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GRADO PRIMERO
Pero un día todo el paisaje apareció también blanco. ¡Había nevado! Y la mamá
coneja, cuando fue a buscar a sus pequeños no los podía encontrar porque como eran
blancos, se confundían con la nieve.
Entonces fue a buscar pinturas y pintó a sus conejitos de todos colores. ¡Ahora sí
podía verlos fácilmente jugando en la nieve blanca!
Todo anduvo bien hasta que un día, al mirar al campo, no pudo encontrar
nuevamente a sus conejitos queridos. ¡Había llegado la primavera con todo su
esplendoroso colorido! Entonces llamó a sus niños y uno a uno los lavó y los volvió a
dejar de su color natural, el blanco.
Ahora los podía observar tranquilamente como corrían por el florido campo. Estaba
muy feliz.
Hasta que un día, pasado el tiempo... ¡volvió a nevar!... y este cuento vuelve a
comenzar.
Escrito por: Francisco Rojas de Peñaflor
Anexo 2:
Anexo 3:
Cuando Alberto y sus compañeros llegaron a la Sala Descubre, algo ocurrió, dentro
de ellos todo comenzó a cobrar vida.
De repente alguien dijo “¿Estáis viendo cuantos colores?” y Alberto preguntó
“¿quién ha dicho eso?” entonces se oyó otra voz “¿y esa música?, ¿la oís?”,
“¿Qué música?”, “yo no oigo ni veo nada” replicaron, “pero huelo el agua del
río” a lo que alguien contestó “¿qué río?”, “¡yo no la huelo, pero puedo sentirla
y está muy fría!”.
“¿Pero de dónde vienen esas voces? ¡No entiendo nada!”, dijo Alberto un poco
asustado. De repente, su boca comenzó a hablar y le explicó todo lo que estaba
ocurriendo: “Alberto, no te asustes, soy tu boca y además de hablar, en mí se
encuentra uno de los Cinco Sentidos (el Gusto).
Con el Oído podrás escuchar las botellas con las que haremos canciones.