Diócesis de Machala

CUID
ME

YO

O
+ Ángel Sánchez

Semanario Litúrgico • Director: P. Luis Ricchiardi, sdb. • N.º 3058 • Tiraje: 350 000 5 de diciembre de 2021
Edita: Centro Salesiano de Publicaciones Pastorales José Ruaro
Telf.: 02-250-6248 opción 3 o ext. 30151 / 22201 / 22202 / 02-250-6251 Cel.: 098 351 6617
II Domingo de Adviento
correo-e: luzdeldomingo@salesianos.org.ec Ciclo C
Impresión: Editorial Don Bosco-Centro Gráfico Salesiano. Cuenca

Es necesaria una pronta conversión

montes y colinas» exige quitar todo obstáculo
del camino que conduce a la santidad; despo-
jarse de todo lo que retarda o impide la llega-
da del Señor a nuestros corazones. «Rellenar
los valles y abismos» supone revestirse de las
virtudes que apresuran su llegada a nuestra
vida. Es necesaria una continua conversión,
para revestirse de la justicia que viene de Dios.
¿De qué debemos despojarnos y de qué
debemos revestirnos? Debemos despojar-
nos de la impaciencia con que tratamos a al-
gunas personas y revestirnos de paciencia y
de un trato más afable; debemos despojarnos
Ilustración: CSPP

del egoísmo y apego a los bienes materiales

para revestirnos de actitudes de generosidad
y desprendimiento; debemos despojarnos
«Todos verán la salvación de Dios». de la búsqueda desordenada de satisfaccio-
nes sensuales para revestirnos de actitudes
El eco de la predicación del Bautista lle- que custodien la pureza de vida; debemos
ga hasta nosotros en este segundo domin- despojarnos de la insensibilidad frente a las
go de Adviento. El Precursor, que recibió de necesidades del prójimo y revestirnos de la
Dios la misión de preparar al pueblo elegido solidaridad concreta; debemos despojarnos
para la venida del Salvador prometido, nos de los chismes, de la difamación, de las pa-
renueva también, hoy el llamado a la con- labras no edificantes o groseras para reves-
versión, a disponer los corazones para salir tirnos de un silencio reverente y de palabras
al encuentro del Señor que viene. que busquen siempre la edificación del próji-
La obra de reconciliación, iniciada por mo; debemos despojarnos de resentimientos
Dios en cada uno de nosotros, no debe de- y rencores para revestirnos de sentimientos
tenerse ni descuidarse en ningún momento. de perdón y misericordia ante los demás.
Debe avanzar y progresar hasta que alcan- Si de verdad queremos que el Señor venga
cemos la plena madurez de Cristo, de tal y permanezca en cada uno de nosotros, lim-
modo que cada cual pueda repetir con el piemos el corazón de aquello que es obstáculo
apóstol: «Vivo yo, mas no yo, sino que es para que haga de nuestra vida su tabernáculo;
Cristo quien vive en mí». revistámonos cada día de Cristo, de su justicia,
Para acoger al Señor, es necesario «en- de su caridad, de su paciencia, de todas las
derezar las sendas torcidas y allanar los ca- virtudes que vemos brillar en él.
minos»; en palabras del Bautista, «Abajar los Diác. Diego Romero Jaramillo
 5 de diciembre de 2021
º Ritos iniciales
Guía: Hermanos, iniciemos revisando
nuestra vida: ¿Cómo hemos vivido la pri-
mera semana de Adviento? ¿Estamos dis-
puestos y abiertos a la llamada del Señor?
Manifestemos nuestra alegría cantando.
1. RITO DE ENTRADA
Presidente: El Señor Jesús, que viene a
salvarnos, esté con todos ustedes.
Asamblea: Y con tu espíritu.
2. RITO PENITENCIAL
Para celebrar dignamente estos sagrados
misterios reconozcamos nuestros peca-
dos. (Un momento de silencio).
Presidente: Tú que viniste a visitar a tu
pueblo con la paz: Señor, ten piedad.
Asamblea: Señor, ten piedad.
Presidente: Tú que viniste a salvar lo que
estaba perdido: Cristo, ten piedad.
Asamblea: Cristo, ten piedad.
Presidente: Tú que viniste a crear un
mundo nuevo: Señor ten piedad.
Asamblea: Señor, ten piedad.
Presidente: Dios todopoderoso, tenga
misericordia de nosotros, perdone nues-
tros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Asamblea: Amén.
3. ORACIÓN COLECTA
Presidente: Dios omnipotente y miseri-
cordioso, te pedimos que, en nuestra
marcha presurosa al encuentro de tu Hijo,
no tropecemos con impedimentos terre-
nos, sino que Él nos haga partícipes de la
ciencia de la sabiduría celestial. Él, que
vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de
los siglos.
Asamblea: Amén.
Liturgia de la Palabra
Guía: Cuando se proclama la Palabra de
Dios en la celebración litúrgica, es el mismo
Cristo quien nos evangeliza. La Palabra
de Dios que vino sobre Juan Bautista en
aquel momento concreto de la historia de
Israel, resuena hoy para nosotros en esta
celebración. Abramos nuestro corazón a
la escucha de la Palabra.
4. PRIMERA LECTURA Ba 5, 1-9
Lector: Lectura del libro del profeta
Baruc.
Jerusalén, despójate de tus vestidos de
luto y aflicción, y vístete para siempre con
el esplendor de la gloria que Dios te da;
envuélvete en el manto de la justicia de
Dios y adorna tu cabeza con la diadema de
la gloria del Eterno, porque Dios mostrará
tu grandeza a cuantos viven bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre: «Paz
en la justicia y gloria en la piedad».
Ponte de pie, Jerusalén, sube a la altu-
ra, levanta los ojos y contempla a tus hijos,
reunidos de Oriente y de Occidente, a la
voz del Espíritu, gozosos porque Dios se
acordó de ellos. Salieron a pie, llevados por
los enemigos; pero Dios te los devuelve
llenos de gloria, como príncipes reales.
Dios ha ordenado que se bajen todas
las montañas y todas las colinas, que se
rellenen todos los valles hasta aplanar la
tierra, para que Israel camine seguro, bajo
la gloria de Dios. Los bosques y los árbo-
les fragantes le darán sombra por orden
de Dios. Porque el Señor guiará a Israel
en medio de la alegría y a la luz de su
gloria, escoltándolo con su misericordia y
su justicia.
Palabra de Dios.
Asamblea: Te alabamos, Señor.
5. SALMO DE RESPUESTA Salmo 125
Salmista: Grandes cosas has hecho por
nosotros, Señor.
 II Domingo de Adviento - Ciclo C
Asamblea: Grandes cosas has hecho
por nosotros, Señor.
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio,
creíamos soñar; entonces no cesaba de
reír nuestra boca, ni se cansaba entonces
la lengua de cantar. R.
Aún los mismos paganos con asombro
decían: «¡Grandes cosas ha hecho por
ellos, el Señor!». Y estábamos alegres,
pues ha hecho grandes cosas por su
pueblo, el Señor. R.
Como cambian los ríos la suerte del desier-
to, cambia también ahora nuestra suerte,
Señor, y entre gritos de júbilo cosecharán
aquellos que siembran con dolor. R.
Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al
regresar, cantando vendrán con sus gavillas. R
6. SEGUNDA LECTURA Fil 1, 4-6.8-11
Lector: Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los filipenses.
Hermanos: Cada vez que me acuerdo
de ustedes, doy gracias a mi Dios, y siem-
pre que pido por ustedes, lo hago con gran
alegría, porque han colaborado conmigo
en la causa del Evangelio, desde el primer
día hasta ahora. Estoy convencido de que
aquel que comenzó en ustedes esta obra,
la irá perfeccionando siempre hasta el día
de la venida de Cristo Jesús.
Dios es testigo de cuánto los amo a
todos ustedes con el amor entrañable con
que los ama Cristo Jesús. Y esta es mi
oración por ustedes: Que su amor siga
creciendo más y más y se traduzca en un
mayor conocimiento y sensibilidad espiri-
tual. Así podrán escoger siempre lo mejor
y llegarán limpios e irreprochables al día
de la venida de Cristo, llenos de los frutos
de la justicia, que nos viene de Cristo
Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios.
Asamblea: Te alabamos, Señor.
7. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Asamblea (cantando): Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rec-
tos sus senderos y todos los hombres
verán al Salvador.
Asamblea: Aleluya, aleluya.
8. EVANGELIO Lc 3, 1-6
† Lectura del santo Evangelio según
san Lucas.
Asamblea: Gloria a ti, Señor.
En el año decimoquinto del reinado del
César Tiberio, siendo Poncio Pilato pro-
curador de Judea; Herodes, tetrarca de
Galilea; su hermano Filipo, tetrarca de las
regiones de Iturea y Traconítide; y
Lisanias, tetrarca de Abilene; bajo el pon-
tificado de los sumos sacerdotes Anás y
Caifás, vino la Palabra de Dios en el
desierto sobre Juan, hijo de Zacarías.
Entonces comenzó a recorrer toda la
comarca del Jordán, predicando un bau-
tismo de penitencia para el perdón de los
pecados, como está escrito en el libro de
las predicciones del profeta Isaías: «Ha
resonado una voz en el desierto: Preparen
el camino del Señor, hagan rectos sus
senderos. Todo valle será rellenado, toda
montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se
hará derecho, los caminos ásperos serán
allanados y todos los hombres verán la
salvación de Dios».
Palabra del Señor.
Asamblea: Gloria a ti, Señor Jesús.
9. PROFESIÓN DE FE
10. ORACIÓN UNIVERSAL
Presidente: Con amor de hijos e
hijas, elevemos nuestras peticiones
al Padre, diciendo: Padre, escúchanos.
Asamblea: Padre, escúchanos.
1 Por el Papa, los obispos y los respon-
sables de la evangelización, para que,
viviendo una permanente conversión,
 seamos modelos en el seguimiento de
Cristo. Oremos al Señor.
2 Para que María Inmaculada nos ayude a
ser disponibles a lo que Dios espera de no-
sotros. Oremos al Señor.
3 Por todos los marginados, los pobres,
los enfermos: para que sientan cercano
a Cristo que mostró su predilección por
todos ellos. Oremos al Señor.
4 Por las familias: para que, en sus hogares,
sigan acercándose más a la Palabra de Dios
y fomentando la oración. Oremos al Señor.
Presidente: Gracias, Padre bueno, por
demostrarnos que tu amor es más grande
que todo lo demás y que siempre nos ofreces
tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Asamblea: Amén.
Liturgia de la Eucaristía
11. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acoge, Señor, con bondad nuestras
humildes oraciones y ofrendas; y al
vernos tan desvalidos y sin méritos
propios, socórrenos con la ayuda de
tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Asamblea: Amén.
12. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados por estos manjares celes-
tiales, te suplicamos, Señor, que, por la
participación en este sacramento, nos
enseñes a apreciar sabiamente los bienes
terrenales, y a aferrarnos a los bienes del
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Asamblea: Amén.
Despedida
Guía: Adviento, un camino hacia la Na-
vidad como encuentro con Cristo en los
hermanos, y con los hermanos.
Evangelio y Vida
«Nuestra meta es llegar a Dios,
el camino recto para hacerlo es Cristo»
En este segundo domingo del tiempo de Ad-
viento, estamos invitados a elegir siempre lo
mejor para poder llegar «limpios e irrepro-
chables al día de la venida de Cristo».
• Juan Bautista empezó a predicar un bau-
tismo de penitencia para el perdón de los
pecados por toda la comarca del Jordán.
Anunciaba la voluntad reconciliadora de
Dios, preparando así el terreno para Jesús.
• Lo dicho por el profeta Isaías utiliza figu-
ras de la orografía para hacer notar que
el Señor quiere traernos su salvación
de una manera directa, sin obstáculos,
ya que él desea que todos los hombres
vean su salvación y la experimenten.
Que el Señor nos ayude a evitar los
caminos enredados en los que solemos
meternos, para seguir de verdad
el camino recto de Jesús.
Tomado de Misal de la Obra Nacional de la Buena Prensa - México D. F.

Tiempo Litúrgico: II Tiempo de Adviento Liturgia de las Horas: II Semana

SANTORAL
L 6 SAN NICOLÁS, OBISPO
M 7 SAN AMBROSIO, OBISPO
M 8 INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA
J 9 SANTA NARCISA DE JESÚS MARTILLO
V 10 SANTA EULALIA
S 11 SAN DÁMASO I, PAPA
D 12 III DOMINGO DE ADVIENTO
LECTURA DIARIA
Is 35, 1-10/ Sal 84/ Lc 5, 17-26.
Is 40, 1-11/ Sal 95/ Mt 18, 12-14.
Gn 3, 9-15.20/ Sal 97/ Ef 1, 3-6.11-12/ Lc 1, 26-38.
Is 41, 13-20/ Sal 144/ Mt 11, 11-15.
Is 48, 17-19/ Sal 1/ Mt 11, 16-19.
Sir 48, 1-4.9-11/ Sal 79/ Mt 17, 10-13.
Sof 3, 14-18/ Sal Resp. Is 12/ Fil 4, 4-7/ Lc 3, 10-18.
PALABRA DE FE
Nuestro Dios viene a salvarnos.
Ya viene el Señor a renovar el mundo.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravil as.
Bueno es el Señor para con todos.
Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Ven, Señor, a salvarnos.
El Señor es mi Dios y salvador.
 C UI D
ME
Grupo

YO

O
Editorial
Don Bosco

Inmaculada Concepción de María

8 de diciembre

María fue protegida del pecado ori-

ginal y personal, limpia de toda man-
cha de cuerpo, alma y entendimiento,
en atención a los méritos de Jesucris-
to Salvador del género humano, por
gracia y privilegio de Dios.

María fue concebida inmaculada-

mente, para ser Madre del Salvador,
«llena de gracia».

Esta gracia era apropiada para ser

una «morada apropiada» para el Hijo
de Dios.

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