“El estilo de vida americano”, fundado en la comodidad
y el optimismo, representó para el resto del mundo occidental un modelo de vida a imitar. A partir de 1945, el país fue ingresando en un período de prosperidad que se evidenció en la redistribución financiera y de bienes, además de una elevación en el poder adquisitivo de las clases sociales menos favorecidas. Se produjeron importantes modificaciones en la sociedad y en su distribución territorial. La ciudad o los suburbios se transformaron en un ideal de residencia, intensificando la migración desde las zonas rurales hasta los centros urbanos, que para esta eṕoca alcanzó a más de 5 millones y medio de personas. Entre 1940 y 1950, la población creció de 132. 122.000 a 151.325.000 habitantes, con un índice de natalidad que dublicaba el de la década anterior. Sin duda, este “baby boom” podría darse como consecuencia del fin de la guerra y la reorganización de la vida familiar, pero en los diez años siguientes la población continuó creciendo hasta un 18% más. Era obvio que algo había cambiado en la sociedad, en los años 20’ el ideal de familia era aquella que tenía uno o dos hijos, en los años 50’; eran cuatro hijos. Más allá de que este fenómeno tiene varias causas, no hay duda de que el estado de bienestar y prosperidad influyó en este crecimiento. Entre 1950 y 1970 el producto nacional bruto crecía anualmente un 4%, y esta etapa correspondió a la mayor concentración de empresas de la historia estadounidense, entre ellas figuran: General Electric (con productos que iban desde armamento hasta electrodomésticos), IBM en el mercado de computadoras y Boeing con el desarrollo de programas espaciales. Otro aspecto de cambio, fue la transformación de las preferencias ocupacionales. Las personas delegan trabajos agrícolas y prefieren aquellas labores más calificadas. Los “granjeros” disminuían, mientras los “cuellos blancos” (empresarios e inversionistas) y profesionales aumentaban. En este marco de prosperidad, el consumo alcanzó niveles sin precedentes, estimulado por las mejoras salariales y el desarrollo de la compra a crédito. El consumo se volvió un valor en sí mismo. El período se caracterizó por un aumento en la venta de electrodomésticos, vestimenta y automóviles. En 1947, no más de 10.000 en todo EE.UU poseían un televisor con programación escasa durante el día.; para 1953 el 47% de la población contaba con un aparato televisivo, y en su mayoría con programación todo el día. El esplendor económico de EE.UU y su hegemonía en el mundo hizo que su “forma de vida americana” se extendiera a lo largo y ancho del mundo. La filosofía, el lenguaje, el sistema político, la música, vestimenta, la literatura y el cine; tuvieron etiqueta “made in USA”. El mundo no podía resistirse, y “ser civilizado” era sinónimo de “ser americano”
Historia del Mundo Actual. AA.VV. Santillana (pág 94-95).
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