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Por Amelia del Sueldo Padilla. Médica Sexóloga. Presidenta de la Sociedad de Sexología y
Educación Sexual de Colegio Médico de Tucumán. Presidenta de AASES (Asociación Argentina
de Sexología y Educación Sexual). Codirectora www.sexualidadyeducacion.com
ÁNGELES Y DEMONIOS
La revista del Plan Fénix año 6 número 45 junio 2015 VOCES.
Editorial “El amor en tiempos del cólera” Abraham Leonardo Gak
Por Amelia del Sueldo Padilla. Médica Sexóloga. Presidenta de la Sociedad de Sexología y
Educación Sexual de Colegio Médico de Tucumán. Presidenta de AASES (Asociación Argentina
de Sexología y Educación Sexual). Codirectora www.sexualidadyeducacion.com
ÁNGELES Y DEMONIOS
La revista del Plan Fénix año 6 número 45 junio 2015 VOCES.
Editorial “El amor en tiempos del cólera” Abraham Leonardo Gak
Por Amelia del Sueldo Padilla. Médica Sexóloga. Presidenta de la Sociedad de Sexología y
Educación Sexual de Colegio Médico de Tucumán. Presidenta de AASES (Asociación Argentina
de Sexología y Educación Sexual). Codirectora www.sexualidadyeducacion.com
ÁNGELES Y DEMONIOS
La revista del Plan Fénix año 6 número 45 junio 2015 VOCES.
Editorial “El amor en tiempos del cólera” Abraham Leonardo Gak
Conocemos que los tiempos de la Justicia no son los mismos tiempos que los
de una mujer en condición de interrupción de embarazo, entonces ¿por qué
judicializamos innecesariamente una práctica? Una situación estrictamente
privada se vuelve pública dejando de ser confidencial.
El mandato de no judicialización implica que con la intervención de un
médico es suficiente para decidir si elcaso se encuadra en las
circunstancias que legalizan la interrupción.
Entonces algo de la esfera de lo privado se vuelve público, y seguimos violando
a esta mujer en sus derechos, ya que la historia clínica y sus datos son sólo de
ella, de la mujer, ¿dónde queda el derecho a la intimidad y al secreto
profesional cuando se produce una divulgación? Sólo la mujer puede decidir
compartir. Entre otras preguntas, ¿por qué nos cuesta tanto respetar la
intimidad en los servicios?, la mujer en posición ginecológica, circulando gente
a su alrededor, observando, interviniendo, opinando, ¿y la privacidad? Bien,
gracias.
En realidad tengo muchas preguntas sin respuestas, porque tampoco sé por
qué estxs profesionales no garantizan una atención rápida e inmediata.
Por qué ocasionar demoras innecesarias, o brindar falsas informaciones o
negarse a llevar adelante un tratamiento cuando no notificaron por escrito que
eran objetores de conciencia.
Es derecho de esa mujer recibir buen trato y que se garantice su atención de
manera adecuada, brindándole una información amplia, completa, que pueda
entender, hablando en términos sencillos, dejando que elija estar acompañada
por quien prefiera, compartiendo la información con quien decida, ofreciendo
asesoramiento y consejería en anticoncepción luego de realizado el
procedimiento de ILE.
Desconocer la libertad y autonomía de las mujeres en las decisiones que
refieren a su cuerpo y su capacidad reproductiva como médicxs nos coloca en
lo más visible del sistema patriarcal.
John Locke en el siglo XVIII reflexionando sobre la esclavitud manifestaba:
“Aunque la tierra y todas las criaturas inferiores pertenecen en común a
todos los hombres, cada hombre tiene (y podemos agregar: cada mujer
tiene) una propiedad que pertenece a su propia persona; y a esa
propiedad nadie tiene derecho excepto él/ella mismx”.
Por Amelia del Sueldo Padilla. Médica Sexóloga. Presidenta de la Sociedad de Sexología y
Educación Sexual de Colegio Médico de Tucumán. Presidenta de AASES (Asociación Argentina
de Sexología y Educación Sexual). Codirectora www.sexualidadyeducacion.com