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La depresión se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico,

infeliz, abatido o derrumbado. La mayoría de nosotros se siente de esta


manera de vez en cuando durante períodos cortos.
La depresión clínica es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos
de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un
período de algunas semanas o más.

sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o “vacío”;


sentimientos de desesperanza o pesimismo;
sentimientos de irritabilidad, frustración o intranquilidad;
sentimientos de culpabilidad, inutilidad o impotencia;
pérdida de interés o placer en las actividades y los pasatiempos;
fatiga, disminución de energía o sensación de que está más lento;
dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones;
dificultad para dormir, despertarse temprano en la mañana o dormir
demasiado;
cambios en el apetito o en el peso sin haberlos planificado;
dolores y molestias, dolor de cabeza, calambres o problemas digestivos sin
una causa física aparente, o que no se alivian ni con tratamiento;
intentos de suicidio o pensamientos sobre la muerte o el suicidio.

Se hace mediante la entrevista clínica teniendo en cuenta la información que


aporta el paciente, familiares y allegados. A veces, como apoyo a la
entrevista, se utilizan cuestionarios o test; normalmente para saber más
acerca de los síntomas o del tipo de depresión que puedas tener.
El profesional que haga la evaluación te preguntará sobre tus síntomas para
saber cuál es la gravedad de tu depresión. En concreto, te preguntará cuestiones
acerca de:
Pensamientos, sentimientos y comportamientos.
Duración de los síntomas y cómo afectan a tu día a día.
Nivel de actividad diaria.
Relación con tus familiares y amigos.
Existencia de problemas que se pueden ver relacionados con la depresión.
Enfermedades en el pasado.

1. Sobrepeso u obesidad, que pueden derivar en enfermedades


cardíacas o diabetes.
2. Dolor o enfermedad física
3. Consumo inapropiado de alcohol o de drogas
4. Ansiedad, trastorno de pánico y fobias sociales
5. Conflictos familiares, dificultades en tus relaciones y problemas en
la escuela o el trabajo
6. Aislamiento social
7. Sentimientos suicidas, intentos de suicidio o suicidio
8. Automutilación, como por ejemplo cortes
9. Muerte prematura a raíz de enfermedades

Los Trastornos afectivos constituyen un grupo de enfermedades caracterizados por


una sintomatología afectiva básica y común a todos ellos (tristeza, decaimiento,
desilusión, incapacidad para el disfrute…), pero diferenciándose por la duración,
gravedad y evolución. Comúnmente se habla de "Depresión" como término general
para designar a cualquiera de estos trastornos pero desde un punto de vista
psiquiátrico hay que matizar y diferenciar unos de otros. Así distinguimos los
siguientes:

Episodio depresivo mayor/menor


Debemos pensar en él ante la aparición de síntomas como tristeza vital,
pesimismo, ansiedad, irritabilidad, apatía, embotamiento afectivo,
empeoramiento matutino, disminución marcada del interés y de la capacidad
de disfrutar, sentimientos de inutilidad e ideación de culpa, baja autoestima,
pensamientos recurrentes de muerte, pérdida de apetito, disminución de
peso, alteraciones del sueño, etc. Ante esta situación es recomendable
consultar con el médico de Atención Primaria.

Depresión subclínica
Es aquella depresión que puede pasar prácticamente inadvertida porque no
se detecta la presencia de ánimo deprimido, ni la incapacidad para disfrutar
de las cosas, y sí otros síntomas de los descritos (pesimismo, ansiedad,
irritabilidad, apatía, embotamiento afectivo pérdida de apetito, disminución de
peso, alteraciones del sueño, etc.

Depresión enmascarada o "somatizada"


Los síntomas afectivos o emocionales no se expresan espontáneamente,
incluso al preguntar por ellos pueden ser negados. En este caso predominan
los síntomas somáticos o corporales: dolores inespecíficos, alteraciones
gastrointestinales (sequedad de boca, estreñimiento-diarrea, úlcera gástrica
etc.), respiratorias (sensación de ahogo, dificultad respiratoria…),
neurológicas y sensoriales (mareo, cefalea, vértigo, temblores),
genitourinarios (molestias al orinar, ausencia de la menstruación, impotencia,
etc.).

Depresión con síntomas psicóticos


Junto a los síntomas del episodio depresivo están presentes ideas delirantes
o alucinaciones. Las ideas delirantes están en consonancia con el estado de
ánimo, e incluyen temas de pecado, culpa, ruina o catástrofes inminentes.
Esta forma de depresión es especialmente complicada por el contenido de
las ideas delirantes. Ante su sospecha debe consultar con un médico de
forma inmediata.

Trastorno bipolar
Los Trastornos Bipolares son un grupo de trastornos afectivos caracterizados
por la presencia de episodios reiterados en los que se alterna el ánimo
deprimido con episodios de exaltación (euforia, hiperactividad, etc.)

Trastorno distímico
El Trastorno Distímico o Distimia es un tipo de depresión crónica, en la que
los síntomas se manifiestan de forma permanente durante un periodo de
tiempo prolongado. A veces puede llegar a sentirse bien durante días, incluso
semanas, pero enseguida vuelven a reaparecer los síntomas, estando la
mayor parte del tiempo cansado y deprimido. Suele iniciarse en la edad
adulta.
Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo
Es un trastorno bastante frecuente, se caracteriza por la aparición de
síntomas emocionales, ánimo depresivo, tristeza, llanto, desesperanza, en
respuesta a un acontecimiento estresante ocurrido en los tres meses
anteriores al inicio de la clínica.

Ante la aparición de síntomas sugerentes de un trastorno afectivo, como los mencionados, que exceden por
su intensidad o duración a las oscilaciones normales del ánimo, en las que la tristeza se encuentra incluida,
es recomendable consultar con su médico de Atención Primaria para descartar la presencia o no de un
trastorno depresivo y en su caso iniciar el tratamiento oportuno.

El tratamiento de la depresión tiene tres objetivos principales:

 MEJORAR LOS SÍNTOMAS DEPRESIVOS.

 RECUPERAR EL NIVEL DE FUNCIONAMIENTO PSICOSOCIAL PREVIO.

 PREVENIR FUTUROS EPISODIOS DEPRESIVOS.

Un buen tratamiento para la depresión debe tener muy en cuenta estos tres
objetivos. En primer lugar, los síntomas de tristeza, desesperanza, apatía,
pérdida del interés y del placer, tienen que mejorar en el tiempo más breve. La
mejoría de los síntomas debe acompañarse de la recuperación del nivel de
funcionamiento psicosocial previo. Es decir, la persona tiene que ser capaz de
volver a trabajar, a relacionarse con sus amigos, a cuidar de sí misma y de su
familia y a volver a disfrutar de la vida.
Si piensas que puedes estar deprimido, solicita ayuda.

A veces puede ser complicado pedir ayuda porque puedes sentirte culpable por
estar mal, lo que hace que prefieras ocultar su problema.
No tienes por qué enfrentarte a la depresión tú solo. Puedes hacer
alguna de estas cosas:

Cuéntaselo a alguien de tu confianza. Por ejemplo, alguien de tu familia, tú pareja,


un amigo o cualquier otra persona con la que te sientas cómodo: no te aísles.
Habla con tu médico de familia u otro profesional sanitario. De esta manera podrán
hacer un diagnóstico adecuado, ofrecerte las diferentes opciones de tratamiento y
ayudarte a participar en la toma de decisiones respecto al mismo.

La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, pues se estima


que afecta a un 3,8% de la población, incluido un 5% de los adultos y un 5,7%
de los adultos de más de 60 años (1). A escala mundial, aproximadamente 280
millones de personas tienen depresión (1). La depresión es distinta de las
variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales
breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema
de salud serio, especialmente cuando es recurrente y de intensidad moderada
a grave. Puede causar gran sufrimiento a la persona afectada y alterar sus
actividades laborales, escolares y familiares.

Las personas afectadas de depresión grave presentan un riesgo suicida mayor que la
población general. El suicidio constituye un problema de salud pública importante, y en
gran medida prevenible. Se trata, como la depresión, de un fenómeno complejo de origen
multifactorial, siendo los factores de riesgo diversos, de carácter biológico, psicológico y
ambiental. La depresión se puede curar y el suicidio se puede prevenir.

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