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Profesorado de Educación Secundaria en Economía

Espacio curricular: Sujeto de la Educación

Tema: Problemáticas adolescentes

Docente: Satto María Valeria

Alumno: Morend Ayrton

Curso: 2° Año

Ciudad y fecha de entrega: Villa Elisa 21/10/2021


La adolescencia una etapa difícil

En el siguiente informe se hará énfasis a los problemas que afectan


específicamente a los adolescentes con el fin de exponer sus principales
características y proporcionar una relación de las problemáticas con lo abordado
en el currículo de la materia sujeto de la educación.

La adolescencia es la etapa que sucede entre la niñez y la adultez, en un periodo


que se caracteriza por profundos cambios físicos, psicológicos y sociales, en el
cual es difícil establecer límites cronológicos precisos para este periodo de vida.
En la mencionada etapa se presenta un gran cambio en la esfera psicosocial y en
todos los aspectos se produce la estructuración de funciones nuevas, que incluye
el nivel de autoconciencia, las relaciones interpersonales y la interacción social, y
de ella se derivan trastornos
psicosociales asociados
como: embarazo no
deseado, infecciones de
transmisión sexual, ausencia
del conocimiento de
sexualidad responsable, etc.

El embarazo en la
adolescencia es definido
como un “problema” al vincularse con consecuencias no deseadas ni previstas
como el aborto ilegal, el abandono, maltrato de los niños, variados conflictos
conyugales y familiares, dependencia económica del grupo familiar, delegación del
cuidado de los hijos, uniones conyugales forzadas, abandono de los estudios,
dificultades en la inserción laboral y variados problemas de salud, entre otra
cosas.

Existen numerosas experiencias con programas de educación sexual para


prevenir la ocurrencia de los embarazos en adolescentes. La gran mayoría basan
su estrategia en la entrega de información sobre la fisiología de la reproducción
humana, promoviendo el uso de métodos anticonceptivos; ellos no han tenido
resultados muy impactantes.

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La adolescencia transcurre,
según la OMS, entre los 10 y
19 años. Sin embargo, hay
quienes plantean que se
extiende hasta los 23 o 24
años, edad en que las
muchachas y los muchachos terminan sus estudios universitarios y se insertan en
la vida laboral.

Por los matices según las diferentes edades, a la adolescencia se la puede dividir
en tres etapas:

1. Adolescencia temprana (10 a 13 años).


Biológicamente, es el
periodo peri puberal
con grandes cambios
corporales y
funcionales.
Psicológicamente el
adolescente comienza
a perder interés por los
pares e inicia amistades
básicamente con
individuos del mismo
sexo.

Intelectualmente aumentan sus habilidades cognitivas y sus fantasías; no controla


sus impulsos y se plantea metas vocacionales irreales. Personalmente se
preocupa mucho por sus cambios corporales con grandes incertidumbres por su
apariencia física.

2. Adolescencia media (14 a 16 años).

Es la adolescencia propiamente dicha; cuando ha completado prácticamente su


crecimiento y desarrollo somático. Psicológicamente es el período de máxima
relación con sus pares, compartiendo valores propios y conflictos con sus padres.

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Para muchos, es la edad promedio de inicio de experiencia y actividad sexual; se
sienten invulnerables y asumen conductas omnipotentes casi siempre
generadoras de riesgo. Muy preocupados por apariencia física, pretenden poseer
un cuerpo más atractivo y se manifiestan fascinados con la moda.

Es importante hacer énfasis en esta cuestión del paso de la dependencia a la


independencia por la que deben transitar los adolescentes, asunto que muchos
padres y madres no piensan, y esto, por sí solo, hace compleja la situación.

3. Adolescencia tardía (17 a 19 años)

Casi no se presentan cambios físicos y aceptan su imagen corporal; se acercan


nuevamente a sus padres y sus valores presentan una perspectiva más adulta;
adquieren mayor importancia las relaciones íntimas y el grupo de pares va
perdiendo jerarquía; desarrollan su propio sistema de valores con metas
vocacionales reales.

Embarazo en la
adolescencia

El inicio de la actividad
sexual expone a las
adolescentes a una
serie de riesgos que
comprometen su salud

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sexual y reproductiva, además de su desarrollo psicológico y social, pues esta se
comienza sin una adecuada orientación y sin conocimiento pleno de las
complicaciones que les puede conllevar esa actividad sexual precoz sin la debida
protección. Al inicio sexual en edades tempranas se relacionan diferentes factores
favorecedores, dentro de ellos se citan: la ignorancia sobre la reproducción
humana que tienen los adolescentes, la mala comunicación con los padres, el
desconocimiento de los padres sobre sexualidad, vivir con uno solo de los
progenitores, ser hija o hijo de padres adolescentes, la influencia de los grupos de
amigos, televisión, periódicos y revistas. Son miles las adolescentes que por
distintos motivos y circunstancias conciben un embarazo sin haberlo planificado,
ya que en sus prioridades no se encuentra planificar un embarazo, y la decisión
que tome la adolescente de abortar o de continuarlo siempre va a repercutir en su
vida futura.

En el período del parto los problemas más frecuentes son las alteraciones en la
presentación y en la posición del feto, que se relacionan con un desarrollo
incompleto de la pelvis materna; lo que determina una incapacidad del canal del
parto para permitir el paso del feto; estas distocias provocan aumento de los
partos operatorios.

En el producto de la concepción prevalecen el bajo peso al nacer, tanto por


prematuridad como por deficiente desarrollo para la edad gestacional; por ende,
es un recién nacido propenso a presentar sepsis y otras enfermedades, que
constituyen un alto riesgo y se convierten en un problema biológico y social. Se ha
confirmado que la mortalidad infantil en este grupo duplica o triplica la de los niños
de madres mayores de 20 años.

El embarazo no deseado no sólo implica un gran costo para los adolescentes y


sus familias, sino que además es una carga económica enorme para las
sociedades. El coste social incluye la asistencia pública para las madres con
dificultades financieras, la implementación de programas educacionales y de
desarrollo de habilidades para capacitar a las madres para que logren
independencia económica y la pérdida de ingresos tributarios a causa de menor
empleo y ganancias.

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Según datos de la UNICEF, en nuestro país el 55.2% de los adolescentes son
pobres, uno de cada cinco tiene ingresos familiares y personales tan bajos que no
les alcanza si quiera para su alimentación mínima requerida.

De acuerdo a los datos de la Organización de las Naciones Unidas, hay


condiciones que hacen a las jóvenes más vulnerables a embarazarse, como el
hecho de vivir en hogares de menores ingresos, con niveles educativos muy bajos
y que habitan en zonas rurales.

Para solucionar el problema del embarazo en la adolescencia se requiere de un


esfuerzo mayor y coordinado no sólo de los adolescentes mismos, sino de la
familia, las instituciones políticas y religiosas, de la economía, del modelo
educacional y de salud, los cuales producen una profunda influencia en las
condiciones de vida de los mismos.

Las madres adolescentes tienen mayor probabilidad de tener un mal rendimiento


escolar, provenir de hogares de sectores socioeconómicos bajos y de ambientes
menos ventajosos; ellas mismas son hijas de madres con educación escolar
limitada y antecedentes de embarazos adolescentes no deseados. Los hijos de
madres adolescentes tienen mayor probabilidad de tener bajo peso al nacer y
convertirse en víctimas de negligencia física y abuso.

Son numerosos los argumentos para decir que el embarazo en la adolescencia se


comporta como un problema de salud, por lo que se hace necesario el desarrollo
de políticas serias de salud como la educación sexual y sanitaria, que se
encaminen a la reducción de las tasas de embarazo en este grupo, lo que
garantizará un mejor pronóstico de vida, tanto para la madre como para la
descendencia y una repercusión positiva en el desarrollo futuro de la sociedad.

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A nivel mundial, el embarazo en la adolescencia sigue siendo un impedimento
para mejorar las condiciones educativas, económicas y sociales de la mujer. En el
caso de las jóvenes, el matrimonio y la maternidad precoz limitan en alto grado las
oportunidades de educación y empleo.

Se impone incrementar los esfuerzos para disminuir el embarazo en la


adolescencia y sustituir las interrupciones por el uso de los métodos
anticonceptivos (los dos miembros de la pareja) de una forma eficiente, razonable
y responsable, pues la madurez sexual es una premisa para una maternidad
segura. Esto evidencia la necesidad de potenciar acciones educativas que
promuevan un mejor conocimiento sobre aspectos esenciales de la sexualidad, de
modo que se traduzca en una actitud y comportamiento responsable de la misma.

La adolescencia es considerada como una de las etapas más sanas de la vida y,


aunque no deja de ser cierto, es también una de las más complejas y para muchos
problemática. Estos criterios han generado cierto grado de abandono en la
atención a los adolescentes sanos, así como a la adecuada formación y
capacitación de los recursos humanos que brindan los servicios de salud.

La adolescencia constituye una fase indudablemente difícil, de gran vulnerabilidad,


que requiere atención especial. Pero que de ninguna manera se debe considerar,

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por sí misma, como una etapa de crisis, rebeldía y rompimiento social; por el
contrario, la propia historia del género humano demuestra que no han sido pocos
los logros y triunfos, los aportes que ellos han brindado al crecimiento de la
sociedad a lo largo de los siglos.

Infecciones de transmisión sexual

Las infecciones se transmiten de una persona a otra durante una relación sexual.
Pueden ser producto de más de treinta tipos de virus, bacterias y parásitos. Las
más frecuentes son: la sífilis, la gonorrea, la clamidia, el Virus del Papiloma
Humano (VPH), las hepatitis B y C, el VIH. Afectan a todas las personas: varones,
mujeres de cualquier edad y orientación sexual.

Se pueden transmitir de una persona a otra durante una relación sexual vaginal,
anal u oral sin protección. Las ITS se pueden transmitir por sangre, semen, líquido
pre seminal o fluido vaginal.

Los Principales síntomas de las ITS son:

 Lastimaduras en la zona genital, con o sin dolor.


 Secreciones de pus en los genitales (vagina y pene) o en el ano.
 Ardor al orinar.
 Flujo genital u anal diferente al habitual.
 Dolor en la parte baja del abdomen.
 Lesiones en la boca o manchas en la piel.
 Verrugas genitales.

Ante alguno de estos síntomas es


importante hacer una consulta en el
hospital o Centro de Salud.

¿Cómo se detecta?

Las ITS pueden no mostrar síntomas.


Algunas veces solo se detectan con un
examen médico como análisis de sangre u
orina. En caso de embarazo, es

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importante que ambos padres se realicen los análisis para poder tratarse, de ser
necesario, y evitar la transmisión al bebé.

¿Cómo se tratan?

La mayoría de estas infecciones son tratables, y muchas de ellas pueden curarse.


Si no se tratan pueden
producir, de acuerdo al
tipo de infección,
diferentes problemas de
salud:

 Infertilidad tanto en
hombres como en
mujeres.
 Dolor crónico en la
pelvis.
 Predisposición o mayor riesgo de tener embarazo ectópico (en una trompa).
 Problemas neurológicos.
 Pueden aumentar la posibilidad de adquirir VIH.
 El VPH no tratado puede relacionarse con algún tipo de cáncer.

Algunas pueden pasar al bebé durante el embarazo, parto o cuando se amamanta


o presentar cuadros generalizados cuyas consecuencias se expresan en todo el
cuerpo.

¿Cómo se previenen?

La mayoría de las ITS se pueden prevenir usando preservativo (masculino o


femenino) o campo de látex desde el comienzo y durante toda la relación sexual.

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), o infecciones de transmisión


sexual (ITS), generalmente se adquieren por contacto sexual. Los organismos
(bacterias, virus o parásitos) que causan las enfermedades de transmisión sexual
pueden transmitirse de una persona a otra por la sangre, el semen o los fluidos
vaginales y otros fluidos corporales.

Factores de riesgo

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Cualquier persona que sea sexualmente activa se arriesga a cierto grado de
exposición a una enfermedad de transmisión sexual (ETS) o a una infección de
transmisión sexual (ITS). Los factores que pueden aumentar ese riesgo son los
siguientes:

 Tener relaciones sexuales sin protección. La penetración vaginal o anal de


una pareja infectada que no usa condón de látex aumenta
considerablemente el riesgo de contraer una infección de transmisión
sexual. El uso inadecuado o inconstante de condones también puede
aumentar el riesgo.
 El sexo oral puede ser menos riesgoso, pero las infecciones pueden
transmitirse sin condón de látex o protector dental (un trozo cuadrado y
delgado de caucho hecho con látex o silicona).
 Tener contacto sexual con varias parejas. Si tienes contacto sexual con
más gente, mayor será tu riesgo. Esto válido tanto para las parejas
concurrentes como para las relaciones monógamas consecutivas.
 Tener antecedentes de infecciones de transmisión sexual. Tener una
infección de transmisión sexual hace que sea mucho más fácil que otra
infección de transmisión sexual se afiance.
 Cualquier persona forzada a tener relaciones sexuales o actividad sexual.
Lidiar con una violación o un ataque sexual puede ser difícil, pero es
importante ver a un médico lo antes posible para que te realicen análisis de
detección, tratamiento y apoyo emocional.
 Abuso de alcohol o consumo de drogas recreativas, él abuso de sustancias
puede inhibir tu juicio, haciendo que estés más dispuesto a participar en
conductas de riesgo.
 Inyectarse drogas, él uso compartido de agujas transmite muchas
infecciones graves, incluido el VIH, la hepatitis B y la hepatitis C.
 Ser joven, la mitad de las infecciones de transmisión sexual ocurren en
personas entre 15 y 24 años de edad.

Transmisión de la madre al bebé

Ciertas infecciones de transmisión sexual, como la gonorrea, la clamidia, el VIH y


la sífilis, pueden transmitirse de una madre infectada a su hijo durante el
embarazo o el parto. Las infecciones de transmisión sexual en los bebés pueden

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causar problemas graves o incluso la muerte. Todas las embarazadas deben
someterse a un examen para detectar estas infecciones y recibir tratamiento.

Sexualidad responsable

Para hablar de sexualidad responsable es imprescindible referirse en primer


término, a una Educación Sexual adecuada y efectiva, una buena definición de
ella es decir, que la educación sexual consiste en la enseñanza tendiente a
desarrollar la comprensión de los aspectos físicos, mentales, emocionales,
sociales, económicos y psicológicos de las relaciones humanas en la medida en
que afecten a las relaciones entre hombre y mujer.
La educación sexual debe propiciar y
favorecer en la comunidad educativa
una formación rica en valores,
sentimientos, conceptos y
comportamientos para el desarrollo de la
responsabilidad y autonomía cuya fase
fundamental sea el afecto y la igualdad
entre las personas.

Algunos conceptos fundamentales

 Sexo: conjunto de características


orgánicas que distinguen machos
de hembras de una misma
especie.
 Sexualidad Humana: es la forma
de expresión o el conjunto de
formas del comportamiento humano, vinculado a los procesos psicológicos
y sociales del sexo
 Sexo de crianza: está determinado, usualmente, por los genitales externos.
Es atribuido al nacer(Pene – hombre; Vulva – mujer)
 Sexo social, rol socio sexual, masculinidad y feminidad: conjunto de
comportamientos y actitudes culturales que indican a sí mismo y a los
demás la pertenencia al sexo masculino o femenino, o a la ambivalencia en
proporciones variables.
 Sexo psicológico, identidad sexual o identidad genérica:
convencimiento íntimo de ser hombre o de ser mujer que tiene el individuo,

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o la identificación subjetiva con una u otra de estas condiciones o con
ambas, en proporciones variables.

La diferenciación del sexo psicológico depende, fundamentalmente, del efecto del


entorno familiar y social.

 Orientación sexual: dirección que sigue el deseo sexual del sujeto en


relación con un objeto sexual determinado; puede manifestarse hacia un
solo tipo de objeto o hacia varios, en proporciones variables. La más típica
orientación sexual es la heterosexual, seguida por la homosexual.

Recomendaciones para una sexualidad responsable

 La sexualidad es una dimensión natural y sana de la vida.


 Los niños deberían obtener su educación sexual primaria en la familia.
 Las relaciones sexuales nunca deben ser coercivas o explotadoras.
 Todas las decisiones sexuales tienen consecuencias.
 Los jóvenes necesitan desarrollar sus propios valores sobre la sexualidad
para volverse adultos.
 Involucrarse de manera prematura en conductas sexuales implica riesgos.
 Los jóvenes que tienen relaciones sexuales deben tener acceso a
información sobre servicios de salud y prevención del embarazo y las
ITS/VIH.

Es importante:

1. Hablar con naturalidad: este tema no debe ser un tabú y tampoco debe tratarse
como algo impropio, hacer preguntas, acercarte al médico de tu escuela, psicólogo
o a tus papás para aclarar cualquier duda, no debe ocasionarte problema alguno.

2. Disfrutar de tu sexualidad libremente: experimentar y vivir situaciones sexuales


siempre y cuando sean lícitas, es tu derecho. Pero recuerda que no debes permitir
que nadie te presione, afecte tus emociones o ignore cualquiera de tus decisiones.

3. Cuidar tu salud: una vez que comienzas una vida sexual es muy importante
visitar a tu médico, realizarte chequeos, análisis u otros estudios para checar tu
salud.

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4. Conocer métodos anticonceptivos: actualmente existen diversas opciones para
protegerse de las ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) y embarazos no
deseados. Exigir el uso de un método anticonceptivo es tu derecho.

Llevar una sexualidad sana y responsable tiene muchas ventajas, como:

Conocer tu cuerpo, saber qué te gusta y qué no.


Poder decidir qué hacer, cuándo y con quién.
Elegir un método anticonceptivo.
Decidir si deseas tener hijos o no.
Aprender a decir no.
Elegir correctamente a la persona con quien quieres estar.
Evitar Infecciones de Transmisión Sexual.

Conocer todo sobre la sexualidad propia, disponiendo de la información necesaria


y correcta beneficia la vida sexual, la madurez no significa comenzar una vida
sexual, es saber cómo disfrutarla, cuidarse y evitar riesgos que puedan traer
consecuencias.

Conclusión:

En conclusión la adolescencia es una etapa de cambio donde un niño deja de ser


un niño y empieza a adquirir madurez. Existen cambios psicológicos, físicos y
biológicos, Es una etapa donde se termina de formar el carácter de una persona, y
empieza a pensar más seria y críticamente. Por lo cual incorporándonos desde
una perspectiva de docente tenemos el privilegio o la oportunidad, desde nuestra
asignatura de lograr conciliar una ayuda con algunas problemáticas que pueden
estar atravesando los jóvenes en su adolescencia.

Existe un desaprovechamiento de los medios de comunicación que continuamente


bombardean a los jóvenes con información, que corresponde a los padres y al
docente a conformar un rol de guía a la hora de que los adolescentes adopten un
buen concepto de los que es una sexualidad responsable.

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