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Hoja de Traducción

1. Categoría: Desórdenes abdominales y gastrointestinales


2. Subcategoría: Esófago
3. Número de Pregunta (QID, 6 dígitos): 491710
4. Contenido de Pregunta:
Una mujer de 57 años con antecedentes de cirrosis hepática alcohólica se presenta con quejas de
vomitar sangre roja brillante una vez esta mañana pero no tiene vómitos activos. Los signos vitales
son T 98.7 ° F, FC 113, PA 103/66, FR 22, saturación de oxígeno 97%. El examen revela una mujer
con angustia moderada, ictericia escleral y heces negras en el tacto rectal. La paciente es
conectada a un monitor y se le colocan 2 vías IV de gran calibre. Se inicia transfusión de una unidad
de paquete de glóbulos rojos y se llama al gastroenterólogo. ¿Qué terapia debe iniciarse en este
momento?
5. Respuestas de Opción Múltiple:
A. Colocar una sonda Sengstaken-Blakemore
B. Colocación de una sonda nasogástrica para lavado gástrico
C. Iniciar a goteo un inhibidor de la bomba de protones
D. Iniciar a goteo octreotida y antibióticos
6. Respuesta Correcta: D
7. Explicación:
Esta paciente presenta una hemorragia digestiva alta (HDA) probablemente secundario a várices.
Cuando los pacientes se presentan con HDA, es importante determinar clínicamente el sitio de
sangrado más probable ya que esto guiará el manejo y determinará el pronóstico. En general, el
sangrado por enfermedad por úlcera péptica es mucho más común que el sangrado por várices
esofágicas o gástricas. Sin embargo, en pacientes con cirrosis hepática conocida o estigmas de
cirrosis hepática (ictericia escleral, caput medusae, etc.), las várices son más comunes. El
sangrado de las várices es una presentación común de HDA en pacientes con cirrosis o
insuficiencia hepática. El 60-70% de los pacientes con cirrosis descompensada tendrán várices al
momento del diagnóstico y 30% de estos pacientes experimentarán sangrado variceal durante el
primer año. La hemorragia variceal es potencialmente mortal y una terapia agresiva es necesaria
para reducir la morbilidad y la mortalidad. El tratamiento debería comenzar con una buena
atención de soporte que incluya oxígeno suplementario y 2 vías IV de gran calibre. En pacientes
con hemorragia significativa, es razonable comenzar la transfusión de un concentrado de glóbulos
rojos (CGR) sin un hematocrito. Además, el primer hematocrito puede no reflejar el estado del
paciente, ya que el número de hematocrito tarda horas en calibrarse después del sangrado.
Después de la atención de soporte, la siguiente intervención debe consistir en involucrar a un
gastroenterólogo para realizar la esofagogastroduodenoscopía (EGD). La EGD puede ser tanto
diagnóstica como terapéutica en la HDA. La farmacoterapia en el servicio de urgencias en la
hemorragia variceal incluye octreótida y antibióticos. La octreótida es un análogo de la
somatostatina que provoca la desviación de la sangre de la circulación esplácnica, conllevando
a una disminución del flujo sanguíneo hacia las várices esofágicas. Aunque no se ha demostrado
que el uso de octreótida disminuya la mortalidad, sí reduce la necesidad de transfusión. La
administración de antibióticos profilácticos a pacientes con alto riesgo de sangrado variceal
reduce el riesgo de sangrado recurrente, sobre todo complicaciones infecciosas durante la
hospitalización y puede reducir la mortalidad. Ceftriaxona 1 gr/día o ciprofloxacina 400 mg dos
veces al día se recomiendan para esta indicación, siendo la ceftriaxona la que muestra leve
superioridad.

Históricamente, el lavado con sonda nasogástrica (B) se recomendaba tanto para el diagnóstico como
para la determinación de cuando debería realizarse la endoscopía. Sin embargo, múltiples estudios han
demostrado que el valor predictivo positivo para un lavado positivo indicando un sangrado de alto riesgo
es bajo. El valor predictivo negativo para un lavado negativo que predice la ausencia de una hemorragia
de alto riesgo también es bajo. La tasa de falso negativo de un lavado es probablemente multifactorial e
incluye que el tubo no llega al duodeno y el cese temporal de la hemorragia. En pacientes que vomitan
sangre activamente, un tubo nasogástrico puede ser útil para vaciar el contenido gástrico y prevenir la
aspiración. Los inhibidores de la bomba de protones (C) son útiles para reducir la secreción de ácido
gástrico en el sangrado de úlceras gástricas o duodenales, pero no han mostrado beneficio en el sangrado
variceal. Una sonda Sengstaken-Blakemore (A) es colocada a través de la nariz y pasa hacia el estómago.
La insuflación de los globos esofágico y gástrico provocan taponamiento directo de las várices y pueden
controlar la hemorragia. La colocación de esta sonda está indicada en pacientes con hemorragia masiva
continua e inestabilidad hemodinámica cuando se retrasa el tratamiento definitivo con EGD.

8. :
Pregunta: ¿Cómo debería ser dosificada la octreótida en la hemorragia digestiva alta?

Respuesta: La octreótida debería ser administrada en un bolo de 50 mcg seguido de una infusión de
50mcg/hora.

Translated by: Ivonne Vega Martínez


Date: 20/11/2021

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