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Los músculos son tejidos que se contraen para mover partes de su cuerpo. Usted posee distintos
tipos de músculos:
Músculo esquelético
Músculo liso
Músculo cardíaco
Los músculos esqueléticos están unidos a los huesos y se presentan en pares; por ejemplo, los
músculos bíceps flexionan los codos y los músculos tríceps los enderezan. Los músculos
esqueléticos son voluntarios (lo que significa que usted los mueve cuando lo desea).
Los músculos lisos rodean sus arterias, venas e intestinos. Los músculos lisos de sus vasos
sanguíneos se contraen y se relajan para regular el flujo sanguíneo. Los músculos lisos de sus
intestinos se contraen para desplazar los alimentos y las heces a través de su aparato digestivo.
Usted no puede controlar sus músculos lisos. Hacen su trabajo sin que usted lo piense.
Los músculos generan energía a partir de los alimentos y el oxígeno que circulan por el torrente
sanguíneo. Los músculos emplean esta energía para contraerse (acortarse). Cuanto más grandes
son los músculos y mayor es el aporte de sangre, más fuerte se pueden contraer.
Sin una buena irrigación sanguínea, sus músculos no pueden hacer demasiado trabajo.
Ciertos tipos de ejercicio, por ejemplo, levantar pesas, pueden hacer que sus músculos se
agranden y se fortalezcan. Otros tipos de ejercicio, como correr, pueden dar a sus músculos más
resistencia (pueden trabajar durante más tiempo).
1. Músculo cardíaco
El músculo cardíaco, también llamado miocardio, es el músculo que recubre el
corazón y posibilita los movimientos de este órgano, permitiendo el trasporte de
sangre y oxígeno a otros órganos y tejidos del organismo, lo que es vital para
mantener el buen funcionamiento del cuerpo.
Este músculo se clasifica como involuntario, pues su función es desempeñada
independientemente del deseo de la persona. Asimismo, presenta estrías, por lo
que también se denomina estriado cardíaco, y está constituido por células
alargadas y ramificadas que se contraen de forma vigorosa y rítmica.
2. Músculo liso
Este tipo de músculo posee contracción involuntaria y lenta, y puede encontrarse
en la pared de órganos huecos como el sistema digestivo, la vejiga, el útero y los
vasos sanguíneos, por ejemplo. A diferencia del músculo cardíaco, este no
presenta estrías, razón por la que es denominado músculo liso y está regulado por
el sistema nervioso autónomo.
3. Músculo esquelético
El músculo esquelético también es estriado; no obstante, a diferencia de los otros
tipos de músculos, este se puede contraer de forma voluntaria, es decir, para que
exista movimiento. Por ello, es necesario que la persona dé la señal para que
exista la contracción del músculo.
Este tipo de músculo está fijado a los huesos por medio de los tendones,
permitiendo que haya movimiento de los músculos del brazo, piernas y manos, por
ejemplo. Además, mantienen la posición del cuerpo y la postura. Otros como el
músculo extra ocular del ojo y el de la lengua no están conectados con el
esqueleto pero proporcionan movimientos voluntarios específicos.
Un hueso es un tejido vivo que conforma el esqueleto del cuerpo. Existen tres tipos de
tejidos óseos, entre los que se incluyen los siguientes: Tejido compacto. El tejido más
rígido y externo de los huesos.
Los huesos proporcionan sostén a nuestros cuerpos y ayudan a darles forma. Aunque
sean muy ligeros, los huesos son lo bastantes resistentes como para soportar todo
nuestro peso. Los huesos también protegen los órganos de nuestros cuerpos. El cráneo
nos protege el cerebro y conforma la estructura de la cara.
Revisado por: Larissa Hirsch, MD
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¿Qué son los huesos y qué hacen?
Los huesos proporcionan sostén a nuestros cuerpos y ayudan a darles forma. Aunque sean
muy ligeros, los huesos son lo bastantes resistentes como para soportar todo nuestro peso.
Los huesos también protegen los órganos de nuestros cuerpos. El cráneo nos protege
el cerebro y conforma la estructura de la cara. La médula espinal, un canal de intercambio de
mensajes entre el cerebro y el cuerpo, está protegida por la columna vertebral (o espina
dorsal). Las costillas forman la caja torácica, que alberga el corazón y los pulmones en su
interior, y la pelvis ayuda a proteger la vejiga, parte de los intestinos y, en las mujeres,
los órganos reproductores.
Los huesos están compuestos por un armazón proteico de colágeno, junto con un mineral
llamado fosfato cálcico, que confiere resistencia y dureza al armazón. Los huesos
almacenan calcio, un mineral que pueden liberar en el torrente sanguíneo cuando esta
sustancia es necesaria en otras partes del cuerpo. Las cantidades de algunas vitaminas y
minerales que ingerimos, sobre todo la vitamina D y el calcio, afectan directamente a la
cantidad de calcio que almacenamos en nuestros huesos.
1. El hueso compacto (o hueso cortical) es la parte sólida, dura y más externa del
hueso. Tiene el aspecto del marfil y es sumamente resistente. Su interior está lleno de
orificios y canales, atravesados por vasos sanguíneos y nervios.
2. El hueso esponjoso, que, como indica su nombre, se parece a una esponja, y se
encuentra dentro del hueso compacto. Está formado por un entramado en forma de
malla compuesto por pequeños trozos de hueso llamados trabéculas óseas. Aquí es
donde se encuentra la médula ósea.
En este hueso blando, es donde se fabrican la mayoría de las células sanguíneas. La médula
ósea contiene células madre, que fabrican los glóbulos rojos de la sangre y las plaquetas, así
como algunos tipos de glóbulos blancos. Los glóbulos rojos transportan oxígeno a los tejidos
corporales, y las plaquetas contribuyen al proceso de coagulación cuando alguien se hace un
corte u otro tipo de herida. Los glóbulos blancos ayudan al cuerpo a luchar contra las
infecciones.
Los huesos se mantienen unidos a otros huesos a través de unas largas tiras fibrosas
llamadas ligamentos. El cartílago, una sustancia flexible y elástica que contienen las
articulaciones, sujeta los huesos y los protege en los puntos donde varios huesos friccionan
entre sí.
Los huesos de los niños y los de los adolescentes son más pequeños que los de los adultos y
contienen cartílago de crecimiento, también conocido como "placa de crecimiento" o "placa
epifisaria". Estas placas están compuestas por células cartilaginosas que se multiplican,
creciendo en longitud y convirtiéndose, más adelante, en hueso mineralizado y duro. Estas
placas de crecimiento son fáciles de detectar en una radiografía. Puesto que las niñas
maduran antes que los niños, sus placas de crecimiento se transforman en hueso duro a
edades más tempranas.
Incluso cuando estamos sentados y completamente quietos, hay músculos de nuestro cuerpo
que están en constante movimiento. Los músculos ayudan a hacer latir al corazón, a que el
tórax se expanda y se contraiga mientras respiramos y a que los vasos sanguíneos regulen la
tensión arterial y el riego sanguíneo por todo el cuerpo. Cuando sonreímos o hablamos, los
músculos nos ayudan a comunicarnos, y, cuando hacemos ejercicio, nos ayudan a
mantenernos sanos y en forma.
Los movimientos que hacen los músculos están coordinados y controlados por el cerebro y el
sistema nervioso. Los músculos involuntarios están controlados por estructuras que se
encuentran en las profundidades del cerebro y en la parte superior de la médula espinal, lo
que se conoce como "tronco cerebral". Los músculos voluntarios están controlados por las
partes del cerebro conocidas como la corteza cerebral motora y el cerebelo.
Cuando usted decide moverse, la corteza motora envía una señal eléctrica, a través de la
médula espinal y de los nervios periféricos, a los músculos, haciendo que estos se contraigan.
La corteza motora de la parte derecha del cerebro controla los músculos de la parte izquierda
del cuerpo y viceversa.
El cerebelo coordina los movimientos musculares que dirige la corteza motora. Los sensores
de los músculos y de las articulaciones envían mensajes de retroalimentación a través de los
nervios periféricos para indicar al cerebelo y a otras partes del cerebro dónde y cómo se está
moviendo el brazo o la pierna y en qué posición se encuentra. Esta retroalimentación permite
que hagamos movimientos fluidos y coordinados. Si quiere levantar un brazo, el cerebro envía
un mensaje a los músculos del brazo, y este se mueve. Cuando usted corre, participa una
mayor cantidad de mensajes cerebrales, porque hay muchos músculos que deben trabajar al
unísono o de forma encadenada.
Los músculos mueven distintas partes del cuerpo contrayéndose y relajándose. Los músculos
pueden tirar de los huesos, pero no pueden llevarlos de nuevo a su posición inicial. Por eso,
trabajan en pares de flexores y extensores. El flexor se contrae para doblar una extremidad
en una articulación. Luego, una vez completado el movimiento, el flexor se relaja y el extensor
se contrae para extender o estirar el miembro en la misma articulación. Por ejemplo, el bíceps,
un músculo ubicado en la parte superior y anterior del brazo, es un flexor, mientras que el
tríceps, ubicado en la parte superior y posterior del brazo, es un extensor. Cuando doblamos
el brazo a la altura del codo, el bíceps se contrae. Luego el bíceps se relaja y el tríceps se
contrae para enderezar el codo y estirar el brazo.
Las articulaciones son las uniones entre huesos. Hacen que el esqueleto sea flexible; sin
ellas, el movimiento sería imposible.
Las articulaciones permiten que nuestro cuerpo se mueva de muchas maneras. Algunas de
ellas se abren y se cierran como si fueran bisagras (por ejemplo, las rodillas y los codos),
mientras que otras permiten hacer movimientos más complejos. El hombro o la articulación de
la cadera, por ejemplo, nos permite hacer movimientos hacia adelante, hacia atrás, laterales y
de rotación.