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Argumentos de la decisión

2.1. PROBLEMA JURÍDICO QUE REALMENTE RESUELVE LA CORTE (PJR)

¿Vulnera el derecho fundamental al debido proceso la decisión del Tribunal Superior de


Cartagena, consistente en descartar las pretensiones de Fundepúblico relacionadas con el
derrame ocurrido en la bahía de Cartagena, argumentando que la emergencia ha sido
superada en la actualidad?

De este interrogante se derivan, varios problemas jurídicos específicos relacionados con la


salvaguarda del medio ambiente:
1- ¿Existía un deber legal de protección ambiental con anterioridad a la entrada en vigencia
de la Carta Política de 1991?
2- ¿Constituye un daño ambiental el vertimiento de Lorsban, ocurrido en la bahía de
Cartagena en 1989, pese a que el mismo sea un producto biodegradable?
3- ¿Puede considerarse un resarcimiento suficiente las obras y acciones emprendidas por
Dow Química de Colombia S.A. con posterioridad al derramamiento de Lorsban?
(no se si es necesario ponerlo)

2.2.  RATIO DECIDENDI (RD)

Al momento de entrar a resolver el problema jurídico, la corte empieza a determinar si se


presentó de manera razonable y suficiente los argumentos que se dirigían a denunciar el
yerro cometido por el tribunal de Cartagena al momento de descartar sus pretensiones.

Para analizar el caso en concreto, la corte enfatiza que no tiene cabida la interpretación que
hizo la compañía Dow Química, en donde limitaba la acción popular a los bienes de
propiedad de los municipios y que pretendía que territorios de la nación, solo fueran
defendidos por autoridades debidamente investidas en el nivel central. Por ello se cita el
código nacional de recursos naturales renovables y de protección al medio ambiente, en
donde se reitera que la preservación y el manejo de los recursos renovables son de utilidad
publica e interés social (art 1).

Se resaltan las múltiples pruebas que evidencian el estado de la infraestructura de la planta


de Dow Quemicas al momento del siniestro, así como las fallas humanas que derivaron en
el vertimiento de Lorsban. Con respecto a este compuesto, por su grado de toxicidad tiene
un impacto para el ecosistema natural, sobre todo si se trata de un ecosistema marino, y se
debe hacer referencia a la ficha técnica del producto, en donde se advertía que los
clorpirifos (ingrediente activo del Lorsban) era altamente tóxico para los peces.

Sobre el derrame producido en la bahía de Cartagena en 1989, la compañía intento


minimizar el suceso con base en una experticia técnica, la cual fue rendida por una bióloga
norteamericana, sin embargo, la imparcialidad de la experta, resultó discutible teniendo en
cuenta que los autores (U.M. Cowgill, RT. Gowland y V. Fernandez) eran miembros
activos y dirigentes de la compañía demandada. Así, el informe relataba que solo fue hasta
11 días después del vertimiento que los integrantes de Dow empezaron a recoger muestras
del sector. Evidenciando, que los anteriores factores le restaban credibilidad a la experticia

Por medio de peritajes e investigaciones, se llego a la conclusión que en consecuencia del


siniestro, se afectaron en total un área de alrededor de 3Km2, durante 17 días, dentro de los
cuales todos los niveles tráficos dentro de esta área fueron gravemente afectados. Es decir,
que tanto la empresa demandada como el Tribunal de Cartagena yerran al afirmar que un
daño como el que resultó por el vertimiento en un cuerpo de agua es un sencillo “incidente”
que solo presentaba un efecto inmediato que estaba representado en la muerte de algunos
peces.

Ya que la infracción ambiental genera una responsabilidad jurídica por la perturbación


realizada, incluso si el medio tiene una facultad de autorecuperacion, el tribunal y la
empresa también yerren al sostener que el daño “simplemente ocurrió pero es cosa del
pasado”, lo cual constituye un incentivo que claramente ampara la agresión ambiental, bajo
la simple excusa que con el tiempo el ecosistema va a restablecer su equilibrio de forma
automática.

Y según lo anterior, el tribunal de Cartagena, comete equivocación al formular una


pretensión a favor del agente contaminante en virtud de la cual, como no se pueden rastrear
las consecuencias con el paso del tiempo, se debe exonerar. Equivocación fundamentada en
que los principios rectores del derecho ambiental van mas allá de la lógica del derecho civil
de daños para dar paso a un concepto amplio de responsabilidad. Por lo tanto se reitera que
el principio de precaución no solo cobija la fase de prevención sino que orienta ciertos
instrumentos de reparación y sanción, en el sentido que no es necesario tener certeza sobre
los daños y el nexo de causalidad para que se ordenen las correspondientes medidas de
protección y posterior restauración.

Teniendo claro esto, posteriormente la sala hace la salvedad de que es necesario la


búsqueda de un restablecimiento y no una indemnización ya que es a favor del bien
colectivo afectado y aquí es donde nuevamente entra a colación el principio de precaución
junto con el principio de quien contamina paga.

En este sentido la jusriprudencia sostiene que cuando se trata de materia ambiental no se


aplican con el mismo rigor los postulados de la responsabilidad civil clasica, esto en razón a
que el medio ambiente esta rodeado de ciertas particularidades. Por ello no hace falta
probar con certeza la relación de causalidad, sino que se realiza una inferencia científica
razonable.

Principios de prevención y precaución

El principio de prevención tiene como objetivo dirigir a los Estados para que se enfoquen
en buscar acciones y medidas regulatorias, administrativas o de otro tipo, que eviten o
minimicen daños ambientales, con la esperanza de que se realicen en una fase temprana, es
decir, antes que el daño se produzca o se agrave.
Fue desarrollado para que este concentrado en áreas particulares como: la polución de
océanos por hidrocarburos, desechos radioactivos, daño a la salud, extinción de flora y
fauna, entre otros.

Para que la practica de este principio sea eficaz se requiere que esté debidamente
armonizado con el principio de precaución. De esta manera la prevención se aplicaría en los
casos en donde es posible determinar que consecuencias tendrá sobre el medio ambiente, de
manera que las autoridades competentes tengan la oportunidad de adoptar medidas antes de
que el riesgo o el daño se produzca.

Por el contrario, el principio de precaución opera cuando no hay una certeza científica
absoluta, y es una herramienta jurídica con gran importancia, debido a que responde a la
incertidumbre científica y técnica que muchas veces hace referencia a las cuestiones
ambientales, esto por la falta de sistemas adecuados de medición o bien puede ser por el
desvanecimiento del daño en el tiempo.

El principio de precaución exige que se genere una postura activa de anticipación, esto en
razón de la previsión de una futura situación medioambiental a efectos de optimizar un
entorno de vida natural, es decir que el principio no solo atiende las consecuencias de los
actos.

La jurisprudencia constitucional y la jurisprudencia administrativa acogieron el principio de


precaución como una disposición fundamental del derecho ambiental, con tal impacto que
supone un cambio en la lógica jurídica clásica, en contraposición con la teoría del daño
cierto y verificable.

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