Responder a las violaciones de derechos humanos de mujeres indígenas
implica hacer lecturas contextuales y situadas que tomen en cuenta las
distintas opresiones que las afectan, tanto en sus contextos familiares, comunitarios, de trabajo, etc., como en determinadas coyunturas históricas, y que priorizan sus entendimientos de agravios y de justicia.
En los últimos años la perspectiva de interseccionalidad
ha ido ganando terreno en el campo de los derechos humanos, particularmente en lo referente a los derechos de las mujeres indígenas.
La CIDH también ha subrayado que:
Un enfoque holístico e integral de las violaciones de derechos humanos que
afectan a las mujeres indígenas implica abordar las desigualdades institucionales y estructurales que enfrentan e interpretar el alcance de sus derechos humanos a la luz de esas desigualdades y de su realidad cotidiana. Requiere tener en cuenta su género, así como la relación particular con sus tierras ancestrales y las leyes y políticas que siguen perjudicándolas, y que a la vez exacerban su situación de desigualdad y cercenan el pleno ejercicio de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. El referido enfoque requiere también examinar el nexo entre esta situación de discriminación y el grave problema de la violencia contra la mujer en todas sus manifestaciones.
Adicionalmente, mujeres indígenas activistas, intelectuales e instancias de
derechos humanos internacionales y regionales han subrayado la importancia de analizar con detenimiento cómo las mujeres entienden sus propias situaciones y las violencias que las afectan.
Es necesario que los sistemas de justicia se aproximen a cómo las víctimas
conciben y viven los agravios, y qué medidas creen necesarias para alcanzar la justicia, el resarcimiento y la reparación digna. Como han insistido repetidamente mujeres indígenas en Guatemala y a lo largo del continente, no son solo víctimas sino sujetos de derecho y actoras que participan activamente en la búsqueda de la justicia. En los últimos años han asumido un papel cada vez más directo en los procesos judicializados como querellantes, y por lo mismo es sumamente importante aproximarse a sus percepciones y demandas.
En Guatemala la violencia que ejerce el sistema colonial-patriarcal contra las
mujeres indígenas es aguda, generalizada y ocurre de múltiples formas; estructurales, simbólicas, institucionales, interpersonales y cotidianas, las cuales se traslapan y entremezclan. Las mujeres indígenas enfrentan discriminación en esferas tales como la educación, los servicios de salud, la propiedad de bienes, el empleo y la participación política.
Durante el conflicto armado interno la violencia contra las mujeres indígenas
alcanzó niveles antes inimaginables, pero la violencia de género es de larga data, al igual que el racismo y la discriminación sistemática en contra de los pueblos indígenas y contra los pobre.
Esto a la vez implica que las instancias encargadas de garantizar la justicia
tomen en cuenta las múltiples maneras que tienen los actores indígenas de entender las relaciones entre el individuo, el colectivo y el entorno, es decir, sus propias ontologías, epistemologías y saberes.