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TRABAJO PRÁCTICO DE

INVESTIGACIÓN
EL ROL DEL BIBLIOTECARIO POPULAR EN
LAS PROBLEMATICAS SOCIALES (POBREZA
Y DESIGUALDAD SOCIAL)

MATERIA: METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN


DOCENTE: KANDREJ ALEJANDRA
ALUMNAS: ALVAREZ ALDANA, ALVAREZ NOELIA.
INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N°56.
AÑO: 2021
Tema general: Bibliotecas populares.
Tema específico: El rol del bibliotecario de Biblioteca Popular en las distintas
problemáticas sociales (pobreza y desigualdad social).
Preguntas:
- Principal: ¿cómo se desarrolla el papel de un bibliotecario frente a una situación
social crítica?
- ¿Cuál es la misión y/o el compromiso del bibliotecario frente a una situación de
pobreza y necesidad de su comunidad?
- Teniendo en cuenta un contexto real de trabajo, ¿qué clase de apoyo comunitario,
además del informacional, cumple el profesional de una biblioteca popular?
- ¿El profesional bibliotecario se involucra personal y emocionalmente con las
problemáticas sociales que afectan a la comunidad en la que se encuentra la biblioteca?

Introducción.

A lo largo del presente trabajo investigativo recurriremos a distintas fuentes informativas


que nos permitan determinar y dar respuesta a las interrogativas que se plantean, las cuales se
refieren, principalmente, al labor y al rol social real de un profesional a cargo de una biblioteca
popular que se encuentre en un contexto comunitario de escasos recursos. Teniendo en cuenta
este escenario, podemos decir que el bibliotecario encargado no sólo deberá desempeñar las
labores propias y técnicas de un profesional de la información utilizando los limitados recursos
que posea, sino que también deberá ser capaz de construir una biblioteca que, dentro de su
comunidad, pueda ser vista como una institución social, perteneciente e interesada en ella y en
sus necesidades no sólo informativas o educativas, sino también culturales, económicas y
sociales.
Por ello, a lo largo de este trabajo analizaremos distintos casos y circunstancias a las que
se enfrentan algunas bibliotecas populares localizadas en lugares remotos y de bajos recursos a lo
largo de Latinoamérica, la ayuda y la contribución que realizan a sus comunidades y el nivel de
importancia que toman dentro de ellas.
Sin embargo, para ello, en primer lugar debemos plantearnos, ¿qué es exactamente una
biblioteca popular? ¿Qué funciones debería cumplir?

Marco teórico.

¿Qué es una biblioteca popular, según la CONABIP?

Cuando hablamos de bibliotecas populares nos referimos a una asociación civil


autónoma, creada por la vocación solidaria de un grupo de vecinos de un barrio o una localidad,
sostenida fundamentalmente por sus asociados y colaboradores. La misma tiene como enfoque
principal la educación, recreación y animación sociocultural, está abierta a todo el público.

Las bibliotecas populares en Latinoamérica poseen un lugar de gran importancia en la


comunidad, ya que no solo brinda un espacio educativo y recreativo, sino un espacio en donde se
pueden solventar necesidades como por ejemplo bibliotecas que funcionan como merenderos,
comedores, salas de asistencia médica, vacunatorios o roperos comunitarios, esto se debe a que,
además de cubrir las necesidades de información y educación en las que la biblioteca encuentra
su razón de ser, debe propulsar un sentimiento de pertenencia, seguridad, integración y refugio
en los ciudadanos de la comunidad, teniendo en cuenta todo tipo de necesidades que ésta
presente y en las que la biblioteca pueda desarrollar un papel activo en el proceso de satisfacción
de dichas necesidades.

Este es el caso, por ejemplo, de la Biblioteca Popular


“Esperanza”, situada en el partido de San Martín, provincia
de Buenos Aires, Argentina, la cual ha brindado ayuda
comunitaria durante la pandemia a través de funcionar como
un pequeño comedor comunitario y como centro de
asistencia sanitaria para los más necesitados, gracias a la
colaboración de profesionales médicos como pediatras, que
ofrecieron servicios y atención gratuita a los integrantes más
pequeños de la comunidad.
Debido al alto índice de pobreza general en la zona, que además se ha acrecentado aún
más en el último tiempo debido a la pandemia, la biblioteca decidió también tomar la iniciativa
de repartir mercadería y alimentos no perecederos a los vecinos.
Los bibliotecarios encargados mencionan también el apoyo de otras organizaciones e
individuos que prestan sus habilidades, su tiempo y su economía al servicio de la Biblioteca
Esperanza, para que juntos, sean capaces de ayudar a su comunidad. Dentro del grupo
mencionado podemos encontrar, por ejemplo, voluntarios de parroquias cercanas a la biblioteca
o voluntarios de la Universidad de San Martín, entre otros.

¿Las bibliotecas son la


solución para alejar a los niños de
las calles y luchar contra la
delincuencia?

Esta fue una iniciativa


surgida en Colombia donde en el
afán de luchar contra la delincuencia
a temprana edad se inició una
campaña llamada “Parques
bibliotecas” en los barrios más carenciados de Medellín. Los Parques Biblioteca son Centros
Culturales para el desarrollo social que fomentan el encuentro ciudadano, las actividades
educativas y lúdicas, la construcción de colectivos, el acercamiento a los nuevos retos en cultura
digital. Y también son espacios para la prestación de servicios culturales que permiten la
creación cultural y el fortalecimiento de las organizaciones barriales existentes. Estas han tenido
un gran impacto en la sociedad en general y el proyecto va creciendo día a día, ya existen cinco
parques biblioteca en diferentes comunas.
Es un gran proyecto a tener en cuenta para diferentes países que tienen mucha cantidad
de barrios carenciados.
Otro es el caso de las
renombradas “Bibliotecas de
la Calle”, que consisten en
pequeñas bibliotecas
populares que funcionan por
un corto período de tiempo
en lugares remotos y de
bajos recursos a lo largo y
ancho de toda América
Latina, sin embargo, suelen
tener lugar principalmente en los países de ingresos menores. La “biblioteca” suele consistir en
un montón de libros de toda clase apilados sobre una o varias mesas, y sillas donde los
ciudadanos puedan sentarse a disfrutar de su lectura. Suelen posicionarse, además, en plena calle
o en medio del campo, a la vista de toda la comunidad. Los ciudadanos de la comunidad,
además, suelen apoyar en gran medida a la organización de estas bibliotecas, ya que, como es de
esperarse, estas bibliotecas brindan oportunidades únicas, y muchas veces consisten en la única
conexión que niños y adultos de una comunidad en pobreza pueden tener con la imaginación, el
conocimiento y la educación, con lo cual, si bien cualquier ciudadano puede acercarse a
compartir estos eventos, la prioridad de las Bibliotecas de la Calle es llegar principalmente a los
ciudadanos más desfavorecidos.
Además, cualquier individuo alrededor del mundo puede realizar un donativo económico
a través del sitio “ATD Cuarto Mundo” para que estas bibliotecas puedan seguir en marcha
repartiendo oportunidades educativas a aquellos que más lo necesitan.

Otro claro ejemplo de contexto limitado y complicado para una biblioteca es el caso de
la Biblioteca Popular Delta del Paraná, ubicada en San Fernando, Buenos Aires, Argentina. Se
trata de una biblioteca que se encuentra en el Delta del Paraná, sobre el Río Carabelas. Es un
sector con menor circulación de personas y de visitantes que otras partes más cercanas a Tigre.
Puede accederse a esta zona por vía fluvial, mediante un viaje de dos horas en la lancha
colectiva que parte desde Tigre, o por tierra, aunque el camino es algo más complicado e incluye
dos viajes en ferry y caminos de ripio, por lo que, como podemos imaginar, es una zona de
relativamente difícil acceso, lo cual genera que conseguir los recursos necesarios para el
desarrollo de la biblioteca sea un arduo trabajo, además de los distintos factores climáticos que
pueden conllevar problemas económicos comunitarios, como sudestadas e inundaciones. A pesar
de ello, la comunidad dió inicio, en 1997, al proyecto que daría vida a la biblioteca. A través de
la colaboración de los vecinos y la escuela, que prestó un pequeño edificio donde se llevaría a
cabo la biblioteca. Es así que, a través del apoyo comunitario, la Biblioteca Delta del Paraná ha
tenido la oportunidad de crecer, acercando el apoyo educacional e informativo y el privilegio de
la imaginación a una zona de bajos recursos y difícil movilidad.
Además, la CONABIP, quien ha reconocido esta biblioteca, le ha otorgado en el año
2000 una “bibliolancha”, lo cual
permitía aún más la expansión de los
servicios y el material que la biblioteca
era capaz de otorgar a su comunidad,
acercándose a los hogares. Funcionó
hasta el 2004, cuando una falla técnica
que la biblioteca no podía solventar le
impidió seguir navegando. Sin embargo,
la biblioteca sigue funcionando y aún
trata de encontrar posibles alternativas
para que la literatura y el saber puedan seguir atravesando las aguas del Delta del Paraná para
llegar a quien lo necesite.

Teniendo en cuenta y analizando los casos mencionados y el accionar de distintas


bibliotecas populares a lo largo de América Latina, podemos decir que una biblioteca popular se
trata entonces, principalmente, de una institución social que se adentra en la comunidad,
investiga y analiza sus necesidades e intenta constantemente encontrar los recursos necesarios
para satisfacerlas lo más rápida y eficazmente posible. Para lograr su cometido, deberá analizar
sus oportunidades y fortalezas, y complementarlas con las de otras instituciones, organizaciones
y entidades corporativas o no, que deseen colaborar con el desarrollo de los distintos programas
de ayuda a la comunidad que la biblioteca popular lleve a cabo. Con lo cual, estas redes de
comunicación entre distintas bibliotecas suponen también un papel fundamental para concretar
los objetivos que persigue la organización.

Antecedentes

Cuando nos referimos a los bibliotecarios de bibliotecas populares y su rol social varios
autores ya han hablado sobre ellos y han expuesto sus opiniones al respecto.

Un análisis del papel actual de la Biblioteca Popular en Argentina como agente promotor
de transformación social.

Las Bibliotecas Populares argentinas son creadas, gestionadas y mantenidas por los
propios ciudadanos y ocupan el lugar que les corresponde a las Bibliotecas públicas en otros
países. En algunos casos cuentan con el apoyo de los Gobiernos Provinciales, Municipales y del
Gobierno Nacional a través de la CONABIP. Desde la autonomía en su gestión y su imbricación
con la comunidad, adaptan sus servicios a las necesidades de sus usuarios. Este trabajo presenta
un breve repaso por el contexto sociopolítico en el que se crean y desarrollan estas Bibliotecas y
algunas pinceladas de su historia, muestra cómo se gestionan y financian, qué organizaciones e
instituciones les dan soporte y qué leyes las regulan. Por último, y como objetivo principal, se
realiza un estudio cuantitativo, en el que han participado 140 Bibliotecas, que se complementa
con un estudio de casos concretos, que nos aporta información para analizar qué servicios
prestan y qué actividades realizan en la actualidad las Bibliotecas populares para contribuir a
transformar la sociedad en una más justa, igualitaria e inclusiva.
La Biblioteca Popular es un tipo de biblioteca particular de Argentina, aunque también se
da en menor medida en otros países de América Latina. Las Bibliotecas Populares surgen en
Argentina en 1870, con la promulgación de la Ley 419 (Anexo 1) promovida por el Presidente de
la Nación, Domingo Faustino Sarmiento, con la que creaba la Comisión Protectora de
Bibliotecas Populares.Sarmiento se inspira en los Clubes de Lectores, ideados por Benjamín
Franklin en 1727 en la ciudad de Filadelfia, y en las experiencias estadounidenses de creación de
bibliotecas en las zonas rurales y en las ciudades. Domingo Faustino Sarmiento en sus viajes a
Estados Unidos entre 1847 y 1865, tomó la idea de Bibliotecas por suscripción y la trasladó
primero a Chile y luego a la Argentina, dónde estas Bibliotecas recibieron el nombre de
“Biblioteca Popular” (Leloutre, 2006) Anterior a Sarmiento, la idea de Biblioteca pública fue
enunciada por Mariano Moreno y José de San Martín, al establecer la Biblioteca Pública de
Buenos Aires en 1810, que luego se trasformó en la Biblioteca Nacional, a la manera de las
grandes Bibliotecas europeas (Málaga, 1953). A pesar de que Sarmiento y Franklin tenían la
misma visión sobre la función de la Biblioteca en la formación de la población, las grandes
diferencias socioculturales de los países de uno y otro dieron como resultado el desarrollo de dos
instituciones totalmente distintas, las Sociedades de Lectura Norteamericanas se transformaron
en Biblioteca Públicas sostenidas por el estado, mientras que las Bibliotecas Populares argentinas
adquirieron el carácter de organizaciones privadas sin fines de lucro. Desde estas organizaciones
se crean, se gestionan y se financian las Bibliotecas populares, siendo este aspecto lo que la
diferencia del concepto que tenemos de Biblioteca Pública en los países europeos, ya que las
Bibliotecas Populares en Argentina no dependen del Estado ni es este quién decide su existencia,
sino que se crean a partir de la decisión de un grupo de vecinos de un barrio o comunidad,
constituyéndose en Asociaciones civiles sin ánimo de lucro, que se financian básicamente con
recursos propios (cuotas societarias y donaciones), que prestan servicios para la toda comunidad
sin excepción alguna y que son parte de la Comunidad, ya que surgen por decisión de esta.
Alrededor de las Bibliotecas Populares hay muchas personas trabajando, este hecho pone de
manifiesto la solidaridad y la responsabilidad asumida por las personas en el devenir de sus vidas
y las de sus vecinos. Sin el esfuerzo de las personas que trabajan en las Bibliotecas Populares y
sin el apoyo voluntario de la sociedad, sería casi imposible que se diera la existencia de un
fenómeno como el de las Bibliotecas Populares. Desde esta visión, este tipo de instituciones en
Argentina son muestra de la capacidad creadora y organizadora de la sociedad civil en pro del
bien común (Meneses Tello, 2011), son un ejemplo de solidaridad y de cohesión social así como
de democratización real del acceso a la información. Por lo tanto, en este ámbito se entiende que
el servicio de Biblioteca Popular está provisto tanto de una función social como de una
responsabilidad social, es una expresión de servicio de interés general no estatal, donde el interés
público y social y el poder del Estado se entretejen. Así, “la biblioteca popular que es, por
esencia, una biblioteca pública, define, con caracteres propios, un tipo o modalidad de biblioteca
entendida como una agencia de educación para las masas, complementaria de la escuela.”
(Buonocore, 1976, p. 86). Y añadiríamos a estas palabras de Buonocore, que en algunas
circunstancias es complementaria a los servicios sociales y culturales, e incluso en ocasiones a
los servicios de salud pública, a la vez que mantiene una muy estrecha relación con el término de
«educación popular»

Cuando hablamos de transformación social y el papel que la biblioteca popular , tiene un


papel en el proceso de transformación social, siempre que hablemos de Biblioteca en general
como lugar de acceso al conocimiento. No obstante, en la primera definición de
“Transformación social”, la Biblioteca Pública no es imprescindible en el proceso, ya que los
sectores de población acomodados y con estudios medios o superiores suelen poseer “capital
cultural”, al tener garantizado el acceso a la educación y además su posición les proporciona, a lo
largo de la vida, una transformación social” donde la Biblioteca Pública, al igual que la
investigación, juega un papel importante, ya que permite el acceso edad que se transforma cuál
es el modelo resultante que imaginamos, cuáles son los valores fundamentales que so de
transformación social a través de las actividades tradicionales de extensión cultural y extensión
bibliotecaria, ya que son por esencia las actividades en las que Comunidad y Biblioteca
interactúan más activamente y desde las que se puede observar mejor como la Biblioteca
contribuye a mejorar o enriquecer vida de la comunidad. Sin olvidar, por supuesto, su labor
desde los servicios relacionados estrictamente con la lectura. La relación constante con las
fuentes de información y la cultura; ya sea desde las instituciones públicas, o desde el ámbito
privado, al tener la posibilidad de adquirir bienes y servicios informativos y culturales (libros,
acceso a Internet, cine, televisión por cable, etc.), para cubrir sus necesidades en estos aspectos.
(Gómez Hernández, 2007). Por tanto, es desde la segunda definición de “Tr P de todas las
personas al conocimiento, independientemente de su raza, edad, sexo, religión, nacionalidad,
idioma o condición social (UNESCO, 1994); prestando un servicio esencial para aquellos grupos
que no tienen posibilidad de adquirir, o acceder por otras vías a la información, educación,
cultura u ocio. Esta doble dimensión del concepto “Transformación social” dificulta el análisis
de la función de la Biblioteca Popular como agente promotor de “transformación social”, ya que
previamente debemos plantearnos cuál es el modelo de sociedad que se transforma y están
cuestionados en la sociedad actual, y cuáles serán las nuevas formas de concebir la vida y de
producir, distribuir y consumir los bienes económicos. Una vez establecidos los puntos, inicial y
final del proceso, es cuando se analiza en qué medida la Biblioteca Popular participa o puede
participar en este asunto. Se considera que la Biblioteca participará más activamente del proceso
de transformación social a través de las actividades tradicionales de extensión cultural y
extensión bibliotecaria, ya que son por esencia las actividades en las que comunidad y biblioteca
interactúan más activamente y de las que pueden observar mejor como la biblioteca contribuye a
mejorar o enriquecer la vida de la comunidad.

El rol del bibliotecario en la inclusión social

La biblioteca como gestora de un valioso recurso público (la información) se encuentra


en una encrucijada. Por un lado, al encontrarse dentro de los objetivos de la lucha entre los
grupos sociales, debe asegurarse su neutralidad y garantizar que el bien que salvaguarda y
distribuye (vital para el desarrollo y el progreso de la sociedad) llegue a todos por igual. Por otro
lado debe lograr que la información que maneja sirva como herramienta a aquellos colectivos
exclusivos que pretenden minimizar las consecuencias de su estado y los bloqueos a los que se
ven sometidos. En ambos casos, los profesionales de la bibliotecología y la documentación
deberán apelar a su responsabilidad social, su ética profesional y su compromiso para hacer
frente a los retos y dificultades que entrañan tan complejas tareas.
La inclusión en comunidades, colectivos o cualquier otro tipo de agregado social (y la
consiguiente exclusión de ellos) son fenómenos intrínsecos a la construcción y desarrollo de
cualquier entramado humano.
Se trata de mecanismos puestos en práctica en el marco de procesos de agrupamiento
social, aquellos a través de los cuales los individuos que comparten determinadas características
e intereses se interconectan para conformar grupos de distintas magnitudes, objetivos y alcances:
colectividades étnicas y lingüísticas, congregaciones religiosas, comunidades de género, tribus
urbanas, sindicatos, asociaciones, partidos políticos, organizaciones, empresas y, en algunos
casos incluso el propio estado.
La vinculación a determinados sectores facilita al individuo una interacción social
(medida a través del grado de cohesión social) que a le abre las puertas a la socialización, el
intercambio y el crecimiento. Ello a su vez, le permite construir su identidad, un rasgo único y
personal elaborado a partir de los sentimientos, ideas y experiencias generados por la pertenencia
a los distintos colectivos a los que una persona se adscribe..

El panorama actual en relación a la idea de “exclusión social” se encuentra todavía


esbozado, aunque permite una mirada bastante impresionista del problema.

Gore y Figuereido (1997:8, 17-18) Incluyen una colección muy interesante de puntos
comunes a todas las definiciones /descripciones del término manejadas en la actualidad:
-Es un proceso/ estado negativo
, que afecta no solo a los mecanismos de distribución de recursos, sino también a las
relaciones de poder, la gestión de la información, la cultura y la construcción de la identidad
social.
-Es una característica (objetiva y subjetiva) de las personas que se sienten en situación de
inferioridad o privadas de algo material.
-Es una descripción de desventaja individual, que se manifiesta en bajos niveles de
bienestar y en la incapacidad de participar efectivamente en la vida social a través del trabajo, el
acceso a los derechos o a reclamos legales.
-Es un atributo de la sociedad que se manifiesta como un patrón recurrente de relaciones
sociales en las cuales hay individuos/ grupos a los que se deniega el acceso a bienes, servicios,
actividades y recursos asociados a lo que se entiende por ciudadanía.
La biblioteca posee los recursos necesarios para jugar un papel activo y determinante en
los procesos de inclusión social, es decir en aquellas acciones que buscan contrarrestar los
efectos de la exclusión en sus diversas formas.
Los conceptos “inclusión” y “Exclusión social” presentes en el discurso y el imaginario
socio- político moderno debe manejarse con precaución y una profunda visión crítica de la
materia, pues han sido manipulados por los estamentos políticos, administrativos y mediáticos
para dirigir la atención a la ciudadanía y sus actores sociales hacia horizontes demasiados
genéricos: tanto, que no permiten una acción puntual y exitosa por la notoria falta de límites
concretos. Mientras tanto, los mecanismos que generan, multiplican y mantienen la desigualdad
y la pobreza dentro de las sociedades humanas continúan activos, y sus efectos son cada vez más
demoledores. En la exclusión social las bibliotecas enfrentan dos tareas: garantizar su neutralidad
y usar sus recursos a favor de su comodidad. En realidad, también queda abierta una tercera vía,
emplear el saber que atesoran para transformar las propias bases de una estructura social injusta
y desequilibrada que crea y mantiene incluidos y excluidos. Pero ese sendero conduce al
territorio de las utopías, poco transitado en estos días inciertos.

Una biblioteca, un barrio, una esperanza

Este texto está conformado por el testimonio de los integrantes de la biblioteca de Bella
vista, Córdoba quienes trabajan arduamente para administrarla.

La Biblioteca Popular de Bella Vista está en el barrio de Bella Vista, ciudad de Córdoba
(provincia del mismo nombre), Argentina. Este barrio fue construido por obreros industriales que
compraron los terrenos en cuotas, en la década del veinte del siglo pasado (XX), y construyeron
sus casas haciendo trabajo de albañiles los fines de semana.
La biblioteca abrió sus puertas en el invierno de 1990. Nos llevó ocho años juntar el
dinero para comprar un depósito de forrajes con dos dormitorios, baño y cocina. Éramos media
docena de sobrevivientes de la dictadura: militantes políticos y sindicales sin partido y sin
sindicato. La biblioteca tenía una mesa grande, dos docenas de sillas, y cuatrocientos libros
acomodados en tablones que habían sido andamios.No conocíamos a nadie: elegimos el lugar
porque el barrio había sido construido y poblado por trabajadores, porque el depósito era barato,
y estaba cerca del centro. Uno de nosotros había nacido allí, pero no había vuelto desde que
cumplió doce años. Los adultos pasaban por la vereda, miraban de soslayo, seguían caminando.
Actualmente unas dos mil personas de todas las edades participan en toda clase de
actividades: los jóvenes editan una revista, tocan y cantan en una murga; y se iniciará un Taller
de la Memoria. En los grupos de cultura corporal(eso de la educación física tiene origen militar)
se puede hacer gimnasia, basket, volley, handball, prácticas de adiestramiento para el
crecimiento armónico de niños y púberes, expresión teatral para los “adultos mayores” (como se
nos dice ahora a los viejos). Chicos y grandes, mezclados, asisten a los cursos de computación:
los docentes son adolescentes del barrio que aprendieron en la biblioteca. Se puede estudiar
música (instrumental o vocal, para jóvenes y adultos), danza folklórica para todas las edades,
producción de videos documentales, inglés y francés (dirigido a facilitar las prácticas en
computación). Hay para los chicos de seis a doce años, talleres de música, plástica, lectura
literaria, y “video” (familiarización y práctica de lenguaje audiovisual). También se puede
cultivar hortalizas en la huerta orgánica, concurrir en enero y febrero a la Escuela de Verano y
preparar allí el “Piquete Creativo en Carnaval”, que recorre el barrio con zancudos, murgas,
malabares, lanzafuegos, danza de banderas. Y este año, varios grupos de vecinos se
transformaron en actores y representaron –frente a sus casas, en el recorrido de la comparsa-
cuatro obras de teatro con textos escritos por ellos mismos.
En cuanto a las características generales de los niños y adultos que asisten a los talleres,
se puede decir que en general son miembros de familias de muy bajos ingresos, con inserción en
el mercado informal de trabajo, poca calificación, baja autoestima, vínculos muy afectuosos de
los adultos con los niños pequeños, que varían bruscamente a la violencia y la arbitrariedad en
cuanto el niño puede valerse por sí mismo (7 u 8 años). La relación entre niños, entre púberes y
entre jóvenes es, en general, violenta al entrar a la Biblioteca. Se da la tendencia a formar grupos
cerrados o pequeñas bandas. Esto cambia si se integran a los talleres y cambian también algunos
valores. Pero eso es el resultado de una actividad larga y de mucha paciencia. Hemos notado que,
a través de los años, se ha creado un sentido de “pertenencia” tanto a los grupos de actividades
como a la biblioteca y ha crecido la autoestima “social”: ahora no es sólo el club de fútbol el
símbolo de “valor”, sino también la existencia de la biblioteca “la mejor de Córdoba”.
Actualmente, la Biblioteca tiene 15.000 volúmenes, inventariados, catalogados y clasificados en
base de datos por Sistema SIGEBI (Una adaptación de microisis).

Biblioteca inclusiva (Modelo para proyectos bibliotecarios de inclusión social)

Los sectores de población a los que se buscará dar cobertura con este modelo son grupos
en situación de vulnerabilidad o riesgo social. Se contempla como sujetos prototípicos a:
● Niños, adultos y familias en pobreza extrema o situación de calle
● Jóvenes en situación de farmacodependencia
● Personas privadas de libertad
● Personas desempleadas
● Comunidades indígenas
Aun cuando en las situaciones de exclusión social de estos colectivos se aprecian muchos
ingredientes comunes, como son la falta de acceso a la cultura, la carencia de formación o el
déficit de habilidades y de posibilidades para acceder a la información o utilizarla, un adecuado
enfoque del trabajo bibliotecario requiere tener en cuenta los factores desfavorables -
circunstanciales o endémicos- que están en la base de cada una de esas situaciones, y conocer y
calibrar las necesidades que cada grupo presenta, para paliar esas desventajas que repercuten en
aspectos de la vida personal, la educación y la participación –o en la falta de participación y de
sentido de pertenencia a la colectividad, sería más adecuado decir- de los individuos enmarcados
en estos grupos vulnerables. Por ello, para la puesta en marcha de proyectos bibliotecarios
destinados a evitar escenarios de exclusión, sobre todo si aquellos tienen un alcance que afecta a
una diversidad de colectivos vulnerables, se recomienda realizar una segmentación de públicos
que permita establecer las composiciones de recursos, servicios y acciones que pueden actuar de
modo más eficaz sobre los factores desventajosos propios y comunes y mitigar sus efectos.
Este modelo de proyectos para configurar una Biblioteca inclusiva para la transformación
social se conceptúa como un componente esencial de la oferta de las bibliotecas públicas que se
articula a través de una combinación de fórmulas tradicionales e iniciativas innovadoras.
Las primeras –tradicionales– se derivan del hecho de que la biblioteca, por definición, es
un espacio igualador que puede –y debe- contribuir de forma explícita a la inclusión social,
constituyéndose en una herramienta de apoyo social y educativo, paliativa de las situaciones de
inequidad. Las declaraciones al respecto de la UNESCO no pierden vigencia con el discurrir de
las décadas: “Los servicios de la biblioteca pública se prestan sobre la base de igualdad de acceso
para todas las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o
condición social. Debe ofrecerse servicios y materiales especiales para aquellos usuarios que por
una u otra razón no pueden hacer uso de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo,
minorías lingüísticas, personas con discapacidades o personas en hospitales o en prisión”. Al
contrario, se muestran más necesitadas de atención que nunca, ante escenarios socioeconómicos
que propician mayores situaciones de precariedad. En este apartado de los servicios
bibliotecarios tienen cabida las actuaciones que las bibliotecas vienen poniendo en práctica para
ayudar a que los individuos en situación de riesgo social puedan integrase paulatinamente en la
estructura socioeconómica de la comunidad en condiciones de equidad y participar de su
evolución y mejora.
Las segundas –innovadoras– están conectadas:
● Por un lado con las herramientas que el modelo ofrece para ayudar a conducir el
diseño de proyectos y facilitar el alineamiento más preciso posible con los públicos destinatarios
y los efectos que se pretende que el proyecto en cuestión tenga sobre ellos. Nos estamos
refiriendo por ejemplo a los métodos instrumentales para el contraste y chequeo de impactos, de
alianzas y de otros aspectos, que se aportan en los anexos del documento.
● Por otro lado, se refieren a enfoques novedosos de servicios y de actividades que
propone el modelo como parte del conjunto de actuaciones orientadas a esos objetivos de
inclusión y de empoderamiento ciudadano de personas en situación precaria.
El impacto de los avances tecnológicos ha provocado una transformación de la sociedad
que tiene también impactos evidentes sobre las prácticas de fomento de la lectura y de
promoción del libro. Las bibliotecas son testigos de un cambio de época donde la manera de
transmitir el conocimiento afronta el reto de complementarse con los medios tradicionales con
soportes de lectura digital y actividades ligadas a esta para toda la sociedad. De esta forma los
hábitos de lectura y escritura están experimentando una transformación histórica debido a la
irrupción cotidiana de Internet, motivo por el cual los profesionales del sector bibliotecario y
cultural tienen que apostar por la innovación con el fin de testar nuevas formas y soportes que
fomenten la lectura para diversos grupos. En el momento en que la biblioteca pública se abre a
nuevos usos y a nuevos usuarios, la función del fomento del hábito lector tendría que
impregnarse de innovación –no sólo tecnológica- y de una nueva filosofía con la utilización del
conjunto de herramientas gratuitas o de bajo coste que la biblioteca tiene a su alcance para
maximizar su presencia y mejorar su relación con los usuarios y con otras instituciones.
Para el modelo de Biblioteca Inclusiva, la innovación está fincada en aspectos tales
como:
● La vinculación con la comunidad que potencie los recursos intangibles de la biblioteca
(transmisión oral de conocimiento, reconstrucción de la memoria, historia local, identidad
cultural, etc.) Y su participación como actores y proponentes de servicios pertinentes ante las
necesidades de la comunidad.
● La formación de profesionales bibliotecarios con habilidades y herramientas para
interactuar con diversos públicos de la sociedad (niños, personas en situación de calle, personas
con discapacidad, escuelas, obreros, etc.)
● La capacitación en procesos de promoción y animación a la lectura y la escritura para
personas privadas de la libertad y personas en situación de hospitalización o tratamiento
farmacológico, a través de la biblioterapia y la literapia.
● El trabajo con otras organizaciones públicas y privadas para el establecimiento de
sinergias que potencien los activos propios.
● La tendencia al trabajo en red con diversas bibliotecas públicas que permitan a través
del encuentro e intercambio, estar al día en las tendencias bibliotecarias y estar dispuestos a
aprender, desaprender, compartir y cooperar.
Los bajos niveles de vida de algunas comunidades no integradas se reflejan en la falta de
acceso a servicios educativos, de salud, capacitación para el trabajo, cultura, deporte y
recreación; en la carencia de espacios de reunión y convivencia, así como en la escasez de
oportunidades para planear y ejecutar colectivamente proyectos encaminados a mejorar las
condiciones del entorno social y físico de su barrio, en este sentido la biblioteca pública tiene un
nicho de oportunidad que le permite cumplir con su objetivo, respaldados en el manifiesto de la
UNESCO. “La biblioteca pública, paso obligado del conocimiento, constituye un requisito
básico de la educación permanente, las decisiones autónomas y el progreso cultural de la persona
y los grupos sociales”.

Bibliografía:
ATD Cuarto Mundo. (22 de 10 de 2015). La Biblioteca de Calle, una herramienta para la
educación de todos. Obtenido de https://www.atd-cuartomundo.org/la-biblioteca-de-
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Castillo Atienza, M. J. (12 de 2011). Un análisis del papel actual de la Biblioteca Popular en
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Flier, D. (26 de 08 de 2021). Redacción. Periodismo Humano.
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