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Las teorías de la inflación de Kalecki y Noyola: coincidencias y desencuentros

Manuel Valencia

Introducción

En el presente trabajo se pretende comparar las teorías y notas sobre la inflación en economías
menos desarrolladas1, de Juan F. Noyola (1922-1962) y Michal Kalecki (1899-1970). La
investigación se extiende más en la comparación entre las teorías, posibles convergencias y
divergencias entre ambos economistas. Y no se amplía en la influencia directa de uno sobre el
otro, más lo que permite los artículos, debates en conferencia y comentarios de terceros al
respecto. A pesar de lo anteriormente dicho, la exposición y análisis de las teorías de la
inflación de ambos pensadores es sugerente sobre todo para el momento actual.

Uno de los temas que en este momento preocupan a economistas, hacedores de política
monetaria y fiscal, y en general a empresas y trabajadores de todo el mundo es el incremento
histórico de los precios. El avance de la vacunación y las medidas preventivas permitieran que
se reanimara la producción y el consumo, no obstante acercarse a la “vieja normalidad” no ha
estado exento de fuertes disrupciones en la economía.

Se habla comúnmente de shocks de oferta y shocks de demanda como los causantes de la


subida de precios. Según Chavarín, Gómez y Salgado (2021) los shocks son ocasionados por
las olas, que obligaron al confinamiento y por consiguiente caída en la producción. La
primera oleada (abril-mayo 2020) corresponde al primer shock, en el que el lado de la
demanda es el que contribuyó mayormente a la disminución de la actividad económica. El
segundo shock comenzó en diciembre de 2020, la oferta externa contribuyó negativamente a
la variación de varios sectores, especialmente al sector manufacturero. Tal como las olas con
respecto a las enfermedades, la actividad económica también experimentó shocks, como se
mencionó anteriormente el primer shock fue de demanda y el segundo de oferta.

Lo anterior pretende exponer una explicación común sobre la inflación hoy en día, se explica
como causado por aumento de la demanda y/o escasez de mano de obra y producción. No
intentando contradecir totalmente esto, la explicación de shocks de oferta y demanda no
explica por qué en algunos países la inflación es mayor a otras, tampoco la diferencia en los
incrementos por sector, y mucho menos en los impactos diferenciales entre nivel de ingreso.

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En el presente trabajo utilizaremos indistintamente los términos “economías en desarrollo”; “economías
menos desarrolladas”; y “economías insuficientemente desarrolladas”. Estos términos se toman de los autores,
y no es la intención del texto ir a profundidad lo que comprendían por desarrollo.

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Si bien se entiende que la inflación no ha sido causada únicamente por los conflictos bélicos
recientes, su impacto ha acelerado el incremento de precios.

En otras palabras, comprender las causas inflacionarias precisa de una teoría que vaya más
allá de concebirla como un fenómeno puramente monetario, la coyuntura mundial nos lo
exige. Por ello, la labor de describir, analizar, comparar y contrastar con la realidad las
aportaciones de personajes que han contribuido es relevante, porque la discusión y la
interpretación sobre los sucesos actuales no están exentos de competencia entre programas de
investigación (Roncaglia, 2006). Este trabajo pretende contribuir con la exposición y
comparación entre la teoría de la inflación de Juan F. Noyola, una de tipo estructuralista para
América Latina. Y los análisis de Michal Kalecki sobre las causas y consecuencias de la
inflación para el desarrollo en “países insuficientemente desarrollados” (Kalecki, 1954). ´

Comparten que la descripción que hacen de las causas y consecuencias de la inflación, los
mecanismos de aquellos no son los mismos que las economías desarrolladas. De ahí que en
los escritos de ambos sea notable la necesidad de hacer observaciones cuidadosas, evitando la
posibilidad de asumir las mismas condiciones históricas. Según el “World Economic
Outlook” del FMI (abril, 2022), los precios al consumidor, para las economías desarrolladas
(EUA, la Unión Europea, Japón, y algunos otros), aumentó en 3.1% en 2021, contra 5.9%
para las economías emergentes (principalmente países de Asia, África y América Latina). Y
proyectan se mantendrán las economías emergentes por encima en términos de crecimiento de
precios en los siguientes años.

El desequilibrio y ritmo relativamente mayor del incremento de precios afecta más a los
ingresos y habitantes de países emergentes porque una mayor proporción de su ingreso es
utilizado en alimentos y bienes esenciales, agregado a menos mecanismos (como acceso a
recursos financieros) para disminuir el impacto del incremento de precios (Gill & Nagle,
2022). Aunado a lo anterior Storm (2022, junio 6) ha comentado que el aumento en parte
responde al incremento de precios que las corporaciones con más poder de mercado han
efectuado, el problema es que se aprovechan de esta situación para aumentar a sus mercancías
más de lo proporcional al incremento de costos. En resumen, en la actual situación la inflación
es desigual entre países, también en su efecto entre niveles de ingreso, así como entre
empresas y consumidores.

Para Noyola como para Kalecki la inflación, por encima de los ritmos normales, es un
problema porque redistribuye en detrimento de los trabajadores y niveles de ingreso más bajo

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de la sociedad. Para ambos, y derivado de lo anterior, la inflación es también un fenómeno
político.

Muy distinto a la visión del individualismo metodológico del monetarismo, estos dos
pensadores heterodoxos (tomamos la distinción entre ortodoxos y heterodoxos de Lavoie
2014, cap. 1) conciben la inflación en términos de distribución y desarrollo, no en términos
monetarios. De manera que retomar las herramientas teóricas legadas por ambas contribuirá al
debate actual.

Comenzaremos por contextualizar de fenómenos en “el tercer mundo” (cumplen con la


categoría aquellos que no están en ninguno de estos grupos: países capitalistas desarrollados,
y países socialistas aliados de la URSS), aspectos como los movimientos de descolonización,
las reformas agrarias, los gobiernos proteccionistas en América Latina, el cambio
demográfico y la creación de instituciones supranacionales. Seguimos con una descripción
breve de la economía latinoamericana después de la segunda guerra mundial. Posteriormente
comentaremos algunos puntos fundamentales sobre el debate sobre la inflación entre
estructuralistas y monetaristas. Proseguiremos con la exposición y análisis sobre la inflación
de Kalecki y de Noyola, para finalizar con el balance entre convergencias y divergencias entre
ambos pensadores sobre el tema antes mencionado.

La descolonización y tercer mundo

Posterior a la segunda guerra mundial el escenario geopolítico cambió, terminó con la


hegemonía británica, y en su lugar se colocaron los Estados Unidos, el dirigente de países
capitalistas. Su contrincante, al menos en términos ideológicos, era la Unión Soviética y los
países alineados, en el bando comunista. El grupo de países que pasaron por un proceso de
descolonización en Asia y África, junto con países de América Latina (independientes desde
el siglo XIX, pero con dependencia económica y política a EUA) forman parte del tercer
mundo, un grupo heterogéneo.

Según Carreras & García (1999) los países del tercer mundo tienen las siguientes
características: el subdesarrollo términos económicos y sociales, una nueva forma de
colonialismo (neocolonialismo) facilitado por la estructura socioeconómica, la creación de
instituciones de acuerdo a las necesidades y realidades nacionales, y por último, una posición
en política internacional neutral y no alineada.

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Entre los elementos que destaca Hobsbawm (1998) es la explosión demográfica, lo que nota
como un cambio significativo del siglo XX. Entre las razones comenta que los índices de
natalidad eran mayor que los países desarrollados, aunado a esto, la mortalidad descendió
desde la década de los cuarenta del siglo veinte. El aumento poblacional presionaba la
maquinaria productiva, porque “repartir un PIB el doble de grande que hace treinta años en un
país de población estable es una cosa; repartirlo entre una población que (como en el caso de
México) se ha duplicado en treinta años, es otra” (p.348). Durante el siglo XX la mayoría de
los países del tercer mundo tuvo al menos en un periodo, un gobierno de tipo militar con
excepciones como México, la India entre otros. Característica común es la apuesta por la
industrialización y la independencia económica, economías dirigidas por el Estado. Aunque
no es una característica única del tercer mundo, tuvo limitaciones que los países centrales no.

Una de las limitaciones de los países del tercer mundo fue la falta de personal, especialistas y
cuadros preparados para áreas estratégicas necesarias para la industrialización, así como la
población analfabeta. Tanto Noyola como Kalecki, asumen puestos en organizaciones
internacionales que estudian los problemas del desarrollo, tal vez debido a la demanda para
atender la falta en los países menos desarrollados.

Otro aspecto que Hobsbawm (1998) resalta del tercer mundo tiene que ver con el asunto
agrario. Menciona:

Es probable que jamás se hayan producido tantas reformas agrarias como en la década que siguió a la
segunda guerra mundial, ya que las llevaron a cabo gobiernos de todo el espectro político. Entre 1945 y
1950 casi la mitad del género humano se encontró con que en sus países se estaba llevando a cabo
alguna clase de reforma agraria

Estas reformas pasaban por repartir tierras a campesinos, para los políticos modernizadores
esto tenía una utilidad política porque aseguraba el apoyo de este gran sector. Redistribuir la
tierra generaría un efecto positivo en la eficiencia y la producción de bienes de consumo, así
como en políticas de igualación, en favor de la distribución del ingreso a largo plazo. En
Latinoamérica surgieron tres tipos de reformas agrarias: las surgidas de las revoluciones
agrarias, las que repartieron tierra a campesinos sin tierra, y las que han hecho cambios en la
estructura de la propiedad de la tierra (Sampaio, 2005). Como veremos más adelante, para
Kalecki y Noyola, la concentración de la tierra tiene efectos negativos sobre el crecimiento de
los países en vías de desarrollo.

Pasando a temas sobre política internacional, posterior a la segunda guerra mundial, se inicia
lo que Josep Fontana (2017) llama el “el siglo americano”. Su posición dominante lo aseguró

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su poder armamentístico, el hecho de que no sufrió destrozos por la guerra. Con esto en mente
el liderazgo se pretendía mantener mediante el libre comercio, que posibilitará reactivar los
intercambios comerciales. Para ello se inició la creación de instituciones supranacionales, en
1944 en la conferencia de Bretton Woods, se creó el Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento, integrado al Banco Mundial, también se inauguró el Fondo Monetario Internacional
(FMI), ambos reguladores de la actividad financiera, con el objetivo de mantener bajo control
y que no se repitieran los desordenes monetarios que se presentaron posterior a la primera
guerra mundial. Pero también, comenta Fontana (2017) “para garantizar la libertad del
comercio internacional, eliminando todas las restricciones, lo que era esencial para sentar la
supremacía de los Estados Unidos” (p.264). Estas instituciones, junto con la ONU, serán
importantes tanto para Kalecki como para Noyola, pues formaron parte de equipos de
especialistas, Noyola en el FMI, como parte del equipo de analistas de la región de América
del Sur, y Kalecki en la OIT de 1945, cambiándose en 1946 para tomar una posición en la
división de desarrollo en el departamento de asuntos económicos de la ONU.

Para Fontana (2017) la guerra fría fue un instrumento de control social, que cerró cualquier
disidencia en ambos bandos. Este mecanismo que requería obediencia se utilizó para atacar a
opositores internos, sobre todo miembros de la clase trabajadora, intelectuales, así como
cualquier promotor del reformismo del New Deal, etiquetados como comunistas el ambiente
se enrareció, de hecho, provocó la salida de Kalecki de su puesto en la ONU en 1955, año en
el que volvió a Polonia, unos años después de la muerte de Stalin y del proceso de apertura.

El temor por parte de EUA no era en sí la amenaza dirigida por la Unión Soviética, sino la
radicalización de los partidos comunistas y otros movimientos dentro de cada país. En este
marco es que se impulsa el Plan Marshall, un ambicioso plan financiero para reconstruir
Europa, y detener la posible revolución. Siguiendo a Michael Hudson (2003) el dólar se
convirtió en arma de la guerra fría, facilitado por el estatus de esta moneda como referencia,
la acumulación durante la guerra, así como el hecho de no tener que invertir en reparación en
el país. Dólares que el banco mundial utilizaba para financiar a países subdesarrollados y a
Europa, beneficiando a las empresas norteamericanas de ingenierías y ganando poder a través
de tener la deuda de los países.

Es en este contexto que se inscribe el debate de la inflación en América Latina. Al acabar la


segunda guerra mundial, el descenso de las importaciones de los EUA, esto aumentó las
exportaciones en AL, que sumado a las estrategias de sustitución de importaciones
provocaron el aumento de la producción con superávit comercial. Pero cuando la actividad

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desciende debido a la contracción en los Estados Unidos, la región disminuye el crecimiento,
y experimenta un aumento en la inflación, así como problemas de desequilibrio exterior. Los
gobiernos pidieron asistencia al recién credo FMI, el cual les responde con recomendaciones
de políticas contraccionistas para estabilizar la economía, con enfoque en las políticas fiscales
y monetarias para contener la inflación.

Hasta aquí, hemos tratado muy esquemáticamente de puntualizar algunos elementos que
consideramos importantes en las naciones del tercer mundo, resaltamos aquellas que están
vinculados con los análisis de Kalecki y Noyola para este grupo de países. También hemos
señalado a grandes rasgos, los aspectos de política internacional, que afectaron de alguna
manera la biografía de los ya mencionados economistas. En lo siguiente continuamos con una
breve descripción de las economías de América Latina después de la segunda guerra mundial.

América Latina después de la Segunda Guerra Mundial

Para la región la crisis de 1929 fue un catalizador del cambio porque afectó al modelo basado
en exportaciones, desordenó el comercio mundial, y a una recesión en EUA, centro industrial
del que América Latina era cada vez más dependiente, al disminuir Europa sus importaciones
después de 1914. Los precios de las materias primas cayeron, y con ello el volumen de las
exportaciones (Ocampo, 2004). Aunado a lo anterior los flujos de financiamiento cayeron en
1928 (Bertola & Ocampo, 2014), en 1931 Gran Bretaña abandonó el patrón oro, el que había
sido su principal promotor.

Bertola y Ocampo (2014) comentan:

La fuerte contracción del comercio y la ausencia de financiación externa tornaron inevitables la


adopción de fuertes medidas de ajuste para equilibrar la balanza de pagos. Ello implicó diversas
combinaciones de los instrumentos ya mencionados: devaluación, generalmente con tipos de cambio
múltiples, aumento de aranceles, controles de cambios e importaciones, y moratoria en el servicio de la
deuda externa. Estos ajustes profundizaron los cambios en los precios relativos que se habían producido
por causa de la crisis, lo que generó un fuerte incentivo para la producción interna de artículos
previamente importados, especialmente manufacturados. (p.159)

La recuperación de América Latina se basó en la sustitución de importaciones de productos


industriales y agrícolas, y políticas macroeconómicas expansivas que aumentaron la demanda
efectiva. La segunda guerra mundial dio otro gran impulso a la estrategia de sustitución de
importaciones, con la escasez del mercado mundial por la guerra, dio una justificación a la
promoción de actividades industriales. Debido a la incapacidad para gastar en importaciones

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el aumento obtenido por las exportaciones en la segunda guerra mundial, se acumularon
reservas internacionales en los países del cono sur. El aumento de las exportaciones, la
sustitución de importaciones y políticas económicas expansivas generó un aumento del
crecimiento en la región.

En lo que Bertola y Ocampo (2014) llaman la segunda fase de industrialización, comenzando


la posguerra hasta mediados de 1960, las divisas que se habían acumulado se evaporaron al
reactivarse las importaciones debido al cese del enfrentamiento armado en Europa. Las
balanzas de pagos de nuevo se convirtieron en un problema para la región, aupado por la
caída de los precios de los productos primarios después de la guerra de Corea. Es en este
contexto que los países de Latinoamérica recurren a programas del recién creado FMI, Bertola
y Ocampo (2014) muestran que desde la década de 1950 a 1960 los préstamos como
porcentaje del PIB aumentan así como el número de países que recurren al organismo por un
préstamo, ambos disminuyen a mediados de la década de los sesenta. El porcentaje de
reservas internacionales se mantiene bajo (2%) durante el mismo periodo, es hasta 1970 que
supera el porcentaje de 2% con respecto al PIB.

Es en este contexto en que se inscribe el debate en torno a los desequilibrios fundamentales,


los préstamos del FMI, y sobre todo los análisis de las características de las economías de la
región con un modelo de “industrialización dirigida por el Estado” (Bertola & Ocampo,
2014).

El debate estructural-monetarista

Boianovsky (2012) comenta que el clímax del debate fue en Brasil, en 1963, de fondo estaba
el debate sobre el programa de estabilización que podría seguir Brasil, en tanto los programas
del FMI, que eran los partidarios de lo que se llamó monetarismo (antes que se le llamara así a
Friedman y sus seguidores). Del lado estructuralista se encontraban el ministro de planeación
de Brasil, Celso Furtado, y la escuela estructuralista cepalina. El fondo de la teoría
estructuralista de la inflación había sido trabajado por Juan Noyola, en estudio de México y
Chile, también participó Oswaldo Sunkel, y Celso Furtado cuando fue jefe de la delegación
mexicana de la Cepal.

Olivera (2012 [1965]) resume ambas perspectivas, que en estos momentos no servirán como
preámbulo para adentrarnos más a fondo a las opiniones de los dos economistas estudiados en
este trabajo.

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Comenta que la posición monetarista tiene tres características. La primera es que el origen de
la inflación es por un exceso de demanda en el mercado de bienes, lo que refleja un exceso de
expansión monetaria con respecto a lo que realmente necesitan los negocios. En otras
palabras, es “un desajuste global entre la oferta y la demanda monetaria” (p.147). Comenta
también que se deriva de la teoría cuantitativa clásica, pero también entra en el marco
keynesiano, la inflación de acuerdo con el mecanismo antes mencionado cuando el sistema se
encuentra en plena ocupación o próximo.

Otra característica de la posición es que condena la inflación porque limita el crecimiento,


desde esta perspectiva este sólo puede lograrse con estabilidad de precios, porque permite que
los ahorros se crezcan de manera natural, y por lo consiguiente que se utilicen eficazmente
mediante la correcta inversión. Sólo con el equilibrio monetario “las fuerzas de expansión real
del sistema económico pueden manifestarse plenamente”. (p.148). La tercera característica es
que la política monetaria es un instrumento apto para mantener la estabilidad de precios. Por
política monetaria no sólo se refieren a las acciones del banco central, sino también los
instrumentos de gasto público, instrumentos de deuda y la balanza de pagos.

La reacción a los planes implementados a los países de América Latina tuvo su respuesta
intelectual, los estructuralistas no concuerdan en que la inflación es un fenómeno puramente
monetario. De nuevo, las características de la concepción estructuralista son los siguientes.
Los desajustes estructurales son factores más convincentes para explicar el desequilibrio de
precios, antes que la oferta y la demanda. Los factores que causan la inflación son la rigidez
de la estructura productiva, y en menor medida la imperfección de los mercados. Una segunda
característica es que entienden la estabilidad y el crecimiento como incompatibles entre sí. La
tercera característica que señala Olivera (2012 [1965]) es que la política monetaria, para los
estructuralistas, es impotente para redirigir los factores no monetarios del crecimiento. De
hecho, se abandona todo uso de la política monetaria, y sólo se enlistan la política cambiaria,
fiscal, y crediticia.

Kalecki sobre la inflación y los límites al crecimiento “insuficientemente desarrolladas”

Como ya se mencionó Michal Kalecki trabajó en el área de análisis económico para el


desarrollo en la ONU de 1946 a 1955, cuando por los tratos hostiles hacia su persona decide
volver a Polonia.

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Según la lectura de Kalecki, el fue un pionero en la economía del desarrollo para países del
tercer mundo. Algunos han enfocado sus comentarios en su participación en la ONU, donde
hizo análisis sobre lo que llamó “regímenes intermedios”, refiriéndose principalmente a países
que no estuvieran dentro de la órbita de EUA-Europa-Japón, es decir países de economías
desarrolladas y capitalistas. Y que tampoco fueran economías socialistas aliados de la URSS,
para estos países dedicó importante parte de su obra a elaborar teorías y análisis en Kalecki
(1993).

Es importante describir lo que para Kalecki eran los regímenes intermedios. Los describe no
solamente en referencia a su posición en la política internacional, sino a su composición de
clase interna. Los regímenes referidos la pequeña burguesía y campesinos ricos son la clase
dirigente. Ve en países subdesarrollados las condiciones por tres razones: al ser
independientes (da cuenta del proceso de descolonización e independencia de varios países en
ese momento) la pequeña burguesía es numerosa, la burguesía extranjera no juega el papel
dirigente; mayor intervención gubernamental de la economía; y es posible obtener créditos del
extranjero. El objetivo que deben perseguir comenta Kalecki y Kula (1970), son:

a) lograr la emancipación no sólo política, sino también económica, es decir, una independencia frente
al capital extranjero.
b) llevar a cabo una reforma agraria.
c) asegurar un continuo crecimiento económico; este último punto está relacionado en forma directa con
los dos anteriores. (p.85)

Habrá resistencias por parte de la gran burguesía local y grandes propietarios de la tierra, a lo
que le agrega el papel central del estado de mantener las inversiones, y la alianza entre
capitalismo de estado y pequeña burguesía. El éxito también estará en la medida en que se
efectúen programas de desarrollo ejecutados y planeados por el sector público. Como límite
externo la burguesía extranjera podría bloquear los créditos otorgados, lo que pondría en
dificultades a las economías dependientes. No obstante, comenta que la competencia con
naciones socialistas facilitaba los créditos por parte de las naciones del primer mundo.
Kalecki comenta que la reforma agraria no beneficiará a todo el campesinado, sino a mediano
y rico, pero será una medida efectiva si disminuye el poder de la clase terrateniente, la que
junto con la burguesía imperial y la burguesía local serían enemigos principales a la clase
gobernante: formada por pequeña burguesía y campesinado medio y rico.

Hasta aquí con las consideraciones políticas de Kalecki sobre los regímenes intermedios, que
si bien es un bosquejo general, aplica para caracterizar a países recientemente independientes.
Como el artículo de “Aspectos políticos del pleno empleo” de Kalecki (2011) este texto nos

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muestra las perspectivas políticas de la economía de Kalecki, que complementario al texto
que comentaremos más adelante, complementa las medidas recomendadas. En este caso
insiste en tres medidas políticas: reforma agraria distributiva, economía dirigida por el
gobierno, y no alinearse a ninguno de los dos bloques para obtener de ambos los beneficios
crediticios.

En términos macroeconómicos Kalecki puntualizó sus perspectivas sobre economías no


desarrolladas (en este punto también hacía referencia a economías no industrializadas o
insuficientemente desarrolladas) en “El problema del financiamiento del desarrollo
económico” (1954), que es un resumen de una serie de conferencias que dio en el Centro de
Estudios Monetarios de la UNAM, en agosto de 1953.

Lo que Kalecki (1993) entendía como diferencia entre economías desarrolladas y no


suficientemente desarrolladas es lo siguiente:

El problema crucial de la economía subdesarrollada es diferente al de los países desarrollados… en


contraste con las economías desarrolladas [en las primeras el capital] no es capaz de absorber toda la
mano de obra disponible, por lo que el nivel de vida es muy bajo… el principal problema [en las
economías en desarrollo] es la capacidad productiva, en vez de la anomalía de la subutilización. (p.16)

En el modelo que elaboró el polaco hay tres clases sociales: capitalistas, pequeños
propietarios y los trabajadores. Sólo los capitalistas ahorras, y en esta economía hay dos
ramas de producción, el sector I provee bienes de inversión y el II bienes de consumo, muy
parecido al esquema de reproducción de Marx de El Capital segundo tomo. Siguiendo la
lógica de Marx el producto total de ambos sectores, menos el consumo es igual al producto
del sector I. De ahí sigue que Kalecki comente que “la inversión se financie a sí misma”
(p.383). Una relación que dejó en claro en sus “ensayos sobre el ciclo económico” de 1933
(en Kalecki, 1990).

Kalecki (1954) comenta que “En un sentido formal, no existe ningún límite financiero al
volumen de la inversión. El problema real estriba en si el financiamiento de la inversión crea
o no presiones inflacionarias” (p.383). Posteriormente apunta lo que sería crucial en su
consideración de una posible solución a este problema: “el problema decisivo respecto a si un
cierto nivel de inversión crea o no presiones inflacionarias es la posibilidad de aumentar la
oferta de bienes de consumo para satisfacer la demanda.” (p.383).

El límite al financiamiento no sería proveniente de la fuente del cuál provenga (ya sea por
reservas líquidas, créditos a corto o largo plazo), el límite del financiamiento son las presiones
inflacionarias, que la inelasticidad de la oferta del departamento II (mayoritariamente de

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productos de la agricultura) limita el crecimiento en la inversión del departamento I: porque
genera un “ahorro forzado” a razón del aumento del precio y por lo tanto de los beneficios.
También porque ante esto la inflación crecerá de acuerdo con la reacción de los trabajadores
que demandarán un mayor salario real. De manera que el financiamiento creará crecimiento,
pero una espiral inflacionaria por los problemas de la inelasticidad de la oferta del sector II.
Ahora bien, si la oferta del sector II fuera elástica, entonces ante el aumento de inversión en el
departamento I el II respondería sin inflación, ya que ante el aumento estándar de las
ganancias (se supone que en este caso no aumenta el grado de monopolio y por tanto el mark-
up kaleckiano) costearía la nueva inversión sin alterar la distribución del ingreso (FitzGerald,
1990).

Los problemas de baja inversión secular se pueden deber a la negativa de los empresarios para
responder al crecimiento de uno de los dos departamentos, por lo tanto, Kalecki recomienda
que la inversión pública incremente, financiada por “impuestos sobre las ganancias debido a
que ayuda a reducir las presiones inflacionarias” (p. 385).

Otro factor que puede influir en el aumento de la inflación en el crecimiento rápido, puede
estar relacionado incluso con el aumento de la productividad, este aumento caeteris paribus,
disminuiría la inflación. Pero también podría aumentar la inflación si aumenta con la
productividad “el grado de monopolio”, lo cuál a razón de una posición superior en la
competencia con otras empresas permitiría aumentar el mark-up, que son las ganancias de los
capitalistas. Lo anterior puede ocurrir si aumentan las inversiones de capital extranjero en las
economías menos desarrolladas. Dado el grado de monopolio aumentado, el precio
aumentaría más que los salarios reales lo que disminuiría la demanda efectiva. Esto generaría
una distribución en favor de los capitales, y en detrimento a los trabajadores y agricultores
(pues también disminuiría la demanda de productos agrícolas, principalmente por la caída del
salario real).

Por ende, tanto el aumento del grado de monopolio, como la inelasticidad de la oferta de
productos primarios son “en la industria, emergen como factores importantes y causas
subyacentes de los efectos inflacionarios que se producen en el curso del desarrollo
económico rápido” (Kalecki, 1954, p. 390).

Al quitar el supuesto de una economía cerrada, y suponiendo un equilibrio entre


exportaciones e importaciones Kalecki aclara que la relación inversión-productividad del
departamento I no dependerá sólo de la productividad de la mano de obra, sino de la relación
de precios de intercambio. Entre mayor sea la relación de precios de intercambio, mayor será

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la inversión en relación al empleo en los dos departamentos, de lo que se deriva que a mejor
relación de términos de intercambio, ayudará a reducir las fuerzas inflacionarias. Sin
embargo, en un desarrollo rápido comenta “puede crear tensiones en la balanza de pagos” (p.
391), a causa del incremento de que las importaciones aumentan porque se necesita más
bienes de capital por la aceleración de la actividad, también genera más demanda de materias
primas y alimentos que podrían ser importados. Aunado a lo anterior, es complicado que las
exportaciones igualen a las importaciones porque el mayor capital necesario disminuiría el
desarrollo del mercado interno, y porque competir en el exterior deterioraría la relación de
precios del intercambio. Es por lo anterior que recomienda restringir la importación de bienes
no esenciales.

Posteriormente Kalecki agrega al gobierno en el modelo, suponiendo que este invierte a partir
de préstamos en el interior, además que los impuestos son iguales al gasto corriente del
gobierno. Comenta que a mayor gasto e ingreso público (debido al supuesto de igualarlos)
menores serán los salarios reales, después de cubrir impuestos. Así que al disminuir los gastos
e ingresos del gobierno también se mitigan las presiones inflacionarias del “desarrollo
económico rápido”. Las presiones inflacionarias también se pueden disminuir al importar
bienes de capital pues el capital que se debe producir dentro del país se reduce, y la presión de
la demanda se disminuye por la demanda. También se puede lograr por el lado de la oferta,
cuando se usa la importación de “capitales para adquirir bienes de consumo en el exterior, la
presión de la demanda sobe la oferta es reducida” (p.395). La importación de capitales puede
también mejorar la balanza de pagos momentáneamente, pero los “intereses pagados sobre el
capital importado recargarán la balanza de pagos en el futuro” (p. 395).

Sobre las formas de contener la inflación en el sector gobierno, comenta que aumentar el
impuesto a los capitalistas sobre sus ganancias no disminuirá su consumo, pero si corresponde
un menor nivel de inversión (se toma como dada) industrial, porque se producirá menos para
el consumo de lujo, lo que también disminuye la presión sobre la balanza de pagos porque
reduce la importación de estos artículo de lujo. Financiar la inversión pública por vía de
impuestos también tiene otra ventaja en cuanto a disminuir la inflación, y es que disminuye la
creación de activos líquidos, lo que comenta que al existir espirales inflacionarias duraderas,
estos activos estimulan la especulación “agravando el proceso primario de inflación”. (p.400).
La inversión pública financiada por los impuestos a las ganancias disminuye las ganancias y
el consumo de la clase capitalista, pero por otro lado tiene un efecto expansivo sobre la
demanda de bienes de consumo de los trabajadores. Por lo tanto no neutraliza totalmente el
efecto inflacionario de la inversión. El control de crédito también podría ser un mecanismo
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para detener la inflación, aunque la restricción crediticia, cumpliría el objetivo cuando “se
dirigen contra la acumulación especulativa de mercancías” (p.401). Comenta que este
mecanismo es complicado, y que el método sólo puede evitar la agudización pero no a la
inflación primaria misma.

Cierra el artículo con un comentario que resulta cercano al comentario de Noyola que
veremos más adelante:

Las presiones inflacionistas primarias que experimenta la economía de un país en el curso del desarrollo
económico rápido se originan, como dijimos antes, en desequilibrios básicos en las relaciones de
producción. Por consiguiente, estas presiones no pueden evitarse o neutralizarse por medios puramente
financieros, sino por medidas de política económica que abarquen todo el proceso de desarrollo. (p.
401).

La inflación estructural de Noyola

Nació en San Luis Potosí en 1922, posteriormente su familia emigra hacia la Ciudad de
México, aquí estudia la licenciatura en economía en la UNAM, al mismo tiempo que estudió
sociología en el recién creado Colegio de México. Antes de titularse como licenciado obtiene
un puesto en el FMI, a sus 24 años. Trabaja en Washington en 1946 a 1948, vuelve a México
a formar parte de la Secretaría de Hacienda como asesor. En 1949 defiende exitosamente su
tesis profesional “Desequilibrio Fundamental y Fomento Económico en México”. En el
mismo año publica un artículo titulado “Fondo Monetario Internacional” (Noyola, 1949). En
él debate el concepto de “desequilibrio fundamental”, critica la posición del organismo y deja
en claro su posición: ese desequilibrio no se soluciona con devaluación.

En 1950 pasa a formar parte de la Cepal. En 1951 publica (Rosado & Vázquez, 1951). “Los
salarios reales en México 1939-1950” donde no comparte el optimismo. En el artículo
muestra como trabajadores federales, de la ciudad han perdido poder adquisitivo, y el ingreso
per capita real ha aumentado en el mismo periodo, a lo que comenta “Parte de esta
contradiccion se resuelve teniendo en cuenta que el aumento del ingreso real per capita ha
beneficiado proporcionalmente más a los sectores no asalariados, como ocurre casi siempre
durante una inflación” (p.206). En este artículo comenta que el problema de la inflación son
los efectos redistributivos.

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En 1956 se publica “La evolución del pensamiento económico en el último cuarto de siglo y
su influencia en la América Latina” (Noyola, 2021), y su trabajo más conocido “El desarrollo
económico y la inflación en México y otros países latinoamericanos” (Noyola, 1956), en el
que expone las coordenadas centrales de la inflación estructuralista.

En 1959 se traslada a Cuba como jefe de la misión regional, al terminarse la misma en 1961,
él decide quedarse apoyando a la revolución cubana. Participó en la creación de Junta Central
de Planeación, y estuvo en el cargo de Planeación, Inversiones y Balances (Fariñas, 2013). En
1961, fallece en un accidente aéreo, al volver de Punta del Este, Uruguay, por motivo de una
reunión en la que asesorarían a Ernesto Guevara.

En Noyola (2021 [1956]) comenta críticamente sobre corrientes del pensamiento económico,
en ella su postura es frontal contra las teorías austriacas y neoclásicas. Con un tono menos
crítico comenta las obras de Keynes, Robinson y Chamberlain, no obstante, es claro en hacer
notar la falta de adecuación incluso de estas teorías heterodoxas para explicar los problemas
de las naciones latinoamericanas.

Aunque retoma aspectos propios de tradiciones críticas de Europa, no renuncia a darle


continuidad a las reflexiones legadas por Prebisch y Furtado:

Pero ni el análisis sueco ni el keynesiano, pese a su relativo éxito frente a situaciones de presión, han
logrado explicar adecuadamente los fenómenos inflacionarios ni, por ende, han conseguido sentar las
bases de una política que los extinga en una economía con ocupación plena. Concebir la inflación como
un exceso de demanda efectiva sobre la oferta disponible ex ante no pasa de ser una mera tautología.
Para salir de ella y llegar a la verdadera raíz de la inflación se necesita un enfoque distinto. Éste no
puede ser otro que el reconocimiento, implícito como en Bent Hansen (1951) o explícito como en H.
Aujac (1954), del fenómeno de la lucha de clases. (p.663)

También retoma de Lowe (1952) que han puesto el crecimiento como tema fundamental de la
economía, también resalta el hecho de que el desarrollo económico necesita de cambios
cualitativos, cambios de las estructuras. También hace mención de la importancia de incluir la
historia en la economía. Y en el mismo párrafo ilustra la efectividad de los esquemas de
reproducción ampliada de Marx para el análisis del desarrollo. Critica a la teoría keynesiana
por la política de protección en tiempos de depresión, que como efecto dominó afecta a las
economías que exportaban hacia ellas. El comentario al respecto es que la escuela keynesiana
asumía en su argumento “pensado en términos de las relaciones entre economías industriales
de igual o parecido grado de desarrollo” (p.665).

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Como se comentó anteriormente, las políticas de estabilización recomendadas por el FMI
acompañado de economistas llamados “monetaristas” tenía cierta influencia sobre los
gobiernos que se industrializaban con el liderazgo del Estado. Las políticas de ajuste de tipo
monetaristas reconocían que limitaban el crecimiento y la industrialización. Es en este
contexto que Noyola está. Comienza su artículo más leído (Noyola, 1956) de manera
provocativa:

La inflación no es un fenómeno monetario. Es el resultado de desequilibrios de carácter real que se


manifiestan en forma de aumentos del nivel general de precios. Este carácter real del proceso
inflacionario es mucho más perceptible en los países subdesarrollados que en los países industriales
(p.604)

El modelo de Noyola se basa en lo que considera como presiones inflacionarias básicas:


producto del desequilibrio en el crecimiento en el sector externo y la agricultura. Y los
mecanismos de propagación, divididos en tres categorías: el mecanismo fiscal, mecanismo
crediticio y el mecanismo de ajuste de precios e ingresos. El método que sigue Noyola es
analizar la inflación identificando las presiones básicas y su intensidad, y observar la
influencia de los mecanismos de propagación.

Para Noyola el problema mayor de la inflación no es el aumento de precios per se, sino la
distribución del ingreso en detrimento de las clases y estratos de menor ingreso. Comenta que
en Chile el aumento de precios es mayor que en México, pero en éste país las consecuencias
redistributivas fueron mucho más profundas.

Las presiones básicas en ambos países están relacionadas con un déficit de la balanza
comercial y el cambio abrupto en las exportaciones con los cambios internacionales de los
precios junto con la exportación no diversificada, provoca la devaluación, e incrementa los
costos de industrias que importan materias primas. La de tipo interna obedece a la incapacidad
de la producción agropecuaria para seguir la demanda de alimentos, influida por la
organización “semi-feudal” en el agro chileno, menciona Noyola. Para el caso de México, las
presiones no proceden en la misma medida que en Chile del campo, adjudica a las reformas
agrarias de 1934 a 1940, así como al fomento agrario.

Continua describiendo las condiciones estructurales que explican el ritmo de los precios.
Comenta aspectos como: la proporción del empleo entre sectores, la diferencia de salarios
entre las actividades, el aumento de la productividad laboral en general, el carácter
monopólico de sectores, entre otros. Cabe resaltar que las condiciones estructurales que
comenta permiten pasar de las presiones básicas a los mecanismos de propagación, porque

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denotan una rigidez y posible eficacia/ineficacia de los mecanismos de propagación para
contener la inflación.

Los mecanismos de propagación, como ya los mencionamos, no se limitan a instrumentos de


tipo monetario, los mecanismos fiscales, de crédito y de control de precios, juegan un rol más
útil para encauzar el nivel de precios. Como observación Furtado (1969) comenta que el
problema de sólo encauzar la observación sobre los flujos monetarios permite “responder” a
presiones más profundas o bien “reflejaban un esfuerzo de adaptación a un problema más
complejo, cuyos ingredientes principales eran las inflexibilidades estructurales y el propósito
de seguir con políticas de desarrollo” (pp. 127-128).

No es la intención ir a fondo en lo que Noyola explica como presiones por mecanismos de


propagación, pero extenderemos mencionando lo que contempla dentro de cada uno.

a) Fiscal: impuestos y gastos, instrumentos para determinar el tipo de cambio. Incluye


también transferencias sociales, así como subsidios.
b) Crediticio: Contempla solamente a los créditos otorgados.
c) Ajuste de precios e ingresos: incluye control de precios y ajuste de salarios.

A modo de conclusión, el potosino, menciona que si hay un posible trade-off entre inflación y
crecimiento, o estancamiento y precios estables, se debería optar por la primera. Comenta
también que el problema no es el incremento de precios, sino “sus consecuencias en la
distribución del ingreso y las distorsiones que trae aparejada entre la estructura productiva y la
estructura de la demanda” (Noyola, 1956, p.616). El tercer punto es posible aminorar las
presiones inflacionarias con progresividad en la política fiscal, con un balance entre control de
precios y ajuste salarial, con controles de precios y abastecimiento; de paso deja en claro que
son instrumentos más eficientes que la política económica. Y cierra fuerte y claro, tal como al
comenzó diciendo “[la política monetaria] sólo empieza a ser eficaz en el momento en que
estrangula el desarrollo económico” (Ibid.)

Coincidencias y desencuentros entre Kalecki y Noyola

Son varias las voces que relacionan a ambos personajes. Por ejemplo, López y Assous (2010)
dicen que “las ideas de Kalecki sobre la materia [la inflación] fueron retomadas por
economistas latinoamericanos, quienes formularon la teoría estructuralista de la inflación

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(Noyola, 1956; Sunkel, 1960)” (p.180). Arndt (1985) a este respecto afirma que “no se puede
decir que hayan traído el estructuralismo américa Latina pero no cabe duda de que aportaron
un importante estímulo intelectual para formulación” (p.155) . Otro gran historiador del
estructuralismo latinoamericano comenta “el rol de la agricultura en la teoría de Noyola y
Sunkel refleja la influencia de Kalecki (1954)” (p.24). Danby (2005) coloca a Noyola más
cercanos a Joan Robinson y Michal Kalecki, sobre este último y el mexicano desarrolla en
una nota al pie de página:

Gran parte de Noyola (1956) puede leerse como un complemento de la economía política de la inflación
esbozada en Kalecki (1954), añadiendo un contenido institucional y político más rico a la teorización
básica de Kalecki (p.178).

Los variados comentarios antes expuestos dan cuenta de influencia por parte de Kalecki sobre
la formulación de la teoría de la inflación estructural a cargo de Juan F. Noyola. Como se
mencionó anteriormente, no contamos con documentos que den cuenta posibles reacciones y
comentarios por parte del potosino sobre la conferencia que el polaco impartió en la UNAM,
o de que hayan interactuado. Este límite de la investigación queda como puerta para seguir
descubriendo a través de terceros o posibles documentos que acerquen más a ambos
personajes, o bien a conocidos en común como es el caso de Horacio Flores de la Peña,
discípulo de Kalecki y miembro de la facultad de Economía de la misma Universidad que
Noyola.

A partir de los escritos de Noyola encontramos referencias hacia Kalecki, en el escrito


dedicado a la evaluación del pensamiento económico lo menciona como uno de los que
mantenían la relación entre crisis y monopolio (Noyola, 2021, p.658), y en Noyola (1956) se
le menciona al economista polaco como poseedor de un análisis más refinado, destaca la
importancia de la rigidez de la oferta y el grado de monopolio (p.604), que retoma ambas para
hacer la descripción sobre el caso concreto de México y Chile.

Más allá de estas breves notas el análisis de ambas perspectivas nos permite deducir
coincidencias y diferencias en ambos análisis. Comenzaremos por comentar algunas que nos
parecen relevantes

Desde la perspectiva de Lavoie (2014, capítulo 1) hay 5 características que de común


economistas heterodoxos de distintas escuelas comparten, en los escritos que hemos analizado
ambos entrarían dentro de esta clasificación porque no asumen un individualismo
metodológico ni al agente racional, el acaparamiento y las diferencias en poder entre sectores

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y clases de la sociedad es patente en los escritos. Los supuestos se pueden considerar realistas,
y utilizan datos empíricos para sus análisis. Tampoco asumen la eficiencia superior del
mercado, de hecho en ambos es claro que el gobierno debe intervenir en la economía, así que
su posición normativa está a favor de regular a los mercados. Según la clasificación de Lavoie
(2014) sus teorías serían consideradas heterodoxas.

Para Danby (2005) la teoría de Noyola se basa en el cambio histórico irreversible:

In Noyola’s non-equilibrium theory historical time is irreversible—national economies follow a path


through time that is affected by how political struggles play out. Those struggles have results—winners
and losers—that cannot be simply reversed. Very different paths are possible. In severe situations of
“social disequilibrium” like Chile’s, this analysis understands inflation as a sign and consequence of a
lack o political coherence (p.169)

Esta característica lo acerca a Robinson, así como a Michal Kalecki (1968), él se muestra una idea
bastante parecida a la anterior cita: “the long-run is but a slowly changing component of a chain of
short period situations, it has no independent identity” (p.263).

La inflación también es política, desde la fuerza relativa de los sindicatos para defender y/o
aumentar su salario, hasta la capacidad de control del Estado para ajustar precios, o bien,
referida por ambos, la dinámica de la lucha de clases, todos estos aspectos forman parte de la
teoría de ambos. En la visión compartido, el Estado no es un organismo neutral, como
comenta Danby (2005) para Noyola es endógeno a la actividad económica, ya sea porque está
ligado a los intereses de algunas clases sociales, o bien porque es frágil y contingente ante los
desequilibrios económicos. De la misma manera en el escrito sobre los regímenes intermedios
Kalecki tiene una posición similar respecto al carácter de clase del Estado, así como su
posición más bien frágil.

Resultará curioso que ambos se oponen a la idea keynesiana sobre la inflación, que nos lleva a
un nivel mucho más profundo, ambos comentan que los problemas de los países desarrollados
e insuficientemente desarrollados no son los mismo. Anteriormente hemos señalado cuál es la
perspectiva de Kalecki en esto, Noyola (2021) comenta sobre el mismo punto “la tesis
keynesiana no se aplica a economías en que el factor limitante para la ocupación plena de la
fuerza de trabajo no es la demanda efectiva, sino la escasez de capital” (p.668). Para ambos el
problema no es el aumento solamente de la demanda efectiva, sino de la capacidad
productiva, es decir, de la escasez de capital.

Siguiendo esta línea, hay de común la preferencia por las políticas fiscales que graven
impuestos a las ganancias, y la implementación de reformas tributarias progresivas como

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mecanismo para aminorar la inflación. Ambos consideran menos efectivas las medidas
monetarias como contenedoras de las presiones inflacionarias.

Ambos también describen al régimen de propiedad no-capitalistas que persisten en los países,
en el mexicano forma parte de los sectores con menor productividad, y como ya lo
mencionamos, esto forma parte de la estructura productiva, que con bajo nivel de
productividad aumentan las presiones inflacionarias primarias. En Kalecki la propiedad semi-
feudal disminuye la producción, y no puede seguir a la demanda agregada incrementada por el
crecimiento.

En la relación entre abrir el mercado a inversión extranjera o utilizar la inversión en el


mercado interno, están de acuerdo en priorizar el interno, en establecer controles a la
inversión extranjera, y sólo facilitar la apertura para disminuir presiones en la balanza de pago
o bien para mantener los términos de intercambio estables.

Otro aspecto fundamental en la coincidencia es que la inflación no sólo es generada por


diferenciales en las relaciones de poder entre grupos, sino que el aumento en el grado de
monopolio aumenta la inflación. En Noyola y Kalecki, las consecuencias más graves de la
subida de precios (hasta el punto en que no se dispare la incertidumbre y la inversión se
mantenga a un ritmo normal) recaen sobre la redistribución regresiva.

Hasta aquí hemos comentado coincidencias, en lo siguiente nombraremos lo que


consideramos diferencias.

Una distinción de la teoría de Noyola es que los factores de la oferta dominan sobre la
demanda, en Michal, las restricciones las impone la demanda, desde nuestra perspectiva,
Kalecki comparte la descripción estructural hasta donde se le permite, ya que no hace un
trabajo basado en datos sino elabora un modelo de acuerdo con presupuesto, por ello no
describe la estructura socioeconómica de cada caso como sí lo hace Noyola. No obstante, no
profundiza en los factores relacionados a la transformación estructural necesario para el
desarrollo. Se podría argumentar que esto se debe a la mayor generalidad a la que se refiere el
polaco en sus ensayos, lo que me parece cierto.

A pesar de que comparten la diferenciación entre las presiones básicas y la influencia


secundaria de lo que Noyola llama mecanismos de propagación, la descripción de Kalecki le
falta un método tan elaborado como se encuentra en Noyola. En el método del potosino
encontramos la separación entre: presiones básicas, aspectos estructural-institucionales, y
mecanismos de propagación. Las presiones básicas determinan el nivel de aumento de

pág. 19
precios, mientras que las condiciones estructural-institucionales sumado a los mecanismos de
propagación determinan, a grandes rasgos, la redistribución del ingreso a causa de la
inflación. Al contrario de lo que comentan sobre la teoría de Kalecki sobre las economías
menos desarrolladas, si hay comentarios de sobre las limitaciones inflacionarias exteriores. En
este comentamos algunas. Se asocia solamente a su descripción de las presiones inflacionarias
de Kalecki la inelasticidad de la oferta, lo cuál es un tanto injusto porque también agrega a
este tema suponiendo la elasticidad de la oferta del departamento II que produce bienes de
consumo, también sobre la participación del gobierno en las presiones, y de políticas para
aminorar la inflación. No obstante, sus opiniones no pueden ser tan conclusivas como las de
Noyola ya que no le tomó igual importancia al sector externo. Para el economista cepalino, el
desequilibrio externo a causa de las necesidades que planteaba la estrategia de crecimiento por
industrialización dirigida por el estado era un factor esencial para explicar las presiones
básicas de la inflación.

Como lo hemos puesto de manifiesto, estudiando los trabajos sobre economías menos
desarrolladas, Kalecki es un economista importante para Juan F. Noyola, han sido reconocidas
incluso por el mexicano su deuda al polaco, no obstante el pionero de la teoría estructuralista
de la inflación avanza en agregar elementos propios de la región y que relacionados a las
necesidades que la estrategia de crecimiento exigía.

El contexto histórico de los países del tercer mundo fue de un boom en varios sentidos, los
procesos políticos, las reformas agrarias, el aumento poblacional, así como la competencia
entre EUA y la URSS formaba un campo en que el crecimiento era necesario para cubrir
necesidades del incremento poblacional. Tanto Noyola como Kalecki integraron estos
aspectos en sus análisis, y mantuvieron una posición crítica en todo momento no importando
el bloque o la ideología que los circundaba. Hay una última cosa que tienen en común, y es
que necesitan ser estudiados de nuevo ya que su perspectiva sobre la inflación enriquecería la
interpretación sobre la situación actual

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