Está en la página 1de 3

LOS CHIQUITANOS MUEREN, Y DESDE SIEMPRE

Adalino Delgado Benavidez

El 28 de enero de 1892, militares, estancieros y terratenientes de Santa Cruz asesinaron a miles de


indígenas guaraníes en Kuruyuki. El líder Apiguaiqui Tumpa encabezó la rebelión indígena para
defender la tierra y el territorio guaraní. Luego de la masacre, el prefecto de Santa Cruz, general
Ramón Gonzáles, “héroe nacional” entregó a los sobrevivientes, mujeres y niños a los KARAI
(hombre blanco), quienes los convirtieron en esclavos de sus haciendas.

Otro “héroe nacional” para los separatistas de Santa Cruz, Nicolás Suarez Callaú (el rey de la
Goma), a finales del siglo XIX e inicios del XX inició la expropiación de las tierras y la explotación de
los indígenas de la Amazonía. Un número reducido de familias KARAI (hombre blanco) se
beneficiaron del negocio de la goma y miles de indígenas trabajaron como siringueros y en
condiciones inhumanas. Así, la república y el moderno Estado boliviano reeditaron la continua
historia de la colonización en esta parte del mundo.

Hechos invisibles de abuso, sangre y dolor hacen a la historia de los pueblos de la Amazonía y es la
misma historia de conquista, de usurpación, de despojo y de colonización. Pueblos y culturas del
mundo perecieron ante la depredación de los KARAI (hombre blanco) y la suerte de los pueblos
originarios de NUESTRA AMÉRICA es la misma, ya que han sido y son reducidos y despojados hasta
el exterminio.

Españoles y portugueses en el siglo XVI y en el siglo XX Menonitas, empresarios, ganaderos,


madereros, soyeros, migrantes europeos y hasta criminales de la Segunda Guerra mundial, de
manera continua y sistemática han penetrado y expropiado el territorio indígena de la Amazonía y
en NOMBRE de DIOS se han posesionado de lo ajeno y lo llaman NUESTRA RESERVA. Ellos creen
que la Amazonia les pertenece, que su riqueza y todo lo que tiene es un bien o una propiedad,
incluso sus indígenas, por eso en su soberbia dicen: NUESTROS INDIGENAS. Así, se ha reeditado
otra historia de colonización, donde los indígenas de la amazonia eran y son los nuevos
condenados de la tierra, ya que hasta hace pocas décadas los KARAI o los COJÑONE (hombres
blancos) los habían convertido en sus esclavos.

Desde la colonia, y hasta ahora, la USURPACIÓN y el DESPOJO del TERRITORIO indígena en la


Amazonía boliviana es significado de dolor, sufrimiento, muerte o exterminio, de ETNOCIDIO. Los
indígenas de la amazonia boliviana, intentaron huir (aislarse) de la invasión del hombre blanco y se
fueron en busca de la tierra sin mal (de la Loma Santa) y así construyeron un mito “restauratorio”,
pero, buscan un territorio perdido, un territorio depredado, un territorio que NO EXISTE y viven en
el autoengaño, por eso, están condenados en la tierra. Se puede decir que esa Loma Santa es el
territorio del TIPNIS (la última frontera), pero hoy en día está amenazado.

La colonización, desde siempre fue y será la extrema manifestación de la crueldad humana y es


propia de grupos humanos que han perdido toda empatía y sensibilidad por el otro semejante, por
la vida del otro y por todo lo que hace a su vida. Enceguecidos por el oro y la plata españoles y
portugueses profanaron templos, destruyeron santuarios de NUESTRA AMÉRICA y se expropiaron
de lo ajeno; asimismo, enceguecido por la riqueza de la goma, Nicolás Suarez Callaú y los suyos
expropiaron y explotaron territorios indígenas de la amazonia boliviana. En este último tiempo,
grupos poderosos de Santa Cruz y del oriente boliviano (empresarios) siguen depredando el
territorio indígena, han terminado con la madera y necesitan más territorio indígena para explotar
soya, castaña y ganadería. Los indígenas de la Amazonía boliviana están condenados en su propia
tierra.

Desde la colonización, hasta la actualidad, los depredadores han destruido y seguirán


destruyendo, los territorios sagrados de los indígenas de la Amazonía, destruirán y quemarán el
espíritu de los ríos, de los árboles, de los animales y el ESPÍRITU DEL MONTE. Henchidos de
soberbia e ignorancia, quemaron y seguirán quemando el espíritu de los indígenas de la amazonia,
el espíritu de los chiquitanos. La crueldad de los KARAI o los COJÑONE (hombres blancos) no tiene
límites.

En la historia de la colonización de pueblos y culturas del mundo (Frantz Fanon, 1963), luego del
genocidio y etnocidio, se advierte el drama post colonial de los vencidos (de los colonizados). La
asimilación, que en los hechos significa olvidar su historia, olvidar hasta negar a sus antepasados y
a sus padres es una consecuencia post colonial de la colonización. Olvidar y hacerse “ciudadano”,
de COMUNIDAD CIUDADANA, pero de segunda clase, ya que su condición social de apellido, de
origen, de raza, de procedencia y de rasgos físicos no están reconocidos. En estas condiciones les
cuesta sobrevivir en la ciudad, pero lo hacen y para eso se integran (asimilan) asistiendo a las
escuelas del hombre blanco, donde se hacen ambiciosos, depredadores e individualistas hasta
olvidar el cómo se vive con la tierra y para la tierra, OLVIDAN CUSTODIAR y PROTEGER la TIERRA.

Junto a la invasión y el despojo del territorio a los indígenas de la Amazonía, los KARAI o los
COJÑONE (hombres blancos) destruyen los espíritus del monte y asolan los sitios sagrados. En el
siglo XVI perseguían y asesinaban a los seres humanos “santos”, los llamaban brujos, los
quemaban, además, destruían todos los lugares sagrados del monte (extirpación de idolatrías);
ahora continuos a esa tradición destruyen el espíritu de los ríos, de los árboles, de los animales y
liquidan a todo espíritu (o energía) que convive con el indígena, destruyen los DIOSES, los
ESPÍRITUS y las ENERGÍAS que cuidan el bosque, el rio, el aire y la tierra, que cuidan el PLANETA
TIERRA.

Al destruir el espíritu del monte, el KARAI o COJÑONE (el hombre blanco) también destruye el
espíritu humano, destruye el espíritu (o la energía de vida) del chiquitano. Así, despojados de su
territorio y de la energía de su territorio, los chiquitanos y los indígenas de la Amazonía se
convierten en seres sin espíritu ni energía, en “ZOMBIS” y en ciudades como Santa Cruz, los
chiquitanos viven por vivir, ya que los empresarios (o los depredadores de Santa Cruz) les
destruyeron todo su proyecto y sistema de vida y, por eso (justo por eso), los chiquitanos viven en
la marginalidad y la indigencia y también por eso (justo por eso) los KARAI o COJÑONE marchan
por la chiquitania y NO MARCHAN POR LOS CHIQUITANOS.
La historia de la colonización registra hechos post coloniales que avergüenzan al mundo, ya que
regularmente, los pueblos agredidos e invadidos como los chiquitanos han optado por el suicidio,
por el suicidio social o colectivo y por eso en las ciudades como Santa Cruz viven por vivir. Como
seres sin alma y sin espíritu (como “ZOMBIS”) viven entra la marginalidad y la indigencia. Sus hijos
(niños y adolescentes chiquitanos) son presas del alcohol, la droga, la prostitución y la clefa. Estos
hechos testimonian el máximo índice de maldad de los colonizadores de Santa Cruz (de la unión
juvenil cruceñista) y no esperemos otra ocasión política para escribir sobre este tema.
HUMANICEMOS HUMANIDADES.

También podría gustarte