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“Vio una gran multitud y se conmovió”

(Mc 6,34)

Espiritualidad
en la acción social
[darío mollá llácer, s.j.]

M
iles de religiosos y religio- cias económicas y sociales por las
sas en todo el mundo y, por que estamos atravesando1. A todas
supuesto, también en Espa- ellas y ellos van dedicadas, con ad-
ña, están entregando día a día su miración y gratitud, estas reflexio-
vida en el servicio a los más po- nes sobre la espiritualidad en la
bres. Un servicio hecho en el nom- acción social, reflexiones que pre-
bre y al modo del Señor Jesús. Un tenden ser “ayuda” para su tarea
servicio que es especialmente di- cotidiana y para la vivencia interior
fícil y necesario en las circunstan- de esa tarea.

FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013 1


espiritualidad
en la acción social

A modo de presentación:
¿Para qué una
“espiritualidad”
de la acción social?

¿Para qué sirve abordar el tema


de la espiritualidad en la acción so-
cial? ¿Qué es lo que esta reflexión
puede aportar a personas y vidas
ya muy implicadas y entregadas en
lo cotidiano? Evidentemente, no se
trata de aportar una motivación,
pues la realidad muestra que esa
motivación ya está dada y además
es operante, hasta el heroísmo en
muchos casos. Otra cosa es que es-
tas reflexiones puedan reforzarla o
fortalecerla, algo que nunca viene
de más, y menos aún en estos mo-
mentos tan complicados.
Creo que reflexionar sobre la es-
piritualidad de la acción social y for-
talecer el talante espiritual de nues-
tro servicio y apostolado social nos
puede ayudar en tres dimensiones,
complementarias e interactivas, que
son muy importantes en él:

• Hacernos presentes en la acción


social nos pone en contacto día La espiritualidad en la acción social pretende
a día con personas y situaciones
muy vulnerables, que han sido
darnos algunas claves de un modo de acercamien-
puestas y viven al límite de sus to tal que hace bien al golpeado, al marginado y
posibilidades humanas. Y cuan-
do nos acercamos a esas perso-
excluido, al que ha sido puesto en el límite
nas es muy importante acertar en
nuestras actitudes y modos de si-
tuarnos ante ellas y con ellas, pa- un modo de acercamiento tal que cuestionados en nuestros modos
ra que nuestra cercanía sea, en hace bien al golpeado, al margina- de entender la vida y de afrontar-
verdad, sanante y humanizado- do y excluido, al que ha sido pues- la. Y puestos en crisis también en
ra, no sea que, por falta de deli- to en el límite. nuestras convicciones y creencias
cadeza o por ignorancia, les cau- más hondas e íntimas. Esos gol-
semos aún más daño o más dolor. • En el contacto personal y com- pes, más allá del inevitable dolor
Cuanto más vulnerable, débil y prometido con quienes sufren en que siempre generan al ser pade-
pobre es una persona, tanto ma- carne propia y con dolor la injus- cidos, pueden tener efectos dispa-
yor debe ser nuestra delicadeza ticia de la sociedad, cuando dicho res según cómo los elaboremos.
con ella, nuestro respeto, el cui- acercamiento es auténtico y sin- Nos pueden destruir, porque son
dado con el que nos acercamos. cero, también nosotros mismos golpes duros, o nos pueden ha-
La espiritualidad en la acción social somos golpeados y cuestionados. cer más fuertes, más humanos,
pretende darnos algunas claves de Golpeados en nuestra sensibilidad, más auténticos en nuestra vida

2 FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013


Dios pone al alcance de quien se
acerca a sus hijos más débiles la
gracia de encontrarse con Él. Pe-
ro, para experimentar esa gracia,
se nos pide que nos acerquemos a
ellos de una determinada manera,
con unas determinadas actitudes.
Nuestra acción social está llama-
da a ser experiencia de Dios, ex-
periencia mística y de comunión
con Él y con nuestros hermanos:
lo será, efectivamente, si nuestro
acercamiento es el de los “limpios
de corazón” (Mt 5,8). La espiritua-
lidad en la acción social pretende
ayudarnos a actuar y mantenernos
en nuestro servicio a los pobres en
esa limpieza de corazón y de acción,
que es, siempre, como nuestra pro-
pia libertad, una limpieza amenaza-
da. Así nuestra acción social podrá
ser lugar de encuentro con Dios.

Planteadas las maneras en que


la espiritualidad en la acción social
puede ayudarnos en el día a día de
la misma, su finalidad, me dispon-
go a subrayar algunos aspectos que
y en nuestra fe. Nos pueden des- la promesa de encontrarnos con me parecen más importantes y/o
trozar o nos pueden transformar. Jesús cara a cara2. El encuentro urgentes de esa espiritualidad. No
La espiritualidad en la acción social con Dios es siempre gracia, nun- pretendo hacer una descripción ex-
pretende ayudarnos a vivir nuestra ca automatismo. Pero para reci- haustiva de las posibles caracterís-
acción social de tal modo que haga bir la gracia hay que “disponerse”. ticas de la misma; quien desee una
de nuestra experiencia en ella una
experiencia de crecimiento en hu-
manidad y de maduración de nues-
tra entrega y de nuestra fe.

• “Tuve hambre y me distéis de co-


mer (…) lo que hayáis hecho a es-
tos mis hermanos menores me lo
hicisteis a mi” (Mt 25,35.40). Más
allá de ser un decisivo criterio de
discernimiento y de juicio, estas
palabras de Jesús son también
una promesa de encuentro con Él.
En el servicio al que tiene ham-
bre y sed, al desnudo, al foras-
tero, al encarcelado, nos es dada

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espiritualidad
en la acción social

explicación o un listado más com- nuestros bienhechores, nues- lo el comienzo, pero poco a poco va
pletos puede consultar la bibliografía tros amigos e incluso miembros haciéndose raíz en el amor a Cristo
que aparece al final2. Yo voy a hacer de nuestras familias”3. pobre. Un amor que se alimenta en
una selección de rasgos. Una selec- la contemplación pausada y cons-
ción absolutamente intencionada y Por eso nuestro apostolado social tante de su amor por los pobres y
guiada por un doble criterio: crite- necesita un cimiento bien sólido. Y de su forma de acercarse a ellos,
rio de importancia en sí mismo y/o ese no es otro que el amor perso- en la convivencia con Él “que, sien-
criterio de urgencia en este momen- nal a Cristo pobre. do rico, por nosotros se hizo pobre”
to concreto que estamos viviendo. (2Cor 8,9), en la experiencia perso-
nal de encuentro con Él en la ora-
ción y en la vida toda.
1. Arraigados/as en
el amor a Cristo pobre En ese amor a Cristo pobre se des-
encadena un proceso que tiene ma-
Una buena casa necesita bue- nifestaciones y consecuencias muy
nos cimientos, esos cimientos só- importantes:
lidos de los que habla el evangelio y • Crecer en el amor a Cristo pobre
que hacen que “ni lluvia ni vientos” nos va a llevar a amar cada día
amenacen su solidez (cf. Mt 7,25). más hondamente a los pobres,
Esos cimientos sólidos son tanto Las raíces son algo que va cre- que son “sus amigos”, sus prefe-
más necesarios cuando la casa es- ciendo y fortificándose poco a po- ridos, su gente… Y a amarlos con
tá construida en un lugar abierto a co (cf. Mt 13 4-8). Es tarea de toda la misma delicadeza, con la mis-
los vientos y las tormentas. Nues- la vida el que nuestra raíz, nuestro ma libertad y con la misma en-
tro apostolado social no será nun- amor a Cristo pobre vaya profundi- trega que Jesús los amó. Pasan
ca fácil, no se puede pretender que zándose. Es normal que al comienzo a ser nuestros “amigos”, nuestra
lo sea cuando vamos a compartir la nuestra acción social responda más gente. No son simplemente “be-
suerte de aquellos y aquellas que a impulsos: generosos, pero impul- neficiarios” o “usuarios” u “ob-
más golpeados son por la vida, que sos; o que quizá sea simplemente jetos de nuestra caridad”, como
más injustamente tratados son. Las un conjunto de experiencias pun- tantas veces sucede. Y estable-
dificultades vendrán de fuera y bro- tuales; o incluso que sea algo más cemos con ellos una relación de
tarán también en nuestro interior; “ambiental” que interno a la perso- auténtica amistad. Hasta el punto
algunas nacerán fuera de nuestra na; o que resulte ser una búsqueda que hablamos de dos amores in-
casa y otras se presentarán desde personal presentada como afán de separables: el amor a Jesucristo y
dentro de nuestras propias institu- servicio. No pasa nada si eso es só- el amor a sus amigos los pobres.
ciones y/o comunidades. Me permito
citar unas claras y lúcidas palabras
del P. Peter-Hans Kolvenbach, an-
terior Superior General de la Com-
pañía de Jesús:

“Si deseamos trabajar por la


justicia de una forma seria y
hasta las últimas consecuen-
cias, la cruz aparecerá de forma
inmediata en el horizonte. (…)
Veremos levantarse contra no-
sotros a aquellos que en la so-
ciedad industrial de hoy practi-
can la injusticia, o aquellos que
por otra parte son considera-
dos como excelentes cristianos
y que quizá hayan podido ser

4 FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013


• En esa dinámica y relación de social sea, de verdad, evangélica y pre: hagamos el trabajo que haga-
amistad con los pobres, situados fuerte en una sociedad que cons- mos y vivamos donde nos toque vivir.
ya en el plano de la convivencia, tantemente se la está negando de Nuestros mismos votos religiosos
el diálogo y el intercambio huma- palabra y/o de hecho. se cargan de un sentido nuevo y se
no con ellos, vamos haciéndonos integran entre ellos desde el amor a
progresivamente conscientes de Por sintetizarlo de algún modo: Cristo pobre y a sus amigos los po-
sus valores, que tantas veces son se va produciendo en nosotros una bres, nuestros “superiores”.
ocultados por sus carencias, y que profunda transformación personal.
no descubriremos si no entramos Los pobres no son ya para nosotros
en diálogo con ellos, como le su- una actividad más en nuestra vida, 2. Viviendo con
cedió a Jesús con aquella mujer o un espacio de nuestro tiempo, o agradecimiento
cananea (cf. Mt 15,21-28). La dig- un compartimento de nuestro cora- el don de la vocación
nidad de los pobres será entonces zón. Van entrando en el centro de a la acción social
para nosotros, no solo un principio la vida y del corazón y afectando a
teórico o ideológico, sino una ex- nuestra manera de ser y de vivir, a Es muy importante que vivamos
periencia personal. Y ese conven- nuestra manera de pensar y de ac- nuestra llamada al servicio de los
cimiento íntimo de la dignidad de tuar, a nuestro modo de ser perso- pobres y la posibilidad de llevarlo a
los pobres, de todos ellos, más allá nas y de ser cristianos, a nuestras cabo como un don, como un regalo
de su aspecto o de sus carencias, valoraciones y juicios, a nuestros que nos es hecho, con un profundo
es básico para que nuestra acción intereses y proyectos. Y para siem- sentido de agradecimiento. Porque

Los pobres no son ya para nosotros una actividad más en nuestra vida, o un espa-
cio de nuestro tiempo, o un compartimento de nuestro corazón. Van entrando en
el centro de la vida y del corazón y afectando a nuestra manera de ser y de vivir,
a nuestra manera de pensar y de actuar, a nuestro modo de ser personas y de ser
cristianos, a nuestras valoraciones y juicios, a nuestros intereses y proyectos.
FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013 5
espiritualidad
en la acción social

el agradecimiento es la fuente de
donde brotan, con espontaneidad y
abundancia, cosas tan importantes
en el trato con las personas como
la generosidad, la alegría, la estima
del otro, la gratuidad, la incondicio-
nalidad, la perseverancia…
Es un peligro vivirnos o situarnos
en la acción social como “héroes”,
como personas que hemos accedi-
do a ella porque tenemos más mé-
rito o sensibilidad que los demás;
situarnos o vivirnos como los me-
jores, los “ejemplares” en una so-
ciedad mediocre e insolidaria. Si me Aquí encontramos
permitís expresarlo en forma algo
caricaturesca, es peligroso formu- muchos rostros que
larnos a nosotros mismos cosas co- han salvado su bon-
mo “¡qué buenos y qué estupendos
somos nosotros que nos dedicamos dad y su ternura de
a los pobres!”, “¡qué contentos de- los golpes recibidos.
ben estar ellos de que alguien tan
valioso como yo trabaje a favor su- La capacidad festiva
yo!”. Obviamente pocos son tan ne- sorprende en vidas
cios de llegar a expresar estas for- repercusiones muy negativas en
mulaciones tal cual, pero sí que, con enteras asaltadas. aquellas personas a las que deci-
más frecuencia de la deseable, se mos que queremos ayudar.
perciben discursos internos de es-
El humor rompe en Desde ese modo inadecuado de
te tenor. Discursos que se perciben muchas ocasiones las situarnos nos creemos con dere-
en el exterior por las consecuencias cho a exigir a los otros que compen-
de los mismos.
situaciones extremas. sen nuestro compromiso (“¡parece
El problema de este tipo de acti- Los golpes de la codi- mentira que me hagan esto a mí,
tudes no es sólo, ni principalmen- con lo que yo he hecho por ellos!”),
te, un problema de orgullo o engrei-
cia o de la naturaleza nos sentimos facultados para todo
miento personal (que también), sino, arrasan con todo en tipo de reproches o descalificacio-
sobre todo, el que a medio y largo nes, entramos en una dinámica de
plazo ese modo de situarse tiene unos minutos, pero pedir compensaciones afectivas y
desde las raíces brota efectivas, nos reservamos el derecho
a abandonar o desertar en función
la resistencia y la ca- de nuestros cansancios o convenien-
pacidad de recomen- cias (“¡hasta aquí hemos llegado, y
nadie me puede pedir más!”), etc.
zar de nuevo. Sucede, en definitiva, que lo que
acaba pesando en nuestras decisio-
nes y acciones somos nosotros mis-
mos y no lo que ha de ser primero,
que es la pobreza, el sufrimiento, la
dignidad quebrada de las personas
a las que queremos ayudar.
Nuestra llamada interior al tra-
bajo con los pobres y las víctimas
de la sociedad es un don que, si lo

6 FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013


ser experiencia, y no meramente
un tópico ideológico o un sonsonete
voluntarista, requiere su tiempo. Se
valora, en verdad, más allá del día a
día y más lejos que la inmediatez…
Entonces sí nos damos cuenta y po-
demos contar con verdad y desde el
corazón cosas como éstas:

“En la cultura popular encon-


tramos una solidaridad que en-
frenta las emergencias de cada
jornada y que permite sobrevi-
vir. Nadie sabe cómo circula la
ayuda discreta que respeta la
dignidad herida del que no con-
sigue para la comida o la me-
dicina. Aquí encontramos mu-
chos rostros que han salvado
su bondad y su ternura de los
golpes recibidos. La capacidad
festiva sorprende en vidas en-
teras asaltadas. El humor rom-
pe en muchas ocasiones las si-
hemos recibido y sabemos acoger- en la del heroísmo personal… Pero tuaciones extremas. Los golpes
lo, cuidarlo, hacerlo crecer, se con- hay que examinar si vamos efecti- de la codicia o de la naturaleza
vierte en uno de los mayores dones vamente avanzando en ese camino. arrasan con todo en unos minu-
que se nos pueden dar en la vida. Y Porque, incluso maduros, nos sor- tos, pero desde las raíces bro-
si algo debemos sentir en el caso de prendemos de vez en cuando con ta la resistencia y la capacidad
haberlo recibido, no es otra cosa que rebrotes de actitudes que creíamos de recomenzar de nuevo. Por
ser unos privilegiados. Abrumados superadas. la mañana un ciclón arrasa un
por el misterio de haber recibido y También nos ayuda a crecer en cultivo. Por la tarde se puede
seguir recibiendo cada día algo tan el sentido del don de nuestra voca- empezar a preparar la siem-
valioso sin que hayamos hecho na- ción social la constatación de to- bra de nuevo”4.
da por nuestra parte para recibirlo. do aquello que vamos recibiendo y
El descubrimiento y la vivencia de descubriendo en la cercanía de los Pero aquello que confiere a nues-
la vocación a la acción social como pobres. Una constatación que para tra vocación social un alcance y una
un don es, por supuesto, tarea de profundidad determinantes, aque-
toda la vida, y tiene que ver tam- llo que la fortalece y la hace sóli-
bién con la madurez personal y es- damente estable, es cuando ella
piritual. Es normal que al principio misma se convierte en experiencia
los sentimientos no confesados ni “mística”. Obviamente, no utilizo la
explicitados de heroísmo, de com- palabra mística en un sentido bur-
paración con otros, de gustarnos a do y deforme que sería hacer equi-
nosotros mismos… estén más pre- valente a lo que nos transportara a
sentes y activos, sobre todo si en- otro mundo; la utilizo en su sentido
tramos jóvenes en el mundo de la más hondo y verdadero, el que hace
acción social o si lo hacemos desde referencia a la “unión”. A la unión
contextos en que este compromi- y comunión entre personas que, a
so es llamativo o excepcional. Con partir de la convivencia mutua, van
el tiempo vamos madurando y en- acercando sensibilidades, deseos,
trando más en la lógica del don que corazones.

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espiritualidad
en la acción social

Ya no estamos en la lógica del


cumplimiento más o menos heroi- la verdad de nuestro servicio. ¿Có-
co, ni tan siquiera solo en la lógica mo responder o ayudar al otro en su
más pura y limpia del don: hemos necesidad, si no dedicamos tiempo
ido más allá. La experiencia mística y no ponemos atención en captar-
en la acción social se da cuando la la? Servir no es demostrar nuestras
entrada de los pobres en nuestra vi- habilidades ni llevar adelante nues-
da es tan interior que nos desposee tros planes preconcebidos: todo eso
y nos libera a nosotros mismos de no es servicio, por muy satisfechos
nosotros mismos, y ya no miramos que nos deje, si no responde verda-
por nuestros ojos, ni valoramos con deramente a la necesidad del otro.
nuestra lógica, ni amamos solo des- El talante contemplativo hará que
de los afectos de nuestro corazón. nuestra sensibilidad se vea “afecta-
El don se ha hecho carne de nues- da” y que nuestro “amor a los po-
tra carne y sangre de nuestra san- bres” sea, de verdad, “amor”. ¿Qué
gre; parafraseando a San Pablo, no quiero decir con eso? Algo muy sen-
soy yo quien vive, es Él, el “pobre y cillo y muy obvio: el “amor” es sen-
humilde”, y sus amigos “los pobres” timiento, afecto, pasión, movimiento
quienes viven en mí. El don se va del corazón, preferencia, cuida-
convirtiendo en Eucaristía. sino que es capaz de escuchar los do… Si no nos “dejamos afectar”,
gestos, las expresiones del rostro, el “amor a los pobres” acaba sien-
los silencios, y así captar también lo do fórmula, retórica, tópico… Y sólo
3. Con un talante que las palabras no aciertan a ex- es eso, y nada más que eso, cuando
contemplativo presar o lo que las palabras escon- el dolor de los pobres no nos due-
den; en un “poner todos los senti- le, ni su indignación nos indigna, ni
El “talante contemplativo” es im- dos” en captar la realidad de la otra sus carencias nos desposeen o nos
portante en cualquier forma de vida persona y de las circunstancias pa- hacen vulnerables.
cristiana, pero es más importante sadas o presentes que es ineludi- “Dejarse afectar” es permitir que
aún, si cabe, cuando nuestra voca- ble tener en cuenta para acompa- el mundo de nuestros afectos (nues-
ción cristiana se realiza en el día a ñarla y ayudarla. tro mundo más nuestro, más ínti-
día de la acción social. ¿Por qué? En El talante contemplativo lo ad-
ella nos encontramos con personas quirimos mediante el silencio, la
muy frágiles, muy golpeadas, muy contemplación y la convivencia. El “Dejarse afectar” es, en
vulnerables… Ello –como decíamos silencio en el cual, al acallarnos a suma, dejar que el pobre
al comienzo de esta reflexión- nos nosotros mismos, nos hacemos ca-
obliga a una especial delicadeza y paces de dar entrada y acoger la entre en nuestra vida…
atención para poder ayudar a estas realidad del otro; la contemplación
personas; para acertar, en la me- como ejercicio paciente y constan-
dida de nuestras posibilidades, en te de mirar hacia fuera con aquella
ofrecerles aquello que realmen- “atención amorosa” que decía San
te están necesitando y que esté en Juan de la Cruz, atentos al gesto y
nuestras manos. Para que efecti- al detalle en el que descubrimos lo
vamente nuestra acción sea servi- auténtico de las personas; la con-
cio, porque es respuesta a sus ne- vivencia que es compartir vida, las
cesidades. experiencias más sencillas y coti-
Ese talante contemplativo se con- dianas de la vida para poder, en al-
creta en una mirada que es capaz de gún momento, entender y compar-
atravesar las apariencias y que huye tir aquellas otras experiencias que
de la superficialidad de las primeras son determinantes en la vida de las
impresiones y de los juicios preci- personas.
pitados; en una capacidad de escu- Solo la profundidad y la calidad
char que no escucha sólo palabras, de nuestra contemplación aseguran

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mo, más personal…) sea trastocado, El talante contemplativo se concreta en una mirada
transformado, herido por los pobres
y sus sufrimientos. El evangelio de que es capaz de atravesar las apariencias y que huye
Jesús habla reiteradas veces del de la superficialidad de las primeras impresiones y
“conmoverse las entrañas” de Je-
sús al ver el sufrimiento de los más de los juicios precipitados
pequeños y pobres de su pueblo. Sí;
“dejarse afectar” son entrañas que
se conmueven, revolución interior y, Pienso que este “dejarse afec- no podemos orar del modo que orá-
¿por qué no decirlo?, dolor de estó- tar”, importante siempre, es espe- bamos, y que cosas que nos parecían
mago… Cuando eso sucede es que cialmente necesario en estos tiem- muy claras se nos oscurecen, y que
nuestra acción social es amor; si pos difíciles que nos está tocando nos sentimos distantes de amigos
no, es burocracia o beneficencia o vivir. Porque sólo en la medida en que formaban parte de nuestro mun-
paternalismo. que nos sintamos “afectados”, per- do y de los que cada vez, con dolor,
maneceremos. Permanecer en las nos sentimos más lejanos, y tantas
circunstancias presentes tiene unas cosas más que cambian… Yo creo
exigencias, unos costos añadidos, que. Incluso, miramos a Dios de otra
que sólo consentiremos en aceptar manera… y lo importante es enton-
si nos sentimos “afectados” por el ces y, pese a todo, seguir mirándole.
sufrimiento de los pobres. Benedicto XVI lo formula con mu-
Vivimos momentos en los que se cha hondura:
nos predica, y se nos impone, una
“lógica” (que tiene su “lógica”, cla- “Deberíamos permanecer con
ro…, que tiene sus argumentos y ra- esta pregunta ante su rostro, en
zones…) que deja a los pobres en su diálogo orante: ‘¿Hasta cuándo,
sufrimiento o lo aumenta. “Dejarse Señor, vas a estar sin hacer jus-
afectar” es experimentar el recha- ticia, tú que eres santo y veraz?’
zo interior a esa lógica y pregun- (cf. Ap 6,10). (…) los cristianos
tarse y buscar y estudiar y propo- (…) aunque estén inmersos co-
ner una lógica que no genere tanto mo los demás hombres en las
sufrimiento… dramáticas y complejas vicisi-
“Dejarse afectar” es, en suma, de- tudes de la historia, permane-
jar que el pobre entre en nuestra cen firmes en la certeza de que
vida… Y cuando el pobre entra en Dios es Padre y nos ama, aun-
nuestra vida es para revolverla… De que su silencio siga siendo in-
repente nos encontramos con que ya comprensible para nosotros”5.

FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013 9


espiritualidad
en la acción social

4. En constante
discernimiento

El discernimiento es una necesi-


dad permanente en una espiritua-
lidad cristiana madura. Pues el dis-
cernimiento no es otra cosa que el
amor vivido en madurez y en liber-
tad. El discernimiento busca con-
cretar el amor en las circunstancias
personales, sociales, eclesiales en
que la persona vive. El amor, pa-
ra ser real, necesita ser concre-
tado: un amor que no se concre-
ta acaba siendo palabra vacía, se
“evapora”. Como ya dijo San Igna-
cio, el amor auténtico ha de ser una
discreta caritas, una caridad que pa-
sa por el discernimiento.
Benedicto XVI lo ha expresado de
modo precioso en su encíclica La
Caridad en la Verdad: El discernimiento busca incidir lo más evangélica-
“(…) La caridad no excluye el sa- mente posible en una realidad concreta; el diálogo
ber, más bien lo exige, lo pro- es una necesaria mediación eclesial y ayuda a evitar
mueve y lo anima desde den-
tro. El saber nunca es sólo obra los peligros de autoengaño en sus variadas formas
de la inteligencia. Ciertamente,
puede reducirse a cálculo y ex-
perimentación, pero si quiere ¿Cuáles son los elementos que y ayuda a evitar los peligros de au-
ser sabiduría capaz de orientar integran ese discernimiento? Los toengaño en sus variadas formas.
al hombre a la luz de los prime- sintetizaba muy concisa y exacta- En el contexto en el que estamos
ros principios y de su fin último, mente el documento “La Iglesia y desarrollando estas reflexiones nos
ha de ser ‘sazonado’ con la ‘sal’ los pobres”, documento que publi- vamos a referir básicamente al nivel
de la caridad. Sin el saber, el ha- có la Comisión Episcopal de Pasto- personal del discernimiento. Pero
cer es ciego, y el saber es esté- ral Social en 1994, y que ha sido re- sin olvidar, por su importancia, un
ril sin el amor. (…) No existe la cientemente objeto de estudio por la discernimiento “institucional” sobre
inteligencia y después el amor: revista de Cáritas Española Corin- la acción social de nuestros institu-
existe el amor rico en inteligencia tios XIII: “(…) diálogo, análisis deta- tos en unos momentos en que tan
y la inteligencia llena de amor”6. llado de la realidad y oración al Es- amenazadas están, incluso en su
píritu Santo, que debe ser el guía de misma supervivencia, sus iniciati-
Ese discernimiento necesario en nuestra actividad cristiana” (nº 61). vas sociales. Otra cosa es señalar lo
todos los ámbitos de la vida cris- La oración hace el discernimiento que son los matices y procedimien-
tiana lo es también, por supuesto, propiamente tal y no una simple de- tos propios de un discernimiento
en la acción social. Y lo es más aún liberación; el análisis de la realidad institucional con respecto al per-
en este tiempo de crisis, desorien- es condición indispensable, pues lo sonal, tema muy importante y deli-
tación y desolación en sus variadas que el discernimiento busca es inci- cado pero que excede al objeto de
formas. Por eso, una espiritualidad dir lo más evangélicamente posible esta reflexión.
en la acción social debe prestar es- en una realidad concreta; el diálogo Señalamos a continuación algu-
pecial atención al discernimiento. es una necesaria mediación eclesial nas de las preguntas o de los con-

10 FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013


Hay que cuidar un modo evangé-
lico del acercamiento al débil y
de encuentro con él: un modo de
hacer que sea respetuoso de su
dignidad y promueva su autono-
mía humana7; un modo evangéli-
co que es muy cuidadoso en evitar
dependencias efectivas y afecti-
vas y en afirmar la gratuidad. Es-
tos tiempos difíciles que vivimos
nos pueden tentar de actuaciones
precipitadas, que no respeten ade-
cuadamente la singularidad de ca-
da persona; y también en quienes
se acercan a nosotros les pueden
tentar de dinámicas de dependen-
cia y /o pasividad;

• va muy ligado este discernimiento


al examen de nuestra “rectitud de
intención” en el acercamiento a los
tenidos que puede tener el discer- ra que a cada uno le tocase un pe- pobres, una rectitud de intención
nimiento propio de la acción social: dazo” (Jn 6,7). Se nos pide gene- que no está asegurada, sin más,
rosidad para poner en juego todo por el mero hecho de dedicarnos
• el análisis o diagnóstico sobre qué aquello que tenemos, pero tam- a la acción social. Como bien sa-
es aquello que está realmente su- bién lucidez para ver dónde lo po- bemos por experiencia, dentro de
cediendo en relación a la situación nemos; cuando menos podemos personas e instituciones que tra-
y los sufrimientos de los pobres, llegar a todo, más necesario es bajan en la acción social también
las causas de todo ello y la exis- acertar con aquello en lo que va- existen búsquedas muy interesa-
tencia o no de posibles alternati- mos a actuar; das, manipulaciones e incluso gen-
vas… No cabe duda que en este te que hace su “negocio” (econó-
momento proliferan análisis par- • el discernimiento sobre el “mo- mico o de otro tipo) a costa de los
ciales e interesados que ocultan o do” de hacer las cosas. Los modos pobres. Aunque no lleguemos a
enmascaran las verdaderas cau- son muy importantes para quie- esos extremos, siempre hemos de
sas de la situación de crisis o que nes queremos hacer acción so- estar “vigilantes” sobre si aquello
la presentan como una situación cial desde el evangelio de Jesús. que nos mueve sigue siendo “la pu-
ineludible o inevitable…;

• el discernimiento sobre qué es lo


que podemos y debemos hacer
en una situación en la que, cla-
ramente, las necesidades des-
borden nuestras posibilidades. La
tensión entre necesidades y posi-
bilidades es una tensión de siem-
pre. Ya en el evangelio tenemos
una clara muestra de esta situa-
ción en el episodio de la multipli-
cación de los panes: “Doscientos
denarios de pan no bastarían pa-

FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013 11


espiritualidad
en la acción social

ra intención del divino servicio” o de antemano ni son siempre fáci- gélica. La esperanza no es inge-
sobre si no hay faltas de libertad les. Pero el buen discernimiento nuidad ni ignorancia, no enterarse
o miedos que perturban nuestro nos proporciona la confianza y la de la realidad ni asumirla, sino que
pensar y nuestro obrar; paz de sabernos guiados, en medio carga con ella, asume el presente y
de nuestra perplejidad, desconcier- espera desde el dolor del presen-
• será necesario discernir también, to u oscuridad, por el Espíritu que te. La esperanza no son falsas y su-
de modo particular mientras dura condujo a Jesús a través de un de- perficiales palabras de consuelo de
esta situación de crisis y dificul- sierto que no es sólo un lugar físi- quien no se vincula al sufrimiento
tad, qué medios hemos de poner co, sino un lugar vital8. del pobre; muy al contrario, eso no
en juego, qué recursos es más o es esperanza sino cinismo; no hay
menos lícito buscar y obtener y esperanza si esas palabras bonitas
con qué procedimientos (porque 4. Una esperanza o “consoladoras” van desprovistas
no todo vale…) y con qué compa- “recuperada” de responsabilidad y compromiso.
ñeros (personales e instituciona- Esperanza no es un mero y vacuo
les) queremos colaborar y pagan- Los tiempos difíciles son tiempos optimismo, o un simple cálculo de
do qué precios; para la esperanza. Para la auténti- posibilidades positivo.
ca y evangélica “esperanza”. El do- Y cuando cimentamos nuestra es-
• sin duda ninguna, en nuestra ac- cumento ya citado de “La iglesia y peranza en nuestros éxitos (reales
ción social se nos van a plantear los pobres” dedica sus últimos nú- o aparentes, presentes o futuros),
conflictos: de intereses, de valo- meros (146-154) a hablar de la es- en nuestros buenos resultados, en
res, entre personas, entre per- peranza, siempre necesaria cuando las alabanzas ajenas… construimos
sonas e instituciones; y también se trabaja por la justicia del Reino una falsa esperanza sobre un fun-
tensiones entre apuestas y pro- y se quiere apostar por los pobres damento de arena que no resistirá
nunciamientos personales e ins- con la entrega de la propia vida. Y las primeras contrariedades, o las
titucionales, entre modos a veces lo hace en términos muy hermosos circunstancias adversas, ni los fra-
muy diversos de ver las cosas en- y con una gran abundancia de mati- casos (también reales o aparentes)
tre compañeros/as o entre noso- ces: esperanza y confianza en Dios, o las críticas, a las que tan sensi-
tros y las instituciones a las que esperanza y humildad, esperanza y bles somos cuando vivimos centra-
pertenecemos. paciencia, esperanza y perseveran- dos en nosotros mismos9.
cia… Vale la pena su lectura. En este tiempo difícil (¿ha habido
Es amplio el abanico de cuestio- Pero, además, creo que las difí- alguna vez un tiempo fácil para los
nes y, por tanto, permanente la ne- ciles circunstancias que estamos pobres y para quienes se compro-
cesidad de situarnos en clave y ta- atravesando son una oportunidad meten a acompañarlos y ayudarlos,
lante de discernimiento. Porque las de “purificar” nuestra esperanza a compartir vida con ellos?) tenemos
soluciones ni vienen siempre dadas y acercarla más a su verdad evan- la oportunidad de recuperar lo más

12 FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013


mezcla de pregunta alguna. Exi-
gimos a Dios respuestas a todo y
para todo, y lo más pronto posi-
ble, y cuando Dios no nos las da
(que es bastantes más veces de
las que nos gustaría), tendemos a
inventarnos nosotros las respues-
tas10. Que suelen ser rápidas, su-
perficiales y falsas…, porque nor-
malmente, cuanto más rápida es
la respuesta a una pregunta vital
honda, más superficial suele ser
dicha respuesta. ¡Cómo nos cues-
ta convivir con preguntas para las
que no encontramos respuesta… y
La esperanza no es ingenuidad ni ignorancia, no aceptar que vamos a vivir un tiem-
enterarse de la realidad ni asumirla, sino que carga po, más o menos largo y, a veces,
a morir sin haber encontrado la
con ella, asume el presente y espera desde el dolor respuesta a muchas de nuestras
del presente. preguntas! El ignorante, el au-
ténticamente ignorante, es el que
cree que hay respuesta para todo.
auténtico de la esperanza del evan- es nunca que la oración sea dolo-
gelio, de toda la Historia de la Sal- rida, interpelante, incluso aparen- c. Finalmente, es importante re-
vación. Me atrevo a sugerir alguna temente irrespetuosa, acusadora cuperar el más auténtico sentido
de sus formas: u ofensiva: el problema es que no “teologal” de la esperanza. Espe-
haya oración, que deje de creer en ranza no sólo porque Dios “ven-
a. La esperanza como grito orante. ella, que deje de orar. drá”, sino porque Dios “está vi-
El grito que pone el sufrimiento en niendo ya”. Dios está viniendo en
las manos de Dios. Me parece que b. La esperanza es, también, la ca- estos tiempos difíciles y oscuros
esa es la oración de muchos sal- pacidad de “sostener” nuestras de muchas maneras. Dios está vi-
mos o la de Jesús en Getsemaní. preguntas en la oración y en la vi- niendo en muchos gestos, en mu-
Espera quien en medio del sufri- da, y es también la capacidad de chas personas que son samarita-
miento mira al O/otro, quien com- orar y de vivir con preguntas. Nos nas del dolor de nuestro tiempo
parte su dolor con alguien. Des- cuesta mucho sostener pregun- calladamente, discretamente…
esperar es encerrarse uno mismo tas, soportarlas, convivir con ellas. Dios está viniendo ya en la capa-
en su propio sufrimiento, deses- Somos adictos a las respuestas e cidad de alegría y de resistencia y
perar es ahogar y ahogarse en el inquietos ante las preguntas. Nos de solidaridad de tantos y tantas
propio grito. ¡Quiero que Dios me han educado mal en este sentido: pobres que vencen día a día su po-
oiga porque espero; muchas ve- nos han hecho creer y vivir que la breza con dignidad. Dios está vi-
ces no sé bien qué espero, pero religión o la relación con Dios es niendo ya cuando en el encuentro
espero…! En el fondo de ese grito sólo una suma de certezas, sin con los pobres somos desposeí-
orante, aunque la forma parezca dos de nosotros mismos y somos
desesperanzada, no hay deses- contrastados con nuestra verdad
peración, sino confianza. Cuando y aprendemos el auténtico valor
alguien se atreve a gritarme su y significado de tantas cosas que
dolor en el tú a tú del encuentro confundíamos con sucedáneos:
interpersonal es porque espera alegría por triunfo, dignidad por
algo de mí, aunque sea, simple- posición social, gratitud por buena
mente, que soporte su grito, que educación, paciencia por “aguan-
no me haga el sordo. Lo mismo tar el chaparrón”, fortaleza por
sucede con Dios. El problema no

FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013 13


espiritualidad
en la acción social

capacidad de golpear, caridad por


beneficencia, Dios por posesión…

Recuperar el sentido “teologal”


de la esperanza nos permite, ade-
más, vivir la esperanza de modo ac-
tivo. Porque si Dios está viniendo ya
–y ese es el fundamento de nues-
tra esperanza-, de lo que se trata
es de buscarlo: de buscarlo activa-
mente en medio de las dificultades
y la complejidad de nuestro mundo.
Porque estar, está. Eso sí, a su mo-
do. Al modo de Dios que Jesús reve-
la en el evangelio: discreto sencillo,
humilde, necesitado de aceptación
y reconocimiento.
Son muchos los “nombres” de
Dios… No solo respuesta, sino pre- Recuperar el sentido “teologal” de la esperanza nos
gunta; no solo quietud, sino acicate;
no solo claridad, sino búsqueda; no permite vivir la esperanza de modo activo. Porque si
solo meta, sino camino… La ascética Dios está viniendo ya de lo que se trata es de buscar-
de la auténtica esperanza, la actitud
y el esfuerzo que nos pide, la espe- lo en medio de las dificultades y la complejidad de
ranza “activa” es, pues, el “buscar y nuestro mundo. Porque estar, está. Eso sí, a su modo.
hallar a Dios en todas las cosas”, y
en todos los lugares y en todos los
tiempos. También en estos. nes de esa gratuidad que dignifica y no está condicionada por la respues-
que da a la acción social su auténti- ta que recibimos, sino por la nece-
ca categoría de humanidad. sidad que detectamos.
5. En gratuidad En un primer sentido, el primero Más allá de ese sentido primero de
que pensamos al hablar de gratui- no cobrar ni afectiva ni efectivamen-
“Tu fe te ha salvado, vete en paz”: dad, está el no cobrar, en compen- te, la gratuidad contiene perfiles de
esta frase que Jesús utiliza reite- sación de nuestra ayuda, de aquel mayor finura. Consiste también en
radamente después de muchas de a quien ayudamos. Otra cosa es co- no buscar beneficios ni rendimien-
sus acciones y signos sanantes y li- brar de nuestro trabajo de aquellos tos personales de mi acción social
beradores, es una perfecta síntesis que nos contratan. Obviamente, y en en forma de prestigio, de imagen,
de la gratuidad que es el signo ma- acción social, no pensamos en co- de méritos que me adjudico; de no
yor, la característica más señalada brar nuestra ayuda en dinero, sino tratar nunca a las personas como
de una acción social hecha al modo de otras formas menos “materiales”, mi “propiedad”: “mis pobres”, “mi
del evangelio. Las dos afirmaciones pero no menos onerosas de grati- gente”, “mi grupo”, adjudicándome
que componen esta frase apuntan ficación y que tienen que ver, bási- “exclusivas” que nadie me ha dado y
dos rasgos básicos de esta gratui- camente, con compensaciones de que incluso pueden llegar a impedir
dad: con respecto al propio Jesús, la tipo afectivo. Se trata de no cobrar o boicotear otras acciones distintas
no exigencia de ningún tipo de con- ni cuando las cosas salen bien (en –y quién sabe si más beneficiosas- a
dición o compensación por su ayuda; forma de dependencias, fidelidades, la mía… Se trata de no cambiar nun-
con respecto a la persona sanada, adhesiones, silencios…), ni tampoco ca dignidad por ayuda. La meta de
la potenciación y puesta de relieve cuando las cosas salen mal (en es- una acción social limpia es ayudar
de sus posibilidades más hondas, la te caso en forma de reproches, mi- sin menoscabar, sino más bien po-
afirmación, en suma, de su dignidad. nusvaloraciones, descalificaciones, tenciando la dignidad de aquel que
Es importante que profundicemos rencores o resentimientos…). Gra- recibe ayuda; nada de lo que da-
también nosotros en las dimensio- tuidad significa que nuestra acción mos tiene valor, sino que más bien

14 FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013


es perverso y dañino si lo damos a ticia” de Dios y sobre Dios que nos riño por quienes sufren y no un ca-
cambio de quitar dignidad. transforma… pricho egoísta de niños que nunca
Gratuidad es también, además de En ese espíritu de agradecimien- tienen bastante… o que nunca están
tratar con la mayor dignidad posi- to a Dios, a tantos/as que en sus contentos con lo que tienen… Hay un
ble, hacer un esfuerzo por subra- carencias me han entregado el te- modo “legítimo” de rezar “Omnipo-
yar todo lo que de bueno y positivo soro de Dios, y también de testimo- tente Dios”: el que expresa un de-
tienen las personas, por poco apa- nio personal (y, por ello, limitado), seo de justicia y de vida para quie-
rente que sea, y tratar siempre de comparto alguna de esas conviccio- nes no la tienen.
partir de ello en nuestra acción. Gra- nes “íntimas” sobre Dios en forma Después, con el tiempo y con paz,
tuidad es subrayar posibilidades y de “itinerario”, un “itinerario” –por se va descubriendo algo del autén-
abrir horizontes y favorecer en las supuesto- inacabado. tico ser de Dios, revelado en Jesús
personas, por indigentes que sean, En un primer momento, la expe- y desconcertante para nosotros: es
todo lo que potencia su autonomía riencia más honda es la experien- el tiempo de la purificación y de la
progresiva; gratuidad es dar pro- cia de la “necesidad” de Dios, de un llamada no a la acción, sino al com-
tagonismo efectivo y aminorar al Dios que escuche el clamor del po- promiso de vida. He hablado antes
máximo las dependencias. bre, que atienda a su dolor, que ha- del Dios de las preguntas, más que
Gratuidad tiene que ver con liber- ga justicia ante tanta injusticia, que del Dios de las respuestas…; pero,
tad: la libertad que nosotros tene- dé la vida (la Vida de verdad y con además:
mos con respecto a nosotros mis- mayúscula) a tantos y tantas cuya
mos y la libertad que somos capaces vida ha sido destrozada… • somos invitados a tomarnos en se-
de generar en quien se acerca a no- En ese momento resuenan con rio la “encarnación” como modo
sotros. especial intensidad muchos de los de presencia de Dios en el mun-
salmos o de los textos de los pro- do… Y la encarnación de Dios en
fetas… La impotencia, la dolorosa Jesús es encarnación en debilidad
6. A modo de epílogo impotencia, ante tanto sufrimiento y pobreza… Nació pobre y asumió
y confesión… e injusticia, ante tanta criatura mal- la condición humana como pobre;
tratada, nos lleva a desear un Dios murió en cruz, muerte de escla-
La cercanía a los pobres afecta “omnipotente”: un deseo que es le- vo y fuera de la ciudad… E incluso
a nuestra experiencia personal de gítimo cuando es una forma de ca- su resurrección fue una resurrec-
Dios. La interroga e interpela, la pu- ción en “debilidad”: el Resucita-
rifica y la sanea, la hace “otra”, se- do no se impone: está nece-
guramente mucho más “austera” sitado de reconocimiento y
en palabras y formulaciones, menos aceptación… ¿Dónde bus-
“fácil” en sus afirmaciones, pero qui- camos a Dios?... Y va-
zá más honda, más auténtica, más mos comprendiendo
radical… Creo que por ahí va (o, mejor dicho,
el famoso “los pobres nos “tragándonos”)
evangelizan”: por me- que la “reden-
dio de ellos nos lle- ción” de Dios
ga una “buena no- se somete a
la historia hu-
mana y no es-
capa de ella;
espiritualidad
en la acción social
La que transmiten los
• vamos captando aquello que tan
bellamente expresó Etty Hille- ojos grandes de los
sum: que no es que Dios tenga niños de África cuando
que ayudarnos a nosotros, sino
que nosotros tenemos que “ayu- te dejas mirar por ellos…
dar a Dios”11. Ayudar a Dios a que
se apodere de nosotros, a que se Hay, con todo, algo que no se “des-
encarne en nosotros, y así ayudar cubre” ni se conoce como tal, pero
a Dios a hacer su obra en el mun- que se intuye y se acepta con res-
do… Es curioso: frente a la prepo- peto y agradecimiento: que hay algo
tencia humana de prescindir de Bibliografía de Dios, mucho de Dios, que sólo los
Dios para sentirse alguien, la hu- verdaderamente pobres conocen y a
mildad de Dios de querer necesitar Altaba, Vicente: “Diez claves ellos les es comunicado y que yo no
del hombre para llevar adelante de espiritualidad en la acción voy a percibir nunca, porque les es-
su obra… Ese “ayudar a Dios” da caritativa y social” (pliego): Vida tá reservado a ellos… Una vivencia
pleno sentido a nuestra existen- Nueva nº 281 (3.8.2012). de Dios inaccesible para mí en sus
cia humana, y es en ese “ayudar a Benedicto XVI, Caritas in contenidos y en sus formas, pero de
Dios” como experimentamos que veritate (29.6.2009). la que yo soy enriquecido… cuando
Dios nos ayuda a nosotros… Benedicto XVI, Deus caritas est con limpieza me acerco a ellos… y
(25.12.2005).
que se transmite sin palabras ni fór-
Catalá, Toni, Salgamos a
• “No sólo ‘Dios es amor’, sino que mulas, sino en la proximidad unas
buscarlo fuera de la ciudad, PPC,
no es más que amor”… ¡Qué fácil veces sufriente, otras misteriosa-
Madrid 2010.
nos resulta aceptar lo primero y mente gozosa… Es –por poner sólo
Comisión Episcopal de Pastoral
qué difícil nos resulta aceptar lo un ejemplo- la que transmiten los
Social, “La Iglesia y los pobres”
segundo!... Y aceptar que, como (21.2.1994). ojos grandes de los niños de África
el amor humano, el amor de Dios cuando te dejas mirar por ellos…
Aa.Vv., “‘La Iglesia y los pobres’
puede “fracasar”, ser incompren- (1994). Relectura y vigencia del
dido, rechazado, ignorado… Antes documento hoy”: Corintios XIII
que nada, por nosotros y en no- nº 143 (2012).
sotros mismos… Creo que hay un Mollá, Darío, Espiritualidad
misterio aún mayor que el mismo en la acción social, Mensajero,
amor de Dios: el modo cómo Dios Bilbao 2011.
ama a cada persona humana…

1. Así lo recordaba el P. Elías Arrupe, profeta de la renovación de que no hay un “para” Él incluso en la oscuridad”.
Royón, S.J. en su discurso conciliar”. Conferencia auténticamente evangélico
NOTAS

inaugural de la XIX Asamblea pronunciada en Bilbao, 13 si no lleva al “con”… 10. Confieso que, en su
General de la CONFER, el de noviembre de 2007. sencillez y verdad, me
13 de noviembre de 2012: 8. Me viene a la memoria impresionó la pregunta de
“Nuestra vocación nos 4. B. González Buelta, aquella ya vieja pero uno de los niños protagonistas
llama a ser testigos de la “Formar según San Ignacio excelente película “Lawrence de la película “El árbol de
misericordia y el amor a Dios en la escuela del pobre”: de Arabia” y lo bien que la vida” en una situación de
en el mundo. (…) Nuestra Aa.Vv., Tradición ignaciana y refleja lo que son las largas sufrimiento y perplejidad:
solidaridad será siempre una solidaridad con los pobres, travesías de un desierto, “¿Por qué me pides que yo sea
solidaridad evangélica que, Mensajero – Sal Terrae, Bilbao sea en grupo o, más aún, si bueno, si Tú no lo eres?”. Es, a
como tal, integra una cercanía – Santander 1984, pp. 148-149. se atraviesa en solitario… la vez, pregunta y grito orante
compasiva hasta sufrir con de los que hablábamos en el
los que sufren, y el compartir apartado anterior. Obviamente
lo que se tiene con los que 5. Benedicto XVI, 9. Benedicto XVI nos recuerda
Deus caritas est, 38. en su encíclica Deus caritas ésta es una pregunta sin
menos o nada poseen”. respuesta inmediata…
est, 39: “La esperanza se
6. Benedicto XVI, relaciona prácticamente con
2. Ver, por ejemplo, el artículo la virtud de la paciencia, que 11. Ver el cap. 6 del libro de
de Vicente Altaba en Vida Nueva Caritas in veritate, 30.
no desfallece ni siquiera ante P. Lebeau, Etty Hillesum. Un
citado en la bibliografía final. el fracaso aparente, y con la itinerario espiritual. Ámsterdam
7. El teólogo J. Moltmann lo humildad, que reconoce el 1941 – Auschwitz 1943, Sal
3. P.-H. Kolvenbach, “El P. expresó de modo conciso y misterio de Dios y se fía de Terrae, Santander 2002.
general cuando dijo aquello

16 FOLLETO CON ÉL / ENERO 2013

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