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EDGE CITY

Término acuñado por Joel Garreau para definir lo que, según él, es la principal transformación en la forma

de hacer ciudades que se ha producido en Estados Unidos desde hace siglos. Para otros, las Edge

Cities son la última generación de suburbios norteamericanos, si bien sus características formales y

funcionales difieren tanto de las de los suburbios tradicionales que muchos autores tienden a contemplarlas

como un fenómeno diferente. Entre estas diferencias destacan una ubicación excepcionalmente lejana de

los centros urbanos, la mezcla de la función residencial con la del trabajo de oficinas, una extrema dispersión

que hace que se confundan con el territorio natural, etc. Las Edge Cities nacieron en Estados Unidos en la

década de los 80 y su éxito ha sido tan fulgurante que actualmente dos terceras partes del espacio de

oficinas existente en el país se concentra en ellas.

La razón que explica este fenómeno es que, en comparación con los centros urbanos, las Edge

Cities ofrecen a las corporaciones globales muchas ventajas: suelo más barato, seguridad, eficientes

comunicaciones terrestres, avanzado equipamiento tecnológico y una elevada calidad de vida para sus

empleados y directivos. Éstos encuentran en ellas entornos de alto valor ambiental, espectaculares centros

comerciales, fantásticas instalaciones deportivas, selectos clubs de golf, magníficos colegios… todo ello en

un entorno tipo campus plagado de lagos, bosques, sendas peatonales y carriles bici. Por todo ello, las Edge

Cities se están convirtiendo en la sede preferente de las empresas punteras de la economía tardocapitalista

y en la residencia a sus altamente cualificados empleados.

Las Edge Cities se emplazan muy lejos de los downtowns, en áreas fronterizas

entre el campo y la ciudad, y siempre cerca de alguna gran arteria de comunicación (con preferencia por
las intersecciones de las rondas de circunvalación con las autopistas radiales). Aún así, al mezclar

residencias y centros de trabajo se convierten en unidades urbanas funcionalmente autónomas, cuyos

habitantes escapan a los atascos cotidianos generados por la pendularidad de los desplazamientos casa-

oficina.

Las características formales de las Edge Cities inciden en el atractivo físico. En ellas proliferan edificios

bajos y alargados que puntean el territorio separados por amplísimas zonas verdes y de aparcamiento. El

modelo, como ya hemos comentado, es el del campus universitario norteamericano. Su red viaria suele

estructurarse mediante un serpenteante eje principal del que parten calles secundarias que igualmente

serpentean dentro de los diferentes barrios, habitualmente denominados villages. El centro espacial y

comunitario suele ocuparlo uno o varios shopping malls de última generación que, ante la inexistencia de

plazas y alamedas, se convierten en el verdadero y único espacio público de las Edge Cities.

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