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NIVELES DE CONCRECION DIDACTICA SEGUN DESARROLLO HUMANO,


RELIGIOSO Y CRISTIANO DE LOS ESTUDIANTES

La finalidad de este esquema es descubrir los diversos niveles de concreción con


que cada área de la fe puede expresarse en la formación religiosa de los
estudiantes. Por niveles de concreción se entiende aquí a tres situaciones que
hacen plantearse la educación religiosa en el aula desde distintos puntos de vista.
Cada uno de ellos representa a tres grupos o tipos de estudiantes, de acuerdo
con su cosmovisión del hecho religioso y cristiano.

Pero, además, constituye un proceso pedagógico, para todos los estudiantes, en


el sentido de ir presentando el contenido y las actividades de aprendizaje en
orden a tres niveles de comprensión que va de lo antropológico a lo cristiano.
Sabemos que no todos los estudiantes entienden del mismo modo lo que se
aprende en esta asignatura, ni tampoco han logrado un mismo nivel de madurez
religiosa y espiritual acorde a los contenidos que se tratan.

A continuación, se indica el significado de estos tres niveles de concreción:

1) En el primer nivel llamado “indiferencia” (o “antropológico”) están


comprendidos aquellos alumnos que manifiestan un desinterés a priori en la
clase de Religión, o bien, se plantean ante la vida sólo desde un punto de
vista antropológico o inmanentista. Una de las causas de por qué están en
este nivel sería el que han llegado a creer que la religión no tiene ninguna
relación con la vida cotidiana, y que se ha reducido a un mensaje moralista
que no logra responder efectivamente a los problemas cotidianos (los cuales
quedan sin respuesta y sin resolver).

2) El segundo nivel comprende a aquellos estudiantes que sin tener clara una
identidad cristiana y/o católica aún, están en “búsqueda” de respuestas a
preguntas fundamentales o existenciales. Manifiestan cierta apertura a
hablar del tema religioso o sagrado. Podríamos decir que son aquellos que
están en el “umbral de la fe”.

3) Por último, los que están ubicados en el tercer nivel son aquellos que quieren
“profundizar” su fe o su identidad religiosa porque están más conscientes de
pertenecer a una Iglesia y de sentirse cristianos en medio de los demás.

El desafío del profesor es como llevar al alumno de un nivel al otro de forma


pedagógica, sin apurar o quemar las etapas. Lograr que el alumno en cada nivel
llegue a un punto de necesitar una mirada que avance o vaya más allá y que le
posibilite abrirse al siguiente nivel.
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Para cada uno de estos grupos se necesita saber de qué modo cada una de las
cuatro áreas de la fe puede responder a preguntas existenciales, espirituales o
temáticas que están en consonancia con la situación personal, religiosa o
cristiana. Cada grupo tiene diversos temas e inquietudes que solucionar. Es tarea
del docente descubrir esos lenguajes para iniciar un camino de crecimiento que
les permita pasar de lo existencial a lo religioso; y de lo religioso a lo cristiano.
Revisemos de qué modo se puede dar esto:

a) Los del primer grupo están centrados más bien con la contingencia o el diario
vivir y, por lo tanto, de realidades muy básicas a las cuales quieren responder.
Aquí el lenguaje debe evitar ser muy doctrinal. Las temáticas de las cuales
parten son, sobre todo, de su entorno inmediato y responde a intereses
secularizados. El área testimonial, en este grupo, debe partir de verdades
científicas y del acervo cultural. Tales como el misterio de la vida que va más
allá de lo material y de lo cuantificable; la realidad del bien y del mal y su
difícil discernimiento; la ética social; la ética sexual; la pobreza y el hambre;
los descubrimientos científicos; las tecnologías de información y
comunicación; etc. En cuanto al área celebrativa, los temas que se pueden
tocar son la celebración humana en sus diversas facetas: las fiestas, la
diversión, los aniversarios, etc. El área de lo comunitario puede comenzar a
desarrollar temas como la relación con los demás, el interés por ayudar a
otros, la socialización juvenil que se expresa a través de tribus urbanas o de
grupos que giran en trono a un interés mutuo. Y, por último, el área servicial,
que parte de la acción humana que busca un objetivo específico como puede
ser: la defensa ecológica, la preservación de alguna especie, obras de
solidaridad o de trabajos voluntarios, etc.
Todos estos temas pueden ser puntos de partida para aquellos niños y
jóvenes que tienen una actitud desconfiada de lo religioso o de lo cristiano o
que pueden criticar tales opciones como algo impuesto y arbitrario, toda vez
que no han podido, o no han querido, iniciar un proceso de desarrollo religioso
y espiritual.

b) Para los del segundo grupo cada área de la fe toca la sensibilidad religiosa y el
interés por abrirse a conocer este Dios que lo inquieta y le fascina. Con estos
alumnos es posible emplear un lenguaje más religioso, simbólico y analógico
de las realidades sagradas con respecto a las situaciones de vida que le toca
vivenciar. Cada área de la fe tiene el desafío de responderle al estudiante sus
cuestionamientos y darle un sentido trascendente y una mirada religiosa a la
cotidianeidad que le toca vivir. El área testimonial toca temas del hecho
religioso, tales como: lo sagrado, la divinidad, el poder de Dios, la necesidad
de comunicarnos con él, el sentimiento religioso, la acción de Dios en el
mundo, etc. El área celebrativa toca la expresión del agradecimiento a Dios,
los momentos festivos relacionados con el tiempo sagrado, los gestos,
palabras y objetos del culto religioso dado a Dios, etc. El área comunitaria se
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centreará en las manifestaciones sociales de la vivencia religiosa, los grupos


de creyentes y sus formas de relación con la comunidad humana general, la
contribución de la religión a la sociedad, etc. y, por último, el área del servicio
se referirá a temas como la ética y la religión, el comportamiento religioso
ante las necesidades humanas, las convicciones religiosas que animan la
defensa de la vida, del hábitat, los derechos humanos, la superación de los
males de nuestra época, etc.

c) A los que están en el tercer grupo cada área de la fe les debe ayudar a
consolidar su fe y lograr una identidad cristiana. Para estos estudiantes el
profesor puede emplear un lenguaje directo y en coherencia con las
enseñanzas de la Iglesia, mediante la interpretación de la Sagrada Escritura,
los textos del magisterio de la Iglesia y la experiencia de fe que vive la
comunidad cristiana local. Pero sin olvidar que se trata de un contexto de
educación religiosa escolar y no de catequesis. Lo cual implica necesariamente
el dialogo interdisciplinar, el acento cultural y el carácter curricular en una
propuesta evangelizadora que hace consciente el llamado de Jesucristo y la
respuesta en la fe que busca dialogar con la cultura. De este modo, el área
testimonial tratará temas tales como: el significado del misterio pascual en la
propia vida, el modo cómo Dios actúa en el mundo de acuerdo al depósito de
su Revelación que la Iglesia reflexiona con fidelidad, el sentido de la vocación
cristiana a la luz de la llamada de Jesús a ser sus discípulos, la misión que
tienen los cristianos de construir visiblemente el reinado de Dios, etc. En el
área celebrativa tratará de la liturgia eclesial, el sacramento de la Eucaristía
como cumbre y fuente de la acción de la Iglesia, la gracia de Dios que otorgan
los sacramentos, etc. El área comunitaria, tratará los contenidos de la Iglesia,
la acción del Espíritu Santo en la tradición eclesial, el mandamiento del amor
expresado en las comunidades cristianas locales, la fidelidad al magisterio
eclesial representado en el obispo diocesano y el Papa, etc. Por último, el área
de servicio, que se expresa en la vivencia de la caridad cristiana, en la
promoción de la persona humana necesitada viendo a Cristo mismo que sufre
hoy, la acción solidaria que brota de las enseñanzas del Jesús en el evangelio,
especialmente la del buen samaritano, etc.

Además, se agregan en la columna derecha aquellas estrategias y/o recursos que


el profesor puede desarrollar en las clases. Esto quiere indicar que cada una de
las áreas de la fe supone el aprendizaje en una dimensión específica de la
identidad religiosa o cristiana. Esto se logra mediante una rica multiplicidad de
lenguajes que van expresando cada área. Esto nos permite descubrir que no
basta únicamente la enseñanza de conceptos o ideas, sino que también es preciso
desarrollar habilidades y actitudes, emplear actividades, el lenguaje del
testimonio, referentes bíblicos como modelos de creyentes, vivencias afectivas de
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la espiritualidad religiosa o cristiana, etc. Todas estas estrategias y lenguajes


siguen el principio didáctico de pasar de los principios y fundamentos de la
religiosidad a la manifestación concreta en la vida a través de acciones,
habilidades, actitudes y conocimientos.

Como vemos, a través de esta mirada de las áreas de la fe y los diversos grupos
de estudiantes, se pueden crear clases muy significativas y motivadoras para
caminar hacia el logro de una identidad religiosa y cristiana. Esto permite que el
profesor descubra la necesidad de desarrollar competencias para:

 ser muy creativo en sus clases;


 desarrollar una dinámica inclusiva de los grandes temas y situaciones que
viven sus estudiantes, tanto a nivel personal e íntimo como a nivel familiar y
social;
 partir de lenguajes y actividades más acordes con la madurez personal y
religiosa que tienen sus alumnos aquí y ahora;
 hacer más sólido e intelectualmente interesante el mensaje cristiano que
propone un estilo de vida misionero y profético;
 tener un manejo de los contenidos y objetivos propuestos por el Programa de
Religión con un sentido amplio, más cercano a la realidad de los estudiantes;
pero, que apunte al logro de las competencias que los alumnos necesitan
desarrollar para sentirse y manifestarse hombres y mujeres creyentes que no
agotan el sentido de la existencia en la pura inmanencia;
 emplear una diversidad de situaciones de aprendizaje que desarrolle todas las
dimensiones de la persona mediante procedimientos que apunten a lo
espiritual, lo afectivo, lo intelectual y lo vivencial.

El profesor y la profesora de Religión tiene la obligación grave de reconocer las


semillas del Verbo, reconociendo lo bueno que hay en la humanidad y que
contribuye al progreso de los pueblos y de las personas.
Además, tienen que percibir las mociones del Espíritu en sus alumnos. Que
descubran a Cristo y la nueva mirada sobre la humanidad y el universo (es la
óptica con que los apóstoles comienzan a mirar su misión y para lo que han sido
llamados una vez que han descubierto el misterio pascual. Lo cual no es solo un
nivel de sabiduría o de adquisición de conocimientos, sino el encuentro con la
persona de Jesús, como en Emaus)

Daniel Morales F.
Diciembre de 2018

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