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“Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE UCAYALI.

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS.

ESCUELA DE DERECHO.

________________________________________________________________________

___

“DELITOS CULPOSOS”

Dr. Jhony Joel Mauricio Prado.

DOCENTE.

Derecho Penal I

CURSO.

Andia Rodríguez Flavio Anthony.

Tenazoa Coral Luciana Sabrina.

Velasquez Satalaya Percibal

ALUMNOS.

3er Ciclo Aula “C”

CICLO

“9”

GRUPO

Pucallpa, Perú
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DEDICATORIA

A Dios por darnos la vida, a nuestros padres por

criarnos y alentarnos a superarnos día a día, brindándonos ese

apoyo incondicional que nos ayudó a estar presentes aquí hoy, a

nuestros docentes, por guiarnos en este largo camino de

aprendizaje y brindarnos sus conocimientos, a nuestra familia y

amigos, que son un pilar para nosotros y nos convirtieron en las

personas que somos hoy.


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INDICE

INDICE................................................................................................................................4

PRESENTACIÓN...............................................................................................................5

INTRODUCCIÓN...............................................................................................................6

ALGUNAS CONSIDERACIONES HISTÓRICAS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA

DOGMÁTICA PENAL DE LOS DELITOS CULPOSOS.............................................................8

CONCEPTO Y ESTRUCTURA DEL DELITO CULPOSO EN LA JURISPRUDENCIA

PENAL NACIONAL.....................................................................................................................12

CASO “ROCK EN RÍO” R.N. N° 4288-97/ SALA PENAL/ANCASH/ 13 DE ABRIL

DE 1998:........................................................................................................................................17

LA CULPA........................................................................................................................18

ELEMENTOS DE LA CULPA.....................................................................................18

CLASES DE CULPA....................................................................................................19

LAS CAUSAS DE INCULPABILIDAD......................................................................19

TIPOS DE ERROR........................................................................................................20

LA CULPA EN EL DERECHO....................................................................................20

CULPA Y SUMISIÓN..................................................................................................21

CARACTERISTICAS DEL DELITO CULPOSO...........................................................22

CONCLUSIONES.............................................................................................................25
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PRESENTACIÓN

El presente trabajo está dirigido al público en general, ya que consideramos que es un

tema muy importante y básico que toda persona, no solo las personas que estén en el ámbito del

estudio del derecho debería conocer.

En este trabajo se abordara el tema de los delitos culposos, ¿Qué son?, ¿Qué es lo que los

diferencia de un delito doloso? Y muchas otras características que es importante tenerlas en

cuenta

Como las cuatro características fundamentales para identificar a un delito culposo y no

confundirlo con uno doloso.

Esperamos enormemente que este trabajo pueda responder a todas las interrogantes y

pueda ayudarles a tener en claro todo respecto a un delito culposo.


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INTRODUCCIÓN

En el año 1930, Engisch decía que los delitos culposos eran en cierta forma extraños. El

motivo de tal afirmación se basa en que, hasta aquellos años, estos delitos eran insustanciales en

comparación a los delitos dolosos que el legislador podía permitirse tratarlos de forma superficial

y fragmentaria. De modo que, la dogmática los ponía en segundo lugar, a tal punto que fueron

denominados “los hijastros del Derecho Penal”

No obstante, la situación ha cambiado para los tiempos actuales drásticamente, dado el

progreso científico y el avance técnico que todo eso conlleva, se ha puesto a disposición del ser

humano complejos mecanismos, cuyo manejo es fuente de peligro, tanto para quien los utiliza,

como para los otros. El gran avance científico y tecnológico, en su aspecto negativo, ha

originado que la sociedad actual esté inmersa en un sinfín de nuevas amenazas y peligros a tal

punto que sea llamada como una “sociedad del riesgo”, cuya característica principal radica en

que el progreso científico-tecnológico y los riesgos trabajan juntos.

Por tanto, a la par del aumento de los riesgos, se puede observar en la dogmática penal

una continua y cada vez mayor preocupación por las conductas imprudentes. Igualmente, en la

práctica judicial se aprecia un aumento de las investigaciones y procesos que tienen raíz en este

tipo de delitos. Asimismo, su relevancia es tanto, que han pasado de ser hijastros del Derecho

Penal, a ser “hijos predilectos de la dogmática jurídico-penal”

Justamente la coexistencia y relevancia de los tipos penales culposos se establecen en la

verificación de que en nuestra sociedad las acciones peligrosas son aceptadas, pero estando

sujeto a control el riesgo producido.


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O sea, por un lado, la sociedad ha tenido la necesidad de tolerar conductas peligrosas,

pues sino, podría quedar paralizada la vida social misma. El tráfico rodado, la utilización de

maquinaria pesada en la industria, el empleo de sustancia nocivas para producir medicamentos,

son algunos de los ejemplos de lo que venimos explicando líneas anteriores, Ciertamente, ese

tipo de actividades peligrosas, al igual que amenazan la integridad de determinados bienes

jurídicos, proporcionan grandes beneficios de toda índole para el desarrollo social, por lo que no

puede prescindirse de las mismas. Existe pues en la sociedad postmoderna un riesgo permitido

para que la sociedad pueda seguir funcionando. Empero, y en segundo lugar, dicho riesgo se

encuentra sometido a control, esto es a medición de sus niveles de permisibilidad. A fin de

cuentas, el ordenamiento jurídico no incorpora una prohibición de evitar toda conducta peligrosa,

sino que, por el contrario, permite la realización de actividades en sí mismas peligrosas siempre

que se ejecuten cumpliendo determinadas medidas de precaución.

El problema radica, en los límites. Se trata de instaurar los riesgos que el sistema social

está dispuesto a tolerar y de definir como delictuales solo aquellos que excedan de lo socialmente

permitido. La culpa o imprudencia punible, de esta forma, estará asociada a aquellas actividades

riesgosas que sobrepasen el marco de la prudencia que ellas exigen.

Esta tarea de definición no es fácil, teniendo en cuenta la cantidad de actividades

riesgosas que cada día tienen lugar en el proceso social (interacción de los individuos) y la

imposibilidad humana de controlarlos, ya sea por su imprevisibilidad, o porque a las personas no

se les puede exigir, por ser psicológicamente imposible, que estén atentas en todo momento a las

posibles consecuencias de sus actos.

En nuestro Código Penal, se encuentran estipulados todos los delitos, los cuales, si son

cometidos por alguna persona, esta será acreedora de una sanción penal, que de igual forma está
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estipulada en nuestro Código, es decir solo podemos ser sancionados por conductas que estén

debidamente establecidas en el Código, gracias al principio de legalidad por el cual rige nuestro

ordenamiento jurídico.

El Código penal clasifica a los delitos según el bien jurídico afectado, así tenemos delitos

contra la vida el cuerpo y la salud, contra el honor, contra la familia, contra la libertada, contra el

patrimonio, entre muchos más; sin contar que la propia doctrina tiene distintas maneras de

clasificar a los delitos.

Dentro de las clasificaciones más relevantes tanto en la legislación como en la doctrina,

son los delitos dolosos y culposos. Así tenemos que el artículo 12º “Delito doloso y culposo” del

Código Penal establece que “Las penas establecidas por la ley se aplica siempre al agente de

infracción dolosa. El agente de infracción culposa es punible en los casos expresamente

establecidos por la ley”.

Se entiende pues, que por regla general los delitos establecidos en el Código Penal son

dolosos; serán únicamente culposos aquellos delitos que el propio Código lo diga. El ejemplo

más conocido es el delito del artículo 111 del Código Penal “Homicidio Culposo”, otro ejemplo

es el delito del artículo 124º “Lesiones Culposas”.

ALGUNAS CONSIDERACIONES HISTÓRICAS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA

DOGMÁTICA PENAL DE LOS DELITOS CULPOSOS

Históricamente la ubicación sistemática de la culpa a evolucionado desde su

encuadramiento en la culpabilidad A fines del siglo XIX y comienzos del siglo pasado hasta su

ubicación en la tipicidad desde 1930.


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Los primeros desarrollos dogmáticos importantes sobre la materia (segunda mitad del

siglo XIX) señalaban que todo lo que objetivo debía pertenecer a la antijuricidad y todo lo

subjetivo a la culpabilidad y cómo se consideraba que tanto el dolo como la culpa eran diferentes

formas de lo subjetivo, entonces eran diferentes formas de la culpabilidad. Autores como

Binding, Von Liszt y Radbruch fueron los principales representantes de esta concepción.

En 1906 Beling publicaba su fundamental obra Die Lehre von Verbrechen mediante la

cual se incorporó el tipo a la teoría del delito como categoría sistemática independiente,

defendida por el mismo como puramente objetiva, esto es desprovista de todo elemento subjetivo

-todo lo subjetivo era asignado por Beling a la culpabilidad-, y como completamente avalorada,

es decir, desprovista de todo juicio de desvalor sobre la conducta, el cual quedaba reservado para

la categoría de la antijuricidad.

Semejante concepción del tipo penal conducía inevitablemente a que esté consistiera y se

agotara en la simple causación de la conducta en él descrita, pues la causación era el dato

objetivo, perceptible a través de los sentidos, que podía coincidir o no con el comportamiento

descrito en la ley, independientemente de su consideración jurídica. Recién en la antijuricidad

debe analizarse si esa causación era además contraria a derecho y recién en la culpabilidad

determinarse se había sido cometida con dolo o culpa.

Así pues, como señalamos, el dolo y la culpa fueron concebidos como formas de

culpabilidad (hablamos aquí de la culpabilidad como categoría dogmática dentro de la teoría del

delito), ello merced a la teoría psicológica de la culpabilidad, que, respondiendo al positivismo

naturalista y al dogma causal reinante de la época, entendía que la culpabilidad se circunscribía a

una conexión causal de índole psicológica: es el relacionamiento psíquico del autor con el
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resultado externo de su conducta. Por tanto, la culpabilidad equivalía a una determinada relación

con el resultado, apreciada desde el prisma causal, y con absoluta neutralidad descriptiva.

En otras palabras, la culpabilidad era la relación subjetiva del autor con el resultado, de

modo que el juicio de culpabilidad no se hizo depender de una valoración sino de una

constatación: la existencia de un nexo psicológico entre el hecho y su autor. Se determinaba a

limitar desde el punto de vista psicológico, -o sea, en forma puramente descriptiva-, las

relaciones anímicas existentes entre el autor y el hecho cometido por él.

Así, para Liszt, la culpabilidad comprende la relación subjetiva entre el acto y el autor,

dicha relación debe ser únicamente de carácter psicológico. En igual sentido, Beling mantenía la

idea de una culpabilidad identificable como la relación del autor con el resultado, su vinculación

subjetiva con el hecho realizado, que configura, pues, una materia extraña al tipo objetivo.

Desde esta perspectiva, vinculada estrechamente con el axioma “toda culpabilidad es

culpabilidad de voluntad”, solo cabía, sin embargo, sancionar como imprudencia la llamada

culpa consciente, más no la inconsciente, pues esta supone la ausencia de toda vinculación

psicológica (no existe representación del peligro) con el resultado producido.

En 1907, Frank pública su Artículo “Über den Aufbau des Schuldbegriffs” donde crítica

la imposibilidad de que el concepto puramente psicológico de culpabilidad puede explicar el

fenómeno de la culpa inconsciente, abriéndose así por primera vez el camino hacia un concepto

normativo de culpabilidad, el cual consistía en un juicio de reproche (Vorwerfbarkeit) y no en

una relación psíquica. Este concepto de “reprochabilidad” se convierte -como lo reconoce toda la

doctrina- en el mayor aporte teórico que realiza Frank. Para este autor la posibilidad de imputarle

a un sujeto culpabilidad por la realización de una conducta prohibida, conforme a este planteó
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dogmático -tan novedoso para la época- depende de que, a causa de esa conducta transgresora,

pueda formulársele un reproche al autor.

“La concepción normativa de la culpabilidad supuso un presupuesto indispensable para

enriquecer el pobre tipo de injusto puramente causal. Para está el delito, tanto doloso como

imprudente, no tenía su fundamento en una mera constatación y descripción psicológica, sino

que suponía una valoración con carga negativa: un reproche. Está superación del naturalismo

influyó, sin duda, en la transposición de un elemento normativo como el deber objetivo de

cuidado al tipo injusto”. Al mismo tiempo la teoría normativa de la culpabilidad dejó vía libre a

la posterior disección del tipo en una parte objetiva y otra subjetiva, es decir a la teoría del

injusto personal de Welzel, tal como veremos enseguida. 

En 1930 aparece el escrito de habilitación Engisch: Untersuchungen über Vorsatz und

Fahrlässigkeit im Strafretch, en donde esté autor propone por primera vez tratar el elemento del

cuidado necesario (deber de cuidado) en el ámbito del tipo. Para Engisch el tipo no consistía en

un mero proceso causal, sino que era preciso tener en cuenta en el camino la realidad y las

valoraciones sociales. Si la norma penal prohibía conductas, la materia de prohibición no podía

ser la acusación de un resultado. sino la conducta descuidada.

A esta consideración de la culpa como elemento del tipo contribuyó en forma decisiva la

teoría final de la acción creada por Welzel, la cual, pese a sus insuperables dificultades para

explicar el delito culposo en forma coherente con sus puntos de partida fundamentales, demostró

definitivamente con su concepción del “injusto personal”, que nunca la pura causación del

resultado podría ser típicamente relevante. 

Ahora bien, a lo largo de la evolución de la dogmática del delito culposo, se ha

evidenciado su progresiva normativización, alcanzado hoy en día su máxima expresión en el


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marco de la moderna teoría de la imputación objetiva. Así, y a partir de la década de los 60, las

corrientes surgidas en Alemania después del finalismo -especialmente el funcionalismo en

cualquiera de sus vertientes- aceptan que la culpa tiene su lugar sistemático en el tipo, pero con

fundamentos distintos a los del finalismo. Esos fundamentos son los que están en la base, a su

vez, de la teoría de la imputación objetiva. 

En tal sentido muchos aspectos de la estructura del delito culposo han servido de base

para el desarrollo de sus postulados. Así, se ha llegado a la equiparación o sustitución, en

algunos casos, de la norma de cuidado por la noción de la creación de un riesgo jurídicamente

desaprobado (no permitido, típicamente relevante o socialmente inadecuado). Así, pues,

actualmente se afirma que tanto para el delito doloso como para el culposo se requiere de una

acción que realice un peligro típicamente relevante para la imputación objetiva del resultado

lesivo.

CONCEPTO Y ESTRUCTURA DEL DELITO CULPOSO EN LA JURISPRUDENCIA

PENAL NACIONAL

La jurisprudencia nacional no ha definido de modo suficiente lo que entiende por culpa.

En algunas ocasiones se ha intentado conceptuarla desde la previsibilidad objetiva en otras para

determinar la tipicidad de una conducta como si fuera culposa. Se ha recurrido. Con suma

frecuencia a la la infracción del deber. De cuidado. Asimismo, también se ha hecho uso de la

teoría de la imputación objetiva. Así se ha hablado de la creación de un riesgo jurídicamente

desaprobado para determinar la tipicidad de la conducta culposa, sin hacer alusión al deber de

cuidado y aún en otras. Se han mezclado ambos criterios. Así pues, el panorama, observar a nivel

jurisprudencial. Resulta por lo menos poco claro veamos.


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Por ejemplo, la Ejecutoria Superior del Exp. N° 8653-97-Lima se pone énfasis en la

previsibilidad objetiva, así se manifiesta lo siguiente:

“(…) Los delitos culposos pueden ser definidos como aquellos ilícitos producidos por el

agente al no haber previsto el resultado antijurídico; siempre que debiera haberlo previsto y dicha

previsión fuera posible (…)”

Igualmente, en la Ejecutoria Superior del Exp. N° 3355-98-Lima, que versó sobre un

caso de homicidio culposo se manifestó:

“El homicidio culposo, puede ser definido como aquella muerte producida por el agente

al no haber previsto el posible resultado antijurídico, siempre que debiera haberse previsto y

dicha previsión fuera posible o, habiéndolo previsto confía sin fundamento en que no se

producirá el resultado que se representa”

De igual manera en otro caso:

“(…) Las lesiones culposas pueden ser definidas como aquella lesión producida por el

agente al no haber previsto el posible resultado antijurídico, siempre que debiera haberlo

previsto, y dicha previsión fuera posible, o habiéndolo previsto, confía sin fundamento en que no

se producirá el resultado que se represente; actuando en consecuencia con negligencia,

imprudencia e impericia”.

Nuestra jurisprudencia sigue la doctrina mayoritaria en cuanto coincide sobre la

exigencia de la infracción del deber objetivo de cuidado para afirmar la tipicidad del delito

culposo. En la siguiente ejecutoria superior se hace alusión a que el agente al actuar sin la

diligencia debida viola el deber de cuidado mediante acciones que previsiblemente podían

ocasionar la muerte del agraviado:


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“Qué, para que se configure el ilícito instruido, deben concurrir los elementos objetivos y

subjetivos del tipo penal, esto es, que se produzca la muerte de una persona por el agente, por no

haber previsto el posible resultado antijurídico, pudiendo y debiendo preverlo, y en el caso de

haberlo previsto? Confía sin fundamento, que no se producirá el resultado antijurídico,

requiriéndose necesariamente un nexo de causalidad entre el comportamiento culposo y el

resultado muerte y por otro lado, se habla del comportamiento culposo, partiendo de la idea de

que el sujeto no quiso realizar el acto. Sin embargo, lo ejecutó sin la “diligencia debida”

lesionando con ello el deber de cuidado que era necesario tener con acciones que

‘previsiblemente´ podían prever la muerte de una persona; (…)”

Por su parte, la Corte Suprema también ha hecho mención únicamente el deber de

cuidado para determinar la tipicidad del delito. Éste debe cuidado de acuerdo, se configuraría por

la falta de diligencia en el actuar del agente:

“Que del conjunto de hechos que precedieron a la sustracción de la motocicleta se

evidencia una falta del deber objetivo de cuidado, pues siesta evalúa una conducta negligente

dentro del contexto situacional en que se encontraba el acusado (…) fluye que existe un descuido

y falta de diligencia con relación a la pérdida del bien, dejó la motocicleta en la calle sin

seguridad, en un lugar donde no existía vigilancia cercana y en una zona que no tenía

estacionamiento, a pesar de que a 30 m de distancia se hallaba las instalaciones de la dirección

regional de salud de Ayacucho. Que es de enfatizar que desde la óptica jurídico penal no se

sanciona el extravío de los bienes, sino en cuanto ello tenga como fundamento y antecedente la

falta de cuidado del agente del hecho punible como se acreditó en el caso concreto”.

El deber objetivo de cuidado es definido por la jurisprudencia como:


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“(…) el conjunto de reglas que debe observar toda persona al realizar una actividad

concreta a título de profesión ocupación o industria por ser elemental y ostensible en cada caso

como indicadores de pericia, destreza o prudencia (…)”.

Sin embargo, la jurisprudencia no es unánime en afirmar que la infracción del deber de

cuidado fundamental el aspecto objetivo de la tipicidad del delito culposo, pues en algunas

ocasiones se ha hecho alusión a la creación de un riesgo no permitido y no a la infracción del

deber de cuidado. En todo caso, la jurisprudencia no aclara si se trata de lo mismo. O si uno

forma parte del otro es más la falta de diligencia también se la ha invocado para indicar que con

se ha vulnerado los límites de riesgo permitido. Veamos:

“(…) si la acción se realiza con la diligencia debida, aunque sea previsible, un resultado

se mantiene en el ámbito de lo permitido jurídicamente y no se plantea problema alguno, pues la

acción objetivamente imprudente, es decir, realizada sin la diligencia debida, que incrementa de

forma ilegítima el peligro de que un resultado se produzca es, junto con la relación de causalidad,

la base y fundamento de la imputación objetiva del resultado”.

Debe observarse que en este aspecto la jurisprudencia no es pacífica, incluso ha utilizado

simultáneamente los conceptos de infracción del deber de cuidado y creación o incremento de un

riesgo no permitido, ya sea para afirmar o rechazar la imputación objetiva del resultado, así, por

ejemplo, la Ejecutoria Suprema R. N. N° 4288-97-Ancash señala que:

“(…) que, el tipo objetivo de los delitos culposos o imprudentes exige la presencia de dos

elementos: a) la violación de un deber objetivo de cuidado plasmado en normas jurídicas, normas

de la experiencia, normas del arte, ciencia y profesión destinadas a orientar diligentemente el

comportamiento del individuo, y b) la producción de un resultado típico imputable objetivamente


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a autor por haber creado o incrementado un riesgo jurídicamente relevante que sea ha

materializado en el resultado lesivo del bien jurídico (...)”

Sin embargo. En alguna ocasión, la jurisprudencia ha expuesto con acierto la relación

entre riesgo permitido y el deber de cuidado, señalando que quien no va más allá de los límites

de riesgo permitido tampoco vulnera el deber de cuidado. Así se ha dicho lo siguiente.

(…) que en la vida social moderna el riesgo de la producción de lesiones de bienes

jurídicos es paralelo al avance de la mecanización del mismo, por ello es que se autoriza la

realización de acciones que entrañan peligros para bienes jurídicos, siempre y cuando se cumpla

con ciertos cuidados, circunstancia que es conocida en doctrina como la Teoría del Riesgo

Permitido; dentro de dicha teoría debe considerarse también el comportamiento del que ha

obrado, suponiendo que los demás cumplirán con sus deberes de cuidado (Principio de

confianza); por lo que, el que obra sin tener en cuenta que otros puedan hacerlo en forma

descuidada no infringirá el deber de cuidado, de donde se concluye que, si la tipicidad del delito

culposo depende de la infracción del cuidado debido, es claro que el que obra dentro de los

límites de la tolerancia socialmente admitidos, no infringe el deber de cuidado y por lo tanto no

obra típicamente (…)”.

En definitiva, si bien la jurisprudencia no define lo que ha de entenderse por culpa, toma

como elemento propio del delito culposo la infracción del deber de cuidado, de esta manera, se

advierte la coincidencia con la doctrina mayoritaria. La moderna teoría de la imputación objetiva

ha sido recogida por nuestra jurisprudencia para el tratamiento del delito culposo a partir de

entender que se ha de verificar la creación o incremento de un riesgo penalmente relevante, que

dicho riesgo se haya materializado en el resultado y que el resultado se haya producido dentro

del ámbito de protección de la norma. Principalmente, la jurisprudencia ha puesto el acento en la


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creación de un riesgo penalmente relevante (principio del riesgo permitido) y en los casos de

atribución del resultado a la conducta de la víctima (autopuesta en peligro de la víctima). Se

advierte, no obstante, que la jurisprudencia no es uniforme en cuanto al empleo del criterio de la

infracción del deber de cuidado, pues acude simultáneamente a dicho criterio y a la creación de

un riesgo penalmente relevante, o, en algunos casos, para supuesto similares, aplica

indistintamente alguno de los dos criterios. Esta disparidad de opiniones genera una enorme

confusión en la línea jurisprudencial a seguir por los magistrados.

CASO “ROCK EN RÍO” R.N. N° 4288-97/ SALA PENAL/ANCASH/ 13 DE ABRIL DE

1998:

José Luis Soriano Olivera organizó el festival bailable "Rock en Río “que se llevó a cabo

el 03.06.1995 en la localidad de Caraz, contando con la autorización del alcalde del Concejo

Provincial de dicha ciudad. El festival se realizó en una explanada a campo abierto por las

inmediaciones de un puente colgante ubicado sobre el Río Santa.

Aconteció que un grupo aproximado de cuarenta personas en estado de ebriedad se

dispusieron a bailar sobre el mencionado puente colgante ocasionando el desprendimiento de uno

de los cables que lo sujetaba a los extremos, produciéndose la caída del puente con sus ocupantes

sobre las aguas del Río Santa. Perecieron dos personas a causa de una asfixia por inmersión y

traumatismo encéfalo craneano conforme al examen de necropsia.

Absolvieron a los encausados de la acusación fiscal por el delito contra la vida, el cuerpo

y la salud -homicidio culposo- en aplicación del instituto de imputación objetiva denominado

Competencia de la Víctima para excluir tipicidad de la conducta de quien actuó a propio riesgo

en virtud de su ámbito de responsabilidad preferente:


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“(…) No puede existir violación del deber de cuidado en la conducta de quien organiza

un festival de rock con la autorización de la autoridad competente, asumiendo al mismo tiempo

las precauciones y seguridad a fin de evitar riesgos que posiblemente pueden derivar de la

realización de dicho evento, porque de ese modo el autor se está comportando con diligencias y

de acuerdo al deber de evitar la creación de riesgos (…)”

“(…) la experiencia enseña que un puente colgante es una vía de acceso al tránsito y no

una plataforma bailable como imprudentemente le dieron uso los agraviados creando así sus

propios riesgos de lesión. En consecuencia, la conducta del agente de organizar un festival de

rock no creó ningún riesgo jurídicamente relevante que se haya realizado en el resultado,

existiendo por el contrario una autopuesta en peligro de la propia víctima, la que debe asumir las

consecuencias de la asunción de su propio riesgo (…)”

LA CULPA

La culpa es una imputación que se realiza a alguien por una conducta que generó una

cierta reacción. También se conoce como culpa al hecho que es causante de otra cosa.

Por ejemplo: “La familia del actor asegura que la estrella se suicidó por culpa del acoso

periodístico”, “Mi abuelo tuvo que abandonar el país por culpa de la persecución política”, “La

televisión no sirve más por culpa de la tormenta eléctrica que quemó los circuitos”

ELEMENTOS DE LA CULPA.

Conducta (activa u omisiva). Para que se configure la culpa es necesario que exista una

conducta voluntaria, es decir, que la acción u omisión que realiza el sujeto activo debe poder ser

referida a la voluntad del ser humano.


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Nexo Causal. Se define como el nexo o relación que existe entre el hecho que causa el

daño y el daño en si, es una relación de causa efecto, esta relación causal permite establecer

hechos susceptibles de ser considerados hechos determinantes del daño.

Daño Tipico. Es la lesión a un interés jurídicamente protegido.

Falta de previsión. Es necesario que el hecho no deseado sea la consecuencia de un

comportamiento voluntario, contrario a las normas o reglas de conducta que imponen al hombre

una actuación prudente y diligente en forma tal de evitar hechos dañosos.

CLASES DE CULPA.

La culpa consciente. Es aquélla en que el resultado es previsto, pero no deseado por el

sujeto activo

La culpa inconsciente. Es aquella en que el resultado no ha sido previsto ni ha sido

querido.

Por la intensidad se distingue entre la culpa lata que es aquella en que el resultado dañoso

podría haberse previsto por cualquier persona, la culpa leve que es aquella en que el resultado

hubiera sido previsto por persona diligente y la culpa levísima donde solo una diligencia

extraordinaria hubiera podido prever el hecho.

LAS CAUSAS DE INCULPABILIDAD.

Las Causas de Inculpabilidad son hechos que absuelven al sujeto en el juicio de reproche

porque destruyen el dolo o la culpa. Destruyen el vínculo ético y psicológico que se requiere para

la existencia del delito.

Son causas de inculpabilidad:


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Error de prohibición. Es la valoración de la conducta frente al ordenamiento jurídico en

su totalidad, comprendiendo que el error no solo como la significación antijurídica general del

hecho, sino como el error sobre la personal legitimación del autor para llevarlo a cabo.

Error Esencial. El error será esencial cuando recaiga sobre alguno de los elementos

constitutivos del tipo penal, o bien, sobre una circunstancia agravante o sobre la antijuridicidad

del hecho.

El miedo grave o el temor fundado. Excluyen el carácter delictuoso del resultado tipico,

cuando el agente ejecuta los hechos ilícitos bajo un estado psicológico que nulifica su capacidad

de entender y querer tanto la acción como su resultado.

No exigibilidad de otra conducta. Elimina la culpa a partir del análisis particular de

hechos en que las circunstancias en que se comete una acción delictiva, no permite exigir al

sujeto activo, el comportarse de manera distinta.

TIPOS DE ERROR.

Error de Hecho. Se considera como la falsa representación de la realidad que recae sobre

situaciones fácticas. El error de hecho es generalmente un vicio del consentimiento,

Error de Derecho. Es la falta de conocimiento o ignorancia sobre la norma jurídica que

regla el acto; por ejemplo, no conocer las normas que rigen la capacidad de las partes para

celebrar el acto o desconocer que aceptar una herencia en forma pura y simple significa obligarse

por las deudas sucesorias. En principio nadie puede excusarse en un error de derecho.

LA CULPA EN EL DERECHO

En el ámbito del derecho, la culpa hace referencia a la omisión de diligencia exigible a un

sujeto. Esto implica que el hecho dañoso que se le imputa motiva su responsabilidad civil o
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penal. La culpa, por lo tanto, consiste en la omisión de la conducta debida para prever y evitar un

daño, ya sea por negligencia, imprudencia o impericia.

La culpa implica un accionar imprudente y descuidado. El dolo, en cambio, está dado por

el conocimiento y la voluntad de realizar una conducta punible que constituye un delito. Un

hombre que dispara contra otro tiene intención de herirlo (existe dolo); en cambio, si una persona

está limpiando un arma y se dispara por error, es culpable, aunque no exista el dolo.

CULPA Y SUMISIÓN

Si bien en la vida en sociedad es necesario que todos pongamos nuestro granito de arena

para poder llevar una existencia ordenada, a veces confundimos armonía con sumisión.

FORMAS DE LA CULPA

Negligencia: Descuido en el actuar. Omisión consciente, descuido por impericia o dejar

de cumplir un acto que el deber funcional exige. En materia penal, es punible.

Imprudencia: Punible e inexcusable negligencia con olvido de las precauciones que la

prudencia vulgar aconseja, la cual conduce a ejecutar actos que se realizan sin la diligencia

debida y que son previsibles desde un punto de vista objetivo, siendo considerados como delito.

Impericia: Falta de pericia, sabiduría, práctica, experiencia y habilidad en una ciencia o

arte.

Inobservancia: Consiste que, al desempeñar ciertas actividades o cargos, el sujeto omita

cumplir los deberes impuestos por los reglamentos u ordenanzas.

CLASIFICACIÓN DE LA CULPA POR SU GRAVEDAD

Es muy importante la clasificación de la culpa por su gravedad, dado que en muchas

ocasiones los contratos eximen de responsabilidad para ciertos grados de culpabilidad. Es

habitual la distinción entre:


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Culpa grave o lata.

Culpa leve.

Culpa levísima.

En muchos casos la jurisprudencia (y a veces la ley) hace equivaler la culpa grave al

dolo. Realmente, no se está haciendo equivaler ambos conceptos, pero, en la práctica, y dado que

probar la intención es sumamente difícil, se entiende que una culpa grave o muy grave se

asemeja demasiado a una actuación intencionada, dado que es difícil comprender que se haya

hecho de forma involuntaria

CARACTERISTICAS DEL DELITO CULPOSO

Para que un delito pueda ser considerado como culposo debe presentar una serie de

características; el daño, la causalidad, la intencionalidad y la previsión.

Daño: El daño se produce cuando se provoca un perjuicio, ya sea a una persona o a una

propiedad, el daño puede ser actual si es que se genera en el momento, emergente si pudiera

darse en un futuro, o lucro cesante.

Tenemos que tener en claro que es el daño emergente y el lucro cesante.

El daño emergente es el perjuicio derivado de una actuación negativa sobre una persona

o bien patrimonial. Para reparar este daño es necesario una indemnización.

Ejemplo: Cuando una persona atenta con un bien ajeno y genera mucho daño a este bien,

el causante debe de indemnizar los daños ya sea pagando por el bien totalmente nuevo o su

reparación.

El lucro cesante viene a ser un daño patrimonial que consiste en la ganancia que se ha

dejado de obtener como consecuencia de un acto ilegal, el incumplimiento de un contrato o un

daño ocasionado por un tercero.


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Ejemplo: Cuando una persona atenta contra otra o un bien que le genera lucro al

propietario, sea por ejemplo un fotógrafo, que vive de las fotos que él toma. Este fotógrafo hizo

un arreglo con una escuela para que pueda tomar fotos a los estudiantes en una ceremonia muy

importante, y este cobraría cinco soles por foto y daría cierta parte a la escuela, hasta ahí todo

bien, pero pasa que una persona justo ese día le rompe su única cámara ya sea por accidente o

adrede y ahora el fotógrafo ya no puede tomar las fotos y todo lo que él podría haber ganado, ya

no lo hizo. Entonces el responsable tiene que reparar los daños causados al patrimonio del

fotógrafo, pero además tiene que indemnizar el lucro cesante del camarógrafo, por lo que el

camarógrafo tiene que sacar un aproximado de cuanto iba a ganar ese día y exigir al que daño su

patrimonio lo indemnice.

Causalidad: La causalidad es cuando el delito culposo se produce por un motivo

concreto, ya sea una acción u omisión de una conducta. Entre las causas más frecuentes esta la

imprudencia, si se prueba que el sujeto ha actuado de manera temeraria y sin tomar ninguna clase

de precaución, también tenemos a la impericia, cuando el sujeto realiza una acción sin estar

capacitado para ello. Por ejemplo, los accidentes de tránsito causados por personas que no

cuentan o no han aprobado el carnet de conducir.

Básicamente para que algo pase debe tener una causa para que produzca un efecto. Si una

persona conduce a excesiva velocidad y choca a otro y le genera la muerte, la causa seria la

excesiva velocidad ligada a la imprudencia del conductor, y la consecuencia viene a ser la muerte

de un tercero que para su infortunio se topó con un imprudente. Las relaciones de causa- efecto

pueden ser directas o indirectas, directa cuando ejerce su efecto en ausencia a otros factores o

variables intermediarias.

Indirecta cuando ejerce su efecto vía factores o variables intermediarias.


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Intencionalidad: La intencionalidad es fundamental a la hora de cometer un delito como

culposo o imprudente. El causante del delito no debe tener voluntad alguna de causar un daño,

engañar a otra persona o incumplir una obligación. Esta parte es clave ya que es lo diferencia a

un delito culposo de uno doloso.

Si el causante tiene la voluntad de hacer daño, ya no estamos hablando de un delito

imprudente, sino de uno doloso he ahí la importancia que tiene este punto. El delito no es el

mismo si alguien con total intención dispara hacia otra persona, que alguien que no sabe manejar

un arma de fuego, sin querer dispara por la falta de experiencia o por el desperfecto del arma de

fuego.

Incluso no necesariamente el que causa el daño tiene la culpa de tal daño, puede ser por

imprudencia del agraviado también. Alguien que cruza la calle sin mirar si se aproxima un

vehículo y lo hace de una manera intempestiva, alcanza a ser arrollado por un vehículo y muere

es culpa del imprudente y el conductor no tiene ninguna responsabilidad en este caso.

Previsión: La previsión es también otra de las causas ya que supone que el causante

debería haber previsto los riesgos de su acción.

Por ejemplo: aquel que conduce a excesiva velocidad y termina arrollando a una persona

que iba a cruzar la calle de manera intempestiva y en medio de la pista, sin hacer uso del cruce

peatonal. Aquí la responsabilidad es compartida, el conductor debió prever que ir a tal velocidad

es riesgoso tanto para él, como para el resto de personas; y el peatón debió prever que cruzar en

esas condiciones es peligroso, por algo se hicieron los cruces peatonales.

Si el conductor hubiese estado en una velocidad moderada, dentro de los parámetros de la

calle, toda la responsabilidad hubiera caído en el peatón, no existiría una pena para el conductor.
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Por otro lado, si el peatón respetaba las normas y usaba el cruce peatonal, cruzaba

estando en rojo el semáforo, viendo para sus lados y llega a ser arrollado, la responsabilidad es

enteramente del conductor, por lo que, si se ocasiona un daño, ya sea físico o material, el

conductor debía responder por esto.

No solo constituye delito imprudente un hecho determinado, sino también la omisión de

las diligencias que se le puedan exigir a alguien por un acto determinado. Esta omisión también

puede derivar en la responsabilidad penal de un delito.

CONCLUSIONES

Ahora bien, a lo largo de la evolución de la dogmática del delito culposo, se ha

evidenciado su progresiva normativización, alcanzado hoy en día su máxima expresión en el

marco de la moderna teoría de la imputación objetiva. Se entiende pues, que por regla general los

delitos establecidos en el Código Penal Peruano son dolosos; serán únicamente culposos aquellos

delitos que el propio Código lo diga. El ejemplo más conocido es el delito del artículo 111 del

Código Penal “Homicidio Culposo”, otro ejemplo es el delito del artículo 124º

“Lesiones Culposas”.

Si bien la jurisprudencia no define lo que ha de entenderse por culpa, toma como

elemento propio del delito culposo la infracción del deber de cuidado, de esta manera, se advierte

la coincidencia con la doctrina mayoritaria. La moderna teoría de la imputación objetiva ha sido

recogida por nuestra jurisprudencia para el tratamiento del delito culposo a partir de entender que

se ha de verificar la creación o incremento de un riesgo penalmente relevante, que dicho riesgo

se haya materializado en el resultado y que el resultado se haya producido dentro del ámbito de

protección de la norma.
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La culpa se clasifica en culpa mediata, e inmediata; la culpa derivada del hecho ilícito; y

la culpa lata leve y levísima.

La culpa son unos de los elementos en que se fundamentan el juicio de culpabilidad, es

decir, los que hacen posible la formulación del juicio de reproche en el que radica la esencia de

la culpabilidad.

La culpa, es como una tercera forma de participación psicológica del sujeto en el hecho,

se encuentra la preterintencional.

El delito culposo, para que se lo considere así debe contar con cuatro características que

son muy propias de este tipo de delito, las cuales son: daño, causalidad, intencionalidad y

previsión.
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