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Tesis de Licenciatura en Sociología

Lo que nunca se había podido poner en palabras

El tratamiento judicial de los crímenes sexuales a partir del


juicio a Gregorio Molina en Mar del Plata, 2010.

Tesista: Mailén García

Director: Dr. Enrique Andriotti Romanin

Mayo de 2017
Resumen

La tesis que recorre este trabajo sostiene que el juicio a Molina que se realizó en Mar
del Plata fue el resultado de un trabajo de memoria emprendido en simultáneo por
sobrevivientes y profesionales del derecho y que presentó un nuevo sentido a la magnitud de
las prácticas de violencia sexual acontecidas en los CCD. Esto fue posible en un contexto de
cambio definido por nuevas oportunidades políticas para la visibilización y la persecución de
justicia penal contra los responsables de los crímenes cometidos durante el terrorismo de
Estado. Comprender este juicio en tanto emprendimiento permite visualizar cómo éste se
desarrolló en un contexto de oportunidades y límites percibidos por los actores. En un sentido
amplio, la intención de esta investigación es contribuir a la comprensión de los procesos
políticos y culturales que sucedieron en torno al juicio a Gregorio Molina y aproximarnos a la
historia de las luchas políticas por la memoria y la justicia en la ciudad. Priorizando un análisis
que enfatice la agencia de los actores, pero también que permita acercarnos a la forma en que
fueron presentadas prácticas de violencia sexual desde el ámbito judicial.

2
Índice

Agradecimientos 5

Introducción 7

El caso Molina como objeto de investigación 9

Metodología 14

Capítulo 1: Quién es quién 17

El juicio y sus actores 18

Mar del Plata un punto en común 24

Todos los caminos conducen a Roma Mar del Plata 28

Capítulo 2: Sobre cómo fue posible juzgar a Molina 32

Crímenes dictatoriales y juicios penales en la Argentina 33

El Juicio por la Verdad en Mar del Plata 39

Capítulo 3: La violencia sexual en los conflictos armados: 48


La lucha por el reconocimiento de estos delitos

La violencia sobre las mujeres 49

Los cambios en los marcos interpretativos internacionales 54

La incorporación del derecho internacional y los derechos 59


humanos en la Constitución Nacional

Modificaciones en la forma de comprender la violación como delito: 62


Reforma del Código Penal argentino

3
Capítulo 4: Poner en palabras y hablar desde mí 65

Hoy voy a hablar desde mí 67

Poner en palabras 68

Capítulo 5: Tramitando una causa 71

La instrucción 72

El juicio oral 76

Los alegatos finales 79

Conclusiones 84

Bibliografía 88

4
Agradecimientos

Este trabajo es la consecuencia del apoyo, la paciencia y la confianza de muchas personas que
me alentaron a estudiar, a escribir y, en definitiva, hicieron posible que llegara al fin del
recorrido.

Quiero mencionar a todas las personas que fueron protagonistas de esta trama, de este juicio
en particular, y que, con gran cariño y generosidad me permitieron que los entreviste, que los
conozca y me alentaron a continuar por este camino. ¡Gracias! Realmente muchas gracias.

A Enrique que no solo comentó, corrigió y dirigió esta tesis, sino que desde el primer año de la
carrera me aconsejó y me enseñó a buscar el camino propio dentro de la sociología.

A mis amigos, a Meli, gracias por tantas charlas, por enseñarme a pensar desde otra
perspectiva. A Juan, Cris y Noe sin ustedes los años de estudio no hubieran sido nada
agradables.

A mis compañeros del grupo de investigación, a Cris, a Dolores, a Estefanía, a Mica y a Ivonne en
particular, por sus aportes, por su buena onda y paciencia.

A mis amigas de la vida porque aún sin entender demasiado de lo que hablaba me soportaron
en cada una de mis crisis sociológicas, me escucharon y me alentaron a seguir. A Limi quien
desde que le conté mis planes de tesis, no ha dejado de escucharme, ayudarme y ha sido la
editora de este trabajo.

A Nico, por su infinita paciencia y amor, por todo lo que hizo para que yo pudiera solo
preocuparme por estudiar y sentarme a escribir. Gracias por tantos almuerzos, cenas,
caminatas y charlas, porque siempre me haces poner en crisis aquello que yo ya daba por
sentado. ¡Gracias por alentarme a seguir!

A mi madre que me sugirió que estudiara sociología, a pesar de mi indecisión. A mi hermano,


gracias por ser un apoyo en tiempos difíciles.

¡A todos, infinitas gracias! Nada de esto hubiera sido posible, sin el apoyo, la guía y la paciencia
de todos ustedes.

5
Es necesario rescatar la valentía de las mujeres
que se animaron a hablar, la valentía que nos permite
a nosotros llevar adelante una investigación,
nos permite llegar a juicio,
nos permite mostrar la magnitud del horror
en toda su extensión,
nos permite mostrar,
lo que fueron capaces de hacer.

(César Sivo. abogado de la querella.


Alegato final en el Juicio a Molina, 3 de junio de 2010).

6
Eran los dueños de la vida y de la muerte, y en consecuencia
eran los dueños de los cuerpos de todas las mujeres
y así lo sentían y así lo hacían ver
y eso es algo que no puede pasarse por alto.

(César Sivo. abogado de la querella.


Alegato final en el Juicio a Molina, 3 de junio de 2010).

Introducción

El 16 de junio de 2010 el Tribunal Oral Federal (en adelante TOF) de la ciudad de Mar
del Plata, Argentina, condenó a prisión perpetua al ex suboficial de la Fuerza Aérea, Gregorio
Rafael Molina, por la comisión de delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar
argentina.

Lo novedoso de la sentencia radicó en que fue la primera del país que consideró a los
delitos sexuales como delitos de lesa humanidad y que utilizó legislación penal argentina para
su condena. De esta manera, sentó precedentes en materia penal. Hasta ese momento, los
delitos sexuales cometidos contra prisioneras y prisioneros en los Centros Clandestinos de
Detención (en adelante CCD) durante la última dictadura militar argentina (1976-1983)
raramente llegaban a juicio, los jueces dictaban falta de mérito durante la instrucción de las
causas, por considerar que habían sido “eventuales” y no sistemáticos, por lo tanto no podían
ser tratados como crímenes de lesa humanidad1. El único caso que había llegado a juicio
sosteniendo la imputación por violencia sexual había sido el del agente civil de Inteligencia,
Horacio Américo Barcos, quien fue condenado por el Tribunal Oral de Santa Fe en abril de 2010.
En dicha sentencia, los jueces reconocieron que los delitos sexuales cometidos durante la
dictadura militar en los CCD constituían una forma de tortura. Y aquí hay, a nuestro entender, al
menos, dos niveles en los que conviene hacer una distinción. Por un lado, la violencia sexual no

1
Por ejemplo, el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional 2 de San Martín, a cargo del juez Juan
Yalj, y la Cámara de Apelaciones condenaron en diciembre de 2008 a Santiago Omar Riveros por los
crímenes cometidos en el Arsenal Naval de Zárate (circuito represivo Zárate- Campana), pero dictaron
falta de mérito respecto al delito de violaciones sexuales considerando que éstos habían sido eventuales
y no sistemáticos y, por lo tanto, no eran delitos de lesa humanidad.

7
fue una técnica más de tortura, porque su intención no centró en obtener información2 y por
otro, no lo fue porque se encuentra tipificado legalmente como un delito en sí mismo, tanto en
el ámbito nacional (Artículo 119 del Código Penal3) como en el internacional (Estatuto de
Roma4).

Además, otra singularidad que vuelve a este juicio y su sentencia objeto de estudio es
que se trató de la tercera sentencia en el mundo que se expidió en esta línea. La primera
emitida por un tribunal nacional sin ninguna exigencia internacional5. Es por esta razón que la
sentencia fue galardonada con el “machete de oro 2011”, premio Género y Justicia al
Descubierto a las sentencias que promueven la equidad de género. Estos premios fueron
creados por la organización Women's Link Worldwide teniendo en cuenta que, en todos los
países, sin importar su sistema político, tradiciones o creencias religiosas, los comentarios de
jueces o juezas, cortes y tribunales tienen una influencia enorme sobre el sentido de justicia y la
vida diaria de todas las personas6.

Estas particularidades vuelven a este proceso penal un hecho social y la sociología se


presenta entonces como una oportunidad para preguntar y reflexionar sobre sus condiciones
de producción; sobre las redes sociales que operan como fondo y que son cristalizadas a través
de la sentencia, la cual emerge bajo una supuesta asepsia. Esta tesis procura explorar el
entramado legal y social que permitió la elevación a juicio de esta causa y su condena, con el
objetivo de comprender cómo se configuran oportunidades políticas favorables (Andriotti
Romanin, 2013) para el tratamiento de nuevos tópicos sociales que hasta entonces habían
permanecido silenciados en la esfera judicial y su incidencia en la memoria social acerca del

2
Véase Jelin (2011). Sobre la incorporación de métodos y tecnología de tortura en la doctrina de las
Fuerzas Armadas, ver, entre otros, Pontoriero, Esteban (2016) "En torno a los orígenes del terror de
Estado en la Argentina de la década de los setenta. Cuándo, cómo y por qué los militares decidieron el
exterminio clandestino" en Papeles de Trabajo, N° 10
3
Vigente al momento de los hechos. El Código Penal establece como agravante de la pena que una
violación sea cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de seguridad, en ocasión de
sus funciones (inciso e).
4
También deben mencionarse como antecedentes: (I) Declaración sobre la Protección de todas las
Personas contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas y degradantes; (II) Estatuto de
Tribunal Internacional para Ruanda; (III) Estatuto del Tribunal Internacional para la Ex Yugoslavia Y (IV)
Sentencias varias de la Corte Interamericana de Derechos y de la Corte Penal Europea.
5
Las dos sentencias anteriores corresponden al Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y al
Tribunal Penal Internacional para Ruanda, ambos procesos iniciados por el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas.
6
Este premio destaca los pronunciamientos o decisiones hechos en el contexto de un proceso por jueces
y juezas, miembros de comités de protección de derechos humanos, de juntas u oficinas de asilo o por
fiscales y defensores del pueblo, que hayan tenido un efecto positivo o negativo sobre la equidad de
género, incluyendo aquellos relacionados con derechos sexuales y reproductivos, violencia de género y
discriminación por género. Texto extraído de la página web de la organización. Recuperado de
http://www.womenslinkworldwide.org/en/awards

8
terrorismo de Estado. En definitiva, se trata de observar a partir de esta sentencia, las
transformaciones en la memoria social que se promueven desde el Poder Judicial.

El juicio Molina como objeto de investigación

Antes de comenzar con el desarrollo propiamente, quisiera hacer algunas aclaraciones,


a fin de explicar las razones por las cuales entiendo que este tema en particular debe ser objeto
de indagación sociológica.

En primer lugar, el análisis de un juicio penal de estas características permite


problematizar y comprender la complejidad del proceso judicial y des- naturalizar el
juzgamiento de los crímenes de Estado. Tal como señala Rozanski7, el proceso judicial debe ser
des-naturalizado: “Los juicios son situaciones muy complejas. No se puede analizar esos dramas
desde una pretendida situación hermética. Esa asepsia no es real. El juez está contaminado con
todo lo que pasa a su alrededor” (2007: 35). En este sentido lo que ocurre en el proceso y se
plasma en una sentencia es, por un lado, “un proceso de lucha de argumentos y posturas no
sólo jurídicas sino extra-jurídicas, que circulan tanto al interior como al exterior del tribunal”
(Sarrabayrouse Oliveira, 2009). Por otra parte, una gestión de la verdad sancionada
colectivamente (Feierstein, 2012). De esta manera, el Estado se vale del despliegue de un ritual
jurídico público, construyendo no solo verdad en el sentido jurídico, sino también memoria
acerca del contexto en el cual se desarrollaron los delitos investigados (Urosevich, 2011). En
este sentido, analizar el juicio a Molina, nos permite observar las luchas que han existido en el
ámbito judicial por las interpretaciones de los crímenes de Estado y cómo se han modificado
ciertas posiciones judiciales y de interpretación de las leyes a lo largo de estos últimos cuarenta
años.

En segundo lugar, este juicio penal nos permite aproximarnos a la manera en que la
violencia sexual cometida en los CCD fue presentada desde el Poder Judicial. Aunque esa
violencia fue denunciada tempranamente por las mujeres que lograron sobrevivir a la dictadura,
no fueron consideradas en su especificidad en aquella instancia (Bacci, Capurro Robles, Oberti y
Skura, 2012). En los testimonios brindados en 1983 ante la Comisión Nacional sobre la

7
Carlos Rozanski es ex juez federal. Fue presidente del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata entre los años
2000-2016. En su juzgado se tramitó la causa que condenó a los represores Miguel Etchecolatz y
Christian Von Wernich por delitos de genocidio, entre otros juicios de gran relevancia en el proceso de
juzgamiento de los crímenes de la última dictadura militar. Presentó la renuncia en 2016, cuando se
desarrollaba en el Consejo de la Magistratura un juicio político en su contra.

9
desaparición de Personas (CONADEP)8, se pueden encontrar numerosos ejemplos al respecto.
Algunos de estos testimonios se utilizaron poco tiempo después como la base de los casos que
dieron forma a la causa 13/83, conocida popularmente como “Juicio a las Juntas Militares”. En
dicho juicio los principales miembros de las Juntas militares fueron condenados9 por distintos
crímenes, pero la violencia sexual continuó siendo subsumida bajo la figura legal de tormentos.

Si bien los delitos sexuales no fueron incluidos en la ley de Punto Final10 y los indultos11,
durante los años posteriores es difícil encontrar presentaciones judiciales que hayan avanzado
en el tratamiento específico de estos delitos12. Esta reticencia a integrar dichos crímenes en las
causas y los juicios posteriores ha estado relacionada no sólo con las dificultades del propio
sistema penal argentino, o con la ausencia de una perspectiva de género por parte de los
operadores de la Justicia (Balardini, Oberlin y Sobredo, 2011; Barbuto, 2008), sino también con
la propia renuencia de denunciantes y testigos. Es por ello que se torna central indagar las
razones por las cuales recién a partir del año 2010 la violencia sexual ocurrida en los CCD
comenzó a ser reconocida por la justicia como un delito específico y presentado de este modo a
toda la sociedad.

Para dar una respuesta a esta cuestión retomaremos los estudios que problematizan
distintos aspectos acerca de la memoria social. Este campo de estudio invita a pensar los
cambios en los sentidos de recordar, en particular, para dar cuenta de la modalidad específica
que asumen las luchas por los sentidos del pasado y cómo se recuerdan ciertos relatos y se
silencian otros. Es decir que el hecho de que hubiese mujeres prestando testimonio sobre la

8
La CONADEP recibió testimonios de violaciones y decidió incluirlos en el Informe conocido como Nunca
Más. Es el único caso, junto a la mención de menores, en el cual el informe presenta sólo las iniciales de
los denunciantes y no sus nombres completos (Crenzel, 2008, p. 96). La referencia a las violaciones es la
única situación ante la cual la CONADEP hace una alusión explícita a la especificidad de género de la
represión (Jelin, 2011). El dejar sólo las iniciales responde, según Crenzel, a la intención de limitar la
exposición de las cuestiones ligadas a la sexualidad, “que considera relativas al honor privado” (Crenzel,
2008, p. 110).
9
Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera fueron condenado a reclusión perpetua e inhabilitación
absoluta perpetua con la accesoria de destitución. Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini y
Orlando Ramón Agosti fueron condenados a penas que variaron entre 17 años y 4 años y 6 meses de
prisión y a todos ellos se los condenó a inhabilitación absoluta perpetua con la accesoria de destitución.
En cambio, Omar Domingo Rubens Graffigna, Arturo Basilio Lami Doso, Leopoldo Fortunato Galtieri y
Jorge Isaac Anaya fueron absueltos.
10
Sancionada en diciembre de 1986, la “Ley de Punto Final” estableció un límite temporal de sesenta
días para la presentación de denuncias judiciales por crímenes cometidos durante la dictadura.
11
Se conoce como los Indultos a distintos decretos sancionados entre el 7 de octubre de 1989 y el 30 de
diciembre de 1990 que indultaron a numerosos civiles y militares acusados y condenados por la
comisión de crímenes durante la dictadura militar.
12
Los Juicios por la Verdad, que se desarrollaron en Argentina a partir de 1998, constituyen una de las
pocas instancias judiciales donde este tema se abordó con exhaustividad. Al respecto véase Andriotti
Romanin, 2013a y 2017.

10
violencia sexual que sufrieron mientras estaban detenidas durante la dictadura no vuelve al
delito, necesariamente, digno de ser escuchado y reconocido por la sociedad. En este sentido,
Michael Pollak sostiene que todo testimonio se ancla en las condiciones sociales que lo vuelven
comunicable, que varían a lo largo del tiempo y del espacio (2006). Comprender esta
particularidad “conduce a priorizar el estudio de los procesos de conflicto entre memorias en
competencia” (2006:18).

Esta nueva línea de investigación ha abierto el camino para una serie de trabajos sobre
las luchas por la memoria en las sociedades latinoamericanas con un pasado dictatorial
reciente. La mayor parte de estas investigaciones ha tomado como punto de partida una idea
de la memoria donde el presente se vincula conflictivamente con el pasado y el futuro. Al
respecto, Enzo Traverso ha sugerido que la memoria entendida “como las representaciones
colectivas del pasado tal y como se forman en el presente, estructura las identidades sociales
inscribiéndolas en una continuidad histórica y otorgándoles un sentido, es decir una
significación, una dirección” (Traverso, 2007:64) y, por ello, se torna una cuestión política y
ética. Por otra parte, Calveiro (2006) y Vezzeti (2002) también señalan el carácter de la memoria
como enlace entre algo que no está y su inscripción en las luchas políticas. En este sentido, la
experiencia pasada se abre camino en un presente móvil y conflictivo, en donde mediante la
lucha por imponer las distintas memorias los grupos reafirman su identificación y su voluntad
de contienda.

La cuestión de la relación entre memoria y los procesos de lucha política ha dado lugar
a otros desarrollos: aaquellos que indagan acerca de cómo reflexionar sobre la producción de
sentidos del pasado, teniendo en cuenta los procesos subjetivos anclados en experiencias
pasadas y horizontes de expectativas futuras (Ricoeur, 1999) y en las marcas simbólicas y
materiales (Nora, 1996). Esto supone considerar el rol activo y productor de sentido de los
sujetos participantes en estas luchas enmarcadas en relaciones de poder (Jelin, 2002: 6).
También implica hablar de memorias rivales, donde en determinados momentos históricos y
coyunturas políticas afloran unas u otras; y no de “la memoria” como una entidad total y única.
En este sentido, Jelin (2002) advierte que toda narrativa del pasado trae aparejada una
selección: la memoria total es imposible. Esto implica pensar que no todas las experiencias se
rememoran, sino que existe una elección – consciente o inconsciente- en relación a aquellas
que sí se recuerdan. Además, “no hay un único tipo de olvido sino una multiplicidad de
situaciones por las cuales se manifiestan olvidos y silencios, con diversos usos y sentidos” (Jelin,
2002:29). De esta manera, si bien existe un tipo de olvido individual, pues el hombre no puede
recordar todo y necesita olvidar algunas cosas para vivir, no es posible asociar estos

11
mecanismos con los mecanismos de la memoria colectiva o la memoria de los grupos. En este
último plano, en vez de hablar de olvidos o silencios, conviene hablar de memorias rivales, de
luchas de memoria contra memoria (Jelin, 2002).

Al respecto, Jelin ha propuesto utilizar las categorías de “trabajos de memoria”, y de


“emprendedores de la memoria”. En la primera categoría, cuando se utiliza el término trabajar,
referido a la memoria, implica la existencia de seres humanos activos que buscan “promover el
debate y la reflexión activa sobre el pasado y su sentido para el presente/futuro” (2002:16). La
segunda, los “emprendedores de la memoria”, refiere a personas o grupos que realizan
acciones tendientes a instalar en la esfera pública sus versiones del pasado y darles legitimidad.
En estos casos, en la acción “está implícito el uso político público que se hace de la memoria”
(Jelin, 2002:49). En gran medida, el trabajo de esta autora enfatiza la importancia de considerar
el estudio de las memorias sociales como un campo en conflicto. Esta perspectiva permite
centrar la mirada en los conflictos de interpretación y disputas en relación al sentido del
pasado. Y, también, en el proceso de constitución de relatos hegemónicos. Así se pueden
analizar cómo se dan los desplazamientos de otros relatos, producidos por distintos agentes.
Pero, además, implica pensar los espacios en donde esos actores despliegan la presentación de
un discurso sobre el pasado, los escenarios de la memoria (Feld, 2002). De esta manera, las
categorías propuestas por Jelin y Feld, se vuelven centrales para analizar este juicio, ya que es
posible identificar a “emprendedores de la memoria” que disputan en el escenario judicial una
versión del pasado.

A lo largo de esta tesis abordaré el desafio de pensar qué cambios se produjeron en la


sociedad, en estas últimas dos décadas, que permitieron que las mujeres violadas y abusadas
sexualmente fuesen “escuchadas” y cómo se trató desde el escenario judicial. No obstante,
indagar en profundidad acerca de estos cambios resulta un trabajo de investigación en sí mismo
y no será objeto de esta tesis.

Las últimas aclaraciones que quisiera hacer son de corte metodológico. Si bien,
considero que abordar este trabajo desde una perspectiva de género resulta central para la
comprensión de la investigación, no me reconozco formada en dicho campo como para poder
hacerlo en esta instancia. Por ello, a lo largo de esta tesina, recurriré a investigaciones
realizadas desde una epistemología feminista, aunque el abordaje de estos textos no será ni
sistemático ni transversal.

Por otra parte, para la elaboración de esta tesis utilizaré los conceptos “crímenes de
Estado”, “terrorismo de Estado”, “crímenes de lesa humanidad” y “oportunidades políticas”.

12
Todos estos conceptos implican un marco teórico y una perspectiva específica de análisis del
pasado dictatorial en Argentina. Es importante resaltar que éstas son las definiciones que usan
todos los actores que participaron del proceso penal que será objeto de indagación.

En este sentido, entiendo por crimen de Estado aquel delito que se comete desde el
aparato estatal hacia la ciudadanía y daña tanto a las personas como al Estado en sí mismo,
durante períodos en los que se encuentra suspendido el estado de derecho. Por terrorismo de
Estado, sigo la definición de Eduardo Luis Duhalde:

El Estado Terrorista aparece como consecuencia de la imposibilidad que encuentra el Estado


militar de llevar adelante sus fines solo mediante la represión pública, por muy intensa que esta
fuera. Así, el Estado Terrorista es la culminación degenerativa del Estado militar ‘eficiente’. Este
modelo de Estado basado en el terror y el crimen sistemático como forma de disciplinamiento
del conjunto social requería una compleja arquitectura. Debía aparecer públicamente y ante el
mundo como respetuoso de los derechos fundamentales. Sin embargo, al interior de las
fronteras nacionales debía estructurar su faz clandestina con la desaparición forzada como
método y con los ‘grupos de tareas’ operando a través de los centros clandestinos de detención
y exterminio (1984: 18-19).

Los crímenes de lesa humanidad, o contra la humanidad, fueron descriptos por el


Estatuto de Roma en 1998, que es el instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional.

A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por "crimen de lesa humanidad" cualquiera de
los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático
contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque: a) Asesinato; b) Exterminio; c)
Esclavitud; d) Deportación o traslado forzoso de población; e) Encarcelación u otra privación
grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional; f)
Tortura; g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización
forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable; h) Persecución de
un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales,
étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros motivos
universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en
conexión con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la
competencia de la Corte; i) Desaparición forzada de personas; j) El crimen de apartheid; k) Otros
actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o
atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física. 13

13
Recuperado de https://www.oas.org/36ag/espanol/doc_referencia/Estatuto_Roma.pdf

13
El concepto de oportunidades políticas fue utilizado por Tarrow para referirse a “las
dimensiones congruentes del entorno político que ofrecen incentivos para que la gente
participe en acciones colectivas al afectar sus expectativas de éxito o fracaso” (1995:115).
Andriotti Romanin (2010) lo ha retomado y utilizado como categoría analítica para su tesis de
doctorado en la que ha analizado el Juicio por la Verdad de la ciudad de Mar del Plata. Aquí será
utilizado en el mismo sentido.

Por último, “crimen” y “delito” no son términos iguales, no significan lo mismo. Sin
embargo, en algunos momentos del trabajo los utilizaré como sinónimos para no ser reiterativa
pero siempre que se lea delito será a los fines de comprenderse como crimen. Un crimen, según
la RAE, es un delito grave. Un delito es una acción o cosa reprobable o el quebrantamiento de la
ley. Para el derecho, básicamente existen los delitos "criminales" y los delitos "correccionales",
esto significa que hay delitos más graves que otros los cuáles se miden por la pena en
expectativa. En definitiva, los delitos que prevean una pena de hasta 6 años son correccionales
y de ahí para arriba son criminales. De modo que los delitos que aquí serán descriptos son
criminales. Los más criminales de todos, los delitos de lesa humanidad.

Metodología

En el desarrollo de esta investigación he utilizado principalmente dos tipos de fuentes.


Por un lado, entrevistas semi estructuradas y, por el otro, investigación documental. Se trata de
una investigación cualitativa. Este tipo de abordaje permite dar sentido o interpretar los
fenómenos en los términos del significado que las personas les otorgan (Denzin y Lincoln, 1994;
Maxwell, 1996) y comprender un contexto particular en el que los participantes actúan y la
influencia que ese contexto ejerce sobre sus acciones (Maxwell, 1996) privilegiando la
profundidad sobre la extensión e intentando captar los sutiles matices de las experiencias
vitales (Whittemore, Chase y Mandle, 2001). La metodología cualitativa es inherentemente
multimetódica y focalizada (Flick, 2002). Es por ello que combina una serie de métodos y
estrategias para captar las diferentes aristas de la realidad, lo que le vale la denominación de
bricoleur (Denzin y Liconln, 1994), cristal (Flick, 2002) o triángulo (Richardson y St. Pierre). La
posibilidad de combinar métodos se convierte en una necesidad en la medida que emerge
como una alternativa de validación (Flick, 2002).

De modo que en esta investigación, para cumplir con los objetivos, he realizado una
entrevista en profundidad al abogado de la querella, César Sivo, y cuatro entrevistas

14
semiestructuradas a Marta García de Candeloro y Carmen Ledda Barreiro, denunciantes14; a
Daniel Adler, Fiscal General de Mar del Plata y fiscal en esta causa y Ezequiel Oneto, secretario
del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata. Resulta relevante destacar que la entrevista con el
secretario del Tribunal ha sido extremadamente valiosa, ya que recordaba con mucha precisión
los detalles del juicio y, además, por su función, había estado presente en todo su desarrollo.
También dialogué en varias oportunidades con el integrante de la agrupación HIJOS Mar del
Plata y fotógrafo de los organismos de Derechos Humanos en una gran cantidad de juicios,
Marcelo Núñez, quien ha sido una especie de “informante clave” durante todo este proceso.
Marcelo no solo me aportó las fotos del juicio, sino que también me brindó su opinión e
impresiones aunque no lo entrevisté de manera formal.

Por otra parte, realicé un trabajo de investigación documental que supuso el abordaje
de diferentes corpus y materiales. En primer lugar, abordé la reconstrucción de las trayectorias
de los jueces del Tribunal. Esto incluyó desde su formación académica y profesional hasta la
lectura de sentencias en otros juicios de lesa humanidad. En segundo lugar, realicé una breve
reconstrucción de las trayectorias laborales de los defensores oficiales, el fiscal general, el
abogado de la querella y el secretario del Tribunal. Por otra parte, analicé las filmaciones del
juicio y la sentencia del Tribunal. Las filmaciones que específicamente utilicé para este trabajo
son las que incluyen los alegatos finales de la fiscalía y la querella. Finalmente, analicé la
sentencia, con la intención de “entrevistar” al “texto” ya que todos los documentos contienen
un significado (Ruiz Olabuénaga e Ispizua, 1989).

Mi propósito fue trabajar con dos técnicas que, al complementarse, me permitiesen


realizar una descripción cabal y compleja de los procesos históricos y sociales que pretendía
conocer y, al mismo tiempo, garantizaran una metodología pertinente y rigurosa dentro de los
abordajes cualitativos.

Esta investigación está organizada en cuatro capítulos que siguen a esta introducción. El
orden de los mismos intenta facilitar la lectura y comprensión, partiendo de una presentación
de cada uno de los actores involucrados y continuando con una lógica secuencial que se inicia
con la etapa previa a la construcción del juicio y concluye con su finalización.

En el capítulo uno, se presentan las biografías personales y se describe brevemente el


contexto en el que se produjeron las entrevistas con cada uno de los actores que estuvieron

14
La razón por la cual utilizó los nombres verdaderos de las sobrevivientes se debe, en primer lugar, a
que las entrevistadas lo han consentido y, en segundo término, a la convicción personal de que no debe
cambiarse ni ocultarse el nombre de quienes han sido desaparecidos.

15
involucrados en el proceso penal desde la querella, el Ministerio Público Fiscal, la defensa y los
integrantes del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata.

En el capítulo segundo se describen sucintamente los antecedentes de este juicio. El


objetivo del mismo es presentar las distintas modalidades exploradas para la búsqueda de la
verdad y la justicia en Argentina a fin de comprender el contexto de aparición de este juicio y las
formas que asumió el tratamiento judicial del pasado reciente.

En el capítulo tercero se presenta un breve recorrido histórico de los diferentes


conflictos armados en donde la violencia sexual ha estado presente. El objetivo de este capítulo
es doble. Por un lado, se procura visibilizar la sistematicidad y la frecuencia de la violencia
sexual en conflictos armados. Y, por otra parte, describe cómo ha ido cambiando la legislación
internacional y nacional respecto de la violencia sexual a lo largo del siglo XX.

En el capítulo cuarto se narran las razones por las que ambas mujeres decidieron
denunciar judicialmente a Molina y se desarrollan las estrategias que desplegaron para poder
afrontar esta causa.

Finalmente, en el quinto capítulo, se desarrolla el recorrido judicial de la causa desde la


instrucción hasta el juicio oral. Enfatizando principalmente en los alegatos finales del Ministerio
Público Fiscal y la querella en donde se presenta la generalidad y sistematicidad de la violencia
sexual ocurrida en este CCD.

La tesis que recorre este trabajo sostiene que el juicio a Molina que se realizó en Mar
del Plata fue el resultado de un trabajo de memoria emprendido en simultáneo por
sobrevivientes y profesionales del derecho y que presentó un nuevo sentido a la magnitud de
las prácticas de violencia sexual acontecidas en los CCD. Esto fue posible en un contexto de
cambio definido por nuevas oportunidades políticas para la visibilización y la persecución de
justicia penal contra los responsables de los crímenes cometidos durante el terrorismo de
Estado.

Comprender este juicio en tanto emprendimiento permite visualizar cómo éste se


desarrolló en un contexto de oportunidades y límites percibidos por los actores. En un sentido
amplio, la intención de esta investigación es contribuir a la comprensión de los procesos
políticos y culturales que sucedieron en torno al juicio a Gregorio Molina y aproximarnos a la
historia de las luchas políticas por la memoria y la justicia en la ciudad. Priorizando un análisis
que enfatice la agencia de los actores, pero también que permita acercarnos a la forma en que
fueron presentadas prácticas de violencia sexual desde el ámbito judicial.

16
Capítulo 1

Quién es quién

17
El juicio y sus actores

Los procesos penales, en la esfera de la justicia federal argentina, se desarrollan con los
siguientes actores: una parte que acusa -denominada querella-, otra parte que representa al
Estado y sostiene la acusación -denominada fiscal-, otra parte que defiende y un tribunal -
compuesto por tres jueces-. Dicha administración de justicia está regida por un procedimiento
inquisitivo, de modo que la investigación la lleva adelante un juez de instrucción con un fiscal
que es quien impulsa la acción15.

Por lo general, las denuncias de lesa humanidad fueron presentadas por organismos de
Derechos Humanos o por la fiscalía y, en la mayoría de los casos, se intentó unificar las múltiples
denuncias en una sola causa por CCD. En los diferentes casos esta decisión tuvo su fundamento
en algunos motivos centrales: por un lado, que todos habían sucedido en el mismo lugar y que
la mayoría de los acusados eran los mismos y por otro, asegurar la mayor celeridad del proceso.
Esto dio lugar a que se crearan causas muy voluminosas con grandes cantidades de hechos a
juzgar, denominadas “mega-causas”. En este sentido, Molina debería haber sido juzgado en la
causa “La Cueva”16, él era uno de los jefes de seguridad de este CCD. Sin embargo, los delitos
contra él se habían iniciado en causas separadas y habían avanzado judicialmente de manera
diferenciada. El Procurador General de la Nación, Esteban Righi17 instruyó que aquellas causas
que estuviesen listas en su fase de instrucción, debían elevarse a juico y no seguir esperando
unificarles más hechos. Las causas contra Molina estaban listas y entraban dentro de este
criterio, aunque no así la causa La Cueva.

No obstante, circulan distintas versiones no oficiales que establecen que la causa contra
Molina fue elevada a juicio antes que la de La Cueva por otras razones. Están quienes sostienen
que fue el hecho de que padeciese una enfermedad terminal lo que impulsó a juzgarlo con
antelación y quienes agregan que las Fuerzas Armadas “le habían soltado la mano”, de modo
que no implicaba un enfrentamiento político avanzar con el juicio oral. Por último, están
quienes plantean que fue la conjunción de ambos factores en un contexto favorable para
juzgar, impulsado por el Procurador, lo que hizo que este primer juicio fuera contra Molina y no

15
En el ámbito de la justicia de la provincia de Buenos Aires los fiscales son los que investigan los delitos
y los jueces de garantía controlan.
16
Esta causa fue llevada a juicio oral en 2011.
17
Esta información fue proporcionada por el secretario del TOF, durante la entrevista que le realicé en
febrero de 2017 para esta tesina.

18
contra todos los responsables de La Cueva. Estas versiones circulan como una bemba18, y
aunque no es posible que sean enunciadas on the record, existen tres documentos que sugieren
indicios de su veracidad y permiten al menos dejarlas enunciadas como interrogantes. En
primer lugar, el suboficial de la aeronáutica, Gregorio Molina, fue pasado a retiro en 1983
debido a una serie de irregularidades e infracciones que se detallaban en su legajo,
mayoritariamente vinculadas a sus problemas con el alcohol19.En segundo lugar, Marta García
recibió en su domicilio a finales de los años ochenta, una fotografía con el nombre y todos los
datos personales de Molina20. En tercer lugar, mientras que la causa 2086 y su acumulada 2277
(denominadas “causa Molina”) fueron elevada a juicio oral el 30 de mayo 2007, recién se fijó
fecha de apertura del debate para el 4 de julio de 2010. Entonces en 2010, el Ministerio Público
Fiscal hizo un planteo por el retraso ante la Sala IV de la Casación Penal, que intimó al TOF a
establecer un plazo más breve a tal efecto21. Este punto es interesante porque entre 2007 y
2010 no hay presentaciones del Ministerio Público instando a acelerar el inicio del juicio oral. La
fecha fue adelantada, el juicio finalmente comenzó el 6 de mayo de 2010 y el 11 de junio de
2010 se leyó la sentencia. Otro dato significativo fue que las audiencias se extendieron por más
de 9 horas y, por ejemplo, en una oportunidad, se utilizó el tiempo de un cuarto intermedio
para realizar la inspección ocular al CCD La Cueva. Nos preguntamos entonces, ¿qué elementos
o condiciones para la agencia de los diferentes actores involucrados propiciaron los momentos
de letargo y cuales los de celeridad?

Molina llegó al juicio oral solo e imputado por: (I) 2 homicidios agravados; (II) 38 hechos
de privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos; (III) 5 hechos de violación
agravados y uno más en grado de tentativa. Como se trataba de una acusación que incluía
tantos delitos, la querella no era impulsada por un solo abogado, como suele suceder en un
juicio penal ordinario, sino que intervenían de manera unificada en la persona de Carmen Ledda
Barreiro de Muñoz, los letrados César Sivo y Natalia Messineo y en representación del Colegio
de Abogados de la ciudad de Mar del Plata, Alfredo Jozami, Alberto Rodríguez y Gustavo
Marceillac. Esta división tenía su fundamento en la estrategia desplegada por la parte y en la
distinción de los delitos imputados: el Colegio de Abogados sostenía la imputación por los
homicidios de los doctores Centeno y Candeloro y por todos los abogados privados

18
Alusión al rumor carcelario. Al respecto véase De Ípola (2005).
19
Adjuntado como prueba de la causa 2086 y 2277.
20
Marta García nunca había visto a Molina porque siempre estuvo encapuchada, tampoco conocía su
nombre de pila porque los militares usaban apodos. Declaró sobre este tema en el Juicio por la Verdad y
en el Juicio a Molina, en ambos figura como prueba.
21
Cfr. CNCP. Sala IV. causa N° 12.128, "Molina. Gregorio Rafael queja por retardo de justicia", 30/0311
O. reg. 13176. 4.

19
ilegítimamente de la libertad y torturados, mientras que Sivo y Messineo representaban al resto
de las víctimas e impulsaban la imputación por los delitos sexuales contra el acusado.

Por el Ministerio Público intervinieron cuatro fiscales: el Fiscal General, Daniel Adler; el
Fiscal de la Procuración General de la Nación, Horacio Azzolin; el Fiscal Federal Subrogante, Juan
Manuel Portela y la Fiscal ad hoc, María Eugenia Montaro. La complejidad de este tipo de
causas requirió la participación de tantos fiscales. En la resolución 34/10 de la Procuración
General de la Nación, Esteban Righi, estableció que:

Resulta conveniente designar a los doctores Juan Manuel Portela y a quien se desempeña en
calidad de secretaria de la oficina de derechos humanos que funciona en Mar del Plata, doctora
María Eugenia Montero, para que intervengan en forma conjunta o alternada en la preparación
y desarrollo del debate en el marco de la causa 2086, caratulada "Molina Gregario Rafael por
Infracción arts. 80 incs. 2 y 6. 141 ter CP", del registro del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de
Mar del Plata, así como para la totalidad de las causas elevadas a la fase oral22.

Portela era por ese entonces el Fiscal Federal Subrogante de la Fiscalía General de
Necochea y en esa misma resolución fue designado para intervenir en forma conjunta o
alternada en la totalidad de las causas por violaciones a los derechos humanos cometidas
durante el terrorismo de Estado en la jurisdicción de Mar del Plata, bajo la coordinación de la
Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los derechos
humanos cometidas durante el terrorismo de Estado a cargo del doctor Jorge Auat”23. La
designación de Portela, no era un dato menor dada la experiencia de este juez en el Juicio por la
Verdad y su conocimiento del sistema represivo local.

En este documento, también se señalaron las razones por las cuales el fiscal Azzolín
debía participar en la preparación y el desarrollo del debate oral que se realizaría en la causa
Molina. Puede leerse allí:

Finalmente, por las mismas consideraciones y teniendo especialmente en cuenta la experiencia


adquirida por el doctor Horacio Azzolín durante el debate que el año pasado se llevara adelante
en la misma jurisdicción en la causa 30746. "Labolita Carlos Orlando y D' Alessandro de Labolita
Rosa s/ Querella - Las Flores". y su designación por resolución MP 54/09 como fiscal en el juicio
oral que se realizará en el marco de la causa 05/07. caratulada "Investigación delitos de lesa'
humanidad cometidos bajo el control operacional del Comando V° Cuerpo del Ejército", en
trámite ante el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca -integrado por dos de los jueces que

22
Resolución 34/10 de la Procuración General de la Nación. Recuperado de
https://www.mpf.gob.ar/buscador-de-resoluciones-por-tema/
23
Ídem

20
intervienen en el juicio previsto en la causa "Molina". en Mar del Plata-. se estima conveniente
adicionarlo a este grupo de trabajo para que intervenga en forma conjunta y/o alternada en la
preparación y desarrollo del debate oral que se realizará en el marco de la causa "Molina". que
se viene de citar. En este sentido, se entiende a la vez que su desempeño en el juicio que tendrá
lugar en primer término en Mar del Plata enriquecerá su labor como fiscal de juicio en la causa
en trámite en la sección Bahía Blanca24.

Para facilitar la comprensión de este apartado, es conveniente hacer algunas


aclaraciones. En primer lugar, la causa “Labolita” fue el primer juicio oral de lesa humanidad
desarrollado en el TOF Mar del Plata en el 2009. Si bien, Labolita fue secuestrado en Las Flores,
Azul por la forma de administración de la justicia federal25 el TOF era el Tribunal que debía
desarrollar el juicio oral. Este Tribunal está compuesto por los jueces Mario Portela, Roberto
Falcone y Néstor Parra, quienes habían desarrollado el Juicio por la Verdad en el que había
declarado los familiares de Labolita, por este motivo, fueron recusados. Para este juicio y para el
de Molina fue necesario entonces, designar un tribunal ad hoc. Como bien señala la resolución
dos de los jueces que intervinieron en la causa Molina actuaban también en el TOF de Bahía
Blanca - los magistrados Juan Leopoldo Velázquez y Beatriz Elena Torterola – siendo esta última
jueza del Juzgado Federal de Necochea. De este modo para el año 2010, cuando los juicios de
lesa humanidad ya comenzaban a extenderse por todo el territorio nacional, se fue
consolidando un equipo de fiscales especializados que impulsaban estas causas y participaban
en distintos lugares del país – como es el caso de Azzolín – que actuaban en conjunto con los
fiscales locales, quienes conocían las causas por tenerlas a su cargo desde la fase de instrucción.
Esta situación también se repitió en el caso de muchos jueces (Velázquez, Torterola, Rozanki,
Jarazo, Esmoris) que fueron actuando ad hoc en distintos Tribunales Orales del país frente a la
falta de jueces federales nombrados26 o la recusación de éstos por distintos motivos.

Una situación similar ocurrió con los abogados defensores, ya que muchos militares no
tenían letrados particulares, sino que en su representación actuaban defensores oficiales. En el

24
Ídem
25
A partir de la ley 24.050, el Congreso Nacional dispuso la división del territorio nacional en diecisiete
(17) distritos judiciales federales: Comodoro Rivadavia, General Roca, Bahía Blanca, Mendoza, Córdoba,
Tucumán, Salta, Resistencia, Corrientes, Posadas, Paraná, Rosario, Mar del Plata, Ciudad de Buenos
Aires, San Justo, La Plata y San Martín.
Mar del Plata tiene jurisdicción sobre todo el centro de la provincia de Buenos Aires. Está compuesto
por: Juzgado Federal de Mar del Plata 1 – Penal-; Juzgado Federal de Mar del Plata 2 – Civil, Comercial y
Laboral; Juzgado Federal de Mar del Plata 3 y 4; Juzgado Federal de Azul 1 y 2; Juzgado Federal de
Necochea; Juzgado Federal de Dolores y Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) Mar del Plata.
26
La administración federal de justicia no tenía muchos jueces nombrados antes del inicio de las causas
de lesa, en muchos tribunales los secretarios hacían de jueces o eran todos jueces subrogantes.

21
caso de Molina, al igual que en el de Duret y Mansilla27, los defensores oficiales que llevaron
adelante la instrucción fueron, Paula Muniagurría y Gritzko Gadea. Sin embargo, cuando la
causa Labolita fue elevada a juicio, Duret pasó a ser patrocinado por Eduardo San Emeterio28,
quien unos meses más tarde asumiría también la defensa de Molina. Dicho abogado renunció
tras la tercera audiencia del juicio oral. Si bien alegó motivos de salud, el rumor que circulaba en
los pasillos del tribunal fue que se negaba a defender a un violador29. En septiembre de 2010,
cuatro meses después, San Emeterio fue entrevistado por el diario MDZ de Mendoza, y esa
oportunidad aclaró que él elegía a los militares que defendía y que tenía principios, entre ellos,
no defender ni a violadores ni a apropiadores de bienes y bebés30.

Como ya se ha sido mencionado para esta investigación fueron entrevistados algunos


de estos actores. En representación de la querella, el abogado César Sivo, en representación del
Ministerio Público, el -ahora- Fiscal de Distrito, Daniel Adler, en representación del TOF, el -
entonces – Secretario de Derechos Humanos, Carlos Ezequiel Oneto y las dos mujeres que
denunciaron a Molina por los delitos sexuales, las señoras Marta García y Ledda Barreiro.

La primera vez que tuve contacto con Sivo fue en agosto de 2016, en aquella ocasión le
comenté cuáles eran mis planes de tesis y le consulté si estaba dispuesto a ser entrevistado 31.
Aceptó y además se ofreció a ayudarme para que pudiera tomar vista de la causa, enviando él –
como parte – un escrito al TOF solicitando que me autorizaran. Sin embargo, aquel escrito fue
rechazado por el Tribunal en noviembre de 2016 por improcedente ya que Sivo había escrito
que me autorizaba a tomar vista de la causa y un abogado solo puede solicitar, los jueces son
quienes autorizan. Unos meses más tarde, me fue posible transcribir los videos de los alegatos
finales del juicio oral32. El 6 de febrero de 2017, lo entrevisté en su estudio jurídico.
Conversamos durante dos horas y media, le consulté por su biografía, por sus vínculos con los
organismos de derechos humanos locales y por la estrategia desarrollada en el juicio a Molina.
A Daniel Adler, lo entrevisté dos veces. La primera vez fue breve, en enero de 2017 en su
despacho en el último piso del Ministerio Público Fiscal. El diálogo se extendió por unos veinte

27
Militares imputados por el secuestro y desaparición de Carlos Labolita
28
Abogado y ex militar reconocido defensor de militares.
29
Puede leerse el blog del Juicio a Molina
30
Balaeff, M. (26 de septiembre de 2010). Dr. Eduardo San Emeterio, el abogado de los militares. MDZ.
Recuperado de http://www.mdzol.com/nota/240396-dr-eduardo-san-emeterio-el-abogado-de-los-
militares/
31
La reunión fue en mi casa tras acordar el encuentro por correo electrónico.
32
En diciembre de 2016, fui recibida por el actual Secretario de Derechos Humanos del TOF quien me
facilitó los videos de los alegatos finales de la querella del juicio a Molina.

22
minutos y me sugirió remitirme al alegato final para mayor precisión33. En la segunda reunión
estuvo presente Belén Cano34, en esta oportunidad le consulté por algunos puntos de su
biografía y por sus impresiones sobre las causas de lesa humanidad.

A Carlos Oneto, lo entrevisté dos veces, en enero y en mayo de 2017 en su despacho en


el TOF35. Durante la primera entrevista conversamos durante una hora aproximadamente y allí
describió el proceso de la causa Molina durante el juicio oral, detallando sus funciones como
secretario. También, explicó algunas características de tipo más general en el que se inscribían
las causas de lesa humanidad, comparándolas con algunas particularidades de la causa 2086 y
su acumulada 2277. En cambio, durante la segunda entrevista, el tema central fue su biografía.

A Marta García (a continuación Marta) la conocí y entrevisté el 26 de enero de 2017. El


contacto inicial fue a través de su hijo, quien luego de hablar con ella, me dio su teléfono. Fui a
su casa y conversamos durante tres horas y media36. Marta fue y vino en su historia personal,
siempre disociando la experiencia, como si narrara lo que le sucedió a un otro, me mostró
algunos artículos periodísticos, libros y cd´s que guarda como un archivo que ha ido
construyendo a lo largo de treinta años. También, al igual que Ledda, me preguntó las razones
por las cuáles había elegido trabajar este tema. A Ledda Barreiro (en adelante Ledda) la
entrevisté el 17 de enero de 2017 en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo de Mar del Plata.
Inicialmente me había comunicado con Abuelas y ella me llamó, me dijo dos veces que no
quería ser entrevistada porque “de ese tema ella no hablaba” y solo después de explicarle qué
solo me interesaba preguntarle las razones por las cuales había decidido denunciarlo y qué
impresiones había tenido de la condena, aceptó. Durante la primera hora, ella condujo la charla,
me fue preguntando por distintas cuestiones de política a escala nacional, provincial y local, así
como mis impresiones sobre la dictadura, las razones por las cuales estudiaba sociología y mi
vinculación con el tema de estudio. Luego, me comunicó que estaba lista para hablar y nos
pasamos a otra habitación más pequeña e íntima. Allí, Ledda narró en primera persona toda la

33
Lo recuerdo como un evento protocolar. Cuando llegué, me anuncié ante un prefecto, quien me
escoltó hasta su despacho, golpeó la puerta por mí, le anunció que había llegado y luego me autorizó a
pasar. Durante la entrevista, Adler me preguntó por mí y mi familia, ya que me conocía de pequeña, por
haber ido al jardín de infantes con una de sus hijas
34
Periodista local que acompaña el trabajo del fiscal y el Ministerio Público contribuyendo a la difusión
de las actividades, charlas y conferencias que realizan para la comunidad.
35
Luego de esta entrevista, Oneto me facilitó los videos de los alegatos del Ministerio Público Fiscal.
36
Marta tiene una casa y una personalidad muy encantadora, fue muy difícil sostener el rol de
entrevistadora para mí, de modo que, opté por dejarme “encantar” (Visacovsky, 2002).

23
historia de su familia, las razones por las cuales había denunciado a Molina y sus impresiones
tras conocer el veredicto37.

Mar del Plata un punto en común

Ledda nació en 1936 y Marta en 1940 en Mar del Plata, ambas son hijas de padres
anarquistas. Ledda tuvo una infancia particular, su padre había comprado una casilla rodante y
durante años viajaron por toda la Argentina, de modo que no fue a la escuela y su progenitor
fue su maestro. Sin embargo, para la década del cincuenta volvieron a la ciudad. Ledda conoció
a Alberto Muñoz en 1952, un empleado de casino y de identidad peronista, con quien se casó y
tuvo tres hijos: Silvia, Alberto y Fabián. Sus hijos mayores militaban en la Juventud Universitaria
Peronista y en la Unión de Estudiantes Secundarios, frentes de masas de la organización
Montoneros. Marta en cambio, desde muy temprano compartió con su padre encuentros en la
Biblioteca Juventud Moderna, fue presidenta del Centro de Estudiantes de su escuela
secundaria normal y se fue a La Plata a estudiar psicología. En aquella ciudad comenzó a salir
con Jorge Candeloro, un joven estudiante de leyes y militante del Partido Comunista38. Cuando
se graduaron volvieron a la ciudad. En el marco de una ciudad atravesada por la creciente
conflictividad política entre sectores del peronismo39, Jorge comenzó a trabajar con Roberto
Centeno, un prestigioso abogado laboralista de la ciudad. También fue representante de
algunos de los heridos en el juicio contra que se realizó contra los integrantes de la
Concentración Nacional Universitaria40 (CNU) por el asesinato de Silvia Filler41. De este modo, la
familia Candeloro – García pasó a integrar la lista negra de la CNU. La familia Muñoz – Barreiro
también, la militancia dentro del ala izquierda del peronismo de sus hijos mayores, les ganó el
hostigamiento del grupo.

37
Esta entrevista fue muy intensa, hubo momentos de largos silencios porque ambas estábamos a
punto de llorar.
38
Que también era marplatense y había sido presidente del Centro de Estudiantes del Comercial.
39
Al respecto veasé Ladeuix, 2008.
40
Organización de ideologia nacionalista identificada con el peronismo. Entre sus miembros se
encontraban estudiantes, profesores y trabajadores de seguridad de la Universidad, pero también
miembros del Poder Judicial y empresarios de la ciudad. Se trató de una fuerza de choque que fue
radicalizando su nivel de violencia luego del asesinato en 1975 de uno de sus miembros, quien además
era dirigente político justicialista y asesor de la delegación Regional Mar del Plata de la Confederación
General del Trabajo, Ernesto Piantoni. Su principal actividad se produjo entre 1971 y 1976. Tras el golpe
de Estado, algunos de sus miembros se integraron a los grupos de tareas del Grupo de Artillería de
Defensa Aérea (GADA) 601 y otros siguieron operando desde el Poder Judicial
41
Estudiante de arquitectura de la UNMDP asesinada en diciembre de 1971por integrantes de la CNU en
el marco de una asamblea. Este juicio se desarrolló en 1972 y terminó con 16 condenados. En 1973, el
presidente Cámpora dictó una amnistía que incluyó a los responsables de este asesinato y fueron todos
liberados.

24
Para 1975 los hijos del matrimonio abandonaron la ciudad. Sin embargo, ese mismo
año, Alberto cayó detenido en Mendoza junto a su compañera. Primero de manera ilegal y
luego “blanqueado”, permaneció casi toda la dictadura como preso político a disposición del
Poder Ejecutivo Nacional. Cuando fue liberado en 1981 había estado detenido en los penales de
La Plata, Devoto, Sierra Chica y Caseros. Silvia fue viajando por distintos lugares y estuvo
clandestina hasta que “cayó”42. La última vez que la vieron fue en la navidad de 1977 cuando se
encontraron en un conventillo en el barrio de La Boca. Gracias a la valentía de tres mujeres que
aún en dictadura se animaron a buscarla, Ledda supo que su hija estaba embarazada cuando
fue secuestrada y que estuvo en el CCD El Pozo de Banfield. Aún continúa desaparecida y su hijo
todavía no ha recobrado su verdadera identidad. Ledda y Alberto habían dejado la ciudad en
1976 pero volvieron para enero de 1978. A los pocos días fueron secuestrados por una patota
los sacó de la cama por la noche. Su hijo Fabián de nueve años, quedó solo, esa noche durmió
en una plaza por miedo a volver a su casa. Ellos fueron trasladados a La Cueva.

El matrimonio Candeloro – García también abandonó Mar del Plata en 1975 tras las
constantes amenazas de muerte por parte de la CNU. Se fueron a vivir a Neuquén junto a sus
dos hijos pequeños. Sin embargo, dos años más tarde, en junio de 1977 fueron secuestrados
por la Policía Federal y trasladados en avión hasta Mar del Plata. Estuvieron detenidos en el CCD
La Cueva.

Ambas mujeres fueron sistemáticamente torturadas mientras estuvieron detenidas y


además fueron abusadas sexualmente por el suboficial Molina, quien decía que “después de
tanto dolor -porque acaban de ser torturadas -, él les iba a provocar placer” y las violaba. Marta
y Ledda todavía no se conocían. Recién a mediados de los años ochenta se cruzaron por primera
vez, Marta colaboró con la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos, declaró en
CONADEP y en el Juicio a las Juntas, Ledda se sumó a Abuelas de Plaza de Mayo y declaró en
CONADEP. Si bien nunca hablaron sobre la violencia sexual que padecieron en el CCD ambas
recordarían al testimoniar aquella perversa frase que Molina utilizaba antes de abusarlas.

Daniel Adler nació en 1963 en Mar del Plata, es hijo de un médico local y proviene de
una familia católica. Estudio derecho en la Universidad Nacional de Mar del Plata entre 1982 y
1986. César Sivo nació en 1963 en Tandil e ingresó a la Facultad de Derecho al mismo tiempo
que Adler. Ambos participaron de la creación de la Federación Universitaria y la reapertura del
Centro de Estudiantes de dicha carrera. También ingresaron al Poder Judicial en esos años,
Adler lo hizo en 1983 como meritorio y Sivo en 1986 como auxiliar letrado en un juzgado

42
La fecha no es clara.

25
correccional y penal. Adler hizo carrera judicial, fue empleado, secretario, defensor de pobres y
ausentes y luego Juez en lo Criminal en el Departamento Judicial de Mar del Plata. En 2006 pasó
a la órbita federal como Fiscal General Federal ante la Cámara Federal de Mar del Plata y Fiscal
General ante el TOF en los Juicios de Lesa Humanidad y desde 2013 es el Fiscal de Distrito. Sivo
renunció al Poder Judicial en 1991 y desde 1994 ejerce como abogado penalista. Desde
mediados de los años noventa está vinculado con distintos organismos de Derechos Humanos
locales y ha participado como abogado en varios de los juicios por lesa humanidad que se
desarrollaron en la ciudad. Ambos son docentes en distintas materias en la Facultad de Derecho
de la UNMdP. Sivo estuvo ligado al sector del Partido Justicialista conducido por el ex presidente
Eduardo Duhalde. Mientras que Adler no tiene vínculos con la política partidaria. Al momento
de ser consultado por las acusaciones de tipo político que ha recibido el Fiscal durante el último
tiempo43 , respondió recuperando una frase del ex juez de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, Enrique Petracchi: “Se dice que los jueces no son políticos, pero, ¡cómo no van a ser
políticos!, son políticos les guste o no. A lo sumo, les va a pasar lo que al cangrejo, que es
crustáceo pero no lo sabe” (1988). Rápidamente Adler diferenció la política como cuestión de
principios, de la política partidaria. En ese sentido, se reconoció como miembro de la Asociación
Justicia Legítima44 y retomando los principios de esta asociación planteó la necesidad de ejercer
como funcionario público de manera independiente, entendiendo por ello independencia del
poder político pero también de los poderes fácticos e incluso independencia de los propios
prejuicios que uno pudiera tener. Sin desconocer que esa concepción es en sí misma política.

Carlos Ezequiel Oneto nació en Mar del Plata en 1979, entró al Poder Judicial de la
provincia de Buenos Aires en 1997, como meritorio en una Defensoría Oficial en la que estaba
Adler. Trabajó el primer año y medio ad honorem y luego fue nombrado en un Tribunal Oral,
paulatinamente fue ascendiendo hasta llegar casi al máximo de la carrera administrativa. Se
recibió de abogado en 2006 y cuatro meses más tarde le ofrecieron el cargo de Jefe de
Despacho de las causas de lesa humanidad (el equivalente al que él tenía, pero en el ámbito
federal) en el Juzgado Federal de Necochea. Se fue a trabajar allí y un año y medio más tarde, la
causa fue remitida a Mar del Plata45. Él debió trasladarse con ella y entonces comenzó a trabajar

43
Puede revisarse los diarios La Nación, Clarín, Infobae, Noticias y Protagonistas, en donde es acusado
de ser un fiscal de Gils Carbó y por extensión de “kirchnerista”. Adler ejerció el derecho a réplica en el
diario Clarín sosteniendo que dichas acusaciones son falsas.
44
Justicia Legítima es una Asociación Civil que tal como se presentan sus miembros “impulsa una justicia
independiente y transparente, que permita reconciliar a la justicia con la ciudadanía, interpretar las
necesidades sociales e intervenir activamente en las transformaciones sociales”. Puede verse:
http://justicialegitima.org
45
Se trata de la causa “Labolita” que fue la primera causa de lesa humanidad en elevarse a juicio y cuyo
juicio se desarrolló en el TOF Mar del Plata.

26
en el Juzgado Federal 1, allí estuvo un año y medio más, encargado tanto de causas de lesa
como en causas “comunes” hasta que le surgió la posibilidad de trabajar en el Ministerio
Público Fiscal, con Adler nuevamente, como prosecretario en las causas de lesa humanidad. Sin
embargo, se desempeñó como tan solo seis meses, porque luego lo proponen para el cargo46 de
secretario del TOF Mar del Plata en las causas de lesa humanidad. Permaneció en esta posición
hasta finales de 2016 y recientemente ha sido designado secretario para causas comunes que
pueden ser juzgadas de manera unipersonal.

Durante su estadía en el Juzgado de Necochea, Oneto trabajó junto a Beatriz Elena


Torterola, que como ya mencionamos se desempeñaba como jueza de dicho juzgado y con Juan
Manuel Portela47, fiscal de Necochea, que luego sería designado fiscal en la causa Molina.

Torterola fue seleccionada para conformar el Tribunal Ad hoc que juzgó a Molina, al
igual que Juan Leopoldo Velazquez, presidente del TOF de Bahía Blanca. A pesar de que los
currículums de los jueces no están disponibles en las páginas web oficiales del Poder Judicial y,
en consecuencia, conocer brevemente sus trayectorias laborales es una tarea que ha quedado
sin resolver, es posible mencionar algunas cuestiones puntuales que han tenido cobertura
mediática.

En 2011, Juan Leopoldo Velázquez fue apartado de las causas de lesa humanidad en su
ciudad a raíz de una denuncia presentada por los organismos de derechos humanos por haber
participado de una reunión con Hugo Mario Sierra48; el juez Gustavo Duprat49 y con dos
abogados que defendieron al general Adel Vilas: Luis De Mira y Rubén Diskin50. En 2014 la Sala II
de la Cámara de Casación Penal de la Nación inició una investigación en su contra por presunto
acto de corrupción. Está acusado de ser "arbitrario" al momento de la sentencia que determinó
la inocencia de los procesados por trata de personas51. De Torterola no hay noticias que
indiquen que alguna vez haya sido investigada por su accionar como jueza.

46
La reforma judicial de 2013 estableció la obligatoriedad de concursar los cargos de secretario. Sin
embargo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó sin efecto estas leyes. Históricamente el juez
propone al secretario porque es un cargo de confianza, entonces hay discrecionalidad en su elección.
Los tribunales pueden concursar el cargo si así lo desean los jueces.
47 Es hijo de Mario Portela, presidente del TOF Mar del Plata
48 Ex secretario del fallecido juez Guillermo Madueño, iconos de la complicidad judicial bahiense con la
dictadura. Recuperado de Martínez, D. (14 de septiembre de 2010). El ex secretario del juez marcha
preso. Página 12.
49
De fugaz paso por la causa ya que se había excusado.
50
Martínez, D. (14 de septiembre de 2010). El ex secretario del juez marcha preso. Página 12.
51
La noticia 1, 10 de junio de 2014. Bahía Blanca: Investigarán a dos jueces por presunto acto de
corrupción

27
Ambos han trabajado en conjunto varias veces, en 2015 establecieron la nulidad y
absolución para Juan Suris y otros 10 imputados por tráfico y comercialización de droga. En este
caso, votó en disidencia el tercer juez, Raúl Fernández Orozco. En la actualidad también se
encuentran llevando adelante un juicio en otra causa de narcotráfico en el TOF de Bahía Blanca.
Se pueden encontrar en la Agencia de Noticias del Poder Judicial al menos 8 causas más en las
ambos fallan en el mismo sentido.

De modo que, al momento de iniciarse el juicio oral contra Gregorio Molina la mayoría
de los actores se conocía porque sus trayectorias laborales y sus biografías se habían tocado en
varios puntos, incluso en el caso de aquellos que no eran marplatenses. En su conjunto los
principales protagonistas que representaban a la acusación presentaban una trayectoria
acumulada de acciones y recursos de más de 20 años en las causas llevadas adelante en Mar del
Plata contra quienes cometieron crímenes durante la dictadura. A su modo, eran actores
dominantes en el campo jurídico pero también en el campo de los derechos humanos donde su
palabra era la palabra legitima, socialmente reconocida como tal.

Todos los caminos conducen a Roma, Mar del Plata

El otro integrante que conformó el Tribunal en las causas 2086 y su acumulada 2277 fue
el conjuez Juan Carlos París. Del mismo modo que con Torterola y Velázquez, no hay disponible
en la web ningún cv del abogado. Los datos que se mencionan a continuación se encuentran
publicados en una crónica del diario digital 022352. París estudió en la Facultad de Derecho de la
Universidad Católica en Mar del Plata y ejerce ininterrumpidamente su profesión desde 1973.
Entre los puntos más destacables se encuentra el hecho de que fue decano de la Facultad de
Derecho de la UNMdP entre el 2000 y el 2004. Además, en la administración de justicia es
conjuez de la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, en materia civil, comercial,
contencioso administrativo y laboral (acordada 96/02), también es conjuez de la Suprema Corte
de Justicia de la Provincia de Buenos Aires53 y conjuez del Tribunal Oral Federal de Mar del
Plata.

52
Fuente: http://www.0223.com.ar/nota/2010-8-18-el-colegio-de-abogados-de-mar-del-plata-apoya-
candidaturas-de-juan-carlos-paris-y-elias-salum
53
Por el Consejo Directivo del Colegio de Abogados del Departamento Judicial Mar del Plata (acta 1583
del 26/03/03)

28
También fue uno de los testigos en el jury contra el juez Pedro Hooft54 55, a quien París
acusó de tener conocimiento de las detenciones ilegales ocurridas en los CCD de la ciudad y no
haber procedido de acuerdo a derecho56. Y en este sentido, París declaró que Hooft sabía que
los militares habían secuestrado a Carlos Bozzi, a Tomás Fresneda y a Mercedes Argañaraz de
Fresneda porque él se lo había comentado cuando le presentó un habeas corpus por estas
desapariciones57. El matrimonio Fresneda continúa desaparecido y entre las imputaciones de
privación ilegítima de la libertad y los tormentos que recaían sobre Molina estaban incluidos
estos dos casos, ya que habían estado secuestrados en La Cueva.

De modo que, retomando lo que se planteaba en el inicio de este trabajo, tal como
sostiene Feierstein (2015) “las representaciones del pasado afectan la acción de los jueces,
determinando de modos sutiles e inconscientes sus maneras de valorar la prueba o de asignar
los montos de pena” (p.19) ya que, los jueces “está(n) contaminado(s) con todo lo que pasa a su
alrededor” (Rozanski, 2007: 35). Ni París, ni Torterola ni Velázquez fueron ajenos al contexto
político de los setenta y a la dictadura militar. La distinción está en que el primero vivió en la
ciudad y los otros dos no. De hecho, como se mencionó anteriormente Velázquez fue apartado
de las causas de lesa humanidad en su ciudad por compartir una comida en público y reunirse
con abogados defensores de militares. En este punto es preciso detenerse para reflexionar y
preguntarse si puede ser incluido dentro de lo que se considera una oportunidad política

54
Hooft estuvo imputado por rechazar hábeas corpus presentados por familiares de desaparecidos y por
encubrir a los grupos de tareas que actuaron en Mar del Plata en al menos 17 casos de secuestros,
torturas y homicidios. Fuente: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-235182-2013-12-07.html
Fue absuelto en 2014 en un juicio oral y público. El Jurado de Enjuiciamiento estaba integrado por once
miembros entre abogados, legisladores y el presidente de la Suprema Corte de Justicia Bonaerense,
Juan Carlos Hitters.
55
Se inició una nueva causa en su contra en el Juzgado Federal 3 Mar del Plata. Durante esta
investigación se comprobó que fue él quien rechazó un recurso interpuesto en favor de Jorge Candeloro
pese a que existía constancia de que había sido detenido por la Policía Federal de Neuquén y trasladado
a Mar del Plata junto a su esposa. Tres meses más tarde, en octubre de 1977, Barda le envió un
comunicado en el que le informaba que “el delincuente subversivo Jorge Candeloro había sido abatido
por las fuerzas militares al intentar escapar de las fuerzas de seguridad”. No obstante a ello, no pidió
explicaciones al Ejército, no investigó esa muerte ni pidió la entrega del cadáver para entregarlo a su
familia. Por ello, su padre continuó con la búsqueda hasta 1979, cuando interpuso otro hábeas corpus,
esta vez, en la ciudad Neuquén. Por otra parte, se le imputa a Hooft no haber reabierto el hábeas corpus
pese a haber visto a Marta García detenida de manera ilegal en el CCD Comisaría Cuarta y, más
adelante, haber manifestado que la mujer había sustraído el expediente del Juzgado. Al final, 30 años
después, el expediente en cuestión fue encontrado por funcionarios de la Secretaría de Derechos
Humanos de la provincia de Buenos Aires en los archivos correspondientes a su Juzgado. En el original se
evidencian resoluciones dictadas por el acusado durante los años 1981, 1984 y 1987. Fuente:
http://www.0223.com.ar/k/2013-3-5--quien-es-pedro-federico-hooft

56
Recuperado de http://www.archivoinfojus.gob.ar/nacionales/un-testigo-declaro-que-el-juez-hooft-
sabia-del-secuestro-de-abogados-3635.html
57
Dos de los abogados desaparecidos en la “Noche de las Corbatas” y su esposa, cuyos delitos iban a ser
juzgados en el juicio oral contra Molina.

29
favorable el hecho de que dos de los jueces que llevaron adelante el juicio no fuesen
marplatenses. Esta situación podría haber sido beneficiosa por la sencilla razón de que no
tenían una historia en la ciudad y, por lo tanto, tampoco tenían lazos sociales, políticos e
intereses propios que los ataran a Mar del Plata. La hipótesis de quien escribe es que
efectivamente lo fue ya que, como será descripto a continuación, el escenario judicial
marplatense es complejo y existe una larga historia de enfrentamientos y de relaciones sociales
personales entre muchos magistrados. En ese sentido, el hecho de que la mayoría del Tribunal
fuera ajena a esta situación, debería ser considerada como una de las oportunidades políticas
favorables que permitieron no solo llevar adelante el juicio oral sino, en particular, condenar a
Molina. El caso del tercer miembro del Tribunal, también merece especial mención debido a
que en 1977 había presentado habeaus corpus en defensa de los abogados Bozzi y Fresneda,
cuyos secuestros eran objeto de tratamiento en este juicio oral.

Finalmente, la última pieza clave para comprender las complejidades del escenario
judicial marplatense, es el enfrentamiento públicamente manifiesto entre los jueces
permanentes del TOF58, con el titular del Juzgado Federal 2 de Mar del Plata, Eduardo Jiménez,
y con Alejandro Tazza, juez de la Cámara Federal de Mar del Plata, a quienes los primeros han
denunciado por supuestas irregularidades ocurridas en el trámite de causas vinculadas a delitos
de lesa humanidad ante el Colegio de la Magistratura59. Este conflicto permite comprender el
poder que tuvo la CNU y cómo continuó operando dentro del Poder Judicial desde el retorno de
la democracia. La razón por la que se presentó esta denuncia es la supuesta influencia del ex
fiscal federal Gustavo Demarchi, sobre el juez Alejandro Tazza. El conflicto comenzó a tener
notoriedad pública a partir del Juicio por la Verdad de Mar del Plata y en ese apartado, se
volverá a retomar esta cuestión.

A lo largo de este capítulo se han ido describiendo puntos que son nodales para
comprender la trama de relaciones en las que se inscribió el Juicio al suboficial Molina. En este
sentido, conviene mencionar que existen dentro del Poder Judicial local al menos dos grupos
definidos y enfrentados: los que fueron miembros activos y/o tuvieron algún nivel de
vinculación con la CNU y aquellos que desde el año 2000 comenzaron a enfrentarlos
públicamente buscando imputarlos por los delitos cometidos y enjuiciarlos. Pero no se reducía a
eso. Como bien ha señalado Andriotti Romanin (2010) “La lucha de los jueces del TOF frente a
la Cámara Federal involucraba una constelación de factores que incluían desde diferencias
ideológicas en relación al derecho, disputas por espacios al interior del Poder Judicial y la

58
Integrado por: Mario Portera, Roberto Falcone y Néstor Parra
59
Consejo de la Magistratura, Resolución 508/09

30
Universidad o la posibilidad de saldar viejas rencillas personales” (p.76-77). El autor identifica
como una oportunidad de acción política por parte de la Comisión del Juicio por la Verdad (CJV)
la presentación de un recurso de amparo en el año 2000 para que el Juicio por la Verdad
pudiera realizarse en el TOF y no en la Cámara. En este sentido, quien escribe quisiera
profundizar esta idea, sosteniendo que este conflicto en sí mismo evidenció una oportunidad
política, que la CJV supo aprovechar, pero que también años más tarde permitió los juicios
penales de lesa humanidad pudieran desarrollarse de manera más ágil y utilizando los
testimonios del Juicio por la Verdad como prueba. Cuestión que fue clave para el tratamiento
de los delitos sexuales, ya que la causa originariamente se desprendió de aquel juicio.

Por último, es importante mencionar que frente a las imputaciones que fueron
emergiendo sobre el juez Hooft y el ex fiscal Gustavo Demarchi a partir del Juicio por la Verdad,
éstos respondieron acusando a quienes impulsaban acciones judiciales en su contra. Como
consecuencia de ello, los abogados de Hooft denunciaron a César Sivo, a los fiscales Daniel
Adler, Claudio Kishimoto, Pablo Larriera, Eugenia Montero, Jorge Auat, Pablo Parenti y al juez
Bava por asociación ilícita. En paralelo iniciaron una campaña mediática de desprestigio
utilizando prensa local y nacional60 y distintos blogs61 principalmente contra los fiscales. Ambos
letrados acusaron a los jueces del TOF de convivencia con narcotraficantes y por extensión, a
César Sivo, quien fuera abogado defensor en estas causas62.

Dentro de este complejo escenario se inscriben los juicios de lesa humanidad que se
desarrollaron desde 2009 hasta la actualidad. La comprensión de dichos procesos supone
abandonar una mirada simplificadora y reconocer que estos son el resultado de una lucha
política que se desarrolla al interior del mundo judicial, donde los argumentos jurídicos y las
decisiones políticas muchas veces se presentan concatenados y subsumidos bajo un ideal que
guía estos procesos: hacer justicia.

60
Puede verse: Noticias y Protagonistas. Recuperado
https://noticiasyprotagonistas.com/actualidad/andres-barbieri-hay-una-verdadera-mafia-en-el-poder-
judicial-de-mar-del-plata/
Infobae. Recuperado de Fuente: http://www.infobae.com/2013/05/27/712662-mar-del-plata-
denuncian-corrupcion-judicial-un-caso-lesa-humanidad/ y http://www.opinionveintidos.com.ar/la-
ciudad/judiciales-ya-son-demasiadas-las-denuncias-sobre-el-mismo-tema/
61
Por ejemplo: prensamarplatense.blogspot.com.ar También puede verse:
http://www.elojodigital.com/contenido/15158-justicia-marplatense-la-metamorfosis-de-la-oruga
62
Puede ver la Carta Abierta escrita por Gustavo Demarchi,
https://prensamarplatense.blogspot.com.ar/2015/07/carta-abierta-del-preso-politico.html

31
Capítulo 2

Sobre cómo fue posible juzgar a Molina

32
Crímenes dictatoriales y juicios penales en la Argentina

Históricamente, tenemos que sacarnos el sombrero


con lo que se hizo en Argentina. Siempre nos tiramos basura
a nosotros mismos. Pero lo que se hizo en Argentina,
salvo en el juicio de Nuremberg, que fueron los aliados
contra los nazis, que son palabras mayores,
por los campos de concentración,
es el único país que lo volvió a hacer.
(Ledda Barreiro. Entrevista realizada el 17/1/2017)

El juicio oral al ex suboficial de la Fuerza Aérea Gregorio Molina se desarrolló entre


mayo y junio de 2010. Para los denunciantes y familiares de desaparecidos fue el resultado de
treinta y cuatro años de lucha por la justicia y en contra de la impunidad. Con la intención de
comprender cómo se gestó la idea de “juicio y castigo a todos los culpables” en la Argentina y
cómo se desarrollaron distintos tipos de juicios en distintos momentos históricos, es necesario
remontarse al fin de la última dictadura militar (1976-1983) cuando todavía nadie imaginaba
que era posible juzgar a los militares.

La construcción de conocimiento sobre las violaciones a los derechos humanos fue un


proceso paulatino y heterogéneo que se produjo inicialmente a lo largo de la dictadura militar y
que transitó por diversas y diferentes etapas. El conocimiento gradual sobre el sistema de
desaparición forzada de personas se construyó acompañado de la labor de los organismos de
derechos humanos (Jelin, 1995) y se produjo al calor de una creciente homogeneización en el
modo de denunciarlo, a partir de las herramientas del género humanitario (Crenzel, 2008).
Desde un comienzo se asoció a la idea de verdad con alcanzar algún nivel de justicia. Otro factor
que incidió y contribuyó a la posibilidad de plantear en la esfera pública la necesidad de
enjuiciar a los responsables fue el informe de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) publicado en 1980. Basado en la visita al país de 1979 del organismo, dicho
documento expresaba la necesidad de realizar juicios por las violaciones a los derechos
humanos, siendo esa la primera vez que una organización internacional, se expedía en tal
sentido. Puede leerse en las recomendaciones del informe:

33
“En lo concerniente a las muertes que han sido atribuidas a las autoridades gubernamentales y
sus agentes, iniciar las investigaciones correspondientes, para llevar a juicio y castigar, con todo
el peso de la ley, a los responsables de estas muertes”. (Traducción de la autora63)

Hacia finales de la dictadura circulaba más información sobre varias de las prácticas de
los militares en los CCD y estrategias sobre la implementación de estos Centros Clandestinos de
Detención a lo largo de todo el país. Se inicia entonces el debate hacia el interior de las
organizaciones del movimiento de derechos humanos acerca de la responsabilidad militar y qué
significaba lograr justicia. A pesar de que no estaban todos de acuerdo con avanzar en la
demanda de justicia, la consigna “juicio y castigo a todos los culpables” se fue convirtiendo en el
slogan más importante del movimiento (Sikkink, 2013). Dicha consigna facilitó que el tema se
fuera instalando en la agenda y comenzara a ocupar un lugar de creciente importancia en
vastos sectores de la sociedad argentina que, en especial tras la derrota en la guerra de
Malvinas en junio de 1982, comenzaron a descubrir la magnitud del horror que había sido
negado hasta entonces.

Con el retorno a la democracia, la satisfacción de las demandas de verdad y justicia por


los crímenes cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas durante la dictadura
estructuró algunos de los principales dilemas de la transición. En parte, su modo de resolución
fue lo que le otorgó un carácter singular al caso argentino. La importancia del tema fue puesta
en escena por el entonces candidato a presidente, Raúl Alfonsín, quien el 30 de septiembre de
1983 dio un discurso diciendo: “queremos el mismo castigo para el que tortura que para el que
asesina” (Becu, 2004). De esta manera, el candidato radical se diferenciaba del también
candidato por el partido justicialista, Ítalo Luder, quien prefería optar por el silencio, ya que
había mantenido buenas relaciones con sectores militares y era un referente del peronismo
identificado con las figuras de la ex presidenta María Estela Martínez de Perón “Isabelita”64 y
José López Rega65.

Una vez que Alfonsín triunfó en las elecciones y asumió la presidencia, configuró una
estrategia para el tratamiento del pasado dictatorial a partir de una serie de medidas claves66.

63
Recuperado de: http://www.cidh.org/countryrep/Argentina80eng/toc.htm
64
Ex presidenta de Argentina entre 1 de julio de 1974 y el 24 de marzo de 1976.
65
Político, ministro y policía argentino, conocido por su influencia sobre Juan Domingo Perón y María
Estela Martínez de Perón y por haber organizado, desde el cargo de Ministro de Bienestar Social, el
grupo parapolicial Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como triple A, responsable de
asesinatos y muertes entre 1973 y 1976.
66
Fue presidente entre 1983 y 1989 por la Unión Cívica Radical. Era un miembro de la Asamblea
Permanente de Derechos Humanos (APDH).

34
En primer lugar, derogó la ley de autoamnistía67 y tomó medidas administrativas para culminar
con la persecución política. En segundo lugar, creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición
de Personas68 (CONADEP) y finalmente, ordenó mediante dos decretos69 el juzgamiento a los
militares miembros de las Juntas y miembros de las cúpulas de las organizaciones armadas.
Aunque no estuvo exenta de polémica y produjo algunos conflictos con la mayoría de las
organizaciones de derechos humanos70, la estrategia política del nuevo gobierno terminó
conduciendo a la intervención de la Justicia Penal71. Ante la negativa militar de tratar algunas
demandas en los tribunales militares, el gobierno debió reevaluar sus políticas y decidió apoyar
la realización del denominado Juicio a las Juntas militares en abril de 1985.

En este juicio la fiscalía, en base al trabajo de la CONADEP, diseñó una estrategia


tendiente a visibilizar la sistematicidad de las torturas ocurridas en los CCD, los delitos contra la
propiedad y ciertamente los abusos cometidos en dichos contextos. La figura central era la del
desaparecido y el propósito principal era conocer dónde estaban En los testimonios brindados
ante la CONADEP hay numerosos relatos e indicios de abusos, vejámenes y violaciones sexuales.
Aunque estos delitos formaron parte de la estrategia oficial para visibilizar lo que había ocurrido
durante el terrorismo de Estado, no constituyeron un objeto de tratamiento específico, siendo
subsumidos a la categoría de tormentos.

El resultado del Juicio a las Juntas, y en especial el papel desempeñado por el Poder
Judicial, consolidó a la justicia como un espacio social legítimo para el tratamiento de los
crímenes cometidos durante la dictadura pasada. En simultáneo, permitió establecer “un corte”
con ese pasado, transformando la demanda de ejercicio de la ley y la acción de la justicia en

67
Ley 22.924 sancionada el 23 de marzo de 1983, meses antes de las elecciones, declaraba una amnistía
a los militares. También consideraba extintas las acciones penales emergentes de los delitos cometidos
con motivación o finalidad de acciones en la lucha contra el terrorismo o la acción subversiva, desde el
25 de mayo de 1973 hasta el 17 de junio de 1982.
68
Decreto presidencial 187/83. Comisión estatal creada por decreto presidencial con el objetivo de
establecer lo ocurrido con los desparecidos y asesinados durante la dictadura. Al respecto véase Crenzel,
2008.
69
Decretos presidenciales 157 y 158/83 respectivamente.
70
Respecto a la dinámica de conflicto entre las organizaciones del movimiento de derechos humanos y
el gobierno de Alfonsín, véase Jelin, 1995.
71
Meses antes de asumir la presidencia, Alfonsín fue asesorado por un grupo de intelectuales nucleados
en torno a la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (SADAF) quienes sostenían que el castigo a los
militares cumplía una función preventiva. Esta visión era compartida por el presidente, quien años
después señaló que el objetivo de los juicios de Argentina “no era el castigo, sino la prevención: evitar
que una situación semejante se repitiera” (Alfonsín, 1996: 87) y condujo a la elaboración de una
estrategia de justicia centrada en distinguir diferentes niveles de responsabilidad. Al respecto véase
Nino, 1998.

35
valores que dotaron de sentido la restauración de la democracia en el país (González Bombal,
1994).

La potencia del Juicio a las Juntas permitió satisfacer parcialmente la demanda de


justicia del movimiento de derechos humanos. Entre sus principales resultados figura la
creación de un "espacio" socialmente legitimado en el ámbito judicial para tratar los delitos
cometidos por las Fuerzas Armadas durante la dictadura militar. Como señalan distintos autores
(Acuña, C. 1995; González Bombal, 1995; Jelin, 1995) “los efectos culturales del juicio fueron
enormes. Los resultados parecieron mostrar que aun los militares pueden ser responsabilizados
por transgredir la ley” (Acuña et al, 1995:14). Estas acciones permitieron que el Poder Judicial
emergiera como una garantía institucional del Estado de Derecho para toda la ciudadanía.

De este modo, y aprovechando los caminos jurídicos que abrió el Juicio a las Juntas, las
organizaciones de derechos humanos y los familiares de desaparecidos buscaron mediante
nuevas presentaciones judiciales tanto ampliar el castigo a un número mayor de militares que
participaron en el terrorismo de Estado como conocer la verdad de muchos casos de
desapariciones sobre los que aún no poseían información. Estas acciones produjeron la reacción
del sector militar, que demostró su rechazo a la ampliación de posibles juicios mediante
pronunciamientos y levantamientos militares que generaron una gran inestabilidad política72 al
tiempo que cuestionaron la clave de interpretación de lo acontecido presentada en el informe
de la CONADEP.

En gran medida como respuesta a esta situación, el gobierno promovió y logró la


sanción de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida,73 las cuales tenían como objetivo
impedir la ampliación de las causas judiciales más allá de los jerarcas de la dictadura militar y
limitar el período para la presentación de nuevas causas. En conjunto, estas leyes buscaron
poner un fin a la denominada “cuestión militar”, generando disconformidad por igual entre los
organismos de derechos humanos y los familiares de las víctimas como entre sectores militares
(Malamud Goti, 2006). La reacción de los organismos de derechos humanos y de los familiares
de desaparecidos no se hizo esperar y se concentró en enfrentar estas medidas apelando a la
movilización en el espacio público y a la denuncia en ámbitos internacionales. Sin embargo, a
pesar de estos esfuerzos, la centralidad del tema de los derechos humanos comenzó a dejar su
lugar en la agenda local al calor de la crisis política, económica y social que se desató a

72
Entre 1987 y 1989, distintos sectores militares realizaron tres alzamientos contra el gobierno
constitucional.
73
La Ley de Obediencia Debida (Ley 23.521) fue promulgada en Argentina el 4 de junio de 1987.

36
mediados de 1988 y que culminó con el adelantamiento de las elecciones presidenciales
promediando el año siguiente.

La llegada al gobierno de Carlos Menem inauguró una etapa de impunidad mediante el


indulto a los responsables de los crímenes del terrorismo de Estado con el argumento de una
necesidad de pacificación nacional. Así fue como aún durante los años en los que no fue posible
juzgar a los militares en el país (1989-2006), distintas organizaciones de derechos humanos y
agrupaciones civiles continuaron buscando formas de hacer justicia. Esto incluyó un conjunto de
estrategias desplegadas en distintos escenarios. Por un lado, emergió la organización HIJOS,
acrónimo de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, que estaba
compuesta por hijos de detenidos – desaparecidos principalmente, quienes frente al contexto,
proponían los escraches cuyo lema era “si no hay justicia, hay escrache”. Esa práctica social
consistía en concurrir al barrio o lugar de trabajo de militares responsables de la comisión de
delitos de lesa humanidad y repartir volantes a quienes pasaban por ahí, a fin de alertarlos de la
situación. Por otra parte, a partir de avances en la justicia en España, Italia y Alemania, comenzó
a vislumbrarse la posibilidad de enjuiciar a los militares argentinos en estos países bajo la
modalidad de juicios en ausencia 74. Y, por último, los Juicios por la Verdad (Andriotti Romanin,
2013), cuyo objetivo fue conocer “el qué, cómo, cuándo, dónde, por qué de cada violación a los
derechos humanos” (Verbitsky, 2000:34). En virtud de las leyes y decretos que impedían el
juzgamiento de los crímenes cometidos en la dictadura, se esperaba que esta situación
incentivara a los militares a “contar la verdad”. Ellos eran llamados a declarar en calidad de
testigos y no de imputados y, por tanto, estaban obligados legalmente a declarar la verdad y no
podían negarse. Estos juicios tuvieron características legales únicas y solo se desarrollaron en
Argentina. Sin embargo, en los lugares donde se llevaron a cabo: Bahía Blanca, Ciudad de
Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Resistencia, La Plata, Mendoza, Mar del Plata, Salta y Jujuy,
adquirieron características diferentes (Andriotti Romanin, 2013; Da Silva Catela, 2001; Mora,
2005; Schapiro, 2002).

Entre las características distintivas es posible reconocer que la totalidad de los mismos
se realizó en la esfera de la justicia penal, principalmente en las Cámaras Federales de
Apelaciones, aunque en algunos casos se realizaron en tribunales de primera instancia o en
tribunales que no eran específicos de la materia a investigar (Andriotti Romanin, 2013). En esta
tesis sostendremos que, parte sustantiva de esta experiencia radicó en que en estos juicios el

74
Esta modalidad permitía que los jueces avanzaran, aunque los imputados no estuvieran presentes y se
dictaban sentencias. Argentina no extraditaba a los militares, pero éstos eran condenados. De modo que
comenzaron a caer sobre ellos pedidos de captura de Interpol y así, al menos, se les restringía la
posibilidad de salir del país, porque si lo hacían iban a ser detenidos.

37
tratamiento de las violaciones sexuales ocurridas en los CCD cobró visibilidad, alcanzó
centralidad y se presentó hacia la sociedad como un tema que aun restaba resolver. En relación
a las violaciones sexuales cometidas en los CCD, el Juicio por la Verdad de Mar del Plata
constituyó un antecedente clave: fue allí donde por primera vez se imputó a un militar retirado
por la comisión de dichos crímenes. Ese era el suboficial Gregorio Molina.

El Juicio por la Verdad en Mar del Plata

El Juicio por la Verdad de Mar del Plata ha sido abordado por los investigadores Belén
Mora y Enrique Andriotti Romanin. Mora (2005) es antropóloga y analizó el caso sugiriendo que
estos juicios constituyen un ritual de la memoria y son particularmente significativos en el
proceso de construcción de la verdad (2005). A lo largo de su tesina, la autora va enfatizando en
el peso “que tienen las instituciones y grupos locales en relación a las demandas de justicia, lo
cual se encuentra lejos de las concepciones que suponen la universalidad que promueve el
derecho (respecto de hacer justicia)” (2005:92). En este sentido, este punto central que
rápidamente identifica, está presente también en los juicios que se desprenderán de éste, como
es el caso del juicio que aquí se abordará. Mora concluye entonces que “la justicia no puede ser
pensada fuera de su contexto y esto es, las tramas de relaciones de poder interesadas en hacer
justicia o impedir que ésta se haga” (2005:93). Estas mismas tramas son las que van a continuar
operando en el ámbito judicial local hasta la actualidad. Recordemos entonces que existía un
enfrentamiento entre el TOF y la Cámara Federal; que Sivo era el abogado referente en las
causas de derechos humanos y que el Colegio de Abogados apoyó tanto el Juicio por la Verdad
como los procesos en los que se investigaron los asesinatos de Centeno y Candeloro y la
desaparición de abogados laboralistas en la denomina “Noche de las Corbatas”75 (Juicio a
Molina y juicio La Cueva).

75
“La noche de las corbatas” es el nombre que le pusieron los militares al secuestro de un conjunto de
abogados y sus familias (once en total) en la ciudad de Mar del Plata entre 6 y el 11 de julio de 1977.
Entre ellos se encuentran: Norberto Centeno (abogado) Asesinado. Salvador Manuel Arestín (abogado)
Desaparecido. Raúl Hugo Alais (abogado) Desaparecido. Camilo Ricci (abogado) Sobreviviente Carlos A.
Bozzi (abogado) Sobreviviente. Tomás J. Fresneda (abogado) Desaparecido. María de las Mercedes
Argañaraz de Fresneda –(Embarazada de cuatro meses) Desaparecida. Néstor Enrique García Mantica,
desaparecido. María Esther Vázquez de García, desaparecida. José Verde (ex secretario General de la
Asociación Judicial Bonaerense Mar del Plata) y su esposa – ambos sobrevivientes. Marta García ya se
encontraba detenida en el CCD La Cueva para cuando ellos llegaron y es junto con Bozzi, la principal
testigo. Incluso ella cuenta cómo los torturadores gritaban y vociferan: “¿qué es esto? – la noche de las
corbatas – se respondían, pero ahora los administradores de justicia somos nosotros”. Puede verse su
testimonio en las audiencias del Juicio por la Verdad.

38
Por otra parte, Andriotti Romanin, en su investigación sobre el Juicio por la Verdad,
enfatizó la importancia que éste tuvo en las luchas por los sentidos del pasado que llevaron
adelante distintos actores sociales de la ciudad (2010). Para el autor, el origen de este juicio se
explica “en parte, por la aparición de procesos judiciales a nivel internacional que se
desarrollaron durante el primer gobierno de Menem y por cambios en las oportunidades
políticas76 a nivel nacional y local” (2010: 194). Y en este sentido, identifica como oportunidad
política a nivel local la posibilidad de realizar el juicio en el TOF. “No fue una decisión
contingente sino el resultado de una evaluación estratégica, que expresó la búsqueda de crear
nuevas oportunidades de acción política y supuso la construcción de una alianza política táctica
implícita entre los jueces del TOF y la CJV frente a la Cámara Federal” (2010:76).

Este juicio se desarrolló entre diciembre de 2000 y abril de 2008, con una interrupción
de varios años. Su puesta en marcha no fue tarea sencilla. El primer problema que debió
resolver la “Comisión del Juicio por la Verdad” (en adelante CJV) fue dónde realizar el juicio. La
CJV estaba integrada por organismos de derechos humanos, instituciones públicas nacionales y
municipales, sindicatos, partidos políticos y organizaciones sociales de la ciudad. Según la
organización de la Justicia Federal de nuestro país, este tipo de juicios debían ser realizados por
las Cámaras Federales de Apelaciones77, que eran los tribunales con competencia originaria en
la materia. Sin embargo, cuando la CJV comenzó a indagar sobre la conformación de este
tribunal en la ciudad, descubrió que uno de los fiscales que allí se desempeñaban estaba
denunciado en el Nunca más, por su participación en el circuito represivo en la ciudad de
Rosario (Mora, 2005; Andriotti Romanin, 2010) y que por la conformación de la Cámara existía
la posibilidad de que uno de los jueces subrogantes fuera un abogado a quién se le imputaba
haber participado en la protección de los responsables de crímenes durante el terrorismo de
Estado. Esta situación evidenciaba que el aparato judicial de la dictadura continuaba en acción
en democracia. De modo que la decisión de la CJV fue anteponer un recurso de amparo,
solicitando que el Juicio por la Verdad en Mar del Plata se desarrollara en el TOF. Andriotti
Romanin explica que mientras:

Para los integrantes de la CJV la lucha contra la Cámara significaba una lucha contra la
impunidad, para los jueces del TOF involucraba una constelación de factores, desde diferencias

76
Andriotti Romanin (2010) utiliza el concepto de oportunidades políticas propuesto por Tarrow para
referirse a “las dimensiones congruentes del entorno político que ofrecen incentivos para que la gente
participe en acciones colectivas al afectar sus expectativas de éxito o fracaso” (1995:115).
77
La diferencia entre las Cámaras Federales y los Tribunales Orales Federales remite a las competencias
de cada una de ellas. Las primeras tienen como competencia todos los delitos civiles, penales y
comerciales. Los segundos originariamente tenían como competencia los delitos y asuntos penales
vinculados con drogas.

39
ideológicas en relación al derecho, disputas por espacios al interior del Poder Judicial y la
Universidad o la posibilidad de saldar viejas rencillas personales (2010:75).

De esta forma quedaba configurada una alianza política tácita entre la CJV y los jueces
del TOF para iniciar el Juicio por la Verdad. Durante este proceso iba a emerger una memoria
social que hasta entonces venía siendo silenciada por otros grupos en la ciudad (como los
miembros del Poder Judicial que estaban en la Cámara y que desde los 80 no habían dado lugar
a ninguna presentación judicial hecha por los organismos y los familiares). Sin embargo, no era
solo una parte del Poder Judicial, también había diarios locales, como La Capital y el semanario
Noticias y Protagonistas, del periodista José Luis Jacobo, que venían operando mediáticamente
en contra de quienes integraban la CJV.

La segunda decisión que debió tomar la Comisión fue la selección de los casos. En este
sentido, el resultado fue similar al que se llegó en los otros Juicios por la Verdad que se estaban
desarrollando en el país. De este modo, se eligieron casos “emblema” para la ciudad. El primer
caso elegido fue “la noche de las corbatas”. Como describe Mora (2005):

fue un incidente que conmovió a un sector reconocido de la sociedad y puso en funcionamiento


toda una red institucional para la búsqueda de este grupo de profesionales. Un caso que, por sus
particularidades, tocó las entrañas del Poder Judicial y lo instó a actuar y a posicionarse en ese
entonces (p71).

Este caso no solo era un emblema en la ciudad, sino que en él habían actuado la CNU -
organización que históricamente estuvo enfrentada con los abogados comprometidos con la
defensa de los derechos de los trabajadores- y una gran parte del Poder Judicial que operó para
que no se pudiera investigar. En definitiva, el secuestro de estos abogados mostraba la punta
del iceberg. En Mar del Plata, amplios sectores civiles y judiciales colaboraron con los militares
durante la dictadura y este caso lo evidenciaba.

Otro de los casos seleccionados para abordar en el Juicio por la Verdad fue el de
Carmen Ledda Barreiro, secuestrada en enero de 1978 junto a Alberto Muñoz y trasladada al
CCD La Cueva. Como ya fue señalado, este caso también permitía mostrar cómo operaba la CNU
en la ciudad. Ledda declaró en el Juicio por la Verdad, en una audiencia pública el 10 de
septiembre de 2001. Al ser consultada por sus recuerdos e impresiones sobre el Juicio por la
Verdad, Ledda decía:

Es más, se hizo algo más extraordinario. Y acá hay gente valiosa, como el juez Falcone, el
presidente del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, que es un gran hombre. Como no se podía
hacer justicia, todavía no se podía, se hizo el Juicio por la Verdad. Que es tan novedoso, porque

40
ahí fuimos a declarar sabiendo que no se iba a hacer justicia, pero sabiendo que quedaban en las
páginas de la historia la voz de los que no tenían voz. Que hablaban de sus desaparecidos, viste,
y quedó todo ahí, como imborrable. Estaba ahí, filmado y con ese hombre que era presidente del
tribunal y lo es ahora, donde te acariciaban con la mirada cuando vos le contabas todas las cosas.
Era una cosa muy conmovedora. (Entrevista realizada por la autora a Barreiro el 17/1/2017).

En este fragmento, en el que Ledda manifiesta su percepción del ámbito judicial y


describe a Falcone como el “gran hombre” que “los acariciaba con la mirada”, podría
sintetizarse una gran parte del sentimiento que tenían los sobrevivientes y familiares, quienes
hasta ese momento no habían encontrado en el Poder Judicial marplatense un espacio para
tratar los delitos que venían denunciando. Y a partir de ese momento, lo encuentran.

Por otro lado, ella se refiere al juicio como una instancia en la que no se iba a hacer
justicia pero se iba a escuchar “a los que no tenían voz” y esos testimonios iban a quedar “en las
páginas de la historia”. Además, Ledda dijo: “Ese juicio fue muy reparador. Fue extraordinario,
porque a partir ahí si, nunca más van a decir que no saben lo que pasó”. Hannah Arendt es una
autora que podría facilitar la comprensión de algunos de los tópicos que menciona Ledda. Entre
sus distintos escritos, a partir de la experiencia totalitaria del nazismo, postula la narración y el
ejercicio del relato como una de las formas de comprender lo sucedido. Así, la narración se
constituye no sólo como uno de los mecanismos puestos al servicio de un intento por
comprender lo vivido, sino también como forma de soportar el dolor de lo sucedido, el estar y
habitar en un mundo que ha sido resquebrajado por acontecimientos como el del genocidio (Di
Meglio, 2016). En este caso, es posible pensar que Ledda, cuando está planteando que fueron a
declarar sabiendo que no se iba a hacer justicia pero sí iban a ser escuchadas, está
comprendiendo a este juicio como un espacio socialmente legitimado (y conquistado) para
narrar. Y narrar con dos intenciones, por un lado, poner voz a los que hasta entonces no habían
sido escuchados, y por el otro narrar para reparar, como forma de soportar el dolor de lo
sucedido.

Marta declaró dos veces en el Juicio por la Verdad. La primera vez, lo hizo en una
audiencia pública y contó con mucho detenimiento cómo había sido secuestrada junto a su
marido y luego trasladados, ambos, a Mar del Plata. Declaró también que escuchó cuando en
una sesión de tortura se produjo un silencio y sintió caer el peso muerto de un cuerpo que era
el de Jorge Candeloro. Pudo describir cómo fue y en qué condiciones llegaron cada uno los
abogados de la noche de las corbatas, porque ella ya se encontraba en el CCD. También relató
que compartió el lugar con Mercedes Longh (quien fue empleada doméstica de la decana de
Humanidades de la Universidad Católica, María del Carmen Maggi, que fue secuestrada y su

41
cuerpo apareció un año después, el 24/3/1976) y con Mirta (una chica que tenía a su hermano
menor también secuestrado). Aseveró que luego de permanecer allí varios meses fue
trasladada a la Comisaría Cuarta, donde vio al doctor Pedro Hooft y le suplicó que la ayudara,
pero él “no hizo nada”. Marta testimonió durante cuatro horas, indicando que el torturador del
CCD se apodaba “Charles” y que las mujeres habían sufrido más78.

Unos meses más tarde, solicitó declarar, pero esta vez en forma privada. La audiencia le
fue concedida. Con los años, y por voluntad de Marta, se supo que allí denunció por primera vez
a Molina por el delito de violación. Esta denuncia permitió que fuera posible tomarle
declaración indagatoria a Molina ya que los delitos sexuales no habían sido alcanzados por la
Ley de Punto Final.

La participación de ambas testigos en el Juicio por la Verdad fue, en cierta manera, algo
esperable. Ellas, al igual que otros sobrevivientes, venían intentado narrar lo sucedido de
distintas maneras y por primera vez surgía un espacio en el ámbito judicial local para hacerlo. Es
decir, ellas habían hecho distintas presentaciones judiciales en los años setenta y ochenta,
incluso Marta había testimoniado en el Juicio a las Juntas, pero nunca había existido la
posibilidad real de llevar adelante un juicio en Mar del Plata, aun cuando éste no fuera a
condenar a los responsables. Cuando le pregunté a Marta qué había significado el Juicio por la
Verdad para ella dijo: “Me quería morir, pero de felicidad, por ver a Molina ahí sentado y ver
hasta dónde habíamos llegado”79. La denuncia de crímenes que no estaban amparados por las
leyes de perdón y la posibilidad de abrir una grieta a la impunidad impulsó a Marta a contar lo
que les había pasado. De esta forma, la “verdad” que emergió en el juicio derivó en
consecuencias penales, enmarcando las acciones de Molina bajo la figura de delitos de lesa
humanidad y cuestionando la vigencia de las leyes de impunidad.

Cuando Gregorio Molina fue citado a declarar el 6 de mayo de 2002, el presidente del
Tribunal le informó que en virtud de las pruebas recibidas se le tomaría declaración
indagatoria80, al existir elementos que lo incriminaban en la comisión de delitos de lesa
humanidad (Andriotti Romanin, 2010: 124). En este punto es interesante detenerse. El Tribunal
no utilizaba como propias las categorías de lesa humanidad, puntualmente puede leerse de la
transcripción de dicha audiencia:

78
Puede leerse su declaración completa en
http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/a/arestins/marpla_12032001.htm
79
Entrevista realizada por la autora en la casa de la testigo el 26 de enero de 2017.
80
De este modo dejaba de ser un testigo para ser un imputado sospechado de la comisión de un crimen.

42
Usted fue citado en principio a prestar declaración testimonial. Pero luego que se cursara esa
citación se recibieron otros elementos probatorios que lo sindican a usted como la persona que
estaba a cargo del centro clandestino de detención conocido como "La Cueva". Se han recibidos
declaraciones testimoniales que indican que en ese lugar fueron torturados y asesinados los
abogados Jorge Roberto Candeloro y Norberto Oscar Centeno. Existen testimonios que también
indican que en ese lugar usted habría procedido a la violación reiterada de mujeres alojadas
ilegítimamente en ese sitio. Se han agregado fotografías que supuestamente pertenecen a su
persona. Se ha agregado un legajo administrativo que indica que usted en aquella época estaba
a cargo del área de inteligencia de la Fuerza Aérea en Mar del Plata. Toda esa documentación y
esos elementos probatorios recibidos, tornan impropio que se le reciba declaración bajo
juramento. Motivo por el cual -y si bien este Tribunal lleva adelante un juicio que no es punitivo-
la única forma de garantizarle su derecho es que la declaración se reciba bajo la forma de
declaración indagatoria. Esto quiere decir que va a ser interrogados sobre hechos propios, sobre
todo lo acaecido en el centro clandestino de detención La Cueva, sobre los homicidios de los
doctores Centeno y Candeloro, sobre las violaciones de las mujeres allí alojadas, y usted tiene los
mismos derechos que tiene un imputado81.

Molina se negó a declarar amparado en el artículo 18 de la Constitución Nacional82, por


lo que se pasó a un cuarto intermedio. Cuando se reanudó la audiencia, el Tribunal informó que
había recibido las pruebas y le cedió la palabra a las partes. La primera en hablar fue el
Ministerio Público Fiscal.

El Ministerio Público Fiscal presentó una extensa declaración solicitando que se impute
a Molina por los delitos de lesa humanidad. Frente a la posibilidad de que las acciones penales
derivadas de los delitos mencionados en la resolución del Tribunal -esto es, homicidio
triplemente calificado cometido en dos ocasiones y violaciones reiteradas en tres
oportunidades, cometidos en las circunstancias ventiladas en estas audiencias- hubiesen
prescrito con el transcurso del tiempo expresó lo siguiente:

No puedo dejar de mencionar la consideración como delitos de lesa humanidad a hechos de esta
gravedad, criterios que, como consecuencia, entre otras, origina la imprescritividad de tales
delitos (Audiencia del Juicio por la Verdad 6-5-2002).

De esta manera, la fiscalía, con García Berro hablando en su representación, introdujo


un marco interpretativo novedoso en esta modalidad judicial83. Esta diferencia interpretativa
implicaba reconocer que los delitos cometidos entre 1976-1983 no habían sido cometidos

81
Audiencia del Juicio por la Verdad 6-5-2002
82
Establece que nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo.
83
Para el Juicio por la Verdad de Mar del Plata.

43
contra las personas, sino que implicaban una lesión a toda la humanidad como conjunto. La
característica distintiva de estos delitos está dada por la pertenencia a un contexto específico:

“el alto grado de depravación, por sí mismo, no distingue a los crímenes de lesa humanidad de
los hechos más crueles que los sistemas locales criminalizan. Más bien, lo que distingue a los
crímenes de lesa humanidad radica en que son atrocidades cometidas por los gobiernos u
organizaciones cuasi – gubernamentales en contra de grupos civiles que están bajo su
jurisdicción y control” (Gil Gil, 1999:151)

Además, como consecuencia de estas dos características, son imprescriptibles en el


tiempo. Para las víctimas, esto último ratificaba la condición distintiva de los crímenes y le
otorgaba un matiz especial a su demanda de justicia, que ahora era formulada en nombre de la
humanidad. Entre los argumentos utilizados para sostener este nuevo marco interpretativo, el
fiscal desarrolló una argumentación jurídica alegando que este criterio ya había sido sustentado

“en el caso "Astiz Alfredo sobre nulidad", resuelto por la Cámara Federal porteña, Sala 2º, en la
causa 16.071, resuelta el 4 de mayo de 2000. En la que también se aplicó el señalado criterio
apuntado por la Corte Suprema en fallos 316, 532, en el caso López Fader Rafael Felix y Fosa
Roberto Guillermo, sobre testimonios de prisión preventiva resulta el 6 de abril de 1993, para
posibilitar la investigación de la apropiación extorsiva de bienes de la que fuera víctima Conrado
Higinio Gómez. Dicha postura fue reiterada en diversos juicios precedentes, como por ejemplo
en la Cámara Criminal y Correccional Federal, porteña también, Sala 2º, en la causa Iturriaga
Neuman, sobre prescripción de la acción penal, resuelta el 4 de octubre de 2000” (Audiencia del
Juicio por la Verdad 6-5-2002).

Y continuó mencionando más pronunciamientos en este sentido en la Argentina entre


los años 2000 y 2002. En esta argumentación, la fiscalía mostraba la existencia de nuevas
prácticas judiciales y argumentaciones jurídicas que se estaban expandiendo en el ámbito
nacional y que procuraban un nuevo modo de encuadrar estos crímenes84.

Lo que sucedió en la audiencia del 6 de mayo de 2002 contribuyó a que el Juicio por la
Verdad adoptara por primera vez un formato diferente, propio de un juicio penal porque había
un imputado (Andriotti Romanin, 2010). La causa penal para investigar estos hechos (homicidios

84
Las consecuencias políticas de estos pronunciamientos llegarían años más tarde cuando se declarasen
inconstitucionales las leyes de Obediencia Debida, Punto Final y los indultos y se ratificara con jerarquía
constitución la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de
lesa humanidad en 2003.

44
calificados, torturas y violaciones) fue remitida al Juzgado Federal 185. Sin embargo, ese día, no
solo Molina se convertía en el primer imputado sino que, además, el Tribunal decidía

ordenar la detención de Gregorio Rafael Molina por el delito de violaciones reiteradas calificadas
(tres hechos) en perjuicio de M.G. (artículos 119 y 122 del Código Penal) debiéndose poner al
detenido a disposición del señor juez penal de la jurisdicción en turno a cuyo fin remítase todo lo
obrado a su respecto (Audiencia del Juicio por la Verdad 6-5-2002).

Molina fue liberado 48 horas después porque se habían cometido irregularidades


administrativas en su forma de detención. Sin embargo, los efectos de esta audiencia no
terminaron allí: unos pocos días más tarde, la Sala IV de la Cámara de Casación Penal le ordenó
al TOF remitir toda la causa para analizar un recurso interpuesto por la Armada ante la Cámara
Federal de Apelaciones. De este modo, se ponía en práctica la estrategia jurídica que las Fuerzas
Armadas estaban desarrollando institucionalmente en varios puntos del país donde se
suscitaban situaciones similares86. Concretamente, ante la posibilidad de detención de uno de
sus miembros, se realizaba una presentación de recursos de apelación a instancias superiores a
fin de lograr la sustracción de las causas y así paralizar el desarrollo de los Juicios por la Verdad
(Andriotti Romanin, 2010).

Como consecuencia, el Juicio por la Verdad fue interrumpido desde mayo de 2002 hasta
septiembre de 200487. Cuando se reanudó, habían ocurrido otros acontecimientos a nivel
nacional que fueron de vital importancia y que había reconfigurado el escenario para el
tratamiento de los delitos cometidos en la dictadura. Por un lado, en 2003 resultó electo como
nuevo presidente de Argentina Néstor Kirchner. Aunque no tenía antecedentes en materia de
lucha por los Derechos Humanos, desde un comienzo el pasado dictatorial ocupó un lugar de
importancia en sus intervenciones públicas (Andriotti Romanin, 2010) y se pronunció a favor de
que la justicia nacional resolviera el destino de cada militar acusado de violar los derechos
humanos. Esto último significó un cambio concreto respecto a las medidas adoptadas por las
anteriores gestiones presidenciales e impulsó la revisión judicial de la impunidad. Por otro lado,
en 2003, el Congreso de la Nación declaró la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia
Debida. Esta situación permitió que algunos jueces comenzaran a declarar inconstitucionales
aquellos indultos referidos a crímenes de lesa humanidad y a reabrir los casos.

85
Este juzgado estaba a cargo de Castellanos, quien no avanzó en la investigación y la causa quedó
paralizada hasta el 2004.
86
En La Plata y en Mendoza esta estrategia dio resultado y condujo a la suspensión de los Juicios por la
Verdad. Al respecto véase Andriotti Romanin, 2013.
87
Cuando finalmente la Cámara remitió la causa al TOF para que pudiera continuar el juicio.

45
En este contexto, el 1 de julio de 2004, Molina fue detenido nuevamente por orden del
juez subrogante de la Cámara Federal marplatense, Rafael Julián, y trasladado a la ciudad a fin
de enfrentar un proceso penal que se derivaba del Juicio por la Verdad.

Finalmente, en 2006 la Cámara de Casación Penal, máximo tribunal penal de la


Argentina, consideró que los indultos concedidos por el presidente Menem en 1989 y 1991 en
delitos de lesa humanidad eran inconstitucionales. Esta decisión permitió abrir nuevos procesos
penales contra los militares responsables de la comisión de delitos de lesa humanidad.

De modo que las organizaciones de derechos humanos se presentaron pidiendo el


juzgamiento de Gregorio Molina y en el año 2004 se reactivaron las causas en su contra. De este
modo, emergía la justicia penal nuevamente como un lugar para el tratamiento del pasado.
Pero ahora los crímenes que trataba incluían una novedad: la imputación por violencia sexual.
Así, Molina, uno de los jefes de guardia del CCD, debía responder también por la comisión de
estos delitos. Restaba ver cómo se desarrollaría.

46
Capítulo 3

La violencia sexual en los conflictos armados:


La lucha por el reconocimiento de estos delitos

47
La violencia sobre las mujeres

El castigo a los culpables es una condición necesaria


para la realización de la justicia, porque, entre otras
cosas, ayuda a aliviar el trauma de las sobrevivientes.

Lepa, director del Centro Autónomo de


Mujeres contra la Violencia Sexual de Belgrado.

Desde mediados de los años 70 en Argentina, la cúpula eclesiástica y la militar


coincidieron en promover un imaginario sobre la mujer guerrillera como un subversivo más
peligroso que el hombre. Sostenían que estas mujeres eran sexualmente liberadas, es decir, las
consideraban “putas88”, y que esta situación era consecuencia de su distanciamiento con el
rol/función social natural que no era otro que ser madres y esposas89. Sumado a otras dos
formas de entender el cuerpo de las mujeres - por un lado como un botín de guerra y, por otro,
como una manera directa de atacar al enemigo - este imaginario convirtió a la violencia sexual
en una práctica sistemática de la “guerra contra revolucionaria” en Argentina90. Para los
militares se trataba de una guerra defensiva: defendían a la nación de las invasiones ideológicas
foráneas, de los virus y bacterias que, viniendo de afuera, estaban infectando a la nación (Jelin,
2011). En el caso de las mujeres, esta metáfora, tenía un doble sentido: como portadoras ellas
mismas de esa “subversión internacional”, pero también como compañeras de los “subversivos”
a quienes había que destruir y denigrar (Jelin, 2011)91. Esta doble violencia tiene su origen en el
marco de una sociedad patriarcal que requiere de la normalización del cuerpo de la mujer para
su dominación92. De este modo, la violación es una tecnología de poder, es una forma de

88
La expresión “son todas putas” era utilizada por militares en múltiples CCD. Puede verse Lewin y
Wornat, 2014.
89
Calveiro, P. (2001). Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina. Buenos Aires:
Colihue, p. 94. Esta misma hipótesis es abordada para el caso uruguayo por Mangado y Robaina, 2012.
90
El uso de la violencia sexual en conflictos armados o guerras, no es un fenómeno exclusivo de
Argentina, ni siquiera moderno. Desde la leyenda del rapto de las sabinas en los orígenes de la Roma
antigua hasta las violaciones masivas de mujeres alemanas por parte del ejército soviético – entre
100.000 y un millón de mujeres pudieron haber sido víctimas – o el fenómeno de las mujeres “confort”,
esclavas sexuales al servicio del ejército japonés, durante la Segunda Guerra Mundial, la historiografía
está plagada de episodios de violencia sexual organizada en contexto bélicos (Villellas Ariño, 2010).
91
“El personal femenino podrá resultar tanto más peligroso que el masculino, por ello en ningún
momento deberá descuidarse su vigilancia” (…) El personal militar no deberá dejarse amedrentar por
insultos o reacciones histéricas”. Ejército Argentino. Instrucciones para operaciones de seguridad.
Documento clasificado: RE-10-51. Apartado d. 1) y 6) última parte.
92
Históricamente el cuerpo de las mujeres ha sido objeto de control por parte del patriarcado. Las
conductas apropiadas para las mujeres se han inscrito dentro del ámbito de la biología: la maternidad y
crianza, y la satisfacción de las necesidades básicas de la población (Villellas Ariño, 2010). Como

48
violencia planificada, un mecanismo de sanción hacia la mujer que trasgrede y también, un
ataque al hombre que no puede protegerla y por extensión a la familia. La violación ataca así a
los dos pilares centrales del patriarcado: el cuerpo de la mujer (que debe ser controlado para
garantizar una reproducción limitada) y a la capacidad protectora del hombre viril93. La
violación, entonces, es un tema tabú en prácticamente todas las sociedades. La violencia
sexual94 es una realidad presente en cualquier contexto social y no únicamente en aquellos
afectados por la violencia política organizada. Es importante entonces, comprender que existe
un continuum entre estas prácticas en contexto de paz y su uso en contextos de guerra o
conflictos armados (Villellas Ariño, 2010).

En este sentido, es interesante el análisis que hace Julie Mostov para el caso de los
Balcanes, en donde plantea la sexualización de la nación y la desexualización del cuerpo (Jelin,
2011). “‘La nación’ –dice la autora—naturaliza las construcciones de masculinidad y feminidad:
las mujeres reproducen físicamente a la nación, y los hombres tienen la misión de protegerla y
vengarla cuando se la ataca. Al mismo tiempo, esta noción de nación colectiviza y neutraliza la
sexualidad de las mujeres (y en parte también de los hombres) miembros de la nación (Mostov,
2000, p. 89). De este modo, cuando se viola a una mujer en un conflicto armado se viola a la
nación, se ataca directamente a ese grupo. ¿Es posible tomar este razonamiento para el caso
argentino? Y dado el carácter clandestino e ilegal de la acción represiva del Estado, pueden
formularse los siguientes interrogantes: ¿las mujeres violadas eran las mujeres del enemigo
interno, de la bandera foránea? Además, ¿eran mujeres que se habían apartado de su rol
tradicional de la reproducción doméstica (familia y hogar) que el sujeto militar buscaba
suprimir? Las respuestas, sin dudas, revisten enorme complejidad.

Durante la dictadura militar en la Argentina, al igual que en otros países95, las


violaciones no fueron prácticas de desborde de la excitación sádica de quienes estaban llevando
a cabo la tortura. Fueron prácticas “basadas en el conocimiento casi “científico” del efecto

señalaba Foucault “[...] el cuerpo está también directamente inmerso en un campo político; las
relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a
suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos. [...] (1975:
32-33). Así pues, la violencia de la guerra se convierte en una extensión de la violencia y el control que
sobre los cuerpos se ejerce en la sociedad patriarcal (Hooks en Liss, 2004). Como afirma Aguilar (2000:4)
“La violencia sexual es considerada como síntesis política de la opresión de las mujeres”. De Lauretis,
(1989). La tecnología del género es un trabajo pionero que, siguiendo a Foucault, plantea que una
tecnología de género es un dispositivo tendiente a normalizar el género, que es una representación y en
tanto representación es una construcción y que además es modificada históricamente.
93
Puede leerse: Meillasoux, 1977; Segato, 2010; Wolf, 2001.
94
Que es cometida contra mujeres, trans, homosexuales, lesbianas y niños.
95
Para una perspectiva histórica de la violencia sexual en las guerras, véase Brownmiller, 1981; Chinkin,
1994; Goldstein, 2001: 362-373; sobre las “nuevas guerras”, Kaldor, 2001; Morgan Planas, 2009.

49
destructor de la persona que tales prácticas conllevan, como parte de una estrategia política
para destruir al enemigo, al destruir las bases culturales que definen la pertenencia de las
mujeres a una comunidad” (Jelin, 2011:3). Una de las consecuencias de esta destrucción está
asociada al manto de sospecha que cae sobre la mujer que ha sido violada. En este sentido en la
Argentina, las sobrevivientes debieron enfrentar ser consideras traidoras, por un lado, y, por
otra parte, las prácticas de violencia sexual que sufrieron las transformaron en sospechosas de
ser cómplices de los militares (Longoni, 2007). Miriam Lewin96 decía al respecto: “la hipótesis
general era que si estábamos vivas, éramos delatoras y, además, prostitutas” (2014: 30). Así, la
violencia sexual no era percibida como tal, sino que en el imaginario social, se habían entregado
de buen grado a la lascivia de los militares cuando habrían podido elegir no hacerlo (Lewin y
Wornat, 2014)97.

Este marco interpretativo presente en distintos actores de la sociedad argentina de


aquellos años98 dio lugar a dos fenómenos convergentes: en primer lugar, hizo que la mayoría
de las mujeres silenciaran estos relatos. Silencios por cuidar a los/as otros/as cercanos; silencios
como opción y afirmación personales (Jelin, 2011). Y, en segundo lugar, provocó que cuando
algunas mujeres hablaron y denunciaron estos delitos, no fueron “escuchadas” por la sociedad
(Hercovich, 2011). Es interesante la línea de investigación que propone Hercovich, porque invita
a reflexionar sobre las condiciones de “escucha” de la sociedad. Podríamos ejemplificar, para
explicarlo en esos años, que si bien CONADEP recibió las denuncias y documentó los
testimonios sobre la violencia sexual, éstos fueron subsumidos a la categoría de tortura.
Además, tampoco fueron objeto de tratamiento en el Juicio a las Juntas, siendo que todos estos
eran delitos en sí mismos, estipulados en el Código Penal argentino que estaba vigente al
momento de comisión de los hechos.

En este sentido, Jelin (2011) argumenta sobre las razones por las cuales el clima cultural
de la época no consideró a la violación como una práctica de género específica. La autora
sostiene que, en los años ochenta, la mira estaba puesta en las desapariciones forzadas como
epítome del Terrorismo de Estado. La denuncia y la búsqueda de “verdad y justicia” estaba
concentrada en saber algo acerca de quienes habían sido desaparecidos y en sus responsables.

96
Sobreviviente de la ESMA y periodista.
97
Un ejemplo de cómo perduró este imaginario puede ilustrarse con el programa de Mirta Legrand
emitido el 24/3/2004 en el que la conductora le preguntó a Lewin si era verdad que ella había salido con
el Tigre Acosta mientras había estado secuestrada en la ESMA.
98
Podríamos decir que estuvo fuertemente presente hasta el 2010, cuando de a poco se empezó a
quebrar esa visión. Aún sigue siendo puesto en duda el rol de la mujer desde los medios de
comunicación y el Poder Judicial, que en distintos casos de femicidios reportados en los últimos años
han cuestionado el modo de vestir de la víctima, la edad o clase social como forma de justificar en
última instancia, su responsabilidad.

50
Frente a esto, todo lo demás parecía menor, doloroso y lleno de sufrimiento, pero no
merecedor de tanta atención. Además, sostiene que:

El lugar más visible en la esfera pública lo ocuparon en ese primer momento no los y las
sobrevivientes (cuyo testimonio fue sin duda fundamental en el juicio del 85) sino las madres,
abuelas y familiares de detenidos/as desaparecidos/as que acercaban a los procesos de
investigación a testimoniar sobre lo que les pasó a sus hijos e hijas, parejas y otros parientes
(Jelin, 2011:4).

De este modo, aquellas mujeres que hubieran sido afectadas directamente no


encontraban un espacio visible en la esfera pública. Esta situación resulta identificable en el
caso de Marta y Ledda, ya que ambas sobrevivientes comienzan tempranamente a denunciar el
asesinato de su marido y la desaparición de su hija y apropiación de su nieto, respectivamente,
sin testimoniar sobre la violencia sexual que habían sufrido. Incluso ninguna de las dos creía que
“la justicia iba a ser tan severa”99 o que “la justicia iba a condenarlo”100. Durante veinte y seis
años guardaron silencio. Ambas sostienen que lo hicieron para proteger a sus hijos. Marta,
además, ha dicho101 que una de las razones por las que no lo contó fue para no darle el gusto al
diario La Capital102 de que lo publicara en su tapa. Y, por su parte, Ledda decidió guardar
silencio, porque apenas fue liberada las dos primeras personas con las que se reencontró le
preguntaron “con morbo” si ella había sido violada. Es decir, en definitiva, tal como sostiene
Jelin, las razones por las que no hablan se deben, por un lado, a una forma de cuidar a los/as
otros/as cercanos y por otro, a una opción personal.

Michael Pollak y Natalie Heinich en su artículo “El testimonio” esbozan una explicación
sobre los silencios de las víctimas: muchas veces los silencios, pueden provenir de la necesidad
de mantener los lazos sociales con el entorno y de ajustarse a las representaciones dominantes
(Alvarez, 2015: 74). Estos autores agregan:

Comprendemos por qué ciertas víctimas de las maquinarias de represión del Estado –los
criminales, las prostitutas, los ‘asociales’, los vagabundos, los gitanos, los homosexuales– han
sido conscientemente evitados en la mayor parte de las ‘memorias encuadradas’, así como en la
historiografía: la violencia de la cual son objeto era hace tiempo aceptada, la historia oficial ha
podido evitar someter a un análisis específico la intensificación asesina de su represión bajo el
nazismo. (Pollak, 2006: 44)

99
Testimonio de Ledda Barreiro en la entrevista que le realicé el 17/1/2017
100
Testimonio de Marta Gracia en la entrevista que le realicé el 27/1/2017
101
Puede leerse el capítulo sobre su historia en Lewin y Wornat, 2014.
102
Es el diario más antiguo y tradicional de la ciudad de Mar del Plata.

51
Esta cita de Pollak, explicando el caso del nazismo, puede ser retomada para pensar los
silencios de las mujeres como parte de estas “minorías” que sufrieron una violencia aceptada
desde hace tiempo (siglos). Y entonces, el nazismo, -la dictadura argentina - intensificaron una
violencia que ya existía y que siguió existiendo.

Sin embargo, en este caso en particular, ellas quebraron su silencio. Varias cosas se
habían modificado durante los treinta años que separaron el delito de su denuncia.

En los siguientes apartados se mencionarán los cambios en los marcos interpretativos


internacionales y en el Código Penal argentino con la intención de describir las características
principales de estas modificaciones y dar cuenta del impacto que generaron a la hora de
abordar la violencia sexual en contextos de conflictos armados a partir de mediados de los años
90. La nueva legislación internacional garantizó un abordaje integral y específico de estos
delitos, de modo que, quien escribe estas líneas entiende que ésta también influyó en el
contexto de oportunidad política que permitió que las sobrevivientes pudieran hablar y ser
escuchadas, siendo resultante de esta escucha la condena a Molina. Tarrow sostiene que las
oportunidades políticas son “las dimensiones congruentes del entorno político que ofrecen
incentivos para que la gente participe en acciones colectivas al afectar sus expectativas de éxito
o fracaso” (1995:115). En este sentido, si los tratados internacionales no hubiesen sido
incorporados a la legislación argentina con jerarquía constitucional, el Ministerio Público Fiscal
no habría podido sostener que los delitos que se cometieron en la dictadura militar fueron de
lesa humanidad. Como así tampoco, la querella hubiera podido imputar a Molina por los delitos
de violación103 y menos aun el Tribunal condenar los delitos sexuales como delitos de lesa
humanidad por haber sido cometidos durante un ataque generalizado y sistemático a la
población argentina. Sin embargo, esto no implica, necesariamente, que ésta sea una de las
razones directas que llevó a las mujeres a declarar la violencia sexual que habían vivido. Como
se desarrollará más adelante ni Marta ni Ledda la mencionan. Aunque luego de la sentencia,
ambas mujeres reconocieron que tomaron conciencia de la importancia jurídica de ésta y en
particular, se sorprendieron de la recepción social que tuvo en distintos lugares del país.

En este sentido, durante la entrevista que le realicé a Marta García ella comentó:

103
En el caso de los delitos contra la integridad proscribían las acciones penales pasados los 12 años de
cometido el delito. La sanción de la Ley 26.705, la Ley Piazza en 2011 modificó el plazo para los delitos
cometidos contra menores de edad y en 2015 se modificó estableciendo la imprescriptibilidad de estos
delitos (incluido el delito de trata de personas).

52
Y después empecé a tomar conciencia. Cuando vi en el diario que la sentencia había ganado el
premio, me di cuenta qué importante había sido (Fragmento de entrevista realizada a Marta
García, 26/1/2017).

En este punto Marta, recordaba que siempre se había hablado del tema pero hasta ese
momento los jueces “no le habían dado importancia”104. De esta forma, el reconocimiento de
estos delitos por parte de una sentencia judicial evidenció un tratamiento distinto de estos
delitos por primera vez en la historia del país. Y ese sentido Marta siguió relatando:

¿Sabés cuando pensé lo importante que era? Una de estas presentaciones en un Congreso de
Derechos Humanos, y había mujeres de todas partes, y se empezaron a acercar mujeres.
Estábamos Adler, César y yo, en una mesa. Y se acercó una señora mayor y me dijo, a mí
también me violaron. Y yo le dije ¿dónde estabas? Pensando en un Centro -CCD-. Y me dice, yo
no estuve en ningún Centro, me violaron en la calle. Y yo ahí me di cuenta, cómo sirve esto, para
un montón de mujeres que no han vivido esto, pero viven cotidianamente violaciones y otro tipo
de violencias. Ahí me di cuenta la importancia que tenía ese juicio para otros casos en la
actualidad. Porque si no te quedás en el pasado y eso no sirve, si en esto no se avanza, no sirve,
sirve como una cosa histórica, no más (Fragmento de entrevista realizada a Marta García,
26/1/2017).

Aquí Marta mencionaba ese continuum de violencia contra la mujer que a lo largo de
este capítulo se ha desarrollado. Además, evidencia otro punto clave, la posibilidad de hablar
sobre la violencia sexual y la inmediata respuesta de las mujeres, frente a un ámbito
socialmente más receptivo a la escucha. Así, esta sentencia emerge por un lado reconociendo la
violencia sexual sistemática vivida en los CCD hace 40 años, pero también habilitando un nuevo
contexto social para hablar sobre ella, porque la violencia sexual no es algo del pasado: también
es una práctica del presente.

Los cambios en los marcos interpretativos internacionales

La primera referencia al Derecho Internacional Humanitario105 se encuentra en la


Convención de Ginebra. Ésta comprende un conjunto de cuatro tratados internacionales
firmados entre 1864 y 1949, por los que se garantiza la protección de los prisioneros de guerra
y de la población civil en los conflictos armados. En la cuarta convención de 1949, la violación

104
Testimonio de Marta García en la entrevista realizada el 26 de enero de 2017.
105
Para profundizar en el tema puede descargarse online el artículo de Patricia Viseur Sellers, Procesos
penales sobre violencia sexual en conflicto: La importancia de los derechos humanos como medio de
interpretación.

53
sexual, la prostitución forzada y cualquier otro acto de asalto indecente durante un conflicto
armado fueron considerados como un atentado contra el honor. De esta manera, se reconocían
estas prácticas, aunque no eran consideradas una grave infracción al derecho humanitario y,
por tanto, no se establecía ningún tipo de sanción.

Durante las décadas de 1970 y 1980, los movimientos de mujeres (Torres Falcón,2015)
comenzaron a reclamar para que el Estado reconociese las problemáticas de violencia
doméstica y violencia sexual que sufrían las mujeres. En particular, reclamaban que dejasen de
ser consideradas como un acto privado y empezaran a ser criminalizadas en los códigos penales.
Como una consecuencia de estas luchas, en 1977, la cuestión del honor106 fue relegada en los
protocolos adicionales de los convenios de Ginebra, y los crímenes de violencia sexual pasaron a
ser considerados como un atentado contra la dignidad personal107. Sin embargo, y a pesar de las
modificaciones en los marcos interpretativos, la violencia sexual continuó teniendo un estatus
de acto contrario al derecho humanitario internacional,108 sin ningún tipo de sanción.

Recién en 1992, el Comité Internacional de la Cruz Roja determinó que la violación


sexual no era un mero acto contrario, sino una grave infracción al derecho internacional
humanitario, al entender a este delito dentro de aquellos que infringen deliberadamente graves
sufrimientos o atentan deliberadamente contra la integridad física o la salud. Este cambio de
estatus de la violencia sexual y de definición se da, por un lado, por la lucha histórica que se
venía desarrollando, y, por otra parte, por la creciente denuncia de violencia sexual en los
conflictos en la ex Yugoslavia.

Ese mismo año, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, declaró que la violación
organizada, sistemática y masiva de mujeres, en particular de mujeres musulmanas, en Bosnia –
Herzegovina, era un delito internacional que debía abordarse109.

Posteriormente, en el Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia


(ICTY, 1993)110 se incluyó la violación como crimen de lesa humanidad, junto con otros delitos
como la tortura y el exterminio, cuando se cometen en conflictos armados y van dirigidos
contra una población civil. En 2001, el ICTY se convirtió en el primer Tribunal Internacional que

106
La “cuestión del honor” entendía que la violencia sexual sobre mujeres y niñas, afectaba el honor de
la familia, principalmente, al hombre encargado de su guarda (padre o marido).
107
Con este cambio, el derecho pasó a reconocer que la violencia sexual afectaba a quienes lo padecían
sobre sus cuerpos.
108
Para leer los protocolos adicionales:
http://www.redcross.org/images/MEDIA_CustomProductCatalog/m17540812_Resumen-de-los-
Convenios-de-Ginebra-de-1949-y-sus-Protocolos-Adicionales.pdf
109
Resolución 827/93 del Consejo de Seguridad, ONU.
110
Más información en: http://www.icty.org/

54
halló culpable a un acusado de violación como crimen de lesa humanidad. Elizabeth Odio,
vicepresidenta el ICTY, señalaba que "la violación de las mujeres no es una consecuencia, más o
menos inevitable o intrascendente, de un conflicto armado, sino que es una política aplicada
sistemáticamente para destruir grupos humanos además de a la propia víctima directa" (Odio,
1997). Además, el Tribunal amplió la definición de esclavitud como crimen de lesa humanidad
para incluir la esclavitud sexual. Con anterioridad, el trabajo forzoso era el único tipo de
esclavitud considerado crimen de lesa humanidad.

El Tribunal Penal Internacional para Rwanda (ICTR, 1994) declaró también que la
violación era un crimen de guerra y de lesa humanidad. En 1998, el ICTR se convirtió en el
primer Tribunal Internacional que halló culpable a un acusado de cometer violación como
crimen de genocidio (utilizado para perpetrar el genocidio). En el juicio contra un ex alcalde,
Jean-Paul Akayesu, se determinó que la violación y el asalto sexual constituían actos de
genocidio por cuanto se habían cometido con la intención de destruir, en su totalidad o en
parte, al grupo étnico tutsi.

La necesidad de contar con una Corte Penal Internacional (CPI) se planteó en 1945, sin
embargo, durante la Guerra Fría, la idea fue paralizada por las tensiones y la división entre
países. Para la década de 1990, las gestiones fueron retomadas y, tras arduas negociaciones
diplomáticas, en 1998 se firmó el Estatuto de Roma111. Argentina no solo lo ratificó sino que
formó parte del grupo de Estados impulsores de la CPI, gracias al trabajo de Silvia Fernández, 112
consejera legal de la Misión Permanente de la Argentina ante las Naciones Unidas. En él se
tipificaron los crímenes de lesa humanidad y en el apartado g, puede leerse: “la violación, la
esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado, la esterilización forzada u «otros
abusos sexuales de gravedad comparable», cuando se cometan como parte de un ataque
generalizado o sistemático, constituyen crímenes de lesa humanidad”. De este modo quedaba
constituida la máxima herramienta jurídica para la condena de estos delitos. Ya no eran

111
Sancionado en 1998, entró en vigencia en 2002. Es el instrumento constitutivo de la Corte Penal
Internacional.
112
Silvia Fernández es doctora en leyes, diplomática de carrera. Ingresó en la Cancillería en 1989 y
siempre se ha destacado en derecho internacional y derechos humanos. Entre 1994 y 2000, fue consejera
legal de la Misión Permanente de la Argentina ante las Naciones Unidas. En 2006 se convirtió en Director
de Derechos Humanos de la Cancillería Argentina. Fue presidenta del Grupo de Trabajo en Procedimiento
Criminal (1995-1998); Vicepresidenta de Naciones Unidas Ad Hoc en el Comité para el establecimiento de
la Corte Penal Internacional (1995); vicepresidenta del Comité Preparatorio para el establecimiento de la
CPI (1996-1998); presidenta del Grupo de Trabajo en Reglas de Procedimiento y Evidencia en la Comisión
Preparatoria para la CPI (1998-2000); De 2003 a fines de 2006 estuvo trabajando en la CPI como directora
de una de las tres divisiones de la Fiscalía, la encargada de la cooperación internacional para poder llevar
adelante las investigaciones. En 2009 fue elegida jueza de la CPI y desde 2015 ocupa la presidencia –
hasta 2018-.

55
cuestiones de honor, o de integridad de las personas: por primera vez en la historia, los delitos
sexuales cometidos como parte de un ataque sistemático a una población pasaron a ser
considerados crímenes que ofenden a toda la humanidad y deben ser castigados con la máxima
severidad.

Sin embargo, también se desarrollaron otras estrategias legales tendientes a visibilizar,


enjuiciar y condenar a personas y países responsables por la comisión de delitos sexuales. En los
siguientes párrafos describiremos brevemente el caso peruano y su tratamiento en la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el caso del ejército imperial japonés y el
Tribunal de Tokio.

Entre los años 1984 y 2000 se desarrolló en Perú un conflicto armado interno cuando el
Partido Comunista “Sendero Luminoso” inició una guerra popular contra el Estado peruano.
Durante el conflicto, los militares encargados de “proteger” a las comunidades campesinas,
violaron sistemáticamente a las mujeres113. Perú es de los países que convocó a una Comisión
por la Verdad y Reconciliación114. Esta Comisión describió el impacto diferenciado de la violencia
de las mujeres, que se tradujo principalmente en el reconocimiento de la violencia sexual que
ellas sufrieron. Se reportaron 538 casos de violación sexual de los cuales, 527 son mujeres y 11
varones. Además, el 44% de las violaciones sexuales cometidas por las fuerzas armadas
peruanas se cometieron en la zona de Ayacucho sobre mujeres quechua.

Uno de estos casos llegó en el año 2006 a la Corte Interamericana de Derechos


Humanos (CIDH), el caso “Castro Castro vs. Perú”. La CIDH asignó, por primera vez, a la violación
de una mujer por parte de un miembro de las fuerzas de seguridad del Estado la categoría de
crimen de lesa humanidad: “la Corte reconoce que la violación sexual de una detenida por un
agente del Estado es un acto especialmente grave y reprobable, tomando en cuenta la
vulnerabilidad de la víctima y el abuso de poder que despliega el agente”115. Además, agrega:

Es reconocido que durante los conflictos armados internos e internacionales, las partes que se
enfrentan utilizan la violencia sexual contra las mujeres como un medio de castigo y represión.
La utilización del poder estatal para violar los derechos de las mujeres en un conflicto interno,
además de afectarles a ellas en forma directa, puede tener el objetivo de causar un efecto en la
sociedad, a través de esas violaciones y dar un mensaje o lección. (Corte Interamericana de
Derechos Humanos “Caso penal Miguel Castro Castro vs. Perú” sentencia del 25 de noviembre
de 2006).

113
Respecto al conflicto peruano y la violencia sexual, puede leerse Theidon, 2004.
114
Fue creada en 2001 e hizo público su Informe Final el 28 de agosto de 2003.
115
Corte Interamericana de Derechos Humanos “Caso penal Miguel Castro Castro vs. Perú” sentencia
del 25 de noviembre de 2006.

56
Otro caso paradigmático del siglo XX es el de las mujeres “confort”. Las mujeres
asiáticas (coreanas y filipinas principalmente) obligadas a servir como prostitutas del ejército
imperial japonés durante la invasión de Japón en esos países durante la Segunda Guerra
Mundial. No solo la violencia sexual a la que fueron sometida es inhumana, sino que la mayoría
fueron asesinadas durante la guerra y las supervivientes fueron marginas, expulsadas de sus
comunidades y obligadas a vivir en la pobreza. Japón siempre negó estos crímenes. Estas
mujeres tuvieron que esperar hasta el año 2000 para poder ser escuchadas. Se generó el
Tribunal Internacional de la Mujer en Crímenes de Guerra, el Tribunal de Tokio. Fue un tribunal
popular organizado por mujeres asiáticas y organizaciones de derechos humanos, con el apoyo
de organizaciones no gubernamentales, creado para juzgar la violencia sexual militar de Japón,
en particular la esclavitud de mujeres de solaz para llevar a los responsables de la misma a la
justicia y poner fin al ciclo permanente de impunidad. El juicio se celebró en Tokio los días 8 al
12 de diciembre de 2000 y ahí declararon 64 sobrevivientes de 9 países y zonas de regiones de
Asia y del Pacífico.

El resumen de las conclusiones de la sentencia fue leído el 12 de diciembre de 2000, se


llamó “Rompiendo el silencio de la historia” y en el último párrafo puede leerse:

A los jueces les gustaría dedicar esta decisión a todas las sobrevivientes, el testimonio de sus
experiencias traumáticas enfrente de cientos de espectadores demostró el tratamiento de la
fortaleza y la dignidad. Y por eso me pongo de pie para hablarles a las testigos. Los crímenes
cometidos contra estas sobrevivientes siguen siendo una de las mayores injusticias no resueltas
de la Segunda Guerra Mundial, no hay museos, no hay tumbas de los desconocidos confort de la
mujer, no hay películas ganadoras de un óscar. Muchas de las mujeres que han presentado en la
lucha por la justicia han muerto como héroes (heroínas) anónimas. Mientras que los nombres
inscriptos en las páginas de la historia a menudo son los de los hombres que cometen los
crímenes, en lugar de las mujeres que los padecen. Dice el tribunal, este juicio tiene los nombres
de las sobrevivientes que subieron al escenario para contar las historias y, por lo tanto, durante 4
días al menos, se ha puesto al mal sobre el patíbulo y a la verdad sobre el trono (Recuperado del
alegato final de abogado querellante Sivo, en el Juicio a Molina, Mar del Plata, 2010).

Estos dos últimos casos son relevantes porque muestran cómo desde el año 2000 ha
cambiado el tratamiento de estos delitos. Así el Tribunal de Tokio se puso de pie para dirigirse a
las sobrevivientes e instó a Japón a reconocer los delitos que cometió su ejército y a compensar
económicamente a las víctimas. Y en el caso de la CIDH, en 2006, se reconoció que la violación
sexual de una detenida por un agente del Estado es un acto especialmente grave y reprobable,
tomando en cuenta la vulnerabilidad de la víctima y el abuso de poder que despliega el agente.

57
Todos estos ejemplos históricos dan cuenta del continuum de la violencia sexual sobre
las mujeres en conflictos armados. Del estigma social que han tenido que soportar estas
mujeres, que en la mayoría de los casos las llevó a guardar silencio. Y cómo a partir de los años
ochenta, se fueron produciendo cambios en el escenario internacional que modificaron el
tratamiento de estos delitos. Veamos ahora entonces, qué pasó en Argentina durante este
período.

La incorporación del derecho internacional y los derechos


humanos en la Constitución Nacional

La Constitución Nacional fue reformada en 1994 tras un acuerdo político entre los
principales partidos políticos argentinos, el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, que se
conoció como “Pacto de Olivos”. El 29 de diciembre de 1993 se dictó la ley 24.309 en ella se
declaró la necesidad de una reforma parcial de la carta magna116sobre la base de un núcleo de
coincidencias básicas “rejuvenecer” varios preceptos. Entre otros puntos, habilitó el
tratamiento de la “jerarquía de los tratados internacionales”117 que fueron incluidos en la
Constitución bajo en el artículo 75, inciso 22118. En él se enumeran en forma expresa diez
documentos supranacionales a los que se les dio jerarquía constitucional, permitiendo al
Congreso aprobar -en el futuro- otros documentos de esta naturaleza y con la misma categoría,
por las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara119.

De este modo, Juan Carlos Hitters120 plantea que la reforma del 1994 al atribuirle a
estos Tratados un valor constitucional privilegiado en el orden normativo argentino, sirvió como
una plataforma de lanzamiento para incorporar -con fuerza normativa- a nuestro ámbito el

116
La Constitución fue reformada en 1860, 1866, 1898, 1957 y 1972.
117
La Comisión de Integración y Tratados Internacionales tuvo 50 miembros: fue presidida por Juan
Pablo Cafiero, vicepresidente Enrique De Vedia, vicepresidente 1º Zelmira Mireya Regazzoli,
vicepresidente 2º Hugo Rodríguez Sañudo, vicepresidente 3º Hilario Muruzabal, vicepresidente 4º Ana
María Pando, Secretarios Jorge Daniel Aena y Esteban Miguel Llamosas.
118
El artículo 75 inciso 22 enumeró una serie de instrumentos que algunos de ellos no son tratados en
sentido estricto, por ejemplo, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la
Declaración Universal de Derechos Humanos, que -como su nombre lo dice- son verdaderas
`Declaraciones´ que originalmente sólo enumeraban derechos y potestades del individuo, aunque con el
tiempo se les fue otorgando cierta obligatoriedad y jerarquía.
119
Estos tratados fueron anexados como complementarios a la CN y no derogan artículo alguno de la
primera parte de la misma. (García Lema, 2014).
120
Convencional Constituyente y Vicepresidente Primero de la Comisión de Redacción (Reforma de la
Constitución Nacional de 1994), Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales (UNLP) y Profesor Emérito
(UNLP). Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.

58
Derecho Internacional de los Derechos Humanos que ya tenía un desarrollo fundamental y
progresivo en el campo internacional y regional.

Con anterioridad a la reforma, nuestro país había ratificado, la Convención Americana


Sobre los Derechos del Humanos121, nacida en el año 1969 mediante la ley 23.504 en 1983. Este
Tratado fundamental para el esquema interamericano enumeró una serie derechos protegidos
(artículos 4 a 23) y en particular reguló dos cuerpos de protección, uno prexistente, la Comisión
Interamericana sobre Derechos Humanos (en adelante la CIDH); y el otro allí creado, la Corte
Interamericana sobre Derechos Humanos (en adelante la Corte IDH). Esos dos organismos han
generado una serie de pronunciamientos, especialmente la Corte, que influyeron notoriamente
en el país, y tal como sostiene Hitters (2014) “fueron la base argumental para que nuestra Corte
Suprema Nacional decretara por ejemplo la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto
Final y la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad” (p.6).

El cambio fundamental de paradigma y jurídico de estos tratados -que los diferencia de


los tradicionales – es que el hombre y la mujer aisladamente (o en grupos) es considerado
sujeto del derecho internacional. Hasta entonces, lo eran los Estados. Es decir, ahora son las
personas las que pueden demandar a otras personas o a los Estados en casos de que sus
derechos sean violentados. El primer antecedente ha sido la carta de la ONU122 y desde
entonces han ido tomando consistencia un conjunto de normas jurídicas y de principios
fundamentales, que se denomina derecho internacional de los derechos humanos, y que
nacieron como consecuencia de la limitación de la soberanía de los gobiernos, a favor de las
prerrogativas de la humanidad. Nuestro país había suscripto en 1983 algunos de estos tratados,
pero desde 1994 lo hizo con jerarquía constitucional, inaugurando una nueva etapa de
compromiso y defensa de estos derechos123.

Con posterioridad a la Reforma se aprobaron dos documentos más con la misma


jerarquía: la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas124 y
Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa

121
Conocida como Pacto San José de Costa Rica.
122
Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948
123
Puede leerse: Hitters, J. y Fappiano, Ó., (2007/2012).
124
Aprobada durante la 24a. Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, el 9 de junio
de 1994, en Belém do Pará, República Federativa del Brasil. Aprobada por la República Argentina por Ley
24.556. Jerarquía Constitucional por Ley 24.820. Sancionada el 30 de abril de 1997. Promulgada el 26 de
mayo de 1997.

59
humanidad125. Sobre esta última es importante detenerse porque si bien fue aprobada en 1995,
no se le otorgó jerarquía constitucional hasta 2003 y ha sido la Convención sobre la cual se han
desarrollado todos los juicios de lesa humanidad a posterior, entre ellos el de Molina.

Como consecuencia de ello, la posibilidad de utilizar la categoría “lesa humanidad” para


juzgar los delitos cometidos durante el Terrorismo de Estado ha sido criticada por un amplio
sector de juristas y abogados. Éstos cuestionan la posibilidad de desarrollar juicios, alegando
que se viola el artículo 63 del Código Penal argentino, lo que implica una violación a la garantía
que proscribe la retroactividad de la ley penal más gravosa. Se trata del principal argumento
que sostienen los abogados defensores de militares, quienes también plantean que sus
defendidos son “perseguidos políticos”. Desde la filosofía política, Hannah Arendt, ha
desarrollado la tesis de que el derecho positivista que rige en la actualidad ha confiscado el
juicio moral como consecuencia de un proceso de “’secularización’ del derecho que, buscando
quebrar el animismo iusnaturalista, se deshizo de toda posible evaluación ético – moral de la
norma” (Feierstein, 2015:54). Es decir que el derecho ha pasado por un proceso de
“positivización” en el que ha construido su concepción de la facultad de juzgar sobre la rígida
separación de la capacidad de subsumir la realidad bajo reglas de procedimiento en detrimento
de la operación de valoración ético- moral. De este modo, supone y sostiene que la
determinación de culpabilidad o inocencia de un acusado debe prescindir de una operación de
valoración ético – moral, como requisito y presupuesto básico de la acción de un juez
(Feierstein, 2015). Feierstein retoma el debate sobre la facultad de juzgar para plantear que
principal problema que suscita el derecho moderno es que se ha desprendido de la condición
ética y moral. Asimismo, el problema de la imposibilidad de aplicar leyes de manera retroactiva
es una cuestión de forma si se tiene en cuenta el problema ético y moral que implica que en
Argentina haya existido un gobierno militar que tomó el poder del Estado, suspendió las
garantías constitucionales y generó un sistema de desaparición forzada de personas,
apropiación de bienes y robo de bebés. Y que por ello Duhalde (1984) lo denominó terrorismo
de Estado:

Este modelo de Estado basado en el terror y el crimen sistemático como forma de


disciplinamiento del conjunto social requería una compleja arquitectura. Debía aparecer
públicamente y ante el mundo como respetuoso de los derechos fundamentales. Sin embargo, al
interior de las fronteras nacionales debía estructurar su faz clandestina con la desaparición

125
Adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el 26 de noviembre de
1968. Aprobada por la República Argentina por Ley 24584 en 1995. Jerarquía constitucional Ley 25778.
Sancionada el 20 de agosto de 2003. Promulgada el 2 de septiembre de 2003.

60
forzada como método y con los “grupos de tareas” operando a través de los centros
clandestinos de detención y exterminio” (p.18-19).

La historia argentina reciente ha mostrado que, pese a los problemas técnico – jurídicos
que implicaba comenzar una nueva etapa de procesos penales contra los militares responsables
de la comisión de estos delitos, las luchas de los organismos de derechos humanos y de la
sociedad argentina en su conjunto, fueron más allá, demandando acciones concretas. Situación
que se conjugó con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, quien desde el Poder
Ejecutivo dio lugar al desarrollo de estos nuevos juicios penales. A pesar de que, por supuesto,
siguieron existiendo presiones desde algunos ámbitos del Poder Judicial y poderes locales que
frenaron o retrasaron la posibilidad de avanzar plenamente en este sentido.

En el siguiente apartado, veremos la reforma que se desarrolló en el Código Penal en


torno a los delitos sexuales.

Modificaciones en la forma de comprender la violación como


delito: Reforma del Código Penal argentino

Desde mediados de los años ochenta hasta la actualidad la sociedad argentina fue
modificando la manera de comprender la violencia de género y, en particular, violencia sexual.
Una manera de analizar126 estos cambios, reside en analizar cómo se fue ajustando el derecho
penal en estos temas127. De modo que, en el siguiente apartado se analizará los cambios
introducidos a partir de la modificación al Código Penal en 1999.

Hasta ese entonces los delitos sexuales eran “delitos contra el honor”. La ley
consideraba que las agresiones sexuales eran ataques a la ‘honestidad’. El concepto se acuñó en
un momento histórico donde la preocupación social no es la violación sino el adulterio. Como
forma de prevenir el adulterio, el concepto de ‘honestidad’ sirvió para castigar a los varones que

126
La ley solo puede tipificar la punta del iceberg, es decir, transformar en crimen punible algunas
formas de violencia emanadas de la dominación de género, del castigo misógino, homofóbico y
transfóbico que la posición del patriarca impone a todo lo que desafía su mandato y lo desacata. Pero el
problema solo puede indagarse, entenderse y ser tratado de forma eficaz en el cuerpo del iceberg, que
es su caldo de cultivo, es decir, en la vida de la sociedad. Rita Segato (2017). Femicidio y los límites de la
formación jurídica. Página 12. Recuperado de https://www.pagina12.com.ar/39984-femicidio-y-los-
limites-de-la-formacion-juridica
127
Puede verse el apartado en Giddens, A. (2000). “Delitos contra las mujeres” en Sociedad. Madrid:
Alianza pp. 260- 265.

61
mancillaran el honor de otros ultrajando a las mujeres que dependían de ellos (Hercovich, 2000:
15). De modo que:

Hasta 1998, el Código Penal Argentino decía que había violación sexual si un atributo viril
conseguía, mediante fuerza o intimidación, penetrar algún orificio humano dotado de
sensibilidad erótica, reducidos por la ley a la vagina o el ano. Siempre y cuando la víctima hubiera
presentado suficiente batalla como para dar prueba irrefutable de su voluntad contraria a recibir
al intruso (Hercovich, 2000: 11).

Esta definición del delito incluía la concepción de que las mujeres tienen capacidad para
provocar el deseo viril a pesar de sí mismas y que éste constituye su poder específico. De esta
forma ella es el “‘sujeto activo’ y culpable y él, el ‘sujeto pasivo’ e inocente, liberado de toda
responsabilidad. Más aún, el recurso permite exculpar el furor del violador que, entrampado,
cayó en las redes de la ‘provocación’” (Hercovich, 2000: 12). En este punto, el derecho penal
cristalizaba la visión social imperante en ese momento, recordemos cómo entendía la iglesia y la
cúpula militar a las guerrilleras y cómo fueron tratadas las mujeres que sobrevivieron a los CCD
por organizaciones armadas como Montoneros, que las llegó a fusilar tras acusarlas de traidoras
por haber sobrevivido bajo el pretexto de que habían intercambiado “sexo por vida” y eso las
convertía en sospechosas128. Es decir que incluso sectores que políticamente se definían como
antagónicos a los militares, coincidían en considerar a las mujeres un sujeto activo provocador,
en última instancia, culpable de su propia violación.

Esta situación se modificó tras la reforma de 1999, cuando la justicia pasó a


denominarlos “delitos contra la integridad sexual de la persona” gracias a los esfuerzos de un
sector del feminismo que

pretende hacer justicia a las mujeres incluyéndolas junto a los varones en la categoría de
“persona”. Subyace a este cambio la idea de un ser humano que actúa “desde sí, por sí y para
sí”, “inviolable” en sus derechos, con “autodeterminación sobre su cuerpo”, “autónomo”,
“digno”, “libre”. Por eso los ataques sexuales no deben concebirse como, según dicen quienes
militan en este grupo, lo haría la justicia patriarcal que exige “parámetros mensurables,
objetivos” para determinar cuándo hubo violación. Proponen, en cambio y con razón, que se
reconozca que los efectos principales de un ataque sexual no son hematomas o magulladuras
sino el “dolor”, la “humillación de la persona toda” (Hercovich, 2000: 16).

128
Este caso se aborda también en el ya mencionado libro de Lewin y Wornat, 2014.

62
No obstante, como señala Hercovich129, en este texto que se dedica a analizar la
reforma al Código Penal, el principal problema de esta nueva definición radica en que iguala al
hombre y a la mujer bajo la categoría “personas”, cuando definitivamente, la violencia sexual es
diferenciada ya que la violación está relacionada con la asociación entre masculinidad y poder,
dominación y vigor (Estrich, 1987; Segato, 2010). Además, la idea de “personas” en el derecho
se asemeja al hombre blanco del siglo XIX (Hercovich, 2000; Segato, 2017) y sostiene
principalmente que existe una “autodeterminación” sobre el cuerpo. De este modo, la ley
intentaba reflejar el avasallamiento sobre esa “autodeterminación” sobre el cuerpo y buscaba
reconocer el “dolor” y la “humillación” que provoca a una mujer ser violada. Sin embargo, lo
que plantea Hercovich que ha trabajado con muchas mujeres que fueron violadas, es que esta
concepción ignora las vivencias de las mujeres:

En una violación, como en una mesa de tortura, quien padece la vejación no tiene un cuerpo del
cual es propietario y al que un criminal o un funcionario o burócrata ultraja. Una mujer violada,
como quien sufre tortura, es el cuerpo violado o torturado. Lo que la vida obliga a vivir, la
gramática del derecho y la del sentido común impiden decir. Esta aporía hace que los esfuerzos
para que la ley contenga las vidas de las mujeres sean vanos. Y sus resultados, contrarios a lo que
se busca (Hercovich, 2000:20).

En este sentido la autora sostiene que no hay un yo y el cuerpo, sino una totalidad y que
el problema no es el ataque al cuerpo, sino a la persona en su totalidad. El problema es que el
modo occidental de representación del mundo impide pensar al hombre como un todo y
entonces disociamos al cuerpo del yo. Rita Segato profundiza estos análisis en una línea que
resulta complementaría y sostiene que se trata de ataques del poder ya que la masculinidad es
poder. La autora sostiene que

En realidad, solo en la sociedad contractual la mujer queda protegida por la misma ley que rige
las relaciones entre hombres en tanto sujetos de derecho. Sin embargo, afirma Pateman, la
estructura de género nunca adquiere un carácter complemente contractual, y su régimen
permanente es el estatus (Segato, 2015:29).

De modo que, a pesar de que la autora entiende que la ley (argentina130) “protege” a la
mujer del mismo modo que el hombre, señala un problema que subyace a ésta y que la vuelve
inadecuada para abordar la violación y esto es el sistema cultural y social en el que se está

129
Socióloga y psicóloga social y desde hace décadas se ocupa de investigar temas relacionados con las
diferentes formas de discriminación de la mujer. Es pionera en el estudio de la violencia sexual contra
las mujeres y en 1990 fundó el primer servicio de asistencia a víctimas de agresiones sexuales
130
Segato analiza el caso brasilero donde los delitos sexuales aún son considerados delitos contra el
honor.

63
inserto. En este sentido, Segato sostienen que la violación “demuestra la fragilidad y
superficialidad del contrato cuando de relaciones de género se trata, y es siempre una ruptura
contractual que pone en evidencia, en cualquier contexto, el sometimiento de los individuos a
estructuras jerárquicamente constituidas” (2015:29). El problema de la violación es, entonces,
el problema de la estructura jerárquica que ha establecido en la cultura que el hombre es
superior a la mujer y, por lo tanto, tiene el poder de atacarla, dominarla y someterla, siendo así
la violencia sexual una expresión -la más violenta – de todo un conjunto de prácticas que
garantizan y reproducen esta desigualdad entre los sexos.

Como consecuencia de ello, lo que estos autores plantean es que por más que la ley
que entiende a la violación como un delito contra la integridad sexual de la persona tenga la
intención inicial de reconocer en primer plano el serio impacto emocional que la amenaza tiene
sobre las víctimas, resulta ineficiente e incapaz para dar respuesta a las mujeres violentadas
porque no puede salirse de los marcos del derecho positivo, liberal y machista desde el que ha
sido concebido131.

Pese a estos cuestionamientos desde los ámbitos académicos, los “delitos contra la
integridad sexual de la persona” (artículo 119 y 120 del Código Penal) continúan vigentes en la
legislación argentina y bajo esta normativa ha sido condenado Gregorio Molina.

131
Se recomienda la respuesta de Rita Segato a Raúl Zafforoni: Rita Segato (2017). Femicidio y los límites
de la formación jurídica. Página 12. Recuperado de https://www.pagina12.com.ar/39984-femicidio-y-
los-limites-de-la-formacion-juridica

64
Capítulo 4

Poner en palabras y hablar desde mí

65
Hoy voy a hablar desde mí

Cuando Marta decidió hablar por primera vez sobre la violencia sexual en La Cueva, lo
hizo pensando en dos mujeres que habían estado detenidas con ella y en la posibilidad de hacer
justicia por ellas. Ambas están desaparecidas. La primera se llamaba Mercedes, una mujer que
fue sistemática violada, reducida a la servidumbre, obligada a limpiar y atender a los militares, a
cambio de que, de vez en cuando, la dejaran ver de lejos a sus seis hijos. Marta quiso cumplir la
promesa que le había hecho a Mercedes, buscó a sus hijos y les contó que había estado
detenida junto a su madre. Este encuentro recién fue posible tras el Juicio por la Verdad en
2002. La segunda mujer, también se llamaba Mercedes132, y estaba embarazada cuando llegó al
CCD, su hijo nació allí y todavía hoy su familia continúa buscándolo. La brutalidad sexual a la que
ambas fueron sometidas y el profundo deseo de colaborar en la búsqueda de ese niño – hoy
hombre -, impulsaron a Marta a hablar. Así fue como ella conversó con su abogado y con el juez
Falcone y les consultó qué posibilidades había de hacer una denuncia por la violencia sexual que
ella había padecido. Ambos le informaron que estos delitos no habían sido alcanzados por las
leyes de Obediencia Debida y Punto Final. De modo que Marta solicitó declarar en una
audiencia privada en el Juicio por la Verdad y comentó la violencia sexual que había sufrido por
parte de Molina, con la intención – así lo dice ella – de que Molina diera información sobre
aquel niño expropiado133.

Como ya se ha mencionado, luego de esto se abrió una causa penal aparte que quedó
paralizada hasta el 2004 y el Juicio por la Verdad fue suspendido. Marta debió declarar dos
veces más, durante la fase de instrucción de esta causa y en el juicio oral.

La segunda vez lo hizo frente a su abogado y a la prosecretaria del Tribunal, ya que el


TOF autorizó a que fuese una mujer quien le tomara la declaración. En el juicio oral en 2010, ni
bien comenzó a declarar dijo que “lo que hacía, lo hacía por ella, mientras que en todas las
demás declaraciones había denunciado por su responsabilidad como sobreviviente y testigo de
tantas aberraciones” (Lewin y Wornat, 2014:153). La frase que utilizó fue “hoy voy a hablar
desde mí”, como una manera de representar su voz. Para ese momento, ella ya había hablado
con sus hijos sobre el tema, quienes la acompañaron en todo el proceso. Incluso su hija estuvo
presente durante las audiencias del juicio oral. Para Marta, aquel juicio combinó la posibilidad
de enjuiciar al responsable de la muerte de su esposo y también a su violador.

132
Es la mujer por la que el conjuez París presentó un habeas corpus
133
Esto no sucedió, Molina jamás declaró sobre el destino de ese niño que hoy continúa sin conocer su
verdadera identidad.

66
La situación de Ledda fue distinta. Una tarde su abogado defensor se presentó en su
casa y le comunicó que Molina estaba próximo a quedar en libertad ya que la causa estaba
paralizada y era inminente que el juez dictara una orden para su excarcelación. Sivo le planteó
que la única manera que tenía de evitar que esto sucediera era presentando nuevas pruebas en
su contra y que por eso era necesario que ella denunciara la violencia sexual que había sufrido
dentro del CCD. La primera reacción de Ledda fue interpelar a su abogado, consultándole cómo
sabía él que ella había padecido violencia sexual.

Entonces yo me lo quedo mirando y le digo: ¿y vos qué sabés? Y yo, claro... A mí dos personas
cuando me liberaron, una mujer y un hombre, me dijeron, ¿te violaron? En vez de abrazarme
cuando fui liberada. Fue lo primero que me preguntaron, con un morbo. ¡Qué cosa horrorosa!
(Fragmento de entrevista realizada a Ledda Barreiro, 17/1/2017).

Sivo le dijo que concretamente no lo sabía pero que lo sospechaba porque a esa altura
se sabía lo que las mujeres habían vivido, dejando entrever que la violencia sexual había sido
sistemática y no había muchas mujeres que no la hubiesen sufrido.

Frente a este escenario, la primera respuesta de Ledda fue el miedo, tras imaginar que
Molina podría pasearse – una vez más - libremente por la puerta de su casa.

Bueno, entonces yo me lo imaginé a Molina como era Molina (…) me lo imaginaba en la esquina
de mi casa, aún con la custodia mía. Porque era así Molina. Entonces le digo ´lo primero que va a
hacer es venir a la esquina de mi casa Molina, porque a mí me conoce, sabe que todavía estoy
buscando a mi nieto. Lo primero que va a hacer es buscar que lo mire, y él no va a hacer nada y
no lo van a poder echar porque si él no hace nada, ¡No lo van a poder echar! Yo hablaba sola134.

A lo largo de la entrevista, Ledda contó el caso de otra mujer que también estuvo
detenida y a la que Molina logró “quebrar”. Ella mencionaba que luego de violarla
sistemáticamente y que la mujer se quebrara, fue puesta en libertad y Molina continuó
“visitándola” en la casa, durante años135. Por ello, Ledda sospechaba que Molina podía tener
una actitud similar para con ella y acercarse hasta la puerta de su domicilio sin que nadie
pudiese impedirlo. Pero ese no era su único miedo: también temía que la justicia no fuera a
condenar a Molina y que ella fuera re-victimizada una vez más. Ledda recordaba que lo
interpeló a su abogado cuestionándole:

¿Qué pena? ¿Le van a dar pena? ¿Desde cuándo les dan pena porque violaron mujeres? Yo no lo
creía en ese sentido, que iba a ser tan severa la justicia. Porque veía lo que pasaba con las

134
Testimono a Ledda Barreiro, entrevista realizada el 17 de enero de 2017.
135
Esta mujer no ha denunciado a Molina.

67
mujeres violadas, que no le tomaban las comisarías, las denuncias. Estoy hablando de hace unos
años, hace poco que se le da bola a eso (Fragmento de entrevista realizada a Ledda Barreiro,
17/1/2017).

En ese momento, su abogado le prometió que él se iba a encargar de que así fuera y le
dijo además que los jueces eran los que ella conocía136. En esta promesa se sintetizan dos
cuestiones que, a criterio de quien escribe, vale la pena precisar. Por un lado se evidencia la
capacidad de Sivo como abogado penalista para desarrollar estrategias y convencer a las
personas de que se sumen a éstas y por otro lado, se pone de manifiesto cómo la relación entre
un denunciante y un juez influye. Aquí Sivo le planteó que hablara porque su testimonio lo iban
a recibir los jueces que ya conocía y como se ha mencionado anteriormente, Ledda valoraba
positivamente. Ella había descrito el juez Falcone como aquel que te “acariciaba con la mirada”
a la hora de testimoniar, situación que de cierto modo, la había habilitado a sentirse cómoda
para narrar. Sin embargo Sivo sabía, como abogado, que Falcone no podía participar de este
nuevo proceso judicial.

Ledda entonces le consultó cuánto tiempo tenía para decidirse y él le dijo que tenía que
decirse en el momento porque la liberación de Molina era cuestión de días. Ella le pidió tiempo
para hablar con sus hijos.

Le digo, pero no me dan tiempo a hablar con mis hijos. Porque me pasó algo curioso, yo no
hubiera tenido ningún problema en hablar con Silvia y contárselo, pero con mis hijos varones…
eso nos queda enquistado también de la cultura nuestra, de la sociedad, de tener vergüenza de
mis hijos. (Fragmento de entrevista realizada a Ledda Barreiro, 17/1/2017).

Ledda tiene la particularidad de interrogarse o reflexionar sobre sus palabras en la


medida en la que va hablando y en ese momento de la entrevista, ella deslizó “eso enquistado”
en la cultura, lo de tener vergüenza de los hijos. Nuevamente emerge aquello que planteaban
Hercovich (2010), Segato (2010), Pateman (1993), Day (1994) y Sanday (1981 y 1992) la
violación como fenómeno es mucho más compleja y está atravesada por estructuras y
condicionamientos culturales que son profundos y que incluso hacen que una mujer sienta
vergüenza frente a sus hijos varones por haber sido violada y sobre todo por haber sido incapaz
de defenderse, como si una mujer detenida ilegalmente, encapuchada y esposada tuviera algún
margen de resistencia frente a ello. Mientras que con una hija mujer lo puede hablar, porque
sabe que ella está expuesta a sufrir del mismo modo. Incluso esto es algo que atormenta a
Ledda ya que piensa - y lo mencionó durante la entrevista - en la violencia sexual que pudo

136
Se refería a los jueces titulares del TOF que Ledda los conocía y valoraba positivamente tal como ya
se ha mencionado en el apartado referido al Juicio por la Verdad de Mar del Plata.

68
haber sufrido su hija -quien como ya se dijo continúa desaparecida hasta el día de hoy- durante
su estadía en el CCD Pozo de Banfield.

Finalmente, Ledda le consultó a Sivo qué decía Marta sobre todo esto. Si bien hasta ese
entonces ambas mujeres no habían hablado de la violencia sexual y Marta lo había denunciado
en forma privada, en ciertos ámbitos reducidos la información ya se conocía de manera
pública137. Sivo le respondió que Marta había dicho que lo haría si declaraban juntas.

Sí -dije yo-. Este tipo no tiene que andar en la calle, se tiene que morir en la cárcel. Si vos me decís
que se tiene que hacer justicia con Molina, sí. Ahora si me vas a exponer al cuete y yo tengo que
poner en palabras lo que nunca, lo que nunca lo puse, eeh, no sé si te lo voy a perdonar”
(Fragmento de entrevista realizada a Ledda Barreiro, 17/1/2017).

En este fragmento Ledda condensa muchas ideas. Primero, expresa una búsqueda de
justicia y una convicción personal de que Molina debía ser condenado por los delitos que
cometió. Y esta es la razón principal por la que ella decidió finalmente denunciar la violencia
sexual. Sin embargo, esta situación la enfrentaba a “poner en palabras lo que nunca puso” y acá
emergía la cuestión principal. Como ya se ha mencionado y tal como lo sintetiza Hercovich
(2000) “lo que la vida obliga a vivir, la gramática del derecho y la del sentido común impiden
decir” (p.20). Como consecuencia, Ledda se encontró frente al dilema de tener que procesar
aquello que durante años había mantenido en silencio, sin poder narrar. Y no lo había podido
hacer porque decirlo implicaba romper la “memoria encuadrada” (Pollak, 2006:44) y eso
suponía presentar un nuevo sentido acerca del pasado. Éste implicaba reconocer que no solo
había desaparecidos, sino que también había víctimas de violencia sexual dentro del Terrorismo
de Estado. Mujeres víctimas de una violencia que era anterior y posterior a la dictadura militar,
pero que en aquel entonces había sido sistemática y generalizada en la mayoría de los CCD del
país. Y por todo ello, era muy complejo de poner en palabras y a la vez se volvía un imperativo
poder hablar desde “mí” (tal como lo había expresado Marta), como una manera de narrar para
sanar y soportar el dolor138.

A partir de ese momento, ellas pasaron a estar unidas por algo más: apoyándose una a
la otra y acompañadas por su abogado, decidieron denunciar a Molina una vez más, ahora por
la violencia sexual que ellas habían padecido. Ocho largos años de batallas dentro de los
tribunales serían necesarios para que la justicia por fin llegara.

137
En particular porque desde el Poder Judicial tampoco se la protegió. A pesar de haber declarado
como testigo de identidad reservada figuran sus iniciales a lo largo de toda la declaración, que también
circula, y es posible vincularla a su persona sin demasiados inconvenientes.
138
En referencia a la tesis arendtiana.

69
Capítulo 5

Tramitando una causa

70
Y después llegó, finalmente el momento de hacer justicia.

Ledda Barreiro.

La instrucción

Cuando los procesos penales comenzaron a reabrirse en el año 2004, tal como se
explicaba en el capítulo 2, Molina fue detenido en Córdoba y trasladado a Mar del Plata. Se lo
imputó por las torturas, las desapariciones y los homicidios que se habían denunciado en el
Juicio por la Verdad. Se le tomó declaración indagatoria y desde ese momento quedó con
prisión preventiva.

En aquel momento todavía no se tenía organizada y sistematizada sobre el


funcionamiento de la represión en la ciudad. De modo que las causas que estaban abiertas
fueron avanzando como estaban, por ello Molina quedó separado de la causa La Cueva y las
denuncias iniciales desprendidas del Juicio por la Verdad recaían sobre él y no sobre el CCD.
Como ya se ha mencionado, una de las maneras de organizar estas causas con posterioridad fue
aglutinarlas por CCD. Esta decisión fue estratégica frente al caudal de causas y hechos que
habrían de juzgarse. Sin embargo, no se aplicó para el caso de los delitos imputados a Molina.

Hacia finales de 2004 la causa estaba prácticamente paralizada ya que había mucha
resistencia desde el Poder Judicial139 para investigar. En consecuencia, Molina debía ser
liberado. Entonces, frente a esta posibilidad, Sivo decidió hablar con Ledda para solicitarle que
declarara. La intención era sumar un nuevo delito en la causa para que de esta manera se
“moviera” y entonces Molina no pudiera salir en libertad por falta de mérito 140. Como se
mencionó en el capítulo anterior, ambas mujeres aceptaron y fueron al Juzgado Federal 1 a
denunciarlo por tres hechos – Marta – y dos hechos y uno en grado de tentativa – Ledda. Esta
última denuncia era central, porque Ledda, a diferencia de Marta, le había visto la cara a
Molina.

Molina cometió un error, un domingo se fue a divertir, era borracho aparte, se fue a divertir con
otro que trabaja en la Cueva que era segundo en la Cueva (…). Divertirse para ellos, era
torturarte, torturarte no porque querían información para divertirse, era un perverso, esa gente
tenía poder… vos no lo podés creer pero era así. Se aparecen un domingo y cometió el error de
su vida. Me iban a hacer un simulacro de fusilamiento, pero si tenía la capucha puesta, no me iba

139
Así se refirió Oneto durante la entrevista cuando le pregunté qué sucedía en esos años. Él todavía se
desempeñaba en el fuero provincial.
140
La falta de mérito es dictada cuando el juez no encuentra pruebas suficientes para avanzar con la
imputación, pero tampoco puede sobreseerlo. Es una instancia intermedia, en la que la causa vuelve a la
fase anterior y deben buscarse nuevas pruebas, para que pueda continuar avanzando.

71
a asustar, entonces me sacan la capucha (Fragmento entrevista realizada a Ledda Barreiro,
17/1/2017).

Tras el simulacro de fusilamiento, Molina intentó violarla pero no pudo hacerlo porque
estaba demasiado borracho. De modo que Ledda podía identificarlo visualmente mientras que
Marta no, porque siempre estuvo encapuchada. Sin embargo, esta situación la exponía a un
problema mayor.

Mirá como trabaja uno en defensa propia con sus recuerdos, que yo tenía y se me quedó
grabada la cara de Pepe porque tenía unos ojos celestes, muy pálidos, muy pálidos, como si
fuera alienígena (…) Pero me olvidé de la cara de Molina, pero no es casualidad que me olvidé de
la cara de Molina (Fragmento de entrevista realizada a Ledda Barreiro, 17/1/2017).

Desde la psicología, Benyakar (2012) ha abordado la cuestión del trauma desde una
perspectiva distinta a la clásica, a partir de sus experiencias en la guerra141. Para este autor

La explosión de una bomba no es un trauma, un accidente no es un trauma, una violación


tampoco. Por lo tanto, ninguno de ellos es una “Situación Traumática”. Necesitaba otro
concepto para cualificar al evento en sí, y es así como nació el concepto de “Lo Disruptivo”
(2012: S/P).

De este modo define lo disruptivo, lo traumático y la situación traumática como:

“Lo Disruptivo” cualifica la capacidad potencial de un fenómeno fáctico de desestabilizar los


procesamientos psíquicos […] Defino “Vivencia Traumática” y “Vivenciar Traumático” como
procesos psíquicos de desarticulación entre el afecto y la representación. Pretendo dejar en
claro que “Lo Traumático” no es lo que sucedió, sino el modo en que cada psiquismo lo vivencia
(2012: S/P).

Para este autor existe una confusión entre los conceptos que ha generado abordajes
desde la psicología clínica incapaces de tratar a los pacientes y para ello propone nuevas
categorías que posibilitarían otro tratamiento. Dentro de ese marco teórico, Benyakar (2012)
sostiene que “la Vivencia Traumática no pertenece ni al orden de la represión, ni al orden del
conflicto, sino que se trata de un proceso psíquico de desarticulación que se gesta por no haber
podido introyectar el impacto disruptivo en forma activa”.

Estas categorías analíticas permiten avanzar en la comprensión de ese proceso de


“vivencia traumática” causado por lo “disruptivo” que es todo lo que acontece dentro un Centro

141
Marcos (Moty) Benyakar es docente, médico y psicólogo nació en Buenos Aires en 1946 pero residió
en Israel durante 30 años, allí participó de varias guerras. 1967: La guerra de los seis días, 1973: Guerra
del Yom Kipur, 1982-1983: Guerra del Líbano,

72
Clandestino de Detención y en donde frente a la imposibilidad de introyectar lo que se está
vivenciado, se recurre a mecanismos que permitan transitar, sobrevivir. Olvidarse de la cara de
Molina, fue una de las estrategias que la psiquis de Ledda desarrolló.

Denunciar a Molina no fue sencillo, para Ledda supuso un arduo trabajo con su
terapeuta. Parte de ese “poner en palabras” implicó también “ponerle un rostro”. Así recuperar
el recuerdo que incluía la cara su torturador y violador fue otro de los desafíos a los que Ledda
debió enfrentarse durante estos años.

Unos meses más tarde el juez dictó el procesamiento de Molina por los delitos sexuales.
La causa “subió”142 a la Cámara Federal y, en esa instancia, dictaron falta de mérito. Los
testimonios de ambas mujeres no eran prueba suficiente para avanzar con la imputación. De
este modo la causa volvía al juez de instrucción y se evidenciaban las resistencias del Poder
Judicial para avanzar con el juzgamiento de los delitos sexuales. Sivo sintetizaba esta cuestión
durante la entrevista:

¿Cuál era el primer problema? Que el análisis del Poder Judicial es un análisis de probono. De
pruebas, del derecho común. Entonces una violación, no alcanza con un simple relato, sino que
tenés que mirar si hay evidencia física. Y acá, veinte años después, treinta años después, ¿cómo
lográbamos esa evidencia física que nos demostrara sin un hisopado vaginal que había restos
orgánicos de un hombre dentro de esta mujer? Estaba un poco complicado. Pero el Poder
Judicial lo analizaba desde ahí (Fragmento de entrevista realizada a Cesar Sivo, 6/2/2017).

Sin embargo, en este caso, no se trataba de una violación común. Se trataba de una
violación en tanto delito de lesa humanidad. Y para los delitos de lesa humanidad, los
testimonios son centrales. Entonces, había un problema interpretativo y también un problema
fáctico que tiene que ver con el modo en el que la justicia investiga y da por probado los
hechos143.

Unos meses más tarde, el juez de instrucción dictó el sobreseimiento de Molina en los
delitos sexuales. La querella entonces apeló la decisión. Nuevamente la causa fue remitida a la
Cámara Federal, que decidió revocar el sobreseimiento y dictó una vez más la falta de mérito.
Sivo, recordaba: “subimos tres veces a la Cámara y nos querían cerrar la causa. Y la tercera vez,
yo conseguí un testimonio” (Fragmento de entrevista realizada a Cesar Sivo, 6/2/2017).

142
Es la expresión que utilizan los abogados para referirse a cuando las causas son enviadas a instancias
superiores que revisan las decisiones tomadas en primera instancia.
143
Recién en el año 2012 el Ministerio Público Fiscal elaboró un documento Consideraciones sobre el
juzgamiento de los abusos sexuales durante el terrorismo de Estado, para que se adopten medidas
proactivas para hacer públicos, enjuiciar y castigar los incidentes de violencia sexual perpetrados
durante la pasada dictadura, en el marco de los juicios por crímenes de lesa humanidad.

73
Un hombre que era conscripto en esos años en la Base de la Fuerza Aérea le envió un
correo electrónico al abogado consultándole si desde España podía declarar contra Molina.
Cuando prestaba el servicio militar, se había desempeñado como mozo en el Casino de Oficiales
y recordaba que un día “Molina había entrado con las manos ensangrentadas y a los gritos,
jactándose de haber realizado un aborto con sus propias manos a una detenida. Y que se sabía
que él las violaba, que él mismo lo decía”144.

Con este nuevo testimonio, el abogado solicitó una audiencia ante la Cámara Federal de
Mar del Plata para incorporar esta declaración en la causa e intentar revocar la falta de mérito.
Ese día le pidió a Marta que lo acompañara. Cuando comenzó la audiencia, Sivo expuso las
razones por las cuales consideraba que debía ser revocada la falta de mérito, detallando por
qué los abusos sexuales debían ser incluidos y reclamó a los jueces la posibilidad de que estas
mujeres pudiesen enjuiciar a su victimario. En la entrevista lo recordaba así:

Es una mujer que le mataron al marido, que la torturaron, que estuvo meses secuestrada, que le
hicieron de todo. Que vio como mataban a un montón de otras personas que ella conocía, que vio
como Mercedes se despedía, que iba contenta porque iba a viajar en avión. Una persona que vivió
todo eso y que dijo todo eso, no tendría necesidad de inventar una situación particular que además
hace a su propia intimidad. Me parece que es poco probable, que una mujer quiera inventar que fue
violada (Fragmento de entrevista realizada a Cesar Sivo, 6/2/2017).

Aun años después Sivo habla con vehemencia y con convencimiento, pero sus palabras son
siempre medidas. Es posible que esta sea una consecuencia de sus años de ejercicio de la
profesión pero también de su personalidad y de la centralidad de su posición en este juicio.
Luego de haberles planteado a los jueces de la cámara que Marta no tenía necesidad de
inventar nada y mucho menos que había sido violada, les dijo:

A mí me gustaría que la escuchen. ´ ¿Tengo que hablar?’ preguntó ella. ´Por supuesto’ le respondí. Y
les pregunté a los jueces:’ ¿La quieren escuchar? ’. Entonces Tazza dice: ’Sí’. Y bueno, ahí empezó a
hablar y fue tremendo. Los hizo llorar. Yo me caía a pedacitos, pero los jueces... (Fragmento de
entrevista realizada a Cesar Sivo, 6/2/2017).

Al momento de entrevistar a Marta, también recordaba esta situación. Con una sonrisa en
la cara reconoció que Sivo la llevó “engañaba” porque ella creyó que solo iba a acompañarlo y
que se desahogó tanto cuando habló que no recordaba qué les había dicho.

144
Las referencias de esta declaración pueden leerse en el blog del juicio, también lo mencionaron
Marta, Ledda y Sivo en las entrevistas que les realicé para esta investigación.

74
Uno de los jueces me mira y me pregunta:’¿señora, quiere decir algo? ’. Y dije ’sí, yo no venía a eso,
pero sí’. Y hablé no sé cuánto. No me digas qué dije porque no sé. Porque era una mezcla entre
alegría y bronca. Porque era él (ex conscripto) que estaba diciendo, corroborando todo lo que yo
decía. Además, era rarísimo, yo no iba a declarar, iba a acompañarlo a César a un escrito. Me hizo
caer. Y entonces, cuando salimos, el juez me acompañó hasta la puerta, eso es algo de no creer y un
tipo de derecha. Entonces, le digo a César “esto no lo puedo creer”, ¿me expliqué bien? Porque no sé
lo que dije. - Cómo no vas a hablar bien si nos hiciste llorar a todos - le respondió Sivo. Yo ni los vi.
Estaba como en trance. Entonces, a partir de eso, las cosas fueron distintas (Fragmento de entrevista
realizada a Marta García, 26/1/2017).

Después de esta audiencia, la Cámara aprobó la imputación de Molina con los delitos
sexuales incluidos. En 2007 se resolvió la elevación a juicio. El abogado recordaba el fin de esta
etapa con mucha expectativa: “Cuando nosotros pasamos esto, porque el problema era pasar la
instrucción, sentimos que lo íbamos a poder condenar” (Fragmento de entrevista realizada a
Cesar Sivo, 6/2/2017).

El juicio oral

El juicio oral contra Gregorio Molina, alias Charles Bronson, comenzó el 6 de mayo de 2010.
Durante la primera audiencia se leyeron los cargos en su contra y el imputado se negó – una vez
más – a declarar.

Foto de Marcelo Núñez. Se puede ver a Gregorio Molina y su abogado, en la primera audiencia del juicio.

75
La querella solicitó que incorporasen nuevas pruebas y se llamase a declarar a nuevos
testigos pero el abogado defensor de Molina se opuso a dicho requerimiento. Desde su visión,
se trataba de pruebas que aportaban un marco histórico pero no estaban dirigidas a aportar
datos fehacientes sobre la inocencia o culpabilidad del imputado145.

Tras un cuarto intermedio el Tribunal decidió incluir el Informe del “Nunca Más” y realizar
una nueva inspección ocular a La Cueva. Además, informó que la incorporación de nuevos
testigos se iría analizando durante el desarrollo de las audiencias.

La primera foto está en el registro de CONADEP es


de 1984 y permite observar el viejo radar y como el CCD es una cueva debajo del mismo. La segunda fotografía -
Marcelo Núñez– en el marco de la inspección que llevó adelante el Tribunal, el lugar presentaba muchas
modificaciones.

En el marco de una jornada histórica, dado que era el primer juicio de lesa humanidad de
Mar del Plata, unas cincuenta personas de distintas organizaciones sociales y políticas
estuvieron en la audiencia y se manifestaron en la vereda del Tribunal.

145
Federico Desántolo, 6 de mayo de 2010. Recuperado de
http://juiciomolina.blogspot.com.ar/2010/05/

76
Foto de Marcelo Núñez: La causa al momento del juicio

Fueron jornadas extensas, ya que, como se puede observar en la fotografía, la causa


incluía innumerables cuerpos de documentación, como puede observarse en la foto. Además,
durante el juicio oral, se debe “oralizar”, esto es dar lectura, de la prueba documental.

Molina estuvo presente en la mayoría de las audiencias. Nuevamente las declaraciones


sobre la violencia sexual se recibieron en forma privada. Marta y Ledda volvieron a narrar esta
vez frente al Tribunal: Velázquez, Torterola, París y Oneto las escucharon.

Foto de Marcelo Núñez: Carlos Oneto -izquierda- Beatriz Torterola, Juan Velázquez y Juan Carlos París.

77
Los alegatos finales

La querella realizó un alegato final muy emotivo, durante más de 40 minutos146. Sivo
inició su argumentación sosteniendo que era

Necesario rescatar la valentía de las mujeres que se animaron a hablar, la valentía que nos
permite a nosotros llevar adelante una investigación, nos permite llegar a juicio, nos permite
mostrar la magnitud del horror en toda su extensión, nos permite mostrar lo que fueron capaces
de hacer. (César Sivo. Alegato final en el Juicio a Molina, 3 de junio de 2010)

A continuación enumeró detalladamente desde la Segunda Guerra Mundial hasta los


casos de Perú y Guatemala todos los episodios de violencia sexual en contexto de conflictos
armados y explicó los modos en que las mujeres habían demandado justicia y las formas en las
que ésta había llegado. Para sostener su alegato se valió de todos los recursos que tiene el
derecho internacional, describiendo todos los avances que éste había tenido hasta constituirse
en una herramienta fundamental para el juzgamiento de estos delitos. Sobre el final sostuvo
que:

Por supuesto que en la Argentina esto sucedió, aparece en el informe del Nunca Más, y
particularmente se dio aquí. Yo tomaba una frase, de un libro escrito por mujeres en prisión, un
libro que habla de la dignidad y la lucha, de la solidaridad entre mujeres en prisión. La frase que
tomé es la frase de un pensador francés, pero que aparece en ese libro Nosotros presas
políticas, y dice “lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos
nosotros de lo que han hecho de nosotros”, es una frase de Sartre. Y es justamente lo que
nosotros debemos mirar de lo que hicieron estas mujeres, de lo que trataron de hacer con ellas
y de lo que lograron hacer cada una de las mujeres que con sus testimonios nos permiten juzgar
a Gregorio Rafael Molina por estos hechos también y les permiten a ustedes, señores jueces,
poder mostrarles al mundo que la violencia sexual en Argentina, en este marco, esta violencia
sistemática, se sanciona, se castiga y los culpables responden por eso (César Sivo. Alegato final
en el Juicio a Molina, 3 de junio de 2010).

En esta argumentación Sivo planteaba en primer lugar, que hay registro y


documentación de estos delitos desde el informe Nunca Más a comienzos de la democracia, y
en segundo lugar, resaltaba la capacidad de acción de estas mujeres. Así, recuperando a Sartre,
el abogado planteó que debía valorarse y rescatarse la valentía de estas mujeres (del mismo
modo en el que había comenzado el alegato) entendiendo que las condiciones en las que
habían emergido esas denuncias eran el resultante de aquello que ellas habían logrado hacer

146
La transcripción completa del alegato son 15 páginas solo en la parte de violencia sexual.

78
con lo que habían hecho de ellas. Aquí, quien escribe quisiera recuperar varios de los
fragmentos que han sido transcriptos de la entrevista con Ledda, quien para poder denunciarlo
debió enfrentarse con aquello que ni siquiera había podido procesar psíquicamente. Y en este
sentido, Sivo instó a los jueces a juzgar, evidenciando que en Mar del Plata -pero también en
Argentina-, la violencia sexual sistemática se castigaba y los culpables respondían por ello.

Foto: Marcelo Núñez. Sivo en el alegato final señala con el dedo imágenes del CCD.

Los alegatos del Ministerio Público Fiscal fueron técnicos, estuvieron enfocados en
describir y acreditar la materialidad de los hechos. Iniciaron con un detalle del currículum de
Molina, evidenciando su activa participación en los grupos de tareas e inteligencia desde 1974 y
además las sanciones que había recibido por estar borracho prestando servicio. Luego
describieron y repasaron cada uno de los hechos que se le imputaban y las pruebas que se
habían dado para acreditar la materialidad de los mismos. Enumeraron las formas de tortura
física y psicológica a la que habían estado expuestas las víctimas y como éstas habían sido
diferenciadas en el caso de las mujeres.

Para referirse al horror de la vida en el CCD, recuperaron el Nunca Más, sosteniendo


que los miembros de la CONADEP debieron recurrir a la literatura porque no encontraron en el
derecho palabras para ello, “abandonad toda esperanza cuando entres aquí”147.

147
Refiere a una frase presente en la puerta del infierno, según la obra La Divina Comedia del poeta
Dante Alighieri.

79
Específicamente sobre las agresiones sexuales sostuvieron que no podían ser abordadas
como abusos sexuales comunes porque se estaría limitando la visión del caso a hechos
comunes, cuando no lo fueron. Enumeraron a continuación dos testimonios que habían
pronunciado las mujeres durante el juicio

Molina violaba a las mujeres porque era parte del poder de ese lugar – dijo una de las mujeres –:
en la calle no hubiese sido un violador serial. Las mujeres éramos un botín de guerra de los
suboficiales y esto está ratificado por Tomas y por los conscriptos que aquí hablaron.

Ese hombre que representaba la patria me violaba, era la patria la que me estaba violando
(Daniel Adler, en representación del Ministerio Público Fiscal. Alegato Final del Juicio a Molina,
junio de 2010).

Luego se mencionó que además de estas dos víctimas había más mujeres que habían
declarado en el juicio que habían sido abusadas sexualmente en La Cueva y que esta situación
tampoco debía ignorarse. La argumentación continuó enfatizando que las violaciones habían
sido sistemáticas y generalizadas

Las agresiones sexuales fueron descriptas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la
causa 13 como parte del plan sistemático. Es decir, esto que ocurrió aquí en Mar del Plata y que
hoy sale a la luz luego de más de 30 años, fue descripto por la Corte Suprema ya en el año 86 al
ratificar el fallo de la Cámara Federal de la Capital Federal. El informe de la CONADEP da cuenta
de la recurrencia del abuso sexual, de la violación como cuestión sistemática, lo que indica que lo
que pasó en La Cueva no fue algo aislado sino que formó de una situación que se vivió también
en otros CCD.

Las violaciones sexuales sufridas por mujeres en La Cueva formaron parte de un ataque
sistemático y generalizado a un sector de la población que se caracterizaba no solo por pensar
distinto o ser sospechoso de ser militante político, estudiantiles, gremiales, sino también por ser
mujeres (Daniel Adler, en representación del Ministerio Público Fiscal. Alegato Final del Juicio a
Molina, junio de 2010).

En este sentido, enfatizaron que fueron ataques cometidos por hombres a mujeres. A
continuación enumeraron que desde 1949, con los Protocolos de Ginebra, existían sanciones
para estos delitos y además sostuvieron que “no podemos dejar de mencionar el compromiso
del Estado argentino de condenar todas las formas de violencia contra la mujer, debiendo

80
actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar, sancionar y erradicar toda violencia
contra la mujer”148.

El Ministerio Público Fiscal sostuvo que el testimonio de la sobreviviente que decía “ese
hombre con uniforme era la patria que me violaba” sintetizaba que “era la autoridad que,
utilizando el poder de las armas, cometía los delitos más aberrantes, delitos de lesa
humanidad”. En este sentido, enfatizaron en un aspecto central:

Es decir, estaba la intencionalidad política de quienes dirigieron el Terrorismo de Estado de dejar


a las mujeres en manos de sus verdugos, que con ellas hicieron un trofeo de guerra. Fue clara
también una de las víctimas “vos afuera serías una señora y para mí serías imposible” (Daniel
Adler, en representación del Ministerio Público Fiscal. Alegato Final del Juicio a Molina, junio de
2010).

Foto: Marcelo Núñez. El fiscal Adler en el alegato final del Juicio a Molina.

De este modo, introdujeron sobre el final del alegato la hipótesis central para
fundamentar por qué se trató de una forma de violencia específica contra las mujeres. No hay
mujeres procesadas por dirigir la represión en los CCD.

148
Convención Interamericana para Prevenis, Sancionar y Erradicar la violencia contra la mujer –
artículo 7 inciso B.

81
Tal vez lo que mejor evidencia la intencionalidad de dejar a las mujeres en manos de sus
verdugos es que no hay mujeres procesadas por dirigir la represión en los CCD. Ello es porque
quienes dirigieron la represión ilegal violaron adrede una regla básica del penitenciarismo que
indica que las mujeres deben ser custodiabas por mujeres. Y ello no porque no lo supieran,
porque tenían grado militar, sino porque así lo quisieron, ofreciendo a personas como Molina un
plus de beneficios concretamente sexuales. Como bien dijo una de las testigos, Molina no
hubiese sido un violador serial en la calle, fue la clandestinidad, la tortura y la promiscuidad de
los CCD propiciado desde el terrorismo de Estado, la circunstancia que hicieron que los verdugos
tomaran por la fuerza a las mujeres y las violaran, pues eran los dueños de la vida y de la muerte,
de la libertad y de la integridad de las personas que por allí pasaban (Daniel Adler, en
representación del Ministerio Público Fiscal. Alegato Final del Juicio a Molina, junio de 2010).

Con estas palabras finales el Ministerio Público Fiscal dio por acreditaba la
sistematicidad y generalidad de la violencia sexual pero también evidenció la intencionalidad de
quienes dirigieron el terrorismo de Estado de dejar a las mujeres “a la guarda” de sus verdugos.
Y esto no se debe a que no lo supieran, porque eran militares, sino a que así lo desearon,
“motivo por el cual se encuentra habilitado el poder punitivo del Estado para que se pueda
imponer desde la racionalidad del Estado de derecho la correspondiente sanción penal”149.

El 11 de junio de 2010, el TOF encontró a Gregorio Molina autor penalmente


responsable de los delitos de violaciones reiteradas agravadas por la calidad del autor, por
haberse acreditado que accedió carnalmente a ambas mujeres mediante la violencia y
valiéndose de su función de guarda. Además reconoció la imposición de tormentos físicos y
psicológicos sobre las dos mujeres.

De esta forma concluía un largo proceso. Marta y Ledda encontraban justicia después
de treinta años y por primera vez en la historia del país, un Tribunal Oral reconocía que la
violencia sexual que había acontecido en un CCD de Mar del Plata era un delito de lesa
humanidad.

149
Daniel Adler, en representación del Ministerio Público Fiscal. Alegato Final del Juicio a Molina, junio
de 2010.

82
Conclusiones

A lo largo de esta investigación hemos presentado una parte del juicio a Molina,
enfocándonos en la imputación por la violencia sexual hemos descripto a las mujeres que
decidieron romper el silencio y denunciarlo, los orígenes de la causa y su tramitación hasta el
juicio oral.

La hipótesis principal de esta tesina sostenía que el juicio a Molina que se realizó en Mar
del Plata fue el resultado de un trabajo de memoria emprendido en simultáneo por
sobrevivientes y profesionales del derecho y que presentó un nuevo sentido a la magnitud de
las prácticas de violencia sexual acontecidas en los CCD. Esto fue posible en un contexto de
cambio definido por nuevas oportunidades políticas para la visibilización y la persecución de
justicia penal contra los responsables de los crímenes cometidos durante el terrorismo de
Estado.

Como estrategia metodológica primero se mencionaron las nuevas oportunidades


políticas que posibilitaron el tratamiento judicial de los delitos sexuales para el caso de La
Cueva. En este sentido, en el capítulo uno, se refirió al contexto específico del escenario judicial
marplatenses, describiendo los conflictos entre los jueces del TOF y la Cámara y el modo en que
éstos habían influido en los juicios de lesa humanidad que se desarrollaron con posterioridad al
año 2000. Además, también, se incluyó dentro de este contexto de oportunidad política, la
conformación de un tribunal ad hoc para este juicio en particular. Ya que como fue enunciado,
dos de sus integrantes no eran de la ciudad y por lo tanto, se mantenían ajenos a la historia y los
conflictos locales y, en el caso del tercer integrante, marplatense, es posible inscribirlo dentro
de la trama local de quienes estaban a favor del juzgamiento de estos delitos.

En el segundo capítulo, se describieron sucintamente los antecedentes de este juicio,


con el objetivo de presentar las distintas modalidades exploradas para la búsqueda de la verdad
y la justicia en Argentina, a fin de comprender el contexto de aparición de este juicio y las
formas que asumió el tratamiento judicial del pasado reciente.

Luego, en el capítulo tercero se presentó un breve recorrido histórico de los diferentes


conflictos armados en donde la violencia sexual ha estado presente. El objetivo del capítulo era
triple. Por un lado, se proponía pensar a la violencia sexual ocurrida en el CCD La Cueva como
continuum de una violencia sexual sistemática y frecuente en conflictos armados, pero también,
de una violencia continúa en la vida cotidiana de las mujeres. De esta manera, el capítulo
avanza describiendo cómo se fue constituyendo legislación específica para el tratamiento de la

83
violencia sexual desde el derecho internacional. Este corpus de legislación incluido en
Convenciones, Estatutos y distintas sentencias de Cortes Internacionales fue consolidándose a
lo largo de todo el siglo XX, como consecuencia de magnitud y sistematicidad de la violencia
sexual contra las mujeres en distintos conflictos armados en el mundo. En los últimos apartados
del capítulo, se describió el modo en el que Argentina incorporó esta legislación y las reformas
introducidas sobre el Código Penal para el tratamiento de la violación. Finalmente, el tercer
objetivo fue presentar a este corpus de legislación como una oportunidad política favorable
más, ya que durante los treinta años que separan al hecho de su denuncia, se produjeron
grandes cambios en el escenario internacional que permitieron nuevos abordajes de la violencia
sexual.

En el capítulo cuarto se introdujo la voz de ambas mujeres, en este apartado se narran


los motivos por los cuales ambas decidieron denunciar a Molina y además, comienza a
describirse el trabajo de memoria que ambas emprendieron junto a su abogado para presentar
un nuevo sentido a la magnitud de las prácticas de violencia sexual ocurridas en los CCD.

Finalmente, en el quinto capítulo, se desarrolló el recorrido judicial de la causa desde la


instrucción hasta el juicio oral, enfatizando principalmente en los alegatos finales del Ministerio
Público Fiscal y la querella. En este apartado es posible observar cómo ambos plantean las
razones por las cuales la violencia sexual ocurrida en el CCD y perpetrada por Molina no fue un
hecho aislado, sino una cuestión sistemática y generalizada enmarcada por el terrorismo de
Estado. Y en este sentido, es posible reconocer dos aspectos centrales en el alegato del
Ministerio Público Fiscal. Por un lado, sostienen que no se trata de un nuevo sentido sobre la
magnitud de las prácticas de violencia sexual, porque éstas ya habían sido descriptas como
parte del plan sistemático por la Corte Suprema de la Nación en la causa 13 en 1986. Por otro
lado, postulan que los militares ejercieron una violencia específica y diferenciada contra las
mujeres, desde el mismo momento que decidieron violar la regla básica del penitenciarismo
que indica que las mujeres deben ser custodiabas por mujeres.

De este modo y para concluir, podríamos decir que la hipótesis inicial de trabajo debería
ser reelaborada, ya que sería inexacto hablar de un nuevo sentido sobre la magnitud de la
violencia sexual ocurrida en los CCD. Como bien señaló el Ministerio Público Fiscal, la
sistematicidad de la violencia sexual estaba acreditada desde 1986, solo que por otras
resistencias desde el Poder Judicial no se habían producido condenas semejantes a la de
Molina. En este punto, reafirmamos que es posible encontrar en los estudios del campo de la
memoria social, un marco teórico adecuado para el tratamiento de estos sentidos. De esta

84
forma y recuperando a Pollak, podríamos arriesgarnos a sostener que lo que emergió en este
juicio fue una memoria que hasta entonces no podía ser encuadrada. La violencia sexual resulta
muy compleja y difícil de analizar, en particular, porque es difícil circunscribirla solo a conflictos
armados. Ésta es una más de todas esas violencias cotidianas que sufren las mujeres, que se
enmarcan en la cultura patriarcal. Solo por mencionar algunos ejemplos, recordemos aquellas
descripciones que hacía la cúpula militar y eclesiástica sobre la peligrosidad de las mujeres en
tanto mujeres y subversivas o los fusilamientos de Montoneros a las mujeres que habían
sobrevivido a los CCD y habían padecido violencia sexual por traidoras. Cómo bien ha
mencionado el Ministerio Público Fiscal, se trató de una violencia hacia las mujeres por su
condición de mujeres, desde el preciso momento en que decidieron que no habría mujeres
guardias en los CCD. De esto modo, quienes ejecutaron el terrorismo de Estado permitieron que
en este CCD las mujeres fuesen “botín de los suboficiales” pero en otros lo fueran de los
oficiales. En definitiva, habilitaron y facilitaron el contexto para que las violaciones sexuales
fuesen una práctica sistemática por parte de quienes estaban dentro de la institución y dentro
de esos espacios clandestinos, que parecían quedar fuera de toda norma, legislación y sanción.
Sin embargo, y gracias a la valentía de Marta y de Ledda, pero también de todas las mujeres que
desde 1983 los han denunciado, no pudieron mantenerlo oculto y fuera de la norma. Muchas
fueron las resistencias sociales y judiciales que enfrentaron estas mujeres. Como sociedad,
debimos esperar hasta 2010 para que, en Argentina, se declaraba culpable por primera vez a un
militar -Gregorio Molina - por estos delitos. Sin embargo y paulatinamente, esa memoria que no
encontraba el modo de narrar y describir la violencia sexual sobre las mujeres fue emergiendo y
aunque todavía muchos tribunales orales del país no la reconozcan, las mujeres cada vez más lo
van diciendo más fuerte.

Al escribir estas últimas líneas muchas reflexiones me vienen a la cabeza. Por un lado,
pienso en el movimiento Ni una Menos y todo lo que se ha gestado socialmente en el país
desde 2015 y como está cambiando, al menos en algunos sectores de la sociedad, el
tratamiento sobre distintos casos de femicidios y violencia sexual. Por otra parte, recuerdo las
palabras de Marta cuando contaba que luego otras mujeres comenzaron a acercársele para
contarle que ellas también habían sido violadas y entonces recupero las ideas de Arendt y a
Pollak, narrar como una estrategia para sobrellevar el dolor y por otro lado, reconocer que el
silencio de las mujeres durante tantos años es resultante de una violencia que lleva siglos. Por
último, vuelvo a leer una reciente resolución del Ministerio Público Fiscal que llegó a mis manos
mientras escribía esta tesis y plantea que desde el organismo tienen la obligación de investigar
con perspectiva de género “con el fin de derribar el mensaje social de la naturalización y

85
tolerancia de la violencia contra las mujeres”150 y entonces, debe desarrollarse una política de
ampliación de los horizontes de su función. Proponen no solo incrementar la eficacia de la
sanción y de la investigación de estos hechos con perspectiva de género sino también,
intervenir sobre la conflictividad social que origina la comisión de estos delitos, mediante
acciones de empoderamiento de las mujeres en el tejido social. De este modo, el Ministerio
Público se hace eco de aquellas críticas que Segato (2010, 2017) y Hercovich planteaban frente
a la legislación actual y propone un abordaje integral. Aunque no es posible predecir el futuro, a
lo largo de estas páginas hemos podido ver cómo el presente y el pasado se conjugan, a la
justicia penal argentina le llevó casi cuarenta años condenar la violencia sexual en los CCD. Sin
embargo, gracias a los esfuerzos de colectivos de mujeres organizados, hoy, en 2017, y frente a
la cantidad de femicidios que se registran en el país, el Ministerio Público Fiscal insta a
investigar con perspectiva de género. Resta ver cómo actúan a partir de ahora quienes están
dentro del Poder Judicial.

150
Resolución de la Procuración General de la Nación 1617/17.

86
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