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LIBRO DE ESDRAS

Esdras y Nehemías aparecen como un sólo libro en el texto masorético. En las Biblias hebreas a
partir de 1448 aparecen como dos libros separados, con sus respectivos títulos: Esdras y
Nehemías. Esa división seguía a la Vulgata.

Aunque en el libro doble Esdras-Nehemías no se pretende que hubiera sido escrito


enteramente por Esdras, no hay nada en su contenido que no pudiera haber sido escrito por
él. El autor usó material de fuentes autorizadas del tiempo de Zorobabel y de su propio
tiempo, y también informes tal vez escritos por Nehemías.

En primer lugar, Esdras registra el regreso de los judíos del exilio bajo la dirección de
Zorobabel, la reorganización del servicio de sacrificios y el comienzo de la reconstrucción del
templo. Todos, estos sucesos ocurrieron en el lapso de unos dos años, a principios del reinado
de Ciro. Durante los siguientes 13 años, la obra progresó lentamente por causa de la oposición

Tema:

Esdras y Nehemías son libros históricos documentales que registran la realización del plan
divino en la restauración de los judíos. Así se les concedió otra oportunidad de cooperar con
los propósitos eternos y demostrar su derecho de existir como nación. Además, esta narración
muestra cómo se cumplieron las profecías de Isaías y Jeremías, y proporciona un material
documental valiosísimo mediante el cual se advierte que las profecías de Daniel 8 y 9 están
claramente ligadas a hechos históricos comprobados.

Por medio de una serie de ejemplos instructivos, Esdras y Nehemías ilustran cómo unas pocas
personas pueden hacer grandes cosas para Dios cuando son guiadas por dirigentes piadosos,
sinceros, abnegados, y al mismo tiempo intrépidos y determinados. Una buena parte del
contenido de estos libros edifica y fortalece la fe en la dirección infalible de Dios.

Como setenta años después que regresó la primera compañía de desterrados bajo la dirección
de Zorobabel y Josué, Artajerjes Longímano subió al trono de Medo - Persia. El nombre de este
rey está relacionado con la historia sagrada por una serie de providencias notables. Durante su
reinado, vivieron e hicieron su obra Esdras y Nehemías. El fue quien, en 457 ant. de J. C.,
promulgó el tercero y último decreto para la restauración de Jerusalén. Durante su reinado se
produjo el regreso de una compañía de judíos bajo la dirección de Esdras, fue terminada por
Nehemías y sus colaboradores la reconstrucción de los muros de Jerusalén, se reorganizaron
los servicios del templo y grandes reformas religiosas fueron instituídas por Esdras y Nehemías.
Durante su largo reinado, demostró con frecuencia que favorecía al pueblo de Dios; y en sus
apreciados amigos judíos, Esdras y Nehemías, reconocía hombres designados y suscitados por
Dios para hacer una obra especial.

Lo experimentado por Esdras mientras vivía entre los judíos que permanecieron en Babilonia
era tan singular que atrajo la atención favorable del rey Artajerjes, con quien habló libremente
acerca del poder del Dios del cielo y del propósito divino de hacer volver a los judíos a
Jerusalén.

Nacido entre los descendientes de Aarón, Esdras recibió preparación sacerdotal. Se familiarizó,
además, con los escritos de los magos, astrólogos y sabios del reino medo - persa. Pero no
estaba satisfecho con su condición espiritual. Anhelaba estar en completa armonía con Dios;
deseaba tener sabiduría para cumplir la voluntad divina. De manera que "había aplicado su
corazón a la búsqueda de la ley de Yahveh y su práctica." ( Esd. 7: 10, V.B.C.) Esto le indujo a
estudiar diligentemente la historia del pueblo de Dios, según estaba registrada en los escritos
de los profetas y reyes. Escudriñó los libros históricos y poéticos de la Biblia, para aprender por
qué había permitido el Señor que Jerusalén fuese destruída y su pueblo llevado cautivo a tierra
pagana.

Esdras meditó en forma especial en lo experimentado por Israel desde el tiempo que fue
hecha la promesa a Abrahán. Estudió las instrucciones dadas en el monte Sinaí y durante el
largo plazo de las peregrinaciones por el desierto. A medida que aprendía cada vez más acerca
de cómo Dios había obrado con sus hijos, y comprendía mejor el carácter sagrado de la ley
dada en el Sinaí, Esdras sentía que se le conmovía el corazón. Experimentó una conversión
nueva y cabal, y resolvió dominar los anales de la historia sagrada, con el fin de utilizar este
conocimiento para beneficiar e ilustrar a su pueblo.

Esdras procuró preparar su corazón para la obra que, según creía, le aguardaba. Buscaba
fervientemente a Dios, a fin de ser sabio maestro en Israel. Y mientras aprendía a someter su
espíritu y su voluntad al dominio divino, se fueron incorporando a su vida los principios de la
santificación verdadera, que en años ulteriores ejercieron una influencia modeladora, no sólo
en los jóvenes que procuraban sus instrucciones, sino también en todos los que estaban
asociados con él.

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