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El Cholo: cultura de transición

 *Aníbal Quijano

 1 Los estudios sobre la población campesina del Perú y muy especialmente los que se refieren a las
“comunidades indígenas”, revelan que gran parte de la población indígena está atravesando un activo y
cada vez más acelerado proceso de cambio cultural. 2 La generalidad de los antropólogos enfoca este
cambio en términos de “aculturación”, esto es como un proceso de abandono de las instituciones
culturales indígenas y la adhesión a las que ofrece la cultura occidental criolla.

Este proceso de cambio cultural afecta, principalmente, a las poblaciones indígenas expuestas a la
influencia de la cultura urbana, ya sea a través del transporte, de la migración o de la vecindad a núcleos
urbanos o industriales. En relación con estos factores, los límites y los niveles de este proceso de cambio
cultural varían de una región a otra, siendo mayor en las zonas más expuestas a la influencia de la
cultura urbana y menos pronunciada en las localidades más aisladas de este contacto. Además,
ocurre en cierta forma dentro del proceso de “modernización” de la cultura occidental criolla de la
sociedad global peruana, y paralelamente a él. Probablemente, en gran parte es una de las
consecuencias de esta “modernización”.

 El enfoque de este proceso de cambio cultural que afecta a la población indígena, como proceso de
“aculturación”, puede ser probablemente apropiado para una parte de la población afectada por el
cambio. Sin embargo, si se examina con cuidado el material ofrecido por la literatura antropológica, y se
observa sobre el terreno las características de algunas de las capas que se señalan como sujetas al
cambio, puede llegarse a la conclusión de que el problema es mucho más complejo que el implicado en
un proceso actual de “aculturación”, y que hay un amplio sector para el cual el cambio cultural significa
un fenómeno distinto. Algunos antropólogos, aunque de manera no muy clara, parecen haber previsto
lo mismo, no solamente por la sustitución de la tradicional denominación de “mestizaje cultural” por el
de cholificación para describir el proceso, sino también señalando la resistencia de algunos grupos de
cholos a integrarse en los grupos de mestizos “occidentales” o “aculturados”.

(1) Es decir, el proceso de cambio cultural que afecta a la sociedad peruana puede ser visto en
términos de tres procesos particulares: a) la “modernización” que afecta a la sociedad global y
particularmente a la población que participa en la cultura occidental criolla; b) la “aculturación”,
que afecta a una parte de la población indígena, y chola; c) la cholificación que afecta a parte de
la población indígena. (2) Los grupos que se señalan en los cambios antropológicos como
protagonistas del cambio cultural, aparecen normalmente como abandonando progresivamente
su herencia cultural indígena y adoptando la que ofrece la cultura occidental criolla, ya sea en su
variante urbana o en su variante campesina, aunque la mayor parte de este proceso ocurre bajo
la influencia de la variante urbana. (3) Este, que es el que aquí denominamos proceso de
aculturación, contiene, según resulta de los estudios de los antropólogos, un factor motivacional
sumamente protagonista, por incorporarse a la cultura occidental criolla y ser admitido
plenamente por sus participantes. (4) Así, por ejemplo, Galdo Pagaza informa que un sector de
los indios que abandonan la cultura indígena y se hacen “mestizos” tratan de incorporarse a las
capas occidentalizadas de la población y, en el curso del tiempo, lo consiguen después de una
resistencia inicial de los participantes en la cultura occidental criolla.
(1) Pero al mismo tiempo, otros grupos de la población que está afectada por el cambio, no
solamente no se esfuerzan por sino rechazan la incorporación a la cultura occidental y su
admisión en ella. (2) Estos grupos —como los anteriores— aparecen participando en una esfera
cultural integrada al mismo tiempo y en forma combinada, por elementos que provienen de la
cultura indígena y por los que pertenecen a la cultura occidental. (3) Esto es, que no se produce
el abandono total de la cultura indígena, ni siquiera en el curso del tiempo y de las generaciones,
y puede observarse por el contrario un activo esfuerzo por mantener, aunque modificados y
adaptados a las circunstancias sociales, los elementos provenientes de la cultura indígena que
forman parte de su mundo cultural. (4) La vestimenta, el lenguaje, los patrones de organización
familiar y de parentesco, ciertas formas de relación social como el “compadrazgo”, la
concepción del mundo y las creencias religiosas, las formas de organización comunal, el arte y
las técnicas artesanales, muestran una combinación de elementos de ambas procedencias
culturales.

El mundo cultural así constituido, puede no ser coherente, sin duda es inclusive conflictivo en
determinados aspectos. No obstante, es un mundo distinto, como conjunto tanto de una como de otra
de las culturas originales. En este momento, no es probable que se pueda hablar todavía con una
convicción, de que este “mundo cultural” forma una cultura enteramente estructurada en su conjunto.
Pero, debe admitirse la existencia de un conjunto de elementos e instituciones culturales que están en
proceso de formación y desarrollo y que tienden a su institucionalización global como conjunto, siendo
probable la existencia de sectores de elementos ya institucionalizados.

Es este proceso particular que, estricta- mente, puede ser denominado como cholificación. Implica, en
consecuencia, el surgimiento de una nueva vertiente cultural en nuestra sociedad, que crece como
tendencia en los últimos años y prefigura un des- tino peruano, distinto que la mera aculturación total
de la población indígena en el marco de la cultura occidental criolla, que ha sido hasta aquí el tono
dominante de todos los esfuerzos por integrar al indígena en el seno de la sociedad peruana...

La modificación del contenido del cancionero popular peruano, con su insistencia en el tema del
cholo, en la orgullosa autoidentificación del cholo como tal, fren- te a los demás grupos, en la
crítica social y política cuyo contenido se aparta de la que proviene de la clase media urbana, en la
ridiculización de la cultura “criolla” de las ciudades de la costa y del afán imitativo de los
“aculturados”, tan contrario de la anterior actitud admirativa de los campesinos serranos, y sobre
todo, con el énfasis en el valor de las peculiaridades cultura- les del Perú y de la defensa del valor
vital de los elementos de la cultura indígena, en contra de la concepción de las clases medias y
dominantes de la cultura occidental criolla, para las cuales todo ello es folklore y es exótico.

Todo ello no es propio de la personalidad indígena contemporánea ni de la occidental criolla, así como
tampoco puede ser el resultado del proceso de aculturación. Y, desde esta perspectiva, sólo puede ser el
resultado de la emergencia de una nueva personalidad socio-cultural en la sociedad peruana.

Puede, pues, concluirse sin arriesgar mucho, que el cholo no es solamente un nuevo grupo social de
emergencia, sino que fundamentalmente es portador de una cultura de formación, integrándose con
elementos que proceden de nuestras dos culturas originales y con otros que son pro- ducto de la
elaboración del propio grupo. En tanto que esta cultura está aún en pro- ceso de emergencia y
formación, no puede esperarse que ella muestre ya una institucionalización, estructurada a nivel global.
Eso no obstante, es legítimo enfocarla como una cultura en proceso de formación, es decir una “cultura
de transición”, con las mismas connotaciones incorporadas a la noción de “sociedad de transición”.
*Sociólogo sanmarquino. Analista de los problemas políticos, culturales y sociales del Perú actual. Es
famoso por su reflexión sobre la cultura del cholo y las clases sociales y el imperialismo.

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