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Ciclo: VIII
Tacna –
2021 Perú
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN:
Durante siglos se han realizado estudios del cerebro, en sus inicios se detectó que era
una estructura rígida, sin capacidad de cambio; se pensó que desde la formación
embriológica se habían definido sus funciones y capacidades, pero gracias al misterio
que genera su funcionamiento se descubrió comprender esta capacidad la cual permite
al ser humano una rehabilitación funcional a pesar de la lesión.
2. CONTENIDO:
La capacidad del cerebro para adaptarse y compensar los efectos de la lesión, aunque
sólo sea de forma parcial, es mayor en los primeros años de la vida que en la etapa
adulta. Los mecanismos por los que se llevan a cabo los fenómenos de plasticidad son
histológicos, bioquímicos y fisiológicos, tras los cuales el sujeto va experimentando una
mejoría funcional-clínica, observándose recuperación paulatina de las funciones
perdidas.
FUNDAMENTOS DE LA NEUROREHABILITACIÓN
El Sistema Nervioso Central coordina y controla la conducta sensitivo-motora del ser humano al
momento de realizar una acción. Una alteración frecuente en las vías sensitivo motoras son los
accidentes cerebrovasculares. Esta lesión provoca alteraciones morfofuncionales muy variadas
con características de acuerdo a la zona lesionada, el tipo de ACV, etc.
Ocurrido el ACV acontece un complejo patrón de reorganización en las distintas etapas de este
cuadro, esto por la activación de mecanismos histológicos, neuroquímicos y neuroplásticos.
Durante la isquemia cerebral focal, el flujo sanguíneo suele reducirse en forma grave pero rara
vez llega a cero por el llenado parcial de vasos sanguíneos colaterales. En las zonas de
transición entre el tejido con riego normal y el núcleo central con isquemia grave, se reduce de
forma moderada el flujo sanguíneo. Este anillo moderadamente isquémico se denomina
“penumbra isquémica” en donde las células cerebrales permanecen viables por más tiempo que
las del núcleo isquémico, ambas morirán si continúa la supresión del flujo sanguíneo adecuado.
El tiempo para que la isquemia cerebral focal cause signos o síntomas clínicos es de 15 a 30
minutos de duración, en adelante la lesión será irreversible. Si la isquemia dura una hora o más,
será inevitable un infarto de parte o la totalidad del territorio vascular afectado.
La isquemia cerebral global que dura más de 5 a 10 minutos suele ser incompatible con la
recuperación de la conciencia en personas normo térmicas.
Durante la isquemia cerebral se produce un aumento de la síntesis de GABA, alcanzando
niveles 250 veces más elevados que en situaciones fisiológicas, esto provoca una
sobreestimulación de las neuronas vulnerables por el glutamato, facilitando la muerte neuronal.
Existen dos tipos de lesiones ocasionadas por la obstrucción de un vaso sanguíneo, la lesión
inmediata y la tardía. Esta situación ofrece un periodo útil de varias horas para el rescate de las
neuronas que se denomina “zona de penumbra isquémica”, posibilitando así, la reversión del
déficit neurológico inicial y la preservación del tejido cerebral. Se considera como la única área
tratable, su duración determina el momento en que podrían aplicarse medidas terapéuticas
efectivas.
El periodo de tiempo en el cual la penumbra persiste, representa una ventana potencial de
oportunidad terapéutica. La viabilidad de las células en la zona de penumbra tiene un tiempo
limitado ya que la disminución de las reservas de oxígeno y glucógeno desencadenan diversos
procesos patológicos, que conducen a la muerte cerebral. De manera que la zona de penumbra
constituye el blanco principal para la mayoría de las intervenciones médicas agudas aplicadas
entre las 3 y 6 horas posictal. Estudios realizados con EEG cuantitativo han reflejado que las
alteraciones electrofisiológicas después de un ACV isquémico se mantienen durante los tres
primeros meses, esto debido a la supervivencia de neuronas que se encuentran en el área
periférica.
El tiempo que transcurre entre el inicio de la isquemia hasta el momento en que la neurona
pierde la capacidad de sobrevivir, se denomina “ventana terapéutica”. Después de este tiempo la
reperfusión de la zona isquémica resulta inutil y peligrosa.
Ventanas terapéuticas:
Ventana de reperfusión: entre 6 y 8 horas cuyo objetivo sería evitar la pannecrosis por fallo
energético en área central y el desencadenamiento de los fenómenos secundarios sobre las
regiones en penumbra, es un periodo útil para la restauración del flujo sanguíneo cerebral,
logrando la recuperación total de la lesión neurológica. Sin embargo, las alteraciones
fisiopatológicas inducidas por la isquemia puedan persistir y prolongarse a pesar de
restaurarse una circulación cerebral adecuada y
quizás como consecuencia de ésta, instaurarse lo que se denominan lesiones retardadas y lesión
por reperfusión respectivamente, que pueden ser prevenidas o modificadas por los fármacos
neuro-protectores.
Ventana de neuroprotección: periodo durante el cual las medidas neuroprotectoras pueden
reducir o impedir el daño ocasionado por la isquemia cerebral o por la reperfusión tardía en el
área de penumbra isquémica. Es de mayor duración que la ventana de reperfusión, en particular
para los fenómenos de inflamación y apoptosis, que se suceden más tardíamente.
Estas alteraciones se extienden durante un periodo aproximado de tres meses lo que podría
representar una extensión relativamente prolongada de la ventana terapéutica y, por tanto, un
aumento en el tiempo para poder emplear acciones terapéuticas consecuentes que mejoren los
resultados finales en los pacientes.
PLASTICIDAD FUNCIONAL:
Se refiere a la capacidad de cerebro para mover las funciones de un área dañada a otras áreas
no dañadas
Según Grafman y Litvan (1999), en el ser humano se han observado evidencias de, al menos,
cuatro formas de plasticidad funcional:
1. La adaptación de áreas homólogas (contralaterales, por mecanismo de
desinhibición).
2. Plasticidad de modalidades cruzadas (reasignación de funciones a un área no
primariamente destinada a procesar una modalidad particular).
3. La expansión de mapas somatotónicos (reorganización funcional).
4. El desenmascaramiento compensatorio (desinhibición -reorganización
funcional).
Estas formas de plasticidad no son más que expresiones de los factores de reforzamiento de la
actividad sináptica, reajuste de la inhibición y la desinhibición en el circuito cortical y,
probablemente, el establecimiento de nuevas sinapsis como consecuencia del surgimiento de
nuevas colaterales dendríticas y axonales.
La recuperación de funciones abolidas o alteradas a consecuencia de una lesión puede hacerse a
través de vías de reserva que no se emplean habitualmente, hasta que la dimisión de la vía
primaria lo hace necesario y se produce su activación o desenmascaramiento( las conexiones
neuronales en reposo que están inhibidas en el estado normal pueden desenmascarar después de
un daño cerebral.
En el caso particular de las lesiones motoras, las vías accesorias pueden ser:
1. Fibras preservadas en los brazos anterior y posterior de la cápsula interna y en el tronco
cerebral.
2. La corteza motora ipsilateral al lado parético, a través del haz piramidal directo (no
decusado). Esto se ha corroborado por estimulación magnética transcraneal y por PET
(Tomografía por emisión de positrones ), con medición del flujo regional cerebral.
3. Múltiples sistemas paralelos con superposición de áreas corticales y de conexiones con
motoneuronas medulares, que en situación normal cooperan con el fin de manejar toda
la información necesaria para el rápido y preciso control de movimientos.
Otro mecanismo de recuperación funcional es lo que se conoce como transferencia de nivel, que
puede ser de un nivel superior a uno inferior, o viceversa.
En el caso de lesiones motoras, la transferencia puede ser de un nivel superior volitivo de
movimiento a uno inferior automatizado. Así, en caso de paresia de un miembro superior por
lesión cortical, que impide al paciente realizar movimientos volitivos (movimientos voluntarios)
con dicho miembro, se recurre a formas más consolidadas de actividad, como son los
movimientos automáticos de ambos miembros, insertados en acciones combinadas
(laborterapia, ludoterapia). Transferencia de un nivel inferior a uno superior de movimiento es
lo que puede verse en la rehabilitación de lesiones subcorticales con hemiparesia.
PLASTICIDAD SINÁPTICA
La plasticidad sináptica está dentro de la plasticidad cerebral. Cuando el cerebro está ocupado
en un nuevo aprendizaje o en una nueva experiencia se establecen una serie de conexiones
neuronales. Estas vías o circuitos neuronales son construidos como rutas para la
intercomunicación de las neuronas. Precisamente esa comunicación está dada en las rutas
neuronales creadas en el cerebro a través del aprendizaje y la práctica de aquello que hemos
aprendido.
● Memoria
La memoria es un proceso cognitivo relativamente complicado y en consecuencia se
presupone que el sistema neuroanatómico subyacente ha de ser complejo
Fisiológicamente, los recuerdos se producen por variaciones de la sensibilidad de
transmisión sináptica de una neurona a la siguiente. Estas variaciones a su vez generan
nuevas vías o vías facilitadas de transmisión de señales por los circuitos neurales del
cerebro. Las vías nuevas o facilitadas se llaman huellas de memoria.
- A corto plazo: Aquella memoria que retiene un número de conocimientos
limitado y dura desde unos segundos hasta unos minutos. Ejemplo, recordar el
número telefónico o DNI.
- A largo plazo: Se denomina así a la memoria que es capaz de almacenar una
cantidad ilimitada de conocimientos durante un tiempo también ilimitado.
Ejemplo, conocimientos acerca del mundo, imágenes, conceptos, etc. Se suele
distinguir entre:
➔ Memoria Explícita o Declarativa: Almacena conocimientos, permite
recordar acontecimientos, números, hechos, en esencia, el recuerdo de los
detalles diversos de un pensamiento integrado, y requiere un esfuerzo
consciente.
➔ Memoria Implícita No declarativa: Almacena habilidades motoras, se
asocia más con actividades motoras del cuerpo y es inconsciente.
● Aprendizaje
El aprendizaje es el cambio en el comportamiento como resultado de la experiencia.
Podemos encontrar dos tipos de aprendizaje:
- Asociativo: Es aquel que asociamos o relacionamos con experiencias que ya
han sucedido
- No asociativo: Es aquél en el que se produce un cambio en la conducta como
resultado de la experiencia repetida de un único estímulo.
Las neuronas que se comunican entre sí mediante conexiones llamadas sinapsis. Pues bien, esas
sinapsis o vías de comunicación se pueden regenerar durante toda la vida. Por ello, cada vez
que se adquieren nuevos conocimientos (a través de la práctica repetida), la comunicación
o la transmisión sináptica entre las neuronas implicadas, se ve reforzada. Cuanto mejor es la
comunicación entre las neuronas significa que las señales eléctricas viajan de manera más
eficiente a lo largo del nuevo camino. Por ejemplo, cuando se intenta aprender a usar una nueva
aplicación, se realizan nuevas conexiones entre algunas neuronas. Así, las neuronas de la
corteza visual determinan su color y botones, las de la corteza auditiva atienden a sus sonidos y,
otras, al nombre de los menús. Para ello son repetidamente evocados, de manera que se revisa el
circuito neural y se restablece la transmisión neuronal entre las neuronas implicadas, por lo que
cada nuevo intento mejora la eficiencia de la transmisión sináptica.
Inicialmente las sinapsis eran consideradas inmutables en sus propiedades funcionales como
puntos de soldadura entre los componentes de un circuito eléctrico. Estudios realizados
posteriormente, han ido demostrando las propiedades plásticas de las sinapsis.
Estas capacidades plásticas de las conexiones sinápticas pueden expresarse de diversa forma
según su duración y los mecanismos implicados, por ejemplo, existen mecanismos que
conducen a cambios transitorios de la eficacia sináptica en el orden de milisegundos a minutos.
Ejemplo de estos mecanismos son la facilitación o inhibición por pulsos pareados y la
potenciación postetánica ya que al parecer dependen de la acumulación de calcio residual en la
terminal presináptica, y su duración es limitada por los mecanismos de tampón de este ion.
Otras formas más duraderas como la llamada potenciación a largo plazo (LTP) es considerada el
mejor modelo de cambio funcional en la conectividad sináptica dependiente de la actividad.
Desde su descubrimiento se les vinculó a los procesos de memoria, pero en la actualidad se
propone como un mecanismo importante en la maduración funcional de las sinapsis y los
procesos de remodelación que conducen a la recuperación de funciones perdidas como
consecuencia de lesiones o de trastornos degenerativos.
Los mecanismos descritos hasta ahora tienen lugar, y afectan, principalmente a los componentes
postsinápticos, lo que no excluye la participación de elementos presinápticos. El componente
presináptico de la LTP requiere la activación de las neuronas post-sinápticas para producirse. Se
ha planteado que la neurona postsináptica libera algún mensajero que difunde retrógradamente
hasta la terminal presináptica y allí provoca los cambios. Este mensajero hipotético no ha sido
identificado y se han propuesto diversos candidatos, entre ellos, la adenosina, el factor
neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), el óxido nítrico y el ácido araquidónico).
PLASTICIDAD CORTICAL:
La reorganización de la corteza se relaciona con la zona lesionada, el nivel de recuperación que
se alcance , el entorno y los estímulos que desde él se reciban, etc.
Se han descrito varias formas del proceso neuroplástico en el cerebro humano. Cerebralmente,
la plasticidad puede seguir tres procesos.
● Plasticidad del mapa cortical motor de las áreas peri-infartadas
● El aumento de la actividad en áreas del hemisferio lesionado, como es el área
suplementaria, o el cortex premotor.
● Los cambios neuroplásticos del hemisferio ipsilateral a la parte corporal más afectada.
Estudios en la corteza visual han documentado la importancia de los procesos plásticos en el
desarrollo de las capacidades funcionales de este sistema. Mecanismos similares operan en otras
áreas como la corteza somatosensorial, motora, auditiva y áreas de asociación.
Así también, el desarrollo de remodelaciones neuroplásticas puede modificar la representación
cortical de funciones. Por ejemplo, la región ectosilviana de la corteza de asociación parietal es
un área de relación polimodal, con regiones visuales, auditivas y somatosensoriales. Tras la
deprivación visual bilateral, la representación visual ectosilviana es tomada por aferencias de
otras modalidades. Estas pueden intervenir en la recuperación de funciones perdidas por daño o
degeneración sin que, necesariamente se produzcan modificaciones importantes en la
cartografía cerebral de estas funciones.
Evidencias de plasticidad cortical somatomotora:
El mapeo de áreas motoras ha sido la metodología más utilizada en este sentido; esta consiste en
determinar el número de puntos excitables sobre el cuero cabelludo, la localización del punto
óptimo de estimulación, el centro de gravedad y la dirección óptima de las corrientes necesarias
para la activación de un músculo determinado.
Las probabilidades de recuperación motora en el hemisferio afectado dependen en primer lugar
de la magnitud de la lesión, pues mientras más tejido esté comprometido menos reserva
funcional para apoyar la recuperación. El fenómeno más evidente parece ser la expansión
funcional del mapa motor de las extremidades afectadas, con corrimiento de la zona central de
esta representación; dicho de otra forma, se produce el reclutamiento de otros grupos neuronales
de cortezas vecinas, con proyecciones a motoneuronas inferiores vía haz corticoespinal, que
eran menos activas antes de la lesión. Esta es una de las llamadas formas de plasticidad
reconocidas en el humano, y se asocia en general con una evolución clínica favorable, y un
mejor pronóstico en cuanto a la futura respuesta a la rehabilitación.
PLASTICIDAD EXTRANEURONAL:
Los fenómenos neuroplásticos ocurren tanto en un nivel intraneuronal como extraneuronal, tipo
inducción de moléculas de adhesión celular y procesos plásticos
asociados al astrocito.
La plasticidad, que obedece más al orden de la biología neuronal e interneuronal, requiere
participación de la neuroglia que ejecuta acciones de neovascularización, regulación energética,
modulación metabólica, regulación astrocítica de la corriente de calcio para sinaptogénesis y
señalización neuronal. Por lo tanto, existen procesos neuroplásticos de orden extraneuronal.
Desde el año 2000 las cadenas de monosacáridos o glicanos se reconocen como componentes en
diversos procesos de interacción neuronal tales como: migración celular, crecimiento neurítico,
formación sináptica y eficiencia-modulación sináptica.
En las interacciones celulares del tejido nervioso es necesaria la presencia de carbohidratos y
proteínas. Uno de los glicanos reconocidos es el ácido polisiálico, que se encuentra asociado
con la superfamilia de inmunoglobulinas y moléculas neuronales de adhesión celular. Al
parecer el ácido polisiálico ejerce funciones durante la regeneración de axones y dendritas
después de una lesión, y ha sido identificada su expresión en regiones plásticas cerebrales, como
en hipocampo en modelos murinos Los glicanos hacen parte del desarrollo, regeneración y
plasticidad sináptica del sistema nervioso. Las integrinas son moléculas estructurales de la
matriz extracelular; sus receptores también llevan a cabo señalización y funciones reguladoras
neuronales en procesos fisiológicos tipo memoria y fisiopatológicos como la inflamación,
cicatrización de heridas, metástasis, focos epileptogénicos, angiogénesis y lesiones tumorales.
ASPECTOS BIOMECÁNICOS
● Debilidad motora (paresia):
La fuerza se define como la capacidad para generar tensión suficiente en un músculo
para fines posturales y de movimiento (Smidt y Rogers, 1982).
Siendo de esta manera que la fuerza es el resultado tanto de las propiedades
musculoesqueléticas del propio músculo como de la activación neural del mismo.
Los aspectos neurales de la producción de fuerza reflejan a) el número de unidades
motoras reclutadas, (b) el tipo de unidades motoras reclutadas y c) la frecuencia de
descarga (Amundsen, 1990; Buchner y DeLateur,1991; Duncan y Badke, 1987; Rogers,
1991).
La debilidad se define como la incapacidad para generar niveles normales de fuerza.
Constituye una alteración importante de la función motora en muchos pacientes con
lesiones de la corteza motora y de los tractos descendentes. Según el alcance de la
lesión, la debilidad (reducción de la capacidad para
generar fuerza) ante cualquier lesión en la corteza cerebral puede tener una gravedad
variable, que va desde una pérdida total o grave de la actividad muscular, lo que se
denomina “parálisis” o “plejía”, hasta la pérdida leve o parcial de la actividad muscular,
que se denomina “paresia.”
3. CONCLUSIONES