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Escobar, Ticio, “La identidad en los tiempos globales”, en El arte fuera de sí,

Asunción del Paraguay, CAV/Museo del Barro, Fondec, 2004, pp. 61-87.

1. ¿Qué significa en el texto de Escobar el concepto “más allá de la identidad”?


¿Por qué considera que las identidades están en jaque?

Las industrias culturales trajeron nuevos y poderosos factores de identificación y


creación de subjetividades, también hay una tendencia al encapsulamiento de las
identidades dado que a nivel mundial se generan nuevos proyectos de identidades
intolerantes y por el otro se afirman tendencias disgregantes que aíslan las nuevas micro
identidades en particularismos diversos.

El pensamiento sobre la identidad posee una diversidad que coinciden en que hay un
cambio en el concepto identidad-sustancia por el de identidad-constructo, preparando el
campo para entender las identidades a partir de identificaciones y posiciones variables.

➢ estos cruces han aportado algunos supuestos básicos del giro identitario: el
fin de la idea de un centro unificador previo a la historia y el reconocimiento
de múltiples modelos de subjetividad capaces de asumir el azar, el riesgo y
la ambigüedad que plantean las diferentes posiciones y los juegos diversos
del lenguaje. Las identidades no solo aparecen hoy desprovistas de espesor
metafísico, también de su aura épica. Si ya no existen identidades
esenciales, tampoco existen identidades motoras de la historia o
responsables de sus grandes causas. Promoviendo así las dispersiones. ➢
Zizek considera que el sujeto en cuanto no puede simbolizar su identidad
plena constituye una entidad paradójica: actúa como su propio negativo.
Puesto que las distintas identificaciones no son realizadas alrededor de un
centro fijo, las identidades conformadas por ellas asumen un carácter
inestable y provisional

Identidades en jaque: la idea de identidad tiende una y otra vez a volverse autosuficiente
sobre sí y hacer de sus contornos el límite de toda verdad y de sus demandas la medida
absoluta de toda práctica social. Este reduccionismo de lo particular deja la identidad
fuera del juego de las diferencias, del horizonte compartido por los otros sectores con
los que disputa o negocia posiciones y concierta estrategias.
➢ el gran reto que surge en torno al tema de las identidades es el de apuntalar la
articulación social a través de figuras que ayuden a imaginar el conjunto y
sustenten la construcción de lo público sin menoscabo de la diversidad.
➢ la posibilidad de articulación de lo particular y lo general es mirada con
desconfianza por autores que radicalizan la crítica del reduccionismo de las
identidades. Jameson y Zizek consideran que el temor paranoico de pecar de
universalismo y esencialismo ha desalojado la noción de ideología del
análisis de la cultura y fomentado la fetichización de las identidades.
➢ las luchas por las diferencias culturales no incluyen una crítica del sistema
mundial capitalista a cuyo servicio terminan: la única posibilidad que tienen
de zafarse de este papel y lograr un cambio es que sean inscriptas en la
categoría de clase.
➢ Zizek parte de la oposición hegeliana que enfrenta, por un lado, la
identificación primaria que realiza el individuo con la comunidad orgánica
de su nacimiento (la familia, la comunidad local) y por otro la identificación
secundaria con la sociedad universal. Durante el estadio moderno esta
sociedad universal equivale al estado-nación que enmarca el vínculo de las
identidades sociales particulares y provee la forma específica mediante la
cual lo particular participa en lo universal. Pero a partir del posmodernismo
la comunidad universal corresponde a la sociedad transnacional. Este
desplazamiento provoca que la identificación secundaria sea experimentada
como un marco meramente formal y pierda su capacidad vinculante.
Consecuentemente promueve el regreso a las formas de identificación
primaria (etnia, religiosas, opciones alternativas de vida).

Las críticas de Jameson y Zizek deben ser aplicadas con cuidado a realidades de
regiones periféricas a las que el concepto de multiculturalismo solo conviene de manera
parcial y forzada. Las identidades corren una suerte diferente en los países de América
latina, cuyos estados nacionales ni siquiera lograron cumplir con eficiencia un rol
mediador y cuya diversidad debe ser asumida como un factor determinante para el
análisis de sus culturas y la ejecución de cualquier proyecto democrático. Aquí es
fundamental tanto el momento de las identidades como el de su articulación de cara a la
cosa pública: en general las historias de sus países transcurren signadas por un agudo
déficit de institucionalidad que involucra el plano del estado al igual que el de la
sociedad, por eso el fortalecimiento del tejido social resulta tan necesario como la
reforma del estado.

➢ el tema de la fragmentación de las identidades plantea dos cuestiones: cómo


congeniar el discurso de las identidades sectoriales con la figura de las
grandes identidades que basadas en el territorio han tenido durante décadas
una fuerte presencia en los análisis del arte y la cultura de américa latina, la
segunda cuestión se basa en el planteamiento de cómo podrían las micro
identidades sin renegar de su posición particular, sobrepasarse en los
terrenos de la escena pública y en vistas al interés colectivo.

2. ¿Cómo caracteriza las identidades nacionales, especialmente en el caso de


Paraguay?

La vinculación del tema de la identidad con el de la nación ilustra la precariedad de los


encuadres identificatorios. La nación, proveedora tradicional de la identidad se ve
amenazada por las micro identidades y por la globalización.

➢ el retroceso de las culturas nacionales no significa su fin, sino la necesidad


de su reinscripción en contextos mas complejos que impida el cierre de sus
perfiles y las fuercen a confrontaciones multiculturales y transterritoriales.

El tema de las identidades nacionales será tratado tomando como ejemplo el caso de
Paraguay. Retomando: la oposición entre formaciones identitarias primarias e
identidades secundarias. Las primeras suponen una carga mucho mas espesa de vivencia
existencial que las segundas, cuyos contornos se encuentran definidos por ficciones
jurídicas antes que por sedimentación de experiencia colectiva. Hoy la identificación con
el relato nacional pocas veces adquiere aplicación mas concreta que la proveída por los
emblemas patrióticos y la memoria oficial.

➢ la identidad nacional puede presentarse en el deporte, el idioma (el guaraní


en el caso de Paraguay), la historia. La presencia intensa de a lengua guaraní
y la vigencia de memorias potentes, oriundas ambas del mismo mundo de
sentidos (el mestizaje) intervienen en la configuración de los imaginarios
populares y determinan sin duda estilos culturales propios.
➢ la figura de identidad nacional se recorta sobre horizontes opuestos, uno de
ellos este marcado por el nacionalismo militarista. La identidad paraguaya
es el conjunto de notas propias que define sustancial y eternamente la
manera de ser del paraguayo como un todo compacto, ajeno a los conflictos
históricos y más allá de las brutales diferencias que fracturan el tejido social.
Otro fondo sobre el que se proyecta la cuestión de las identidades nacionales
tiene que ver con ciertos movimientos compensatorios de reafirmación de
las identidades nacionales que producen la globalización y los procesos de
integración regional (en el caso del Paraguay el Mercosur).

3. ¿Cuáles son sus consideraciones sobre las relaciones centro-periferia y cómo


aborda el concepto de ‘identidades globales’?

➢ El termino identidad latinoamericana renueva equívocos y pasiones cada vez


más que aparece en escena. Tanto mentar la identidad ha fundado una cierta
autoconciencia compartida: la experiencia de un nosotros que unifica provisional
e imaginariamente a sujetos muy diversos y promueve posiciones que pueden
ser cruzadas en proyectos coincidentes. Es que la propia crisis de identidad a
forzado a la periferia a madurar discursos y vivencias acerca de un problema
considerado extraño por el centro y por eso tratado por el en forma displicente.
la oposición: enunciada desde el discurso del centro, la periferia ocupa el lugar
del otro. Este significa la inevitable espalda oscura del yo occidental: el verso de
la identidad original. El otro no representa la diferencia que debe ser asumida
sino la discrepancia que debe ser enmendada. Considerada según este esquema
dualista la identidad es un atributo fijo en el centro, la otredad, cualidad propia
de la periferia.
➢ Transterritorios: la reconfiguración de los mapas del poder mundial que
desorienta la marcha de un esquema basado en referencias territoriales. Se deben
reformular los conceptos para asumir las nuevas situaciones
transterritorializadas.
➢ Estrategias: existen aun ciudadanos de primera y de segunda, del primer y tercer
mundo, siguen divididos, aunque fuere por muros dispersos, móviles e
invisibles. El endurecimiento de las furtivas fronteras globales no hace más que
evidenciar asimetrías que nunca fueron saldadas y que no se refieren solamente a
las brutales desigualdades socioeconómicas sino a la calidad de vida y a la
dignidad humana, factores decisivos para enfatizar contrastes identitarios. No
existe un desenlace definitivo para la tensión centro-periferia.
➢ Centro regional: la instauración de un escenario regional impulsado por el
Mercosur acerca otras cuestiones al ámbito inestable donde actúan las
identidades, plantean el desafío de construir una nueva macro identidad y una
ciudadanía mercosurista, y obliga a las distintas identidades a reingresar sus
posiciones, adecuándolas al nuevo marco supranacional. El reto de construir una
identidad regional promueve cierto endurecimiento de las identidades nacionales
y parciales.
➢ Identidades globales: la cuestión que se plantea es si resulta posible convertir esa
tierra de todos y de nadie en sede de confrontaciones democráticas, en principio
constructor de ciudadanía global. El desplazamiento de lo local introduce nuevas
matrices de identidad, configuradas cada vez mas por factores transestatales,
antes que por identificaciones basadas en la pertenencia a la comunidad o la
nación.
➢ Articulaciones: la integración nacional fundamental para nuestras sociedades
frágiles y dispersas es el resultado de una tarea de construcción política que
concierte tanto a la sociedad civil, principio de iniciativa social, como al estado
responsable del rumbo colectivo. El espacio de la sociedad civil se vuelve
entonces una escena privilegiada para negociar la disputa entre las demandas
parciales y el bien común. El concepto de participación ciudadana puede actuar
como instrumento mediador entre ambas y ayudar a trabajar las identidades
como los componentes corporativos de un proyecto ciudadano amplio.
Deconstruido el concepto de ciudadanía como el de identidad, se ha vuelto así
contingente: depende de estrategias circunstanciales de sujetos que participan
desde lugares diferentes y en pos de distintas causas. Esto constituye una ventaja
en términos de pluralismo democrático, pero presenta riesgos nuevos: nada
garantiza ya el cumplimiento de un proyecto colectivo.

Giunta, Andrea, “Adiós a la periferia. Vanguardias y neovanguardias en el arte de


América Latina”, in La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros.
Reflexiones en torno a la abstracción geométrica latinoamericana y sus legados, Madrid,
Museo Centro de Arte Reina Sofía, 2013, pp. 104-117.

1. ¿Cómo se describe la contraposición entre la mirada extranjera y la mirada local


sobre el arte latinoamericano?
Cuando recorremos un museo de arte latinoamericano para mostrarle el arte local a un
colega europeo o norteamericano entrenado en el relato del arte moderno, siempre
escuchamos comentarios similares

➢ En lugar de interrogarnos con curiosidad sobre las características de las obras


que ven, sobre los artistas, los movimientos o los contextos en los que surgieron.
ordenan cada obra y cada artista como heredero o copista de algún célebre
vanguardista europeo. El repertorio es clásico y recurrente: Piet Mondrian, Max
Ernst, Joan Miró, Theo van Doesburg, Georges Vantongerloo, Paul Klee.
➢ El esquema de clasificaciones y filiaciones no sólo se organiza desde las miradas
externas, también ha permeado en las historias del arte de los países
latinoamericanos, organizadas a partir de los quiebres de las vanguardias
europeas.
➢ después de la Segunda Guerra Mundial, se estableció una relación productiva, al
tiempo que crítica, con las vanguardias históricas, y que esta relación funcionó
en todos los escenarios artísticos, incluso en los movimientos europeos y
norteamericanos
➢ voy a partir de autores que reconsideran la tradicional relación entre centros
productivos de novedades y espacios receptores e imitativos

Al acabar la Segunda Guerra Mundial, Europa se encontraba exhausta y desorientada. A


la escena artística no sólo le faltaba la fuerza para pensar idearios de futuro, sino que el
propio futuro había sido cancelado por la más brutal realidad de la guerra.

➢ América empezaba a dibujarse como el lugar en el que podrían reconvertirse


en éxitos los grandes fracasos del viejo continente. En este contexto se
reformulaban las escenas de la vanguardia en América Latina, que sostenían,
a partir de textos e imágenes, que el arte que representaban reinscribía la idea
de vanguardia en su dimensión de renovación estética y también en su
relación con la vida y con la política
➢ Hay un proceso de relectura de obras de Mondrian, Malévich o
Vantongerloo
➢ Las vanguardias abstractas latinoamericanas buscaban una innovación de sus
antecesores. Las formas del arte que desde 1944 proponía la vanguardia
abstracta en Buenos Aires servían para inaugurar la idea de un futuro que partía
del último momento de los logros europeos. Las metáforas de la
anticipación y la originalidad bastaban para encender la imaginación y
establecían criterios de valoración por sí mismas. Estas representaciones
tenían mucho de arrebato. Los artistas no se veían a sí mismos como
alumnos o continuadores. Para ellos las vanguardias europeas no eran
deudas, sino cajas de herramientas de las que se servían para formular sus
propias vanguardias.
➢ las soluciones que ofrecían y que implicaban una superación de las
cuestiones que el arte tenía que resolver para “avanzar”, en el sentido que
marcaba la idea de arte moderno.
2. ¿Cuáles son las diferencias y caracterizaciones de los términos vanguardia y
neo- vanguardia? Considera las conceptualizaciones de Bürger, Buchloh y
Foster.

Analizadas a partir de la modernidad europea, las vanguardias latinoamericanas podrían


conceptualizarse desde la perspectiva que señaló Benjamin H. D. Buchloh para referirse
a la Escuela de Nueva York en los años cuarenta y cincuenta: como su extensión
inmediata o su desarrollo lógico. En su división entre vanguardias y neovanguardias,
Peter Bürger señala que, mientras las primeras son innovadoras, críticas y cuestionan el
orden establecido, las segundas son una repetición malversada por la moda y, en tal
sentido, inauténticas.

➢ Bürger, que sólo ve fracaso en el arte de la neovanguardia, Buchloh se fija en


su capacidad de resistencia y en su potencia crítica respecto de la
espectacularización de la cultura
➢ también Hal Foster cuestiona el evolucionismo residual que percibe en
Bürger y aporta materiales para repensar la productividad de las
neovanguardias. En lugar de fijarse en los síntomas del desgaste, Foster pone
el énfasis en los de vitalidad. Da visibilidad al intercambio temporal y
conceptual entre vanguardias y neovanguardias. Dice más: es en el retorno
de la neovanguardia que las vanguardias se hacen legibles. Un retorno que
involucra una crítica de la sociedad de posguerra y la convocatoria de nuevos
públicos; en definitiva, una disputa por el significado de la cultura.

En su teoría de la vanguardia, Bürger apunta que la crítica de las instituciones del arte
(la autocrítica del sistema artístico) es un rasgo central en los movimientos históricos de
vanguardia (el dadaísmo, sobre todo). Esta crítica se expresa tanto respecto del aparato
de distribución (instituciones de legitimación del arte) como del estatus del arte en la
sociedad burguesa.

➢ Buchloh destaca la crítica que las neovanguardias hicieron de los


paradigmas tradicionales de la visualidad y, sobre todo, a partir de 1966,
con la obra de Marcel Broodthaers, Daniel Buren y Hans Haacke, su
focalización en la lógica de las instituciones con poder para determinar
las condiciones del consumo cultural

Desde los años treinta, el relato de la modernidad artística europea circuló en textos que
explicaban el orden, características y genealogías del arte moderno, en libros y
catálogos con complejos índices y cuadros sinópticos. estas guías pedagógicas que
propiciaban la idea de que el arte moderno se gestaba en París, pero era válido para el
resto del mundo (éste era el eje de su proyecto colonial), podían usarse de otro modo.
Las formas, imágenes y explicaciones del arte moderno se asumieron en su dispersión
conformando la idea de un pasado artístico que podía armarse en los nuevos contextos,
y también en aquéllos en los que habían surgido, de una manera diferente.

➢ Como señala Foster, este desarrollo podía suceder en todos aquellos


lugares en los que se hubiese asimilado la lección de la modernidad. En
todas partes y al mismo tiempo. No se trata de completar, sino de
suspender el modelo evolutivo para hacer visible la simultaneidad
histórica.
3. ¿Cómo se contraponen los conceptos de vanguardias periféricas o descentradas y
vanguardias simultáneas?

El análisis de las tensiones neovanguardistas nos permite borrar la idea de que el


conceptualismo latinoamericano es periférico respecto del norteamericano o
europeo. Todos los conceptualismos integran la formación internacional de la
neovanguardia, que en distintas escenas y en formas simultáneas, retoma, repite,
investiga, amplia y reconceptualiza el repertorio de las vanguardias históricas en
función de una multiplicidad de presentes.

La violencia de las dictaduras y el llamado a la revolución accionado desde los


distintos frentes de intelectuales, estudiantes, obreros y campesinos activó el
dispositivo antiinstitucional de las estrategias conceptuales presentes en las escenas
artísticas latinoamericanas. Tanto la experimentación con los lenguajes como las
intervenciones políticas que desde éstos se formulaban, como forma de interferir y
subvertir las instituciones del arte y el orden represivo de los estados dictatoriales,
se organizaron desde lógicas específicas, situadas, contextuales, y, al mismo tiempo,
en diálogos internacionales y regionales. Activismo y conceptualismo ponían en
escena formas de imaginación paralelas

La Segunda Guerra Mundial forzó, en un sentido, un efecto de descentramiento. La


escena latinoamericana fue simultánea a otras que se organizaban desde
percepciones semejantes del tiempo histórico. os artistas investigaron la
potencialidad de las vanguardias históricas (tanto en sus lenguajes como en las
formas de saltar más allá de las instituciones) para generar vanguardias o
neovanguardias simultáneas. Dispusieron de una cantera de recursos creativos que
activaron, trasformaron o formularon de nuevo a fin de anticipar sus propias
revoluciones.

4. Si dejamos de lado las maneras de nombrar los movimientos del arte desde la
perspectiva euro-norteamericana, ¿Qué proponemos para nombrar los
movimientos de vanguardia en el arte Latinoamericano?

Hay que colocar en primer lugar las palabras que los propios artistas nombraron lo
que hacían en América latina: universalismo constructivo, antropofagia. Romper
con la idea de estilos, tan cara a la historia del arte tal como fue concebida, en un
sentido evolutivo, por la tradición euronorteamericana, para colocar palabras
centrales para la comprensión de la cultura latinoamericana, como indigenismo.

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