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CARDEMA S.R.L.

c/ MUNICIPALIDAD DE GRANADERO BAIGORRIA -RECURSO DE


AMPARO- s/ RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD

Cita: 3931/12
Nº Saij:
Nº expediente: 00423
Año de causa: 1987
Nº de tomo: 091
Pág. de inicio: 451
Pág. de fin: 460
Fecha del fallo: 26/12/1991
Juzgado: CORTE SUPREMA DE JUSTICIA (Santa Fe) - Santa Fe
Jueces
Raúl José ALVAREZ
Jorge Alberto BARRAGUIRRE
Roberto Héctor FALISTOCCO
Casiano Rafael IRIBARREN
Decio Carlos Francisco ULLA

Texto del fallo

Reg.: A y S t 91 p 451-460.
En la ciudad de Santa Fe, a los veintiseis días del mes de diciembre del año mil novecientos
noventa y uno, se reunieron en acuerdo los Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la
Provincia doctores Raúl José Alvarez, Jorge Alberto Barraguirre, Roberto Falistocco y Decio
Carlos Ulla, con la presidencia del titular doctor Casiano Iribarren, fin de dictar sentencia en
los autos "CARDEMA S.R.L. contra MUNICIPALIDAD DE GRANADERO BAIGORRIA
_Recurso de Amparo_ sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. C.S.J.,
nro 423, año 1987). Se resolvió someter a sorteo el estudio de la causa, resultando el
siguiente: doctores Ulla, Barraguirre, Alvarez y Falistocco. Asimismo las cuestiones a
resolver son: PRIMERA: ¿es admisible el recurso?_. SEGUNDA: _en su caso, ¿es
procedente?_ TERCERA: -en consecuencia ¿qué resolución dictar?_.
A la primera cuestión, el Ministro doctor Ulla dijo:
La sentencia nro. 10 del 27 de marzo de 1987, dictada por la Sala Segunda de la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario (fs. 156/162) (Expte. C.S.J., Nro 423, año
1988), resolvió confirmar la sentencia apelada (fs. 124/129, expte. cit.) que hizo lugar al
recurso de amparo interpuesto por la firma CARDEMA S.R.L. (fs 11/14, expte. cit.), por el

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que se ordenó a la Municipalidad de Granadero Baigorria abstenerse de aplicar el Decreto nro.
171/85, de fecha 13.8.1985, mediante el cual se dispuso intimar a la accionante para que, en un
plazo improrrogable de diez días hábiles a contar del recibo del mismo procediese a desocupar
las calles Suipacha y Charcas (ex Chacabuco), entre Pasco y Mitre, del Barrio San Miguel,
dejando en consecuencia libre y expedita la vía pública y que para el caso de no darse
cumplimiento a ello facultó al Departamento Ejecutivo Municipal a proceder a efectuar las
aperturas enunciadas, y consecuentemente de las intimaciones cursadas, con costas a la
Municipalidad de Granadero Baigorria.
Contra dicho pronunciamiento interpuso la demandada recurso de inconstitucionalidad (fs.
164/172, expte. cit.) sosteniendo que el fallo carecía de motivación suficiente y resultaba
lesivo de garantías constitucionales (arts. 14, 17 y 18 Const. Nac.; 9 y 15 Const. Pcial.), por
cuanto en el caso se prejuzgó respecto del dominio público titularizado por la Municipalidad
de Granadero Baigorria, sin que se hubiese "arrimado prueba del derecho de posesión del bien
que se intentaba mantener fuera del dominio municipal".
Baso su impugnación alegando que la fundamentación del voto del doctor Andorno no
guardaba relación lógica.
Agregó que en la causa tuvo un solo voto fundado por la confirmación del fallo de primera
instancia, siendo el restante simple adhesión, en tanto el Vocal doctor Serralunga fundó su
voto disidente.
Invocó, además la existencia de gravedad institucional, a los fines de obviar el
cumplimiento del recaudo formal de definitividad, en cuanto la cuestión, por sus
implicancias, podría afectar atribuciones de los otros Poderes del Estado.
Sostuvo que la cuestión constitucional se produjo en un doble sentido: a) La privación de un
bien del dominio público perteneciente a la Comunidad de Granadero Baigorria por haberlo
así dispuesto el donante y aprobado por un acto legitimo de la autoridad competente y
conforme la Ley de Tierras vigentes; b) La privación de la vía ordinaria para el ejercicio de un
derecho sustantivo vulnerándose con ello el derecho de defensa.
Puntualizó que el fallo impugnado privilegió mediante inferencias "extra legem" un
difuso derecho privado frente a un derecho público, no sobre la base de un derecho
efectivamente acreditado, al considerar en un recurso de amparo el fondo del asunto, cuya
competencia le estaba vedada en tal proceso sumario.
Agregó que prevaleció la cuestión relativa a si se trataba de un bien afectado o no, en lugar de
ceñirse al tratamiento de si quien solicitaba el amparo tenía un derecho de los reconocidos

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constitucionalmente.
Al efectuar el examen de admisibilidad que la ley 7055 en su artículo 6 encomienda al
Tribunal a quo, la Sala denegó la concesión del recurso, por auto nro. 148 del 8.9.1987 (fs.
181/182, expte. cit.) entendiendo que no se cumple en el caso con el requisito legal relativo a
la introducción oportuna y mantenimiento en todas las instancias del proceso de la cuestión
constitucional.
Venido en queja el recurrente, este Cuerpo hizo lugar al recurso directo y en consecuencia,
concedió la impugnación extraordinario (Auto del 20.7.1988, registrado en el T. 71, págs.
425/427, copia obrante a fs. 40/42, del expte. de queja 515/87 agregado).
Al efectuar el análisis de admisibilidad que debe corresponde de acuerdo con lo dispuesto en
el artículo 11 de la ley 7055, se concluye que el juicio efectuado en la queja, fue correcto.
En efecto, y como allí se sostuviera, este Tribunal ha franqueado la instancia en casos en que
estaba en juego su propia competencia (A. y S., T, 34, pág.402; T. 38, pág. 457; T. 52, pág.
71), poniendo de resalto que está facultado para decidir "de oficio" (voto del Dr. Gardella, T.
34, pág. 402; fundamentos a los que remite el Dr. Navarro en T. 38, pág. 457, compartidos por
el Tribunal en T. 52, pág. 71), conforme lo prevé el artículo 2 de la ley 4106.
Tal criterio resulta aplicable al caso, ya que de lo expuesto por las partes y con los principales
a la vista surge que a través del amparo incoado contra el decreto nro. 171/85 del Intendente de
la Municipalidad de Granadero Baigorria se cuestionó la legitimidad (art. 1, ley 7053) del
obrar del ente público territorial por el que se intimó a la actora, en un plazo improrrogable de
diez días, a la desocupación de determinadas calles, facultando al Departamento Ejecutivo a
efectuar la apertura de aquéllas, si la orden fuera incumplida.
Al resolver la queja, se señaló también que "prima facie", la materia que se llevó a los
Tribunales ordinarios por la vía del artículo 17 de la Constitución Provincial, sería de
competencia originaria y exclusiva de esta Corte (art. 93, inc. 2, Const. Pcial.) y negar la
admisión del recurso en el caso, en que el amparo fue acogido, importaría declinar la
competencia de este Tribunal y aceptar la que se han atribuido los órganos jurisdiccionales
ordinarios, sin el análisis que sólo podría efectuarse al tratar el recurso concedido.
Se puntualizó que este criterio de defensa de su propia competencia determinó en distintas
oportunidades la desestimación de quejas planteadas contra resoluciones que rechazaban
recursos de amparo, deducidos contra actos cuya revisión competía a esta Corte (A. y S. T. 15,
pág. 305; T. 16, pág. 63; T. 31, pág. 53), justificándose que por darse el supuesta inverso, o
sea, el acogimiento del amparo, se la admitiera en el presente caso (criterio de A. y S., T. 32,

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pág. 42).
En cuanto a la oportunidad del planteo de la cuestión constitucional, es de reiterar también lo
sostenido al abrir la queja en cuanto a que, con relación a la arbitrariedad que se le imputa a la
sentencia como propia de ésta _alta de motivación suficiente y de rigor lógico, no era exigible
(A. y S., T. 38, pág- 11; T. 49, págs. 455/457; T. 52, págs. 421/423; T. 68, págs 311/313), y
que dado los intereses comprometidos y las normas constitucionales violadas a las que se hizo
referencia, tampoco podría esto constituirse esto en valladar insalvable para la apertura de esta
instancia.
En cuanto a la definitividad del pronunciamiento recurrido cabe recordar que si bien,.en
principio, esta Corte ha considerado inadmisibles los recursos de inconstitucionalidad
interpuestos contra resoluciones recaídas en procesos de amparo por entender que, en general,
no asumen aquella calidad, también lo que es que abrió la vía extraordinaria cuando consideró
involucradas cuestiones que revestían suficiente interés institucional (cfr. "Constantini", A. y
S., T. 70, págs. 25/28; "Coop. Agrop. de Colonia Ella Ltda.", A. y S., T. 77, págs. 71/75;
"Coop. Agric. Mixta de Margarita Ltda, C. Gob. de la Pcia. de Sta. Fe" T. 77, págs. 76/83;
"Herco", T. 77, págs. 84/87; entre otros).
Por ello, hallándose satisfechos los demás recaudos de
admisibilidad y de conformidad a lo dictaminado por el señor Procurador General,
corresponde admitir el recurso.
Así voto.
A la segunda cuestión, el Ministro doctor Ulla dijo:
a) Para resolver adecuadamente la cuestión es imprescindible, dados los términos en que se
ha planteado la "litis", determinar, previamente si, en el caso, nos hallamos ante bienes del
dominio público, como sostiene la Municipalidad o si, por el contrario, los inmuebles no
revisten tal naturaleza, como lo afirma la actora al sostener que "adquirió el dominio de las tres
manzanas que encerradas conforman la famosa "Quinta Schlau" en el año 1980 y que la
vendedora la tenía en su poder, abarcando una superficie global cercada con alambrados,
desde comienzos del siglo" (fs. 12/12 vto)., escrito introductorio del recurso de amparo). A tal
efecto debe observarse que el amparo se promovió a raíz de la intimación del 17.06.1985,
dirigida por el señor Intendente de la Municipalidad de Granadero Baigorria a la empresa
CARDEMA S.R.L. comunicándole que debía retirar los alambradas que cerraban las calles
Suipacha y Charcas, en los tramos comprendidos entre Pasco y Mitre, en el término de cinco
días, bajo apercibimiento de emplear la fuerza pública y haciéndola responsable de daños y

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perjuicios.
El escrito recursivo se basó en que "el acto de la Municipalidad demandada...amenaza y
pretende restringir, en forma manifiestamente ilegítima el ejercicio de un derecho de libertad
reconocido a mi mandante en la Constitución Nacional y Provincial (art. 15, Const. Prov.)" (f.
13 vto.).
Destacó, asimismo, "la perentoriedad del plazo y fundamentalmente la sorpresa frente al acto
de la autoridad administrativa que intentaba afectar seriamente un legítimo derecho ejercido
pacíficamente por mi representado... (f. 12).
Argumentó que "es ilegitimo el obrar de la Municipalidad demandada, porque se pretende
ejercer un derecho que surgiría aparentemente del carácter público del dominio que se
ejercería sobre una porción poseída quieta y pacíficamente por la Empresa ...., cuando no se ha
justificado ni se podría efectivamente justificar, que ese dominio alguna vez haya constituido,
con la legal y debida afectación del bien objeto de la misma" (f. 13 vto.).
Con posterioridad puntualizó el demandante, al tomar conocimiento de la contestación
formulada por la Municipalidad, que, "en punto a los derechos lesionados que la accionada
dice no se precisan, estimo surge inequívoco que el obrar ilegítimo de la Municipalidad
lesiona el derecho de posesión y eventualmente el dominio que mi parte ejerce sobre los
sectores que ocupan el imaginario trazado de las calles que se pretende abrir ..." (f. 95 vto).
Asimismo cuestionó la "validez de ese supuesta afectación legal que surgiría de la documental
acompañada por la demandada..."(f. 96).
Señaló también que el fiscal interviniente destacó que el temperamento adoptado por el
Ejecutivo Municipal ha sido ilegítimo, actuando sin competencia e inobservancia de las
formas limites constitucionales y legales, violándose de manera manifiesta el ejercicio de
derechos de la libertad directamente reconocidos en los artículos 9 y 15 de la Constitución
Provincial y correlativos de la Nacional..." (f 102).
Análogas consideraciones formuló el Juez de Primera Instancia para declarar procedente el
amparo (v. fs. 127 vto., 128) y también la Alzada al conocer de la apelación (v. f. 160 vto.) por
mayoría, toda vez que el señor Vocal Dr. José María Serralunga estimó, en su voto, que el
recurso promovido no era procedente debiéndose. por ello, revocar la resolución apelada.
b) En la ampliación de fundamentos en el precedente "Juárez" (A y S., T. 87, pág. 203 vto.),
dije que "el dominio público está constituido por los bienes que sirven a la consecución de
fines públicos del modo más directo, satisfaciendo inmediatamente las necesidades más
importantes de la generalidad. La condición jurídica de estos bienes está determinada por una

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serie de principios de orden negativo (fundamental es el de la inalienabilidad, como así
también el de la imprescriptibilidad, de los que derivan los de la inembargabilidad _por lo
tanto no pueden ser ejecutados forzadamente_ y de la imposibilidad de ser embargados o de
ser gravados con impuestos, como la propiedad privada), y de orden positivo (que confirman
su substracción al régimen de Derecho privado y su consecuente sujeción al Derecho público,
de modo que los bienes dominiales son objeto de administración pública, es decir, que la
actividad desplegada en relación a los mismos en orden a su adaptación para el uso que les es
propio_ construcción, conservación, regulación de su uso por los particulares_ es actividad
administrativa y forma parte, por eso mismo, de la administración pública en sentido
objetivo)".
Tratándose de calles, como ocurre en el caso, estamos frente a lo que la doctrina define como
dominio público artificial, teniendo en cuenta el origen o formación de la coma, integrado por
bienes declarados públicos por el legislador pero cuya creación o existencia depende de un
hecho humano (cfr., por todos, Marienhoff, Miguel. Tratado del Dominio Público, Buenos
Aires, 1960, pág. 146). El distinguido maestro del Derecho Administrativo argentino nos dice
que "el carácter o naturaleza del bien, es decir, la circunstancia de que se trate de bienes
públicos considerados tales en su estado natural o de bienes declarados públicos por el
legislador pero cuya creación o existencia depende de un hecho humano(dominio natural y
dominio artificial), repercute decisivamente en todo el régimen de la "afectación" y de la
"desafectación". Según cual sea la naturaleza del bien de que se trate, la "afectación" y la
"desafectación" podrán efectuarse por hechos o actos administrativos o será indispensable el
pertinente acto legislativo. Hasta hace más a menos una década, nuestros escritores y
tribunales no siempre repararon en esta aspecto de la cuestión" (op. cit. págs 146/147).
c) De acuerdo a lo dicho resulta importante, pues, determinar que es la afectación. Este
término es un extranjerismo, dice Marienhoff, tomado del francés pero que, no obstante
traduce con precisión la idea que al efecto se quiere expresar. El término propio no es
"afectación", sino "consagración", palabra acertadamente utilizada por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en numerosas sentencias. Nuestro autor cita, al efecto, los precedentes de
Fallos, t. 146, págs 304 y 314; t. 182, pág. 380; "Jurisprudencia Argentina", tomo 22, página
43 y 49 (ib. págs 152/153). Los italianos. también con precisión, se refieren al "destino" de la
cosa (ver, además, Villegas Basavilbaso, B. Derecho Administrativo, IV, pág. 302; nota 11...).
Agrega Marienhoff que "la afectación es el hecho o manifestación de voluntad del poder
público, en cuya virtud la cosa queda incorporada al uso y goce de la comunidad" (op. cit. p.

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151).
De la misma "deriva una consecuencia jurídica fundamental: el bien o cosa, desde ese
momento, queda efectivamente incorporado al dominio público y sometido a los principios
que rigen dicha institución. Sólo después de la "afectación" o "consagración" al uso y goce de
la comunidad, la cosa queda regida por el derecho público como dependencia dominial" (op.
cit., p. 154); es decir, el "destino" es siempre la causa y el origen de la dominialidad. Por otra
parte, es menester tener presente que no debe confundirse la "asignación" del carácter público
a un bien, con la "afectación" (cfe. autor cit., p. 155) _o consagración o destinación o
dedicación_ del mismo al dominio público. La "asignación" (Marienhoff) o la determinación
de la condición jurídica de los bienes, esto es, si son públicos o privados, corresponde, en
nuestro país al Congreso de la Nación; es decir, debe hacerse por una ley que extienda su
imperio a todo el territorio, sin perjuicio del derecho de las Provincias y, en su caso, de los
Municipios, respecto del ejercicio de sus poderes normativos en relación al "uso" de los bienes
públicos. Tal ley, en nuestro caso, es el Código Civil (arts. 2339 a 2350) dictado en ejercicio
de la potestad reconocida en virtud del art. 67, inc. 11, de la Constitución Nacional.
También corresponde exclusivamente al Congreso determinar qué bienes constituyen el
dominio público natural en razón del principio de unidad de la legislación civil que consagra
el mencionado artículo de la ley fundamental; empero, la determinación de cuáles son los
bienes del dominio artificial dado que la facultad de construir obras públicas para "utilidad o
comodidad común" (art. 2340, inc. 7mo., Cód. Civil), corresponde tanto a la Nación como a
las Provincias y a los Municipios; en una palabra, es materia de ley nacional, provincial y
ordenanza municipal o acto administrativo fundado en ley o acto administrativo autónomo, de
dichos entes, según el ámbito territorial pertinente. Consecuentemente, la autoridad (nacional,
provincial o municipal) "crea" o "construye" el bien y lo "destina", "consagra" o "afecta" al fin
previsto, pero su condición jurídica de bien dominial o público deriva de la determinación del
legislador nacional (Marienhoff, op. cit." p. 158; Linares Quintana, Segundo V. Gobierno y
Administración de la República Argentina, Bs. As. 1959, T. l, p. 513; Villegas Basavilbaso,
op.cit. p. 306/309). "La afectación" puede resultar de una ley, de un acto administrativo o de
hechos. En nuestro ordenamiento jurídico, mientras los bienes públicos naturales sólo pueden
afectarse por "ley" los bienes públicos artificiales pueden también afectarse por "actos
administrativos" o por "hechos" (Marienhoff, op.cit., ps. 159/159). Estos últimos _los
hechos,_ siempre y cuando provengan del la Administración Pública, nos dice Marienhoff;
estimando que tales hechos "pueden ser de diversa índole: desde actitudes asumidas por la

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Administración, hasta un uso público continuado por ella. Es que, agrega, tratándose de
bienes públicos "artificiales", la afectación no tiene formas especiales ni sacramentales; la
voluntad de la Administración Pública puede manifestarse en forma expresa o en forma tácita.
Sólo se requiere que la "afectación" sea efectuada por autoridad competente para realizarla: de
lo contrario faltaría el consentimiento válido de la Administración, indispensable en la
especie" (p. 160).
Es por eso que "si bien la afectación o consagración de los bienes públicos artificiales puede
hacerse por "hechos", es indispensable que tales hechos cuenten con el consentimiento expreso
o virtual de la Administración Pública . La mera intervención, actuación, gestión o decisión de
los administrados o particulares, es intrascendente a tales efectos. Ello es así porque,
tratándose de atender o satisfacer un interés público, su valoración está a cargo del Estado y no
de los particulares, trátase de una actividad estatal stríctu sensu". La jurisprudencia, añade, se
ha pronunciado en el sentido expuesto, habiendo declarado reiteradamente nuestra Corte
Suprema de Justicia: "Que, tanto como en de esencial para la existencia de la afectación la
manifestación de voluntad del poder público, expresada en las formas propias del derecho
administrativo, es de innocua la decisión tomada por un particular de convertir por sí sólo en
un bien del dominio público una cosa de su dominio privado (Fallos t. 146:314; t. 147:330)".
Finaliza afirmando que "por análogos motivos y consecuente con su opinión, el Alto Tribunal
declaró que los terrenos que un particular deja para calles públicas en la subdivisión de un
inmueble suyo que será vendido en lotes, es un medio idóneo para la creación de tales calles,
por cuanto la aprobación de los respectivos planos por la Administración Pública implica
"afectación" de dicha calles" citando el precedente de Fallos, t. 194:421 (op., cit. ps. 161/162).
En el fallo mencionado la Corte agregó que "la reserva... importa afectar esas calles al uso
público sin indemnización alguna, aun cuando no hayan sido habilitadas y la tierra continúe en
poder del propietario del inmueble, a quien la Municipalidad puede obligar en cualquier
momento a otorgarle la correspondiente escritura pública traslativa del dominio".
d) Conforme a la doctrina y a la jurisprudencia señaladas, considero que asiste razón al ente
territorial demandado al sostener que el predio que se menciona en el escrito introductorio es
un bien dominial. En efecto, surge de autos que la Ley sancionada el 25 de noviembre de 1881
y promulgada el 6 de diciembre del mismo año, dispuso regular todo lo relativo a los pueblos
que se fundaren en la Provincia imponiendo a los propietarios o fundadores distintos deberes,
entre otros, "a dejar calles por lo menos de veinte metros en los pueblos que deberán ser
delineados en manzanas que no sean menores de cien metros por costado".

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El 9 de abril de 1889 el P.E. de la Provincia, dictó el decreto aprobatorio, a solicitud del
fundador del pueblo "Paganini" _don Lisando Paganini_ con reconocimiento de los beneficios
dispuestos en la ley citada (fa. 57 y 86). A todo efecto es, por otra parte, imprescindible tener
en cuenta que la L.O.M. nro. 2756 establece cuáles bienes son públicos municipales, entre
otros, figuran las calles, como no podía ser de otra manera.
Las actuaciones administrativas que se llevaron a cabo en el siglo pasado para fundar el pueblo
de Paganini (hay Granadero Baigorria) demuestran inequívocamente que se cumplieron todos
los trámites legales (fs. 80/87). Por otra parte el plano de la traza del pueblo es decisivo para
definir el caso pues revela que el inmueble de figuración en autos, pretendidamente "poseído"
por la actora, fue destinado para calle pública desde el mismo momento de la fundación de la
población; toda vez que, como sostieno la Corte Suprema de Justicia de la Nación (en Fallos
194:425, ya recordado), "no el posible que esos "trazados" en el plano sólo tengan el valor de
un simple dibujo".
Finalmente, la Resolución Nro. 48/74 ( f. 92) _que resolvió el problema de la repetición de
nombre en las calles de la ciudad_ demuestra que la hoy Municipalidad de Granadero
Baigorria en ningún momento "desafectó" los terrenos, o sea, nunca cambió la condición
jurídica de las mismas.
Conforme a lo dicho, el obrar administrativo, a mi entender, se ajusta a los principios
doctrinarios y Jurisprudenciales a los que aludí, por lo que los bienes en cuestión constituyeron
desde el mismo momento de la fundación del pueblo dominio pública comunal, primero, y
constituyen dominio público municipal en la actualidad. De ello deriva que la actividad
administrativa es legítima en tanto y en cuanto por la peculiaridad del régimen del dominio
público (inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad) la Administración misma, sin
necesidad de recurrir a la acción judicial, procede a tutelar la propiedad dominial mediante
actos de imperio en vía administrativa, es decir, directa e inmediatamente por medio de sus
propios agentes y sobre todo mediante la llamada policía dominial (calificada como una
autotutela "ad hoc") que, como se ha dicho, tiene un contenido bastante amplio y comprende
entre otras la actividad dirigida a la tutela de la integridad de los bienes mediante la represión
de cualquier ocupación o modificación de tales bienes. Tratase de la defensa de oficio de los
bienes dominiales que, en nuestra Provincia, al margen de la discusión si tal tutela debe ser
prevista legalmente o no, cuenta con el aval legislativo conforme al artículo 21 de la L.O.M.
Nro 2756 (cfe. Marienhoff, op. cit. pág. 271 y sgtes., en especial p. 272).
La actora intenta mejorar su posición mediante la prueba obrante a fs. 106 vto., 117 y 118/119,

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especialmente de esta última, denunciando un supuesta hecho nuevo. Sin embargo, no
advierte que "en el alambrado límite del terreno al Oeste de la calle Suipacha existe un
molinete sobre la calle Pasco y otro sobre la calle Mitre, unidos por un sendero de paso
peatonal marcado por la carencia de pasto" (f. 117 vto). De ello se desprende con toda
evidencia que el destino al uso público, nunca fue dejado de lado por la autoridad
administrativa, puesto que la "afectación" se desprende de una situación de hecho
concluyentemente probada por la misma actora. Además, en relación a la probanza de fs.
118/119 debe recordarse que, constituyendo la inalienabilidad una cualidad inherente a la cosa
es evidente que cualquier acto (sea de Derecho privado o de Derecho público) emitido en
violación de tal principio sería radicalmente nulo y por eso mismo absolutamente inoperante
en orden a la transferencia ya que habría una transferencia inexistente jurídicamente por
inidoneidad (inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad, entre otras) del objeto. Si
esto es así no puede considerarse que la nota de fs. 118/119 tenga aptitud para "desafectar" los
terrenos discutidos (ver Marienhoff, op. cit., ps. 175 y sgtes).
e) Lo dicho hasta aquí permite afirmar que la vía escogida _recurso de amparo regulado por la
Ley 7053_ no es procedente para obtener la tutela de una eventual "posesión" en un todo de
acuerdo con el voto, en minoría, del vocal Dr. Serralunga de la Sala Segunda de la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario.
En apoyo de esto cabe remitir a mi voto en el caso "C.A. Central Córdoba" (registrado en A. y
S. T. 86, págs. 300) con las precisiones y remisiones allí efectuadas, como así también a lo que
dije, sobre la materia, en "Los derechos fundamentales en la Constitución de Santa Fe" (Zeus,
diciembre 11 de 1990).
Por ello corresponde declarar procedente el recurso de inconstitucionalidad interpuesto.
Así voto
A la misma cuestión los Ministros doctores Barraguirre, Alvarez y Falistocco expresaran
idénticos fundamentos a los expuestos por el Ministro doctor Ulla y votaron en igual sentido.
A la tercera cuestión, el Ministro doctor Ulla dijo:
Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde revocar la
resolución recurrida en cuanto ha sido materia del recurso y devolver los autos al tribunal de
origen para que se pronuncie de conformidad ton la doctrina constitucional aceptada, con
costas.
Así voto.
A la misma cuestión, los Ministros doctores Barraguirre, Alvarez y Falistocco dijeron que la

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resolución que correspondía adoptar era la propuesta por el Ministro doctor Ulla y así votaron.
En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la
Provincia RESOLVIO: Revocar la resolución recurrida en cuanto ha sido materia del recurso
y devolver los autos al tribunal de origen para que se pronuncie de conformidad con la
doctrina constitucional aceptada, con costas.
Régistrarlo y hacerlo saber.
Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Presidente y los señores Ministros por ante mí,
doy fe.
Fdo: IRIBARREN ALVAREZ BARRAGUIRRE FALISTOCCO ULLA LEPENIES.

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