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Paraula Edicions: ISSN 2605-3292 Cuadernos de Investigación, Vol.

III, Año 2019

De la extrema cultura de la objetividad al paradigma creativo


From the extreme culture of objectivity to the creative paradigm

Frans Martínez Pintor


Escuela Superior de Diseño de la Región de Murcia
https://orcid.org/0000-0001-9863-8640
esd@uccreativa.org

Resumen: La creatividad y el desarrollo social quedan ocultos en la mayoría de las


economías, a pesar de que la ONU apuesta por la economía creativa (Howkins, 2001)
como sector innovador y mercantil. Por mucho que promueven el desarrollo en un
mundo globalizado, la realidad es muy relevante en cuanto que contribuye al
emprendimiento como aprendizaje, pero la economía del conocimiento apela al sentido
común como opción factible.

Se propone algunas líneas de revisión con el fin de visibilizar si el impacto de un sector


es realmente, cada vez más dinámico y complejo, sea sobre cambios de paradigmas o
nuevos escenarios en las industrias culturales y creativas, sea porque no existe otro
camino, puesto que el comercio mundial siempre se ha retroalimentado de sí mismo.

Palabras clave: Cultura creativa, objetividad, paradigma de desarrollo, globalización.

Abstract: Creativity and social development are hidden in most economies, despite the
fact that the UN is committed to the creative economy (Howkins, 2001) as an innovative
and mercantile sector. As much as they promote development in a globalized world, the
reality is very relevant in that it contributes to entrepreneurship as learning, but the
knowledge economy appeals to common sense as a feasible option.

Some lines of revision are proposed in order to visualize if the impact of a sector is
really, increasingly dynamic and complex, be about changes of paradigms or new
scenarios in the cultural and creative industries, either because there is no other way,
since world trade has always been self-feeding.

Key Words: Creative culture, objectivity, development paradigm, globalization.


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1. La creatividad no es un referente epistemológico

La imitación de la realidad ha sido objeto de renuncia permanentemente, no solo en el


caso del arte y sus polesis contrarias a las ataduras de estereotipos racionales y sociales,
ya en culturas kabuki, coreana, jainista o iconoclasta, la verdad o veda del
conocimiento, se percibe mediante imágenes de la conciencia sobre la materia. La
renuncia a las ideas y al pensamiento epistemológico se hace más notable con la
experiencia humana, de todo punto lógico, divergente respecto a la génesis del devenir.
Quiere esto decir, sin reservas entre las diferentes escuelas filosóficas, que asistimos a
un debate descentralizado en el que un tipo especial de dimensión o atómico se define
como «artha» (lo que se puede percibir) y tenga una existencia real y objetiva. Debido a
su enfoque en el estudio e interpretación del mundo globalizado, la naturaleza es una
realidad última, austera y dada a su disposición de acomodar todos los puntos de vista
posibles de las filosofías rivales en un universo eterno y no creado. Del mismo modo, al
tiempo que rechaza la inferencia, la verdadera naturaleza no pierde el tiempo imitando
en la transitoriedad de todas las cosas. Una filosofía erudita no es contraria al paradigma
creativo, pero exige de este que no se inspire en la interpretación del ritualismo y
maximice el beneficio general.

Desde un compromiso con las fuerzas culturales e intelectuales dominantes, no tanto


creativas sino especialmente colectivas, el pensamiento crítico ha de introducirse entre
visiones o aspectos sociológicos o educativos que favorecen o fomenten la creatividad,
ya que generar ideas nuevas y saber comunicarlas es un axioma en el entorno cotidiano.
Esta orientación implica un proceso de originalidad, más allá del ámbito de lo cognitivo,
pues recae en el análisis psicológico para tener una visión más amplia del hecho creativo
y su auténtico dominio (Pascale 2005, 77) allá donde se manifiesten la creatividad
expresiva, productiva, inventiva, innovadora y emergente. Ni que decir tiene, donde se
hace visible el talento, la ignorancia le acompaña con la abducción peirceiana al uso, sin
dar cuenta de aquellos hechos que nos sorprenden, tanto de la producción científica
como de la lógica. La creatividad como estado en crisis enclava la mente individual en
su argumentación teórica, a variaciones en el dominio y a generar cambios culturales,
abordando un doble error en el mejor de los casos. La propuesta particular de
conocimiento, donde a su vez se hallan insertadas cuestiones que serán vitales para el
desarrollo y crecimiento de la creatividad, no debe modificar los focos de canalización,
sino dinamitarlos por lo desconocido. No se trata de la elaboración de una inspiración, a
la hora de resolver la interacción social como paradigma de nada, lo que potencia la
creatividad elaborativa se verá influida por el resto de creatividades, o sea de
divergencias criminalizadas de la destrucción.

Como puede apreciarse en nuestra sociedad el estudio de la creatividad se vincula a lo


social, perdiendo su dimensión ancestral por otra integral, descafeinada y aturdida por el
ruido de la escenografía estridente y el cambio social. La fortaleza demográfica
tampoco reporta un nivel de destreza colectiva ni intelectual, no avanza en consecuencia
en la senda de la programación de una UNESCO demasiado politizada y esquilmada por
el protagonismo de universidades filiales, ya subvencionadas de por sí. A lo sumo, con
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el mejoramiento social diríase que la creatividad goza de libertad para ir y venir en


doble sentido, de lo que fue su fortaleza primordial a una fiesta virtual de la totalidad de
la población conectada a un terminal, cuya capacidad y velocidad resultan insuperables
en ausencia de un objetivo meritorio. La creatividad por otra parte, destaca por su
propensión a la innovación, que no es una acción creativa secundaria, donde el carácter
estratégico determina el crecimiento como factor tecnológico, y entre otras cosas, su
especialización inteligente puede conformar una categoría basada en el conocimiento.
Las ciencias creativas en ese sentido desarrollan una nueva metodología para medir
conjuntamente el sector cultural y creativo, de manera que no se precisa de cierta
exclusividad si no es aplicada mediante la generación y explotación de la propiedad
intelectual.1

2. No cuenta con vademécum para impulsar el sector cultural

La propuesta sobre la economía creativa a nivel mundial (UNCTAD 2008 y 2010) se


mueve en círculos de creación mercantiles, al no disponer de referentes importantes en
su universitas a nivel internacional. El sector cultural y creativo forma parte de un
entramado demasiado dependiente y, por eso es contrario a su matriz sobre la
insuficiencia de los datos disponibles o porque, para empezar, se confunde un proyecto
de investigación con la libre disposición creativa. Cuando se barajan diferentes términos
en una misma figura la estructura interna de la creatividad se difumina mediante
círculos concéntricos e interconectados, muy en particular, aceptando algunos de sus
postulados iniciales y desconociendo así, la raíz independiente en cada uno de los
círculos concéntricos.

Es evidente la gravedad con la que una síntesis arbitraria pende de exigencias


contrapuestas, ya en ella recurrente, contra el sentido último y la forma genérica
puramente analítica. Y de la razón no reconducible se puede concebir el puro acaecer de
lo que está sometido a una estricta, y subjetivamente extraña, causalidad externa. Esta
filosofía (Simmel, 1986) no desconcierta, pero reconcilia sentido e historia, en un
sentido unitario al encuentro con un obstáculo o límite externo con el que la acción se
topa y del que recibe resistencia. Somos pequeños para este autor entre fuerzas
superiores y entidades inferiores, además con un sentido objetivador hacia la conquista
de ese intermedio hegeliano, donde la línea se pierde entre lo subjetivo y lo agonal. 2 El
hecho mismo de la creatividad se enfrenta contra sí misma, ante la coexistencia de
principios incompatibles que luchan y no se quieren reconocer mutuamente. Al fin y al
cabo, este modo especial en que los antagonismos acceden a ser unidad en el destino, ya
que solo hay una trayectoria.

El conflicto de la cultura extrema su carencia irreconciliable, por un aparte entre los


fines y medios culturales a su alcance, pero de forma extemporánea con antagonizar lo
que, en su unidad, se separa en la cultura. No es que sea autodestructiva 3 ni fetichista, la
1
DCMS (2001) Creative Industries Mapping Document, Creative Task Force, U.K. Government, p. 5.
2
La realidad social para Simmel no tiene que ser armónica ni estar plenamente conciliada para dejar de
ser trágica.
3
Ibid.: 227
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cultura objetiva y su soporte subjetivo disocia todo aquello que queda abocado a la
paradoja, en tanto que, a diferencia del complejo causal, otra estirpe sin significación
clara fragmenta el sentido del propio obrar. Al hilo de la dualidad cultural los procesos
de cambio alimentan una estética sociológica, lo que abre la posibilidad de una concreta
estación del cambio histórico-cultural (Bauman, 1991) en vanguardia y de señalado
carácter sistemático y transhistórico. La ambivalencia instaurada en un sujeto unitario le
hace bifurcar el orden de su umbral antropológico, a veces más abierto a la indagación
por aburrimiento que por un ansia de conocimiento.

Hay algo ciertamente difícil en la manera de idear múltiples manifestaciones, cuando se


nos ha reducido a fracción ordinaria la conducta y la dispersión expresamente
dionisíaca. Nuestro desarrollo parece dramático, si por culpa de una culturización de
identidad ilegítima y de una identidad pétrea se desconoce la complejidad de un mundo
por construir. El problema de fondo apila y confunde a la conciencia de lo que hay que
separar para evolucionar, y esto solo se percibe desde la ciencia en un mundo armonioso
o vertebrado de manera etocrática. Nuestro mérito consiste en diseñar una concepción
intermitente de lo que informa y proporciona la lógica del nomos humano, con el que se
identifica y del que se diferencia.4

La antropología sociocultural, supuestamente, complementa la interacción entre las


culturas reconocibles por defecto, pero lo hace sin pertenecer a ninguna ajena a su
mínima expresión, cuando el concepto a emplear relaciona la formación individual con
su pertenencia exclusiva a una comunidad. Otra cosa es la cultura básicamente
subjetiva, en cualquier contexto social, a espaldas de una universalidad etnológica, en
rima con el paradigma evolucionista (Gómez Pellón) unilineal y mínimamente, presente
en el pensamiento singular. Para el autor todo lo social valora de forma similar los
distintos rasgos componentes de la cultura, y este criterio ponderado nos lleva a
subrayar la profunda influencia que la cultura llega a brindar, a cualquier precio incluso.
Puede ocurrir de forma análoga un aprendizaje desde el reposo biológico, de forma que
su comportamiento de oposición a la cultura dominante, sea bien perceptible a fin de
poder comprender su lógica interna.

La práctica cultural preserva sus propias peculiaridades culturales, lo cual no implica


que algunas particularidades consideradas satisfactorias, en un momento dado,
constituyen una necesidad minimizada ante la pérdida de identidad cultural. En realidad,
la global forma de aculturación no atenúa los numerosos y variados inconvenientes de
habitar un lugar provisional en el mundo y representa más a la hegemonía de la
incertidumbre. Desde lo milenario la demarcación de los límites viene a ser una
instancia de la instrumentalización inmediata del mundo, temerosa del juicio crítico y de
lo extraordinario, ambas cosas no están en venta, por cierto.

3. Entre el hueco ontológico y la alteridad

4
Recordando la tragedia nada heroica que aleja al hombre de sí mismo, le desaconseja la acción y lo rinde
a la pasividad (Argullol, 1999: 261 ss.)
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Si los bordes de la racionalidad se revelan a sí mismos, no hay amenaza que valga, salvo
en una contención arbitraria de lo absoluto, aunque esto es una aberración por ser del
todo incomprensible y, cuando menos, un recurso de los necios para contener la fuerza
impropia. La conciencia, mientras tanto y conforme a una estructura formal, diríase que
mora entre el reconocimiento y la correlación con el ser en general, pues revela al propio
lenguaje sustraído en relación de una cogitatio de la existencia. El acceso ordenado y
fundamento de toda otra situación posible (Levinas) es la medida de una idea adecuada,
de la misma manera que el compromiso es la fuerza, la virtud, o sea un objetivo puro.
Desde lo conocido a lo extraordinario hay transformaciones inducidas por la alteridad,
como entidades de dislocación que vagan sin la garantía de un destino o conocimiento
final, de forma que no hallamos presencia del problema, sino una impotencia por
asimilar el concepto de tránsito.

La muerte ideológica nos inquieta sobre cardinales aspectos de la realidad, debido a que
requiere de una mirada ontológica, permanente y difícilmente franqueable. Nuestro
tiempo, por otra parte, no deja de buscar respuesta de aquello que no lo tiene, en tanto
saber que formula un auténtico interés por indagar el ser de la cosa misma. La
objetividad en cada momento indaga sobre este drama vivencial, abarcando de esta
forma el sentido de aquello que acaece superficialmente y transterrado, además lo hace
entre el arte excesivo de lo abyecto y lo obsceno de todo lo que es excesivo. Lo que sí es
cierto, es que en algún momento atrás, las cosas eran ideadas pragmáticamente y nadie
cuestionaba este proceso de abstracción más absurdo que explicativo.

La originalidad y el mundo obedecen a las mismas reglas y eso puede parecer


dramático, entonces en un momento dado, se cambia de modo de pensar y el logos se
engalana en forma de un discurso calculado, porque no se trata de una reflexión
sistemática y coherente, o en todo caso ni tiene por qué imponerse a sus contrarias. En
sí, el ansia de saber atenta contra el conocimiento que tenemos hoy sobre la naturaleza,
pero como el atentado promete divisas míticas, la ilusión de que las ciencias son la
nueva verdad, los errores de la humanidad supuestamente corregibles verán la luz y, en
contraposición, queda escasa evidencia en el marco de una prosperidad relativa. La
situación de debilidad, en términos cientistas, se advierte en los análisis críticos, por
mostrar un horizonte emancipador de las personas, confiando en su mismidad creativa
y, por otra parte, de una experiencia cognitiva en su más alto grado.

La figura del borde, en la que se ven inmersos un orden social y las relaciones de sus
propias capacidades, legitima cualquier acción al margen de la consideración racional y
como fin en sí misma. En la sociedad de individuos atomizados por un lenguaje binario,
que heredó de la Ilustración la razón instrumental y el pensamiento único, poco se
puede esperar al margen de formas de vida que hablan de libertad efectivamente
ejercida, pero con reservas solo desde la utopía. El actual discurso de principios
universales sigue siendo corrupto y contingente, en su tarea incesante e inevitable de
tener que existir fracturado, como animal humanizado dispuesto a ser desplazado al
reino de las ideas computarizadas y en la acogida responsable del otro (Levinas, 1991)
En ese sentido la UNESCO no impide ni impone nada, pero su razón colectiva será
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siempre un anhelo de justicia consumada (Horkheimer, 2000, 173) en el cuidado de la


naturaleza y su expresión universalmente solidaria, algo que no dejaría de ser materia
creada y proyectada.

Habría además que preguntar si lo extraño subyace al hablar porque se mantiene en el


lugar en que el todo permanece continuamente cuestionado. Somos miembros entre
otros, como diría Sócrates, responsables de acciones propias en el reino de lo
incalculable. Estructuralmente, toda construcción de orden significa un "poner igual lo
no igual, según Nietzsche5, aunque la tendencia es inversa, ya que, los cambios
comienzan a acelerarse y ese marco previo de estabilidad comienza a disolverse,
minando los soportes estructurales.6 Además, la persona como la razón inacabada,
siempre está siendo contagiada, involucradas ambas en una controversia de polaridades.
Cada una de estas categorías revela para el cuerpo un estado transitorio de figurabilidad
inestable, en tanto que, los atributos sustanciales se abren a la experimentación7 y al
fulgor de las interpretaciones8 de un artista, un ser dado a la creación absoluta del
mundo. Si los conceptos son primero metáforas, dejan de ser verdad por el acto
desinhibido, cuando el individuo se libera de toda norma, en cuya intensificación lo
subjetivo desaparece hasta llegar al completo olvido.9

A primera vista, la creatividad incluye imaginación, intuición, hipersensibilidad y


curiosidad, además de autonomía y falta de respeto a las convenciones y prejuicios, así
como el resentimiento en forma de una inconformidad ética. Los recursos para jugar a
pensar y de relacionar informaciones, podría decirse que se condensan cuando con
nuestras acciones enmascaramos determinadas pulsiones vitales, lo que viene a
significar una negación del mundo real, hacia su autosuperación creadora.10 Por mucho
que la cultura burguesa sesga al arte fuera de la realidad, la concreción de lo que puede
y debe ser, es el blanco de las rebeliones cibernéticas, hoy por hoy, insatisfechas en el
trabajo destinado al consumo. Más allá de los valores dominantes, la sensibilidad como
la racionalidad, bifurcan su inmediatez y diferencias en contra de la sublimación de la
realidad, por lo menos en la dinámica de la transfiguración estética. 11 Diríase que las
asociaciones imposibles atraen otros sentidos análogos, de manera que, la obra creadora

5
En Aurora reflexiona como hemos transitado de una fase en la historia de la Humanidad en la que
reconocíamos que la vida nos imponía problemas, a otra fase muy diferente, en la que propia vida devenía
nuestro principal problema.
6
Ibid, de ahí su frase, “Deviene quién tu eres”
7
CUERPOS RETRICOS: Una aproximación a la perversa figurabilidad del cuerpo en la escena
contemporánea, entre las migraciones o “Multiplicidad formal de los atributos sustanciales” diría Deleuze
(p.159) y la multiplicidad de fusión que desborda efectivamente las fronteras del cuerpo biológico para
instalarlo en ese límite incierto que se encuentra entre las superficies estratificadas sobre las cuales el
cuerpo se pliega y el plan de consistencia en el que se despliega y se abre a la experimentación.
8
La creatividad en la filosofía de Nietzsche se relaciona con la ciencia planteando si la creatividad no es
otra cosa que una nueva forma de hacer y entender la ciencia.
9
Nietszche (2000: 6)
10
Nietzsche establece la superación del espíritu de venganza como una especie de condición de
posibilidad del superhombre y el eterno retorno.
11
La liberación da sentido radical al hecho de vivir sin ser objeto de despersonalización colectiva, y en
ese desenlace la imaginación creativa expresa una simple posibilidad de transformación o transfiguración
de la realidad.
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es una verdad también accesible a la razón para entender la contingencia de cada


actualismo u ocasionalismo, aun si cayesen en la nada.12

Una dimensión de la sensibilidad razonada

La necesidad de la transformación humana nos conduce a la dimensión estética, no solo


para lograr la emancipación de la subjetividad alienada en la racionalidad tecnológica,
sino para establecer como verdad universal, su experiencia básica. Preservar la
singularidad de una sensibilidad responde a su carencia de efectividad, lo que provoca
que un reducto de la existencia como ideal bello, se transfigura en un conflicto
estilizado, donde se reconcilia razón y libertad como función estética (Shiller) Esta
razón cambiará el mundo subjetivo, siempre y cuando, la autonomía incorpora y
sublima la materia como objetivo último de todas las revoluciones: la libertad y la
felicidad. Su potencial subversivo no es que preocupe en su poder para definir lo que es
real o debe ser creado a imagen y semejanza nuestra, y si coincide con el lenguaje de la
plasticidad y la función de la utopía, expresa sin más, la razonable necesidad de
subvertirla.

La racionalidad crítica representa a la transformación, en tanto que, la dimensión


estética y la contraconciencia no deben subordinarse como mimesis transformadora, si
bien la realidad continúa siendo tan verdadera como abierta. De hecho, esta innovación
y transformación de pensamiento que exige un elevado potencial cerebral, no cuaja en
una inserción educativa relevante, porque la mayoría considera que las representaciones
de la realidad favorecen una base totalmente objetiva. Es así que, la sensibilidad ayuda a
razonar, según la categoría evolutiva del ser en cuestión, en aras de comprobar como la
naturaleza desperdicia tanta materia colectiva, quizá para que el talento y la
excepcionalidad puedan brillar con luz propia y atender a cometidos que favorecen el
desarrollo integral.

En el contexto actual, si tenemos presente al pensamiento único, vemos que la forma


subjetiva de percibir las cualidades de un objeto (Korsmeyer, 2002) es desplazada a un
reconocimiento sesgado de la información, cuasi ontogénica. Esta posición nos presenta
las realidades como trasfondo, pero dejando entrever que sólo captamos algunas
conexiones sinápticas con las que podemos imaginar cualquier forma poliédrica o
compleja de diferente índole. Más bien, el pensamiento original creativo y productivo,
adquiere en un momento una opinión propia más distintiva y específica, ajena a
cualquier estatus hipotético y con la que podría tener una aproximación a la verdad
(Rivadulla, 1986, p. 297) Contrariamente, todo tipo de combinaciones asociativas con el
fin de protegerse de la inseguridad, apenas crea las condiciones para una actividad
mental, intelectual, mnemónica y creativa.

La comprensión ayuda a reconstruir dialécticamente las experiencias y, en


consecuencia, se modela a convenir el conocimiento aplicándose a contenidos que ya
poseen una considerable elaboración. Esta diferencia de naturaleza ideológica alcanza la

12
Moschetti 1979: 462.
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virtud a través del uso de la razón, ponderando la importancia y función en una sociedad
estandarizada, para enfrentar la alta complejidad con que se nos presentan las realidades
del mundo actual13 Cada individuo deforma la realidad en trozos de azúcar con los que
mitigar las inevitables frustraciones, y claro, después de tantos siglos anclados en un
conflicto de intereses y nada más que intereses, queda en entredicho la supremacía de la
razón, mientras que la creatividad permanece en estado de alerta a pulsiones incomunes,
prácticamente inexistentes. El objeto radical ignora de raíz estereotipos y altos fines,
porque cuando se le ofrecen las condiciones adecuadas, simplemente ejecuta la
emancipación por exceso de información.

La amplitud de investigaciones pseudoexistencialistas tiene un ritmo acelerado, como si


parcelando el saber se pueda encontrar muchos orígenes, sumando resultados y pudieran
sentirse ampliamente satisfechos y orgullosos. Esto explica la intervención de los tres
cerebros (hemisferio izquierdo, derecho y sistema límbico) alineados en ausencia de una
verdadera creatividad. El proceso cognitivo prescinde de materia sutil para facilitar los
procesos de aprendizaje, que lo contra distingue en el proceso de percibir elementos que
no encajan y esto le deriva a una incapacidad funcional. Podemos introducir entonces,
entre la inteligencia y la sabiduría, la variedad de oportunidades o variable estética y
comprobar que el ingrediente indispensable de la creatividad dedica su energía ideando
unicidad de cada ser humano.

Tenemos una herramienta tecnológica que ha globalizado sus elementos en experiencias


creadoras de todo tipo, por lo que la neurociencia se consuela con un proceso lúdico
colectivo, subvencionado por el fomento de la cooperación, el trabajo en equipo y la
dinámica de grupo. El juego de conocer y crear se entremezcla hasta que nos lo ofrezcan
para enriquecer su aplicación, descuidando la incorporación de nuevas ideas, enfoques y
perspectivas, sobre todo si son independientes para su propia autorrealización. La virtud
se halla en una dotación especial, cognitivo-afectiva, para aprender de los errores y
convertir sus linderos en una plataforma de sabiduría, capaz de una superación de la
inercia mental, en términos de oposición entre dos filosofías, la lockeana (reactiva) y la
leibnitziana (activa) y que, para la psicología humanista, resultan extremadamente
ambiciosas a nivel de objetivos, pero excesivamente cortas y difusas a nivel de
realizaciones metodológicas.

De la idea central concluyente

Nada hay de objetable en honor de la verdad, no podía serlo menos en plantear


correctamente su interpretación, eso sí, suscitando encendidos debates y abriendo
consideraciones experimentales acerca del camino alternativo. Por eso, sólo tiene que
aprehenderse intelectualmente el logro y consecución de razonamientos considerados
como una opinión en la medida en que se convenga su tangibilidad. Es menester una
comunicación perfecta que evite caracterizarse por otra razón rigurosa del principio
objetivista. Más aún, la subjetividad no equivale necesariamente a menos certeza, según
el modo de conocer los límites de una postura epistemológica, tanto si somos
13
https://journals.openedition.org/polis/1802
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conscientes para interpretarlos significativamente. En verdad, la apariencia de


objetividad no va más allá de ser mera superficie en la pretensión objetivista de
recolectar hechos o formas puras de carácter incuestionable. La objetividad es
demasiado práctica e implica a toda persona necesariamente, pues de una manera u otra,
no existen tales normas en el momento de discrepar de fondo, como si su validez
veritativa dependiera si o si, de un juicio fáctico.

En lugar de predicar verdad o falsedad, la finalidad creativa es sustituir algo débil por
contraer responsabilidad, de una manera consecuente y aseverativa, como ha sucedido
en menor medida en el ámbito de la ciencia positiva. Para explicar este fenómeno y su
valor cognitivo, así como de su conocimiento de los significados objetivos, la
creatividad se refiere principalmente a un cambio de información, cuya totalidad es
percibida como algo superior a la suma de las partes. De manera complementaria, la
gramática del lenguaje creativo es subsidaria del sistema interno que permite generar
estructuras aleatorias que, aunque tengan su asiento en la mente/cerebro, su infinitud es
caracterizada por la recursividad de sus manifestaciones visibles. El interés por la
cultura en poco difiere de la invención en la que se piensa cuando, la construcción de un
concepto nuevo combina experiencias complejas, más novedosas y relacionales. Se ha
propuesto una posición particular en la conexión ilimitada, tal que, los umbrales de la
razón esquivan con fuerzas variables a toda ambigüedad deliberada y, en ese mismo
lugar es impredecible lo que pudiera manifestarse libremente.

El estudio de una capacidad creadora puede inducir a descubrir algo que cambiará el
rumbo, a proseguir en un contexto más amplio y hasta romper con todo lo establecido,
pero por encima de eso ofrece ideas nuevas que sume nuevas perspectivas. Es cierto que
la capacidad de crear es la capacidad de introducir nueva inteligibilidad (Peirce) desde la
subjetividad y perder al mismo tiempo su propia esencia, creciente si la obra creativa
aparece abducida por una lógica14 de la primeridad. La creatividad es el fin último, que
no es otro que el tratar de encarnar la razonabilidad sin ataduras y en toda su plenitud,
en contra de abstracciones estériles o en la medida en que abre ante nosotros nuevas
alternativas y comprobar si las posibles consecuencias corresponden a la realidad.
Además, al no ser lineal la experiencia estética, a diferencia de los mensajes
lingüísticos, su cualidad de realidad simbólica permite acceder a sus distintas
manifestaciones, a medida que el sentido estético ejerce su efecto sobre el ser creativo.

El proceso no sólo contribuye a fomentar la originalidad, también genera flexibilidad,


tanto de percepción como de comprensión, gracias al cual podemos llegar a construir un
aprendizaje significativo, pues permite integrar distintos planos de realidad en la
experiencia transformadora. Basándose en cada disciplina del saber, lo que
culturalmente viene dado es experiencialmente sensible y favorece la polivalencia
perceptiva, dado que la diversidad permite analizar nuestras propias producciones y
contrastar, según López Quintás (2005) la articulación de otros géneros de experiencia
humana más ambiguos. Si ahondamos el entorno de la vida cotidiana se puede entrever
14
Peirce: Hay una doctrina puramente lógica de cómo el descubrimiento puede tener lugar, donde la
imaginación interviene en cada traducción de un signo a otro y hace así posible que la semiosis prosiga.
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las inagotables posibilidades de creatividad con las que se podría transfigurar la


composición que se nos ofrece en la vida del pensamiento. Puede considerarse libre la
posibilidad de comunicar creativamente en su práctica diaria, pero también un entorno
pletórico de tecnología y medios de comunicación propician el acceso a abundante
información, para duplicarla, versionarla o simplemente deformarla. El pensamiento
crítico sería un exceso de sensatez frente a una gama de inputs y culturas de código
abierto, por lo que las situaciones ambiguas y otras formas de interacción humana
intensa, no serían tan propensas a ser autómatas.

La investigación crítica respalda el mensaje en sus diversas modalidades y de acuerdo


con aquello que valora, otra cosa es el caudal de información y sus propias prácticas
culturales, de las que poco o nada se detalla que no sea generalmente tendenciosa. Hoy
el acceso a internet puede jugar un papel significativo en la promoción de la creatividad,
ya que multiplica espacios colaborativos y de intercambio, de cuyo sustrato brotan las
oportunidades de los creadores. La promoción y la variedad de opciones, así como la
actualización de la criticidad,15 ciertamente llevan al conocimiento de la realidad
ponderando la evidencia y el sentido común, en tanto que, el pensamiento crítico
emerge del pensamiento analítico y creativo. Es por ello que se puede identificar el
momento y la manera adecuada de manifestarse de una manera objetiva, al tiempo que
una respuesta creativa o propositiva, o en su caso de cierta originalidad, plantea
interrogantes capaces de autodeterminarse.

El interés por desarrollar un pensamiento de alto orden para la mejor comprensión de un


fenómeno, suscita la pertinencia de modelos conceptuales centrados en el estudio de las
interacciones de orden superior. De acuerdo con esta puesta a punto y, separando las
partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios o elementos, el desarrollo de la
capacidad crítica goza de neutralidad epistemológica suficiente. La operatividad
discurre a veces, mejor por canales que son representados por proposiciones abstractas,
otras elaboradamente hasta organizar nuevos métodos para resolver problemas. La
cuestión procedimental puede ser importante, que no siempre está disponible y en ese
sentido, las habilidades de pensamiento más transferibles 16 modificarían los procesos de
ejecución. En todo caso, la certidumbre diseña principios metodológicos buscando
proposiciones o teorías de certeza incuestionable, en cambio la ciencia abre su valor de
verdad en función enunciados empíricos más atómicos, cuya naturaleza de posibilidad
lógica incluye los máximos estándares de la crítica científica, en este momento, ciencia
computerizada.

Frente a esta reducción de la ciencia, la investigación debiera ser una actividad


artesanal, muy especializada y con conciencia de lo delicado 17 en la tarea investigadora,

15
Para Lipman (1997) El pensamiento crítico tiene que ser un pensamiento basado en criterios,
habilidades lógicas, lingüísticas, estadísticas y de investigación o de cuestionamiento.
16
Cf. Wagner, R. K. & Sternberg, R. J.
17
Ravetz insiste en la importancia del “compromiso ético de los científicos reforzado -y, en última
instancia, sostenido- por la calidad moral del liderazgo de las comunidades y organizaciones científicas”.
Sin ese compromiso la nueva ciencia industrial, tan vulnerable a la corrupción, “nos llevará al gobierno
universal de la mediocridad o algo peor”.
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ajena a dinámicas regresivas en la corrupción científica asociada. La divulgación de


acceso abierto contribuye a la defensa de la ciencia sin abusos y recompensas
institucionales, por lo que no sería necesario ningún Renacimiento más, sino una
ilustrada capacidad de crear formas legítimas, donde beneficios bastante intangibles
como la creatividad contribuirán al avance del conocimiento. Resta considerar el
pensamiento independiente, racional y crítico en una misma y desinteresada posición de
aplicabilidad técnica, atribuyendo su neutralidad a reconocer la verdadera identidad
cuando los objetivos reales de las tareas realizadas son contrarios a las funciones
sociales. Del mismo modo, la exposición será la menor de las consideraciones por su
propia naturaleza mediática, como parte de una apariencia de autonomía e integridad
superpuesta. El laboratorio siempre ha sido la realidad, donde la exigencia parecía
cubrir los estándares convencionales de aceptabilidad con los datos obtenidos en las
condiciones controladas, así se cerraba la investigación en un dispositivo artificial o
ciencia pura, de cuya solemnidad temporal nadie reclamaba oposición. Pero ya es el
objeto de conocimiento específico de una determinada disciplina científica, lo que
determina el impacto de la ciencia en la sociedad, valorando de forma crítica, tanto su
rigor y fiabilidad, como su contenido.

La investigación es una sistemática y refinada técnica de pensar (Vila-Giráldez) cuya


formulación se dispensa en partes de reanálisis, de modo que, cada siguiente
información puede mejorar el cumplimiento del estudio. Para su reconstitución, tan solo
se necesita otra hipótesis de trabajo y un lugar académico de almacenamiento adicional,
a ser posible, por protocolos que cada vez son más cuestionados. El contagio de la
globalización supone cambiar el formato estándar para significar grandes dividendos
intelectuales y para afrontar las revoluciones científicas. Lo cual viene a condicionar
la inexistencia de un lenguaje neutro y decidir lo que será la competencia creativa como
la noción de lenguaje paradigmático, ya en circunstancias de mayor consistencia y ante
lo que no cabe recurso en el devenir de la historia. Así pues, la transición de las
actividades científicas creadoras será un eslabón más, que a pesar de que estuvo siempre
latente, no se le había reconocido en su sencilla inconmensurabilidad.

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