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UNIVERSIDAD DE GRANADA

FACULTAD DE BELLAS ARTES


LICENCIATURA EN BELLAS ARTES
PEDAGOGÍA DE LAS ARTES
VISUALES
PROFESOR: FRANCISCO MAESO
RUBIO
“ESCRITO SOBRE LA OBRA DE
ELLIOT EISNER: EDUCAR LA VISIÓN
ARTÍSTICA”
ENTREGA: DANIEL RUIZ PAZARÁN
Granada, España 14/06/11

El autor (Elliot Eisner), refleja en este libro, la preocupación que


tenía sobre la Educación artística dentro del círculo académico y
estudiantil de enseñanza en los E.E.U.U., dando algunos
antecedentes sobre el origen de la enseñanza artística en las
escuelas, para luego en sus apartados, proponer algunas
medidas para hacer del Arte en las escuelas, un método tanto
efectivo como justificado.
Menciona, por ejemplo, como en aras de la Revolución Industrial
en E.U.A., las clases de arte se limitaban a enseñar oficios y
dibujar objetos, no había una real currícula que dictase los
temas y parámetros que se debían enseñar, tampoco existía
una influencia en los maestros sobre el arte, que, aunque
mayoritariamente de origen europeo, pudiera servir como punto
de partida para la generación de Unidades didácticas en las
escuela: Aunado a eso, los problemas económicos que el país
atravesaba en ese momento no propiciaban un ambiente idóneo
para un cambio radical que implementara asignaturas que no
fueran las manualidades o el diseño ya que con ello también
resultaban las horas destinadas a la enseñanza artística, pues al
final los alumnos podían hacer banderas o carteles que
contribuyeran a causas, muchas veces, políticas y/o
nacionalistas.
Eventualmente, y ante la posterior salida de jóvenes americanos
con rumbo a Europa, las corrientes de pensamiento del otro
continente, comenzarían a llegar a América, y con ello una
nueva forma de plantear la enseñanza del arte en las escuelas,
con un fundamente, ahora sí, y dejando atrás el simple desdeño
otorgado a su existencia, llegaría; Gente como Walter Smith,
Horace Mann ó John Dewey, con sus ideas, contribuyeron a la
cimentación de los programas educativos artísticos que hasta la
fecha siguen presentes.
Sin embargo, esto también propició un largo y extenso debate
entre cual de todas las corrientes debía de aplicarse en las
escuelas e institutos de enseñanza, y mas complicado aún, si
estos rendirían frutos, a corto y largo plazo, sobre todos los
jóvenes que recibieran el conocimiento; Mucho se teorizó (y se
teoriza), sobre de qué forma hay que enseñar arte: si
basándonos en el contexto del niño y adaptando las situaciones
permeadas de arte que en su entorno pudieran existir, para la
mayor comprensión e interés del alumno sobre el arte, o de lo
contrario, adaptarse, ya no al contexto, sino al niño en cuestión,
para de esta forma, elaborar maneras particulares de abordar la
enseñanza en cada uno de los alumnos, y así, lograr una mayor
efectividad y retención en su aprendizaje.
Así, por ejemplo, Viktor Lowenefeld, mencionaba que la
personalidad del niño, generaría cambios bruscos y bien
diferenciados entre uno y otro joven, y donde aunado al
contexto, se logra una aptitud artística particular en cada
persona, John Dewey argumentaba que una manera eficiente
para enseñar arte, de manera práctica, era sacar al niño de su
zona de comfort, esto era, generarle problemas
intencionadamente, para que su intelectualidad (no sólo
artística), saliera a flote, y para que ésta, le ayudara a resolver
los problemas teórico-plásticos, que el profesor le implantara.
Esto llevó a la necesidad de plantearse la urgente creación de
currículums que cumplieran con las necesidades del estudiante,
abarcando a su vez, los temas necesarios para la propia
justificación y funcionalidad del arte, fue Ralph W. Tyler, quien
propuso algunas maneras de elaborarlo, basándose en 4
preguntas:
1.-¿Qué fines educativos debe intentar alcanzar la escuela?
2.-¿Qué experiencias educativas tendrán mayor posibilidad de
alcanzar dichos fines?
3.-¿Cómo pueden organizarse de forma mas eficaz estas
experiencias?
4.-¿Cómo pueden evaluarse estas experiencias?
Esto, enfocado al campo de las artes, propiciará a su vez,
cantidad de programas, todos ellos variados en cuanto a temas
y propósitos, habrá quien le dé mas tiempo al trabajo en el
taller, habrá otro que tratará de plantear problemas de carácter
estético al alumnado, para que éste, con sus conocimientos
adquiridos lo resuelva plásticamente, otro más, por ejemplo,
que abarque el carácter técnico del trabajo en el taller, para
generar diseños y formas, que aunque no tengan funcionalidad
artística per se, si implicarán el desarrollo de habilidades
manuales para su realización.
Atendiendo a esto, se puede llegar a decir que una manera
efectiva, sino la mejor, el currículum deberá contar con la
inclusión de 3 parámetros esenciales: el productivo, el crítico y
el cultural, con contenidos específicos para cada uno y con el
correcto manejo de horas asignadas y concretos objetivos, que
se construirá en base, por un lado, a las necesidades que el
estudiante requiere, como del presupuesto, características y
contexto del lugar de enseñanza.
Otro ámbito que cubre Eisner en su obra, es el problema de la
evaluación en la enseñanza artística y los diferentes conceptos
que se tiene de este ejercicio, trata de dar su punto de vista
sobre ello, al argumentar que la evaluación nunca debe verse
como un examen, y éste a su vez como una especie de premio o
castigo, sino mas bien como, por una parte, otra evaluación
hacia las funcionalidades del currículum, como la del carácter
formativo de juicios críticos sobre el trabajo del alumnado,
incluso llegando a que individualmente se produzcan auto-
evaluaciones, que conlleven a las finalidades de formación
artística y de valores que el ejercicio de evaluación concibe
como premisas desde su origen; Es necesario también dividir la
evaluación en unas mas pequeñas que abarquen cortos
períodos de tiempo, en los que se analizará los alcances y
avances que se vayan observando en el estudiante sesión tras
sesión, para que tanto el alumno como el profesor puedan
estableces un diálogo coherente, con fundamentos justificados
sobre los avances o retrocesos (ya sea en carácter técnico,
creativo, estético, expresivo o conceptual), y así el joven se de
cuenta de sus logros y errores, pero mas importante es, que el
profesor lo haga y genere desde ahí, críticas y soluciones,
respuestas concretas, específicas y procesuales que conlleven al
mejoramiento de los parámetros establecidos en el curso.
Como conclusión, Elliot Eisner ha intentado evidenciar el
problema de la investigación de la Educación de Arte, mientras
algunos podrían pensar que lo único a lo que podría concluir es
a descubrir su carácter ajeno al estudio de esta expresión
humana (arte), debido a toda la subjetividad que desde su
origen conlleva, hay otros que la defienden, argumentando
sobre sus capacidades de mejora al equipo académico en pro de
aumentar la efectividad de la educación artística, el autor no
descarta ni una ni la otra por completo, sino que las analiza y
menciona sus carencias, limitaciones y objetivos utópicos, y
genera un balance entre ellas, en que propone una investigación
que a la postre derive en la generación de teorías o conceptos
esenciales para interpretar fenómenos de índole artística, esto
es, que no persiga fines tan específicos y exactos como los
campos de las matemáticas y física, debe hablarse pues (en su
opinión), de objetivos mas próximos, alcanzables y relacionados
al arte, como lo son los estudios de perspectiva, de percepción,
color y creatividad, para así generar avances y mayor
efectividad dentro de la creación de currículums de Educación
Artística, de su correcta aplicación y evaluación, de su
justificación, pero sobre todo, del análisis al alumnado, que
implica un conocimiento por parte del cuerpo académico, para
que el estudiante constate su carácter de ente expuesto a
ingerir conocimiento útil y argumentado, que en realidad le sirva
teórica y prácticamente, en virtud de lograr avances tanto
artísticos como personales.
A modo de conclusión, terminaré comentando, que la lectura de
este libro supuso en mí una oportunidad para acercarme mucho
mas al campo de la pedagogía en el campo del arte, y para
darme cuenta de las corrientes que desde siglos atrás se han
venido forjando, para teorizar acerca de los métodos correctos
para aprender-enseñar arte en las escuelas, de cómo existen
cantidad de opiniones y modos de ver, el problema del arte en
el aula, pero sobre todo, a darme cuenta del valor que debe
suponer el arte en la escuela, un valor que nunca ha tenido pero
que siempre ha luchado por poseer, mas allá de la ciencias
exactas, se ha relegado al arte a un terreno de indiferencia y de
poca importancia, sin destacar el poco presupuesto que
generalmente se le da a su enseñanza en la mayoría de las
escuelas del mundo; La obra pues, es un escaparate de ideas y
autores, que ya digeridos, resulta en una muestra clara de
corrientes de pensamiento y puntos de vista divergentes, que
no hacen mas que enriquecer los distintos campos que el libro
abarca: El arte, la educación y la cultura.

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