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7.6.

La analogía en el Derecho financiero


 Naujoël
 
 Última actualización: 19 Junio 2019
El art. 4 CC afirma que procederá la aplicación analógica de las normas cuando
estas no contemplen un supuesto específico, pero regulen otro semejante entre
los que se aprecie identidad de razón. El propio artículo establece la excepción a
esa posibilidad genérica de interpretar analógicamente las leyes penales, las
excepcionales y las de ámbito temporal, que no se aplicaran a supuestos ni en
momentos distintos de los comprendidos expresamente en ellas.
Por tanto, se plantea la cuestión de si resultan aplicables al DT las reglas sobre
la analogía.
En ese sentido, el art. 14 LGT establece que no se admitirá la analogía para
extender más allá de sus términos estrictos el ámbito del hecho imponible, de las
exenciones y demás beneficios o incentivos fiscales.
Hay que entender que el art. 14 LGT despliega la eficacia propia de una ley
ordinaria y que sólo dice lo que dice. En consecuencia, la analogía no será
admisible para extraer el ámbito del hecho imponible, de las exenciones y de los
demás beneficios o incentivos, pero nada más.
En definitiva, creemos que debe formularse una inversión en el planteamiento
acerca de la admisibilidad de la analogía en DT. Ni la pretendida naturaleza
especial de las leyes tributarias, ni las exigencias del principio de reserva de ley
tributaria conducen a una prohibición generalizada de la analogía en el
ordenamiento tributario. Antes al contrario, y teniendo en cuenta el carácter
supletorio del Derecho Civil, hay que convenir que la analogía en el DT está
admitida con carácter general y sólo será inaplicable cuando esté expresamente
prohibida.
Si, en algún supuesto concreto, la analogía debe reputarse contraria al principio
de reserva de ley tributaria o si, por el contrario, la analogía debe ser aplicable
como medio de potenciar determinados principios constitucionales, deberá ser
cuestión a resolver por el Tribunal Constitucional.
Resumiendo:
a. Por regla general, es posible utilizar la analogía en la aplicación de todas
las normas tributarias, cualquiera que sea su naturaleza o carácter (material
o procedimental).
b. Por excepción, no es posible utilizar la analogía a la hora de definir el hecho
imposible, o de aplicar las exenciones y los demás beneficiosos o
incentivos fiscales.
El rincon del saber
MARTES, 31 DE MAYO DE 2011

LA ANALOGIA
Analogía
            Significa comparación o relación entre varias razones o conceptos; comparar o
relacionar dos o más objetos o experiencias, apreciando y señalando características
generales y particulares, generando razonamientos y conductas basándose en la
existencia de las semejanzas entre unos y otros.

La analogía jurídica:
Es el método por el que una norma jurídica se extiende, por identidad de razón, a
casos no comprendidos en ella.

Mediante la analogía, un juez aplica una consecuencia jurídica a un supuesto de


hecho distinto del que contempla, basándose en la semejanza entre un supuesto y otro
(ratio).

Tipos de la analogía:
Hay distintos tipos de analogía:

1. La analogía legis
2. La analogía iuris
La analogía legis:
Consiste en que el intérprete acude a una norma jurídica concreta de la que extrae
los principios aplicables al supuesto de hecho, que siendo semejante al que contempla
dicha norma jurídica carece sin embargo de regulación.

La analogía iuris:

Supone que el intérprete acude a varias normas jurídicas para de su conjunto


extraer los principios aplicables al supuesto de aplicación. Analogía no se debe confundir
con la interpretación extensiva. En la analogía el intérprete descubre una norma no
formulada.
La analogía es la aplicación de la ley a situaciones no contempladas
expresamente en ella, pero que sólo difieren de las que sí lo están en aspectos
jurídicamente irrelevantes, es decir, ajenos a aquéllos que explican y fundamentan la ratio
juris o razón de ser de la norma.

Cuando aplica analogía, resuelve con una ley casos similares

La Analogía es un razonamiento fundamentado en la "similitud" o "semejanza";


ésta consiste desde el punto de vista lógico en: "concluir un caso por lo que de otro
semejante hemos concluido".

Es, además, una herramienta para interpretar leyes poco claras o confusas.

La relación analógica es de causa y efecto: la primera palabra, bostezo, puede ser


un efecto de la segunda palabra, aburrimiento. Al leer las opciones, tanto la (A), la (B), la
(C) establecen el mismo patrón analógico: soñar puede ser un efecto de dormir; la ira
puede ser un efecto de la locura; la sonrisa puede ser un efecto de la diversión. En el
caso de las expresiones (E) y (D), al aplicar la relación analógica se descartan con
facilidad: el rostro no es un efecto de la expresión, y la impaciencia no es un efecto de la
rebelión.

Requisitos para que proceda la analogía:


 “Procederá la aplicación analógica de las normas cuando éstas no contemplen un
supuesto específico, pero regulen otro semejante entre los que se aprecie identidad de
razón.”

Esta forma de aplicar la analogía se conoce tradicionalmente con el nombre


de analogía legis. La significación de esta expresión es la de indicar que ante un vacío
normativo concreto la solución pasa por acudir a otra norma concreta y determinada, que
dé una solución satisfactoria al supuesto carente de regulación.

Por el contrario, también suele ocurrir que no podamos encontrar una norma
jurídica similar al supuesto de hecho carente de regulación. En estos casos, suele
aplicarse igualmente la técnica analógica mediante la aplicación de los principios
generales del derecho. A esta técnica se la conoce como analogía iuris.

La diferencia técnica que existe entre la analogía legis y la analogía iuris es


notoria. La analogía iuris es una técnica de aplicación de principios generales del derecho,
que solamente se aplican en defecto de ley o costumbre. La analogía legis es una técnica
de aplicación estricta de la ley, que es la fuente primaria del Derecho (vid. artículo 1.1 del
CC). Por este motivo, la utilización de la analogía legis produce como resultado la
extensión de la aplicación de las leyes, antes de acudirse a las fuentes subsidiarias del
derecho.

La aplicación analógica de las normas requiere de una serie de condiciones o


límites. La primera condición es la siguiente:

 Ausencia de cobertura normativa e Identidad de razón.


Para que sea posible que una determinada norma pueda ser aplicada analógicamente
se precisa que haya identidad de razón entre el supuesto contemplado por la norma y el
supuesto que se quiere solucionar. La expresión “identidad de razón” significa que el
criterio que inspira a la norma que resuelve un caso concreto, sea apto y adecuado para
solucionar el caso carente de regulación. O, dicho de otro modo, que la ratio decidendi de
la norma aplicable valga para el caso regulado y otros similares.
Esta semejanza o identidad debe ser interpretada en cada caso concreto teniendo en
cuenta la similitud fáctica entre los supuestos y la finalidad perseguida por la norma a
aplicar.

Por tanto, dos son dos las condiciones para que la técnica de la analogía pueda
aplicarse: ausencia de cobertura normativa e identidad de razón.

 Leyes penales.
La exclusión de la técnica analógica encuentra su fundamento en la vigencia de los
principios de tipicidad y legalidad. Estos principios imponen que ninguna persona puede
ser sancionada por observar una conducta que la ley no haya tipificado (contemplado)
como delito o falta.
 Leyes excepcionales.
El fundamento de la inaplicabilidad de las normas excepcionales se encuentra en la
propia naturaleza de las mismas. Las normas excepcionales se caracterizan por ir en
contra o suponer excepciones a los criterios generales mantenidos en el Ordenamiento
Jurídico para la normalidad de los supuestos. De donde se infiere que su contradicción
con esos principios o reglas generales las priva de la fuerza expansiva que la analogía
representa.
 Leyes temporales.
En lo referente a las leyes temporales el problema para poder realizar la aplicación
analógica viene dado por el período de vigencia de estas normas. Es lógico que las
normas se dicten para que afecte a determinados sucesos acaecidos durante un período
concreto de tiempo, pasado el cual la norma deja de mantener su vigencia, por lo que no
resulta lógicamente aplicable.
         Que el caso no haya sido previsto por el legislador.
Ello configura la existencia de una laguna, ya que la cuestión no puede decidirse ni por la
letra de la ley, ni apelando a la costumbre. No hay una norma positiva y vigente apta para
resolver un caso que el juez debe decidir.

         Que exista una igualdad jurídica entre el supuesto no regulado. Es necesario acudir
a una o más normas positivas o a uno o más principios jurídicos, cuyas consecuencias
puedan alcanzar y ser aplicadas al caso no previsto por razón de semejanza o afinidad de
alguno de los elementos fácticos o jurídicos que resultan participados entre la especie
regulada y la no regulada.

           Que esa igualdad sea esencial. Es el elemento más difícil de desentrañar por parte del
intérprete que deberá saber extraer las notas decisivas que permitan establecer una
relación de semejanza.

        La analogía es una de las posibilidades de sanar las lagunas. Se recurre a una ley
análoga para salir del vacío y resolver el caso. Los principios generales del derecho
constituyen otra vía para superar esa insuficiencia.
 Lagunas:
Son los vacíos legales, es decir, son los temas no regulados por el ordenamiento
jurídico, con la característica que debieran ser regulados por las normas del derecho
positivo.

Las lagunas de la ley no deben confundirse con las lagunas del derecho, por que
las lagunas de la ley son los supuestos no regulados por la ley, pero que pueden ser
regulados por otras fuentes del derecho como la jurisprudencia o la doctrina, mientras que
los vacíos del derecho son los supuestos no regulados por la ley y por otras fuentes del
derecho.

La laguna es una falta, una insuficiencia de regulación jurídica dentro del


ordenamiento.

La doctrina establece, entre otros, dos tipos de lagunas:

 Lagunas de Ley: Significa que no existe una ley que pueda resolver el supuesto
planteado.
 Lagunas de Derecho: No existe ni ley ni costumbre ni principio que pueda
resolver ese caso. No están admitidas por el general de los ordenamientos jurídicos, en
virtud del principio de inexcusabilidad de los tribunales, por el cual los tribunales de
justicia deben conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, aún no habiendo ley que
resuelva la contienda sometida a su competencia, pudiendo para ello apoyarse en los
principios generales del Derecho y la equidad natural.

Integración de la analogía en el derecho:


Para resolver los problemas que resultan del hecho de que una norma no sea
completa, se recurren a las FORMAS DE INTEGRACIÓN de la norma.

Díez-Picazo entiende que por medio de la integración el ordenamiento jurídico


articula una serie de mecanismos que le permiten salvar esos vacíos normativos que,
irremediablemente, se producen.

La integración puede producirse de varios modos. Uno es acudir a un sistema


jurídico diferente, como pudiera ser un sistema jurídico extranjero, de tal manera que de
existir vacíos se recurrirá a una normativa extraña y desconocida para el destinatario. Es
lo que se llama heterointegración, técnica que hoy en día se encuentra rechazada. Otro
es atender a los mecanismos de regeneración del propio ordenamiento, hallando en él las
normas que aparentemente faltan. Se habla entonces de autointegración.

Principios generales en la analogía:


La analogía se rige bajo el principio “ubi edem ratio ibi ius”: donde existe la
misma razón, debe existir la misma disposición”. Lo cual quiere decir que entendemos
que para todo hecho se tiene un supuesto previsto con lo cual se obtendrán las
consecuencias de derecho correspondientes, es así como se encuadra el Derecho.
La analogía está para cuando se tiene un hecho que ocasiona sus propias consecuencias
de Derecho, pero que sin embargo, no existe un supuesto en el Derecho que las ordene o
que las prohíba, es decir, que las regule.
Publicado por Adolfo Monsalve en 15:08 

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