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Universidad Austral de Chile

Facultad de Filosofía y Humanidades


Plan Común Bachillerato en Humanidades y Ciencias Sociales
PLAC010- Módulo de Comunicación Humana
Profesores: Rodrigo Moulián T.
Camila Cárdenas N.
Paulo Contreras C.
Estudiante: Felicinda Cartes B.

Informe Académico
El Bullying

Llamaré violencia al
“uso de la fuerza, abierta y oculta, con el fin de obtener de un individuo, o un grupo, algo que
no quiere consentir libremente”
(Domenach et al, 1981: 36).

Valdivia 08 de Julio de 2011


1. Introducción

El Bullying llegó para quedarse en nuestras instituciones educacionales, pues así lo


evidencian cada día los noticieros nacionales, es por esto que indagaré en torno a su
origen y a algunas de sus principales causas. Es preciso destacar que este tema ha sido y
es un problema grave en nuestra comunidad educativa, puesto que muchos estudiantes
se han visto enfrentados a diferentes situaciones de violencia, y éstas los han llevado a
tomar decisiones drásticas. Tales decisiones han derivado en consecuencias terribles,
por ejemplo, el atentar contra la propia vida. En este escenario los adolescentes son
amedrentados fácilmente por compañeros más fuertes que ellos, que los han hecho
sentirse inferiores ante sus pares. Los jóvenes que son agredidos muchas veces tienen su
autoestima muy baja, y les resulta difícil reaccionar frente a este tipo de conductas
hostiles, dado que son incapaces de dar cuenta a sus mayores de lo que les sucede. Por
consiguiente, este tema ha traído dificultades a los profesores y directivos escolares para
detectar estos hechos, pues muchos de los compañeros que ven este tipo de actos, callan
por miedo a represalias quedando, de este modo, las victimas a merced de estos
agresores.

El objetivo de este informe es indagar respecto de cómo es abordado el bullying por


instituciones educativas de Latinoamérica, dentro de esto, quiero considerar varios
factores que inciden en las siguientes preguntas: ¿cuál es el papel que cumplen los
establecimientos ante esta problemática?, ¿cuáles son las medidas que toma frente a
situaciones de violencia entre alumnos?, y ¿cuáles son las causas u origen de la
violencia? Frente a este último factor de acuerdo a las fuentes consultadas veremos
cómo influye el aspecto familiar y social. En primer lugar en el ambiente familiar, el
origen de la violencia muchas veces reside en la ausencia de un padre o la presencia de
un padre violento. Esta situación puede generar un comportamiento agresivo en los
niños y llevarles a la violencia cuando sean adolescentes. En segundo lugar, el aspecto
social se ve afectado por problemas monetarios, deficiente organización del hogar, esto
también puede contribuir para que los niños tengan un comportamiento agresivo. El
joven puede tener actitudes de este tipo como una forma de expresar su sentir ante un
entorno familiar poco afectivo.

Existen algunas posibles soluciones que podrían ayudar a mejorar estas condiciones.
Según Díaz (2005) hay que adaptar la educación a los actuales cambios sociales, ya que
esto ayudará a afrontar los complejos que la educación vive hoy. Romper la
conspiración del silencio sobre la violencia escolar, e insertar su tratamiento en un
contexto normalizado ayuda a mejorar la convivencia. Otra solución sería ligar la
educación en principios de tolerancia y convivencia, adquirir herramientas de
resolución y mediación de conflictos, y desarrollar actividades pro-sociales. Además
esta intervención debe ser sistemática durante todos los años escolares en colegios y
liceos, no esperar que salga un caso a la luz pública para empezar a crear estrategias de
intervención. La disciplina que se mantenga en el salón es fundamental para la
construcción de una buena conducta. Es importante la supervisión de los alumnos
dentro y fuera de las aulas, en los patios, baños, comedores. Se hace necesario, por lo
tanto, establecer claramente las reglas de la escuela y las acciones que se tomarán en
conductas como el bullying. Ante lo cual se deberá actuar rápido, directa y
contundentemente en el caso de que se presente alguna sospecha de acoso escolar. A
continuación entregaré en detalle la información introducida en este informe.

2. Planteamiento teórico

2.1 ¿Cómo es abordado el Bullying por instituciones educativas?

La violencia escolar es un fenómeno digno de tener en cuenta, ya que este hecho se ha


incrementando cada vez más en nuestras aulas. Esto se esta haciendo parte de nuestra
vidas cotidianas. Tales circunstancias se encuentran entrelazadas en la trama de las
relaciones sociales y las desigualdades que existen en nuestra sociedad. Es una
problemática que afecta de modo significativo el ambiente escolar, ya que día a día se
ven deterioradas las relaciones entre los profesores y alumnos. Esto perjudica en gran
manera la calidad de las clases (Abramovay 2005).

Los establecimientos educacionales se ven enfrentados a este tipo de situaciones de


violencia, y muchas veces las medidas de control que tienen son insuficientes para
mantener un orden adecuado. Dentro de esta materia las políticas educativas han creado
lo siguiente:
En el 2001 parlamentarios, dirigentes de las asociaciones de colegios particulares,
asociación chilena de municipalidades, el colegio de profesores, asociaciones de directores,
de estudiantes, convocados por el MINEDUC y con participación activa de UNICEF,
desarrollaron el documento „Derecho de la Educación y Convivencia Escolar. Conclusiones
y Compromisos‟ que estableció un conjunto de criterios específicos para abordar
adecuadamente las situaciones arbitrarias, abusivas o discriminatorias que pueden ocurrir al
interior de los establecimientos, que orienten la generación de una mejor convivencia al
interior de las organizaciones educativas. Esto ha posibilitado gradualmente mejorar la
participación activa de las comunidades escolares en su propio devenir, a partir de la
constitución de centros de padres y de alumnos como organizaciones que canalizan esta
participación. En esta misma perspectiva, se han constituido los consejos escolares, como
una iniciativa que propende a hacer de la educación una responsabilidad compartida por toda
la comunidad. Con relación a los reglamentos de convivencia escolar, se ha afirmado
jurídicamente su relevancia y se ha provisto de orientaciones técnicas y metodológicas para
su elaboración; junto con esto, se han desplegado programas para educar en torno a la
resolución pacífica de los conflictos (Casas y Ahumada 2008: 317-318).

2.2 ¿Cuál es el papel que cumplen los establecimientos escolares ante esta
problemática?
Las escuelas funcionan como espejo de la violencia proveniente del medio exterior, sin
descartar la violencia interna de las instituciones educativas. Los actos que generan
alarma institucional son los de agresión física y/o verbal, pero también diversas formas
cotidianas como discriminación, falta de respeto, abuso o crisis de autoridad, falta de
contención. La violencia se manifiesta tanto en los niños, niñas y adolescentes, como así
también en el personal docente (Iturralde 2010)

Cabe señalar que los establecimientos educativos han sido considerados un espacio de
progreso y desarrollo de nuestros estudiantes, y en cierta forma, un espacio protegido.
Dicho carácter le ha permitido ocupar un papel fundamental dentro de la inserción
social, y ha hecho de ella una suerte de abrigo o cortafuego para muchas de las
desigualdades y horrores sociales. De ahí que resulte ciertamente desconcertante, pensar
la posibilidad de que estos sean un espacio vulnerable (Prieto 2005). Se ha considerado
que “La escuela es una de las instituciones de mayor relevancia, donde circulan
elementos culturales, normas, sentimientos, actitudes y valores que pueden ser alterados
por situaciones violentas y que influyen de manera importante en la convivencia y
desarrollo de los alumnos” (Prieto 2005: 1012).

Los colegios públicos habían alcanzado exitosos resultados en lo que en materia de


inserción escolar y aprendizaje se refiere, en particular en América Latina y muy
especialmente en Chile, Argentina y Uruguay, hoy en día se han convertido cada vez
más en las escuelas de los pobres, tanto de los docentes como de los alumnos de las
categorías sociales bajas, y sus malos resultados convencen muy pronto a las familias
de la clase media o los medios populares en ascenso social que deben enviar a sus hijos
a los colegios privados, que los ayudarán a elevarse, y no a la escuela pública, que los
empujaría hacia abajo. (Touraine 1997 Cit. en Iturralde 2010). Es por esta razón que el
papel fundamental de los establecimientos escolares es incentivar a los estudiantes a
tener una mejor convivencia con sus pares y profesores. Además, es necesario que los
padres tengamos un mayor compromiso con nuestros hijos ante su formación escolar.

2.3 ¿Cuáles son las medidas que los establecimientos escolares toman frente a
situaciones de violencia entre alumnos?

Todos los establecimientos escolares “Debemos brindar una persistente atención al


entorno inmediato de la escuela y a su ambiente interno. Eso implica poner el acento en
la interacción entre la escuela, la familia y la comunidad” (Abromavay 2005:62). Los
colegios tratan de incentivar a los alumnos a participar en actividades sociales y
educativas como: deportes, talleres culturales, competencias inter-escolares, trabajos
colectivos, etc.; esto como una medida de mejorar la convivencia escolar.

Los profesores cumplen un gran papel dentro del marco de la relación escolar, puesto
que muchas veces actúan como entes mediadores entre los alumnos, dado que los
jóvenes pasan la mayor parte del tiempo dentro de las aulas. Es por esta razón que los
educadores pueden ser los primeros en descubrir algún tipo de conflicto entre los pares,
lo que permite actuar con rapidez ante una situación hostil. De acuerdo con lo anterior,
(Arango, García y Moncada 2006: 161). Dicen que:

Dentro de la dimensionalidad que adquiere el manejo del conflicto, hay una ausencia en
cuanto a la función y el lugar que ocupan los padres en la mediación del mismo; es por esto
que los maestros prefieren obviar el papel que ocupa la familia en los procesos de
adquisición de valores y pautas de comportamiento para convivir en sociedad. Pudiendo
afirmar con lo anterior, que los maestros recurren al apoyo familiar exclusivamente cuando
se trata de casos especiales, para evitar que el niño(a) sea maltratado física y
emocionalmente.

Los maestros han optado por hablar con los padres, para que no sea mal interpretado lo
que se quiere decir, y la propuesta de solución al problema que es necesario dar sea más
expedita. Además, los jóvenes muchas veces no entregan las notas que los profesores
envían a sus padres, y este medio que se utilizaba para la comunicación entre los padres
y educadores es cortado arbitrariamente.

2.4 ¿Cuáles son las causas u origen de la violencia escolar?

Muchos actos de violencia ocurren en proporciones preocupantes, puesto que nuestros


niños en la edad adolescente son los que más sufren estos hechos, ya que se encuentran
vulnerables ante sus agresores.

La violencia se asocia con factores externos que infieren en esta problemática, como los que
se refieren a explicaciones de naturaleza socioeconómica. Entre estos tenemos que señalar la
intensificación de las exclusiones de tipo social, racial y de género, así como la falta de
puntos de referencia de los mismos jóvenes. Otros factores son el tráfico de drogas, el
alcohol, y el colapso de la estructura familiar (Abramovay 2005:60).

Algunos factores son del siguiente tipo:

Familiar: en el plano familiar se ubican ciertos problemas, entre los que se encuentran
la falta de cariño, de atención y de comunicación; separación de las familias, divorcio o
ausencia de los padres; ser hijo único; pobreza y privaciones; educación inestable y
agresiva, excesivamente estricta o, por el contrario, permisiva; falta de control hacia los
hijos, que día a día se ven más solos debido a que padres o tutores trabajan doble
jornada, y esto les impiden estar al pendiente del adolescente (Prieto 2005).

Escolar: algunos de los factores que influyen en el desarrollo del Bullying en el


ámbito escolar son la falta de organización escolar que puede crear un ambiente hostil
al interior de la institución, interrumpiendo la calidad de las relaciones entre profesor-
alumno; la carencia de normas y valores educativos, el ausentismo recurrente de
maestros o una planta docente incompleta, la improvisación de clases y falta de control
del profesor también ayuda a que el ambiente escolar sea deficiente; la segregación,
hostigamiento, acoso y agresión entre alumnos, lo que ha permitido una indisciplina
generalizada en los estudiantes; la pertenencia a un grupo de iguales ha hecho que los
adolescentes quieran llamar la atención de sus pares; el racismo e intolerancia hacia los
jóvenes diferentes; el fracaso escolar y alumnos repetidores; y finalmente, en algunas
ocasiones, el crecimiento de una escuela favorece las agresiones entre pares y, además,
dificulta el control entre maestro-alumno (Prieto 2005).

Grupo de amigos: en este ámbito, la influencia que ejerce un amigo puede ser mayor a
la de un docente e incluso a la de un padre, es así como encontramos que “en el
contexto de la escuela los actos agresivos y abusivos los ejecutan, con mayor
frecuencia, alumnos que se sienten integrados y aceptados por un grupo y,
naturalmente, entre más agresivo es éste, los ataques hacia sus compañeros son más
violentos” (Prieto 2005:1009).

Medios de comunicación: éstos son una amenaza constante, ya que:


Han llegado a conformar una parte importante en la vida cotidiana de los alumnos, puesto
que la violencia es matizada desde diferentes perspectivas, la encuentran en videojuegos,
películas, programas televisivos, música, noticias, etcétera. Sin duda, el internet debe ser
analizado por separado, porque los niños y jóvenes pueden tener acceso en segundos a
cualquier tipo de información; al respecto, (Funk 1997) señala: “en cuanto más se consuman
películas de terror y violencia; en donde existan más actos vandálicos, más peleas, más se
amenaza o acosa sexualmente a los demás, provoca en los alumnos una mayor tensión”
(Prieto 2005: 1009).

Social: en este plano, el joven cree aumentar su autoestima pretendiendo mediante su


apariencia sobresalir de sus compañeros, lo que lo motiva a discriminar a aquellos que
él considera que no están a su nivel. “Los diferentes episodios de violencia que hoy día
se dan en las escuelas, no brotan espontáneamente dentro de ellas, sino que son fiel
reflejo de la sociedad en que nuestros jóvenes se desarrollan” (Gázquez 2008:70).
Asimismo, las dificultades económicas dentro del ambiente familiar como: “el
desempleo, cuya experiencia hace más probable el que individuos antisociales
cometieran actos de delincuencia con más frecuencia. Ayuda de gran manera a
aumentar la violencia en los jóvenes” (Gázquez 2008: 70). Es por ello que nuestros
jóvenes no han sido orientados con frecuencia hacia una convivencia sana y valórica,
que da cuenta de “la escasa valoración social de las conductas no violentas” (Gázquez
2008: 72).

3. Discusión

En el presente informe he presentado diferentes conceptos para comprender cómo es


abordado el bullying en nuestros establecimientos escolares, y cuál es la raíz o causa
aparente que incide en su origen. Es preciso destacar que el bullying ha sido y es un
problema grave en nuestra comunidad escolar. El origen de la violencia, como
mencioné anteriormente, puede residir en el ambiente familiar en que el niño ha
crecido, debido a que éste es el elemento primario de socialización y, por tanto, vital
para el desarrollo y potenciación de comportamientos no agresivos y la eliminación de
aquellos que sí lo sean. Así mismo, debemos considerar que el hogar es el principal
factor que incide en el aprendizaje de los valores que construye cada persona en el
ámbito sociocultural.

Por una parte la familia, es la principal fuente de amor y educación de los niños; a partir
de ella el niño aprende a socializarse basado en los principios, normas y
comportamientos enseñados en casa; por lo tanto, es necesario evitar que el hogar se
convierta en un escenario hostil o, por el contrario, demasiado permisivo. Por otra parte,
la falta de” supervisión familiar” es un factor altamente considerado por profesores,
padres y alumnos cuando se intenta explicar la indisciplina y la violencia. Hacer lo que
se desea, no tener límites, vigilar poco a los hijos y tener poca información sobre ellos
se consideran aspectos influyentes en la mala conducta. Los profesores y padres creen
que estos aspectos familiares tienen una influencia decisiva en la educación de los hijos.
Esto adquiere relevancia porque, “una de las variables que con mayor frecuencia suele
relacionarse con el ajuste psicosocial de los adolescentes es la comunicación familiar”
(Cava et al. 2006: 367).

Sabemos que la adolescencia es una etapa muy complicada para los jóvenes, ya que es
un periodo en el que los estados afectivos se suceden con rapidez y pueden encontrarse
disociados de cualquier causa aparente, dado que comienzan a experimentar cambios en
sus intereses personales y en la relación con sus pares. Este tipo de situaciones
desorienta enormemente a los adultos, ya que muchos no se encuentran preparados para
enfrentarlos debidamente, esto ocurre por la falta de conocimiento que tienen acerca de
la educación de sus hijos. El papel que cumple la familia en la educación es primordial,
pero hay que tener en cuenta que el concepto de familia ha sufrido grandes cambios en
los últimos años, debido a que hoy en día los padres deben trabajar por extensos
horarios y en muchos hogares la madre también ha salido a cumplir trabajos
remunerados, para lograr así tener una mayor estabilidad económica. En este sentido, se
aconseja a los padres un ajuste a las nuevas circunstancias: cuidar las necesidades
básicas, asegurar el bienestar emocional y el desarrollo psicológico, socializar, inculcar
valores y desarrollar la autonomía de cada uno de nuestros hijos. Según Prieto:

La agresión constituye una conducta violenta con características especiales como su


reiteración y una relación de poder asimétrica. Sin embargo, hay que dejar claro que no todas
las conductas agresivas tienen que ver con el hostigamiento; éstas afectan de manera
considerable a los alumnos tanto en lo académico (la no participación en clase por miedo a la
burla, el escaso interés por asistir a la escuela) como en la interacción con sus pares y, en
algunas ocasiones, con sus maestros (2005: 1008).
Para lograr una mejor convivencia la disciplina que se mantenga en las aulas y la
escuela en general es fundamental para la construcción de una buena conducta. Es
importante la supervisión de los alumnos dentro y fuera de los salones de clases, en los
patios, baños, comedores. Pero una posible solución tiene que ir ligada a la educación
en principios de tolerancia y convivencia, la adquisición de herramientas de resolución
y mediación de conflictos, y al desarrollo de habilidades pro-sociales; la relación entre
alumnos debe ser intervenida sistemáticamente durante todos los años escolares en
escuelas y liceos, no esperar que salga un caso a la luz pública para empezar a crear
estrategias de intervención.

En este sentido, “la potenciación de la relación y colaboración mutua entre padres y


profesores podría integrarse como objetivo en los programas de intervención elaborados
con la finalidad de reducir la violencia escolar” (Cava et al. 2006: 371).
Definitivamente, debemos incentivar a nuestros niños a crear nuevos espacios de
integración e inclusión al momento de interactuar con los demás compañeros, también
desarrollar en ellos la tolerancia y el respeto por la diversidad, haciéndoles comprender
que todos somos distintos y merecemos el mismo respeto, ya que con esto lograremos
que, en un futuro, existan ciudadanos íntegros y que, a la vez, traspasen los mismos
principios a las próximas generaciones.

A mi juicio necesitamos establecer claramente las reglas de la escuela y las acciones


que se tomarán en conductas como el bullying. Actuar rápido, directa y
contundentemente en el caso de que se presente alguna sospecha de acoso escolar.
Además, el grupo docente debería estar preparado para cualquier caso que se presente
y, más aun, ser una persona capacitada en la resolución de estos conflictos. Así darán
tranquilidad a los padres y estudiantes para que estos últimos puedan cumplir con su
labor sin temor a ser agredidos, ya sea física o psicológicamente. De esta manera, “las
intervenciones dirigidas a mejorar las actitudes de los adolescentes hacia el profesorado
y hacia la institución escolar pueden ser un medio útil para reducir la elevada incidencia
de la violencia escolar” (Cava et al. 2006: 372).

4. Conclusión

Rescatando los puntos tratados con anterioridad, debemos recordar que la violencia
escolar se ha incrementado cada vez más en nuestras aulas, pasando a ser parte de la
vida cotidiana de los estudiantes, es por esto que es necesario y fundamental que dentro
de las familias se les entregue a los jóvenes amor y cariño sin dejar de exigir normas,
principios y un buen comportamiento ante sus pares, esto debe ser enseñado desde el
interior de los hogares. Asimismo, debiese existir algún tipo de orientación para las
parejas que se convertirán en futuros padres, en donde se les enseñe lo necesario para
dar una buena educación a sus niños, ya que ésta comienza en el hogar desde que son
pequeños, los valores y principios se aprenden en “casa” y no en el colegio, ya que en
este último sólo se refuerza lo ya aprendido.

Según Díaz (2005) debemos adaptar la educación a los nuevos cambios sociales,
solicitando ayuda en distintos niveles para afrontar los complejos retos que la educación
está viviendo. Para lograrlo, debemos definir los papeles que cumplimos cada uno de
los participantes, integrando al alumnado a una mayor participación en su propia
educación, permitir que los profesores incrementen su autoridad, y que haya un
compromiso mayor entre colegios y familias, esto ayudará a buscar en forma conjunta,
las soluciones necesarias para una mejor convivencia y el desarrollo de una mejor
educación. La escuela debe favorecer a cada alumno para que defina y desarrolle sus
propios proyectos escolares. Debemos incidir para que los jóvenes sean más
participativos en los procedimientos educativos.

Es preciso destacar la importancia que tiene mantener el orden en los establecimientos,


la preocupación que se debe tener con los pequeños sobre todo cuando se descubre
alguna situación de violencia que requiera un trato especial, la supervisión hacia los
menores dentro y fuera de el aula es primordial, ya que es la única forma de descubrir
alguna anomalía en el comportamiento de éstos. Como solución a esta problemática se
debería proponer en los colegios ayuda psicológica tanto a los alumnos agredidos como
a los agresores, ya que, como fue mencionado con anterioridad, el bullying se produce
por inseguridades y problemas psicológicos que tiene el agresor. Éste daña a su víctima
con el fin de sentirse superior y a la vez obtener atención de sus padres, compañeros y
de quienes lo rodean. Es necesario que el colegio ayude a ambas partes y no sólo
preocuparse de culpar al agresor, sino que llegar al porqué de su forma de actuar tan
violenta para con otros más débiles.

Es necesario tener en cuenta que dentro de nuestra sociedad se debe generar un cambio
en el pensamiento de cada uno de nosotros para que logremos comprender que el
bullying no se produce porque la persona quiera ser violenta, sino porque el medio en
que ha crecido le ha generado un daño psicosocial que lo ha llevado a mantener estas
conductas. Es así que podemos decir que el joven atacante ha sido anteriormente una
víctima de su entorno familiar o social, lo que muchas veces pasamos por alto y
solamente lo calificamos como un inadaptado social, queriendo decir con esto que este
agresor es el único culpable de estas conductas agresivas, evadiendo, de esta manera, la
responsabilidad que nos corresponde como sociedad.

Finalmente, la verdadera solución tiene que ir ligada a la educación en principios de


tolerancia y convivencia, la adquisición de herramientas de resolución y mediación de
conflictos. Es así como la familia cumple un papel fundamental, ya que es la principal
fuente de amor y educación de los niños; a partir de ella el niño aprende a socializar
basado en los valores, normas y comportamientos enseñados en casa; evitemos que
nuestro hogar se convierta en un escenario hostil o, por el contrario, demasiado
permisivo, puesto que esto hace daño a nuestros niños. Debemos crear dentro de los
establecimientos educacionales talleres de convivencia, enseñar a los niños a pedir
ayuda frente a una agresión, enseñar a respetar a los otros y a mostrar tolerancia hacia
aquellos que son diferentes. De este modo intentaremos avanzar hacia una sociedad más
justa, sin discriminación.

Bibliografía

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Revista Iberoamericana de Educación 037: 17 – 47.
- Abramovay, M. 2005. “Violencia en las escuelas: un gran desafío”. En Revista
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- Iturralde, M. 2010. “La violencia en las instituciones educativas”. En
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- Prieto, M. 2005. “Violencia escolar y vida cotidiana en la escuela secundaria”.
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