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DEL FORTALECIMIENTO DE LA
SOBERANÍA NACIONAL”
“UNIVERSIDAD NACIONAL DEL
ALTIPLANO”
Curso:
Comprensión y argumentación
Docente:
Abril Yaco Andreina Gabina
Integrantes:
Jimenez Pacsi Carlos Alberto
Huaman Valencia Grettsy Dayana
Condori Ccallo Jackeline Rosmery
Saavedra Colquehuanca Astrid Carolina
Lupaca Velarde Gloria
Condori Condori Paolo Daniel
Alca cutimbo Edith yasmin
Arapa Quea Johan Gabriel
Semestre I
Puno - Perú
2022
LA NUEVA RELIGIÓN
Mario Bunge
1. A mediados de nuestro siglo surgió una religión que hoy cuenta millones de fieles.
Como toda religión, es un sistema de mitos que atribuyen propiedades extraordinarias
a los seres que adora. Como toda religión, ha acabado por institucionalizarse en
poderosas organizaciones. Como toda religión, ha penetrado en hogares y escuelas.
Como toda religión, alienta en algunos respectos y ata en otros.
2. A diferencia de las demás religiones, la que nos ocupa rinde culto a ciertos artefactos
que encontramos en lugares no consagrados, tales como laboratorios, comercios y
oficinas estatales. Y, a diferencia de las demás religiones, ha captado a las personas
más prácticas del mundo: los científicos, ingenieros y administradores. El lector ya
adivinó: se trata del culto de los ordenadores.
3. Sería ridículo poner en tela de juicio la potencia y versatilidad de los ordenadores, y
por consiguiente su utilidad. Sería absurdo negar que su difusión masiva está
revolucionando la vida diaria, la economía y la cultura. Lo discutible es la ideología
que suele acompañar a la revolución de marras. Veamos por qué.
4. Son artículos de fe de la nueva religión: que los ordenadores pueden hacer cuanto
hacemos los humanos, sólo que mucho mejor; que el cerebro no es sino un ordenador,
de modo que la mejor manera de entenderlo es estudiar cómo funcionan los
ordenadores; y que los ordenadores terminarán por dominar al hombre.
Examinaremos brevemente estas tesis.
5. Es verdad que los ordenadores pueden almacenar y elaborar (“procesar”) cantidades
prodigiosas de información. Pero es falso que puedan reemplazar con ventaja al
cerebro humano en todos los campos. Esto se debe a que tiene, entre otras, las
siguientes limitaciones.
6. Primero, los ordenadores no plantean problemas nuevos, sino que nos ayudan a
resolver problemas de ciertos tipos. Esta es una limitación clave porque toda
investigación o exploración, sea científica, técnica, humanística o artística, consiste en
investigar problemas.
7. Segundo, los ordenadores carecen de iniciativa y de originalidad. Más aún, no
queremos que las tengan; se los diseña para que obedezcan instrucciones, no para que
las inventen.
8. Tercero, los ordenadores carecen de intuición (flair, insight) para imaginar y evaluar
ideas nuevas. Más aún, no nos gustaría que poseyesen intuición, ya que entonces no
serían de fiar. Por el contrario, hacemos uso de ordenadores para controlar nuestras
corazonadas. En resumidas cuentas, no es verdad que los ordenadores puedan hacer
todo lo que podemos hacer los humanos.
9. Tampoco es cierto que los cerebros funcionen como ordenadores. No podrían hacerlo
puesto que están compuestos por células vivas que satisfacen leyes biológicas, no por
objetos físicos. Para refutar la tesis de la semejanza esencial entre cerebros y
ordenadores basta recordar que éstos sólo elaboran información: no la crean. Los
ordenadores son dispositivos combinatorios carentes de espontaneidad y creatividad.
Incluso la memoria humana difiere de la de un ordenador. La primera borra, agrega,
reorganiza y a menudo embellece, en tanto que el segundo conserva fielmente cuanto
se le ha confiado.
10. Como si esto fuera poco, la inteligencia humana no es puramente combinatoria ni, en
general, puramente racional: está íntimamente ligada a la percepción y la afección. A
diferencia de los ordenadores, somos capaces de tomarnos algunas ideas a pecho y
aun con pasión, lo que a veces nos ciega y otras nos ilumina. Dadas estas diferencias,
la estrategia de buscar entender el cerebro en términos informáticos es
fundamentalmente errada. El cerebro y sus funciones mentales se van entendiendo a
medida que se profundiza el estudio del ser humano vivo.
11. Finalmente, el temor (o la esperanza) de que los ordenadores terminen por
dominarnos es absurdo, ya que, en últimas instancias, quienes los controlan son seres
humanos. Basta desconectarlos para inactivarlos.
12. Lo que sí debemos temer es que se abuse de los programas que dan como resultados
finales decisiones que afectan a nuestras vidas. Esto es de temer porque, al
habituarnos a delegar decisiones a ordenadores, podemos delegar nuestra
responsabilidad, convirtiéndonos en seres amorales. Al obrar de esta manera
olvidamos que los programas respectivos suponen principios científicos, tecnológicos o
morales falibles, por lo cual debiéramos revisarlos de cuando en cuando. En otras
palabras, el abuso de los ordenadores nos torna dogmáticos sin advertirlo: nos
acostumbramos a aplicar (vía ordenadores) principios científicos, técnicos o morales,
olvidando la necesidad de controlarlos, revisarlos, enriquecerlos o abandonarlos.
13. En resolución, los ordenadores no sienten ni dudan: no formulan problemas ni tienen
“olfato” para “ver” y sopesar ideas o actos: no tienen corazonadas ni escrúpulos. Ni
siquiera calculan por cuenta propia, esto es, independientemente de los programas
que los alimentan. Por estos motivos no se equivocan al ejecutar instrucciones (a
menos, claro está, que se les dé alguna instrucción errada o se descompongan). Por los
mismos motivos los ordenadores son incapaces de crear y evaluar ideas y métodos
radicalmente nuevos: son, por decirlo antropomórficamente, conservadores y
dogmáticos.
14. La vida, en cambio, exige innovación y flexibilidad, y por esto también crítica,
permanentes. Y éstas no son computables, aun cuando el cálculo interviene a menudo
en la innovación y la crítica. El cálculo vale plata, pero la intuición vale oro, y la
originalidad – sea intelectual, artística o moral – no tiene precio.
15. Dado el enorme valor instrumental de los ordenadores, honremos a sus diseñadores,
constructores y programadores, y difundamos esas máquinas maravillosas en fábricas,
oficinas, escuelas y hogares. Pero impidamos que contribuyan a aumentar el paro, y
no tomemos en serio la religión del ordenador. Este no es sino un auxiliar neutro. Al
igual que las tijeras, puede usárselos para trabajar o para herir; al igual que la
escritura, puede usárselos para iluminar o para ofuscar. El buen o mal uso que
hagamos de los ordenadores depende exclusivamente de nosotros.
c) Integración
(resumen)
En el siglo XXI se ha generado una nueva religión, pero esta religión trata de los
ordenadores lo cual muchas personas se han vuelto dependientes de este dispositivo
llegando a un punto de hacerlo una necesidad básica e inclusive sobre agregándoles
un valor mayor al que merece, muchas personas no se están fijando del valor que tiene
en sí mismas al poseer un órgano que es el cerebro el cual tiene mayores facultades y
capacidades, si bien no debemos negar que el ordenar es, ha y seguirá siendo de gran
ayuda para la humanidad no debemos dejar de desarrollar más nuestras capacidades
como personas ya que los ordenadores no cuentan con algunas habilidades que
tenemos nosotros que es la creatividad , intuición, imaginación y la capacidad de
poder generar y a la vez buscar una solución para cualquier problema.
En conclusión nos da a conocer que los ordenadores son simples aparatos que a lo
largo del tiempo nos pueden traer complicaciones a nosotros, también que el abuso
de los programas puede poner en riesgo nuestras vidas lo cual es absurdo ya que los
ordenadores no podrían tener control sobre nosotros los seres humanos ya que tendría
que ser todo lo contrario es depende de nosotros el buen o mal uso que le vayamos a
dar , hoy en día esta muy presente el abuso que hacemos al usar los ordenadores ya
que con el tiempo esto se ha ido modificando y mejorando poco a poco dado el gran
valor que adquieren estos.