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EL REGALO DE MAMÁ

Primer Acto
Escena 1
Se abre la obra con una mujer y dos hombres en escena formando un triangulo. La mujer en el
medio y los hombres a los costados. Escenario vacío.
JUAN: Nunca quise pertenecer a ninguna categoría y me condené a una soledad eterna que se
agudizaba año tras año con maníacas interrupciones de alguien que se apoderaba de mí por un
rato y después nuevamente la ruptura, la pelea, la humillación, la paranoia, el desamparo, la nada
y de nuevo la soledad. No era en mí una búsqueda de autenticidad sino la ilusión de
excepcionalidad de la que todavía no me curo. Ese chico con una inteligencia especial no me
abandona como así tampoco el síndrome de insatisfacción permanente del que todavía soy
víctima.
MARÍA: Me asemejo a las otras mujeres. Soy una mujer de aspecto común, lo sé. Mi edad es una
edad media. Puede decirse que todavía es joven. Mi pasado, solo los otros podrían decirme si es
interesante. Yo no lo sé. Esta hecho de días y de cosas que no llego a creer que me hayan
ocurrido. Es mi pasado, es mi historia. No logro interesarme por ella porque se trata de la mía. Si
hubiera sabido que un día tendría una historia, la habría elegido, la habría vivido con más cuidado
para que sea verdadera y hermosa con el fin de gustarme. Esta historia ha comenzado. Me lleva
donde ella quiere, no sé a donde y no tengo nada que ver con ella. Pero aunque trate de
rechazarla, me sigue.
CARLOS: Hasta donde llegan mis recuerdos e incluso a la edad en que la mente todavía no tiene
influencia sobre los sentidos, encuentro huellas de mi amor por los muchachos. Siempre me gusto
el sexo fuerte, que me parece legítimo llamar el sexo bello. Mis desdichas se han debido a una
sociedad que condena a lo raro como a un crimen y nos obliga a reformar nuestras inclinaciones.
Pero no acepto que me toleren. Eso hiere mi amor por el amor y por la libertad.
Los actores acercan una mesa y tres sillas al centro del escenario. Se sientan.
Escena 2:
MARÍA: ¿Qué nos une?
JUAN: Nada nos une.
CARLOS: ¿Nada nos une?
MARÍA: ¿Qué nos une hoy acá?
JUAN: Nada nos une hoy acá.
CARLOS: ¿Nada nos une hoy acá?
MARÍA: Empecemos de nuevo... ¿Qué quieren tomar? ¿Té o café? (silencio). Tengo gaseosa
light también. Estoy cuidando la línea. A esta edad los kilos que suben es difícil que vuelvan a
bajar. No sé si ustedes también sufren de ese problema. Para las mujeres todo es distinto.
(Silencio). Tengo agua mineral...Villavicencio, no Glaciar. Es más, tengo Villavicencio con gas
en botella de vidrio verde si quieren. (Silencio)
Escena 3
SUSANA y CARLOS en el departamento de CARLOS. SUSANA aparece siempre con el celular
en la mano.
SUSANA (a CARLOS): Hoy fui a la casa de tu hermano. Yo no entiendo cómo puede vivir en
semejante desorden. No te puedo explicar lo que era esa casa. Y si hay desorden por fuera, hay
desorden por dentro. Cuando hay orden por dentro, hay orden afuera... ¿o no? Porque cuando yo
voy a la casa del hijo de Mirta, se respira otro aire. En esa casa, se nota que hay orden. Hay una
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mucama que limpia… Hay comida en el freezer, fraccionada en porciones y cada porción en una
bolsita herméticamente cerrada. Vos te debes preguntar cómo tuve contacto con el freezer del
hijo de Mirta. Fui a cenar a su casa, sí, sí. Porque él me invita. Dicen que yo soy muy divertida.
La gente se lleva muy bien conmigo. ¡O vos que te pensás! Es tu padre el que no sociabiliza.
Nunca le gustó hacer amistades. Cuando fuimos a ese crucero por las islas griegas, había
muchísimas familias cultas. ¿Vos pensás que tu padre fue capaz de hacer relaciones? No. De
ninguna manera.
CARLOS: ¿En que año hicieron ese crucero?
Escena 4
Los 3 hermanos acercan una mesa y tres sillas al centro del escenario. Se sientan.
CARLOS: Yo hablé con mamá. Dice que no quiere fiesta, que no tiene a quien invitar. Prefiere
un buen regalo. Quiere un viaje a alguna isla caribeña “all inclusive” y volando en Primera
Clase. Dice que si viaja en turista no puede dormir y pierde 2 días de sus vacaciones para
recuperarse.
MARÍA: Es cierto que los días no se aprovechan cuando uno duerme mal.
JUAN: ¿De qué hablan? ¿No estarán pensando seriamente esto del viaje?
MARÍA: Es el cumpleaños de mamá. No todos los días se cumplen 60 años.
JUAN: ¡60 años!!!! ¿Y qué???? Yo cumplí 30 y nadie me dijo ni “hola”
CARLOS: Yo llamé a tu casa y nadie contestó. Si vos no te compras un contestador, ¿cómo
querés enterarte de quien te llama?
JUAN: Cuando quisiste encontrarme para que te prestara plata, pudiste hacerlo con facilidad. ¿O
me equivoco?
CARLOS: Era una urgencia.
JUAN: Tus urgencias distan de lo que normalmente se consideran urgencias.
CARLOS: ¡Definime una urgencia!
MARÍA: Urgencia es lo que tenemos ahora con el tema del regalo de mamá. Se acerca la fecha y
no hicimos nada chicos.
JUAN: Urgencia es lo que ustedes no conocen. ¿O acaso alguna vez necesitaron algo con
urgencia?
CARLOS: ¿Y vos? ¿Acaso vos necesitaste algo con urgencia alguna vez?
JUAN: Sí. En mi cumpleaños número 30, necesité un llamado con urgencia.
MARÍA: Bueno, ves. Te tendrías que haber comprado un contestador y te habrías ahorrado esa
urgencia. Perdón chicos... empezamos de cero... ¿Les ofrecí algo para tomar ya? Tengo una
variedad de tés...
Escena 5
SUSANA y MARÍA sentadas en el departamento de MARÍA. SUSANA sigue con el celular en la
mano.
SUSANA: ¿A vos te parece que tu hermano pueda salir con esa… tilinga que conoció por
Internet? ¿Para eso lo mandé a los mejores colegios de Buenos Aires...? ¿Sabes cuánto gasto tu
padre en la educación de tu hermano mayor? 32.500 pesos... Sin contar las actividades extra
curriculares... 32.500 pesos… tu padre hizo el cálculo el otro día...
Suena el celular y SUSANA mira el identificador de llamadas.
SUSANA: ¡Es él! ¿Te das cuenta? Lo nombro y aparece. Tu padre y yo estamos unidos por
telequinesia...
SUSANA atiende el celular
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SUSANA (al celular): ¿Dónde estás?... Vine a hacer tiempo a la casa de tu hija... ¿Cuánto te
falta? ¡Pero me dijiste que hoy cenábamos afuera!... Ah, no... No, no... Andá a comer con los
japoneses que tenés que hacer negocios… Ya se aproxima mi cumpleaños... Estuve viendo
collares... Después te cuento las opciones... Hola... Hola...
(A MARÍA): Esa batería... yo le digo a tu padre que tiene que comprarse una batería de litio, duran
24 horas con el aparato en pleno uso... Pero si sos breve en tus llamadas, la batería puede
aguantar hasta tres días sin ser recargada. Pero ya sabés lo amarrete que es tu padre. Ya su padre,
o sea tu abuelo era amarrete... Ahora yo necesito que se sienten los tres con él y arreglen el tema
de mi regalo. Porque una cosa es el regalo de ustedes, como hijos que son y bien lo saben que les
di de mamar a los tres, y otra cosa es mi marido, ó sea tu padre.
Escena 6
Los 3 hermanos acercan una mesa y tres sillas al centro del escenario. Se sientan.
MARÍA: Los tés de hierbas tienen propiedades medicinales, por eso los compro. Hay para todo
tipo de dolencias: para reducir la ansiedad, el stress….hay para el insomnio también.
JUAN: No entiendo que hago yo acá. El año pasado juré y perjuré que no me iba a involucrar
más en asuntos familiares... Lo único que gano con esto, es perder el tiempo...
CARLOS: Que lo pierdas acá o en tu casa es exactamente lo mismo... ¡Si es lo único que sabes
hacer bien!
JUAN: Sigamos entonces... Pero yo no tengo mucho que aportar
MARÍA: ¿Cómo que no? Plata.
JUAN: Ya lo tengo decidido. Además nunca le gustaron nuestros regalos.
MARÍA: Es cierto que nunca la pegamos con ella. Pero yo pensé que esta vez…
CARLOS: ¿Averiguaste opciones?
MARÍA: En eso estoy... Es increíble la variedad de opciones, se desarrolló mucho el turismo en
estos años... Yo hace tanto que no viajo, que estaba realmente desactualizada... ¡Pero cada vez
hay nuevos resorts!
CARLOS: Llamalo a papá a ver si él piensa aportar algo. Debe saber mejor que nosotros qué
lugares le gustan a mamá. Yo no estoy para gastar una fortuna y que después nos diga que no
quiere ir.
MARÍA: Papá a esta hora está trabajando. ¿No conviene esperar a la noche?
JUAN: No. Que se haga cargo un poco, al menos.
MARÎA: OK.
MARÍA disca el teléfono para llamar a su padre
MARÍA: No corresponde a un abonado en servicio. Que raro. ¿Les ofrecí algo para tomar, no?
Me compré una licuadora nueva, la podemos estrenar.
MARÍA sale de escena y se escucha sonar el teléfono desde adentro.
MARÍA: Atiendo de mi cuarto, debe ser papá. Sigan charlando ustedes que ya llevo los licuados.
CARLOS: ¿Y una licuadora?
JUAN: Odia que le regalemos cosas para la casa en sus cumpleaños.
Escena 7
SUSANA y JUAN reunidos en el departamento de JUAN. SUSANA lleva el celular en la mano.
SUSANA (defendiéndose): ¡Yo no quise invadir tu privacidad! Pero me agarraron ganas de hacer
pis... ¿Que pretendías que estando acá dos cuadras, me fuera a un baño público...? ¡Por favor soy
tu madre!
JUAN: Si mamá pero podría haber estado con alguien...
SUSANA: Ah... Bueno, ¿Qué tiene de malo? ¿Acaso tu madre es impresentable?
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JUAN: No, mamá esta bien...
SUSANA: Te compré unos biscochitos en la panadería...
JUAN: Gracias...
SUSANA: ¿No me vas a invitar a sentarme? ¿No me vas a ofrecer un té?
SUSANA se sienta de prepo, sin esperar respuesta.
SUSANA: ¡Qué suerte que te encuentro!... Necesitaba hablar con vos… sobre tu hermana. Me
tiene muy preocupada esa chica... La veo tan sola... ¿vos crees que sigue con esos trastornos
alimenticios? Leí en una revista que las personas bulímicas no se curan nunca... El otro día la
invité a almorzar y se pidió una ensalada de frutas... Le explicó a la camarera que estaba a dieta...
¿Que necesidad tenía de informarle a la camarera que estaba a dieta? Una ensalada de frutas, ¿a
vos te parece? ¡Ni que hablar del desaire que me hizo!... Porque si te invitan a comer afuera a un
lugar como la gente, aunque sea por cortesía, te pedís un plato, ¿o no?
(Mirando hacia todos lados).
¡Que linda que está tu casa! ¿Cambiaste los sillones?
Escena 8
CARLOS Y JUAN se miran en silencio mientras pasa el tiempo.
CARLOS: ¿Bien vos?
JUAN: Acá
CARLOS: Me alegro.
JUAN: ¿De que?
CARLOS: De que estés bien.
JUAN: No dije que estaba bien. Dije “acá”.
CARLOS: OK. No pregunto más.
JUAN: OK. Mejor.
CARLOS: ¿Las clases?
JUAN: Dijiste que no preguntabas más.
CARLOS: Si.
JUAN: Bien.
Al cabo de un rato aparece MARÍA en escena nuevamente con una banana en la mano y un
teléfono inalámbrico en la otra mano.
MARÍA: Qué raro….me quedé sin leche.... Eran de la clínica San Luis…. Mamá… La atropelló
un auto…un Volswagen escarabajo… descapotable.
Segundo Acto
Escena 9
Paso de tiempo.
Los cuatro están sentados a la mesa, cenando. SUSANA esta postrada en una silla de ruedas, la
cual no es visible al espectador, ya que ella esta sentada dándole la cara al público. La cena se
muestra como un acto cotidiano, el clima es tenso y silencioso.
Los únicos sonidos de este inicio son los que se refieren al acto de comer: cubiertos que se
chocan en el plato, alguien que se sirve más bebida en el vaso, etc.
Las miradas de los personajes denotan una gran indiferencia entre ellos, cada uno esta inmerso
en sus acciones.
El aspecto físico de SUSANA muestra un paso del tiempo, da la sensación que hubiesen pasado
cien años sobre su cuerpo, al lado de su plato está su celular.
JUAN: ¿Qué lleva esto?
MARÍA: ¿No te gusta?
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JUAN (sin levantar la mirada de su plato y mientras mastica): Está rico...
MARÍA (a SUSANA): Comé...
SUSANA no contesta.
MARÍA (mientras sigue comiendo y sin fijar la mirada en nadie): En realidad, es muy fácil...
Papa, panceta y queso cremoso... La receta original lleva champiñones, pero me pareció un abuso
para nuestro presupuesto... Manteca y leche también... Se deja comer, ¿no?
CARLOS (mirando a MARÍA): En realidad, yo necesitaba proteínas, hace meses que comemos
hidratos de carbono... Combinados con distintas variedades de embutidos.
JUAN (mientras mira el bocado que se lleva a la boca): Tiene nuez moscada, ¿no?
MARÍA: Sí, apenas, para darle gusto...
CARLOS: Era eso entonces, odio la nuez moscada...
CARLOS vuelca su comida en la fuente y deja su plato vacío frente a él.
MARÍA: Hay... Salchichón primavera en la heladera, si no te gusta la nuez moscada.
JUAN: ¿Ayer que comimos?
CARLOS: Polenta.
JUAN: Ah! Cierto, polenta... (Sigue comiendo)
MARÍA: Hoy fui al supermercado... ¡Es increíble como aumentaron los precios de las verduras!...
La receta original lleva cebolla frita también... Pero se la saqué... por que me dió bronca.
Históricamente la bolsa de cebolla nunca llegó a un peso... ¡Uno con veintinueve, estaba hoy el
kilo de cebolla suelta y uno con cincuenta y nueve la bolsa de cebolla esa que ya viene armada...
que por supuesto también trae un kilo!!!! Me dió bronca... Pero no es por el peso con
veintinueve... porque sigue siendo barata en comparación con el resto de los vegetales... es el
hecho. Además de esta forma es mucho más sano porque evitamos las frituras...
JUAN: Se me tapó la nariz... ¿Sabes que estoy pensando? En eso de los hidratos de carbono...
¿No será que soy alérgico a los hidratos de carbono? Porque todas las noches me agarra rinitis
alérgica, después de comer... Y me voy a dormir con la nariz tapada... Pero cuando me despierto,
ya se me fue...
MARÍA: Son los cambios de clima... Dicen que Buenos Aires ya es una ciudad tropical y con
estos cambios climáticos cualquiera tiene alergia...
CARLOS: Igual tu rinitis es crónica, no creo que sea estacional, y muchos menos a los hidratos
de carbono... Yo nunca escuché que alguien sea alérgico a la papa.
MARÍA: Papá era alérgico a la leche...
JUAN: Esto lleva leche.
MARÌA: Pero la leche no es un hidrato de carbono
JUAN: Bueno entonces soy alérgico a la leche...
CARLOS: Tu razonamiento es inválido... Vos concluiste que eras alérgico a los hidratos de
carbono en función de dos hechos: A: Todos los días comemos hidratos de carbono, B: todos los
días se te tapa la nariz después de comer... Ahora yo me pregunto: ¿Todos los días injerimos
leche en nuestra cena? No. Entonces, ¿qué evidencia empírica tenés para decir que sos alérgico a
la leche?
JUAN: Papá era alérgico a la leche.
MARÍA: Rara vez le pongo leche a las comidas...
Silencio
SUSANA mira su celular.
Entre todos levantan la mesa. SUSANA se adelanta en su silla de ruedas y la coloca en el
proscenio. Mientras los hermanos sacan los platos y limpian la mesa. MARÍA lava los platos en
la cocina y los hermanos ordenan la casa. MARÍA termina de lavar y se acerca a la silla de
ruedas de SUSANA y la lleva consigo a otro ambiente, su cuarto, el cual está afuera del
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escenario. Los hermanos quedan solos en el living y comienzan los preparativos para
transformar el sofá en cama, la cual compartirán en poco tiempo.
MARÍA: ¿Alguien cerró la puerta con llave?
JUAN: No, yo me ocupo.
MARÍA se retira llevando a SUSANA en silla de ruedas. JUAN y CARLOS entran y salen de
escena alternadamente con sus cepillos de dientes en la mano. Los hermanos se acuestan en su
cama y se disponen a dormir.
Duermen. La luz cambia. Pasan las horas.
En la mitad de la noche con el escenario oscuro se escucha un llanto. Es JUAN que llora.
CARLOS: ¿Por qué llorás?
JUAN: No estoy llorando.
CARLOS: Te estoy escuchando. Me despertaste.
JUAN: No. Tengo la nariz tapada, nada más.
CARLOS: Conozco el ruido de tu nariz tapada y el ruido de tu llanto. Vos estabas llorando.
JUAN: No entro en la cama. Vos te movés y me vas arrinconando contra el borde del colchón.
No puedo dormir así.
CARLOS: Me corro.
JUAN: (llorando) Por más que te corras ahora, después te volvés a mover.
CARLOS: Todo el mundo se mueve en la cama.
JUAN: Yo no.
CARLOS: Vos tosés.
JUAN: Pero te dejo espacio en la cama.
CARLOS: ¿Dormimos?
JUAN: Dormí. Yo no creo que pueda. Ya me desvelé.
Silencio. Pasan unos minutos.
JUAN: ¿Dormís?
CARLOS: Sí.
JUAN: ¿Te acordás la noche que fueron al Casino?
CARLOS: ¿De qué hablás?
JUAN: Fue en junio del 80. Era su aniversario de casados. No volvieron a casa hasta las siete de
la mañana. ¿Te acordás?
CARLOS: Algo.
JUAN: Nos pasamos toda la noche sin dormir los tres. Llamamos a la policía y ni registraron el
reclamo.
CARLOS: Porque hablaste vos que tenías voz de pito. Si hubiera hablado yo, nos habrían hecho
caso.
JUAN: Vos nunca hablabas.
CARLOS: Vos eras exagerado.
JUAN: Nos quedamos mirando por la ventana esperando que llegaran.
CARLOS: Porque vos insististe. Yo me habría ido a dormir sin preocuparme tanto.
JUAN: Ahora veo todo más claro. Si me hubiera ido a dormir esa noche, me habría evitado la
angustia de verlos llegar....borrachos y sin ningún signo de preocupación en sus caras. Al día
siguiente, mamá me regaló el auto a control remoto.
CARLOS: ¿Qué auto?
JUAN: Vos nunca lo conociste. Tenía prohibido usarlo delante tuyo.
CARLOS: Pero yo quería un auto a control remoto.
JUAN: Sí, ya sé.
Silencio. Pasa el tiempo a oscuras.
Escena 10
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Los tres hermanos sentados en sus respectivas sillas de cara al público.
Luz cenital sobre cada uno de ellos la cual se enciende sobre ellos a medida que hablan, dejando
a oscuras al resto.
Un ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF realiza preguntas que los tres van contestando
de forma alternada.
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: ¿Cuál es su ocupación?
JUAN: Soy licenciado en letras y me dedico a la docencia.
MARÍA: Chef, autodidacta.
CARLOS: Contador, en este momento estoy circunstancialmente desocupado...
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: ¿Tenía conocimiento de las actividades de su
padre?
MARÍA: No, me llamó para hacer el catering de dos comidas... Una era para unos japoneses y
otra para unos alemanes, la segunda vez no llegamos a ponernos de acuerdo con el presupuesto...
La verdad no se quién lo termino haciendo...
CARLOS: Le pedí trabajo en estos últimos meses... Más de una vez, pero nunca logré que me
diera una entrevista... estaba siempre muy ocupado.
JUAN: No, no me hablo con mi padre hace 10 años... Según mi mamá, él llamó un par de veces
para arreglar las cosas, pero la verdad nunca me enteré. No tengo contestador en mi casa...
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: ¿Usted es conciente que su madre, al ser firmante
en todos los documentos de su padre, se convierte en la responsable de todas las deudas de los
acreedores?
JUAN: No, no puede ser...
MARÍA: ¡Es que mamá firma cualquier cosa! Es muy despistada…
CARLOS: Sí, entiendo de lo que me esta hablando. Soy contador, le dije, ¿no?
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: ¿Tiene algún dato que pueda ser útil para dar con el
paradero de su padre?
CARLOS: Mmm…Texas.
JUAN: Creo que ya conteste esa pregunta, ¿no?
MARÍA: ¿Su celular esta apagado? La verdad no sé... A él le gustaba ir mucho a Paris, pero no
en invierno.
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: ¿Reconoce la mujer de la foto? Al parecer ella
también está prófuga.
MARÍA: Me suena su cara, es modelo, ¿no?
JUAN: Me parece un rostro bastante común, sí alguna vez la vi, la olvidé... pero lo más probable
es que nunca la haya visto, no frecuento mucha gente.
CARLOS: No, no la conozco... ¿Eran amantes? Preferiría, si pudieran, evitar que mi madre se
entere.
Escena 11
Los tres hermanos y SUSANA están sentados a la mesa, jugando al truco. SUSANA y JUAN son
una pareja y la otra es MARÍA y CARLOS. Los actos de estos personajes denotan una monotonía
por demás aburrida. SUSANA tiene su celular sobre la mesa.
CARLOS: ¿Truco?
MARÍA y CARLOS cruzan mirada. JUAN niega con la cabeza y la mira a SUSANA como
esperando su respuesta que nunca llega.
JUAN: Yo no tengo nada. Juegan tus cartas. ¿Qué decís?
SUSANA no contesta.
JUAN: No quiero. (Entre dientes) No se puede jugar así.
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CARLOS reparte las cartas, todos van mirando su juego.
MARÍA: La verdad, hay mucha humedad hoy. ¿Envido?
JUAN: (a SUSANA) Dejame a mí... No quiero.
CARLOS: ¿Truco?
Silencio tenso. SUSANA sigue mirando al vacío. MARÍA y CARLOS lo miran expectantes a
JUAN.
JUAN: (enojado) ¡Estoy viendo mis cartas!
MARÍA: ¿Y qué ves?
JUAN: Que no quiero jugar más.
MARÍA: Terminá lo que empezaste.
JUAN: Si quiero, y esta vez no tengo ganas. Me aburrí... Jueguen ustedes.
JUAN se levanta de la mesa, camina unos pasos.
CARLOS: Voy a hacer té
MARÍA: Se acabó el otro día... hay café
CARLOS: Me provoca mucha acidez...
SUSANA hace un gesto indicativo de que necesita ir al baño.
MARÍA (a CARLOS): Acompañala vos.
CARLOS: No...
MARÍA: (a JUAN): Entonces vos.
JUAN se levanta y se lleva a SUSANA en su silla fuera del escenario.
CARLOS se sienta al lado de MARÍA.
CARLOS: No se por qué acepté jugar con él, siempre hace lo mismo... Odio esa cobardía que
tiene para encarar los juegos...
MARÍA: La misma que vos, para llevar a mamá al baño...
CARLOS prende un cigarrillo. MARÍA se queda sentada a su lado sin mirarlo. Él fuma el
cigarrillo mientras ambos esperan que JUAN y SUSANA vuelvan del baño. Silencio.
Se escucha un grito en off
JUAN: (desesperado) ¿Puede venir alguien a ayudarme?????
Apagón
Escena 12:
SUSANA y MARÍA están en el escenario. SUSANA en su silla de ruedas con el brazo enyesado.
La hija con un cigarrillo prendido le habla mientras camina a su alrededor. SUSANA sigue ida y
mirando al vacío pero con el celular en la mano enyesada.

MARÍA: Criaste dos hijos inútiles. ¿Sabías no? Creo que ya no hay dudas al respecto. El mayor
es un cobarde, un parásito, un desocupado y el otro no sirve ni para espiar. ¡Un minuto te dejé
sola con él en el baño y mirá lo que te pasó! ¿Y ahora quién va a tener que lidiar con vos y con tu
yeso??? Yo, la única mujer que queda en esta casa porque vos ya no calificás ni como mujer ni
como ser humano. ¡Escuchate! No hablás: No podes ni mear por vos misma. Me taladraste la
cabeza durante más de 30 años y cuando pensé que empezaba mi vida, te convertiste en mi peor
pesadilla y, como si eso fuera poco , tengo que cargar con tus dos monstruos de hijos que trajiste
al mundo, no sé para que. Pero ¿sabés que? Me cansé ya. Me cansé de todos ustedes. (Grita)
¿Donde está papá?
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MARÍA apaga furiosa su cigarrillo y sale de escena enfurecida.
SUSANA mira su celular expectante como si no funcionara correctamente. Lo mira fijo. Se lo
acerca al cuerpo, luego al oído y finalmente lo apoya contra su pecho.
Entra a escena JUAN y se sienta en una de las sillas que están frente a la mesa.
SUSANA sigue en la misma situación.

JUAN: ¿Qué haces acá sola?... Escucho voces... Deben ser los vecinos, ellos sí que no están
solos, son tan ruidosos... A veces me pregunto si nosotros también éramos una familia ruidosa...
Me acuerdo que en la cena papá decía, cuando se como no se habla... Y entonces nuestras cenas
siempre transcurrían en el más riguroso silencio. Vos rompías ese silencio sistemáticamente, cada
dos minutos... Yo contaba segundo a segundo en mi mente y podía predecir cuando te tocaba
volver a hablar... ¿Qué pasa que ya no hablas? Ya sé, te comieron la lengua los ratones... Eso me
decías vos cuando yo no quería hablar. Y yo… no quería hablar... Pero no porque me hayan
comido la lengua los ratones, sino porque no tenía nada para decirles... Todo lo que pensaba de
ustedes era demasiado horrible para poder ser dicho... Sin embargo hoy te veo y me das ternura...

JUAN sale del escenario, SUSANA sigue en la misma posición, está como ida.
Entra al escenario CARLOS que camina en círculos alrededor de SUSANA constantemente.

CARLOS: Vengo de la calle, no sabés el día maravilloso que hay... Vos tendrías que salir un
poco, tu cara delata mucho encierro, mamá... Quizá dar una vuelta a la manzana, no sabés lo bien
que te haría... Mirame a mí, cada vez que salgo de este agujero en donde vivo... me cambia el
semblante, ¿o me equivoco?
(Exultante) Hay que hacer cosas todo el tiempo... no parar... porque si parás... mirate, pero no...
Mejor no te lo recuerdo, quién lo puede tener más presente que vos... postrada en esa silla, pero
bueno... la vida es así: uno tiene lo que se merece... no lo que desea, ¿ó me equivoco? Me voy a
dar otra vuelta...
CARLOS sale del escenario dejando a SUSANA sola.
Escena 13:
El espacio está vacío y en oscuridad. Suena el teléfono. Nadie contesta. Entran al mismo tiempo
a escena CARLOS y MARÍA. El teléfono deja de sonar y ninguno de los 2 llegó a atender. Se
entiende que es de noche.
MARÍA: ¿Esperabas un llamado?
CARLOS: No. ¿Vos?
MARÍA: Tampoco.
CARLOS: Que raro.
MARÍA: Sí, es raro.
CARLOS: ¿A esta hora quien puede haber sido?
MARÍA: Eso mismo me pregunto.
CARLOS y MARÍA (juntos): No llegué a atender.
CARLOS: Andá a dormir. Yo me quedo por si llaman de nuevo.
MARÍA: Ya me desvelé.
CARLOS: ¿Mamá?
MARÍA: Duerme. ¿JUAN?
CARLOS: Está en el baño.
MARÍA: Hace un rato ya
CARLOS: Ajá.
MARÍA: Que raro.
CARLOS: Sí, es raro.
MARÍA: Dormí. Yo me quedo.
CARLOS: No quiero dormir. Quiero esperar a ver si llaman de nuevo.
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MARÍA: Esperas un llamado entonces. No me mientas a mí.
CARLOS: No espero nada. Sólo tengo curiosidad.
MARÍA: Bueno, pero yo sí espero y prefiero estar sola para hablar.
CARLOS: ¿Quien es?
MARÍA: No lo conocés.
CARLOS: ¿Tenés alguien?
MARÍA: No sé. ¿Y ella quién es?
CARLOS: Es él.
MARÍA: Ah.
CARLOS: ¿Que?
MARÍA: No, nada.
CARLOS: ¿Quedó algo de comer?
MARÍA: No, pero te puedo preparar arroz.
CARLOS: No vuelve a sonar el teléfono.
MARÍA: No.
CARLOS: Si suena, atiendo yo.
MARÍA: No. Si atiende otra persona, tiene orden de cortar. Tengo que atender yo.
CARLOS: Lo mismo digo.
MARÍA: Igual no llamó más.
CARLOS: No, ni va a llamar.
MARÍA: ¡Ay Dios! Es increíble. No hay peor que esperar una llamada telefónica o un signo
prometido.
CARLOS: (tenso) Es cierto. Es como recibir la orden de no moverse.
Pasan unos minutos en silencio. Ambos nervioso y haciendo movimientos involuntarios.
CARLOS: ¿Querés fumar?
MARÍA hace un signo de negación con la cabeza y CARLOS enciende un cigarrillo.
MARÍA: Lo mejor sería que te vayas de acá. Salir. Así me dejás esperar sola.
CARLOS: No puedo. La espera me priva de salir de acá, ¿entendés? No puedo moverme, ni ir al
baño, ni hacer nada que implique arriesgarme a perder el llamado.
MARÍA: Tal cual. La angustia de la espera quiere que yo me quede sentada acá, al alcance del
teléfono, sin hacer nada.

Pasan unos minutos ambos en silencio mirando el teléfono, esperando que suene.
MARÍA: No suena. ¿Será que se rompió el teléfono? ¡Es increíble cómo los teléfonos, a veces, se
quedan sin tono de golpe!
CARLOS se levanta agarra el teléfono y se fija si tiene tono.

CARLOS: Tiene tono


MARÍA: Bueno, entonces, no tiene sentido esperar.
CARLOS: Es cierto, no tiene sentido. La espera es un delirio.
MARÍA se levanta mirando fijamente al teléfono y se dispone a ir hacia su cuarto.
MARÍA: Hasta mañana.º
CARLOS: Chau.

CARLOS se acuesta. Pasan unos minutos y se produce la entrada de JUAN de quien solo
podemos ver su sombra. Se escuchan ruidos hasta que vuelve el silencio.
Escena 14:
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Los actores acercan una mesa y tres sillas al centro del escenario. Se sientan a desayunar. La
mesa esta servida
MARÍA: ¿Qué quieren tomar? ¿Té o café? (silencio). Yo ya decidí que no tomo más ninguna de
las dos cosas. Me dijo el médico que tanto el té como el café tienen mucha cafeína y una multitud
de efectos negativos en el organismo. En cambio estoy tomando mucho chocolate. Nesquick. Frío
o caliente. Es tan rico.
CARLOS: Es rico pero no entra en nuestro presupuesto.
JUAN: ¿Me pasas la mermelada?
MARÍA: Lo estoy pagando de mi bolsillo.
CARLOS: (le pasa la mermelada a JUAN) No dejes migas adentro por favor.
MARÍA: ¡Esa mala costumbre que tenés de ensuciar la mermelada con migas de pan!
JUAN: Yo me voy a trabajar.
MARÍA: Tenemos que hacer cuentas hoy.
JUAN: Tengo que trabajar. (A CARLOS) Vos sabés de números y estás desocupado. ¿Por qué no
te quedas haciendo las cuentas sólo?
CARLOS: Bueno, casualmente, eso estuve haciendo.
MARÍA: ¿Y?
CARLOS: Los departamentos de la familia quedaron para los acreedores y de eso, según los
cálculos del Juez, no vamos a ver un peso. O sea que ya bienes de capital no nos queda ninguno,
salvo esta pocilga y los electrodomésticos de MARÍA.
MARÍA: Son mi herramienta de trabajo.
JUAN: Para hacer tortas de cumpleaños no necesitas tantas máquinas, creo. ¿No?
MARÍA: Soy chef y necesito mis utensilios.
CARLOS: Nos queda pagar: la deuda de la obra social de mamá que arreglé un plazo de 2 años
más, nuestros gastos y los gastos de mamá, que no son muchos, por cierto, salvo los
medicamentos.
JUAN: ¿Entonces?
CARLOS: Entonces, creo que podríamos empezar a pensar una separación.
MARÍA: ¿Y quién se queda con mamá?
CARLOS: Turnos.
JUAN: Si terminamos los 3 viviendo acá fue justamente para evitar esta discusión. Es imposible
turnarse. Aparte, ¿dónde pensás vivir vos que no tenés ingresos?
CARLOS: Bueno, ya veré.
JUAN: El único que aporta un sueldo fijo en esta casa soy yo y no me resulta muy gracioso.
MARÍA: Pero ninguno de los dos sabe lo que es bañar a mamá todavía. ¿Eso no te parece un
aporte?
CARLOS: Bueno, es hora de repensar la situación. (A JUAN) Pasame la mermelada.
MARÍA: Mamá no puede estar sola.
CARLOS: No lo puedo creer. Dejaste migas. Yo no puedo seguir acá.
JUAN: ¿Por?
CARLOS: Porque tengo 35 años y no tengo ganas de comer una mermelada llena de barquitos
porque mi hermano menor no aprende a comer.
JUAN: Por ahora no va a ser posible. Estás hipotecado como todos nosotros.
MARÍA ¿Quieren un poco de Nesquick? No tengo problema en compartirlo
JUAN: Me voy a trabajar. Podrían hacer lo mismo, ¿no? Digo, así terminamos antes con todo
esto.
MARÍA: Yo me voy a preparar el catering de esta tarde. Tengo una fiesta de cumpleaños infantil
en un salón muy lindo. Es increíble como se desarrollaron los salones para fiestas infantiles. ¡Hay
una variedad! …y unas empresas de animación que no son los payasos de cuando éramos
chicos…Hacen superproducciones, comedias musicales, disfrazan a los chicos, hasta los
maquillan.
CARLOS: ¿Te puedo ayudar en algo?
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JUAN: ¿Qué querés? ¿Hacer sandwichitos? Y pensar que hace unos años yo era el inútil de la
familia, según vos.
MARÍA: Comprá el diario y fijate en la sección de Empleos a ver que encontrás. Ya no podes
ponerte muy selectivo.
JUAN: Chau.
MARÍA: Abrigate que está fresco. La radio dio 3 grados de sensación térmica.
JUAN sale de escena.
MARÍA: ¿Vos te querés ir a vivir con él? Es eso, ¿no?
CARLOS: Cualquier cosa decís.
MARÍA: Te conozco
CARLOS: Callate.
MARÍA: ¿Te pensás que sos el único que quiere algo distinto a esto?
CARLOS: No, por eso. Tenemos que buscar una solución.
MARÍA: JUAN está muy raro.
CARLOS: Llora todas las noches. No me deja dormir.
MARÍA: Es resentido y eso no se cura.
CARLOS: Es cierto, es resentido.
MARÍA: ¿Y vos te pensás que compartir el cuarto con tu madre es fácil?
CARLOS: Me imagino que no.
MARÍA: No te imaginas nada.
CARLOS: Si
MARÍA: No.
CARLOS: Voy a comprar el diario.
Se escucha un ruido proveniente del cuarto.
MARÍA: Se despertó.
CARLOS: OK. Me voy.
MARÍA: Tengo que hacer los emparedados para esta tarde. ¿No te podes ocupar de su baño?
CARLOS: Mmm. No. Me tengo que ir.
MARÍA: ¡Si no tenés nada que hacer!
CARLOS: Me dijiste que comprara el diario. ¿No te acordás?
CARLOS se retira de escena y MARÍA se va hacia adentro
MARÍA: ¡Voy mamá!
Escena 15
JUAN está sólo en escena. Se dirige hacia el público.

JUAN: Doctor, disculpe la intromisión pero necesito saber el paradero de mi padre.


ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: Su padre está prófugo.
JUAN: ¿Qué significa eso?
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: Que anda huyendo, principalmente de la justicia o
de otra autoridad legítima.
JUAN: Yo necesito saber si está vivo o muerto.
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: Usted no es el único. Hay quienes lo buscan vivo,
hay quienes lo prefieren muerto y estamos nosotros, que necesitamos repatriarlo para poder
encarcelarlo….por ende, lo necesitamos vivo para poder hacer justicia.
JUAN: ¿Qué hizo tan grave? ¿Además de dejar endeudada a toda su familia?
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: La causa está caratulada como Estafa.
JUAN: Usted dijo repatriarlo. Eso quiere decir que… ¿Saben que no está en el país?
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ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: Lo último que se sabe de su padre es que tomó un
avión de Iberia con destino a Madrid acompañado de la señorita que vieron en las fotos y a partir
de ahí le perdimos el rastro.
JUAN: La verdad…Yo nunca me llevé bien con él. De hecho… no me hablaba hace años. Pero
bueno, tengo algo que decirle antes de no verlo más. Quiero que sepa que no lo odio más, en
realidad. Quizás yo también me equivoqué en algunas cosas. Yo no era un chico fácil. Tenía
problemas y quizás no dejé que se acercara a mí para poder reprocharle después que no lo hacía.
En mi casa no usaba contestador telefónico para no enterarme quien me llamaba o dejaba de
llamar… Quizás el sí me llamaba y yo nunca me enteré. Tal vez no fue la culpa toda suya. No sé,
digo. Hoy veo las cosas con otro lente. No sé si me explico. ¿Usted es padre?
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: Sí. Pero casualmente tengo que seguir
trabajando….si no le molesta…
JUAN: No, perdón. No lo molesto más. Pero bueno, estemos en contacto. Cualquier novedad, me
avisa. Mi hermano es muy nervioso, yo sé. Pero yo no. Conmigo se puede hablar. En mi familia
nunca fui de hablar mucho pero cuando doy clases, hablo tanto que mis alumnos quedan
agotados. No sé si le conté, yo soy docente, de letras. Me gustan las letras….y las palabras
también. En realidad quería ser escritor. Pero me falta imaginación. Nunca me gustaron las
historias fantásticas, por ejemplo. De chico me compraban libros de aventuras y esas cosas pero
yo no me enganchaba. Prefería las novelas tristes y autobiográficas que empecé a leer más de
grande. ¿Usted lee?
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: Los diarios. Cualquier novedad, yo me comunico
¿Su madre ya está en condiciones de declarar?
JUAN: No, no habla prácticamente.
ABOGADO DE OFICIO EN VOZ EN OFF: Perfecto. En estos casos, lo mejor siempre es ganar
tiempo. Si sigue en el estado en que la ví la última vez, pedimos una nueva prórroga para su
declaración. Lo que sí la va a tener que ver un perito psiquiátrico nuevamente.
Escena 16
Los 4 personajes están sentados a la mesa en el acto de la cena. La mesa está servida. Se ve una
fuente llena de chips de jamón y queso y servilletas y vasos de cumpleaños para cada comensal.
MARÍA: Sobró tanta comida que la señora me ofreció traerme los sandwichitos a casa. No me
pareció mala idea. La verdad, no tenía ganas de cocinar hoy. Además en casa no quedaban
provisiones para hacer nada. Estuve pensando en hacer un curso de cocina económica. En una
época eran populares esos cursos. Pero últimamente con todo este tema de la cocina fusión, cada
vez hay que usar productos mas caros para cocinar. El mango por ejemplo. El mango es
carísimo…además de que no se consigue fácilmente. La palta…el salmón… son todos productos
de lujo.
SUSANA: En casa siempre tuvimos cocinera. Nunca me ocupé de preparar un menú.
Los 3 hermanos se miran sin entender y MARÍA retoma su discurso de a poco
MARÍA: Era…tan…amable la señora. Y el salón muy bien puesto. Una casa antigua….reciclada
a nuevo.
SUSANA: En una época teníamos 2 cocineras. La de todos los días y otra que venía 2 veces por
semana a hacer platos macrobióticos para toda la semana.
CARLOS: Todos nos acordamos de tu época macrobiótica, no te preocupes.
JUAN: Yo no.
CARLOS: Que raro. Siempre decís que te acordás de todo.
JUAN: Nunca me gustó comer demasiado.
MARÍA: Es increíble igual como la gente en los cumpleaños no come eh… En realidad, los
chicos si, se llenan de papas fritas, chizitos y todas esas porquerías. Ahora los padres, no comen.
Las mujeres de mi edad viven a dieta con lo cual no te tocan un pedazo de pan ni con la punta de
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los dedos. Toman coca Light como si fueran esponjas pero de comer, ni hablar. Claro, tienen los
hijos y después les agarra la obsesión por el cuerpo.
SUSANA: Yo nunca engordé un kilo de más después de mis embarazos.
JUAN: Vos sos perfecta mamá.
MARÍA: ¡JUAN!
JUAN: ¿Qué hice ahora?
MARÍA: Hablás de más. Una vez que mamá está conversando, integrada a la conversación, no
me parece que tengas que hablarle de esa forma.
CARLOS: Es cierto, JUAN. Nunca tenés nada lindo para decir.
JUAN: Le dije que es perfecta.
CARLOS: Lo dijiste con intención.
SUSANA: Es cierto, soy perfecta. Nunca conocí una mujer como yo. Fui una madre y una esposa
ejemplar. No entiendo por qué ustedes me salieron así.
CARLOS: Listo. Ahora caímos todos en la misma bolsa. ¿Qué te hice yo eh?
SUSANA: Vos sos un infeliz, un desocupado y un invertido.
CARLOS: ¿Eh?
MARÍA: ¿Quieren que tueste los chips? Quizás se humedecieron en el viaje. Aunque el pan es de
hoy.
CARLOS: ¿Que te pasa? Encima que te defendí me tratás así.
SUSANA: No quiero hablar de ciertos temas.
CARLOS: ¡Hasta hace un rato no podías hablar de nada!
SUSANA: Shhh. No grites. Me molesta tu voz.
JUAN: ¿Tienen mayonesa?
MARÍA: Si, claro. Pero poca. No les pongo mucha mayonesa porque los chicos se enchastran
todos.
CARLOS: No querés hablar porque no te conviene. ¿O acaso querés saber por qué salimos así?
SUSANA: Shsh!
JUAN: Entonces no los podes tostar. La mayonesa fermenta con el calor.
MARÍA: Esa teoría tuya de la fermentación de la mayonesa es ridícula. En Mc Donalds, que es
una empresa de prestigio internacional, los sándwiches tienen mayonesa. Incluso la salsa del Big
Mac, que es un enigma para todos, está hecha a base de mayonesa también. ¿Vos me vas a decir
que cuando todos esos Big Macs están esperando ser comprados en esas máquinas calentadoras
se están fermentando y que llegan a la boca del comensal totalmente fermentados?
JUAN: Exactamente. Por eso yo no como en Mc Donalds.
CARLOS: A mi me encanta la comida de Mc Donalds.
MARÍA: Si, a mi también. Me parece que está muy bien lograda para ser comida rápida.
¿Caliento los sandwichitos entonces?
JUAN: Igual no quiero comer más.
SUSANA: Y yo quiero que tu hermano me diga por qué salió torcido. ¿Qué hice yo para tener un
hijo invertido?
CARLOS: (violento) ¡Dejá de hablar pavadas, mamá! ¿Le diste la medicación hoy?
MARÍA: Si, todos los días se la doy.
SUSANA: ¿Llamó tu padre? Mi celular tiene mala señal evidentemente porque hace meses que
no suena.
Los tres hermanos se miran en silencio.
CARLOS: Le tenemos que decir la verdad.
MARÍA: Mamá… papá está prófugo. El médico dijo que es hora de enfrentar la verdad.
CARLOS: Se fue del país. Está en otro continente. ¿Se entiende?
SUSANA: Ya va a llamar. Ustedes van a ver. Él no puede vivir sin mí. Me ama.
JUAN: Tenés que entender. Por ahora, no va a volver, mamá. Lo persigue la justicia.
SUSANA: En general, voy al mercado de flores los jueves y compro las flores para toda la
semana. Pero ése día era un miércoles. Me acuerdo porque fui un día antes para conseguir unas
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orquídeas del sudeste asiático para mi cumpleaños. Cuando salí del mercado, tenía la flor en una
mano y el celular en la otra. Estos celulares andan tan mal. Lo llamé a tu padre para darle la
noticia de que había conseguido la orquídea y una máquina me decía que no correspondía a un
abonado en servicio… Yo disqué bien…varias veces llamé. Me puso nerviosa ese aparato y no
miré el semáforo. El problema son las telecomunicaciones, siempre fueron un problema en este
país. Admito que no se puede hablar por celular y cruzar la calle a la vez…. menos cargando
flores. Una se distrae con tantos estímulos. Así es como se producen los accidentes.
Los 3 hermanos se quedan estupefactos.
MARÍA: Mamá, vas a tener que ir a declarar sobre algunos temas. Es importante.
SUSANA: Esos autos descapotables no frenan por nada. Se llevan el mundo por delante.
MARÍA: Mamá…
SUSANA: ¡Yo no tengo nada que hablar con la policía!
JUAN: La fiscalía.
CARLOS: (a su madre) ¿No entendés que papá estafó a medio país y vos sos la principal
cómplice por ser la firmante de todo?
SUSANA: ¡Invertido!
CARLOS: Me voy.
JUAN: ¿A donde?
CARLOS: A tomar un poco de aire.
SUSANA: ¡Mentiroso!
CARLOS sale dando un portazo.
Apagón.
Escena 17
JUAN arma su cama. MARÍA se sienta a la mesa.
MARÍA: ¿Querés jugar a las cartas?
JUAN: No, prefiero dormir.
MARÍA: Si no dormís de noche.
JUAN: ¿Quien te dijo?
MARÍA: CARLOS.
JUAN: No puedo compartir cama. Es sólo eso.
MARÍA: CARLOS dice que no dormís porque te pasas toda la noche llorando.
JUAN: Eso es mentira.
MARÍA: No te avergüences. Llorar es muy bueno. El otro día leí que si llorás todos los días diez
minutos seguidos, podes prevenir todo tipo de enfermedades. ¿Dónde fue que lo leí?
JUAN: No es mi caso.
MARÍA: Yo tampoco soy de llanto fácil. Una pena, la verdad.
JUAN: ¿Por qué mamá le dijo a CARLOS que es un invertido?
MARÍA: Yo no te lo puedo contar. Que te lo cuente él. Ahora no sé como hizo mami para darse
cuenta. Es brillante, la verdad….es muy perceptiva, siempre lo fue. Por suerte su inteligencia no
fue alterada por la enfermedad.
JUAN: ¿De qué hablás?
MARÍA: Ya te dije. Yo no puedo hablar. Si CARLOS no te cuenta que tiene un novio cuando
comparten la misma cama, yo no me puedo meter en la relación entre ustedes y andar contándote
sus secretos.
JUAN: ¿Un novio?
MARÍA: ¡No me saques de mentira a verdad, por favor!
JUAN: Pero si vos sola lo dijiste.
MARÍA: Vos me preguntaste.
JUAN: ¿Un novio?
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MARÍA: Bueno, no sé si es tan formal la relación. Vos viste que CARLOS es muy reservado, no
me cuenta mucho. Sólo sé que ese chico está muy mal. Toda esa vida nueva que lleva lo tiene
loco.
JUAN: Si, es verdad. De noche se mueve mucho en la cama. Por eso no me deja dormir.
MARÍA: Mirá vos… Y el dijo que vos no lo dejabas dormir con tu llanto. Es mentiroso. Tu
hermano es mentiroso…. Tengo bombones de chocolate.
MARÍA se levanta a buscar los bombones y se vuelve a sentar a comerlos junto a su hermano.
JUAN: Soy alérgico al chocolate.
MARÍA: Un bombón no te puede hacer nada.
JUAN: Vos no entendés nada.
MARÍA: ¿De alergias?
JUAN: Las cosas se complicaron. Mamá habló hoy.
MARÍA: ¡Increíble! Se acordaba del día del accidente a la perfección.
JUAN: No entendés. Si puede hablar, va a tener que ir a declarar. Ya no queda otra.
MARÍA: ¿Y eso es bueno o malo?
JUAN: Depende lo que diga. Y la verdad, no se puede confiar mucho en ella.
MARÍA: ¿Y entonces?
JUAN: Entonces creo que la tenemos que hacer pasar por loca. Total no está muy lejos.
MARÍA: ¿Y como hacemos?
JUAN: No sé.
MARÍA: ¿Hacerla pasar por loca decís?
JUAN: Loca no, pero ida. Si el perito la examina y ve que ella todavía no puede ni hablar porque
sigue shockeada por el trauma, no va a poder declarar. El abogado dice que lo mejor en estos
casos es ganar tiempo. Después la justicia se olvida.
MARÍA: La justicia es tan rara en este país.
JUAN mira a su hermana extrañado
Escena 18
MARÍA y JUAN sentados frente a SUSANA que escucha atentamente
JUAN: Va a volver el señor ese que te hizo preguntas… El perito, mamá.
MARÍA: ¿Te acordás del perito?
SUSANA: No.
JUAN: Bueno, mejor. Cuando venga a verte vos sólo tenés que mirar a un punto fijo y no decir
nada.
MARÍA: Así. Perfecto. Como estás ahora.
Entra CARLOS con una carta en la mano.
MARÍA: ¿Te parecen horas de llegar?
JUAN: Podrías haber llamado si no pensabas dormir acá.
CARLOS: Perdón, se me hizo tarde.
SUSANA: ¡Mentiroso!
CARLOS: No empecemos de nuevo.
MARÍA: Mamá, practicá lo que te dijimos…mudita.
CARLOS: Llegó una intimación de la fiscalía.
CARLOS le entrega la carta a JUAN. JUAN la lee en silencio.
CARLOS: Le asignan a mamá una fecha para ir a declarar. Está inculpada por el delito de estafa.
Yo no entiendo…el abogado había pedido una prórroga de 6 meses cuando mamá entró en estado
de Shock. ¿Ya se venció?
JUAN: Se venció la semana pasada y ahora, encima, habla
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MARÍA: ¿Querés tomar algo? Hace frío.
CARLOS: ¿Escuchaste que mamá puede ir presa?
JUAN: Yo hablé con el abogado. En estos casos, lo mejor es ganar tiempo…o mejor dicho,
perder tiempo. La tenemos que hacer no hablar y pedir otra prórroga. Justo la estábamos
entrenando a mamá para el peritaje.
MARÍA: ¿Mamá, vos querés ir a hablar con el fiscal o preferís esperar?
JUAN: (terminante) ¡Ya decidimos algo, MARÍA! Ella sigue en estado de shock. Hay que seguir
entrenándola para que haga de muda.
CARLOS: Ustedes no entienden. El delito de estafa se prueba cuando hay intención de dañar.
Mamá tiene que demostrar que ella no tuvo intención de perjudicar a nadie. Tiene que hablar para
no ir presa.
MARÍA: ¿Entendés lo que tenemos que hacer, mamá?
JUAN: Vos no entendés nada: si sigue tonta, no va a ir en cana. Ni siquiera pueden empezar el
juicio.
CARLOS: ¿Hay café?
MARÍA: Si. Hay tostadas también, de un pan francés muy fresco.
SUSANA: Yo no voy a dormir en una celda…y menos compartiendo cuarto con desconocidas.
JUAN: No vamos a dejar que vayas presa, mamá.
SUSANA: Yo quiero irme de vacaciones con tu padre…a la playa.
CARLOS: No podés salir del país, mamá.
JUAN: ¿La escucharon? Todavía le patina un poco. Es más seguro hacerla pasar por loca que
confiar en su declaración.

Escena 19

CARLOS, JUAN y MARÍA en el living de la casa. Cada uno está inmerso en una actividad:
JUAN lee, MARÍA ordena unas fotos dentro de una caja y CARLOS escribe sobre un diario.

MARÍA: Esta foto no me gusta. ¿Les molesta si la tiro? Yo salí muy gorda.
JUAN: No me molesta.
CARLOS: Convengamos que vas a tener que tirar un par. Estuviste gorda como siete años de tu
vida. ¿O no?
MARÍA: No. Fueron sólo unos meses hasta que fui al spa.
JUAN: Después de ir al spa para gordos volviste a engordar y no paraste de comer durante 7
años. Yo me acuerdo perfecto.
CARLOS: ¿De donde es la foto?
MARÍA: Es del cumpleaños de papá, creo.
JUAN: No la tires entonces.
MARÍA: Pero estoy gorda.
CARLOS: Recortate de la foto.
MARÍA: ¿Cómo?
CARLOS: Agarrás una tijera y cortas el contorno de tu cuerpo y listo, desapareces de la foto. Es
simple.
JUAN: ¿Me dejas ver la foto?
MARÍA: No, estoy gorda.
JUAN: Ya te ví gorda y, en persona, lo cual fue más impresionante que una foto, creeme.
CARLOS: JUAN, creo que tu comentario fue innecesariamente agresivo hacia MARÍA.
JUAN: No fue mi intención, MARÍA.
MARÍA: Ustedes no son buenos hermanos. Nunca me miraron como se mira a una mujer. Y papá
tampoco. Por eso nunca tuve novios en mi juventud.
CARLOS: Sos nuestra hermana. No sos una mujer.
JUAN: Mirarte como una mujer hubiese sido incestuoso.
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MARÍA: Me acuerdo que los hermanos de mis amigas las cuidaban, hablaban de ellas como si
fueran unas reinas frente a sus amigos varones y sólo dejaban que el mejor de todos las invitara a
salir. En cambio ustedes, eran capaces de pagarle a cualquier idiota para que me invitara.
CARLOS: Jamás le pagué a nadie para que te invitara a salir.
MARÍA: Nunca un amigo tuyo me invito a salir.
CARLOS: Por eso.
JUAN: Yo nunca tuve amigos así que nada me podés reprochar.
MARÍA: Tenías un amigo… en la universidad... ¿te acordás?
JUAN: Era un compañero de estudio. Nunca intimamos.
MARÍA: A mí me gustaba. Era atento.
JUAN: Te parecía atento porque era pobre. Era educado y humilde.
CARLOS: No lo recuerdo a ese chico.
JUAN: Vos ya no vivías acá cuando yo cursaba.
MARÍA: Ese chico era buen mozo.
CARLOS: Mamá nunca lo habría aceptado. Dijeron que era pobre.
JUAN: Hablando de mamá… ¿Qué vamos a hacer con el tema?
CARLOS: Ya les expliqué. Mamá está acusada de un delito… no hay testigos que puedan
afirmar nada que la implique pero su sola firma la implica bastante. Su declaración es
fundamental para defenderse. Tenemos que aleccionarla para que se defienda.
MARÍA: No puede hacerse malasangre con el yeso.
CARLOS: El yeso es en el brazo.
JUAN: (pensativo) Es cierto eso, el yeso es en el brazo.
CARLOS: Sólo tiene que decir que ella no sabía nada de los negocios de papá, que sólo firmaba
lo que él traía por ser la vicepresidenta de la sociedad y porque confiaba en su marido. Punto.
JUAN: Dijimos que la íbamos a entrenar para pedir otra prórroga.
CARLOS: Vos dijiste. A mi no me parece.
MARÍA: Ya sé lo que voy a hacer. Un álbum de fotos. Esta caja está muy desordenada.
JUAN: Odio los álbumes de fotos.
MARÍA: A mi me parece que los álbumes de fotos son un buen recuerdo, mantienen viva la
memoria.
JUAN: Yo me acuerdo de todo.
CARLOS: Me parece que no estamos para andar gastando en álbumes de fotos.
MARÍA: Hay uno vacío. Me parece una buena idea llenarlo con estas fotos que están sueltas. Si
no, se van a perder. Es más, lo voy a titular “Fotos Sueltas”.
JUAN: Volviendo al tema de la declaración…
MARÍA: Me van a tener que ayudar a ordenarlas porque me falta la cronología.
CARLOS: Conmigo no cuentes.
JUAN: A mí ni me mires. Prefiero no ver el contenido de esa caja.
MARÍA: Ustedes son dos insensibles. Hay fotos preciosas en esta caja. La verdad, las miro y me
emociono. Es increíble como pasó el tiempo.
JUAN: Sí, es increíble.
Escena 20
CARLOS y JUAN acostados en la cama.
JUAN: No me puedo dormir.
CARLOS: Bueno, contá ovejitas.
JUAN: ¿Dónde pasaste la noche de anoche?
CARLOS: No importa.
JUAN: Mamá dice que sos un invertido.
CARLOS: Mamá está loca.
JUAN: Quiero que me cuentes la verdad. Soy tu hermano.
CARLOS: Tengo sueño.
19
JUAN: Voy a leer.
CARLOS: No podes prender luces.
JUAN: Entonces contame donde pasaste la noche de anoche.
CARLOS: Pasé la noche en la calle. Dando vueltas. Tomando aire de esta casa. Me asfixio acá
adentro.
JUAN: No te creo.
CARLOS: Bueno, pero es la verdad.
Silencio
JUAN: Papá no va a volver.
CARLOS: Claro que no.
JUAN: ¿Y qué vamos a hacer?
CARLOS: Ahora vamos a dormir. Mañana vemos.
JUAN: No me puedo dormir.
CARLOS: Contá ovejitas.
Pasan unos segundos en silencio. Entra MARÍA.
MARÍA: No puedo dormir. Pensé que tal vez ustedes tampoco. Y bueno, en ese caso, podríamos
charlar, ¿no?
JUAN: CARLOS no quiere charlar.
CARLOS: Quiero dormir.
MARÍA: Es increíble. Mamá tiene un sueño tan profundo. Parece que cuando duerme no respira.
CARLOS: Quizás se murió y no te diste cuenta.
MARÍA: ¿Vos decís que puede ser que esté muerta?
CARLOS: Hierba mala nunca muere.
MARÍA: ¿Puedo prender la luz?
CARLOS: No.
JUAN: Yo prefiero charlar con la luz prendida.
CARLOS: Es que no vamos a charlar de nada. Es la una de la mañana.
MARÍA: Vas a tener que dormir con la luz prendida si no querés charlar. Creo que tenemos cosas
que definir que nos tienen a todos sin poder dormir.
JUAN: Es cierto.
CARLOS: Yo puedo dormir perfectamente si ustedes me dejan.
MARÍA prende la luz del cuarto
MARÍA: A partir de mañana voy a redecorar esta casa. La voy a pintar yo misma si es necesario.
Aprendí unas técnicas de pátinas en una revista que me gustaría practicar.
Ahora que tengo tiempo libre. El tiempo es el bien más preciado porque se acaba con la muerte.
¡Tenemos que aprovechar ese tiempo para construir!
CARLOS: ¿Construir qué?
MARÍA: No sé. Me pareció linda la frase.
JUAN: Me pareció una frase cursi.
CARLOS: Es cierto, MARÍA. A veces, sos cursi.
MARÍA: Quiero darles una buena noticia: Mañana va a venir a comer a casa mi candidato. Sí, sí.
Tengo un candidato. Quiero decir… un joven que me pretende. Es panadero. Le compro el pan
todas las mañanas. Y, bueno… me pareció bien invitarlo a cenar, para que lo conozcan.
CARLOS: ¿No tenemos un peso y vos vas a andar invitando gente? Con razón querés redecorar
la casa.
JUAN: ¿Un candidato? ¿Qué pasa acá?
MARÍA: Les quería avisar con tiempo para que lo trataran bien. No es un hombre común. Es
muy especial…Es tímido y vegetariano.
CARLOS: Igual en esta casa no comemos carne hace mucho.
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MARÍA: Pero él es vegetariano por elección. Dicen que la gente vegetariana tiene una vida más
larga que la gente que come carne…y menos contracturas musculares. De todas maneras, el come
tofu.
CARLOS: Odio el tofu.
MARÍA: Hay otras proteínas vegetales que reemplazan a la carne…la soja….el seitán…
JUAN: ¡BASTA! ¡Ahhhh! Me arrepentí ¡Basta de hablar! No quiero escucharlos ya. Estoy
cansado. Estoy cansado de escucharlos. Hace 30 años que vivo escuchando las estupideces que
dicen y pensando lo estúpidos que son. Ustedes están mal. Y yo estoy pagando las expensas de
esta casa con mi sueldo miserable... ¿para que vos traigas un candidato…para que vos salgas de
noche con tu no sé qué? No, basta. Me cansé. Me cansé de ustedes. No quiero vivir más. No
quiero. No tengo nada por lo que vivir. Vos te vas a ir con tu candidato y vos con tu...no sé. ¿Y
yo? ¿Alguien alguna vez pensó en mí? Yo he cumplido años y no recibí ni un llamado de ustedes
durante años.
MARÍA: No tenías contestador. Yo te llamé y no pude dejar mensaje.
JUAN: Insistís. Cuando querés encontrar a alguien, insistís.
CARLOS: Vos siempre fuiste muy reservado.
JUAN: Noooo. Yo siempre estuve muy sólo. Ahora veo todo distinto. Ahora me doy cuenta que
el único que alguna vez intentó acercarse a mí fue papá. Y ahora papá no está. Mamá es un ente
cuyo tono de voz siempre me irritó y ahora más que nunca. Y ustedes tienen “candidatos”. ¿Y
yo? No aguanto más. Yo también quiero una vida. Una vida distinta a esta.
CARLOS: Creo que sos vos el que está siendo cursi ahora.
JUAN: Y yo creo que vos sos un infeliz…un egoísta que nunca supo hacer nada…un hueco…
¡eso!…sos hueco, siempre lo fuiste.
MARÍA: ¿Quieren que prepare un té? Hay té de tilo.
JUAN: Noooo: ¡Basta de tés! Quiero tomar un whisky. Eso quiero…
MARÍA: Me parece una excelente idea. El alcohol sirve para ahogar las penas, dice el dicho.
Pero no tenemos whisky en esta casa.
JUAN: Vos sos una descerebrada. Siempre lo fuiste. No sabes más que cocinar y repetir lo que
dicen las revistas pelotudas que lees. Y cocinas horrible, sabelo.
MARÍA: JUAN, vos sos un intelectual. No todos somos así, como vos. Como dice Graciela
Alfano: “Hay quienes nacieron con la estrella y quienes nacieron estrellados”. Vos naciste con la
estrella.
JUAN: ¡Que estrella ni estrella! Yo nací sufriendo y no paré de sufrir nunca más.
CARLOS: Eso es producto de tu personalidad y no de las circunstancias externas. A vos te gusta
sufrir. Ya de chiquito te gustaba llorar por cualquier cosa y no cambiaste.
MARÍA: Llorar es muy bueno.
JUAN: ¿Saben que? No tengo con quien hablar. No se puede hablar con ustedes. No entienden
nada.
Entra SUSANA manejando su silla de ruedas.
SUSANA: ¿Ustedes se piensan que porque su padre no está pueden hacer lo que quieran? Esto es
una casa de familia, es la una de la mañana y en esta casa no se grita.
MARÍA: ¿Mamá? Justo les estaba comentando a los chicos que tenías sueño profundo.
SUSANA: Escuchen bien lo que les voy a decir: A esta casa no va a venir ningún candidato de
ninguno de ustedes hasta que tu padre no se haga presente. No acepto que nadie entre a esta casa,
¿escucharon? No acepto que ustedes hagan otra cosa que no sea buscar a su padre por cielo y
tierra. El pobre debe estar perdido o algo así. Siempre fue tan despistado. Pero si no vuelve
pronto, sepan que yo me voy a morir y eso va a caer sobre la conciencia de cada uno de ustedes,
si es que todavía les queda algo de eso.
JUAN: Mamá, Papá no va a volver acá. Se fue con otra mujer. ¡Entendelo! Se fue con una
modelo joven y hermosa. La vimos en fotos.
MARÍA: (nerviosa y tratando de mentir) Mamá, JUAN está muy nervioso. No lo escuches, no
está en un buen día.
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JUAN: Noooo. Estoy diciendo la verdad. A ver si la escuchan ustedes también. ¿O todavía creen
que alguien nos va a salvar de esta mierda? La verdad es la verdad y ya no se puede ocultar más.
SUSANA: La única verdad es que yo me sacrifiqué mucho por ustedes, di mi vida por ustedes, y
no voy a permitir que esta familia se destruya. ¿Está claro? ¡Desagradecidos! ¡Ay! ¡Ay! Mi
corazón….me agarró una puntada en el corazón. Se me paró el corazón. ¡Alcohol! ¡Tráiganme
alcohol!
JUAN: Me voy. Empiecen a pensar cómo se las van a arreglar sin mí porque a fin de esta
semana, me voy.
MARÍA: (a JUAN) Sos un desalmado. Mamá calmate, por favor, ¿si? Todo va a estar bien, vas a
ver. Papá te va a llamar en cualquier momento y se van a amigar. A veces los celulares tienen
mala señal adentro de los departamentos…y vos casi no salís. Debe ser eso. A partir de mañana
vamos a salir más seguido…al parque…al mercado de flores…
JUAN: ¡Estúpida! ¿Para qué le mentís?
MARÍA: ¿No ven que se está muriendo?
CARLOS: (a JUAN) ¿Y a dónde pensás irte vos?
JUAN: No te importa.
SUSANA: ¡Alcohol!
MARÍA: ¡Alcohol!… ¿No escucharon? ¡Quiere alcohol!
CARLOS: Le duele el corazón. ¿Para qué quiere el alcohol?
JUAN: Para la nariz.
MARÍA: Ella respira el alcohol y se calma.
JUAN: Desde que tengo memoria tiene esos ataques. Y nosotros tres con el frasco de alcohol al
costado de su cama.
SUSANA: Nunca me cuidaron ustedes. Son unos desamorados. Yo traje tres hijos al mundo y
nunca recibí afecto de ninguno de ustedes. Se nota que ustedes no son padres. Mi vida entera la
dediqué a cuidarlos.
JUAN: Eso no era cuidarnos. Era castrarnos.
CARLOS: JUAN, creo que te estás propasando. ¿Por qué no vas a buscar el alcohol mejor?
JUAN: Porque no tengo ganas. Por mí que se muera ahora mismo. No voy a hacer nada para
impedirlo.
CARLOS: ¡No vas a hacer nada porque sos un inútil y siempre lo fuiste! Vos y tus libritos. ¡Por
favor!
JUAN: ¿Yo inútil? ¿Por qué no te mirás un poco al espejo? Por lo menos, yo tengo un trabajo y
un poco de talento. Vos no tenés nada, infeliz.
MARÍA: Voy a buscar el alcohol. Mamá, esperame un segundo acá, ¿si?
JUAN: ¿A dónde querés que vaya en esa silla?
SUSANA: ¡No me dejes! ¡No me dejes con estos salvajes!
MARÍA: Pero querías alcohol, mamá.
SUSANA: ¡Ay!…Me voy a morir. Me bajó la presión. Llamen a una ambulancia.
CARLOS: Mamá, siempre que llamamos a un médico, dicen que no tenés nada. Ya conocemos el
tema. Tranquilizate un poco. MARÍA, dale un calmante.
SUSANA: ¡No quiero un calmante! ¡Quiero que vayan a buscar a su padre!
JUAN: ¡Se fue! ¿No lo entendés? Se fue para siempre. No te aguantaba más y por eso se fue. Nos
dejó huérfanos. Papá se fue para no tener que escucharte más. Y yo también me voy a ir para no
escucharlos más. ¡Los odio!
MARÍA: Me parece que no es momento de andar pensando en forma egoísta, JUAN. Tenemos
cosas que resolver.
CARLOS: Si, claro. Además, no te podés ir así de fácil. Tenemos un trato.
JUAN: Teníamos un trato que me dispongo a romper en este preciso momento. Toda la vida
estuve pendiente de ustedes, incluso los años que puse distancia, seguía pendiente de ustedes. Y
ya no quiero más eso. Quero olvidarme de que existen. Quiero que no ocupen un lugar en mi
mente.
MARÍA: ¿Mamá estás mejor?
22
SUSANA: No, no. Me siento mal. Me va a dar un infarto. ¿Qué hice para tener hijos así? Son
diablos.
MARÍA: Yo no.
CARLOS: Por favor, yo no puedo creer esta situación.
JUAN: No es nueva esta situación. Vivimos mil veces esta misma situación incluso estando papá
en casa.
CARLOS: Yo no me acuerdo.
JUAN: Bueno, yo si.
CARLOS: Vos tenés una visión exagerada de las cosas.
JUAN: Y vos no tenés memoria.
MARÍA: Bueno, me parece que quizás deberíamos preparar algo para comer o jugar al truco así
nos calmamos un poco. ¿Quieren que prepare un té? Puedo preparar té de hierbas para todos.
¿Querés mamá?
SUSANA: Me voy a morir. Me voy a morir.
MARÍA: No digas eso, mami. Estamos acá los tres para cuidarte.
JUAN: ¡Pero por favor! ¿No ves que no se va a morir? Hace 30 años que la escucho decir que se
va a morir y nos va a terminar enterrando a todos.
SUSANA: Crié tres diablos.
CARLOS: ¿Por qué será?
SUSANA: Callate, maricón.
CARLOS: Yo no soy ningún maricón.
JUAN: Admitilo, CARLOS. Ya lo sabemos todos.
MARÍA: Yo no le dije nada. El me sacó de mentira a verdad.
CARLOS: ¿Estuvieron hablando de mí?
MARÍA: No. Nunca.
JUAN: Sí. Claro que sí.
CARLOS: Esa costumbre que tienen de hablar del otro cuando no está no la van a perder nunca.
JUAN: La misma que tenés vos. La misma que tienen todos en esta casa.
CARLOS: Nunca hablo de vos. Tengo temas mejores de que hablar.
MARÍA: Sólo me comentó que no podías dormir bien de noche y que llorabas… pero fue un
comentario al pasar. Tampoco pienses que te estuvimos criticando a tus espaldas durante horas
porque no fue así. Habrán sido cinco minutos…máximo, ¿no?
JUAN: (mira a sus hermanos) Ustedes… están de atar.
SUSANA: Llevame al cuarto, hija.
MARÍA: Si, mamá. Bueno, chicos, vamos a dormir. Mañana será otro día.
CARLOS: Ya es mañana. Son las 2 de la mañana.
JUAN: Tengo hambre.
CARLOS: Y si. Después de toda la mierda que vomitaste debes tener el estómago vacío.
JUAN: Por lo menos, no tengo el culo roto.
CARLOS avanza sobre su hermano.
CARLOS: ¡Me cansaste, flaco! ¡Te voy a matar!
JUAN: ¡Dale! ¡Probá! Ya no te tengo miedo….y menos ahora que sabemos que sos una nenita.
CARLOS: ¡Te voy a matar!
SUSANA: ¡Socorro!
JUAN: Me harías un favor pero antes, tomá.
JUAN le lanza un derechazo en la cara, CARLOS reacciona golpeando fuertemente a JUAN.
Quedan entrelazados en plena riña. MARÍA intenta separarlos.
SUSANA: MARÍA, sacalos de mi vista. ¡Me voy a morir!
MARÍA: ¡Basta, chicos, por favor!
SUSANA: ¡Llevame a la cama! ¡No quiero verlos! ¡El corazón!
MARÍA: (agotada) ¡Por favor!
23
SUSANA: ¡Diablos!
Los 2 hermanos se trenzan esquivando a MARÍA que trata de interponerse. CARLOS termina en
el piso y JUAN de pie.
JUAN: Nunca más te atrevas a ponerme un dedo en la cara. ¿Escuchaste?
CARLOS trata de recobrar el aliento
MARÍA: Ahh…me agotaron… Yo que no hago gimnasia hace tiempo, no estoy acostumbrada a
estos trajines. .. Me voy al cuarto…. Por favor, chicos…ahh (recobrando el aire) no se peleen
más… JUAN, hay fiambre en la heladera si tenés hambre. Podés hacerte un emparedado. Pero
comé. No te duermas con el estómago vacío porque es lo peor que hay. Podés tener
pesadillas….Estuve pensando…quizás es por eso que no dormís bien de noche…porque no
comés bien. Yo leí en una revista que la comida de la noche es fundamental en la naturaleza del
sueño posterior...
SUSANA: (casi sin aire) Me duele el corazón, por favor. Mi cama
MARÍA: Bueno…que descansen. Hasta mañana.
MARÍA se retira con su madre. CARLOS se levanta lentamente del suelo y se acuesta en la cama.
JUAN se pone a armar su valija.
CARLOS: No seas ridículo. ¿A dónde te vas a ir ahora?
Escena 21
JUAN solo en proscenio. Se agregan luego CARLOS y MARIA.
JUAN: Quizás mi hermana tenía razón. Quizás sus teorías tenían alguna lógica. No lo sé. La
realidad es que esa noche me fui de la casa…sin comer los emparedados de MARÍA. No tenía
más ganas de comer ahí. No podía quedarme después de semejante berrinche…tenía que
sostenerlo hasta el final. Así fue que armé mi valija y me fui, casi por una cuestión de orgullo y
sin pensarlo demasiado. Dormí en una pensión durante un mes. La soledad era un estigma en mi
vida. Quizás la gente nunca me gustó. O quizás todavía no encontré más que libros como
compañeros de ruta, libros que me hacían sentir cosas que en la vida no sentía. Ellos se las
pudieron arreglar sin mí bastante bien. CARLOS consiguió un trabajo…administrativo en un
banco.
CARLOS: Para ser más específico, soy ayudante de finanzas. Chequeo los saldos de las cajas de
ahorro y de las cuentas corrientes todos los días. También renuevo plazos fijos por teléfono o
personalmente.
JUAN: Papá nunca dió señales de vida. Mamá declaró lúcidamente y quedó libre de toda
sospecha. Y MARÍA…no sé. Nunca se sabe con MARÍA.
MARIA: No sé dónde puse la receta de la torta de cumpleaños de ocho huevos. Ese bizcochuelo
es realmente tan esponjoso… Sería una pena haberla perdido porque no la recuerdo de memoria.
JUAN: Hoy cuando llegué a la pensión me encontré con un mensaje que decía que me
comunicara urgente con la casa. De nuevo la urgencia aparecía en mi vida de la mano de mi
familia. Siempre todo era grave y urgente en mi familia. Hasta comprar un regalo de cumpleaños
se tornaba de una gravedad pocas veces vista. Sí…La urgencia era otro estigma en mi vida.
Llamé a la casa y me atendió mi hermana. Me dijo que mamá… había muerto. Y a mi…se me
paró el corazón. No pude escuchar más nada y toda mi memoria se apareció de golpe. De pronto,
volví a ser un niño de seis años de la mano de su madre. Mi mamá era una buena persona. Era
intensa, si. Pero también muy divertida, a veces. Tenía una extrema necesidad de afecto, de dar y
de recibir. Y la vida se ocupó del resto. Pero después de todo, ¿quién soy yo para juzgarla?
24
Escena 22
JUAN entra a la casa de sus hermanos. MARÍA le abre la puerta con el celular en la mano.
MARÍA: Hola
JUAN: Hola
Se besan y abrazan por un segundo y MARÍA se separa rápidamente. JUAN y CARLOS se miran
serios.
MARÍA: Voy a preparar té.
JUAN: Por mi no hace falta.
MARÍA mira un segundo su celular y se quiebra en llanto.
MARÍA: Se quedó dormida…y no se levantó más. ¿Podés creer?
JUAN se queda en silencio. MARÍA llora. CARLOS y JUAN se miran sin palabras.
MARÍA: Yo no voy a poder seguir sin ella. No puedo.
CARLOS: Ella era…especial.
JUAN: Si. Era especial.
CARLOS: No es justo.
JUAN: Nada es justo.
MARÍA: Yo no voy a poder. No voy a poder. Ni siquiera llegó a conocer a mí… No llegó a
conocerlo. Se durmió con su celular en la mano. Y así se quedó. Con su celular en la mano.
Esperando esa muestra de amor que nunca llegó. ¿Ustedes saben lo que es esperar una muestra de
amor y que nunca llegue?
JUAN: Si, MARÍA.
MARÍA: No, JUAN. Nosotros no lo sabemos. Porque ella estuvo siempre. En forma
incondicional y a su manera, pero estuvo. Papá cuando no pudo más, se fue. Ella se quedó hasta
que su cuerpo le dijo basta.
CARLOS: MARÍA…
MARÍA: ¡MARÍA nada! No me hablen. Mamá tenía razón. Son dos idiotas. ¿Qué me pueden
decir ustedes? Vos dejaste la casa cuando más te necesitábamos y vos dormiste afuera la mitad de
las noches con ese “no sé qué” que tenés quien sabe dónde. Yo en cambio estuve siempre acá, al
lado de ella. Hasta el último momento. Sacrifiqué lo poco de vida que me quedaba y pasé sus
últimos momentos con ella. (El llanto se hace más pleno) Pero no lo pude evitar.
CARLOS: Bueno, creo que no tiene sentido empezar con los reproches porque no vamos a
terminar más.
Los 3 hermanos se quedan en silencio mientras MARÍA sigue llorando desconsoladamente.
JUAN (tímidamente): ¿Dónde está?
CARLOS: En su cuarto.

JUAN va hacia el cuarto de su madre.


CARLOS: MARÍA, no te pongas así. No te puedo ver así.
MARÍA: No me podés ver. Nunca pudiste verme ni mirarme.
CARLOS: Esta bien. Listo. No se puede hablar.
MARÍA: Con vos no se puede hablar porque no tenés nada para decir. No te corre sangre por las
venas.
CARLOS: ¿Quién te dijo que no? ¿Eh?
Entra JUAN cabizbajo.
25
CARLOS: ¿Ustedes 2 se creen que son los únicos con derecho a sentir? Ustedes no me conocen
ni un poco así que por favor les pido, ahórrense, al menos hoy, cualquier tipo de agresión hacia
mi persona.
MARÍA: Ella tenía sueño profundo. Yo no pensé que estaba… (Llora)
JUAN: Tiene una expresión de paz en la cara que nunca le había visto.
Suena el celular de MARÍA. MARÍA mira el número y antes de atender se seca las lágrimas y se
arregla el pelo como si estuviese por salir a una cita. Atiende el celular.
MARÍA: ¡Hola! Hola, mi amor, ¿cómo estás?...Te estamos esperando así decidimos qué hacer
con el cuerpo.... Ya sos de la familia, mi amor. Un beso. Ah.. traeme biscochitos. Hoy voy a
romper la dieta.
Los 2 hermanos se miran y luego cruzan miradas los 3 con cierto extrañamiento.
JUAN: ¿Era tu...?
MARÍA entra en llanto nuevamente.
MARÍA: (llorando) Sí, era Mario. Y pensar que mamá no lo pudo conocer. Es tan bueno.
Silencio
CARLOS: Bueno… ¿Cómo seguimos?
JUAN: ¿Con qué?
CARLOS: No sé. ¿Qué se hace en estos casos? ¿Hay que llamar a la policía?
MARÍA: No. Basta de Policías. Voy a darle un baño, la voy a vestir bien y vamos a sacar
fotos….todos juntos. Eso es lo que ella hubiera querido. Quiero ponerla linda. A ella siempre le
gustó mucho vestirse bien.
CARLOS: MARÍA… estás loca.
JUAN se da vuelta para mirar en dirección al cuarto de su madre.
CARLOS: (a JUAN) ¿Qué pasa?
JUAN: Estaba pensando…en su regalo de cumpleaños.
CARLOS: Vos no querías poner plata.
JUAN: Era difícil regalarle a mamá. Ella era tan…exigente.
CARLOS: Es cierto. Era exigente.
MARÍA: Si le hubiéramos regalado el viaje soñado…
JUAN: ¿Habría alcanzado?
CARLOS: ¿Habría alcanzado?

FIN

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