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GMA REVISTA FILOSOFICA PARA LA FORMACION CRITICA Afio | - N° | Inaugural Santiago del Estero | Republica Argentina Florencia De Marco, Guillermo Martinez, CPIDr iC ois aa or la ten eer 15 De los problemas metaéticos y categoriales a los normativos. Sobre la Teoria de Ia Justicia de John Rawls y el queha- cer de la filosofia politica. INTRODUCCION M* alla de las inquietudes per- sonales por la justicia como valor y, por ende, por los corpus tedri- cos, metodolégicos y procedimentales que problematizan esta nocién, la re- percusién que la obra de Rawls ha te- nido para con la construccién del cam- po de la teoria politica es lo que nos ha levado a ocuparnos de ella. De modo que, este trabajo se enmarca en la pre- tensién de acercarnos a la obra de John Rawls para pensar sobre el quehacer de la filosofia politica. Partimos del supuesto de que este filésofo contempordneo, con su obra Una teoria de la justicia» ~y mas tarde «Liberalismo Politico» — Ci wy, = ha mar- Florencia I. De Marco INDES, CONICET-FHCSyS/UNSE cado un punto de inflexion en la teoria politica de la época. Pues, se han pro- ducido un sinfin de discusiones impul- sadas por Una teorfa de la Justicia (1971) que han puesto en tela de juicio las concepciones teéricas y las tradiciones del momento —tradicién analitica, uti- litarismo, intuicionismo, contractua- lismo-, permitiendo en algunos casos la superacién de muchas de sus limita- ciones. Asimismo, se ha replanteado la tarea de la disciplina, } a partir de la labor F reflexiva rawlsiana, desplazando a la fi- losofia politica del terreno de la construc- cin y disputa de verda- ar] é 6 | MAGMA. Revista filoséfica para la formacién critica des sobre cuestiones filosdfico-concep- tuales para enfocarla en un proceso de argumentacion ptiblica como criterio de validez, en torno a preocupaciones filosofico-politicas y sociales sobre las cuales se pretende influir. Con un enfoque menos analitico y mas pragmatico y radical! (Mejia Quin- tana, 2005), Rawls ha convocado a la filosofia politica -o la teoria de la justi- cia, al menos— a asumir, mas alla de las cuestiones categoriales y metaéticas, los problemas normativos de la misma, yes alli en donde encontramos el quid de la cuesti6n. En el reposicionamiento disciplinar que formula desde su propio quehacer, Rawls abre un campo nuevo de posibilidades y compromisos para el pensamiento, inaugurando un nuevo paradigma: el normativo. Desde ese lu- gar, mucho menos trascendental y ab- soluto, redefine el dominio de la filosofia politica (Mejia Quintana, 2005, pag. 91). Ala luz de los contextos cada vez mas plurales y, por lo tanto, con demandas identitarias crecientes y ampliadas, nuestro autor visibilizo —a la par de las preocupaciones por la legalidad / legiti- midad democratica— el problema de la estabilidad de las instituciones en estas sociedades complejas en las que la cla-~ rificacién conceptual y la justificacién metaética no son suficientes. Por lo que asume una perspectiva politica, y trans~ grede la paradoja moderna interna a la 1 Sobre la asuncién de una tradicion radical en Rawls, seguiimos la lectura de Mejia Quintana (2005), sin embargo, no desconacemos que es tan s6lo una interpretacion entre tantas y que por con- siguiente, encontramos otras que disienten ~consi- derando que éste no supers finalmente la tradici6n anaiitica~ como por ej. en Juan José Botero (2005, pag. 28), filosofia politica’, la saca del confort de los escritorios y la produccién de ver- dades cientificas para ponerla a pensar y re-pensar, a la luz de la razén y por medio de la argumentacién, en esque- mas, criterios, procedimientos y con- tenidos minimos que hagan posible la convivencia democratica plural en un marco de igualdad y libertad. J. RAWLS. CORPUS TEORICO- METODOLOGICO Oscar Mejia Quintana’ sostiene que el resurgimiento de la filosofia politi- ca durante la segunda mitad del siglo XX se origina, cronolégicamente, con la publicaci6n de la Teoria de la Justicia (1971) de John Rawls [...] inauguran- do un proyecto alternativo (2005, pag. 29). Siguiendo este planteo, intenta- remos aproximarnos ahora a ese pro- yecto, que si bien se sistematiza con la obra mencionada y se consolida con Liberalismo Politico (1993), comienza en los afios ’50° cuando Rawls empren- 2. Seguin Biset, esta tarea est atravesada, entre otras cosas, por los procesos de institucionaliza- cién © profesionalizacién de la misma, es decir, por los marcos institucionales en los cuales de de- sarrolla y consolida la ciscipfina en cuanto tal. Los que, aunque no surgen de un proceso homogé- neo, responden a una matriz hegeménica —la de la ciencia moderna— caracterizada por procesos de estandarizacion y universalizacién que coloca a la filosofia poltica ante a paradoja de, por un lado, verse enclaustrada en departamentos cisciplinarios cada vez mas especiicos ~especializacién crecien- te mientras que, por otro, se le exige una vision global con capacidad critica, que problematice lalb- gica de la produccién del conocimiento (Ct. 2016) 3. Profesor asociado y director del Departamento de ciencia Politica de la Universidad Nacional de Colombia 4 Un primer bosquejo se plantea en Outline of a De los probler de la critica al utilitarismo, para mas tarde, terminar por acoger la tradicion contractualista como la mds adecua- da para construir una concepeidn de la justicia como equidad, capaz de satis- facer por consenso las expectativas de igual libertad y justicia distributiva de la sociedad (Ibidem), Rawls se ha preguntado por la po- sibilidad de que un esquema de con- vivencia —contrato social— sea tanto moralmente legitimo como interiori- zado por los seres humanos sin que éste afecte a su autonomia indiviual, y por ello se ha propuesto darle contenido eti- co-racional al contrato social - y caréc- ter contractual a los imperativos morales ~ (Ibid., pag. 50) por medio de un pro- cedimiento de argumentacion publica en la medida en que reconoce las limi- taciones de las perspectivas clasicas, a saber: los preceptos iusnaturalitas de Hobbes? que rompen la relacién entre Decision Procedure for Ethics (1951); mas tarde publica el articulo Two Conceptos of Rules (1955). Segdn el mismo Rawis describe en el prefacio de Teoria de Ja Justicia, la Primer Parte de ésta articula algunas ideas de: Justice as Fairnees (1958) y Dis- tributive Justice: Some Addenda (1968). mientras, que en los capituios de la Segunda Parte se pre- sentan algunos planteos de: Constitucional Liberty (1963), Distributive justice (1967), Civil Dosibe- dience (1963) y en el dltimo capitulo de la titima Parte temas de The Sense of Justice (1963). (Cr. Rawls, 2006; Mejia Quintana, 2005) 5 El iusnaturalismo de Hobbes es una forma de transicién entre el jusnaturalismo moderno y el positvismo juridico. La ley natural es superior a la positiva porque fundamental su legitimidad y es- tablece su obligatoriedad, Pero, al mismo tiempo, fundamenta la legitimidad y establece la obliga- toriedad del ordenamiento juridico positivo (Mejia Quintana, 2005, pag. 35). Es decir. que el principio de validez del orden juridico reside en la interpre- taci6n que el soberano hace de las leyes naturales metatticos y categoriaes a los normativos | 7 moral y politica, la connotacién mo- ral que Locke y Rousseau confieren al acuerdo mayoritario’ abriendo camino ala tan temida dictadura de las mayorias y el criterio de legitimacién factico que impide toda posibilidad de adecuacion y/o revision posterior del mismo y, por iiltimo, la ausencia de una base con- sensual en Kant’ (Cf. Ibid, pags. 30-49). UNA TEORIA DE LA JUSTICIA Ahora bien, la teoria rawlsiana de justicia como equidad se funda en un proceso contrafdctico de consenso, por medio del cual, en condiciones de li- bertad e igualdad argumentativas, se construyen principios de justicia que orientan a las instituciones basicas de la sociedad a fin de que estas sean jus- tas. La imparcialidad de este proceso va a estar garantizada por la posicidén original, en tanto la libertad e igualdad lo estaran por los subconstructos de la misma: el velo de Ia ignorancia y los bie- nes sociales primarios. A su vez, el equi- librio reflexivo hard de estos principios prerrogativas moralmente validas y socialmente aceptadas. Para explicarnos mejor expondremos brevemente estos constructos: La POSICION ORIGINAL: es un statu quo inicial, una situacién puramente hipo- tética® caracterizada de tal modo que con- fundamentales. 6 La politica fundamenta la moral en la medida en que la voluntad colectiva no restringe la libertad sino que la garantiza: fa voz de la mayoria no se equivoca (Ibid., pag. 44) 7 El criterio de legitimidad para éste seré la liber- tad como principio a priori de la raz6n. es decir, la autonomia moral de individuo como fundamento. 8 Segiin Gargarella(1999), Rawls propone por me- dio de la figura de la posicién original un tipo parti- 8 | MAGMA. Revista filosofica para la formacién critica duce a una concepcién de justicia (Rawls, 2006, pag. 25). Se trata de una situacién fic- pede ticia inicial, en la que , todas/os estan desprovistos de la informa- « cién que pue- da afectar sus juicios sobre la justicia lo que, por consiguiente, posi- bilitaria la neu- d tralidad en el, \ pro- ce- £& cular de contrato -en el marco de la reformulacién cont ta que hemos indicado que encara— al que caracteriza como contrato hiporético, funda- do en la preocupacién del mismo por asegurar un estatus moral igual: la idea de que todas/os cont mos por igual (Ci. Ibid., pags. 30-34). La neutralidad o imparcialidad pre- tendida por esta posicidn estaria ase- gurada, a su vez, por los dos subcons- tructos que la componen: el velo de la ignorancia —el desconocimiento de las situaciones sociales particulares des- cripto hace un momento- y los bienes sociales primarios —aquella informacion de la que disponen, la cual les permite decidir cual concepcién de justicia es la mis favorable; vale decir que éstos son bienes fundamentales para el individuo en tanto persona moral y ciuda- dan Los PRINCIPIOS DE LA F4 Justicia: del proceso Z contractual consen- sual Ilevado a cabo en la posicién original emergen dos princi- pios que tendrén por ) fin la regulacion de 4 Ia estructura basica ® de la sociedad, dis- poniendo para ello la organizacién de 9 Se trata de las liber- tades fundamentales, el acceso a diversos pues- tos y posiciones sociales, los beneficios socio-econé- micos ligados a esos puestos y posiciones, y las bases soci les del respeto a si mismo. Son bienes que los hombres y mujeres necesitan para el desarrollo de sus vidas y por lo tanto los principios de justicia deben asegurarios en la medida suficiente. Recordemos una vez més: la posicion original no supone que los grupos y/o personas tengan fines p: sino que desean Giertos bienes en la medida en que saben que Necesitan como condiciones minimas para buena. De los problemas metacticos y categoriales a los normativos 19 Ss VY deberes sociales asi como de parametros economicos (Cf. Mejia Quintana, 2005). Las instituciones de- ben responder, pues, a lo siguiente: Tech 1. Principio de igual libertad: igual derecho al conjunto mas amplio de lidertades fundamentales 2. Ante eventuales desigualdades sociales y econdmicas: (a) Principio de diferencia: mayor beneficio de los miembros menos aventajados, y (b) Principio de igualdad equitativa de oportunidades: vinculadas a posi- ciones a los que todos tengan igual acceso, segun los talentos requeridos El orden de prioridad de éstos estar dado por una cldusula lexicogrdfica que Rawls diagrama de la siguiente mane- iy. MAN i ANA 7] Ta: 1 > 2b > 2a, Como vemos, el princi- pio de libertad es estrictamente priori- tario —aunque no absoluto—, respecto al de igualdad, lo que ha dado pie a lar- gas discusiones sobre la real condicién de igualitarista del complejo tedrico rawlsiano (Cf. Ibid., pags., 21-23) EL £Quiiprio ReFLEXIVo: la legitimi- dad del contrato —de los principios y las instituciones que segtin ellos se cons- tituyan—estara dada por un proceso de racionalidad deliberativa y por estar, a su vez, siempre abierto a reformula- cion por examenes posteriores. Es decir que la legitimidad de los ordenamien- tos juridico-politicos en la propuesta rawlsiana se funda en una especie de eo pipes 10 | MAGMA. Revista filosofica para la formacion critica auditaje desde el cual el individuo asu- me e interioriza principios concertados como propios pero con la posibilidad permanente de cuestionarlos y replan- tearlos (CE. Ibid., pag. 59-60). EL GIRO RAWLSIANO: HACIA UNA CONCEPCION POLITICA DE LA JUSTICIA Entre las criticas que ha despertado la propuesta tedrico-metodolégica de Rawls, la resistencia comunitarista lo ha llevado a replantearse sus funda- mentos, lo que dio lugar a su segun- da obra cardinal: Liberalismo politico (1993). Cabe destacar que Rawls, junto con Habermas, se ha ubicado en esta nueva etapa, dentro del proceso de ra- mificacién de la filosofia politica post conflicto _liberalismo/comunitarismo —desarrollado durante los ‘80/’90-, en la propuesta de la democracia deli- berativa. Lo cual no resulta extrafio si retomamos lo expuesto sobre su pro- puesta consensualista, aunque la misma fue criticada por remitir a un mero pro- cedimiento neutral incapaz de lograr un auténtico consenso moral en cuanto que —desde su neutralidad— descono- ce el valor de la(s) tradicién(es) para la determinacién de lo fundamental para cada proyecto de vida racional, es decir: de los bienes sociales primarios de cada comunidad. Rawls se aboca, a partir de ello, a re- visar su propuesta rescatando la pre- misa que postula la imposibilidad de la neutralidad del Estado y la justicia — de Macintyre (en Ibid., pag. 68) -. Tal es asi que en Liberalismo Politico lle- va adelante lo que se conoceré como: pragmatizacién del proyecto liberal (Me- jia Quintana, 2005, pag. 69) tomando al constructivismo kantiano para articu~ lar la concepcién de persona moral con la de sociedad justa. La racionalidad sera interpretada, pues, como razona- bilidad y racionalidad: lo racional refiere aaquello incorporado al procedimiento de argumentacién de los principios de justicia y garantiza la autonomia racio- nal de las partes, mientras que lo razo- nable es parte de la vida social del indi- viduo y determina la autonomfa plena del ciudadano, siendo el marco de en- cuadre de lo racional (Cf. Ibid.). Con ello articula el contenido de la justicia con una concepcién de persona que, en tanto libre e igual, es capaz de actuar racional y razonablemente y, por lo tanto, de cooperar socialmente. La idea de persona moral, acttia como el engra- naje del edificio categorial (Ibid., pag. 72) afirmando las instituciones demo- craticas en cuanto que éstas satisfacen su ideal de justicia ptiblica. Por otra parte, tomar el constructi- vismo kantiano, en cuyo seno se eri- ge la autonomia como eje articulador, permite dejar de lado la nocién de ob- jetividad o verdad absoluta, para fundar cualquier pretensién de validez en la raz6n practica, en un marco laxo de de- liberacidn que confie en nuestra capaci- dad de reflexién (Ibid., pag. 76), es decir, que el criterio normativo del consenso estard marcado por las formas de vida =particulares~ que determinan una razonabilidad —particular-. Ademas de ello, en Liberalismo Po- litico, Rawls introduce las nociones de (a) consenso entrecruzado y (b) razon publica, a partir de lo cual redefinira su teorfa como una concepcién politica de la justicia en tanto procedimiento de cons- truccién que garantiza el logro de una so- De los problemas metaéticos y categoriales a los normativos | 11 ciedad justa y bien ordenada (Ibid., pag. 80). Este procedimiento de construccién lograra instituciones estables en la medida en que se aleance un consenso entrecruzado. Como instrumento pro- cedimental sustantivo de convivencia politica (Cf. Ibid., pags. 84-86) éste es una segunda instancia del constructi- vismo consensual rawlsiano, segtin el cual, superada la etapa de creacion de la constitucion, la profundidad de dicho contrato dependera de la posibilidad de justificacién publica de los supuestos basicos del mismo en el marco de dis- cusi6n politica, en el cual la delibera- cién intentaran buscar acuerdos —po- liticos— sobre cuestiones de justicia y constitucionales (Cf. Ibidem), es decir, se buscar la justificacién ptiblica de sus posturas. Por tiltimo, el concepto de razén pii- blica se nos hace presente en esta obra, como criterio de legitimacién que tras- ciende el ambito legislativo. Como ex- plica Mejia Quintana: la concepcién politica de la justicia comporta dos par- tes: valores de justicia y valores de razon publica como criterios para decidir en qué medida esos valores de justicia es~ tan siendo bien aplicados (2005, pag. 88). De este modo la relacién persona moral/sociedad justa —bien ordenada— termina de aceitarse extendiéndose la prerrogativa de equilibrio reflexivo al ambito socio institucional. A MODO DE CONCLUSION Iniciamos con Ia propuesta de re- flexionar a partir de la aproximacién a la comprensién sobre el impacto de la obra de Rawls en la teoria politica con- temporanea, y tras esta breve exposi- cién debemos decir que creemos que su trascendental impacto se funda, preci- samente, en la no trascendentalidad del enfoque. Pareciera que Rawls supo leer el mundo que transitaba y las deman- das que éste interponia a la tarea filo- sofica, frente a un esquema hegems6ni- co de ciencia ~y de vida- que reclama objetividad y neutralidad en un mun- do que es cada vez més plural, Rawls no propone un modelo de vida buena nico y Ultimo, o de institucién justa, 0 un conjunto de prerrogativas éticas absolutas, sino que funda un procedi- miento para pensar contenidos minimos que, a las democracias constituciona- les, les permita conciliar las diferencias sin ser indiferentes ni obturar el con- flicto, y lo hace cuestionando el que- hacer teérico mismo y proponiendo un proyecto de constructivismo en donde los principios de justicia politica — esos contenido minimos — sean el resultado de un proceso deliberativo de equili- brio reflexivo, en el que lo razonable es el parametro, no de valores morales trascendentales, sino del orden juridi- co-politico. La teoria rawlsiana, con todas sus limitaciones y criticas, abre una puerta interesante al cuestionarse del mismo quehacer filos6fico-politico, cargando a la tarea reflexiva de un compromiso performativo de lo politico. Puede que ella misma no lo haya logrado, incluso que haya terminado cayendo en un pro- cedimentalismo vacuo, como algunas/ os de sus detractores lo reclama; o que finalmente incrementase el peligro de separacion entre lo politico y lo social de la teoria politica moderna a través de su exigencia ultima de justificacién ptiblica de los contenidos democrdticos minimos y del énfasis en la separacién STOTT RST 12 | MAGMA. Revista filosofica para la formacion critica entre lo ptiblico y lo privado, como lo anuncian comunitaristas y feministas. Quizas también es cierto que Rawls no «se juega» por un modo de vida buena en particular, no se sittia, ni reconoce 0 cuestiona las desigualdades sociales, econémicas y politicas y sus orfgenes. Sin embargo, no podemos desconocer el valor epistemolégico y metodolé- gico que tiene su reformulacién para- digmatica, su método consensualista constructivo, el proceso de equilibrio reflexivo y la prioridad de la razona- bilidad sobre la racionalidad para sen- tar las bases de la tarea del pensamiento como tarea politica, como una apertura no sélo en la escucha de las/os otras/ os con las/os que soy y debo con-vivir, sino como una tarea que haga posible una forma de «estar juntos» en la que la violencia, no sélo fisica sino, y funda- mentalmente, la violencia estructural: la injusticia, no sea una via transitable. Re-pensar el quehacer del propio campo reflexivo, los métodos de cons- truccion y justificacion de ser y estar-jun- tos, los vinculos entre la teorfa y la poli- tica y las injerencias sociales y politicas que esta relacién tiene, es también un criterio de justicia y una opcién norma- tiva y performativa de la realidad, y eso es lo que este escrito pretende rescatar. 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