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EN LO PRINCIPAL: Acción constitucional de amparo; EN EL PRIMER OTROSÍ: Acompaña

documentos; EN EL SEGUNDO OTROSÍ: Patrocinio.

ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES DE CONCEPCIÓN

SERGIO IGNACIO CONTRERAS PAREDES, cédula nacional de identidad N°13.548.666-3, y CATALINA


HONORATO BEZANILLA, cédula nacional de identidad N°16.209.792-K, abogados, domiciliados en
calle Coronel Pereira N°62, oficina 1001, Las Condes, Santiago, en representación de don LUIS
FELIPE VIDELA CID, cédula nacional de identidad N°18.291.878-4, y don RICARDO YORDAN
SEGUEL SAN MARTÍN, cédula nacional de identidad N°17.842.042-9, imputados bajo la medida
cautelar personal de arresto domiciliario total en causa RIT N° 1090-2021, RUC N° 2100998559-7
del JUZGADO DE GARANTÍA DE CAÑETE, a S.S. Iltma. respetuosamente decimos:

Que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 21 de la Constitución Política de la


República, venimos en deducir ACCIÓN CONSTITUCIONAL DE AMPARO, en modalidad correctiva, en
contra de la resolución de la Sexta Sala de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción
pronunciada por el Ministro Mauricio Danilo Silva, Ministra Suplente Claudia Andrea Vilches y Fiscal
Judicial Hernan Amador Rodriguez – y notificada en la misma audiencia – con fecha 08 de junio de
2022, en que, a propósito de la vista de la apelación de medidas cautelares, revoca la resolución del
juez de Garantía de Cañete y decreta la medida cautelar del artículo 155 letra a) del Código Procesal
Penal respecto de nuestros representados, vulnerando de esta manera su derecho a la libertad personal,
solicitando a S.S. Iltma desde ya, mediante el uso de las facultades que la Constitución y la ley le
brindan a este Ilustrísimo Tribunal, acoger el presente recurso de amparo, declarando la ilegalidad y
arbitrariedad de la resolución de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción, y restableciendo
así el imperio del Derecho, dejando sin efecto la medida cautelar de arresto domiciliario total de
nuestros representados, en virtud de los antecedentes de hecho y argumentos de Derecho que
desarrollaremos a lo largo de esta presentación.

Para una adecuada comprensión de la presente acción, expondremos en capítulos sucesivos y


separados los antecedentes de hecho y fundamentos de Derecho en que se apoya esta presentación,
los cuales pasaremos a exponer a continuación:

I. COMPETENCIA DE ESTA ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES

El recurso de amparo constitucional establecido en el artículo 21 de la Constitución Política


de la República, en su modo correctivo, debe interponerse en la Corte de Apelaciones del territorio
jurisdiccional en que se dictó la orden que priva de libertad, como asimismo donde esta se esta

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cumpliendo. Pues es del caso que la misma se dictó por la Sexta Sala de esta Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Concepción, y mis representados se encuentran cumpliendo la medida cautelar en la
ciudad de Talcahuano, siendo por tanto competente de conocerla esta Ilustrísima Corte, por parte de
una sala que no se encuentre inhabilitada.

En este mismo sentido ha fallado la Excelentísima Corte Suprema, en un caso donde la


resolución respecto de la cual se reclamaba su ilegalidad había sido pronunciada por la Ilustrísima
Corte de Apelaciones de Santiago, en causa Rol Ingreso Corte N°34.410-2021, señalando que:

“Que de los antecedentes del recurso aparece que la situación allí descrita sí constituye uno de los supuestos
previstos en el artículo 21 de la Constitución Política de la República, por lo que su mérito deberá decidirse al conocer
del fondo de la acción deducida, se revoca la resolución apelada de seis de mayo de dos mil veintiuno, dictada por la Corte
de Apelaciones de Santiago, en el Ingreso Corte N° 1675-2021, por la cual se declaró inadmisible la acción de amparo
interpuesta, y en su lugar se dispone que aquélla es admisible, debiendo una sala no inhabilitada de la Corte de
Apelaciones antes señalada darle la tramitación que en derecho corresponda, a fin de pronunciarse derechamente sobre el
amparo deducido.”1

II. ANTECEDENTES RELEVANTES DE LA CAUSA.

1. Con fecha 03 de noviembre de 2021, alrededor de las 12:00 horas, funcionarios Carabineros
de Chile – quienes se encontraban arriba de un vehículo en el camino de acceso de la facción
San Carlos, en camino interior a la ruta P72-S, sector de San Miguel, comuna de Cañete –
fueron atacados por un grupo de personas. Estas procedieron a quemar un paradero y hacer
una barricada para cortarle el acceso de salida a Carabineros del lugar, mientras les disparaban
con armas de fuego.

2. Ante esta situación, Carabineros solicitó apoyo al mando de la Armada, logrando estos últimos
llegar al sector alrededor de las 14:30 horas.

3. Las personas que los atacaban, al llegar los Infantes de Marina, se replegaron más adelante,
hacia el sur, cerca de un paradero, y volteando unos pinos en la ruta, desde donde continuaron
disparando. Esto se encontraba en las cercanías de la casa de la familia Llempi Machacan.

4. Luego de estar bajo fuego durante dos horas, por parte de civiles armados, funcionarios de la
Armada lograron avanzar, y las personas del grupo armado huyeron en varias direcciones:
algunos hacia el predio de la familia Llempi, otros hacia un predio al otro lado del camino y
otros en vehículos.

1Resolución Excelentísima Corte Suprema de fecha 25 de mayo de 2021 en causa Rol Ingreso Corte N°34.410-
2021

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5. Entre los Infantes de Marina que fueron en ayuda de Carabineros el día antes indicado, se
encontraban nuestros representados: el Teniente Luis Felipe Videla Cid y el Cabo 2° Ricardo
Yordan Seguel San Martín, entre otros.

6. Ese día falleció el joven Yordan Llempi Machacan, producto de un impacto balístico recibido
durante el enfrentamiento, falleciendo posteriormente en el CESFAM de Tirúa.

7. Posteriormente, el Ministerio Publico solicitó al Juzgado de Garantía de Cañete una orden de


detención respecto de mis representados – quienes, huelga señalar, se encontraban ya
colaborando con la investigación, con abogado constituido en el proceso e incluso apercibidos
del artículo 26 del Código Procesal Penal. Con fecha 01 de junio de 2022, se procedió a
formalizar investigación respecto de nuestros representados, don Luis Felipe Videla Cid y don
Ricardo Yordan Seguel San Martín, por el delito de homicidio simple de Yordan Llempi
Machacan, quien habría fallecido producto de un disparo sufrido durante el enfrentamiento
antes relatado, en causa RIT 1090-2021, RUC 2100998559-7.

8. La formalización se efectuó en los siguientes términos:

“El día 13 de octubre del año 2021 se publicó en el Diario Oficial el Decreto Supremo número 270 del
Ministerio del Interior y Seguridad Pública, de fecha 12 de octubre del mismo año, mediante el cual se
decretó Estado de excepción constitucional de emergencia, entre otras, para la Provincia Arauco en la
Región del Biobío. Dicho estado de excepción se decretó por un plazo de 15 días y se designó como Jefe de
la Defensa Nacional, respecto a las provincias de la Región del Biobío, al Contralmirante de la Armada,
señor Jorge Parga Baralesque, a quien se le otorgaron las siguientes facultades:

“1. Asumir el mando de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad Pública que se encuentren en las
zonas declaradas en estado de emergencia bajo su jurisdicción, para los efectos de velar por el orden público
y de reparar o precaver el daño o peligro para la seguridad nacional que haya dado origen a dicho Estado,
debiendo observar las facultades administrativas de las autoridades institucionales colocadas bajo su
jurisdicción y, en particular, las correspondientes a los respectivos Delegados Presidenciales Regionales.
En especial, las Fuerzas Armadas podrán desplegar unidades aéreas, terrestres y o marítimas para
prestar apoyo logístico de vigilancia, de transporte y tecnológico a los procedimientos policiales a
desarrollarse y las zonas declaradas en estado de emergencia. No podrán llevar a cabo procedimientos
policiales de manera autónoma y directa, sin perjuicio de lo dispuesto en el Decreto Supremo número 8 de
2020 del Ministerio de Defensa Nacional.

“2. Dictar normas tendientes a evitar la divulgación de antecedentes de carácter militar.

“3. Autorizar la celebración de reuniones en lugares de uso público, cuando corresponda, y velar por que
tales reuniones no alteren el orden público.

“4. Controlar la entrada y salida de la zona declarada en estado de emergencia y el tránsito de ella.

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“5. Dictar medidas para la protección de las obras de arte y de los servicios de utilidad pública, centros
mineros, industriales y otros.

“6. Impartir todas las instrucciones para el mantenimiento del orden interno dentro de las zonas bajo su
jurisdicción y;

“7. Las demás que le otorguen las leyes en su calidad de tal.

“El día 26 de octubre del año 2021, el Presidente de la República decidió extender el referido estado de
emergencia por 15 días más hasta el 11 de noviembre de 2021.

“En ese contexto, es que el día 3 de noviembre del año 2021, personal de Infantería de Marina de la
Armada de Chile, específicamente del Batallón Aldea, se encontraba realizando labores de apoyo y
protección a las diligencias y procedimientos adoptados por Carabineros de Chile. Manteniendo al efecto
tres bases militares, la primera de ellas correspondiente a la base Los Álamos, emplazada en las
dependencias de la 4.ª Comisaría de Carabineros de Control del Orden Público de Los Álamos. La
segunda, denominada Base Tirúa, dispuesta en la Subcomisaría de Carabineros de esa comuna y la
tercera es la comuna de Contulmo.

“Fue así que, en horas de la mañana de ese día 3 de noviembre del año 2021, aproximadamente a las
11:40 horas, personal de Carabineros de la 4.ª Comisaría de Control de Orden Público Los Álamos,
que tripulaban el carro policial tipo Panhard sigla J-054, a cargo el teniente Esteban Canales Burgos y
tripulado por el Cabo primero Neftalí Huenchuman Mancilla y el Cabo Primero Erick Díaz Gavilán,
en compañía de funcionarios infantes de Marina de la Armada de Chile, a la altura del kilómetro 9.5
de la Ruta P72s llevaron a cabo un procedimiento policial en el cual fue detenido José Nicolás Llempi
Machacan, siendo trasladado hasta la denominada facción San Carlos, ubicada en el kilómetro 8.5 de
la Ruta P72s, lugar donde Carabineros mantiene servicios por medida de protección, siendo finalmente
derivado hasta la tercera Comisaría de Carabineros de Cañete, donde continuaron el procedimiento, toda
vez que a esa hora se desarrollaba una manifestación en el cruce Peleco de la comuna de Cañete. El
traslado del detenido hasta la Comisaría de Carabineros, según lo indicado precedentemente, se realizó
mediante un convoy, quedando posteriormente en el acceso a la facción antes indicada el vehículo de
Carabineros tipo Panhard, sigla J-055, a cargo del Sargento Primero Raúl Canales Almuna y tripulado
por el Cabo primero Daniel Torres Oyarzúa y el cabo Segundo Javier Millanao Aguayo, a fin de
resguardar la facción señalada.

“Siendo 13:50 de esa misma jornada, el vehículo de Carabineros sigla J-055, fue atacado con disparos,
aparentemente de escopeta por un grupo de personas que arribaron al sector, específicamente a la
intersección del Camino de tierra que da acceso a la facción San Carlos y la ruta P72s, sector San Miguel,
de la comuna de Cañete quienes, además, habrían quemado un paradero que se encontraba en el lugar,
entre otros objetos, a raíz de lo cual Carabineros solicitó cooperación a su mando.

“Y por tal motivo el comandante del Grupo de Tarea Arauco de la Armada de Chile, a cargo del capitán
de fragata Gonzalo Cárcamo Aguilera, instruyó al puesto de mando a cargo del comandante Jaime

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Gómez Zamorano y a su vez éste instruyó al teniente segundo Luis Videla Cid, perteneciente a la base
Los Álamos, quien se encontraba realizando patrullajes, que se trasladara con el personal bajo su mando
a prestar cooperación a Carabineros, siendo aquellos un total de 18 infantes de marina, todos provistos,
entre otro armamento, de armas de guerra, consistentes en fusiles FNScar calibre 5.56 milímetros y,
además, cuatro funcionarios del Ejército de Chile que acudían en calidad de conductores y comandantes
de los carros blindados Mowag. El personal a cargo del teniente segundo Luis Videla Cid, se trasladó
distribuido en un camión SIM 450023 denominado 450, a cargo del mismo teniente Videla Cid y dos
carros blindados Mowag, el primero con el número 8046, a bordo del cual se encontraba el cabo Segundo
Infante de Marina Ricardo Seguel San Martín, y el segundo con el número 8062. Los tres vehículos y
su respectiva tripulación a cargo y bajo el mando del teniente Segundo Videla Cid, arribaron al sector
San Miguel de la comuna de Cañete, específicamente al acceso de la facción San Carlos, alrededor de
14:35, quedando distribuidos de la siguiente manera: el carro Mowag número 8062 se ubicó cerca del
cruce de la ruta P72s y el camino de tierra de ingreso a la facción San Carlos, a fin de bloquear el tránsito
de vehículos particulares en dirección de norte a sur, lo que provocó gran congestión en el lugar durante el
tiempo que duró el procedimiento. Mientras que el resto de la patrulla a cargo del teniente segundo Luis
Videla Cid, se posicionó en el camino de tierra frente a la facción San Carlos y a unos 60 metros
aproximadamente de la intersección con la ruta P72s con el camión militar 450 y el carro Mowag 8046,
uniéndose de esta manera al vehículo Panhard de Carabineros J055, que se encontraba en el lugar. Allí
el personal de Infantería de Marina descendió de los vehículos militares y se posicionaron manteniendo la
visual hacia el sur, advirtiendo sonidos atribuibles a procesos de disparo de armas de fuego, al parecer del
tipo escopeta, provenientes desde el sur, sin lograr localizarlos específicamente, motivo por el cual, y bajo
las instrucciones del teniente Segundo Videla Cid efectuaron disparos disuasivos utilizando sus respectivos
fusiles de cargo con munición de salva. Seguidamente hicieron uso de escopetas antidisturbios y finalmente,
el teniente Videla Cid solicitó mediante contacto telefónico, autorización a su mando, específicamente al
comandante del batallón Aldea, capitán de fragata Gonzalo Cárcamo Aguilera, y al capitán Felipe
González Fuster de su plana mayor, con la finalidad de hacer uso de munición real, siendo autorizado
por estos, quienes instruyeron que los disparos deberían ser a un objeto determinado y en partes no vitales,
motivo por el cual el teniente Videla Cid realizó en esta instancia 14 disparos, los que habrían impactado
en el suelo a pocos metros de la posición del tirador Videla Cid. Esto habría ocurrido entre las 14:30 y
las 14:56 horas.

“Al mismo tiempo alrededor de las 14:40 horas, entre 500 y 600 metros de distancia aproximadamente
hacia el sur de su posición, se percataron de la presencia de civiles, quienes habrían portado armas de
fuego del tipo escopeta, por lo que el teniente Videla Cid decidió efectuar un procedimiento a fin de
detenerlos, instruyendo a cuatro funcionarios que se desplegarán a través de un bosque ubicado en el
costado poniente de la ruta, siendo estos el sargento segundo Rodrigo Carreño Álvarez, el cabo primero
Alejandro Gutiérrez Miranda, el cabo segundo Juan Figueroa Rivera y el soldado primero Maximiliano
Pérez Castro. Seguidamente, el teniente Videla Cid comenzó un avance a pie junto a otros dos infantes
de marina, el cabo segundo Ricardo Seguel el San Martín y el soldado primero, Ricardo Pino Velázquez,
posicionándose algunos metros al sur del vehículo Mowag 8062, que mantenía cortado el tránsito vehicular

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específicamente al costado de una zanja en la orilla poniente de la ruta P72s. Desde esta nueva posición,
ubicada aproximadamente a 558 metros de distancia de un paradero de material de concreto y madera,
localizado en la vereda izquierda de la ruta, en dirección norte a sur, el teniente Videla Cid, siendo las
15:42, ordenó al cabo segundo Ricardo Seguel San Martín, disparar con munición real hacia este
paradero, efectuando este, cinco disparos. Seguidamente, entre las 15:45 horas y las 16:15 horas
aproximadamente, el teniente Videla Cid, junto al cabo Segundo Ricardo Seguel San Martín y al soldado
Ricardo Pino Velázquez y al menos cuatro funcionarios más, realizaron un avance en dirección al sur,
hacia el sector del paradero y árboles que cortaban la ruta P72s. Algunos de estos a pie y otros a bordo
del vehículo 450, además del Mowag 8046 tripulado por su conductor y el comandante de carro,
pertenecientes al Ejército de Chile.

“Mientras se producía el avance por la ruta P72 s de norte a sur, por parte del personal de la Armada
de Chile, por orden del Teniente Segundo Infante de Marina, Luis Videla Cid, efectuaron desde esta
nueva posición a menos de 300 metros del paradero, disparos con sus armas de servicio, que corresponden
a armas de guerra con un alcance letal de más menos 1300 metros.

“Específicamente el teniente Videla Cid, con su fusil FN Scar, calibre 5.56 milímetros, efectuó un total
de cinco disparos. En total, dicho día efectuó 19 disparos con su fusil.

“Y, el cabo segundo infante de Marina Ricardo Seguel San Martín con su fusil Fnscar, calibre 5.56
milímetros, efectúa un total de 53 disparos. En total, dicho día efectuó 58 disparos con su fusil, disparos
todos dirigidos hacia un sector donde se encuentran sectores poblados, principalmente casas habitaciones y
sus dependencias, entre otras, la vivienda de la familia Llempi Machacan, así como el paradero ya
mencionado, en cuyas cercanías habían muchas personas, por lo que existía un alto grado de posibilidad
que pudieran impactar mortalmente a una o varias de ellas, no obstante lo cual, actuaron de todas maneras
representándose y aceptando en su voluntad la producción de la muerte de alguna persona para el caso
hipotético en que ésta se produjera, disparando y ordenando disparar, esto último también en el caso del
imputado Videla Cid, sus armas de guerra. En definitiva, la patrulla que estaba a cargo del teniente
Luis Videla Cid, efectuó en el momento del avance 133 tiros de munición 5.56 milímetros con sus fusiles
de guerra.

“De esta manera, siendo aproximadamente las 16:00 de dicho día 3 de noviembre del año 2021,
mientras Yordan Llempi Machacan se encontraba en su domicilio ubicado en el sector San Miguel, a un
costado de la ruta P72s., Cañete, vivienda de color verde que se encuentra aproximadamente a 115 metros
en dirección sur poniente del paradero tantas veces mencionado, integrantes de la familia Llempi
Machacan, su madre, padre y cuñada escucharon disparos que se efectuaban cerca de su domicilio por la
carretera y buscaron refugio en la parte posterior de la vivienda, en una especie de bodega. percatándose
doña Claudia Huiquipan Paine, cuñada de Yordan Llempi, que un grupo de personas civiles, al parecer
participaban en los disparos y las manifestaciones, ingresaron al predio familiar por un camino destinado
al paso de vehículos en dirección a una quebrada existente en la parte posterior del terreno de la familia
Llempi Machacan y por orden del teniente Luis Videla Cid, los infantes de marina a su cargo efectuaron

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hacia el sector sur, donde estaban botados los pinos y sus inmediaciones, abarcando parte de la propiedad
de la familia Llempi Machacan, siendo uno de estos disparos efectuado por el Cabo Segundo Infante,
Marina Ricardo Seguel San Martín, como se señaló, de acuerdo a la orden que recibió de parte del teniente
Luis Videla Cid, el que impactó en el hombro izquierdo a Yordan Llempi Machacan, quien se
encontraba en el patio del predio y, luego caminando herido, específicamente lesionado en la cara anterior
del hombro izquierdo, proyectil que ingresó a la cavidad toráxica a través del tercer espacio intercostal
izquierdo en arco anterior transfixia músculo intercostal pleura, pulmón izquierdo, pericardio, corazón y
diafragma en zona paravertebral izquierda a dos centímetros de la línea media y a 109 centímetros del
talón, alojándose el proyectil metálico deformado de un centímetro. Yordan Llempi Machacan mencionó
a viva voz que recibió un disparo, cayendo al costado de una bodega tipo leñera, por lo que la familia y
amigos lo auxiliaron y en un vehículo Suzuki Vitara de color azul turquesa lo sacaron de la propiedad,
comenzando su traslado hacia el sur por la ruta P72s, cruzándose posteriormente con funcionarios infantes
de marina que transitaban en dirección sur a norte desde la base Tirúa, quiénes siendo las 16:13
aproximadamente, lo detuvieron por un breve período de tiempo, alrededor de un minuto, para luego
dejarlo pasar en dirección a la posta Ranquilhue y luego al Cesfam de Tirúa, lugar este último donde se
constató su fallecimiento producto del impacto recibido.

“En definitiva, Yordan Llempi Machacan falleció producto de un traumatismo torácico por arma de
fuego secundario a una agresión de arma de fuego. Con características de etero inferidas, se constatan
lesiones compatibles con heridas por proyectil balístico, siendo la lesión principal, reciente, vital y mortal.
La lesión principal es compatible con heridas por arma de fuego de carga única sin salida de proyectil.

“Los hechos referidos precedentemente configuran a concepto del Ministerio Público el delito de homicidio
simple, ilícito previsto y sancionado en el artículo 391 N°2 del Código Penal, cabiéndole participación a
ambos imputados en calidad de autores. En el caso del señor Seguel, autor inmediato conforme al artículo
15 N°1, y en el caso del señor Videla, inductor conforme al artículo 15 N°2 segunda parte de la misma
norma ya señalada, delito que se encuentra en grado de desarrollo consumado.”

9. Luego de una extensa jornada de formalización y discusión de la medida cautelar de prisión


preventiva solicitada por el ente persecutor y los querellantes, el 06 de junio de 2022, el Juez
de Garantía de Cañete, don Cristián Mauricio Rosenberg de la Fuente, no dio lugar a la
solicitud de la medida cautelar de prisión preventiva por estimar que no se cumplía con los
requisitos del artículo 140 del Código Procesal Penal.

10. En lo pertinente, el Juez de Garantía de Cañete resolvió lo siguiente:

“Undécimo: Luego lo primero que se puede concluir en cuanto a la existencia de antecedentes que
acreditan el delito es que el joven Llempi Machacán falleció efectivamente producto de un impacto balístico
realizado por un tercero. Así lo establece la autopsia realizada a su cuerpo y las heridas que presentaba,
siendo una de ellas a la altura del hombro la de carácter mortal. Por otra parte no existe evidencia alguna
que la víctima participara de una acción en contra del personal de carabineros o de la Armada. De igual

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forma, hasta ahora existe importante evidencia para sostener que eventualmente se
produjeron, como se indicó, disparos por parte de civiles en los instantes en que
ocurrió la herida mortal del joven Llempi, hecho que se constata con los dichos de algunos
testigos que dicen haber visto un grupo de personas que ingresó al predio de la familia Llempi y habrían
seguido hacia la zona posterior del mismo, en aparente huida del personal de la Armada, así como de los
antecedentes previos que dicen relación con el uso de armas por parte de civiles. De esta forma cobra
importante relevancia la tesis persecutora de disparos por parte del personal de la Armada, por cierto del
imputado Seguel, y que uno de ellos alcanzó al joven Llempi Machacán, habiéndose representado dicha
posibilidad y aceptándola toda vez que desde mucho antes ya se había dado cuenta que se trataba de
sectores poblados con presencia de civiles. Sin embargo, la propia tesis de la Fiscalía es un indicio claro
que Seguel no quería directamente la muerte de LLempi, sino que intentaba
repeler una agresión con armas que habrían recibido, no de otra forma se entiende que se
le atribuye un dolo eventual y no directo, es decir se representó esa posibilidad y la aceptó, sin perjuicio
además de no conocerse el lugar exacto desde donde efectuó tal disparo, hacia dónde
o a quién lo dirigió y, lo más importante, cómo es que llega a impactar al joven
Llempi Machacán y se produce el ingreso a su cuerpo en la trayectoria que se
describe en la autopsia, para lo cual no hay antecedentes que sustenten alguna de
las alternativas técnicamente posibles.

“Duodécimo: Ahora bien, en cuanto a la participación, aquella enunciación lingüística de Seguel en


cuanto haber sido él quien disparó a quien se llevaron herido no equivale a constatar el hecho de que el
imputado Seguel realizó una acción matadora en términos del tipo del artículo 391 N°2 del Código
Penal y es que los enunciados lingüísticos no llevan de por si consigo el hecho que enuncian si no solo su
expresión. No obstante, para el Tribunal resulta altamente probable, y prevaleciente sobre otras hipótesis,
que lo enunciado por Suguel se corresponda con lo que ocurrió en los hechos, es decir que él efectivamente
realizó un disparo calibre 5.56 que hirió al joven Llempi Machacan, porque ya contaba en una ocasión
anterior con autorización para usar munición real, inició junto a su grupo un avance armado en dirección
norte sur hacia el punto de corte de la ruta cercano a la familia Llempi Machacan, existe evidencia de
disparos efectuados desde la ruta hacia el predio de dicha familia y porque sus expresiones no cuentan con
contradicción conocida de alguno de los otros integrantes de la Armada que pudiere haberse atribuido
dicho disparo, sin desconocer el incomprensible ánimo de logro que imperaba entre aquellos funcionarios.
Estos antecedentes hacen presumir al Tribunal que fue efectivamente el imputado Seguel quien efectuó el
disparo que término por costarle la vida a la víctima de estos hechos.

“Décimo Tercero: Por otra parte, no puede soslayarse el hecho que si se acepta la
tesis del dolo eventual, es altamente probable que haya que aceptarla como
compatible con una causal de justificación del personal de la Armada que
respondió a los disparos que se efectuaban en ese momento por civiles. Por lo
mismo, no es descartable el yerro en un presupuesto fáctico de la justificación de
Seguel, más que la aceptación de la realización de la acción típica. Así, hablando en

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términos de juricidad la cercanía entre querer (dolo directo) y errar (justificación putativa) es amplia, pero
la que hay entre aceptar (dolo eventual) y errar o incluso actuar imprudente (culpa) es bastante más
estrecha. De tal forma que aceptando el Tribunal el hecho típico, también acepta
que su antijuricidad cumple hoy apenas un estándar prevalente sobre hipótesis
alternativas, observándose como complejo el avanzar en otra etapa del
procedimiento a la superación de la duda razonable exigida cuando
prácticamente se han agotado ya las diligencias, lo que incide en el examen de la necesidad
de cautela según se dirá.

“Décimo Cuarto: Como aspecto aparte se examina la participación a título de autor


inductor del Teniente Videla en la imputación fiscal. El Tribunal descarta desde
ya cualquier participación de este imputado en el delito acreditado y consecuentemente
no le impondrá ninguna medida cautelar. El actuar de Videla tiene aspectos extremadamente reprochables
moralmente y si se quiere profesionalmente, pero que no alcanzan el ámbito penal. En algún momento
llegó a dar una orden de apuntar y eliminar al enemigo, en circunstancias que el entorno no demandaba
una decisión tan radical. No escuchó tampoco la sugerencia razonable de un Sargento en orden a replegarse
para actuar luego y menos brindó la protección que un grupo de civiles en la carretera debía recibir de su
parte exponiéndolos a un eventual fuego cruzado. Aquello deberá ser evaluado por las autoridades
pertinentes y decidir si está en condiciones de actuar fuera del ámbito militar para la protección de civiles
con apego al marco jurídico y la vida como bien jurídico protegido esencial, independiente de quien se trate.
Sin embargo, si la atribución dolosa a Seguel ya ha sido compleja, la misma resulta muy lejana a Videla.
A partir de la salida del camino perpendicular al principal, no dio órdenes de disparar de manera letal
directa y si bien decidió avanzar hacia donde se encontrarían aquellas personas que eventualmente
contaban con armamento, no hay ninguna evidencia de que haya ordenado a Seguel
abrir fuego directo incluso aceptando que podía herir a civiles una vez que llegan
al sector cercano a la casa de la familia Llempi. No debe pasarse tampoco por alto, que el
personal militar, aunque la fuerza del mando pueda hacerlo impracticable en determinadas ocasiones,
siempre podrá representar a sus superiores el que una orden pueda implicar la comisión de un delito,
quedando en manos del superior la responsabilidad si es que persiste en ella, conforme lo establece el
artículo 335 del Código de Justicia Militar.

“Décimo Quinto: En cuanto a la necesidad de cautela, desde ya se descarta la tesis de la querellante


concerniente al homicidio calificado, por cuanto ningún antecedente se ha incorporado que permita asegurar
que el imputado actuó sobre seguro en su accionar y menos que, a diferencia de lo que dice el Ministerio
Público lo haya hecho con dolo directo. De igual manera no se considera que la privación de libertad de
Seguel sea necesaria para el éxito de la investigación, por cuanto dicha causal requiere expresamente que
se invoquen diligencias precisas de investigación que eventualmente pudiera entorpecer, lo que no se ha
fundamentado, considerando además que ya han trascurrido siete meses de investigación exhaustiva. Por
otra parte, como ya se adelantó, a juicio del Tribunal la necesidad de cautela se ve
fuertemente afectada por la debilidad de la configuración de la acción típica, sobre

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todo antijurídica y culpable, de tal forma que incluso los factores seleccionados
como relevantes por el legislador son cuestionables en el análisis. En este sentido,
no se ha perdido de vista que es un ilícito grave no sólo por la pena asignada al
delito que es de crimen, sin embargo debido fundamentalmente a la compleja
atenuación de la configuración del presupuesto material de existencia del delito,
el Tribunal no considera proporcional ni pertinente en este estado procesal
imponer la prisión preventiva por peligro para la seguridad de la sociedad del
imputado Seguel, por lo que no se hace lugar a lo solicitado por el Ministerio Público en ese sentido.”
(énfasis agregado)

11. El Ministerio Público apeló de manera verbal, al igual que los querellantes, recursos que fueron
declarados admisibles, procediéndose a la vista de los mismos por parte de la Ilustrísima Corte
de Apelaciones de Concepción el día miércoles 08 de junio de 2022, en la Sexta Sala de dicho
Ilustrísimo Tribunal.

III. ANTECEDENTES ESPECÍFICOS DEL HECHO ARBITRARIO E ILEGAL.

1. Con fecha 08 de junio de 2022, la Sexta Sala de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de


Concepción, conociendo del recurso de apelación ingresado en Rol Ingreso Corte N°570-
2022-Penal, procedió a revocar la resolución del Juez de Garantía de Cañete, decretando en
su reemplazo la medida cautelar del artículo 155 letra a) del Código Procesal Penal respecto
de mis representados, esto es, arresto domiciliario total, por considerar que existían
antecedentes para tener por cumplidos los requisitos del artículo 140 del Código Procesal
Penal.

2. Dicha resolución, y tal como se dará cuenta en este recurso, no cuenta con la fundamentación
exigida por la ley, la Constitución y Tratados Internacionales, para justificar su decisión de
privar de libertad total a mis representados.

3. La resolución que se impugna mediante esta acción de amparo ha sido expedida en forma
ilegal, afectando el derecho a la libertad personal y seguridad individual consagrado en el
artículo 19 N° 7 de la Carta Fundamental, toda vez que ésta no ha sido dictada en los casos y
formas determinados en la ley como lo dispone la letra b) del artículo 19 N°7 de la
Constitución Política de la República. La mencionada resolución no se ajusta a la ley, puesto
que es carente de fundamentación deviniendo por tanto en ilegal, vulnerándose a su respecto
los artículos 36, 122, 139, 140 y 143 del Código Procesal Penal.

IV. RESOLUCIÓN RECURRIDA.

“1°.- Que, se ha apelado por parte del Ministerio Público, Instituto Nacional de Derechos Humanos y
la querellante particular de la negativa del tribunal a quo a decretar la medida cautelar de prisión
preventiva respecto de los imputados Luis Felipe Videla Cid y Ricardo Yordan Seguel San Martín. Los

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arbitrios procesales se fundamentan, en que respecto de ambos imputados, concurren las exigencias que
estipula el artículo 140 en sus letras a) y b) del Código Procesal Penal, y en relación a la necesidad de
cautela, sostienen que atendida la naturaleza y gravedad del delito por el cual han sido formalizados,
corresponde la aplicación de la medida cautelar de prisión preventiva.

“2°.- Que, del mérito de los antecedentes aportados por los intervinientes en estrados, y los que menciona
la resolución que se recurre, consistente en declaraciones vertidas por testigos, videos de las cámaras
portadas por los funcionarios de la Armada de Chile, peritajes y análisis del sitio del suceso, permiten
concluir que existen elementos que justifican la existencia del hecho punible materia de la formalización,
sin perjuicio de la discusión que en otra etapa del procedimiento se pueda efectuar respecto a su calificación
jurídica.

“Asimismo, tales antecedentes resultan suficientes para presumir fundadamente que los imputados han
tenido una participación en el hecho punible en calidad de autores, sin perjuicio de las alegaciones que
sobre la responsabilidad se puedan efectuar más adelante, en los estadios procesales que correspondan.

“Conforme a lo anterior, se justifican los literales a) y b) del artículo 140 del Código Procesal Penal.

“3°.- Que, en cuanto a la necesidad de cautela, si bien esta Corte considera que se reúnen todas las
exigencias que contempla el artículo 140 letra c), para estimar que la libertad de los imputados constituye
un peligro para la seguridad de la sociedad, dada la naturaleza y gravedad del delito atribuido, y atento
a lo dispuesto en el artículo 139 del citado código adjetivo, se estima en este caso suficiente para asegurar
las finalidades del procedimiento, la consignada en el artículo 155 letra a) del Código Procesal Penal, esto
es, la privación de libertad total, en su domicilio, a fin de vincular a los encausados con el procedimiento,
conforme lo autoriza el artículo 360 del código del ramo, en cuanto no se superan los límites de lo pedido,
que fue la solicitud de imposición de la medida cautelar más gravosa.

“Por lo razonado y de conformidad con lo dispuesto en los artículos 139, 140, 149 y 360 del Código
Procesal Penal, se revoca la resolución dictada en audiencia de seis de junio del año en curso, por el Juzgado
de Garantía de Cañete, que no hizo lugar a la solicitud del Ministerio Público y los querellantes de
imponer la medida cautelar de prisión preventiva a los imputados Luis Felipe Videla Cid y Ricardo
Yordan Seguel San Martin, y en su lugar, se decreta a su respecto, la medida cautelar de privación de
libertad total en su domicilio, previsto en el artículo 155 letra a) del Código Procesal Penal.”

V. FORMA EN QUE SE CONFIGURA LA ILEGALIDAD Y ARBITRARIEDAD DE LA RESOLUCIÓN

DICTADA POR LA ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES DE CONCEPCIÓN.

La resolución que se impugna mediante esta acción de amparo ha sido expedida en forma ilegal,
afectando el derecho a la libertad personal de nuestros representados, consagrado en el artículo 19
N°7 de la Carta Fundamental, toda vez que ésta no ha sido dictada en los casos y formas determinados
en la ley, conforme lo dispone la letra b) del artículo 19 N°7 de la Constitución Política de la República.
La mencionada resolución no se ajusta a la ley, puesto que carece de fundamentación, deviniendo por

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tanto en ilegal, vulnerándose a su respecto los artículos 36, 122, 139, 122, 140 y 143 del Código
Procesal Penal.

Así, en los siguientes capítulos procederemos a dar cuenta de cómo la resolución de la Ilustrísima
Corte de Apelaciones de Concepción carece de fundamentación alguna y, más aún, hace referencias a
la resolución de primera instancia para justificar su decisión, las cuales derechamente contradicen lo
que resuelve. Asimismo, tampoco se hace cargo de cómo los argumentos de esta defensa no son
suficientes para desestimar su decisión de revocar la resolución impugnada.

A. La resolución objeto de esta acción constitucional no expone antecedentes de hecho


ni de Derecho que sustenten o justifiquen la decisión de decretar la medida cautelar de arresto
domiciliario total.

El artículo 140 del Código Procesal Penal establece entre sus requisitos para la procedencia de
la prisión preventiva (aplicables de conformidad con la remisión que efectúa el inciso final del artículo
155 del mismo cuerpo normativo) los siguientes:

a. Que existen antecedentes que justificaren la existencia del delito que se investigare;

b. Que existen antecedentes que permitieren presumir fundadamente que el imputado ha tenido
participación en el delito como autor, cómplice o encubridor, y

c. Que existen antecedentes calificados que permitieren al tribunal considerar que la prisión
preventiva es indispensable para el éxito de diligencias precisas y determinadas de la
investigación, o que la libertad del imputado es peligrosa para la seguridad de la sociedad o del
ofendido, o que existe peligro de que el imputado se dé a la fuga, conforme a las disposiciones
de los incisos siguientes.

En el caso de la resolución contra la que recurrimos aquí, la falta de fundamentación del


Ilustrísimo Tribunal dice relación con cada uno de los requisitos señalados por el legislador, por cuanto
no entrega fundamentación de la forma en que considera que se cumple con la letra a) b) y c) de la
citada norma. En cuanto a la letra c) hace alusión a la circunstancia de peligro para la seguridad de la
sociedad, sin entregar tampoco fundamentación de la forma en que se cumple con lo anterior.

Así, se puede ver que falta fundamentación respecto de la concurrencia de cada uno de los
requisitos establecidos por la ley para decretar la prisión preventiva, todos los cuales son aplicables y
deben cumplirse también para la imposición de alguna de las medidas cautelares del artículo 155 del
Código Procesal Penal, como es en el presente caso donde se decretó la medida cautelar más gravosa
luego de la prisión preventiva, esto es, el arresto domiciliario total.

Es decir, resulta indispensable, sobre todo atendiendo que se está revocando la resolución de
quien tuvo a la vista todos los antecedentes y que resolvió que no se cumplía con el requisito de la
letra a) del artículo 140 del Código Procesal Penal, dar cuenta de cuáles serían estos antecedentes
fundantes para determinar lo contrario. Ello, por cuanto una resolución que restringe la libertad

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personal y derechos de mis representados, debe encontrarse fundamentada, de acuerdo a lo que exige
la ley.

Esto resulta evidente a la luz de la relación entre los artículos 36, 122 y 143 del Código Procesal
Penal, que rezan respectivamente:

“Artículo 36.- Fundamentación. Será obligación del tribunal fundamentar las resoluciones que dictare,
con excepción de aquellas que se pronunciaren sobre cuestiones de mero trámite. La fundamentación
expresará sucintamente, pero con precisión, los motivos de hecho y de derecho en que se basaren las
decisiones tomadas.” (énfasis agregado)

“Artículo 122.- Finalidad y Alcance. Las medidas cautelares personales sólo serán impuestas cuando
fueren absolutamente indispensables para asegurar la realización de los fines del procedimiento y sólo
durarán mientras subsistiere la necesidad de su aplicación.

Estas medidas serán siempre decretadas por medio de resolución judicial fundada” (énfasis agregado)

“Artículo 143.- Resolución sobre la prisión preventiva. Al concluir la audiencia el tribunal se


pronunciará sobre la prisión preventiva por medio de una resolución fundada, en la cual expresará
claramente los antecedentes calificados que justificaren la decisión.” (énfasis agregado)

La interpretación sistemática de estos artículos deviene ineludiblemente en la conclusión antes


señalada, puesto que, en palabras de nuestra Excelentísima Corte Suprema: “ (…) si bastare con satisfacer
las exigencias del aludido artículo 36 en la resolución en comento, no habría sido menester consagrar expresamente los
requisitos que en cuanto a su fundamentación se previeron en el artículo 143”2.

De esta manera, vemos que, en primer lugar, siempre es necesario que la resolución que decreta
medidas cautelares se encuentre fundada. Luego, el estándar de fundamentación que se exige respecto
de la prisión preventiva, aplicable al artículo 155 del Código Procesal Penal, si bien no ha de llegar a
los niveles necesarios para una sentencia condenatoria, sí ha de ser necesariamente más elevado que
el de una resolución ordinaria. Ello, por cierto, se condice además con variados principios que permean
el nuevo sistema procesal penal, como lo son la presunción de inocencia, el carácter de última ratio de
la prisión preventiva, la necesidad de socialización de las resoluciones judiciales, entre otros.

En este exacto sentido se ha pronunciado nuestra Excelentísima Corte Suprema, en varias


oportunidades. Especialmente, conociendo de la apelación de una acción de amparo, ha señalado que:
“(…) pesa sobre el juez el deber de hacerse cargo de ellos en su resolución en la forma que las disposiciones antes
comentadas demandas; de otro modo, esa sentencia no puede ser calificada como una decisión fundada.”3

2 Fallo de la Excma. Corte Suprema de fecha 19 de octubre de 2017. Rol N°40.860-2017.


3 Ibídem.

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En otra oportunidad, también conociendo apelación de una acción de amparo, el Excelentísimo
Tribunal ha resuelto lo siguiente:

“5°. Que, en concordancia con lo anterior, para que el juez pueda decretar la prisión preventiva, el
solicitante -Ministerio Público o querellante- deberá acreditar que se cumplen los requisitos contemplados
en las letras a), b) y c) del artículo 140 del Código Procesal Penal, debiendo el tribunal detallar, precisar
o acotar, y analizar, los que le fueron útiles para tener por concurrentes cada uno de los extremos del
artículo 140, para justificar la imposición de esa cautelar, como lo demanda el artículo 143, del mismo
cuerpo legal mencionado, (…). En síntesis, conforme se ha venido sosteniendo por esta Corte en la materia
debe tratarse de una resolución que, sin necesidad de cumplir las exigencias de fundamentación propias de
una sentencia condenatoria, en forma “clara y precisa” exponga los antecedentes calificados por los que se
tuvieron por acreditados, los requisitos que el artículo 140 del Código Procesal Penal prevé para ello.
(SCS Rol N° 4688-11 de 31 de mayo de 2011, Rol N° 5437-12 de 19 de julio de 2012, Rol N°
23.772-14 de 10 de septiembre de 2014 y Rol N° 6659-15 de 22 de mayo de 2015).

Por otro lado, esta Corte también ha puesto énfasis en que la fundamentación de la resolución que dispone
la medida de prisión preventiva “es el antecedente inmediato que la justifica en términos de permitir la
sociabilización de la misma a la vez que el adecuado control por los intervinientes de las resoluciones
jurisdiccionales” (SCS Rol N° 5858-2012 de 6 de agosto de 2012), (…)” 4

Esta reciente jurisprudencia no es sino la ratificación de una interpretación sostenida por la


Segunda Sala del Tribunal Supremo desde hace muchísimo tiempo. En este sentido, por ejemplo,
podemos citar los fallos Roles N°23.772-2014, N°4688-2011, N°5437-2012, N°5858-2012, N°6659-
2015 – todos de la Excelentísima Corte Suprema – y podemos incluso remontarnos hasta el año 2010,
en que esta máxima judicatura, en fallo Rol N°9492-2009, sostuvo:

“Que, la debida fundamentación de toda resolución judicial es una garantía constitucional y forma parte
del control jurisdiccional y público que caracteriza el nuevo proceso penal. Además de ser un deber
constitucional del juzgador, es un derecho del justiciable al reexamen de la cuestión sometida a decisión
ante jueces distintos. El deber de motivar las sentencias es un componente esencial del modelo de jurisdicción
propio de un estado democrático de derecho.”5 (énfasis agregado)

A la luz de este criterio, no podemos sino tildar de absolutamente insuficiente en estos términos
la resolución de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción.

4 Fallo de la Excma. Corte Suprema de fecha 01 de junio de 2022. Rol N°17252-2022


5 Fallo de la Excma. Corte Suprema de fecha 26 de abril de 2010. Rol N°9492-2009.

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En este orden de ideas, en los siguientes subacápites procederemos a analizar y dar cuenta de la
falta de fundamentación e incongruencias que se pueden apreciar respecto de lo señalado por la
Ilustrísima Corte para tener por cumplidos los requisitos del artículo 140 del Código Procesal Penal:

A.1. Existencia de antecedentes que justifican la existencia del delito.

La Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción, tal como se da cuenta en el fallo, refiere,


respecto del requisito de la letra a), lo siguiente:

“Que, del mérito de los antecedentes aportados por los intervinientes en estrados, y los que menciona la
resolución que se recurre, consistente en declaraciones vertidas por testigos, videos de las cámaras portadas
por los funcionarios de la Armada de Chile, peritajes y análisis del sitio del suceso, permiten concluir que
existen elementos que justifican la existencia del hecho punible materia de la formalización, sin perjuicio
de la discusión que en otra etapa del procedimiento se pueda efectuar respecto a su calificación jurídica.”

Sin embargo, no basta con que el tribunal haga una mera referencia a que existen antecedentes,
sino que debe expresar de manera precisa y determinada cuáles son exactamente los antecedentes que
se tienen a la vista, para tener acreditada la existencia del delito.

Como bien se ha señalado por la Excma. Corte Suprema, el artículo 143 del Código Procesal
Penal requiere que el Tribunal detalle, precise y analice los antecedentes que le fueron útiles para tener
por concurrentes cada uno de los extremos del artículo 140 del Código Procesal Penal. Sobre todo,
atendiendo que viene en revocar lo resuelto por el Juzgado de Garantía de Cañete.

Los elementos a los cuales se refiere la Ilustrísima Corte fueron los que tuvo a la vista el Tribunal
a quo, no ella misma. La Ilustrísima Corte solamente escuchó los alegatos y las referencias a
antecedentes. De esta forma entonces, no se entiende siquiera la referencia somera de la Ilustrísima
Corte a los antecedentes que indica haber considerado, pues estos mismos antecedentes son los que
el Tribunal a quo indica para establecer que no se puede tener por acreditada la existencia del delito.

A propósito de la existencia del delito, el Juzgado de Garantía de Cañete, señala expresamente


en su considerando Undécimo que:

“Luego lo primero que se puede concluir en cuanto a la existencia de antecedentes que acreditan el delito
es que el joven Llempi Machacán falleció efectivamente producto de un impacto balístico realizado por un
tercero. Así lo establece la autopsia realizada a su cuerpo y las heridas que presentaba, siendo una de
ellas a la altura del hombro la de carácter mortal. Por otra parte no existe evidencia alguna que la víctima
participara de una acción en contra del personal de carabineros o de la Armada. De igual forma, hasta
ahora existe importante evidencia para sostener que eventualmente se
produjeron, como se indicó, disparos por parte de civiles en los instantes en que
ocurrió la herida mortal del joven Llempi , hecho que se constata con los dichos de algunos
testigos que dicen haber visto un grupo de personas que ingresó al predio de la familia Llempi y habrían

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seguido hacia la zona posterior del mismo, en aparente huida del personal de la Armada, así como de los
antecedentes previos que dicen relación con el uso de armas por parte de civiles. De esta forma cobra
importante relevancia la tesis persecutora de disparos por parte del personal de la Armada, por cierto del
imputado Seguel, y que uno de ellos alcanzó al joven Llempi Machacán, habiéndose representado dicha
posibilidad y aceptándola toda vez que desde mucho antes ya se había dado cuenta que se trataba de
sectores poblados con presencia de civiles. Sin embargo, la propia tesis de la Fiscalía es un indicio claro
que Seguel no quería directamente la muerte de Llempi, sino que intentaba repeler
una agresión con armas que habrían recibido, no de otra forma se entiende que se le atribuye
un dolo eventual y no directo, es decir se representó esa posibilidad y la aceptó, sin perjuicio además de no
conocerse el lugar exacto desde donde efectuó tal disparo, hacia dónde o a quién
lo dirigió y, lo más importante, cómo es que llega a impactar al joven Llempi
Machacán y se produce el ingreso a su cuerpo en la trayectoria que se describe en
la autopsia, para lo cual no hay antecedentes que sustenten alguna de las
alternativas técnicamente posibles.” (énfasis agregado)

Tal como se aprecia de lo resuelto por el Juzgado de Garantía de Cañete, en su resolución – que
sí se encuentra debidamente fundada como lo exige la ley – se estableció respecto de los antecedentes
tenidos a la vista que, si bien existe un hecho típico, este no corresponde a un hecho punible. Lo
anterior, porque estaría faltando el elemento de antijuridicidad. Así, procede a describir hechos que
darían cuenta de la existencia del delito, pero inmediatamente se refiere a los hechos que eliminan el
elemento de la antijuridicidad de la conducta.

Como bien ha señalado la doctrina, la antijuricidad debe estimarse, en cuanto valoración de la


conducta, como aquella que contradiga el ordenamiento jurídico en general, o dicho de otra forma,
que vaya en contradicción del ordenamiento jurídico como un todo orgánico y unitario 6. Lo anterior
quiere decir que la antijuricidad se refiere no solo a la norma estrictamente penal, teniendo lo anterior,
como una de varias consecuencias, que pueden existir causales de justificación de la conducta en
normas de naturaleza civil.7

Así, la causal de justificación deja fuera el elemento de la conducta “antijurídica”, por cuanto
luego de un análisis objetivo del hecho, para ver si el mismo se consideraría típico, corresponde
efectuar un análisis de segundo nivel, en cuanto a si existe un precepto que permita la conducta y que
justifique el comportamiento típico. Al justificarse el comportamiento típico, se entiende entonces que
la conducta no constituye un hecho punible o delito.

De esta forma, si la Ilustrísima Corte de Apelaciones consideraba que, en este caso, si


existía el elemento de antijuridicidad en el hecho investigado, debía entonces fundamentar
dicha decisión dando cuenta de cuáles serían los antecedentes que tuvo a la vista y ponderó
para llegar a una conclusión distinta del Juzgado de Garantía. Y, sobre todo, debe consignar

6 NOVOA MONREAL, EDUARDO. Curso de Derecho Penal Chileno. Tomo I. año 2005. Pág. 313
7 Entendiendo como “civil” todo aquello de naturaleza no penal.

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expresamente cómo es que los mismos antecedentes fueron analizados de una forma diferente para
considerar que sí existía un hecho típico, antijurídico y culpable.

De esta forma, la Ilustrísima Corte no realizó referencia ni fundamentación alguna en virtud de


la cual se diera cuenta de las razones por las cuales considera que en el presente caso no pudiese
considerarse la existencia de una causal de justificación, para así entender que existiría un hecho típico,
antijurídico y culpable.

Señala, además, el Juez de Garantía, que no existen antecedentes que sustenten las “alternativas
técnicamente posibles” respecto del lugar donde se efectuó el disparo, hacia donde o a quien lo dirigió
(respecto de Ricardo Seguel) y cómo llega a impactar al joven Llempi Machacan y se produce el ingreso
a su cuerpo en la trayectoria que se describe en la autopsia.

Lo anterior es de suma relevancia, porque uno de los antecedentes claves que desvirtuaba la
manera en que el Ministerio Publico sostuvo que se habría cometido el delito, era el mismo Informe
de Autopsia de la víctima. Este informe daba cuenta de que la bala que provocó la muerte la de víctima
ingresó a su cuerpo a la altura del hombro, con una trayectoria de arriba hacia abajo. Sumado al hecho
de que la víctima se encontraba supuestamente en el terreno de su propiedad, el cual se encuentra a
mayor altura de donde se encontraba Ricardo Seguel avanzando por la Ruta P72-S, se torna
científicamente imposible que una bala disparada por Ricardo Seguel haya ingresado al cuerpo de la
víctima de esa forma, en el evento de que la misma se hubiese encontrado efectivamente dentro del
terreno, al costado de la ruta, mirando lo que sucedía, como indicó la formalización y la
fundamentación de prisión preventiva expuesta por el Ministerio Público.

Fue así como lo señaló el Juez de Garantía de Cañete, pero la Ilustrísima Corte indica todo lo
contrario. Señala que, en base a los mismos antecedentes citados, considera que existen antecedentes
que den cuenta de la existencia del delito, sin identificar cuáles serían estos, y cómo los mismos
llevarían a la Iltma. Corte a una conclusión o razonamiento distinto de aquel efectuado por el Juez de
Garantía.

Así, puede observarse entonces, que la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción no


entrega fundamento ni razonamiento alguno para llegar a una conclusión contraria a lo resuelto por el
Tribunal a quo respecto de la concurrencia de antecedentes que justifiquen la existencia del delito. Y
lo anterior es absolutamente ilegal, puesto que contraviene directamente lo establecido por la ley en
cuanto a la exigencia de fundamentación de la resolución que decreta una medida cautelar de privación
de libertad.

La pregunta que surge es: ¿cómo puede controlarse la legalidad de una resolución judicial que
priva de derechos a mis representados, si la misma no entrega los antecedentes claros y precisos, y el
análisis hecho por el Ilustrísimo Tribunal, en la fundamentación de su decisión, para arribar a una
conclusión distinta, si supuestamente valoró los mismos antecedentes?

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Si el Tribunal a quo consideró que se trataba de un hecho típico, pero no punible (por
faltar el elemento de antijuricidad de la conducta), debía entonces la Ilustrísima Corte de
Apelaciones proceder a fundamentar su decisión en un sentido contrario, entregando de
forma clara y precisa los antecedentes que ella habría tenido a la vista y la fundamentación
de la valoración de los mismos, para considerar que en este caso sí habría una conducta típica
y antijurídica. Cuestión que, como hemos venido relatando, no ocurre en la especie.

A.2. Existencia de antecedentes para presumir fundadamente la participación en el delito.

Continuando con el análisis de la ilegalidad de la resolución de la Ilustrísima Corte de


Apelaciones de Concepción, en su resolución, a propósito del requisito de la letra b) del artículo 140
del Código Procesal Penal, señala únicamente lo siguiente:

“Asimismo, tales antecedentes resultan suficientes para presumir fundadamente que los imputados han
tenido una participación en el hecho punible en calidad de autores, sin perjuicio de las alegaciones que
sobre la responsabilidad se puedan efectuar más adelante, en los estadios procesales que correspondan.”

En este caso, la resolución carece de fundamentación alguna. E incluso más, es completamente


contradictoria en la misma resolución. Esta señala que los antecedentes resultan suficientes para
presumir la participación. Sin embargo, y tal como se puede apreciar, la resolución del Tribunal a quo
señala lo contrario.

Si bien la Ilustrísima Corte puede valorar los antecedentes de una forma diversa al Tribunal A
Quo, dicha valoración debe encontrarse debidamente fundamentada, cosa que no ocurre en el
presente caso.

Lo anterior, resulta incluso imprescindible en el caso de nuestro representado Luis Felipe


Videla Cid, donde el Juzgado de Garantía de Cañete señala expresamente que no existe antecedente
alguno para presumir su participación en el hecho.

Así, el Juez de Garantía, que tuvo a la vista los antecedentes, señala que:

“Como aspecto aparte se examina la participación a título de autor inductor del Teniente Videla en la
imputación fiscal El Tribunal descarta desde ya cualquier participación de este imputado en el delito
acreditado y consecuentemente no le impondrá ninguna medida cautelar.(…) no hay ninguna evidencia de
que haya ordenado a Seguel abrir fuego directo incluso aceptando que podía herir a civiles una vez que
llegan al sector cercano a la casa de la familia Llempi.”

De esta forma, si la resolución que se buscaba revocar, en el caso del Teniente Luis Felipe
Videla decía expresamente que no existían antecedentes para presumir la participación,
resultaba necesario entonces para la Ilustrísima Corte proceder a detallar y precisar cuáles
serían aquellos antecedentes para llegar a una conclusión absolutamente contraria.

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No puede la Ilustrísima Corte señalar de manera imprecisa que razona “en base a los mismos
antecedentes” para justificar su decisión, sin entregar fundamento alguno de cómo es que los mismos
antecedentes le permiten llegar a una conclusión o apreciación distinta.

Se había señalado expresamente que se descartaba la participación de Luis Felipe Videla en los
hechos investigados, lo cual lo tuvo a la vista la Ilustrísima Corte, y sin embargo, acto seguido decide
imputarle responsabilidad sin antecedente o fundamento alguno. Por lo demás, esta resolución sitúa a
mis representados en una situación de absoluta indefensión, por lo siguiente: ¿Cómo podría esta
defensa, en una posterior revisión de las medidas cautelares impuestas, discutir lo que tuvo a la vista
la Ilustrísima Corte para decretarla, si la misma no entrega ningún fundamento ni precisa cuales serían
dichos antecedentes para considerar que se cumplía con la letra b) respecto del Teniente Luis Felipe
Videla?

Así, la resolución de la Ilustrísima Corte deja en total indefensión a mis representados, pues sin
saber cuáles serían los antecedentes que se tuvieron a la vista para considerar que los mismos permitían
presumir la participación, se ve imposibilitada de presentar nuevos antecedentes de aquellos, pues no
se sabe qué sería nuevo.

Ahora, respecto de nuestro representado Ricardo Seguel San Martín, el Juez de Garantía había
indicado que, si bien había antecedentes para presumir participación, señala inmediatamente a
continuación que:

(…) no puede soslayarse el hecho que si se acepta la tesis del dolo eventual, es altamente probable que
haya que aceptarla como compatible con una causal de justificación del personal de la Armada que
respondió a los disparos que se efectuaban en ese momento por civiles. Por lo mismo, no es descartable el
yerro en un presupuesto fáctico de la justificación de Seguel, más que la aceptación de la realización de la
acción típica. Así, hablando en términos de juricidad la cercanía entre querer (dolo directo) y errar
(justificación putativa) es amplia, pero la que hay entre aceptar (dolo eventual) y errar o incluso actuar
imprudente (culpa) es bastante más estrecha.”

De esta forma, da cuenta en primera instancia que habría antecedentes de participación en un


hecho típico, más no en un hecho punible o delito. Así las cosas, en este caso, la Ilustrísima Corte de
Apelaciones tampoco se hace cargo de fundamentar cuales serían esos antecedentes que volverían la
conducta punible, esto es, dónde estarían los elementos que aportarían el elemento de la antijuridicidad
de la conducta, dejando fuera la eventual causal de justificación.

Incluso más, la misma Corte señala en su resolución que considera que hay antecedentes para
presumir la participación, sin perjuicio de las alegaciones por responsabilidad que se puedan ver más
adelante. Entonces, ¿la Ilustrísima Corte que considera que existe o no existe participación? ¿Reconoce
entonces la causal de justificación que vuelve la conducta no punible o no?

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Si la misma resolución hace mención a una eventual discusión sobre responsabilidad, esta no
puede sino decir relación con una discusión sobre participación en el hecho investigado como delito.
Por cuanto, si es discutible dicha participación, ¿cuál sería entonces el antecedente para presumir
fundadamente en esta etapa que existiría la misma?

Todas estas dudas, imprecisiones y falta de seguridad generadas por la resolución, no tienen sino
su origen en la falta de fundamentación de una resolución sobre imposición de una medida cautelar
que priva totalmente la libertad de mis representados, los cual es absolutamente ilegal y contrario a
Derecho.

Así, la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción procedió a dictar una resolución donde
señalaba que, en base a los mismos antecedentes, tenía por cumplidos los requisitos de las letras a) y
b) del artículo 140 del Código Procesal Penal, sin indicar ni fundamentar cuales serían dichos
antecedentes, ni cuál sería el análisis o valoración hecha por la Corte para considerar que los mismos
antecedentes tenidos a la vista por el Tribunal de primera instancia les hace llegar a una conclusión
distinta.

El artículo 143 del Código Procesal Penal refiere expresamente que la resolución sobre prisión
preventiva – norma aplicable al presente caso – debe ser mediante una resolución fundada, donde se
exprese claramente los antecedentes calificados que justificaren la decisión. Pues lo cierto es
que, S.S. Iltma, en este caso no se ha dado cuenta alguna de cuáles serían los antecedentes calificados
que justificaren la decisión de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción, tal como se ha
detallado exhaustivamente a lo largo de esta presentación.

A.3. Necesidad de cautela: Existencia de un peligro para la seguridad de la sociedad.

Finalmente, en cuanto al tercer requisito, esto es, la necesidad de cautela, la Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Concepción señalo lo siguiente:

“Que, en cuanto a la necesidad de cautela, si bien esta Corte considera que se reúnen todas las exigencias
que contempla el artículo 140 letra c), para estimar que la libertad de los imputados constituye un peligro
para la seguridad de la sociedad, dada la naturaleza y gravedad del delito atribuido, y atento a lo dispuesto
en el artículo 139 del citado código adjetivo, se estima en este caso suficiente para asegurar las finalidades
del procedimiento, la consignada en el artículo 155 letra a) del Código Procesal Penal, esto es, la privación
de libertad total, en su domicilio, a fin de vincular a los encausados con el procedimiento, conforme lo
autoriza el artículo 360 del código del ramo, en cuanto no se superan los límites de lo pedido, que fue la
solicitud de imposición de la medida cautelar más gravosa.”

Nuevamente, en este caso, la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción solamente


enunció que consideraba que se cumplía con la exigencia de necesidad de cautela, sin

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fundamentar ni entregar en manera alguna, ni mucho menos de manera clara y precisa, los
fundamentos que justificaban su decisión.

Observamos que se refiere solamente a la naturaleza y gravedad del delito, como una repetición
enunciativa de los parámetros orientadores que ofrece el artículo 140 del Código Procesal Penal, pero
que bajo ningún punto de vista constituyen una presunción legal de peligrosidad; y en este sentido, la
Ilustrísima Corte no ofrece ninguna precisión ni profundización sobre el particular, pareciendo
conformarse con la penalidad asignada al delito.

Esta interpretación trae aparejado aquello que nuestro legislador, como ha correctamente
sostenido la Excelentísima Corte Suprema en innumerables oportunidades, ha querido precisamente
evitar: que la penalidad bruta, a priori, resulte ser un factor suficiente por sí mismo, convirtiendo la
procedencia de la prisión preventiva en un ejercicio meramente de cálculo. Y lo anterior aplica
plenamente para nuestro caso de arresto domiciliario total, que implica asimismo una privación total
de la libertad ambulatoria de nuestros representados. Esto es lo que se conoce como
“inexcarcelabilidad”.

En este sentido ha fallado la Excelentísima Corte Suprema en el Rol N°192-2009 en que expresa
en su considerando segundo “Que, al efecto, cabe considerar que si bien el artículo 140 letra c) del Código Procesal
Penal dispone que para ordenar la prisión preventiva del imputado será requisito, entre otros, el que su libertad resulte
peligrosa para la seguridad de la sociedad o del ofendido, señalándose en su inciso cuarto que para así estimarlo se
entenderá especialmente, entre otras circunstancias, el que cuando los delitos imputados tengan asignada pena de crimen
en la ley que los consagra, ello constituye sólo un criterio orientador para el juez, que no inhibe de modo alguno a los
tribunales, incluída esta Corte Suprema, para ponderar, a la luz de los principios fundamentales inspiradores del Código,
y de la realidad de los antecedentes, la existencia o inexistencia de motivos graves que justifiquen mantener con carácter
eventualmente indefinido y durante todo el proceso, la privación de libertad de un imputado por delito castigado con la
sanción indicada”

Así, la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción no entrega un fundamento distinto para


justificar el peligro para la sociedad. El hecho de que la pena asignada al tipo penal de homicidio
simple es una de crimen, justamente se debe a la naturaleza del delito. Y por tanto, no puede ser sólo
ese el criterio para considerar que existe una necesidad de cautela, sobre todo entendiendo que
tampoco se procedió siquiera a fundamentar la existencia del delito y la presunción fundada de
participación.

El criterio que pareciere sostener la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción en el fallo


que motiva esta acción constitucional, nos llevaría necesariamente a la inaceptable conclusión de que
la decisión por parte del Ministerio Publico de formalizar por un delito con pena de crimen, aunque
sea por mero capricho, acarrearía la necesidad de imponer una medida cautelar gravosa que prive
totalmente de la libertad ambulatoria a los imputados, como ocurre en la especie.

Incluso más, ni siquiera se hace cargo la Ilustrísima Corte de señalar el fundamento por el cual,
a pesar de considerar que concurren los requisitos de la necesidad de cautela para decretar la prisión

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preventiva solicitada por el Ministerio Público y los querellantes, decide revocar la resolución y
decretar una medida cautelar distinta a aquella solicitada, siendo esta de la misma intensidad que la
prisión preventiva, al privar totalmente a mis representados de su libertad ambulatoria.

Lo anterior es contrario al principio de excepcionalidad y ultima ratio de la prisión preventiva –


plenamente aplicable a nuestro caso donde se decretó el arresto domiciliario total – que ha sido
recogido por nuestro Excelentísimo Tribunal en los Roles N° 40.860-17, 40.862-17, 40.863-17 y
40.864-17 todos los cuales citan el Rol 192-09 que dice relación con la causa coloquialmente conocida
como ADN que establece “Que un principio capital de la reforma procesal penal es el carácter de medida de último
recurso que posee la prisión preventiva, la que procederá cuando las demás medidas cautelares personales fueren estimadas
por el juez como insuficientes para asegurar las finalidades del procedimiento, la seguridad del ofendido o de la sociedad.
El Mensaje con que el Ejecutivo remitió a la H. Cámara de Diputados el proyecto de Código Procesal Penal resulta
especialmente clarificador de la filosofía inspiradora del cuerpo legal en materia de medidas cautelares personales.
Efectivamente, se afirma que como consecuencia directa del principio que obliga a tratar al imputado como inocente
mientras no se haya dictado sentencia condenatoria, surge la necesidad de rediseñar el régimen de medidas cautelares
aplicables a quienes se encuentran en calidad de imputados, a partir del reconocimiento de su excepcionalidad y de su
completa subordinación a los fines del procedimiento. Como consecuencia de esta característica, el proyecto propone dar
plena aplicación a la presunción de inocencia, afirmando que quien es objeto de un procedimiento criminal en calidad de
imputado no debe sufrir, en principio, ningún detrimento respecto del goce y ejercicio de todos sus derechos individuales en
tanto éstos no se vean afectados por la imposición de una pena. Asimismo, se contempla la necesidad de establecer un
conjunto de controles específicos respecto de las medidas cautelares que implican formas de privación de libertad, buscando
racionalizar y limitar al máximo su utilización. En concordancia con esta idea rectora, se establece un conjunto de
medidas cautelares personales menos intensas que la prisión preventiva y que el juez debe utilizar con preferencia a éstas
cuando resulten adecuadas para asegurar los objetivos del procedimiento.”

B. La resolución objeto de la presente acción constitucional no se pronuncia ni se hace


cargo de las alegaciones planteadas por esta defensa en el debate de la medida cautelar de
prisión preventiva.

En este sentido, no existe tampoco ninguna referencia en su resolución por parte de la Ilustrísima
Corte de Apelaciones de Concepción en cuanto a los argumentos planteados por esta defensa de la
falta de concurrencia de los elementos de la letra a) b) y c) del artículo 140 del Código Procesal Penal,
ni tampoco respecto de lo planteado en cuanto al tipo penal y el delito de violencia innecesaria con el
que existía un concurso aparente, siendo realmente aplicable a este caso una imputación por este otro
delito en virtud del principio de especialidad.

En cuanto a dicha omisión y afectación al principio de inexcusabilidad, la Excelentísima Corte


Suprema ha fallado en los Roles N° 40.860-17, 40.862-17, 40.863-17 y 40.864-17 en el considerando
sexto “Que, empero, de haberse levantado en la audiencia una oposición fundada por la defensa del imputado a la
prisión preventiva, ello importa que, junto a lo antes dicho, el juez debe explicar los motivos por los cuales tal oposición

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no desvirtúa los antecedentes invocados por el solicitante ni le impiden tener por concurrentes los requisitos necesarios para
decretar la medida cautelar en comento.”

De esta manera, observamos que la resolución resulta del todo ilegal, no cumple con el estándar
que contempla el artículo 143 del Código Procesal Penal, provocando con ello un perjuicio a mis
representados que debe ser enmendada conforme a Derecho.

C. Conclusiones respecto de la ilegalidad de la resolución dictada por la Ilustrísima Corte


de Apelaciones de Concepción.

Conforme se ha venido exponiendo a lo largo de este acápite, observamos que la resolución de


08 de junio de 2022 que motiva la presente acción constitucional, conculca lo dispuesto en los artículos
36, 122, 139, 122, 140 y 143 del Código Procesal Penal. La resolución carece del más mínimo estándar
de fundamentación que requiere cualquier resolución que pretenda privar a una persona de su libertad
personal, incluso transitoriamente.

En efecto, la resolución no se hace cargo de explicitar, en manera alguna, cuáles serían los
antecedentes que permitieron a la Iltma. Corte de Apelaciones de Concepción disentir respecto de la
resolución del Tribunal a quo, ya sea en cuanto a la concurrencia de antecedentes que permitan tener
por acreditada la existencia del delito y la participación punible que les cupo a nuestros representados,
ni tampoco en cuanto a la existencia de una necesidad de cautela que justifique una medida cautelar
personal tan gravosa como lo es el arresto domiciliario total. Tampoco se hace cargo la Iltma. Corte
referida, en ninguna parte del fallo, de los argumentos esgrimidos por esta defensa en pos de la
confirmación de la resolución recurrida, para efectos de desestimarlos.

VI. FORMA EN QUE SE CONCULCA LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL DE LA LIBERTAD

PERSONAL Y AMBULATORIA DE LOS AMPARADOS.

La resolución impugnada por esta vía, que conforme hemos venido desarrollado, adolece de una
grave falta de fundamentación que la torna ilegal, acarrea como consecuencia jurídica inmediata la
imposición improcedente de una medida cautelar personal sumamente gravosa, consagrada en el
artículo 155 letra a) del Código Procesal Penal – esto, el arresto domiciliario total.

Resulta de Perogrullo señalar a S.S. Iltma. que la imposición del arresto domiciliario total, que
supone, como su nombre lo indica, la reclusión permanente del imputado en los confines de su
domicilio, deviene en una afectación de la libertad personal de nuestros representados. Esta hipótesis,
entonces, se encuadra perfectamente con aquella prevista en artículo 21 de la Constitución Política de
la República, y que habilita la interposición y el acogimiento de la acción de amparo constitucional.

Este derecho, asimismo, halla consagración en Tratados Internacionales suscritos y ratificados


por Chile, y que forman parte de nuestro ordenamiento jurídico interno de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 5 inciso 2° de la Constitución Política de la República. Así lo han señalado,

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por ejemplo, los artículos 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, y 7.6 de la Convención Americana de Derechos Humanos,
y los artículos 9.1, 9.2, y 9.4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (los artículos 7.6
y 9.4 referidos tienen especial relevancia, por cuanto habilitan la interposición del presente recurso de
amparo), disposiciones que rezan lo siguiente:

“Artículo 7. Derecho a la Libertad Personal.

“1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.

“2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones
fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados Partes o por las leyes dictadas
conforme a ellas.

“3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.

“4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y
notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.

“(…)

“6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a
fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene
su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados Partes cuyas leyes
prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a
un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no
puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.”

“Artículo 9

“1. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido
a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas
fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta.

“2. Toda persona detenida será informada, en el momento de su detención, de las razones
de la misma, y notificada, sin demora, de la acusación formulada contra ella.

“(…)

“4. Toda persona que sea privada de libertad en virtud de detención o prisión tendrá derecho a recurrir
ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad posible sobre la legalidad de su
prisión y ordene su libertad si la prisión fuera ilegal.”

Así, vemos que la resolución dictada con fecha 08 de junio de 2022 por la Iltma. Corte de
Apelaciones de Concepción no sólo vulnera lo dispuesto en los artículos 36, 122, 139, 122, 140 y 143
del Código Procesal Penal, habilitando por consiguiente la interposición de esta acción de

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conformidad con el artículo 21 de la Constitución Política de la República, sino que, adicionalmente,
se conculcan garantías supraconstitucionales, relativas a los Derechos Humanos, previstas en Tratados
Internacionales suscritos y ratificados por Chile. En la especie, además de privarle a nuestros
representado de su libertad, la resolución recurrida además les priva del derecho a no ser detenido por
motivos arbitrarios, y de conocer el fundamento de dicha decisión, al tenor de las normas recién
citadas. Así las cosas, entonces, la ilegalidad de la resolución deviene en la gravísima afectación de la
libertad personal y ambulatoria de nuestros representados.

VII. PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE AMPARO.

Es procedente la acción constitucional de amparo en el presente caso, al tenor de lo dispuesto


en el artículo 21 de la Constitución Política, en relación con el artículo 19 N°7 letra b) que expresa:
“Nadie puede ser privado de su libertad personal ni ésta restringida sino en los casos y en la forma determinados por la
Constitución y las leyes”. Aparece el recurso de amparo entonces, como el remedio adecuado y oportuno
para poner fin a los actos y decisiones que afecten tales derechos, cuando en dichos dictámenes
aparezca de manifiesto y sea ostensible que los antecedentes que le sirven de fundamento no se
corresponden con el ordenamiento jurídico vigente. Confirma lo anterior, lo dispuesto en el Párrafo
4° del Título IV del Libro I del Estatuto Procesal Penal que, al regular el amparo ante el juez de
garantía, dispone que: “si la privación de libertad hubiere sido ordenada por resolución judicial, su legalidad sólo
podrá impugnarse por los medios procesales que correspondan ante el tribunal que la hubiere dictado, sin perjuicio de lo
establecido en el artículo 21 de la Constitución Política de la República”. De modo tal que la presente vía
constitucional siempre resulta procedente, cuando se afecte la libertad personal con infracción a lo
establecido en la Constitución y las leyes. Por último, debemos tener presente que el artículo 19 N°26
de la Carta Fundamental establece la seguridad de que los preceptos legales que limiten las garantías
establecidas en la misma, no pueden afectar los derechos en su esencia, ni imponer condiciones que
impidan su libre ejercicio.

Adicionalmente, conforme señalamos en el acápite precedente, el derecho a recurrir contra dicha


resolución está consagrado en los artículos 7.6 y 9.4 de la Convención Americana de Derechos
Humanos y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, respectivamente, lo que refuerza
potentemente la procedencia de la presente acción de amparo constitucional.

VIII. PETICIÓN CONCRETA.

En base a todo lo antes expuesto, se solicita a S.S Iltma. que se tomen las providencias
necesarias para el restablecimiento del imperio del derecho, admitiendo el presente recurso a
tramitación, para en definitiva acogerlo, dejando sin efecto la resolución ya individualizada de la Sexta
Sala Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción, y ordenando la inmediata libertad de mis
representados.

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POR TANTO;

SOLICITO A S.S. ILTMA.: En mérito de lo expuesto, y de lo contemplado en los artículos 19


Nº 7 y 21 de la Constitución Política de la República, auto acordado sobre tramitación de recursos de
amparo de la Excelentísima Corte Suprema, artículos 1, 5, 36, 122, 143 del Código Procesal Penal y
demás disposiciones legales pertinentes, tener por interpuesto recurso de amparo constitucional en
representación de los imputados LUIS FELIPE VIDELA CID y RICARDO YORDAN SEGUEL SAN
MARTÍN en contra de la resolución de fecha 08 de junio de 2022, en recurso de apelación Rol Ingreso
Corte N°570-2022-Penal de la Sexta Sala de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción dictada
por el Ministro Mauricio Danilo Silva, Ministra Suplente Claudia Andrea Vilches y Fiscal Judicial
Hernan Amador Rodríguez, quienes revocaron la resolución del Juzgado de Garantía de Cañete,
decretando la medida cautelar de arresto domiciliario total del artículo 155 letra a) del Código Procesal
Penal respecto de mis representados, infringiendo la normativa procesal penal de fundamentación de
las resoluciones judiciales, solicitando a S.S Iltma acoger la acción, ordenando que se deje sin efecto la
medida cautelar de arresto domiciliario total que pesa en contra de LUIS FELIPE VIDELA CID Y

RICARDO YORDAN SEGUEL SAN MARTÍN.

PRIMER OTROSÍ: Sírvase S.S. Iltma tener por acompañados los siguientes antecedentes:

1. Copia de resolución de fecha 06 de junio de 2022 en causa RIT N°1090-2021 dictada por el
Juez de Garantía de Cañete, que se pronunció respecto de la solicitud de prisión preventiva del
Ministerio Público

2. Copia de resolución de fecha 08 de junio de 2022 en causa Rol Ingreso Corte N° 570-2022-
Penal de la Sexta Sala de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción que revocó la resolución
del Juzgado de Garantía de Cañete, decretando la medida cautelar del artículo 155 letra a) del Código
Procesal Penal respecto de nuestros representados.

3. Transcripción de Audio de Formalización de la investigación en causa RIT N°1090-2021 ante


el Juzgado de Garantía de Cañete

SEGUNDO OTROSÍ: Sírvase S.S Iltma tener presente que actuaremos personalmente en estos autos y
que, en nuestra calidad de abogados habilitados para el ejercicio de la profesión, patrocinaremos la
acción deducida en lo principal.

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