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LAS CAUSAS DE LA REFORMA PROTESTANTE

Causas y motivaciones religiosas

Causas y motivaciones socio-económicas

Causas y motivaciones políticas

Causas y motivaciones sociales

I. Causas y motivaciones religiosas

(1) La corrupción, la simonía y los abusos del clero católico.

(2) La venta de indulgencias o el negocio del perdón de los pecados.

(3) La explotación de supuestas reliquias religiosas, aprovechando la


superstición e ignorancia de los fieles.

(4) El conflicto entre la concepción de la teología agustina y la tomista. La


primera, fundada en la predestinación del ser humano, su pecaminosidad
natural y su falta de libre albedrío; y, la segunda, que reconocía el libre
albedrío y la necesidad de la intervención de la Iglesia, por medio de los
sacramentos, para la obtención de la gracia divina.

(5) La tendencia hacia la imitación del cristianismo primitivo al colocar la fe


como la esencia de la religión, con la afirmación de la tesis agustina del
pecado original, la naturaleza imperfecta del ser humano y la predestinación.

(6) El desprestigio del papado como consecuencia del Cautiverio Babilónico en


Aviñón y el cisma papal.

(7) El movimiento místico y monástico, que afirmaba la salvación por la piedad


y la fe.1

II. Causas y motivaciones socio-económicas

(1) El interés de los príncipes y de los consejos de las ciudades libres en


apropiarse de las tierras poseídas por la Iglesia, que en Francia comprendían

1Pablo A. Deiros, Historia del Cristianismo: Las reformas de la iglesia (1500–1750), Formación Ministerial
(Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2008), 52–53.
la quinta parte del territorio nacional y en Alemania la tercera parte, así
como de sus riquezas en metales preciosos, joyas y mobiliario.

(2) La necesidad de obtener ingresos para solventar los gastos de equipamiento


de los ejércitos y flotas nacionales y el deseo de liquidar las disputas y
exenciones de impuestos de que gozaba la propiedad de la Iglesia.

(3) Terminar con el drenaje de dinero que representaban los impuestos papales,
como el tributo anual denominado “dinero de San Pedro”, los diezmos y las
anatas. Los campesinos y pequeños burgueses urbanos querían verse libres
de las obligaciones onerosas que les imponía el clero. La Guerra de los
Campesinos fue expresión de estos reclamos de los sectores sociales
oprimidos.

(4) El crecimiento de la clase media cuyos intereses estaban en contradicción


con algunos principios morales del catolicismo. Estos principios condenaban
las actividades de crédito y usura, facilitando el camino para la adopción de
una religión acorde con el auge del capitalismo comercial.2

III. Causas y motivaciones políticas

(1) El desarrollo del absolutismo monárquico y la consiguiente emancipación de


toda potestad externa en la vida de los Estados nacionales.

(2) La adopción en Inglaterra, Francia y Alemania de disposiciones tendientes a


prohibir la designación de cargos eclesiásticos por el Papa.

(3) El desarrollo del nacionalismo y, como consecuencia, el crecimiento del


espíritu nacional.

(4) La necesidad de contar con una sanción teológica adecuada para las
opciones políticas que se hacían, a fin de obtener una base más sólida de
respaldo popular. Como indica G. R. Elton: “La Reforma se mantuvo
dondequiera que el poder laico (príncipe o magistrado) la favoreciera; no
pudo sobrevivir allí donde las autoridades decidieron suprimirla.”3

IV. Causas y motivaciones sociales

2Pablo A. Deiros, Historia del Cristianismo: Las reformas de la iglesia (1500–1750), Formación Ministerial
(Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2008), 53.
3Pablo A. Deiros, Historia del Cristianismo: Las reformas de la iglesia (1500–1750), Formación Ministerial
(Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2008), 54.
(1) Los movimientos de disidencia, rebeldía social y reclamos de espacios
propios por parte de las masas campesinas y de la incipiente burguesía
urbana frente a los estamentos estancos de la estructura social feudal en
decadencia.

(2) El oportunismo de los caballeros empobrecidos que culpaban de su miseria


y marginación del poder al alto clero establecido, que poseía gran parte de la
propiedad territorial (1522 y 1523).

(3) La búsqueda de oportunidades por parte de numerosos “hijos segundones”


que, por ver vedado el acceso a la tierra, el título de nobleza, las riquezas y
el poder político y social veían en el desarrollo de las artes liberales su vía
de realización y eran campo propicio para la siembra de nuevas ideas
religiosas.4

4Pablo A. Deiros, Historia del Cristianismo: Las reformas de la iglesia (1500–1750), Formación Ministerial
(Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2008), 54.

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