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Por último, se abordan aspectos claves que realizó en su labor pastoral, llevándolo
finalmente al martirio. Sin embargo, sobresale la visión que el Sumo Pontífice Francisco
tuvo al momento de canonizar al Beato Romero, el cual es un dato muy interesante y
enriquecedor para la Iglesia de todo el mundo y en especial para la Iglesia salvadoreña.
Otro aspecto que hay que sobresalir es la carta que el Papa Francisco dirigió al
Arzobispo de san Salvador, en el cual describe rasgos sobresalientes de la personalidad de
san Oscar Romero, que vienen a fortalecer la fe y el caminar de un pueblo, al cual san
Romero amó que incluso le llevó a dar la vida por él.
DESARROLLO
Pastor
“El profeta Ezequiel nos presenta un modelo de buen pastor y es aquel que, amando a su
pueblo, lo guía y lo conduce para que, aplicado al bien común, vivamos en dignidad.
“El buen Pastor es el que da la vida por las Ovejas, (Jn 10, 11) Monseñor Romero el
Obispo que dio su vida por el pueblo salvadoreño”
Dira san Juan 10, 2-4: “El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El
guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las
hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque
conocen su voz”.
La miseria en que vivían las grandes mayorías, la difícil situación social y los reclamos
por una mayor justicia y bienestar impactaron en la fe profunda de Romero y en la lectura
que él hace de la Palabra de Dios, de manera que fe en Dios y la vida de las personas se
volvieron elementos inseparables de su predicación y acción pastoral. Ya lo expresaba en la
homilía del 18 de noviembre de 1979 «Con este pueblo no cuesta ser pastor, es un pueblo
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Papa Francisco, Discurso con motivo de la canonización del Beato Oscar Romero., Roma, 15 de octubre de
2018.
que empuja a su servicio a quienes hemos sido llamados para defender sus derechos y para
ser su voz».
Martirio
Monseñor Romero comenzó a hablar del martirio después de la muerte del P. Rutilio
Grande. Al principio, tal vez sorprendido por una realidad (la persecución religiosa) que
nunca había llegado en El Salvador hasta esos extremos de violencia y muerte, repetía la
doctrina tradicional.
Como buen pastor dio la vida por sus ovejas, siempre preocupado por el pueblo
salvadoreño, especialmente los más pobres y las víctimas de la violencia. Atendió
paternalmente a los sacerdotes y agentes de pastoral, afrontando con valor y sufrimiento los
numerosos casos de persecución, cárcel y asesinatos de miembros del clero y catequistas.
Ante los ataques hacia su persona él expresará: "He sido frecuentemente amenazado de
muerte... Como pastor estoy obligado, por mandato divino, a dar la vida por quienes amo,
que son todos los salvadoreños, aun por aquellos que vayan a asesinarme... El martirio es
una gracia de Dios que no creo merecer. Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi
sangre sea semilla de libertad y la señal de que la esperanza será́ pronto realidad. Mi
muerte, si es aceptada por Dios, sea por la liberación de mi pueblo y como testimonio de
esperanza en el futuro... perdono y bendigo a quienes lo hagan... perderán su tiempo: un
obispo morirá́ , pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá́ jamás"
“Los mártires no son patrimonio de un grupo ni de un país o una época, ni siquiera de la
Iglesia Católica. Son de Dios y a Dios entregaron voluntariamente su vida”. Él había
decidido predicar el evangelio en un país donde las palabras de Cristo parecían subversivas.
Su figura es la del Obispo pastor, que se ocupa de su rebaño hasta la muerte y que se
mantiene siempre en estricta comunión con la Iglesia y su Magisterio.
Así lo describe el Papa Francisco en una misiva escrita al arzobispo salvadoreño José
Luis Escobar y Alas:
CONCLUSIÓN