leyes vigentes y sus condicionantes, conlleva el
principio de transparencia y el compromiso moral de asumir
dicho código en su conducta personal. El valor y la fortaleza de
un código dependerán de su credibilidad y transparencia, en

25Martínez, D. A., en San Agustín. Contra los académicos. Diálogo sobre la


verdad, Traductor: Victorino Capánaga.

63
tanto que genere confianza y otorgen credibilidad a quienes lo
practiquen. En un mundo muy dominado por la idea de
supervivencia, estos códigos reverentes y correctores de error,
pueden ser corregidos de forma simultánea. Dependiendo de la
exigencia y compatible de la capacidad del ser como agente, es
imprescindible que cada conducta desate estrategias de lucha
simbólica de cara al juicio de valor y su realidad concreta.
Cuando el individuo no se ocupa de la cosa misma, su realidad
no afecta la influencia de su valoración personal y puede vivir
sobre la consideración del código elegido.

La anomalía de estos significados simbólicos es notablemente


inferior a la normalidad, debido a que existen múltiples valores
simbólicos desde donde surgen las mayores diferencias de
percepción. El concepto humanístico del objeto de culto
rechaza el saber basado en cálculos subjetivos, cuya forma más
evidente la constituye su efectividad, honradez y generosidad.
Para empezar, la inteligencia nos otorga la posibilidad de
discernir mediante códigos llamados de detección de errores, de
cuya información el receptor sabrá que se trata de una fuente de
información que emite o transmite símbolos. Formalmente se
sabe que todo es representable y codificable, en tanto el cerebro
procesa datos y referentes, no certezas o verdades. Para llegar a
estas secuencias de veracidad, el código de acceso imprime
caracteres especiales, que mientras en el campo informático es
alfanumérico, en la ética antropológica se exige conocer la
naturaleza y la estructura de la persona para entender aquello que
lo perfecciona. Digamos que la ética es la ciencia del bien vivir,
cuyo lenguaje solo admite una sola codificación moral.

En este punto, de lo moral asumimos el dinamismo congruente


con la firme tarea de personalización, en concreto sobre lo
constitutivo de la acción, más allá de las meras diferencias
terminológicas. Según la teoría de la comunicación, la flexura del
mensaje puede importar trasgresión a las buenas costumbres, de
ceder en las obligaciones legalmente dispuestas. Por tanto, lo que
lleva a buen puerto o terminus ad quem, ha de contraer a las

64
acciones particulares frente a las posibilidades efectivas de la
persona felicitaria. El ser humano es una clave abierta al
encuentro de todo aquello que no dilate sus expectativas, y en la
búsqueda de su real dimensión felicitaría.26 . Según ello, los actos
obligatorios son una derivación de la verdad del querer, o en el
modo específico de hacerse justo o responsable, pues,
inicialmente el deber no es una posibilidad entre otras, sino
aquella que es más conducente a la felicidad.27

26Marías J., La Felicidad Humana, Alianza Editorial, España, 2005, pág. 205.
27 Gracia, D., “Zubiri en los retos actuales de la Antropología”, Cuadernos
Salmantinos de Filosofía, XXXVI [2009]

65
66
5 ÉTICA DE MÍNIMOS Y DE MÁXIMOS

El ejercicio de la libertad revierte en un mayor poder sobre las


leyes del crecimiento de la libertad, da respuesta de su actuar y
lejos de ser un instrumento adaptado, nos encomienda,
precisamente como aquello en lo que se cumple la felicidad. La
apertura a la propia realidad es moralmente una cualidad
autonomizándose a lo largo de su asimilación antropológica,
entre un espejismo aporético previo y su proyección inédita,
libre de descartar el orden ético desigando. La experiencia, en
consecuencia, viene a ser un proceso metafísico de
capacitación28 o incluso de resorte para desarrollar virtudes
morales, siempre que se produzca una respuesta correlativa en
la aparición de nuevas alternativas. La distancia de Max Weber y
su politeísmo de valores sociales, a la razón sintiente de Zubiri y
un pluralismo incompatible con el subjetivismo moral, según
Adela Cortina, ha dibujado una forma de vida, supuestamente
ejemplar y de sentido global, que no parecen representar una
ética de máximos, sino de muchos.

Los derechos humanos representan una ética de mínimos y es lo


que ha prevalecido ante tanta hostilidad por doquier, donde
prima la traición al estado y sí mismos en un panorama
desalentador, históricamente hablando. El diálogo ha evitado
llegar a un consenso real, dada su superficialidad y apariencia
inconsistente. En ese sentido, la felicidad no se puede exigir y

287 X. Zubiri, Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histórica,
Alianza Editorial, Madrid, 2006, 99.

67
además vemos como se recubre de ética civil con relativa
facilidad. La justicia si no se arma de normas de la razón práctica
no se levantará de sus cimientos para exigir ser feliz, y es que la
humanidad sigue sin ser autosuficiente en nada. Una ética de
máximos preserva como bien común la exigencia de justicia,
entendiendo la moral pública más allá de las exigencias éticas,
sino también jurídicas. Pero sin sentido crítico la conciencia
individual sería incapaz de cumplir con una ética de mínimos,
pero se le permite, en cambio, diluirse entre obrar según ciencia
y conciencia de una masa guiada e irresoluta, tanto como para
considerarse autónoma y responder a sus propias consecuencias.

Ser agente y tener capacidad para actuar intencionadamente,


realmente obedece a una ética de mínimos básica, desde la que
actúa en libertad y de forma ecuánime. Desde una formación
actualizada se cultiva una relación sana y de no maleficencia, se
nutre a la inteligencia para dilucidar la asignación de fuerzas, con
lo que la personalidad prima sobre los límites deontológicos.29
Aun estando en un intermedio, la conducta deontológica solo se
refiere a todo aquello que rodea el acto profesional, mientras que
una ética de máximos abarca una extensión espiritual y una
forma de vida digna, razonablemente ambiciosa en su reflexión
más filosófica. Esta no ncesita ser universal ni transversal, ya que
es radical y sin subordinaciones de ningún tipo. Hoy, la mayoría
de la población solo puede aspirar a la ética de mínimos o
primaria, ya que no vislumbra otra cosa que no sea obedecer sin
tener que recurrir a ningún interrogatorio. Su permanencia en la
ignorancia es atávica y seguirá siendo objeto de consumo trivial
con márgenes protocolizados para entender a cuál principio se
le deberá dar prioridad.

En la ética de mínimos, según Gracia, se encuentran los


principios de no maleficencia y justica, sin saltar de ese bajo
peldaño por temor al reconocimiento del otro. En la ética de

29Concepto de Ética de mínimos: “Nivel ético por debajo del cual


caeríamos en lo éticamente inadmisible y en lo ilegal”.

68
máximos se promueve la excelencia moral y, por lo tanto, se
convierte en motivo y ejemplo de acción para el otro, siendo los
principios de beneficencia y autonomía más visibles,
fundamentales, compartidos y obligantes. Por encima del
universalismo dialógico de Hans Küng, el concepto de ética
individual deja a lo mundial como un apunte anecdótico, más
propio de una ideología neokantiana y secularizada, corrompida
de la misma forma que las democracias. El ser humano es un ser
esencialmente doméstico y social, generalmente básico y englosa
la dimensión de lo meramente justo, mientras que el
librepensador opta por una ética de la felicidad en su máxima
expresión.

Las indicaciones de la donación que involucra una cantidad


enorme de valores, suelen entenderse como si se tratara de una
ética de costumbres, en lo que se conoce como hace milenios,
una gran aspiración del ser humano. Las éticas de máximos
cuentan con unos mínimos de justicia que son compartidos para
alcanzar la felicidad, lo que no quiere decir que no haya que
seguir ampliándolos paulatinamente, ya que caer por debajo de
ellos significaría caer bajo mínimos de humanidad. Si se refiere
al bien y autorrealización personal, la ética de la felicidad analiza
la conducta humana y paralelamente estudia la moral hasta
encontrar una manera de juzgar a la misma. Se debe tener cierta
idea de un ideal de felicidad para no quedar por debajo de los
mínimos morales, donde prevalece la injusticia y la intolerancia,
cuya consideración es la mas apropiada para incorporarla en
situaciones concretas. Para postular a una reformulación de la
identidad cristiana, por ejemplo, la ética no se volatiliza con los
cambios culturales, da prioridad a las personas que viven en
situaciones de extrema inhumanidad.

La realidad ha marginado países y continentes, tras un tupido


velo de indiferencia, sin el ejercicio de la compasión y conforme
al esquema de la violencia de lo sagrado, un poder invisible y por
siempre enfocado en la extinción del humanismo. Somos hoy,
testigos insensibles al caos organizado por un falso progresismo,

69
que reaviva la fantasía ritual y no la virtud de la gracia y, en
consecuencia, el pensamiento racionalista y la tecno-ciencia
están condenados en la práctica de su individualismo. En otras
palabras, la realidad orienta a una rebeldía contra el orden
establecido, dede la negativa a aceptar el poder del destino sobre
la vida humana. A su vez, el bien es un prójimo mancomunado
en el alter ego y la ideología ociosa, a quien acoge del éxodo
espiritual a toda adhesión a su incausa. Digamos que el Ser, de
antemano, puede aprovechar todos los requisitos mínimos para
hacer de éste un mundo mejor, que tan alegremente ha marcado
la gran broma para justificar lo injustificable.

A la acción social hay que cuestionarle con una pregunta: ¿Qué


es en estos momentos tener moral? Después de tanta tomadura
de pelo como el rearme moral de un traidor de su patria y de la
verdad, inclusive aquella catarsis, particularme intervenida por
esos poderes oscuros que rigen los designios de la mayoría
social, pues como que no renuncia a la absoluta obscenidad
gubernamental. Que Occidente haya fracasado estrepitosamente
con una sistematización de la falsa democracia, instalada bajo
una especie de minimalismo moral, parece que importa poco, si
no, se actúa así llevando a cabo una moral de la mismidad
personal. Es en ese desorden, la responsabilidad personal es más
un escaparate de la ley de la correspondencia, que la distancia
entre lo moral y lo que deja de serlo. A la política le falta un
punto de referencia ético, minimalista de por sí y con vanas
intenciones de salvar a la humanidad. Es por esta composición,
que la bioética aplicada ha de aspirar a una ética maximalista, tan
exigente como los argumentos que imaginemos en una
moralidad densa y capaces de argumentar sin fin sobre las
cuestiones de justicia.

El ser humano moral requiere solidaridad y presencia activa en


materia de exuberancia y creatividad, eso significa que está
dando el paso definitivo hacia el nivel ético, voluntario y desde
una posición de autonomía y libertad. Desde la necesidad de
reinterpretar el concepto de autonomía desde la ética de la

70
responsabilidad solidaria, se han producido organizaciones,
cambios estructurales y modelos alternativos, en la apuesta por
la transformación social. La adquisición y generación de los
conocimientos humanísticos legítima a la integración con el
mundo, mediante la apropiación de hábitos intelectuales
adecuados, así como los conocimientos técnicos y habilidades
para discurrir sobre esta marisma sociológica. A la familia como
núcleo fundamental de la sociedad le corresponde colocar la
primera piedra, conforme a los fines y objetivos establecidos en
las normas y en el juicio responsable de la educación. El contacto
cultural versa sobre el cumplimiento de su función social, por lo
que todo conduce a una secuencia regular de estructuradas
encaminadas a fomentar la práctica del respeto a los derechos
humanos.

Sin embargo, para proporcionar una sólida formación ética y


moral, de acuerdo con las necesidades psíquicas, recurriremos a
un estímulo como es la curiosidad para observar y explorar
criterios de comportamiento. La formación de hábitos, de
acuerdo con normas de respeto, solidaridad y convivencia,
pueden expresar correctamente lo que sería un modelo con
objetivos específicos para lograr demás valores del desarrollo
humano. La apreciación de nuevos conocimientos garantiza
escoger el tipo de educación, disponer de juicio crítico y servir a
una sociedad rica en valores. La formación ética y moral
constituye un pilar indiscutible, pero que se de inspirar en la
realidad, no tanto en la ideología, ya que tiene como fin la
comprensión de las ideas y los valores universales y la
preparación para la vida en general. La vinculación a programas
de desarrollo computa de cara a la eficiencia de la ciencia y de la
técnica, que según reúna los requisitos de educación informal,
puede surgir una moral más creativa y dialogante. Cuando se
trata de enfrentarse a decisiones algo complejas, no hace fácil la
vida moral y una vez más, las conciencias se dejan engañar por
enunciados artificiales. La moral siempre será la convicción de
la validez de los valores incontestables, por lo que hay que
tolerar contradicciones y encarnar los valores voluntaristas.

71
La moral arriesgada es una excelente evidencia de la razón es un
proceso creativo, pero también necesita un sentido de certeza y
seguridad, ya que el poder de interpretar las leyes y el código de
comportamiento está más allá de la ciencia. Nuestra naturaleza
cuenta con una capacidad creativa y singular, la cual permanece
latente hasta el final de cada proceso. Al tomar conciencia de
ello, siempre con el fin de tratar de orientar e incluso determinar
nuestras acciones, nos lleva a la conclusión que los valores
encuentran su carácter moral cuando no son una obligación. En
todo caso, valdría considerarlos como un bien natural, en
función de lo que profunda y sinceramente podamos considerar
que es lo mejor. Entonces, como la diferencia entre lo moral y
la moralidad radica en lo normativo y lo fáctico, la corteza
frontal es testigo de nuestras decisiones y contenciones de las
conductas impulsivas, de cuyo dilema los razonamientos pueden
convertirse en la excepción a la regla. Si un cambio súbito de la
conducta requiere desprenderse de las certezas, será porque el
temor real no es para con la nueva experiencia, sino porque lo
conocido puede estar errado o demasiado condicionado.

Tenemos en nuestras manos una creencia en la simetría como


idea regulativa, en lo armónico como pauta modulable hasta para
sentir de acuerdo a la ética del discurso, luego el cumplimiento
podría ser una alegoría de la perfección. Es bien sabido que para
que pueda convertirse la ética de mínimos como una nueva
forma de entender el origen de las especies, la selección natural
es cuestión de adaptación, no de genoma o determinismo. Las
acciones tienen por objeto crear posibilidades positivas de vida
y condiciones de mejoramiento inherente a la propia naturaleza
evolutiva. De manera que, para algunos, la única cualidad
biológica sobresaliente es la inteligencia, pero para otras
mentalidades más profundas la humanización es un objetivo
espiritual en el que la forma de sentir revela la distancia que
separa el medio natural del mundo moral. Cualquier valor, en
caso de conflicto, acaba lesionando a quien no está en sintonía
y vibración con el universo reconocible. Cabe iniciar algo de

72
cuyas consecuencias se extraiga la obligación del ser humano en
perfeccionarse, o sea, mejorar el producto creado mediante el
atenimiento a los hechos.

Aunque los valores por antonomasia, son tanto más inciertos


como deseables, han de fundamentarse en la prudencia que
lastra en gran medida nuestras decisiones de futuro. Pero a pesar
de ello, a la nurtura que produce un medio ambiente tecnológico
solo le espera sufrir efectos realmente perversos, bajo
perspectivas psicológicas como puntos de vista incompletos.
Esperar de lo artificial algún tipo de orden, de humanidad
bendecida por la gracia, o incluso, la base del conocimiento de
la psicología, como que no convence al sentido común. Por ello,
tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad determina hasta qué
punto tendemos a interpretar la realidad entre el efecto placebo
y el sesgo del investigador. Sin ese mínimo, los cambios hay que
introducirlos con exquisito sentido de la responsabilidad,
procurando mayor justicia en el reparto de cargas y de culpas,
que en verdad son prescindibles. Ante esta utilización de las
creencias, el respeto a la libertad facilita la expresión de las
opiniones críticas, que tan en falta se hn buscado sobre todo a
nivel genético. No es menor el efecto que al final lleva a una
uniformidad social, llevado por una manifiesta escasez de
producción moral, en tanto que la biotecnología se erige en una
justificación científica para dominar el pensamiento.

Estamos en el buen camino o en el final de una matrix de muy


mal gustos y formas de actuación inapropiadas, sea cual sea la
resolución acertada, la divergencia respecto a esa falta de
concordancia, lastra el avance descorazonador de ver a tanto
autómata dirigido por una señal inalámbrica. Cabría pensar en
justificar el fracaso de una ciencia que se vende tan barato y
resulta tan dañina, pero hay que intervenir para hacer valer
nuestros criterios frente a tanta farsa. Otra cosa es que la ética y
la investigación necesitan ser cambiadas urgentemente, pues la
inmensa mayoría de seres pululantes o superficiales andan
distraídos en lo que no tiene verdadero valor. Recordemos a

73
Cicerón cuando decía que la libertad no consiste en tener un
buen amo, sino en no tenerlo. Si el devenir tecnológico significa
administrar datos contra nuestra exclusiva voluntad, entonces
apelaremos a Camus y su consideración de que la libertad no es
nada más que una oportunidad para ser mejor.

Al igual que en Cuba y en el fondo de esta nueva sociedad es que


la realidad es profundamente opositora, sobre todo por parte de
aquellos disidentes que, a pesar de su inconformidad, no luchan
por sus ideas. Estamos ante un escenario parasitario en el que s
even mermadas las capacidades de generar nuevas creaciones
singulares, ya que todo sigue una estimulación de mínimos,
donde todo se copia y se recicla ante un final esperado por todos
y sin idea de lo que significa la creatividad como un elemento
revelador del espíritu humano. No solo eso, también es una
fuente para dar sentido a la vida, es decir, una habilidad para
transformar todo aquello que es mejorable y posible de alcanzar.
Aunque la imaginación puede servir para crear realidades
paralelas en las que la persona se vuelve hacia atrás, presa de
experiencias traumáticas o frustrantes, y lógicamente necesita
eludir una realidad dañina por otra imaginaria y transitoria. La
verdad aparece por doquier, aparece ante el saber hacer y como
un encuentro en la vida cotidiana, mostrando ese permanente
espíritu de crecimiento, de ordenamiento y de alineamiento
armónico con la fuente misma, de la naturaleza o del demiurgo
que le dio vida y forma.

La bioética aplicada, identifica los códigos de la concatenación


de variables, propia de una existencia de mínimos, de la que
surge una explicación personalista y acaba por integrarse en una
unidad mayor, más que colectiva, de acumulación de contenidos.
Por otro lado, la persona al ser creativa, contiene criterios de
selección suficientes para adaptarse al campo de acción con sus
circunstancias, se supone que de manera inteligente y limpia. Se
dice que tenemos una tendencia expansiva, desde los instintos
de exploración y clarividencia, o sea, a partir de pulsiones
arriesgadas e impulsivas o irracionales, pero filtrando la lógica en

74
un ejercicio de equilibrio entre las señales y el pensamiento
divergente. El ambiente no es un medio tan determinante, pero
facilita el juego de la imaginación, pues su dimensión sumerge al
ser humano en una espiral de ingenuidad, perceptible desde una
mirada limpia y tentados todos por renunciar a ella en pro de
una hipotética especialización. Recientemente, la publicidad
anuncia que la computadora “AlphaZero” genera su propio
conocimiento y juega como un "superhumano", pero ni existe
más humano que el que piensa y siente, y esa superioridad no es
otra cosa que el uso de unos códigos que solo conoce una parte.
Entonces, convenimos que para que exista una justicia real se ha
de contar con todo el conocimiento, el mismo que será revelado
en el esperadísimo “evento” o inicio del bien vivir.

La toma de decisiones para una sociedad estoica se rige por por


emociones positivas, por una serenidad equidistante entre la
razón y el sentimiento o ataraxia, como debería ocurrir en este
futuro que viene. El mundo políticamente correcto dejará de
adorar a la sombra con un disfraz de falsa moral, y lo hará para
llevar una vida bella, justa y virtuosa, pero que debe obtenerse
de manera moderada para evitar sufrimiento, ya sea por su
exceso o su defecto. Hoy se podría decir que el mundo está
imbuido en un excesivo personalismo, similar al zenoísmo y que
como ya ocurrió cuando los estoicos lo rechazaron, se hace
necesario volver a restaurar lo que se encuentra más allá de la
materia. La idea sería volver a poner en su totalidad la aplicación
de sus enseñanzas prácticas, como es mediante el cultivo de la
mente y una vida interior como medio para encontrar la
verdadera bondad y desarrollar una resistencia voluntaria.
Consecuentemente, si como hizo Lipsio estoicamente al ignorar
el materialismo y el determinismo, nosotros recuperamos ese
canal estoico cristiano, posiblemente la moralidad y la religión
no serán objeto de contingencia alguna. En realidad, cuando se
dice que no hay que ceder a las pasiones, se nos invita a
comprenderlas con indulgencia y hacerlas compatibles con los
valores espirituales que si son reconocibles en la creatividad.

75
Una propuesta para la aceptación de nuestra propia condición,
aunque parte de de la insatisfacción y escaparía a nuestro
control, mediante la filosofía fati nos reconciliaría con nuestra
propia naturaleza, adaptando la inteligencia y no sucumbiendo a
los instintos. Fati en puro estado porque un estoico nunca se
queja del infortunio o el destino y extrapolado a la creencia de
que las buenas oportunidades están en cualquier sitio, para
expresar la grandeza hay que perder la vergüenza, a la cual se le
considera asesina de la magia. Albergamos una fuerza bruja que
nos sirve para valernos de la simbología y aprovechar una
relación dinámica con la mente consciente. Y todo sucede por
alguna razón, a pesar de que pudiera ser cierto que la experiencia
es una especie de retorno de lo que ha sido reprimido. Aceptar
esto no significa aceptar el dolor como carente de sentido, sino
de aprendizaje benevolente y de apropiación, en tanto que es
algo no dual, no resultado de una adversidad. Si hablamos de un
poder mágico, nada que tengamos que evitar amenaza el
equilibrio y la dinámica de conciencia, por lo que nos confiere
una apertura hacia la vida y lo desconocido. Digamos, que la
buena fortuna no ancla la voluntad a quien se desobedece y se
escuda en las debilidades compensatorias.

En esta condición fati se ha generado una fuerza bruja con la


que toda nuestra energía lidia con la autocompensación y la
incapacidad. Es cierto que a menudo provocan cambios bruscos
del estado de ánimo y que la impotencia está en el propio interior
saltando tan fuerte como logró salir del hoyo. Por fin, nuestros
miedos son imaginarios y han permanecido sombreando lo
mejor de cada mérito sumergido en nuestra esencia. Al saberse
en los distintos tesoros del universo, no te hará falta nada como
ave que planea libre sin rumbo, pero firme en una batalla sin
tregua contra el tiempo. La esperanza aguanta los males del
mundo y deja rastros a la dirección contraria a la que se dirige,
no vaya ser que el camino del condor se nos presentara bajo el
prejuicio ineludible de las preferencias. Tiempo después,
dejamos de experimentar lo que significa estar suspendidos entre

76
la vida y la muerte, de modo que un alma iluminada responde a
la pregunta esencial y marcha en busca del verdadero
conocimiento. Todo está en función de la necesidad, luego la
ecuación depende de nosotros mismos, en contraste con otras
estaciones otoñales, motivo por el que nos apena hallar en medio
del camino todo cuanto es oscuridad. Y es que en el camino
endiablado que lleva de las tinieblas a la ignorancia, si se produce
una sencilla búsqueda alquímica, tarde o temprano acabará
coagulándose una luz pura que te iluminará para siempre.

La parte de la humanidad de condición humilde, en materia de


idolatría se decanta por una religiosidad débil y difusa, desde una
visión muy local y limitada en el significado, pero inserta como
un todo en el corazón de todos. Reflexionemos en algún
momento sobre los beneficios de una formación benefactora y
del cuidado del ser, entendiendo que un papel fundamental lo
juega la convivencia armónica y unos valores comunes. Cuando
se habla de la salvación de las almas, la ética de mínimos parte
de la libertad de credo y de opinión, para convertirse en un
objetivo mayor que va más allá del simple respeto a las creencias.
Habida cuenta que se imparte conocimiento sobre la base de la
razón y en hechos científico, respetando la libertad de conciencia
y pensamiento, cabría una formación integral o existencial frente
a todo lo humano, es decir, mediante la toma de conciencia
humanista. Esto afronta la inconsciencia ante la injusticia, en
concreto de reflexión crítica, donde la batalla cursa ideales de
tolerancia con un alto grado de validez, y no solo moral. La
razón de una victoria filosófica no estriba en un entrenamiento
en esta materia, sino que requiere de una profunda reflexión y
trabajo para conocer sus contenidos más profundos. Hoy, que
también se aprende a pensar y a razonar con las matemáticas y
los datos alineados con la fuente programable, deja de lado la
sabiduría ancestral para situarnos ante un conjunto de datos
inconexo y fragmentado, de eficiencia meramente técnica. Aquí
tenemos que observar la importancia de la singularidad humana
y su capacidad de discernamiento, lo que apunta a otra lectura.

77
De todas formas, lo que la hace destacar a la conducta ética, se
circunscribe a las personas que en su empeño construyen
puentes físicos para mejorar los modelos de desarrollo. En el
ámbito de la complejidad entra ese amor místico que ha
modelado nuestro imaginario y su realidad, hasta tal punto que
de algún modo constituye su signo de identidad. El gran soporte
filosófico no se considera como un producto propio, según dos
perspectivas mínimas y diferentes, pues parece semejarse a la
construcción del mito inmejorable, como es la fuerza del amor
y le perdón. En efecto, el tiempo mueve a la conciencia, de muy
exigente textura, en un sentido de desasosegar las costumbres
no promete nada, como hace el capitalismo en palabras de
Saramago, y así la tecnología ocupa un espacio inabarcable e
inaudito. Vivimos rodeados de mentira y asistimos a la
desaparición de la presencia física, y en vez de prometer hagan
caso de este nóbel y saquen del cajón la creación del Estado de
Derechos Humanos que ahí está todo lo que un ser humano
necesita para tener una vida digna. Regresar a la filosofía no
significa hacer una humanidad de filósofos, sino recuperar el
pensamiento, el criterio crítico, donde la ideología se esfuma sola
entre las sombras, de modo que sin filosofía y sin ideas no vamos
a ninguna parte.

78
6 OBJECIÓN Y PRESCRIPCIÓN DE
CONCIENCIA

El fundamento de la prescripción radica en la seguridad contra


conductas negligentes al priorizar la protección y el equilibrio
justo, por lo que las acciones restitutorias reintegran un orden ya
preestablecido. En su elocuencia, a falta del cumplimiento de la
obligación se prorroga el plazo inicialmente aplicable. En su
virtud, lo que de ninguna manera puede admitirse como
irrefutable, plantea discrepancias acerca de su nulidad o su
fidelidad. Pero lo que nos importa en estos momentos no puede
ser subsanado con ninguna teoría deontológica, sino que la
bioética formula una petición restitutoria en casos donde
concurra un atranque o abuso del interés vertido en el
procedimiento. La prescripción ética justifica la estabilidad
democrática y al mismo tiempo contempla ir contra la persona
indiciariamente responsable. Este analfabetismo ético ya es
universal, ya que no libera ni educa, en todo caso èrvierte la
naturaleza de las cosas y enfrenta al hijo con el padre, a la razón
con el sentir y todo ello alienando a la conciencia. El humanismo
ha ido esfumándose en esa soledad del agua que no se mueve, la
del triunfo a toda costa incomunica el espíritu con su necesidad
de ser aplaudido, en un intento colonizador sobre el otro, siendo
la memoria testigo de lo que tenemos y la responsabilidad que
asumimos. De la falta de superación habrá que responder
cuando por encima de todo, una actitud que no se detiene en el
verbalismo, se dispnga en la exigencia de la acción.

79
La liberación auténtica no prescribe nunca y quizá tampoco se
resuelva jamás, pero sigue siendo el antídoto a la calumnia y a
uno smedios de incomunicación totalmente corrompidos por
una miseria numérica. El mundo pronunciado30 dialógicamente,
en palabras de un humanista, gana significación en cuanto debe
tener una intensa fe en la raíz de su mirada personal. El
pensamiento crítico se ofrece a dialogar en y por la palabra,
objeto de estudio si es igual a la praxis, pues puede transformar
la realidad concreta con pocos medios y con un sentido, incluso
existencial. Como no hay comunicación sin diálogo, los mass
media actuales no sirven para nada, ya que ni tienen categoría de
monólogos o disertaciones aprovechables, y si hay alguno en la
verdad estaría perseguido y amenazado con total alevosía.
Cuando vemos a jueces de lo supremo, o sea de la inmundicia
vertical, falsificar una pena como prescripción que le reporta una
comisión vergonzante y cuantiosa, descubrimos el fundamento
o piedra angular de una pedagogía de la liberación. Es
recurriendo al diálogo que Freire funda su concepción de la
educación como práctica de la libertad, pero en rio revuelto no
se pueden pescar almas ni racimos de esperanza por
desenmascarar tanta mentira.

Resulta muy necesario construir una esperanza crítica que se


fundamente en la calidad ética y, que se ancle en la práctica, de
lo contrario la inversión de la utopía termina siendo siendo un
obstáculo ideológico. En el caso de que estemos en una
existencia límite, movidos a actuar y a descubrir lo inédito viable,
el intento humanístico de una realidad digna se vería
comprometido al no darle un carácter auténticamente bioético.
Y en el caso de que la realidad acabe siendo un invento de
conocimiento o referente pasivo,31 algo dimensional que refleja

30 Freire, P. (1997) La Educación como Práctica de la Libertad. Madrid: Siglo


XXI.
31
Pinto, R. (1998) La Teoría Crítica como mirada de análisis de las ropuestas
educativas crítico – innovadoras, en América Latina. Pontificia Universidad
Católica de Chile; Programa de Doctorado en Ciencias de la Educación.

80
la posibilidad de adquirir conciencia, nos veríamos obligados a
la reconstrucción de la conciencia crítica. Ante la perspectiva de
humanizar la vida social, la capacidad crítica es una significación
existencial totalizadora, por consiguiente, nada despreciable y si
omnipresente en los espacios de debate e instrumentación de de
la cultura. Al ser partes de un todo, la actitud crítica representa
una vinculación práctica y resolutiva que, antes que nada, supone
la posibilidad de cambios sociales, bien llamados movimientos
de la conciencia. Del mismo modo, la conciencia corporal
también sirve para poder captar ciertas señales aportando mayor
equilibrio y estabilidad.

El enfoque socioformativo favorece el pensamiento complejo


en los estudiantes normalistas, siempre que contenga toda clase
de habilidades metacognitivas, dialógicas, metanoias,
hologramáticas y de auto-organización. Atribuye al desarrollo lo
que la teoría no es capaz de demostrar a priori, y así como un
instructor educativo no puede ser parte o árbitro, la docencia y
la sabiduría no equidista de ningún centro. La práctica del
sentido común es una competencia genérica que no se debe
adulterar, por lo que los ritmos de aprendizaje son los que la
naturaleza ha diseñado desde siempre. Jamás un neófito asesora
ni interpreta lo que ignora, de manera que el negacionismo en
estos momentos está desvelando lo que hay detrás de las últimas
aparentes y destructivas verdades contra la vida misma. Por su
parte, la bioética aplicada ha de empujar a la verdad para que se
exponga en toda su esencia y grandeza, con un abordaje
específico que identifique los saberes de adecuación-ejecución y
socialización humanista. Otra cosa sería faltarle al respeto a la
formación integral de pensadores complejos, cuya materia
singular identifica las fortalezas y áreas de oportunidad desde
una perspectiva diferente. En esta línea, los temas éticos
contienen aspectos inmateriales que se escapan a la metodología
experimental del ámbito de la ciencia, y además sostienen
estándares de calidad humana que conlleva aplicar la bioética a
la asistencia y a la etología de la imparcialidad.

81
Una ética posibilista en su extensión va desde un ser que se
supone que actúa libre y responsablemente hasta una meta a la
que se llega a través de los medios que considera más apropiados
y esa parte teórica y práctica activa, ha de tener el mayor
conocimiento del campo en cuestión. La bioética aplicada hace
de los principios un campo de la realidad que, de haberse
desarrollado de manera extraordinaria, habría revolucionado el
conocimiento celular. No solo de poder, hubiera parapetado a
una inteligencia artificial absorvente en el entretenimiento y lo
engañoso, hasta devolver las costumbres a su lugar de origen. La
moral es un código de conducta que no debe ser atropellado por
lo insustancial y la apariencia de realidad, sino que debe sostener
y acumular mucha experiencia, para que así, en ese contexto sea
donde tiene significado hablar de libertad. Recuerda a un deseo
final convertido en su máximo deseo, y cuanto más alto e
ilimitada es su altura, mayor será la felicidad. Podemos, eso sí,
no atentar contra la moral y ser amorales, cuya elección es
asociada y carente de conciencia. Lo vemos a diario negando lo
evidente y sin arrepentimiento generalmente, quebrando esa
línea en el inicio con una voluntad determinista dirigida contra
los derechos fundamentales. La gemelación de las ideas
parcializa el sentido en su jerarquización, lo que, desde el punto
de vista individual, sintetiza cuál es la ética de la bioética.

Este modelo moral toma el discurso bioético como dimensión


filosófica moral y de fundamentación normativa, sin embargo,
la carencia de responsabilidad personal quedaría diluida por un
comportamiento mecánico del sistema. En un sentido más
estricto, amar a la vida evita el atentar sobre situaciones
inapropiadas, respecto del autoconocimiento y dilemas que
requieren análisis y decisiones contrapuestas. Quiere decirse en
forma diligente que, de derivarse directamente de su adecuación
a unas normas universales, nuestras acciones ligadas a la
situación concreta, bien pudieran acarrear cualquier justificación
utilitarista, no basándose en la sabiduría. Lejos de acusar a nadie
de hedonismo moral, es lamentable asumir cuál es el origen del
sistema normativo moral, sus oscilaciones y la idea de placer

82
como meta de un individualismo radical. Aún cuando la ética
puritana trata de recuperar ese espíritu antropológico de
obediencia, la realidad culmina lo que se constituyó en un
poderoso motor y fuerza creadora para llegar a disminuirlo.
Efectivamente, la certeza respecto a reducir al mínimo la
incertidumbre, es igualmente el único instrumento apropiado
para establecer qué acciones son buenas, sobre todo aquello que
constituyera una amenaza a su precaria felicidad. El ser humano
se enfrenta a una superación de las posiciones utilitaristas
mediante juicios prácticos, quizás sin proponérselo, pero
totalmente dilucidadas por la nueva razón y su plasticidad, no
tanto su pragmatismo.

La bioética como ética general incluye entre otras muchas


nociones, la moralidad de las acciones, su enfoque abierto a la
controversia y como un concepto básico que promueve un
proceso de comunicación y diálogo en otros ámbitos vitales. El
fundamento ético y humanístico, además de investigarse como
ciencia biológica, carece de soporte válido sin el pilar moral y
filosófico, que no solo ordena una forma de ser vinculada a una
cultura, en tanto que la idea de humanidad se ha convertido en
un principio supremo. En ese sentido, los riesgos potenciales en
ningún momento deben de ir más allá de prejuicios o de ser
objeto de presión, pues se debe hacer explícita la capacidad de
razonar por nobles fines con la consiguiente responsabilidad. Al
respecto, esta actividad es un factor determinante para mejorar
un modus vivendi que hasta hoy sigue siendo una reflexión sobre
la moral, principalmente de su distribución equilibrada. El hecho
de que la ética persigue fines que están estrechamente vinculados
con las intenciones de los agentes implicados, no puede ser
sujeta a una valoración de mínimos, máxime cuando la presencia
del factor incertidumbre carece de la intención de perjudicar la
búsqueda de la verdad. Si por ti mismo no te atreves a lidiar
eficazmente con la ambigüedad cotidiana, la intervención sobre
la vida debe formar parte de ser coherente con la realidad social
y valorar la consistencia de sus argumentos.

83
Si en verdad, la sabiduría está mas vinculada con el bienestar, la
teoría del equilibrio de la sabiduría32 se basa en sus valores y
conocimientos, que balancean los intereses conflictivos de
naturaleza intrapersonal, interpersonal y extrapersonal. La
felicidad sería una subteoría de la conducta inteligente, y en ese
sentido nos permite entender el uso y manejo de aquellos
metacomponentes frente a la incompetencia y la desazón.
Consecuentemente, una conducta estratégica considera otros
factores, incluso técnicos, al igual que es importante saber como
las interacciones no disminuyen la capacidad para relacionar
unas con otras. Ya que estamos revisando a Sternberg, en su
teoría del amor hace referencia a la decisión de comprometerse
por un sentimiento de cercanía afectiva, de valores consagrados
a una intimidad sagrada, pero que para consumarse ha de haber
un ideal de amor maduro, no un arquetipo condicionado
culturalmente. No obstante, Sternberg puntualiza que mantener
el amor consumado es más complicado que conseguirlo, lo que
es extrapolable al terreno de los valores éticos. Cuando se quiere
triunfar las acciones hablan más alto que las palabras, al tiempo
que el mundo interno del individuo maneja con inteligencia su
experiencia en las situaciones cotidianas. La subteoría contextual
también es un diseño del pensamiento práctico, cuya razón de
ser nos lleva a desarrollar la teoría del autogobierno mental,
inspirados en una metáfora del poder de modo que nuestros
pensamientos y nuestras acciones sean organizadas. Por lo tanto,
la dignidad de las personas se encuentra en un marco ético
integral desde el que valorar los problemas éticos y los conflictos
de interés, tanto personal como sociocultural.

Cuando planteamos cuestiones éticas, la excelencia científica al


servicio de la verdad y la dignidad del ser humano, necesita
completar y confirmar apriorísticamente su significado. Estos
códigos morales pueden servir de referencia para procesos
esenciales de socialización, trabajando en conductas que dan

32Sternberg, R. J. The dialectic as a tool for teaching psychology. Teaching of


Psychology, 25, 177–180. 1998.

84
lugar a la formación de hábitos cristianos o espirituales, tan
similares como aplicación mecánica de principios. Esta actividad
consciente del ser humano toma como partida una reflexión
disciplinada sobre las decisiones, en tanto entrar en contacto con
aspectos íntimos y relevantes. En la intervención biológica,
psíquica y social que nos autoriza cualquier principio bioético,
queda demostrada en una estrecha relación entre el mundo de
las ciencias de la vida y sus hechos y los valores éticos. Desde
este diálogo interdisciplinario entre ética y vida, se promueve la
responsabilidad de proporcionar toda la información y los
posibles beneficios y riesgos o consecuencias. Al igual que el
informe Belmont se enfoca en la autonomía de las personas, la
beneficencia y la justicia, la persona en la actualidad debe
disciplinarse, contenerse y reeducarse, de manera que frague una
arquitectura ética libre de toda carga dogmática.

El sesgo religioso a finales del siglo XX ha dejado paso a una


biotecnología más sectaria si cabe, condenando al individuo a
sufrir una dicotomía superpuesta y sin ánimo de reconciliación.
Unido a una incertidumbre política como resultado del expolio
que sufre la humanidad por parte de corporaciones depravadas
y depredadoras, nos hace amputar la falsedad que haya detrás de
cada actuación que se derive de una adecuada competencia ética.
Nuestra reflexión aboga por convertir esta competencia en
bioética en el eje fundamental de los problemas éticos y de su
ejercicio. Hay diversas razones para confiar en un futuro que
destaque que el afrontamiento de los temas de moral, como no
podía ser de otro color, primaría por la gran complejidad de su
contenido. Aunque el principio de autonomía se basa en la
convicción de que el ser humano debe ser libre en decidir, se ha
de consentir diligentemente en cual es la mejor respuesta
tomada, de lo contrario el pilar regulador no se correspondería
al de un derecho especial. Ello implica que no existe ningún tipo
de coerción cuando se ofrece otra propuesta alternativa, siempre
que el trasfondo vislumbre la voluntariedad, la información y la
comprensión.

85
La lógica y el pensar permiten al ser humano preguntarse por un
lugar suprasensible, desde el cual todo brille de manera natural y
no limite la realidad, como si lo haría un transhumanismo sin
alma ni valores tangibles. A donde quiera que el ser humano se
dirija habrá alcanzado su plena estatura moral, y entre la perfecta
actividad inteligente en este cuerpo se verá la iluminaciónsobre
la invencible actividad del “yo soy”. Tras este poder actuante hay
una inteligencia bobernante y dirigente llena de paz y armonía,
que está siendo utilizada y revelada para comprender y actuar de
acuerdo a que hagamos que todo se ajuste éticamente. Una
inspiración es una metáfora que hace imaginar un paralelismo
real entre dos trayectorias diferentes, pero no pareciere, por
ejemplo, al menos hasta donde alcance la prudencia. Mientras
tanto, seguimos con preguntas, reflexiones y pasiones
descorridas de sus sombras, y al final de todo puede encontrarse
lo que nadie puede apropiarse. Si, por otra parte, la verdad solo
se encontrase en la poesía de la vida, una y otra vez tendría una
medida satisfactoria para una acendrada devoción. Para hallar el
verdadero sentido a todo futuro, se abre con frecuencia una
ingenua aproximación a lo inalcanzable, de aspecto tan
sorprendente y desconocido a su pensamiento, que se anuncia
como un nuevo saber con pretensiones universales. Cuál
inefable misterio que envuelve nuestra existencia, sin el cual
todas las demás controversias quedan en suspenso, y a ello, la
bioética aplicada tiene que dar la excelencia de la condición
humana como esencia inmutable.

A la mente revelada se le expone ante la doctrina de la elevación


sobrenatural, en cuanto determinada por ese concreto designio
divino, pero bajo la categoría de humano. De esta parte, de todas
las verdades hasta aquí expuestas surge una tensión implícita,
pues de conocer la verdad y de amar el bien, la naturaleza
humana no puede alcanzar su último fin sin esa fuerza extra e
invisible que se deja apartada en la cotidianidad. Lo mismo se
puede decir cuando por encima de todo límite creatural, la
trascendencia se presenta como uno de los instrumentos
necesarios de la reflexión humanista. Véase como en sentido

86
constitutivo, las facultades espirituales se identifican como
aquella perfección o aquel complejo de perfecciones que la
constituyen en una especie determinada. Sin embargo, todo
cuanto le pertenece al ser, en virtud del principio de identidad y
de finalidad, es debido a todo lo que le es natural. Hay que
recordad que la Escolástica nos considera una humanidad
inocente y ordenada a la visión intuitiva de Dios, pero para
explicar la singularidad de las relaciones entre los dones de la
gracia y la naturaleza humana, se necesita que haya existido de
hecho, en semejante estado de naturaleza pura. En todo caso, la
naturaleza es accidental en sus formas y, se comprende por qué
los actos estan puestos bajo la moción de una gracia creativa. De
hecho, si hubiere insuficiencia de toda esta construcción, la
realidad infrapersonal se basta a sí misma para obtener sus
propios fines, en orden a la encarnación implícita hacia la
Unidad.

La duda es un estado que evita visibilizarse ante las crisis y los


cambios. Se prefiere el refugio de la seguridad de la creencia, de
lo confortable, incluso disfrazando la obediencia. Se habla de
libertad en sentido figurado, ya que no es fácil enfrentarse a una
realidad que tal vez podría alumbrar una nueva mirada a la
biología y la antropología. Sabemos bien que las ciencias sociales
en sus ideas y en su filosofía se dejan arrastrar por límites y no
por reflexiones, quedándose a veces en el abismo y sin ofrecer
es esentido de fuga de la realidad. Hemos mantenido una
mentira generalizada sin fundamento científico y, lo peor es que
comúnmente, alguien que no se conforma con nada no es oída
en el sentido literal. A medida que la moral se erosiona, el ser se
inclina pacientemente hacia las nuevas raíces, en una verdadera
competencia por sobrevivir. Queda en pié lo único que importa
y aun así son incapaces, la mayoría instruidos en alguna técnica
o materia, de que trasciendan a consecuencia de su inexistente
singularidad. A este tipo de colectivo pelagiano y generalizado
no se le puede ofrecer el conocimiento como tal, lo estropea con
su sinrazón y falsa humildad, por lo que la bioética aplicada no
puede reparar esa realidad porque no pasa de ser ordinaria. Lo

87
que la necesidad de la gracia podría ofrecerles es señalarles una
presencia intuitiva, aún cuando nada sobrehumano precede en
estos casos. Siempre está cerca el crecimiento espiritual, toda vez
que la razón carece de gracia y no sobrepasa las capacidades de
la inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana. Dios como
fuente, hizo a los humanos equilibrados en la ignorancia,
tironeados dentro de confines seguros, a costa de permanecer
en aguas más profundas, tanto más, siervos de la improvisación
y la tentación de dejarse paralizar por los temores y peligros. Sin
embargo, para ir más allá de la superficialidad y el conformismo,
el camino no es angosto.

En contra de la tendencia al individualismo asfixiante en la


inmanencia, resuena un clamor en el silencio, cada vez más
desesperante y en búsqueda de la intercesión transformadora. La
vida cristiana no debe competir con nadie ni contra la propia
fragilidad, porque en su seno se conforma lo bueno con poco.
El discernimiento es una necesidad imperiosa que hay dentro de
nosotros y que merece resucitarlo con la paciencia y la lógica del
don, como formas existenciales de testimonio.33 Si estamos
llamados a vivir el camino de iluminación espiritual, frente al
relativismo científico, cada quien posee su soberanía individual
para decidir qué considera verdad. Y es que la sabiduría consiste
en dudar de lo que uno cree saber34 y no dar por definitiva
ninguna respuesta. Otras veces, se ha creído que la ciencia nos
llevaría a otra realidad disparatada y bien marqueteada, que una
sometidos a su yuga seríamos testigos del engaño, pero parece
que los abusos de quienes pudieron excederse en su
materialismo, ya no tendrán su premio usurero. Se desconcentra
la opulencia y se hace horizontal su resultado, a lo que la ética
tendrá que posicionarse contribuyendo mejor que nunca, con
honestidad y ambición de justicia. La democracia no es lo que
corre peligro, sino nosotros en sus manos corrupatas, por lo que
ha habido que rastrear sus tentáculos y oxigenar sus cañerías de

33 Hans U. von Balthasar, “Teología y santidad”, en Communio 6 (1987) 489.


34 Watts, A., A. (2007) La sabiduría de la inseguridad. Barcelona: Kairós.

88
tráfico y sordidez. Veremos caer este pilón de basura y por fin,
la luz ocupará su perspectiva original, y todo se reconducirá con
cordura. De hecho, ya se viene sabiendo que para la nueva
medicina germánica los microorganismos están en el cuerpo
para cumplir funciones benéficas, no para contagiar por arte de
magia a quien supere el metro de altura.35 La biología y la
medicina parecen estancadas en un paradigma prostituido desde
corporaciones maléficas que se enfrentarán a juicios insalvables
en breve, mientras veremos caer gigantes económicos y su
dinero sucio porque no habrá donde lavarlo.

Leamos a John Stuar Mill (2016, p. 11) y estaremos de acuerdo


respecto de que nadie es libre el que se limita a sumarse a la
corriente mayoritaria, por lo que la bioética aplicada no tiene a
la univeralidad como referente, tanto como a la singularidad del
sentido crítico en base a la justicia humanitaria. La libertad
individual se enfrenta a una inteligencia artificial en pleno
sentido de la existencia, la sabiduría necesita urgentemente lidiar
con un posible monstruo sin cabeza, de modo que la ciencia y la
mística van de la mano hacia una realidad próspera y generación
de espacios de diálogo. En su sentido más primordial, la
evolución humana tendría su momentazo estelar cuando llegue
a un punto sin precedentes, a un momento absolutamente
diferente a todo lo anterior, porque la mente igualará a la fuente
o inteligencia divina. Cualquier intento de frenar el
conocimiento, la espiritualidad o la singularidad, francamente
será gratuito y limitado. La tecnología por su parte es lineal, su
ritmo no exponencial, pues termina por decrecer rápidamente y
quedarse estancado en un techo. Sin embargo, la persona
comprende que por encima de lo físico hay razones para pensar
que pertenecemos a una Unidad sin tiempo y sin límites de
crecimiento o de etiquetado de sensibilización. La imposibilidad
del crecimiento continuo en la biosfera puede ser una señal de
soberbia o una metáfora disuaroria para que la trayectoria del

Hamer, R, G. (2004) Resumen de la Nueva Medicina Germánica. Madrid:


35

Amici di Kirk.

89
ecosocialismo se vaya por donde ha venido. La naturaleza es
sabia y da la esplada a estos agentes pseudocientíficos a sueldo,
que han de dejar de ser subvencionados para volverse útiles y
decentes. Sus días están contados y serán reciclados, por lo
tanto, confiamos en la nueva noticia o buena nueva, donde la
propia actividad humana se librará de estos carcelarios, y ya
seremos autogobernados por la verdad y la capacidad de dar lo
mejor y sin apenas complejidades.

En la propia filosofía se acaba produciendo una ruptura con su


pensamiento, cuando desde la realidad de despliega una
conciencia alienada y contradictoria, sin que se acabe
produciendo una síntesis gnoseológica. En palabras de Marx, la
evolución de la conciencia humana se establece en una llamada
conciencia de manada, lo que no le daba derecho a tratara a la
especie como tal. El humanista entiende que la dialéctica de la
conciencia social, objetiviza la naturaleza en imágenessobre sus
acciones, pensamientos y formas de ver el mundo. La conciencia
guía e influye la trayectoria de cada esfuerzo de manera práctica,
de lo que se podrá teorizar cuanto proceda, pero cada persona
posee por dentro maravillosas virtudes con las que se hace
responsable de su propio bienestar. Tras observar todo cuanto
nos rodea, la razón de ser conscientes se alimenta de lo más
importante, lo cual ha permitido que se aprecie en su justo valor
a las funciones mentales superiores y, por ende, a la corteza
como factores preponderantes en la definición de lo que es el
ser humano integral.36 Las características llevan a cambios en los
procesos de pensamiento, incluyendo las distorsiones y un
sentido de la revelación o comprensión repentina. Por ejemplo,
la conciencia usaría el cerebro, pero no puede ser identificada
con él, no solo por su plasticidad, es que al hablar de la
interacción entre el cerebro y los estados de conciencia se
plantea una dualidad superpuesta, no ecuánime. Hay una acción
integradora de la mente autoconsciente, ejercida sobre lo que

36Weil MH, von Planta M et al Capítulo 1. En: Shoemaker, WC: Textbook of


Critical Care. WBSaunders, Philadelphia, USA. 1989 pp. 1 - 40

90
capta en la inmensa diversidad deactividades nerviosas del
cerebro de relación. Podría reconocerse la conciencia como
campo, ya que hay continuidad con el resto de formas vivientes
en la naturaleza, lo cual abre el debate de la existencia de una
conciencia planetaria.

Hay interacciones que son parcialmente portadoras de fuerza,


que pueden repercutir en alteraciones físicas y psíquicas, al igual
que podemos imaginar fuentes de las cuales el individuo no está
consciente. El estado consciente contribuye enormemente a la
construcción de la conciencia, donde no caben barroquismos
temporales y si, una vuelta disimulada a cierto monismo de una
única realidad asociada al estado consciente. En el contexto de
transformación, reactualizar lo revolucionario resulta inevitable
rescatar la efectuación de las experiencias vividas, lo que activa
un estímulo evocador que contribuye al cambio psíquico. Otra
cosa es en qué sentido enfocamos una fantasía de relación, que
se ve representada por medio de la cultura. A pesar de que cada
una de las operaciones mentales generan conocimiento y éste a
su vez se relaciona con la conciencia, se está desarrollando una
fase de unidad-dual que nos permite comprender con una lógica
paradójica. La realidad pasa a ser esto y lo otro, sin operaciones
abstractas ni recurriendo en la capacidad simbólica, por lo que
se verá la dificultad de comprender tanto la dualidad onda-
partícula, en la materia, como cualquier otra dualidad presente
en la psique del individuo y de la sociedad.37 La encrucijada está
focalizada en el énfasis que supone la individualidad, que, si bien
incorpora la independencia personal de criterio, la mayoría opina
sin reflexión. No hay en realidad confrontación de ideas, sino
argumentaciones divergentes que solo son seguidas por los
afines, y hasta podría pensarse que por eso el whatssapp se ha
convertido en la moneda de cambio del antilenguaje. El
desprecio que se hace del opuesto es una consecuencia nefasta
de una competitividad irreflexiva, alienante y peligrosa.

37Madrona, S., La paradoja como medio de comprensión: ¿nueva fase de la


conciencia humana? Tendencias, 2013

91
Corremos la suerte de acabar siendo bytes en una cultura
sociocéntrica, donde se confunda la realidad como totalidad
dual, es decir, desde la concepción de campo. Y es que la unidad
de la dualidad como algo natural e intrínseco a la realidad, es un
artificio para no evolucionar la conciencia personal. Es posible
apreciar la estrecha relación entre las modalizaciones de
conciencia y la estructura noemática de los actos intencionales,
de cuya complementariedad, la fantasía resaltaría las
modificaciones de la conciencia ponente. Estamos ante una
conciencia de posibilidad, en tanto que especie particular que
cuenta con la facultad de neutralizar también, no solo sus
fundamentos. El objeto ideado parece ausente o camino de ser
cosificado más allá de la fantasía, pero al estar en estado latente,
la conciencia interviene en todo el acto intencional. Toda
objetividad, incluso como submodalidad, ha de tener en cuenta
los contenidos aprehensionales del acto, como presente
perceptual y sobre una reflexión de la conciencia. En este
sentido, hablar de una idea impresional o de una creencia supone
asumir una modificación de neutralidad o de indecisión. Así
pues, una forma de modificación del pensamiento afecta a toda
la estructura de la conciencia, mientras que, en la mera fantasía
se puede modificar a voluntad las noésis representadas y las que
serán neutralizadas.

El contexto de la conciencia se va forjando en cuestión de


movilización y conmociones ligadas a la ideología desarrollada,
de forma llamativa en la retina, más que en la mente, lo que
pudiera decaer en su reflexividad. El límite de la moral es el
sentido de la existencia, ya sea condición elemental o ley de lo
puramente esencial, en tanto que el balance puede ser distinto
del medio a su fin. Según Paul Tillich a ello contribuye lo que él
llama la falta de profundidad y de espiritualidad ante una vida de
obviedad. Por ejemplo, la situación límite lo arranca de las trabas
de la conciencia común, mientras que se puede decir que la
humildad y sinceridad de un ser humano sorprendido
absolutamente por el misterio de la vida, no ha de caer en la

92
desesperanza y mirar más allá de esos puntos suspensivos que se
abren al más allá.38 Desde esa matriz los fines de la plenitud
hermética cuya peculiaridad distintiva es apartarse del camino d
ela razón práctica. Hay un contenido moral objetivo que se
consagra en una constante diferenciación, ya sea como
acontecimiento o como reflexión filosófica o científica. Se puede
servir a la vida mediante sus propios fines vitales39 o bajo los
principios herméticos constantes entre los planos mental, físico
y espiritual. El principio de género va siempre en la dirección de
la generación, la regeneración y la creación, porque a un lado y
al otro debe haber dos partes o aspectos distintos, pero
pertenecientes a la unidad. El error es quedarse en lo físico y no
darse cuenta de la ayuda activa de la voluntad, incluso no hay
diferencia entre ambas imágenes mentales que son resultado de
impresiones recibidas y traducidas en la dirección consecuente.
La filosofía hermética es posible gracias a la aplicación de la
intención del practicante, más que de la constitución de de su
intención de pensamiento. En cierta forma es una manera de
actuar sobre el pensamiento por medio de las iniciaciones que le
abren la mente y el espíritu al practicante.

En este continuo aprendizaje se ansía la verdad y su naturaleza,


ya sea en materia de logos o dentro de las fuerzas del equilibrio
cósmico, incluyendo el silencio y su fórmula reducida en el
mensaje. Somos creadores de nuestra espiritualidad, no de la
palabra, por lo que esta no puede ser destruida ni presa de
ninguna secta. La ética humanista no solo se centra en los
fenómenos de la psicología individual, extrae su explicación del
mundo, de los valores de la sociedad como corriente de opinión
y como posible organización que lleve adelante objetivos de
transformación. La idea de cultivo de las capacidades humanas
hace que la cultura sea posible la necesidad de arranque desde la
particularidad humana, es decir, permitiría afirmar que la
voluntad retiene el poder sobre lo humano como soberanía. Sin

38 Eliade, M., De la sobriedad ética a la esperanza religiosa, Isegoría, revista


de filosofía moral y política, nº10.
39 Morin, E., El hombre y la muerte. Barcelona, Kairós. 1999: 121

93
embargo, la coexistencia de valores humanos y antihumanos en
la dialéctica destructiva de Occidente (Maritain) deriva en un
intento por liberar la conciencia como una subjetividad humana.
Entiéndase que para que exista una verdad cualquiera,
necesitamos una verdad absoluta, la que no necesita de
intermediarios ni asunciones grandilocuentes. El artesano
bioético es tan indispensable que es parte del concepto mismo
de conciencia universal y, en consecuencia, tiene una utilidad
bien definida.

94
7 LA ÚLTIMA CRUZADA HUMANISTA

La acción no es necesariamente gratuita, entendemos que cada


uno de nosotros asume el valor de nuestra elección, y si no
encontramos frente a nosotros, valores u órdenes que puedan
legitimar nuestra conducta, no es porque no exista la divinidad.
Entendamos que esencia y existencia revela al mismo tiempo la
intersubjetividad que hace posible imaginar la vida humana fuera
del "cógito" cartesiano, en su intencionalidad alternativa,
aceptando la idea de una ética de la libertad. Recordemos como
Sartre cosifica al ser cuando es alienado y no se rebela, lo cual es
justo, pero si las alienaciones reenvían a la libertad, la solución a
la dialéctica humana ha de estar en aquella actuación particular
donde se realizará precisamente como humano. Para dar cuenta
de esto, de que sólo hay una acción psicofísica unidireccional, de
lo físico a lo mental, como ocurrencia del epifenomenalismo es
un fenómeno accesorio, pero la bioética construye y se expresa
por medio de la acción y es en ese sentido que se da especial
importancia a la voluntad sobre la inteligencia especulativa. La
posición humanista propone un diálogo y la mutua colaboración
entre representantes de distintas culturas, múltiple en las ideas y
las aspiraciones de grupos regionales. La filosofía humanista
proporciona nuevas formas de pensamiento y promueve una
sociedad culta e independiente con ética y valores muy humanos,
de cuya personalidad se desprende la capacidad de enfrentar los
problemas. La autonomía en la vida pública ha ido perdiendo
capacidad de iniciativa, pero rescatarla será fácil de lograr con un
solo instrumento ético.

95
El Estado del bienestar propugna el humanismo cívico mientras
sus gobernantes deshonran a su país, hasta que se reconozca que
hay una nueva forma de actuar en camino, que invertirá el orden
de la pirámide satánica. Ahora que comienza a salir la verdad,
tendría que haber y un cambio de mentalidad mucho mayor que
aplicar las famosas materias transversales e instrumentos
artificiales. Este siglo XXI ha traído las mayores mentiras e
hipocresías junto a la permeabilidad de la conciencia cultural en
un sentido deformado en toda su realidad. Se necesitan todo tipo
de saneadores para disolver toda conducta corrupta, alejando a
esta masa putrefacta del centro de poder, porque la libertad
concertada de los ciudadanos (Edmund Burke) ha de
reconducirse a la ética del debate público. Se dice que el mínimo
ético es cada vez menor, pero la ley está hecha sobre la base de
la autoridad, no sobre la base de la verdad. Esto hay que
retocarlo para mejorar así la convivencia en la sociedad, pues
tiene su origen en la reflexión que realiza el sujeto sobre sí
mismo. Al humanismo se le observa desde la experiencia y
sabiduría de los miembros que la componen o que una vez
desdoblados, bien por salir del oscurantismo en que estaban
sumergidas las culturas o de forma integrada en los valores
humanos.

Los humanistas desarrollan una moral universal basada en la


identidad de la condición humana, pero la divergencia contenida
en esta especie no permite la validez de las justificaciones
religiosas, sino que la verdad radica en la capacidad del individuo
de autodeterminarse. Es incierto que, bajo ningún concpeto,
tengamos que ser dogmatizados o guiados como humanidad
rebajada, ya que, aún reconociendo a pocos sabios, la realidad
nos sitúa en medio de la escena siendo considerados un símbolo
de creación, o sea, libres de darle de nuevo un sentido. Si
dejamos de lado al ser histórico, el humanismo, en sí mismo,
saldría del oscuro laberinto en el que se ha acomodado de
manera cobarde y sobreañadido, hasta el punto de disculpar el
error culpando al prójimo de todo. Nuestra naturaleza, mas que

96
frágil y débil, representa una concepción humanista de difícil
convivencia, a cuya intolerancia pertenece también un sentido
moderadamente optimista. La experiencia individualista del
Renacimiento parece inspirar hoy a quienes entienden que
asumen para sí todas las prerrogativas y el valor de lo humano,
en tanto presuponemos un poder más elevado. Es una cuestión
de humildad para advertir que el objetivo no es tanto explicar su
contenido semántico cuanto estudiar los factores de diversa
índole espiritual. Si el fin primordial fuere dar unión a esa
realidad social que se espera con impaciencia, regida por el
equilibrio y lo amoroso o benigno, las grandes coordenadas
conllevan instancias de poder de manera decisiva a la difusión y
práctica del humanismo. Esta interpretación en torno a la
separación progresiva de dos mundos, en dos dimensiones
antagónicas viene a colación por hacer hincapié en la dignidad y
el valor de la persona y su capacidad para hallar la verdad y
practicar el bien.

La realidad lleva a la ironía cuando la impotencia se impregna


con el aumento de la manipulación y la desinformación, como
precomprensión de un pensamiento crítico, hoy en urgencias
por culpa de tendencias hacia el no-pensamiento, o hacia el
llamado pensamiento único. Resulta vergonzante comprobar
que la era de la información es un fracaso intelectual absoluto y
una muestra de generaciones malditas, que tras rendirse a las
banalidades digitales es incapaz de apreciar el engaño continuo
de esos medios amenzantes, no informantes. En ambas causas,
el pensar crítico y el proyecto humanista, nos encarnamos como
soldados de luz y viajeros arcanos en plena batalla sobre
conjugar lo universal, lo particular y lo singular.40 Edward W.
Said ve al humanista como un títere incomprometido al pensar
que se puede estar en cuerpo con la comunidad y al mismo
tiempo ser forastero entre el flujo de ideas y movimientos que
vayan surgiendo. Pero el humanista, siendo serio concluye una
valiosísima reflexión sobre el verdadero autoconocimiento, o se

40 Pensamiento crítico y humanismo de la libertad, Ed. Analítica2000.

97
afirma y refleja perfectamente mediante manifestaciones
disciplinares, o pudiera contravenir con la autocrítica a los
modelos preponderantes, corroídos por la corrupción y la
irreverente educación. El Humanismo actual sirve para criticar y
reflexionar sobre lo humano, sobre personas versátiles y
polivalentes, en la disyuntiva que amenaza con destruir todo lo
que tenemos, todo lo que conocemos, lo que somos. En esta
crisis de la razón es libre aquél que se atreve a saber, que opone
resistencia a todo tipo de estereotipos y lenguajes poco
reflexivos, lo que se ha convertido en el impulso de cambio y no
quedarse en una utopía.

En primera instancia, la ironía se interpone a la contradicción


como se aprecia en el arte, a costa de su propio desconcierto, y
como el lenguaje le permite al ser humano distanciarse desde una
posición de superioridad moral, los modos de ver el mundo son
creaciones simbólicas que representan solo interpretaciones. La
relación entre personalidad e ironía está fundamentada en los
modos de ver y en sus diferentes producciones, por tanto,
retomaremos ideas y conceptos que de una u otra manera
conectan la mirada con la creación de modelos de visibilidad. El
símbolo remite de la configuración irónica hacia una realidad
dispersa y un ideal artificial, pero como todo existe según lo
percibimos, la individualidad es una soberanía transfigurada.
Tener conciencia para llevar la existencia a ese potencial, es una
propuesta ética basada en la toma de decisión última. La
individualidad es una cualidad que la hace única, conduce a un
desarrollo que no tiene por qué ser estandarizado o unilateral. Y
en tal caso, cualquier teoría autoritativa nunca puede ser
aceptada como verdad, sino como conveniente para sus partes.
El análisis bioético como consecuencia del entorno social, tiene
como objetivo promover la autosuficiencia moral asegurando la
conformidad con las estructuras formales e informales de la
sociedad. En particular, un individuo en relación con otros
participa de manera efectiva a mostrar la responsabilidad
personal y alienta a las personas a destacarse como humanidad.

98
La individualidad, como depositaria de acciones concretas
provee herramientas sin límites de corporeidad, ya que
interactua con los demás a partir de asimilar costumbres, formas
de comportamiento, conocimientos y valores sociales. Lo
humano constituye la libertad absoluta desde su mismidad, se va
cimentando a lo largo de su accionar y asume que la conducta
humana debe ser normada por valores que propicien armonía
social. Su individualidad le hace particular y su entrega a la causa
social lo convierte en un bien colectivo, cobra, por tanto, sentido
a partir de una existencia social sin apenas contar con la
presencia de otros. La libertad individual adquiere sentido con
relación a la otredad y comparte su existencia en el nivel teórico,
dada su interpretación de la cultura como dimensión esencial de
estructuración y desarrollo. En consecuencia, cualquier acción
de reestablecer imaginativamente la estructura constitutiva
creará una realidad objetiva, por lo que los sistemas de
comportamiento dan cuenta de la organización de la conducta
personal y colectiva. Asimismo, la conciencia social está ligada
directamente a la actividad material y a las interrelaciones de los
instrumentos ideológicos, cuando desarrolla una conciencia de
clase propia. La relación dialéctica variará en función de si su
posición en la jerarquía moral es transfigurada en razón
instrumental, ya que hemos adquirido facultades creativas que
nos responsabiliza como expresión sublimada y contenido ético.
Si bien en su calidad de expansión molecular, la persona
consigue una forma de poder basada en la conversión de los
usos más eficaces cuando sea acatada y respetada su naturaleza
original.

Se reconoce necesariamente que los procesos de desarrollo


diferencial de un individuo han llevado a reexaminar los
principios básicos de la bioética como objetivo unitario del
seleccionar las diferencias en teorías. Al postular la existencia de
diferencias cualitativas de identidad, no solo se está decidiendo
entre la tensión individualidad-grupalidad permitiendo cierto
intercambio con el ambiente, se debe estudiar como un todo. En
la configuración única que toma en el transcurso de la historia,

99
la personalidad ha de lidiar con el conjunto de los sistemas
responsables de su conducta, la cual varía desde una inminente
estimulación a la maduración estructural. En la salud se activan
situaciones donde se puede ser vulnerable y caer en una labilidad
o invalidez mental, mientras que se puede presentar una
experiencia salugénica y adaptativa exitosa, sobre las cuales la
ética juega a favor de equilibrar las fuerzas y el aprendizaje. La
conducta se enfrenta amenudo con duelos de negación y
desesperanza, y luego se transfiere a un objetivo de satisfacción
cuando la conducta pierde eficiencia. A partir de este vínculo, el
mundo objetivo y social incorpora contenido que nos hace ser
cómo somos de responsables, en tanto tiene la capacidad de la
incorporación de nuevos contenidosque se integran con los
antiguos sin erradicarlos. Así, la comprensión del ser humano
nos permite explicar la complejidad del psiquismo humano
desde un cuerpo teórico, que luego puede verse reubicado en la
totalidad como proceso único. Hay una teoría unificadora para
comprender la individualidad y con el propósito de establecer
leyes válidas y determinantes, de modo que su materialización
aborda el contenido real de la individualidad.

La teoría sobre el yo de Eric Erickson, devenida de la


solución de los conflictos que enfrenta el individuo durante su
existencia, se ha extendido hasta estos días, pero aparecen
necesidades de otro orden que poseen un carácter cíclico en la
ontogenia humana, aunque pudiera ser el final de la cultura
conocida. Resulta que esa conciencia oscurecida muestra una
profunda discordancia entre lo que se observa en el examen
clínico y lo que podría ser considerado posible. Para salir de la
sombra y validar esfuerzos de conciencia, se hace necesaria una
nueva definición de los conceptos legales y éticas de gran
actualidad, cuyos resultados dan lugar a formas alternativas en
las cuales se desarrollarían en esos momentos una mejora. En
un proceso regulado de crecimiento y diferenciación, el ser
humano constituye una secuencia programada con la
particularidad de que cada parte, completa la secuencia exacta en
la cual se unen sus conocimientos. La virtud conduce a la

100
sabiduría y a la libertad, valores que Cicerón aplica para todos
los seres humanos, cuya fundamentación consistía en la razón y
en la autonomía del individuo, la cual se funda en la propia
voluntad para actuar.41 Según Cicerón, estas virtudes son, en
primer lugar, el conocimiento de la verdad; le sigue una especie
de doble virtud, que es la justicia y la beneficencia; después la
grandeza del espíritu y, finalmente el decoro. Desde la lógica se
elaboran los cánones, según los cuales reconocemos la verdad
partiendo de una sensación de afección, en tanto en cuanto es
producida y garantizada por la estructura atómica de la realidad.
Y es que desde esa misma lógica debemos sentirnos útiles al
bienestar de toda forma de vida, que en algunas comunidades
supone saberse útiles y honrados como cualquier habitante que
tenga acceso a la cultura del compromiso.

La bioética aplicada no considera a la complejidad como


marcador o tenedor de ninguna regla, pues la naturaleza tiene un
patrón de crecimiento que limita la vida y que algunos llaman
caótico, pero el sentido universal nos lleva a nuestra creación
continua y es algo especial. Los cosmólogos hablan de
perfección porque ven a la gravedad como fuerza creadora, pero
son desconocedores de la historia y de lo que no sea matemáticas
como principio antrópico. Este grupo con su constante
cosmológica es reduccionista y ajeno a una causalidad alternativa
y a la benevolencia de la naturaleza. Claro que la idea del
multiverso les hace ver lo que no alcanzan y no perciben ni la
forma real de la tierra, entonces no contribuyen a la ética y su
ingenuidad no es funcional, sino cultural. La inteligencia sigue
una deriva que se cuantifica y se aleja de la esencia sintiente y de
las leyes de la naturaleza, donde la hipótesis de una simulación
se abre camino a través de computaciones y hasta se considera
denominarnos bajo una biología artificial. Entonces la realidad
sería diferente a lo que imaginamos, pero una realidad en
términos prácticos, que procura responder a los desafíos propios

41 Izquierdo, M., Ingeniería Genética y Transferencia genética. Madrid.


Pirámide. 1999, p.68.

101
de la vida humana. Hay quien considera la bioética como una
derivación pragmática de la ética, con respecto a la conducta
humana. En este contexto e la amplitud de la bioética permite
que esta estudie lo referente a la vida humana y en cuanto al
sustento antropológico o visión filosófica que la sustenta. Si bien
responde a necesidades inmediatas, no se puede obviar que las
libertades fundamentales apelan a un principio de autonomía y
de justicia. Se considera a la bioética aplicada como una ciencia
asistencial y una filosofía existencial, cuya potestad para la acción
intencional apela a un diálogo entre los miembros de los
respectivos comités.

La filosofía levinasiana compromete, en su integridad, a


hacerse responsable infinitamente por el prójimo,42 a raíz de lo
cual se ha cernido la vida humana como compromiso en
comunidad; anunciando así el último humanismo desde la
alteridad se irá conformando en otro nivel de conciencia o
ascenso espiritual. Quiere esto decir que, la realidad que
observamos no sería la única energía universal, por lo que
conectarse con la quinta dimensión es una expansión de nuestra
conciencia, precedida por un despertar espiritual, pasando por
un cambio de energía. Lo que percibimos probablemente sea lo
que sentimos como seres de energía y vibración, ya que las cosas
físicas realmente no tienen ninguna estructura física, según la
versión cuántica. Para esta rama del saber, cada movimiento
energético, aparentemente positivo o negativo, tiene una
respuesta, no por castigo o premio, sino por principio nivelador
de la conciencia. No hay incertidumbre, si una y otra vez las
cosas son de múltiples maneras, de modo que la realidad única
es una ilusión bien estructurada, racional, justificada, sentida y
muy envolvente. Como científicos estudiosos y defensores de la
vida, se debe cuestionar cada problema, no tanto de manera
metodológica, como también proyectando el interior ahora que
el sol se pretende ocultar.

42Lévinas E. (1985) Ethics and Infinity. Pittsburgh, U.S.A.: Duquesne


University Press.

102
Podemos concebir normas morales de carácter universal y
perdernos en la soledad de una conversación, es decir conformar
nuestro pensamiento con la realidad y conocer la verdad por
medio de aquella actividad espiritual que no srelaciona con el
objeto afín. Enfrentamos también la reflexión axiológica en
virtud de sus campos específicos, desde una antropología
adecuada y divergente respecto de cualquier dogmatismo o
manipulación interesada. Hoy vemos como se diseña la vida al
margen de una ética reprogenética, tal que la clonación en sus
variaciones, cultivo de células madres, fecundación sintética y la
inseminación artificial, se impone a fuerza de decreto ley. Claro
que la razón es meramente económica en su empeño por
normalizar un dilema ético, olvidando que mientras tanto, se
sigue enfermando con química adulterada en manso de las
grandes farmacéuticas. Entonces, la realidad es que corregir
defectos genéticos a fuerza de chequera no es una cuestión
meramente de autonomía, sino de soberbia y de crisis espiritual.
Amén de establecer cuáles dificultades específicas respaldan a
juicios principialistas, el concepto de valoración implica una
responsabilidad ética ante la elección libre. La conformación de
los comités de bioética asistencial, han tratado de orientar las
mejores intervenciones, otra cosa es el nivel, no intelectual o
jerárquico, sino de calidad humana de sus miembros. Ha habido
malas prácticas y se han matizado desde el ámbito bioético, que
a pesar de no ser vinculantes estos comités, permitirían
reconocer a quién asiste en orden al singular momento que
atraviesa la práctica clínica concreta.

En el terreno de nuestra vida cotidiana se ha desarrollado de


manera extraordinaria un campo de la realidad que exige una
atenta y concentrada mirada ética, ya que los derechos humanos
han salvado a la ética al sacarla de su letargo filosófico. Nos
referimos al espacio ocupado por una bioética que al ser aplicada
el hábito y la costumbre enfatiza a la moral en legítima defensa.
Cuando el código de conducta supone hacerse una idea lo más
cabal posible, entre otras opciones intermedias, es una praxis

103
inteligentemente conducida y enfocada en su interés principal
hacia la decisión y la acción libre. Las bases culturales han
llevado al dilema de una una bioética realista articuladora de la
relatividad de la materia y de las decisiones morales con el
carácter categórico, aunque se trata de la realidad de la persona
humana, no de su trascendencia. Si el personalismo reivindica
para la discusión ética, una noción integral de la persona, la
autoconciencia es intimísima en la medida que le sea posible. La
cuestión de la moral se refiere a ciertas virtudes dentro de las
limitaciones humanas, en el respeto a su dignidad como persona
con la naturaleza como respaldo. La ética es exigente como
consecuencia de su altísima dignidad, a pesar de que se ha visto
reducido a que, si se puede hacer, se debe hacer, como
presupuesto científico. En este sentido, la naturaleza deja de ser
vista como provista de racionalidad y nos interpela a percibir su
cognoscibilidad espiritual y moral, no solo reduciendo su sentido
a pura razón funcional. De esta forma, en el panorama bioético
la reproducción biológica entraña una concepción concreta de
la persona humana, el carácter inviolable de la vida.

Los problemas morales no son problemas técnicos que se


derivan de la pérdida de diálogo entre lo teológico y lo científico,
pero conlleva una determinada visión de la persona como valor
supremo, conduciéndole a asumir el riesgo de su propia
perspectiva. La libertad puede ser la norma moral y se convierte
en exigencia moral limitante,43 sin que pierda por ello su
dignidad. Los derechos humanos constituyen la concreción de
esa ley natural en el terreno jurídico y han de hacerse
irremediablemente hueco en el contexto bioético, así como
valorar sus aportaciones para el bien de la humanidad en sintonía
con la ciencia experimental. El ser humano íntegro nunca estará
a merced y al servicio de la ciencia, por lo que la libertad no le
corresponde a ninguna ciencia que no provenga de la norma
fundante del comportamiento humano. En la ciencia la duda es
esencialmente humana, es decir, deriva de esas teorías que se

43 Ratzinger, J., Conferencia en Subiaco, 2005.

104
desarrollan bajo las premisas de unas ideas preconcebidas, que
por mucho que produjeran avances, ya viene con fecha de
caducidad. En cambio, ética y voluntad son nociones que van de
la mano, son atemporales y no se quedan en la superficie de unos
datos, al menos, quienes la profesamos pretendemos con ello
comprender cada vez mejor la realidad. Para ello, elegiríamos
solo sí nada determina esta elección y si no hubiese una
dependencia de los estados anteriores. La confianza en algunas
circunstancias proporciona uno de los argumentos más claros a
favor de causas éticas, en las que mentir no deja de parecer ser
moralmente excusable. El debate modela opinión pública,
aunque sea una gran forma de encauzar el razonamiento que
solo lleva a una especulación tan débil como la posverdad
consiguiente.

Para iniciar nuestro análisis en una situación donde la verdad


no puede ir en contra de una de las normas morales, o no sería
verdad, la debilidad argumentativa puede ser ética dependiendo
de la situación, pero de poco recorrido semántico. La ética de la
investigación se centra en los principios morales, personales o
institucionales, y es que todo acto tiene sus consecuencias. Los
valores y principios morales dejan un legado positivo a la
sociedad, en tanto actúa según despliega su voluntad en la
realidad natural. La verdadera moralidad es hacer lo que se da
como correcto sin miedo, sin cuestionarnos si hay que hacerlo
desde una total neutralidad o desde criterios éticos que nos
obligan a todos incondicionalmente.44 Se trata, por consiguiente,
de un pacto con la realidad, de reconocer que en el manejo de la
res pública no existe transparencia ética. Hoy la no ética circula
libremente y hasta convence a la mayoría de que solo los
perdedores y los pobres tienen que obedecer, pero entre estos
manejos éticos es aceptable llevar una vida decente y civilizada,
pero no de resignación ni de cobardía. Por tanto, la ética es algo
más allá de nosotros y sus relaciones con todo tipo de vida, pero
que no es donde hay que rendir cuentas, sino un instrumento

44 Lévinas, E., La ética. Madrid, Ed. Pablo Iglesias, 1990.

105
para reflexionar, no para justificar lo que entendemos por una
buena conducta. La ética es una reflexión racional que
atribuimos a determinadas conductas como objeto de estudio, y
se ocupa de interrogantes básicas en transición a una moral
ejemplar y en libertad.

Del mismo modo que tratamos de resolver nuestros conflictos


de manera individual, la ética nos ayuda a determinar qué es lo
debido o qué es lo correcto frente a una decisión, y es ahí, donde
la bioética aplicada se produce sin que haya cambiado en nada la
situación individual, salvo su estado de conciencia. El camino va
de la ignorancia a la trascendencia del pensamiento en una
conversión que nos obliga al cambio de perspectiva. Estas
asunciones profundas de responsabilidad ética, vienen a sitúar
en el centro del universo moral, donde el ser humano es causa y
efecto central, de lo que se deduce que no podemos librarnos de
la responsabilidad de nuestra propia voluntad. Arendt habla de
la necesidad de ver la ética aplicando un modelo de
responsabilidad política, una responsabilidad grupal que es
incómodo para el intelecto porque va más allá de su ego y de la
zona de confort. Ética es teoría, normas, disciplina filosófica y
libertad de decidir con buen criterio, pero en la medida en que
la ciencia consiga ser independiente y reflexione sobre los
cambios que debe lograr en su propio actuar. Con otras palabras,
la ética es una invitación a conocer y lidiar con la vida de la mejor
manera posible, en armonía y acorde a los principios universales
como arte de saber vivir. La comprensión de los principios y
prácticas éticas no conduce automáticamente a una acción ética,
ya que tomar decisiones éticas conscientes es una opción sabia
o errática, por lo que el raciocinio ha de saber elegir e interpretar
el propósito de la existencia humana.

Ser ético nos define como seres cabales que atribuimos a


determinadas conductas, pero en función de valores y normas
que intentan justificar y legitimar la validez de la moral. Hay
diversas fuentes sociales que intenta explicar los orígenes y las
variaciones del razonamiento llamado moral, sobre la base de

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fundamentos innatos y modulares por parte de Jonathan Haidt,
cuya justicia comprende un componente emocional y afectivo
en todo juicio moral. La finalidad depende de la propia rectitud
y probidad con la que algo que tenga un sentido profundo,
repercute en mayor comprensión por la vida y la naturaleza,
aunque la persona ética no es la que se autoproclama la más
recta. Así, condiciones materiales de existencia deficientes se
presentan como consecuencia de incompetencias espirituales, en
tanto que darán como resultado distintas construcciones de la
teoría de la moralidad. De acuerdo con principios ampliamente
aceptados, ninguna circunstancia, de forzar a otro a cambiar o
abandonar sus prácticas y creencias, debido a que la diversidad
implica también la posibilidad de mayores opciones y elección
personal. A pesar de los cambios culturales ya van siendo más
visibles y más aún cuando son políticas públicas que se diseñen
y desarrollen en sintonía con importantes transformaciones. En
el plano ético, la valoración de las distintas culturas se aprecia en
la ética de la liberación de Enrique Dussel, que parte de una
racionalidad material para escudarse en la otredad y no atajar el
verdadero punto de partida, identificar tu preocupación por un
pensamiento auténtico. Eso significa que necesitamos cierto
tipo de determinación para evitar causar daño y ayudar a otros
sobre la base del altruismo.

En última instancia, una pequeña mentira puede ayudar en nada,


por mucho que se angustie el interés personal de no alterar a
nadie, ya que la motivación es lo más importante. Ciertas ideas
religiosas parecían apropiadas y no lo eran más que para la
jerarquía; incluso es deplorable ver como el representante de la
túnica roja hace acopio de un experimento transgénico, mal
llamado vacuna, solo por mantener un poder material y quien
sabe si participando del tráfico de almas. Esperamos la
revelación de manera inminente para mirar a los ojos a quien se
digne presumir de ética, sabiendo que la cuántica será un espejo
donde no se pueda ocultar nada. Solo entonces se sabrá el nivel
moral que tenemos y hasta que podemos esperar, desde la
creencia de que son las causas las que son responsables de la

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creación de los efectos. Al igual que la teoría de que los cuerpos
que irradian energía no lo hacen de manera uniforme y
constante, las emociones son irregulares y dignas de piedad
material, y así mismo nuestras acciones representan a esos
electrones en movimiento buscando el mejor haz de luz posible.
Para endulzar la realidad podemos renombrar el fenómeno del
entrelazamiento cuántico similar a la ecuación del amor, donde
Dirac expone una teoría cuántica del electrón como la más bella
de la física.45 Sin embargo, vemos como en la obra de Balzac los
personajes son perfectamente creíbles y reales, casi todos ellos
están poseídos por su propia monomanía, en atención a las
prosaicas exigencias de la vida cotidiana. La falta de ideales
constituye el núcleo de su existencia patológica y temeraria, por
lo que Balzac aboga por el artista y su excepcionalidad vital, al
ser dueño de su destino y de sus emociones, rechazando
imposiciones y ese lastre de la incapacidad de unos para tener lo
que anhelan de los otros.

En el mundo hay que poseer el sentido de la elegancia en su


modo intimo de ser para suplir la falta de justicia y que nos lleva
a elaboraciones ingenuas, que en realidad es una forma de paliar
aquella carencia de creaciones imaginativas. Desde esta
contemplación del ánimo, huérfano de humildad, la abstinencia
es una norma discreta, y apenas tiene apariencia de cosa buena.
De ordinario, lo que llevas a la oración medítalo antes y observa
bien estas cosas que pueden ser eternas, como ese tronco que
representa esa unión entre la vida y la muerte y todas las ramas
que aparecen en el árbol son los múltiples caminos que nos
podemos encontrar. Para aquellos espíritus que permanecen
intranquilos o somnolientos, la vida comienza siendo una
oportunidad responsable que tendrá consecuencias selladas, si
con ello se hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá
(Ezequiel 18:21) En la mejor redacción sobre la preeminencia de
la ética se profundiza en la conciencia de la espiritualidad,

45 De algún modo el entrelazamiento cuántico detalla que, si dos partículas


estuvieron unidas, una vez separadas (incluso por lados opuestos del universo)
siempre compartirán un vínculo.

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juzgando severamente su propia obra, no siempre de una
manera ordenada. En el fondo somos animales simbólicos con
necesidad de trascender la materialidad y dar un sentido a su
existencia más allá de los límites de lo físico. Así todo, la bioética
en virtud de su orientación eminentemente práctica, además de
dar coherencia a toda la actuación morale define el sentido de la
deliberación y del razonamiento práctico. En cambio, si el
principio de la sindéresis se interpreta también como ley
fundamental o norma generalísima de la ética y la moral
materialista, para preservar la propia vida y la de los demás toda
persona se debe respeto a su integridad y a los demás derechos
y libertades fundamentales. Por lo tanto, el principio de
responsabilidad significa heme aquí, respondiendo de todo y de
todos.46

Llama la atención por encima de todo, que se introduce


constantemente humanidad en cada acción en defensa de la vida,
que atribuyen a la ética la función de agudizar la percepción de
dilemas conflictivos y, no obstante, los criterios generales que
sirven como justificación básica para muchos de los preceptos
éticos particulares no profundizan en su objetivo más específico
y positivo. Tenemos que asumir la responsabilidad de actuar
objetivamente en circunstancias normales y con excelencia en
casos de doble efecto. La fortaleza de espíritu se manifiesta con
lo más distintivo del ser ético, cuando mantiene sin titubeos los
principios de su propio código deontológico o ley natural. El
bien proporciona felicidad y conlleva lo bello porque toca lo
esencial de su dimensión ontológica, en un ejercicio de
renovación metodológica, tal como lo refleja la problemática
unidad del propio diálogo. Como sofistas que somos nos
mantenemos en la lucha con palabras, una especialidad de la
contradicción mediante la técnica erística, y su relación con el
ser, o el no ser y la falsedad. La comunicación entre
argumentaciones y razonamientos no se mezclan con la

46 Lévinas, E., De otro modo de ser, o más allá de la esencia, Ediciones


Sígueme, Salamanca 1987, 183.

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inquietud del saber, sin haber sido filtrados antes por el
concepto de utilidad. El sofismo se amparaba en la capacidad de
ser eficaz, pero el relativismo contrapone el carácter universal a
las verdades absolutas, o sea, que hablamos de una objetividad
moral con tintes de normas categóricas. El relativismo moral,
aunque parece contar con más libertad no cuenta con referentes
válidos para considerar que las leyes de la naturaleza estén por
encima de las leyes sociales. Cuando Protágoras calibra el mundo
en función del ser humano como medida de todo lo conocido,
no es que cayera en un relativismo radical, ya que la verdad
individual converge en lo “bueno” para la sociedad. Esta
vinculación humanista nos lleva a agudizar una reflexión
contemporánea respecto del estudio racional de la moral, la
virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir. El paroxismo llega a
la difusión de sistemas morales absolutos, que por contraste
rivalizan con la imposibilidad de comunicar un conocimiento del
que no se tiene la evidencia de que lo que vemos es la realidad.

Hoy hay un paralelismo con la filosofía de los cínicos al ver el


grado de soberbia y falta de autocontrol que trae una tecnología
que ciega el orgullo de orbitar siempre en la apariencia. Los
cirenaicos serían equidistantes en sus juicios y relativos con las
consecuencias, pero al igual que Euclides, la lógica mantiene la
virtud sujeta al intelecto y a la voluntad. Todo parece limitante
después de reflexionar sobre las probables consecuencias de
hacer el bien, al considerlo indefinible por naturaleza, para el
pensamiento socrático no hay incertidumbre que valga, pues
tenemos la racionalidad dialógica como solución paradigmática.
Cabe concluir que todo lo ético es una realidad objetiva, en tanto
que su filosofía está destinada a enseñarnos a vivir de acuerdo a
nuestra naturaleza, si bien la orientación individual y social están
orientadas a la justicia y los valores incorruptibles. El precio no
importa, a diferencia de lo que sucede más allá del observador,
donde la realidad objetiva no es estricta y rígida, de modo que
acepta supuestos. En Occidente hay una oleada de visiones
referenciales sobre lo práctico como lo único real, y tanto es el
paroxismo egóico que el realismo ético ha sido absorvido por su

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falta de coherencia, así como por su crapuloso entendimiento en
forma virtual. Esta falsa naturalidad ha situado al realista moral
del lado de la racionalidad, de la objetividad, de la realidad o de
la verdad, pero en la medida que se lo permitan. Pretender que
la percepción inmediata contiene aspectos morales relevantes,
tal como aparecen a primera vista, podría llevar a la teoría del
error.

Como consecuencia de aquellas realidades morales, que son


independientes del pensamiento y la acción humana, el proceso
de construcción podría ser arbitario o de mera creación,47 y hasta
carecería completamente de límites objetivos. Por mucho que se
quiera favorecer procesos emancipadores o aparentemente
liberadores, la razón práctico-moral estaría quizá colateralmente
explicado, mas no demostrado. En cualquier caso, han surgido
propuestas de revalorización de la ética clásica, que sin duda irán
a documentar la nueva escolástica y, en el ámbito de la ética
general, como no puede ser de otra manera. En la actualidad hay
que sumar la presión de una ética de la complejidad en torno al
individualizarse tecnológicamente, ya que con la razón no
consigue argumentar más allá de los sentidos. Curiosamente no
se produce una ética hiperconectada, sino que la inteligencia
artificial produce datos masivos inaprensibles para el espíritu. La
propia visión del ser humano en lo individual y en lo colectivo y
su revisión, se amplifica en una red que superpone todo frente a
la complejidad de los problemas globales. Es necesaria una
reflexión ética para aprender a vivir en la complejidad, sin
renunciar a una ética constructiva que, ya que promueve un
imaginario capaz de conducir el desarrollo tecnológico hacia una
humanidad mejorada, no se aleje de sí mismo.

En ese sentido, la ética de contenidos universales es necesaria y


asegura el modelo de sociedad, no por su neutralidad como si
que afronte estos contenidos como base y pilar, ante una
temeridad de una falsa mayor humanización de la IA. Desde esta

47 Bagnoli 2015

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tecnocracia se dice que la ética es una imposibilidad porque no
son merecedores de su gracia. Con el surgimiento de tecnología
se introduce a menudo informaciones poco ejemplares y se echa
en falta distinguir el bien del mal, siendo un peligro creciente un
deseo de notoriedad e influencia mediante mensajes líquidos y
quebradizos. Lamentablemente, se define lo “bueno” en función
de lo que otros piensan de nosotros, lo cual dificulta para
abordar los avances tecnológicos y las desventajas previsibles. A
medida que la influencia de la tecnología aumente, la regulación
de los derechos de los ciudadanos digitales y la convivencia
general entre personas y mundo digital, comprenderá la
intervención de una bioética aplicada para contribuir a una
reflexión transformadora. En un mundo globalizado deberá
haberse corregido la desigualdad y la tiranía, en una era en la que
la tecnología aparece como condición esencial de posibilidad
que, mirando para otro lado, permite todo tipo de subvalores y
tendencias infiltradas que alejan a la humanidad de ser
nuevamente virtuosos.

Mientras que la ética es entendida como una ciencia y como una


teoría filosófica, la vida diaria muestra al ser humano ignorando
sus convicciones en la más sólida tradición moral. El desarrollo
tecnológico debería multiplicar la forma de vida y los valores al
unísono, de manera que, es de suma importancia que se retome
el sentido común y el arte de crear oportunidades para un
intenso cambio social. La introducción de la internet ha
facilitado la creencia de que se enuncia una crisis ética en cada
incontrolabilidad del flujo de datos, pero es un dato de
experiencia común y no debería alarmar. Por otro lado, la
formación integral y de calidad va a ser una norma en los deberes
contraídos, permitiendo integrar el trabajo directivo, guiador,
instructivo y formativo en una nueva simulación ética.
Asistiremos a la creación de ambientes de aprendizaje
innovadores que posibiliten la construcción de aprendizajes
significativos, no académicos tanto como inspirados en la
creatividad y vocaciones individuales, como equilibrio natural.
El recurso más valioso y escaso de cualquier persona es el

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conocimiento acumulado, al que hay que fortalecer con la visión
particular y completa del presente y el fortalecimiento de la
capacidad de innovación para construir el futuro.

La conciencia universal permite ver el campo de energía humano


y analizarlo, pero como campo de energía comprende el todo y
lo contrario, brindando el efecto positivo o devastador al pensar
que una medicina energética es compatible con tecnologías
inmersivas. Pareciera que la nueva estrella de luz en su previo
esclarecimiento para hacerse presente holográficamente, se nos
avecina pegada a la realidad como un objetivo irrenunciable. Sin
embargo, esta conversión perceptiva e impresionable, como
efecto de luz y energía pura, como que no demuestra que con
ella se superen los grandes desafíos. La salud se puede canalizar
con un apretón de manos o fundirse electromagnéticamente, y
hasta podemos aceptar que nuestro cuerpo está envuelto o preso
en ese haz de resonancia especial, pero al igual que la tecnología
en estos momentos, bien pudiera llevarnos a perder el contacto
con nosotros mismos y alejarnos de la realidad. La biomedicina
no puede demostrar la esencia de la vida ni de la muerte, por
mucho que aumente su lente y combine fórmulas y fractales bajo
un magnetismo, que no profetiza el camino por el que ir para
hacernos ver la verdad. Esta verdad está basada en el propio
carácter y ser de luz, pero eso no se puede evaluar con ninguna
máquina, inclusive la cuántica nos puede hacer creer lo que no
es real por muy posible y compatible que brille. La verdad es un
territorio en disputa por su condición real o divina, de la que no
existe materia tangible, pero si evidencia testimonial. El lenguaje
es básicamente una indiferencia a la cuestión de la verdad, por
lo que se recurre a la estética como una conveniencia práctica,
tanto por su forma como medio de simulación y atracción.

Una verdad no pasa por ser una realidad, pues sería


simplemente una construcción social, una empresa imaginativa
compartida que permite una civilizada convivencia. Más allá de
lo que percibimos y comprendemos, con o sin ciencia de por
medio, nuestro deber es subvertir las afirmaciones por razones

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que invitan a preguntas críticas. Cristo como verdad encarnada
es un ejemplo para liberarnos del engaño, porque proviene de
su propia naturaleza, la verdad en toda la verdad, que es una
máxima humanista y que entenderemos cuando salgan a la luz
las 44 biblias auténticas. Quiere decirse o decretarse que la
esencia de nuestro ser sea verdad y que, ante los actuales
desafíos, la esperanza es el sueño de las personas despiertas
(Aristóteles) El desarrollo de los aspectos éticos alcanza su
punto álgido en la inclusión explícita de la calidad y la apuesta
por la optimización de valores. De facto, la correspondencia
entre todos estos principios, valores, derechos, deberes y
garantías, debe hacerse en el marco del respeto a los derechos y
respetando el hecho irrenunciable del pluralismo moral.

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