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EL PERDON

El perdón es un tema recurrente en la Biblia y en él está la base de


nuestra relación con Dios. Todos los hijos de Dios lo hemos
experimentado y nuestros corazones están llenos de gratitud por eso.

Sin embargo, aun luego de sentir el poder del perdón en nosotros,


debemos admitir que no es fácil perdonar. Muchas veces, antes de
perdonar necesitamos pasar por un proceso doloroso y largo. Dios no
nos deja solos, él nos acompaña y nos ayuda. 

Entendemos que Dios desea que vivamos en amor, que


perdonemos a los que nos ofenden. Sin embargo, hay situaciones en las
que nos parece imposible perdonar. Veamos algunos de los mitos que
pueden prevenirnos de perdonar y veamos lo que la Biblia dice al
respecto.

1. Perdonar significa aceptar??


Perdonar no es aceptar o excusar el mal que te ha hecho otra persona.
¡De ninguna manera! Perdonamos para ser libres del rencor. Decidimos
seguir adelante sin permitir que otra persona tenga poder sobre nuestras
acciones o emociones.

Cuando perdonamos entregamos a Dios todo nuestro dolor, seguros de


que él se encargará de hacer justicia en su momento. Le permitimos a
Dios que nos transforme, que nos llene de su Espíritu Santo y
seguimos adelante confiando en su bondad.

Nunca digas: «¡Me vengaré de ese daño!» Confía en el Señor, y él actuará por ti.
-- Proverbios 20:22

El pecado siempre trae consecuencias y la persona que nos ha hecho


daño tendrá que vivir con las consecuencias de su error. Muchas veces
tenemos que decidir apartarnos de esa persona para evitar que nos siga
causando dolor. Perdonar no nos obliga a ser amigos o a mantener una
relación cercana con la otra persona.
El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las
consecuencias.
--Proverbios 22:3

Aun luego de decidir perdonar debemos actuar con prudencia. Debemos


orar por la otra persona y pedirle a Dios sabiduría para saber si es el
momento de buscar una reconciliación o si es mejor esperar. Muchas
veces lo más sabio es esperar hasta que Dios haga su obra
transformadora en la otra persona.

2. Primero me tienen que pedir perdón


Pensamos que no es posible perdonar hasta que nos pidan perdón. Eso
no es cierto, podemos hacerlo aunque el otro no se disculpe. También
podemos elegir dar el primer paso (Mateo 5:23-26).
Escogemos liberarnos del enojo y de la amargura por nuestro bien y
en obediencia a Dios. La verdad es que sería terrible si el perdón
dependiera del arrepentimiento de la otra persona: hay personas que
mueren sin disculparse ni reconocer sus errores.

Dios nos dio el mejor ejemplo. Él tomó la iniciativa al enviar a Jesús


aun antes de que nosotros pidiéramos perdón por nuestros pecados. Lo
ofendíamos con nuestras acciones y palabras, pero él extendió su mano
llena de perdón y esperó pacientemente por nuestro arrepentimiento. De
la misma forma nosotros podemos decidir perdonar aun antes de que la
otra persona se arrepienta. No podemos controlar lo que hacen los
demás, pero sí nuestras acciones y reacciones. ¡Decidamos seguir el
ejemplo de nuestro Padre!

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida
con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han
sido salvados!
-- Efesios 2:4-5

3. Para perdonar hay que olvidar


Seguro que has oído la frase "perdonar y olvidar". Quiere decir que si
perdonamos de verdad, olvidamos la ofensa. Esto nos hace sentir
culpables porque si somos sinceros, aun después de perdonar,
recordamos lo que pasó. Esto es así porque Dios nos ha dado la
memoria que sirve, por ejemplo, para protegernos de caer de nuevo en
errores pasados o en situaciones peligrosas. Los recuerdos nos ayudan
a saber de qué situaciones huir.

Lo que sí sucede cuando nuestro perdón es genuino es que permitimos


que Dios sane nuestro corazón y que quite todo dolor, rencor o
amargura producto de la ofensa. El deseo de venganza no controla
nuestros pensamientos. Aunque sintamos tristeza por lo que sucedió, no
hay rencor. Hemos entregado la situación a Dios y seguimos adelante
confiando en su justicia, firmes en nuestra fe.

4. Perdonar muestra debilidad


Todo lo contrario: perdonar muestra el carácter de Cristo, que él reina
en nuestros corazones. Mostramos que la otra persona y sus actitudes
no nos controlan. Pedimos a Jesús que nos ayude a ser más como él y
vivimos de acuerdo con su voluntad. Algo que vemos en la Biblia (por
ejemplo, en la oración del Padre nuestro) es que Dios nos manda a
perdonar y a amar a nuestros enemigos si queremos recibir su perdón.
Así que perdonamos por obediencia a Dios en lugar de ceder a nuestras
emociones.

Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto


entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren
unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los
perdonó, perdonen también ustedes.
-- Colosenses 3:12-13

Cuando perdonamos en lugar de buscar venganza mostramos que el


Espíritu de Dios mora en nosotros y que con su poder y su amor
vencemos al odio y al rencor.

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de


dominio propio.
-- 2 Timoteo 1:7

¡Elige perdonar con la ayuda de Dios!

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